Tuesday, June 17, 2025

DAB Español, Miércoles 18 de Junio

Día 170, DAB Español, Miércoles 18 de Junio


1 Reyes 19:1-21; Hechos 12:1-23; Salmos 136; Proverbios 17:14-15 (Nueva Versión Internacional (NVI))











1 Reyes 19

Nueva Versión Internacional

Elías huye a Horeb


19 Acab contó a Jezabel todo lo que Elías había hecho y cómo había matado a todos los profetas a filo de espada. 2 Entonces Jezabel envió un mensajero a Elías para decirle: «¡Que los dioses me castiguen sin piedad si mañana a esta hora no te he quitado la vida como tú se la quitaste a ellos!».


3 Elías se asustó[a] y huyó para ponerse a salvo. Cuando llegó a Berseba de Judá, dejó allí a su criado 4 y caminó todo un día por el desierto. Llegó adonde había un arbusto de retama y se sentó a su sombra con ganas de morirse. «¡Estoy harto, Señor! —protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados». 5 Luego se acostó debajo del arbusto y se quedó dormido.


De repente, un ángel lo tocó y le dijo: «Levántate y come». 6 Elías miró a su alrededor y vio a su cabecera un panecillo cocido sobre brasas y un jarro de agua. Comió, bebió y volvió a acostarse.


7 El ángel del Señor regresó y, tocándolo, le dijo: «Levántate y come, porque te espera un largo viaje». 8 Elías se levantó, comió y bebió. Una vez fortalecido por aquella comida, viajó cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, el monte de Dios. 9 Allí pasó la noche en una cueva.

El Señor se aparece a Elías


Más tarde, la palabra del Señor vino a él.


—¿Qué haces aquí, Elías? —le preguntó.


10 Él respondió:


—Me consume mi amor[b] por ti, Señor Dios de los Ejércitos. Los israelitas han rechazado tu pacto, han derribado tus altares y a tus profetas los han matado a filo de espada. Yo soy el único que ha quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!


11 El Señor le ordenó:


—Sal y preséntate ante mí en la montaña, porque estoy a punto de pasar por allí.


Mientras estaba allí, el Señor pasó y vino un viento recio, tan violento que partió las montañas y destrozó las rocas, pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el Señor tampoco estaba en el terremoto. 12 Tras el terremoto vino un fuego, pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Y después del fuego vino un suave murmullo. 13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto y, saliendo, se puso a la entrada de la cueva.


Entonces oyó una voz que le dijo:


—¿Qué haces aquí, Elías?


14 Él respondió:


—Me consume mi amor por ti, Señor Dios de los Ejércitos. Los israelitas han rechazado tu pacto, han derribado tus altares y a tus profetas los han matado a filo de espada. Yo soy el único que ha quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!


15 El Señor le dijo:


—Regresa por el mismo camino y ve al desierto de Damasco. Cuando llegues allá, unge a Jazael como rey de Aram 16 y a Jehú, hijo de Nimsi, como rey de Israel; unge también a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, para que te suceda como profeta. 17 Jehú dará muerte a cualquiera que escape de la espada de Jazael y Eliseo dará muerte a cualquiera que escape de la espada de Jehú. 18 Sin embargo, yo preservaré a siete mil israelitas que no se han arrodillado ante Baal ni lo han besado.

El llamamiento de Eliseo


19 Elías salió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Había doce yuntas de bueyes en fila y él mismo conducía la última. Elías pasó junto a Eliseo y arrojó su manto sobre él. 20 Entonces Eliseo dejó sus bueyes y corrió tras Elías.


—Permítame despedirme de mi padre y de mi madre con un beso —dijo él—, y luego lo seguiré.


—Anda, ve —respondió Elías—. Yo no te lo voy a impedir.[c]


21 Eliseo lo dejó y regresó. Tomó su yunta de bueyes y los sacrificó. Quemó la madera de la yunta, asó la carne, se la dio al pueblo y ellos comieron. Luego partió para seguir a Elías y se puso a su servicio.

Footnotes


19:3 se asustó. Alt. vio.

19:10 amor. Alt. celo; también en v. 14.

