Monday, December 16, 2024

DAB Español, Martes 17 de Diciembre

Día 352, DAB Español, Martes 17 de Diciembre


Nahúm 1:1-3:19; Apocalipsis 8:1-13; Salmos 136; Proverbios 30:7-9 (Nueva Biblia Viva (NBV))








Nahúm 1-3

Nueva Biblia Viva


1 Estas son las visiones que Dios le dio a Nahúm, que vivió en Elcós, acerca de la inminente destrucción de Nínive.

Manifestación del Señor


2 El Señor es celoso con todos los que ama y por eso castiga a los que les causan daño y destruye a sus enemigos con furor. 3 El Señor no se enoja fácilmente, pero cuando está airado, su poder supera todo lo imaginable y no considera inocente al culpable. Él muestra su poder también en la naturaleza, como cuando camina sobre el ciclón y la tormenta, y está tan alto que podemos imaginar que las nubes son el polvo de sus pies. 4 Es capaz de secar el mar cuando lanza su potente voz, así como el río puede quedar como arena seca. Cuando él se manifiesta las praderas de Basán y del monte Carmelo se marchitan y la vegetación del Líbano desaparece. 5 Ante su presencia tiemblan los montes y se derriten las colinas; la tierra tiembla y los pueblos son destruidos.


6 ¿Quién puede permanecer en pie ante la cólera de Dios? Su enojo es como el ardor del fuego, que es capaz de arrasar con todo lo que se ponga a su paso; hasta las montañas tiemblan cuando Dios da rienda suelta a su enojo.

Destrucción de Nínive


7 Pero el Señor es bueno. Cuando llegan la angustia y la desesperación él es el mejor refugio. Protege a todos los que en él ponen su confianza; él conoce bien a los que le son fieles. 8 Pero también arrasa a sus enemigos como torrente que se desborda. ¡Hasta de noche perseguirá a sus enemigos!


9 Gente, ¿qué están pensando, que se atreven a desafiar al Señor? ¡Él los destruirá de un solo golpe! ¡Ustedes no tendrán una segunda oportunidad! 10 El Señor arroja a sus enemigos en el fuego como si fueran espinos; entonces ellos arden como si fueran paja. 11 Nínive, de ti ha salido el malvado consejero que se atreve a imaginar que puede hacerle daño al Señor.

Liberación del opresor


12 Así ha dicho el Señor: «¡Aunque los asirios sean muy fuertes y numerosos, los voy a destruir por completo! Y a ti, Judá, pueblo mío, que te he castigado mucho, ya no te castigaré más. 13 Ahora romperé tus cadenas y te libraré de la esclavitud de este rey asirio». 14 Pero acerca de ti, Nínive, el Señor ha dicho: «He decidido el fin de tu dinastía real; los descendientes de tus reyes no se sentarán jamás sobre tu trono. Y yo destruiré tus dioses y tus templos, y te sepultaré, porque te has aferrado a la maldad».

Anuncio de la victoria sobre Nínive


15 ¡Miren! Mensajeros descienden de las montañas trayendo buenas noticias: «Los invasores han sido derrotados y hemos sido salvados». ¡Judá, celebra un día de acción de gracias y ríndele un homenaje al Señor como prometiste, porque nunca más volverás a ser atacada por Nínive! ¡Ha sido destruida para siempre! ¡Jamás la volveremos a ver!

La destrucción de Nínive


2 ¡Nínive, estás acabada! ¡Ya estás sitiada por los ejércitos enemigos! ¡Haz sonar las alarmas! ¡Refuerza con guerreros tus murallas! ¡Pasa revista a tus defensas, a todas tus fuerzas, y monta una buena vigilancia porque comienza el ataque del enemigo! 2 Aunque ahora la tierra del pueblo de Dios está vacía y quebrantada debido a tus ataques, el Señor le restaurará su honra y su poder.


3 ¡Los escudos de los atacantes rojean con la sangre de tus soldados muertos! ¡El ataque comienza! ¡Miren sus uniformes rojos de tanta sangre que han hecho correr! ¡Vean sus carros de guerra relucientes que avanzan veloces! 4 Sus carros de guerra corren por todas las calles y plazas de tu ciudad provocando gran alboroto y causando pavor a tus ciudadanos. Parece que fueran antorchas de fuego. ¡Parecen relámpagos veloces!

Caída y saqueo de Nínive


5 El rey de Nínive llama a sus oficiales y ellos se atropellan entre sí al correr hacia las murallas para fortalecer sus defensas. 6 Pero, ¡es demasiado tarde! ¡Las tropas enemigas han penetrado en la ciudad como si fueran un río impetuoso que todo lo arrasa a su paso! ¡El enemigo conquista la ciudad! ¡En el palacio el pánico ha hecho presa de todo mundo!


