Wednesday, May 29, 2024

DAB Español, Jueves 30 de Mayo

Día 151, DAB Español, Jueves 30 de Mayo


2 Samuel 15:22-16:23; Juan 18:25-19:22; Salmos 119:113-128; Proverbios 16:10-11 (Dios Habla Hoy (DHH))








2 Samuel 15:22-16:23

Dios Habla Hoy


22 —Entonces ven con nosotros —le contestó David.


De esa manera se fue Itai con David, junto con todos sus hombres y la gente que lo acompañaba. 23 Todo el mundo lloraba amargamente. Pasaron todos el arroyo Cedrón; luego pasó el rey, y toda la gente siguió delante de él por el camino del desierto. 24 También iba Sadoc con todos los levitas que llevaban el arca de la alianza de Dios, el cual dejaron junto a Abiatar hasta que toda la gente salió de la ciudad. 25 Pero el rey le dijo a Sadoc:


—Lleva el arca de Dios de vuelta a la ciudad, pues si el Señor me favorece, hará que yo regrese y vea el arca y el lugar donde éste se halla. 26 Pero si me dice que no le agrado, aquí me tiene; que haga conmigo lo que mejor le parezca.


27 Dijo también el rey a Sadoc, el sacerdote:


—Mira, tú y Abiatar regresen tranquilamente a la ciudad con sus dos hijos. Tú con tu hijo Ahimaas, y Abiatar con su hijo Jonatán. 28 Mientras tanto, yo me quedaré en los llanos del desierto, hasta que me lleguen noticias de ustedes.


29 Sadoc y Abiatar llevaron el arca de Dios de vuelta a Jerusalén, y se quedaron allí. 30 David subió la cuesta de los Olivos; iba descalzo y llorando, y con la cabeza cubierta en señal de dolor. Toda la gente que lo acompañaba llevaba también cubierta la cabeza y subía llorando. 31 Y cuando le contaron a David que Ahitófel era uno de los que conspiraban con Absalón, David rogó al Señor que hiciera fracasar los planes de Ahitófel.


32 Al llegar David a la cumbre del monte, donde se rendía culto a Dios, le salió al encuentro Husai, de la tribu de los arquitas, con la ropa rasgada y la cabeza cubierta de tierra. 33 David le dijo:


—Si te vienes conmigo, me serás una carga; 34 pero si vuelves a Jerusalén y le dices a Absalón: “Majestad, este siervo suyo estará a su servicio igual que antes estuvo al servicio de su padre”, me ayudarás a deshacer los planes de Ahitófel, 35 pues allí cuentas con los sacerdotes Sadoc y Abiatar. Por tanto, comunícales siempre todo lo que escuches en palacio. 36 Sus hijos Ahimaas y Jonatán también están allí, así que háganme saber por medio de ellos todo lo que sepan.


37 Y Husai, el amigo de David, llegó a Jerusalén en el momento en que Absalón hacía su entrada en la ciudad.

David habla con Sibá


16 Apenas había pasado David un poco más allá de la cumbre del monte, cuando Sibá, el criado de Mefi-bóset, salió a su encuentro. Llevaba un par de asnos aparejados y cargados con doscientos panes, cien tortas de uvas pasas, cien frutas del tiempo y un cuero de vino. 2 El rey le preguntó:


—¿Para qué traes esto?


Y Sibá contestó:


—Los asnos son para que monte en ellos la familia real; los panes y la fruta para que coman los soldados, y el vino para que beban los que se cansen en el desierto.


3 —¿Dónde está el nieto de tu amo? —preguntó el rey.


—Se ha quedado en Jerusalén —respondió Sibá—, porque piensa que ahora los israelitas le devolverán el reino que le correspondía a su abuelo.


4 —Pues bien —contestó el rey—, ahora es tuyo todo lo que antes era de Mefi-bóset.


—¡Ojalá cuente yo siempre con el favor de Su Majestad! —respondió Sibá, inclinándose ante el rey.


5 Cuando el rey David llegó a Bahurim, un hombre de la familia de Saúl salió de allí. Era hijo de Guerá, y se llamaba Simí, e iba maldiciendo 6 y tirando piedras contra David y contra todos sus oficiales; y aunque el rey estaba protegido por la gente y por su guardia personal, 7 Simí lo maldecía diciendo:


—¡Largo de aquí, malvado asesino! 8 ¡El Señor te ha castigado por todos los crímenes que cometiste contra la familia de Saúl para reinar en su lugar! ¡Ahora el Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, y aquí estás, víctima de tu propia maldad, pues no eres otra cosa que un asesino!


9 Entonces Abisai, hijo de Seruiá, dijo al rey:


—¿Por qué este perro muerto ha de ofender a Su Majestad? ¡Ahora mismo voy a cortarle la cabeza!