19:20 Yo no te lo voy a impedir. Alt. Pero recuerda lo que he hecho por ti.



Hechos 12:1-23

Nueva Versión Internacional

Pedro escapa milagrosamente de la cárcel


12 En ese tiempo el rey Herodes hizo arrestar a algunos de la iglesia con el fin de maltratarlos. 2 A Santiago, hermano de Juan, lo mandó a matar a espada. 3 Al ver que esto agradaba a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Esto sucedió durante la fiesta de los Panes sin levadura. 4 Después de arrestarlo, lo metió en la cárcel y lo puso bajo la vigilancia de cuatro grupos de cuatro soldados cada uno. Tenía la intención de hacerlo comparecer en juicio público después de la Pascua. 5 Pero mientras mantenían a Pedro en la cárcel, la iglesia oraba constante y fervientemente a Dios por él.


6 La misma noche en que Herodes estaba a punto de sacar a Pedro para someterlo a juicio, este dormía entre dos soldados, sujeto con dos cadenas. Unos guardias vigilaban la entrada de la cárcel. 7 De repente apareció un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Despertó a Pedro con unas palmadas en el costado y le dijo: «¡Date prisa, levántate!». Las cadenas cayeron de las manos de Pedro. 8 Dijo además el ángel: «Vístete y cálzate las sandalias». Así lo hizo y el ángel añadió: «Échate la capa encima y sígueme».


9 Pedro salió tras él, pero no sabía si realmente estaba sucediendo lo que el ángel hacía. Le parecía que se trataba de una visión. 10 Pasaron por la primera y la segunda guardia y llegaron al portón de hierro que daba a la ciudad. El portón se abrió por sí solo y salieron. Caminaron unas cuadras y de repente el ángel lo dejó solo.


11 Entonces Pedro volvió en sí y se dijo: «Ahora estoy completamente seguro de que el Señor ha enviado a su ángel para librarme del poder de Herodes y de todo lo que el pueblo judío esperaba».


12 Cuando cayó en cuenta de esto, fue a casa de María, la madre de Juan, también llamado Marcos, donde muchas personas estaban reunidas orando. 13 Llamó a la puerta de la calle y salió a responder una criada llamada Rode. 14 Al reconocer la voz de Pedro, se puso tan contenta que volvió corriendo sin abrir.


—¡Pedro está a la puerta! —exclamó.


15 —¡Estás loca! —le dijeron.


Ella insistía en que así era, pero los otros decían:


—Debe de ser su ángel.


16 Entre tanto, Pedro seguía llamando. Cuando abrieron la puerta y lo vieron, quedaron pasmados. 17 Con la mano Pedro hizo señas de que se callaran y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel.


—Cuéntenles esto a Santiago y a los hermanos —dijo.


Luego salió y se fue a otro lugar.


18 Al amanecer se produjo un gran alboroto entre los soldados respecto al paradero de Pedro. 19 Herodes hizo averiguaciones, pero al no encontrarlo, tomó declaración a los guardias y mandó matarlos. Después viajó de Judea a Cesarea y se quedó allí.

Muerte de Herodes


20 Herodes estaba furioso con los de Tiro y de Sidón, pero ellos se pusieron de acuerdo y se presentaron ante él. Habiéndose ganado el favor de Blasto, hombre de confianza del rey, pidieron paz, porque su región dependía del país del rey para obtener sus provisiones.


21 El día señalado, Herodes, vestido con su ropaje real y sentado en su trono, dirigió un discurso al pueblo. 22 La gente gritaba: «¡Voz de un dios, no de hombre!». 23 Al instante, un ángel del Señor lo hirió porque no le había dado la gloria a Dios, y Herodes murió comido por gusanos.



Salmos 136

Nueva Versión Internacional


136 Den gracias al Señor, porque él es bueno;

su gran amor perdura para siempre.

2

Den gracias al Dios de dioses;

su gran amor perdura para siempre.

3

Den gracias al Señor de los señores;

su gran amor perdura para siempre.


4

Al único que hace grandes maravillas;

su gran amor perdura para siempre.

5

Al que con inteligencia hizo los cielos;

su gran amor perdura para siempre.