7 La reina de Nínive es capturada, y luego es conducida cautiva con todas sus damas que lloran tras ella; gimotean como si fueran palomas asustadas y se golpean el pecho. 8 Nínive es como un viejo estanque roto que no puede retener el agua. Sus soldados huyen y la dejan abandonada. Ella no los puede retener. «¡Deténganse, esperen!», les grita, pero ellos siguen huyendo a toda prisa.


9 ¡Se les roba la plata! ¡Se les roba el oro! Sus tesoros son inmensos, sus riquezas y sus joyas son incontables, pero les están saqueando todo. 10 En poco tiempo la ciudad ha quedado como un matadero vacío. Los corazones laten acelerados de terror; tiemblan las rodillas; la gente se estremece de dolor y todos palidecen de espanto.

La bestia salvaje morirá


11 ¿Dónde está ahora la gran Nínive, que era como un poderoso y temible león entre las naciones, que despedazaba a sus enemigos? ¿Qué fue de ese león que se metía en su guarida con su leona y sus cachorros, y nadie se atrevía a molestarlos?


12 Nínive, como si fueras un león vigoroso aplastabas a tus enemigos y saqueabas sus riquezas para dárselas a tus habitantes, y llenabas sus hogares con esclavos y bienes obtenidos por la violencia y el robo.


13 Pero ahora el Señor Todopoderoso te dice: «Nínive, yo estoy en tu contra. Quemaré tus carros de guerra y haré que tus valientes soldados mueran en la batalla. No permitiré que sigas robando, ni que tus mensajeros vuelvan a llevar amenazas a las naciones».

Descripción del fin de Nínive


3 ¡Qué pesar por Nínive, esa ciudad sanguinaria, llena de mentiras y de robos, que como fiera salvaje siempre andaba tras sus presas! 2 ¡Oigan el chasquido de los látigos y el ruido de los carros de guerra de los enemigos que se lanzan contra ella! 3 ¡La caballería ataca con violencia! ¡Miren cómo brillan las espadas y lanzas del ejército enemigo! ¡Son muchos los muertos! ¡Los cadáveres están por montones! ¡La gente se tropieza con ellos!


4 Todo esto es debido a tus engaños porque, como una prostituta, seducías a las naciones. Eras muy hábil para atrapar a los pueblos valiéndote de tus encantos y de tus hechizos.


5 «No te extrañes ahora que esté en tu contra», dice el Señor Todopoderoso. «Te levantaré las faldas hasta el rostro para que todo mundo pueda ver tu desnudez y así quedes avergonzada en público. Ahora toda la tierra verá tu desnudez y tu vergüenza. 6 Te cubriré de excrementos para completar tu deshonra delante de todos los pueblos de la tierra. 7 Todos los que te vean retrocederán espantados, y dirán: “Nínive ha quedado en la más completa ruina”. Sin embargo, nadie lamentará tu destino».

Destrucción total de Nínive


8 ¿Eres acaso mejor que Tebas, que es una ciudad asentada junto al Nilo, protegida por todos sus costados por el río y por el mar? 9 Cus y toda la tierra de Egipto eran sus aliadas poderosas. De Fut y Libia recibía ayuda siempre que la necesitaba. 10 Sin embargo, Tebas cayó y su pueblo fue llevado cautivo; sus bebés fueron estrellados contra las piedras de las calles. A la gente importante se la repartieron como esclava echando suertes. Todos sus capitanes fueron llevados cautivos.


11 Nínive también se tambaleará como un borracho, y se esconderá llena de miedo ante la llegada del ejército enemigo. 12 Todas tus fortalezas, que creías indestructibles, se parecen a higueras llenas de higos maduros que, si las sacuden, sus higos caen en la boca del que está abajo. 13 Tus soldados estarán débiles e indefensos y serán deshonrados como mujeres por las tropas enemigas. Las puertas de tu territorio se abrirán de par en par ante tu enemigo y serás devorada por el fuego.

Defensa inútil


14 ¡Prepárate para el ataque! Almacena agua. Refuerza tus fortificaciones. Prepara muchos ladrillos para reparar tus murallas. Entra al pozo, pisa el lodo y mételo en los moldes.


15 Pero en medio de tus preparativos te devorará el fuego; con espada se te matará. El enemigo te consumirá como la langosta joven que se come todo lo que halla a su paso. No tienes posibilidad de escapar, aunque te multiplicaras con la rapidez que lo hace la langosta. 16 Mercaderes tan numerosos como las estrellas llenaron la ciudad con muchas riquezas, pero tus enemigos pululan como langostas, y se las llevan. 17 Tus príncipes son como langostas y tus generales como enjambre de insectos, que en el tiempo de frío se asientan sobre los muros, pero todos ellos huirán y desaparecerán, como la langosta cuando el sol sale y calienta la tierra.


18 Rey de Asiria, tus generales yacen muertos en el polvo; tu ejército se encuentra huyendo esparcido por las montañas y no hay quién pueda reunirlo para defender el territorio. 19 No hay cura para tu herida, ¡es demasiado profunda para curarla! Todos los que sepan de tu desgracia aplaudirán de gozo, porque, ¿dónde se podrá encontrar a alguien que no haya sufrido con tu crueldad?