10 Pero el rey respondió:


—Esto no es asunto de ustedes, hijos de Seruiá. Si él me maldice, será porque el Señor se lo ha ordenado. Y en tal caso, ¿quién puede pedirle cuentas de lo que hace?


11 Luego, dirigiéndose a Abisai y a todos sus oficiales, dijo:


—Si hasta mi propio hijo procura quitarme la vida, ¡cuánto más uno de la tribu de Benjamín! ¡Déjenlo que me maldiga, pues el Señor se lo habrá ordenado! 12 Quizá cuando el Señor vea mi aflicción, me envíe bendiciones en lugar de las maldiciones que hoy escucho.


13 Y David y sus hombres siguieron su camino, mientras que Simí se fue por la ladera del monte, paralelo a David, maldiciendo y arrojando piedras y levantando polvo. 14 Cuando el rey y la gente que le acompañaba llegaron al río Jordán, iban muy cansados, y descansaron allí.

Absalón entra en Jerusalén


15 Mientras tanto, Absalón entró en Jerusalén acompañado por todos los israelitas y por Ahitófel. 16 Por su parte, Husai el arquita, amigo de David, fue al encuentro de Absalón, gritando:


—¡Viva el rey, viva el rey!


17 Entonces Absalón le preguntó:


—¿Es ésta tu lealtad hacia tu amigo? ¿Por qué no te fuiste con él?


18 —No puedo —le respondió Husai—, porque yo debo estar y quedarme con quien el Señor y todo el pueblo israelita hayan escogido. 19 Y en segundo lugar, si a alguien debo servir, que sea al hijo de mi amigo. Así que yo serviré a Su Majestad de la misma manera que he servido a su padre.


20 Más tarde Absalón preguntó a Ahitófel:


—¿Qué aconsejan ustedes que hagamos?


21 Y Ahitófel respondió a Absalón:


—Acuéstate con las concubinas de tu padre, las que él dejó para que cuidaran el palacio. Así todos en Israel comprenderán que te has hecho odioso a tu padre, y tendrán más ánimo todos los que están de tu parte.


22 Entonces pusieron para Absalón una tienda de campaña sobre la azotea, y allí se acostó Absalón con las concubinas de su padre, a la vista de todos los israelitas; 23 pues, en aquel tiempo, pedir un consejo a Ahitófel era como consultar la palabra de Dios. Tal era el prestigio de Ahitófel, tanto para David como para Absalón.


Juan 18:25-19:22

Dios Habla Hoy

Pedro niega otra vez a Jesús


25 Entre tanto, Pedro seguía allí, calentándose junto al fuego. Le preguntaron:


—¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre?


Pedro lo negó, diciendo:


—No, no lo soy.


26 Luego le preguntó uno de los criados del sumo sacerdote, pariente del hombre a quien Pedro le había cortado la oreja:


—¿No te vi con él en el huerto?


27 Pedro lo negó otra vez, y en ese mismo instante cantó el gallo.

Jesús ante Pilato


28 Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya comenzaba a amanecer, los judíos no entraron en el palacio, pues de lo contrario faltarían a las leyes sobre la pureza ritual y entonces no podrían comer la cena de Pascua. 29 Por eso Pilato salió a hablarles. Les dijo:


—¿De qué acusan a este hombre?


30 —Si no fuera un criminal —le contestaron—, no te lo habríamos entregado.


31 Pilato les dijo:


—Llévenselo ustedes, y júzguenlo conforme a su propia ley.


Pero las autoridades judías contestaron:


—Los judíos no tenemos el derecho de dar muerte a nadie.


32 Así se cumplió lo que Jesús había dicho sobre la manera en que tendría que morir. 33 Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó:


—¿Eres tú el Rey de los judíos?


34 Jesús le dijo:


—¿Eso lo preguntas tú por tu cuenta, o porque otros te lo han dicho de mí?


35 Le contestó Pilato:


—¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes son los que te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?


36 Jesús le contestó:


—Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, tendría gente a mi servicio que pelearía para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí.


37 Le preguntó entonces Pilato:


—¿Así que tú eres rey?


Jesús le contestó:


—Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan.


38 Pilato le dijo:


—¿Y qué es la verdad?

Jesús es sentenciado a muerte


Después de hacer esta pregunta, Pilato salió otra vez a hablar con los judíos, y les dijo:


—Yo no encuentro ningún delito en este hombre. 39 Pero ustedes tienen la costumbre de que yo les suelte un preso durante la fiesta de la Pascua: ¿quieren que les deje libre al Rey de los judíos?


40 Todos volvieron a gritar:


—¡A ése no! ¡Suelta a Barrabás!


Y Barrabás era un bandido.