6

Al que expandió la tierra sobre las aguas;

su gran amor perdura para siempre.

7

Al que hizo las grandes lumbreras;

su gran amor perdura para siempre.

8

El sol, para gobernar el día;

su gran amor perdura para siempre.

9

La luna y las estrellas, para gobernar la noche;

su gran amor perdura para siempre.


10

Al que hirió a los primogénitos de Egipto;

su gran amor perdura para siempre.

11

Al que sacó de Egipto[a] a Israel;

su gran amor perdura para siempre.

12

Con mano poderosa y con brazo extendido;

su gran amor perdura para siempre.


13

Al que partió en dos el mar Rojo;[b]

su gran amor perdura para siempre.

14

Y por en medio hizo cruzar a Israel;

su gran amor perdura para siempre.

15

Pero hundió en el mar Rojo al faraón y a su ejército;

su gran amor perdura para siempre.


16

Al que guio a su pueblo por el desierto;

su gran amor perdura para siempre.


17

Al que hirió de muerte a grandes reyes;

su gran amor perdura para siempre.

18

Al que a reyes poderosos les quitó la vida;

su gran amor perdura para siempre.

19

A Sijón, el rey amorreo;

su gran amor perdura para siempre.

20

A Og, el rey de Basán;

su gran amor perdura para siempre.

21

Cuyas tierras entregó como herencia;

su gran amor perdura para siempre.

22

Como herencia para su siervo Israel;

su gran amor perdura para siempre.


23

Al que nunca nos olvida, aunque estemos humillados;

su gran amor perdura para siempre.

24

Al que nos libró de nuestros adversarios;

su gran amor perdura para siempre.

25

Al que alimenta a todo ser viviente;

su gran amor perdura para siempre.


26

¡Den gracias al Dios de los cielos!

¡Su gran amor perdura para siempre!

Footnotes


136:11 de Egipto. Lit. de entre ellos.

136:13 mar Rojo. Lit. mar de las Cañas (heb. Yam Suf); también en v. 15.



Proverbios 17:14-15

Nueva Versión Internacional


14

Iniciar una pelea es romper una represa;

vale más retirarse que comenzarla.


15

Absolver al culpable y condenar al inocente

son dos cosas que el Señor aborrece.

Nueva Versión Internacional (NVI)


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Monday, June 16, 2025

DAB Español, Martes 17 de Junio

Día 169, DAB Español, Martes 17 de Junio


1 Reyes 18:1-46; Hechos 11:1-30; Salmos 135; Proverbios 17:12-13 (Nueva Versión Internacional (NVI))











1 Reyes 18

Nueva Versión Internacional

Elías y Abdías


18 Después de un largo tiempo, en el tercer año, la palabra del Señor vino a Elías y le dio este mensaje: «Ve y preséntate ante Acab, que voy a enviar lluvia sobre la tierra». 2 Así que Elías se puso en camino para presentarse ante Acab.


En Samaria había mucha hambre. 3 Por lo tanto, Acab mandó llamar a Abdías, quien administraba su palacio y era temeroso del Señor. 4 Como Jezabel estaba acabando con los profetas del Señor, Abdías había tomado a cien de ellos y los había escondido en dos cuevas, cincuenta en cada una, y les había dado de comer y de beber. 5 Acab instruyó a Abdías: «Recorre todo el país en busca de fuentes y ríos. Tal vez encontremos pasto para mantener vivos los caballos y las mulas, y no perdamos nuestras bestias». 6 Así que se dividieron la tierra que iban a recorrer: Acab se fue en una dirección y Abdías en la otra.


7 Abdías iba por su camino cuando Elías le salió al encuentro. Al reconocerlo, Abdías se postró rostro en tierra y le preguntó:


—Mi señor Elías, ¿de veras es usted?


8 —Sí, soy yo —respondió—. Ve a decirle a tu amo que aquí estoy.