Apocalipsis 8

Nueva Biblia Viva

El séptimo sello y el incensario de oro


8 Cuando el Cordero rompió el séptimo sello, se produjo en el cielo como una media hora de silencio.


2 Entre tanto, los siete ángeles que estaban delante de Dios recibieron siete trompetas. 3 Otro ángel, con un incensario de oro, vino y se paró ante el altar; allí se le entregó una gran cantidad de incienso para que lo mezclara con las oraciones de todo el pueblo de Dios y lo ofreciera sobre el altar de oro que estaba delante del trono. 4 Y el humo del incienso y las oraciones que el ángel derramó en el altar ascendieron a la presencia de Dios. 5 Luego el ángel llenó el incensario del fuego del altar y lo lanzó contra la tierra. Inmediatamente se produjeron truenos, estruendos, relámpagos y un terremoto.

Las trompetas


6 Los siete ángeles de las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. 7 Cuando el primero tocó la trompeta, cayó sobre la tierra una lluvia de granizo y fuego mezclados con sangre; una tercera parte de la tierra ardió y una tercera parte de los árboles quedó carbonizada; no hubo hierba verde en la tierra que no ardiera.


8-9 El segundo ángel tocó la trompeta e inmediatamente algo semejante a una inmensa montaña encendida se precipitó en el mar y destruyó una tercera parte de los barcos; una tercera parte del mar adquirió el color rojo de la sangre y murió una tercera parte de las criaturas que viven en el mar.


10 El tercer ángel tocó la trompeta y una gran estrella envuelta en llamas cayó sobre una tercera parte de los ríos y manantiales. 11 La estrella recibió el nombre de Amargura, porque una tercera parte de las aguas se volvieron amargas y murió mucha gente.


12 Cuando el cuarto ángel tocó la trompeta, una tercera parte del sol, la luna y las estrellas dejó de alumbrar. La luz del día disminuyó su intensidad en una tercera parte, y también una tercera parte de la noche quedó sin luz.


13 Y mientras miraba, un águila cruzó los cielos gritando:


«¡Ay, ay, ay, de los habitantes de la tierra, por lo que acontecerá cuando los otros tres ángeles toquen sus trompetas!».


Salmos 136

Nueva Biblia Viva


136 Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.


2 Den gracias al Dios de dioses; su gran amor perdura para siempre.


3 Den gracias al Señor de señores; su gran amor perdura para siempre.


4 Al único que hace grandes maravillas; su gran amor perdura para siempre.


5 Al que con inteligencia hizo los cielos; su gran amor perdura para siempre.


6 Al que extendió la tierra sobre las aguas; su gran amor perdura para siempre.


7 Al que hizo las luminarias del cielo; su gran amor perdura para siempre.


8 El sol, que gobierna al día; su gran amor perdura para siempre.


9 La luna y las estrellas, que gobiernan la noche; su gran amor perdura para siempre.


10 Al que hirió a los primogénitos de Egipto; su gran amor perdura para siempre.


11 Al que sacó de Egipto a Israel; su gran amor perdura para siempre.


12 Con mano fuerte y brazo poderoso; su gran amor perdura para siempre.


13 Al que partió en dos el Mar Rojo; su gran amor perdura para siempre.


14 Y por en medio hizo cruzar a Israel; su gran amor perdura para siempre.


15 Pero hundió en el Mar Rojo al faraón y a su ejército; su gran amor perdura para siempre.


16 Al que guio a su pueblo por el desierto; su gran amor perdura para siempre.


17 Al que derribó a grandes reyes; su gran amor perdura para siempre.


18 Al que a reyes poderosos les quitó la vida; su gran amor perdura para siempre.


19 A Sijón, rey de los amorreos; su gran amor perdura para siempre.


20 A Og, rey de Basán; su gran amor perdura para siempre.


21 Cuyas tierras entregó como herencia; su gran amor perdura para siempre.


22 Como herencia para su siervo Israel; su gran amor perdura para siempre.


23 Al que nos recuerda, aunque estemos desvalidos; su gran amor perdura para siempre.


24 Al que nos salvó de nuestros enemigos; su gran amor perdura para siempre.


25 Al que alimenta a todo ser viviente; su gran amor perdura para siempre.


26 Den gracias al Dios del cielo; su gran amor perdura para siempre.


Proverbios 30:7-9

Nueva Biblia Viva


7 Oh Señor, dos cosas te pido antes de morir, no me las niegues: 8 Aparta de mí la mentira y la falsedad, no me des ni pobreza ni riquezas, dame sólo el pan de cada día. 9 Porque si tengo mucho, quizá te desconozca y diga: ¿Quién es el Señor? Y si tengo poco, quizá robe y deshonre así tu santo nombre.

Nueva Biblia Viva (NBV)


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