19 Pilato tomó entonces a Jesús y mandó azotarlo. 2 Los soldados trenzaron una corona de espinas, la pusieron en la cabeza de Jesús y lo vistieron con una capa de color rojo oscuro. 3 Luego se acercaron a él, diciendo:


—¡Viva el Rey de los judíos!


Y le pegaban en la cara.


4 Pilato volvió a salir, y les dijo:


—Miren, aquí lo traigo, para que se den cuenta de que no encuentro en él ningún delito.


5 Salió, pues, Jesús, con la corona de espinas en la cabeza y vestido con aquella capa de color rojo oscuro. Pilato dijo:


—¡Ahí tienen a este hombre!


6 Cuando lo vieron los jefes de los sacerdotes y los guardianes del templo, comenzaron a gritar:


—¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!


Pilato les dijo:


—Pues llévenselo y crucifíquenlo ustedes, porque yo no encuentro ningún delito en él.


7 Las autoridades judías le contestaron:


—Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios.


8 Al oír esto, Pilato tuvo más miedo todavía. 9 Entró de nuevo en el palacio y le preguntó a Jesús:


—¿De dónde eres tú?


Pero Jesús no le contestó nada. 10 Pilato le dijo:


—¿Es que no me vas a contestar? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, lo mismo que para ponerte en libertad?


11 Entonces Jesús le contestó:


—No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si Dios no te lo hubiera permitido; por eso, el que me entregó a ti es más culpable de pecado que tú.


12 Desde aquel momento, Pilato buscaba la manera de dejar libre a Jesús; pero los judíos le gritaron:


—¡Si lo dejas libre, no eres amigo del emperador! ¡Cualquiera que se hace rey, es enemigo del emperador!


13 Pilato, al oír esto, sacó a Jesús, y luego se sentó en el tribunal, en el lugar que en hebreo se llamaba Gabatá, que quiere decir El Empedrado. 14 Era el día antes de la Pascua, como al mediodía. Pilato dijo a los judíos:


—¡Ahí tienen a su rey!


15 Pero ellos gritaron:


—¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!


Pilato les preguntó:


—¿Acaso voy a crucificar a su rey?


Y los jefes de los sacerdotes le contestaron:


—¡Nosotros no tenemos más rey que el emperador!


16 Entonces Pilato les entregó a Jesús para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron.

Jesús es crucificado


17 Jesús salió llevando su cruz, para ir al llamado «Lugar de la Calavera» (que en hebreo se llama Gólgota). 18 Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, quedando Jesús en el medio. 19 Pilato escribió un letrero que decía: «Jesús de Nazaret, Rey de los judíos», y lo mandó poner sobre la cruz. 20 Muchos judíos leyeron aquel letrero, porque el lugar donde crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito en hebreo, latín y griego. 21 Por eso, los jefes de los sacerdotes judíos dijeron a Pilato:


—No escribas: “Rey de los judíos”, sino escribe: “El que dice ser Rey de los judíos”.


22 Pero Pilato les contestó:


—Lo que he escrito, escrito lo dejo.


Salmos 119:113-128

Dios Habla Hoy


113

Odio a la gente hipócrita,

pero amo tu enseñanza.

114

Tú eres quien me ampara y me protege;

en tu palabra he puesto mi esperanza.

115

¡Aléjense de mí, malvados,

que quiero cumplir los mandatos de mi Dios!

116

Dame fuerzas, conforme a tu promesa, y viviré;

¡no defraudes mi esperanza!

117

Ayúdame, y estaré a salvo;

así cumpliré siempre tus leyes.

118

Tú desprecias a los que se apartan de tus leyes,

porque sus pensamientos no tienen sentido.

119

Los malvados de la tierra son para ti como basura;

por eso yo amo tus mandatos.

120

Mi cuerpo tiembla de temor delante de ti;

¡siento reverencia por tus decretos!


121

Nunca he dejado de hacer lo que es justo;

no me abandones en manos de mis opresores.

122

Hazte responsable de mi bienestar;

que no me maltraten los insolentes.

123

Mis ojos se consumen esperando que me salves,

esperando que me libres, conforme a tu promesa.

124

Trata a este siervo tuyo de acuerdo con tu amor;

¡enséñame tus leyes!

125

Yo soy tu siervo. Dame entendimiento,

pues quiero conocer tus mandatos.

126

Señor, ya es tiempo de que hagas algo,

pues han desobedecido tu enseñanza.

127

Por eso yo amo tus mandamientos

mucho más que el oro fino.

128

Por eso me guío por tus preceptos

y odio toda conducta falsa.


Proverbios 16:10-11

Dios Habla Hoy


10

El rey habla de parte de Dios

y no dicta sentencias injustas.


11

Pesas y medidas caen bajo el juicio del Señor;

todas las pesas han sido creadas por él.

Dios Habla Hoy (DHH)


Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

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