9 —¿Qué mal ha hecho este servidor suyo —preguntó Abdías—, para que me entregue a Acab y él me mate? 10 Tan cierto como que el Señor su Dios vive, no hay nación ni reino adonde mi amo no haya mandado a buscarlo. Y a quienes afirmaban que usted no estaba allí, él los hacía jurar que no lo habían encontrado. 11 ¿Y ahora usted me ordena que vaya a mi amo y le diga que usted está aquí? 12 ¡Qué sé yo a dónde lo va a llevar el Espíritu del Señor cuando nos separemos! Si voy y le digo a Acab que usted está aquí, y luego él no lo encuentra, ¡me matará! Tenga usted en cuenta que yo, su servidor, he sido temeroso del Señor desde mi juventud. 13 ¿No le han contado a mi señor lo que hice cuando Jezabel estaba matando a los profetas del Señor? ¡Pues escondí a cien de los profetas del Señor en dos cuevas, cincuenta en cada una, y les di de comer y de beber! 14 ¡Y ahora usted me ordena que vaya a mi amo y le diga que usted está aquí! ¡De seguro me matará!


15 Elías respondió:


—Tan cierto como que vive el Señor de los Ejércitos, a quien sirvo, te aseguro que hoy me presentaré ante Acab.

Elías en el monte Carmelo


16 Abdías fue a buscar a Acab y le informó de lo sucedido, así que este fue al encuentro de Elías 17 y cuando lo vio, le preguntó:


—¿Eres tú el que le está creando problemas a Israel?


18 —No soy yo quien le está creando problemas a Israel —respondió Elías—. Quienes se los crean son tú y tu familia, porque han abandonado los mandamientos del Señor y se han ido tras los baales. 19 Ahora convoca de todas partes al pueblo de Israel, para que se reúna conmigo en el monte Carmelo con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de la diosa Aserá que se sientan a la mesa de Jezabel.


20 Acab convocó en el monte Carmelo a todos los israelitas y a los profetas. 21 Elías se presentó ante el pueblo y dijo:


—¿Hasta cuándo van a seguir indecisos?[a] Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él.


El pueblo no dijo una sola palabra. 22 Entonces Elías añadió:


—Yo soy el único que ha quedado de los profetas del Señor; en cambio, Baal cuenta con cuatrocientos cincuenta profetas. 23 Tráigannos dos novillos. Que escojan ellos uno, lo descuarticen y pongan los pedazos sobre la leña, pero sin prenderle fuego. Yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña, pero tampoco le prenderé fuego. 24 Entonces invocarán ellos el nombre de su dios y yo invocaré el nombre del Señor. El que responda con fuego, ese es el Dios verdadero.


Y todo el pueblo estuvo de acuerdo.


25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal:


—Ya que ustedes son tantos, escojan uno de los novillos y prepárenlo primero. Invoquen luego el nombre de su dios, pero no prendan fuego.


26 Los profetas de Baal tomaron el novillo que les dieron y lo prepararon e invocaron el nombre de su dios desde la mañana hasta el mediodía.


—¡Baal, respóndenos! —gritaban, mientras daban brincos alrededor del altar que habían hecho.


Pero no se escuchó nada, pues nadie respondió. 27 Al mediodía Elías comenzó a burlarse de ellos:


—¡Griten más fuerte! —decía—. Seguro que es un dios, pero tal vez esté meditando o esté ocupado o de viaje. ¡A lo mejor se ha quedado dormido y hay que despertarlo!


28 Comenzaron entonces a gritar más fuerte y, como era su costumbre, se cortaron con cuchillos y lanzas hasta quedar bañados en sangre. 29 Pasó el mediodía y siguieron en este trance profético hasta la hora del sacrificio vespertino. Pero no se escuchó nada, pues nadie respondió ni prestó atención.


30 Entonces Elías dijo a todo el pueblo:


—¡Acérquense a mí!


Así lo hicieron. Y como estaba en ruinas el altar del Señor, Elías lo reparó. 31 Luego recogió doce piedras, una por cada tribu descendiente de Jacob, a quien el Señor le había puesto por nombre Israel. 32 Con las piedras construyó un altar en honor del Señor, y alrededor cavó una zanja en que cabían dos seahs[b] de semillas. 33 Colocó la leña, descuartizó el novillo, puso los pedazos sobre la leña 34 y dijo:


—Llenen de agua cuatro cántaros y vacíenlos sobre el holocausto y la leña.


Luego dijo:


—Vuelvan a hacerlo.


Y así lo hicieron.


—¡Háganlo una vez más! —les ordenó.


Y por tercera vez vaciaron los cántaros. 35 El agua corría alrededor del altar hasta llenar la zanja.


36 A la hora del sacrificio vespertino, el profeta Elías dio un paso adelante y oró así: «Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que todos sepan hoy que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo y he hecho todo esto en obediencia a tu palabra. 37 ¡Respóndeme, Señor, respóndeme, para que esta gente reconozca que tú, Señor, eres Dios y estás haciendo que su corazón se vuelva a ti!».


38 En ese momento, cayó el fuego del Señor y quemó el holocausto, la leña, las piedras y el suelo, y hasta lamió el agua de la zanja.


39 Cuando vieron esto, todos se postraron y exclamaron: «¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!».


40 Luego Elías ordenó:


—¡Agarren a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno!


Tan pronto como los agarraron, Elías hizo que los bajaran al arroyo Quisón y allí los ejecutó. 41 Entonces Elías dijo a Acab:


—Anda a tu casa, y come y bebe, porque ya se oye el ruido de un torrentoso aguacero.


42 Acab se fue a comer y beber, pero Elías subió a la cumbre del Carmelo, se inclinó hasta el suelo y puso el rostro entre las rodillas.


43 —Ve y mira hacia el mar —ordenó a su criado.


El criado fue, miró y dijo:


—No se ve nada.


Siete veces le ordenó Elías que fuera a ver, 44 y la séptima vez el criado le informó:


—Desde el mar viene subiendo una nube. Es tan pequeña como una mano.


Entonces Elías ordenó:


—Ve y dile a Acab: “Engancha el carro y vete antes de que la lluvia te detenga”.


45 Las nubes fueron oscureciendo el cielo; luego se levantó el viento y se desató una fuerte lluvia. Y Acab se fue en su carro hacia Jezrel. 46 Entonces el poder del Señor vino sobre Elías, quien se ajustó el manto con el cinturón, se echó a correr y llegó a Jezrel antes que Acab.

Footnotes


18:21 seguir indecisos. Lit. estar cojeando con dos muletas.

18:32 Es decir, aprox. 11 kg.



Hechos 11

Nueva Versión Internacional

Pedro explica su comportamiento


11 Los apóstoles y los hermanos de toda Judea se enteraron de que también los no judíos habían recibido la palabra de Dios. 2 Así que cuando Pedro subió a Jerusalén, los creyentes judíos lo criticaron 3 diciendo:


—Entraste en casa de hombres incircuncisos y comiste con ellos.


4 Entonces Pedro comenzó a explicarles paso a paso lo que había sucedido:


5 —Yo estaba orando en la ciudad de Jope y tuve en trance una visión. Vi que del cielo descendía algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, bajaba hasta donde yo estaba. 6 Me fijé en lo que había en ella y vi cuadrúpedos, fieras, reptiles y aves. 7 Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come”. 8 Repliqué: “¡De ninguna manera, Señor! Jamás ha entrado en mi boca nada impuro o inmundo”. 9 Por segunda vez insistió la voz del cielo: “Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro”. 10 Esto sucedió tres veces y luego todo volvió a ser llevado al cielo.


11 »En aquel momento se presentaron en la casa donde yo estaba tres hombres que desde Cesarea habían sido enviados a verme. 12 El Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. También fueron conmigo estos seis hermanos y entramos en la casa de aquel hombre. 13 Él nos contó cómo en su casa había aparecido un ángel que le dijo: “Manda a alguien a Jope para hacer venir a Simón, también llamado Pedro. 14 Él te traerá un mensaje mediante el cual serán salvos tú y toda tu familia”.


15 »Cuando comencé a hablarles, el Espíritu Santo descendió sobre ellos tal como al principio descendió sobre nosotros. 16 Entonces recordé lo que había dicho el Señor: “Juan bautizó con[a] agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”. 17 Por tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros al creer en el Señor Jesucristo, ¿quién soy yo para pensar que puedo estorbar a Dios?


18 Al oír esto, se apaciguaron y alabaron a Dios diciendo:


—¡Así que también a los no judíos ha concedido Dios el arrepentimiento para vida!

La iglesia en Antioquía


19 Los que se habían dispersado a causa de la persecución que se desató por el caso de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin anunciar a nadie el mensaje excepto a los judíos. 20 Sin embargo, había entre ellos algunas personas de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, comenzaron a hablarles también a los de habla griega, anunciándoles las buenas noticias acerca del Señor Jesús. 21 El poder del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se convirtió al Señor.


22 La noticia de estos sucesos llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén y mandaron a Bernabé a Antioquía. 23 Cuando él llegó y vio las evidencias de la gracia de Dios, se alegró y animó a todos a hacerse el firme propósito de permanecer fieles al Señor, 24 pues era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Un gran número de personas aceptó al Señor.


25 Después partió Bernabé para Tarso en busca de Saulo 26 y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Durante todo un año se reunieron los dos con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó «cristianos» por primera vez.


27 Por aquel tiempo unos profetas bajaron de Jerusalén a Antioquía. 28 Uno de ellos, llamado Ágabo, se puso de pie y predijo por medio del Espíritu que iba a haber una gran hambre en todo el mundo, lo cual sucedió durante el reinado de Claudio. 29 Entonces decidieron que cada uno de los discípulos, según los recursos de cada cual, enviaría ayuda a los creyentes que vivían en Judea. 30 Así lo hicieron, mandando su ofrenda a los líderes religiosos por medio de Bernabé y de Saulo.

Footnotes


11:16 con. Alt. en.



Salmos 135

Nueva Versión Internacional


135 ¡Aleluya!


¡Alaben el nombre del Señor!

¡Siervos del Señor, alábenlo,

2

ustedes, que permanecen en la casa del Señor,

en los atrios de la casa del Dios nuestro!


3

Alaben al Señor, porque el Señor es bueno;

canten salmos a su nombre, porque eso es agradable.

4

El Señor escogió a Jacob como suyo,

a Israel como su propiedad exclusiva.


5

Yo sé que el Señor, nuestro Soberano,

es más grande que todos los dioses.

6

El Señor hace todo lo que quiere

en los cielos y en la tierra,

en los mares y en todos sus abismos.

7

Levanta las nubes desde los confines de la tierra;

envía relámpagos con la lluvia

y saca de sus depósitos a los vientos.


8

A los primogénitos de Egipto hirió de muerte,

tanto a hombres como a animales.

9

En medio de ti, Egipto,

Dios envió señales y maravillas

contra el faraón y todos sus siervos.

10

A muchas naciones las hirió de muerte;

a reyes poderosos les quitó la vida:

11

a Sijón, el rey amorreo;

a Og, el rey de Basán,

y a todos los reyes de Canaán.

12

Entregó sus tierras como herencia,

como herencia para su pueblo Israel.


13

Tu nombre, Señor, es eterno;

serás recordado por todas las generaciones.

14

Ciertamente el Señor juzgará a su pueblo

y de sus siervos tendrá compasión.


15

Los ídolos de las naciones son de plata y oro,

producto de manos humanas.

16

Tienen boca, pero no pueden hablar;

ojos, pero no pueden ver;

17

tienen oídos, pero no pueden oír;

¡ni siquiera hay aliento en su boca!

18

Semejantes a ellos son sus hacedores

y todos los que confían en ellos.


19

Pueblo de Israel, bendice al Señor;

familia de Aarón, bendice al Señor;

20

familia de Leví, bendice al Señor;

los que temen al Señor, bendíganlo.

21

Desde Sión sea bendito el Señor,

el que habita en Jerusalén.


¡Aleluya!



Proverbios 17:12-13

Nueva Versión Internacional


12

Más vale toparse con una osa a la que le quitaron los cachorros

que con un necio empecinado en su necedad.


13

El mal nunca se apartará

de la familia de aquel que devuelve mal por bien.

Nueva Versión Internacional (NVI)


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DAB Español, Miércoles 18 de Junio

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