Wednesday, July 31, 2024

DAB Español, Jueves 01 de Agosto

Día 214, DAB Español, Jueves 01 de Agosto


2 Crónicas 30:1-31:21; Romanos 15:1-22; Salmos 25:1-11; Proverbios 20:13-15 (Reina Valera Contemporánea (RVC))








2 Crónicas 30-31

Reina Valera Contemporánea

Ezequías celebra la pascua


30 Después Ezequías envió mensajeros por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraín y a Manasés, para que vinieran a Jerusalén y celebraran la pascua del Señor y Dios de Israel en el templo del Señor. 2 El rey había acordado con sus príncipes y con toda la congregación de Jerusalén el celebrar la pascua en el mes segundo, 3 ya que entonces no la podían celebrar por no haber suficientes sacerdotes santificados, ni tampoco el pueblo se había reunido en Jerusalén. 4 Este acuerdo fue del agrado del rey y de toda la multitud, 5 así que decidieron hacer correr la voz por todo Israel, desde Berseba hasta Dan, para que vinieran a celebrar la pascua del Señor Dios de Israel en Jerusalén, pues hacía mucho tiempo que no la habían celebrado tal y como está escrito. 6 Partieron mensajeros por todo Israel y Judá con cartas personales del rey y de sus príncipes, tal y como el rey lo había mandado, y las cartas decían:


«Israelitas, vuélvanse al Señor, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, y él se volverá al remanente que se libró del poder de los reyes de Asiria. 7 No sean como sus padres ni como sus hermanos, que se rebelaron contra el Señor y Dios de sus padres. Por eso él los entregó al desconsuelo, como pueden verlo. 8 No sean testarudos como sus padres, sino sométanse al Señor y vengan a su santuario, que él ha santificado para siempre. Sirvan al Señor su Dios, y el ardor de su ira se apartará de ustedes. 9 Si ustedes se vuelven al Señor, sus hermanos y sus hijos serán tratados con misericordia por quienes ahora los tienen cautivos, y volverán a esta tierra, porque el Señor su Dios es clemente y misericordioso, y no les volverá la espalda si ustedes se vuelven a él.»


10 Los mensajeros fueron de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón; pero la gente se reía y se burlaba de ellos. 11 Sin embargo, hubo algunos de Aser, de Manasés y de Zabulón que se humillaron y acudieron a Jerusalén. 12 En Judá también estuvo la mano de Dios para hacer que se pusieran de acuerdo y cumplieran el mensaje del rey y de los príncipes, conforme a la palabra del Señor. 13 Y así, en el mes segundo mucha gente se reunió en Jerusalén para celebrar la fiesta solemne de los panes sin levadura. Hubo una vasta reunión 14 que se levantó y quitó los altares que había en Jerusalén, y que además quitó todos los altares de incienso y los echó al torrente de Cedrón. 15 El día catorce del mes segundo se ofreció el sacrificio de la pascua. Los sacerdotes y los levitas, llenos de vergüenza, se santificaron y llevaron los holocaustos al templo del Señor, 16 tomaron sus turnos acostumbrados, conforme a la ley de Moisés, hombre de Dios, mientras los sacerdotes esparcían la sangre que recibían de manos de los levitas. 17 Y es que en la congregación había muchos que no estaban santificados, y por eso los levitas sacrificaban la pascua por todos los que no se habían purificado, para consagrarlos al Señor. 18 Una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y Zabulón, no se había purificado, así que comieron la pascua sin cumplir con lo que está escrito; pero Ezequías oró por ellos, y dijo al Señor:


«Tú, Dios nuestro, que eres bueno, sé propicio a todos los que de corazón se han preparado para buscarte, 19 aunque no estén purificados según los ritos de purificación del santuario. Tú eres el Señor, el Dios de sus padres.»


20 Y el Señor escuchó la oración de Ezequías, y sanó al pueblo. 21 Así, durante siete días, los israelitas que estaban en Jerusalén celebraron con gran gozo la fiesta solemne de los panes sin levadura; y todos los días los levitas y los sacerdotes glorificaban al Señor, mientras cantaban con sonoros instrumentos. 22 Ezequías, por su parte, habló con mucho cariño a todos los levitas hábiles en el servicio del Señor, y durante siete días comieron de lo sacrificado en la fiesta solemne, y ofrecieron sacrificios de paz y dieron gracias al Señor y Dios de sus padres.


23 Todos los allí reunidos acordaron celebrar la fiesta durante siete días más, y con mucha alegría lo hicieron así. 24 El rey Ezequías de Judá había donado a la asamblea mil novillos y siete mil ovejas; también los príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil ovejas, y muchos sacerdotes ya se habían santificado. 25 Y así, toda la congregación de Judá se regocijó, lo mismo que los sacerdotes y levitas, y toda la multitud que había venido de Israel, y también los forasteros que habían llegado de la tierra de Israel y los que habitaban en Judá. 26 Hubo gran regocijo en Jerusalén porque, desde los días de Salomón, el hijo del rey David de Israel, no había habido en Jerusalén una celebración semejante. 27 Después los sacerdotes y levitas se pusieron de pie y bendijeron al pueblo, y su voz fue escuchada, y su oración llegó hasta el cielo, hasta la mansión de Dios.


31 Al terminar la celebración, todos los israelitas que habían asistido salieron por las ciudades de Judá y destruyeron las estatuas y las imágenes de Asera, y derribaron los lugares altos y los altares por todo Judá y Benjamín, y también en Efraín y Manasés, hasta acabar con todo. Después todos los israelitas volvieron a sus ciudades, cada uno a su propia casa.

Ezequías reorganiza a sacerdotes y levitas


2 Ezequías arregló la distribución de turnos de los sacerdotes y de los levitas, cada uno según su oficio. Los sacerdotes y los levitas, para ofrecer el holocausto y las ofrendas de paz, para ministrar, para dar gracias y alabar a Dios dentro de las puertas de los atrios del Señor. 3 El rey contribuyó con sus propios recursos para los holocaustos de la mañana y de la tarde, y para los holocaustos de los días de reposo, nuevas lunas y fiestas solemnes, como está escrito en la ley del Señor. 4 Además, ordenó a los habitantes de Jerusalén que dieran la porción correspondiente a los sacerdotes y levitas, para que ellos se dedicaran a la ley del Señor. 5 Cuando este edicto fue divulgado, los israelitas dieron muchas primicias de grano, vino, aceite y miel, y de todos los frutos de la tierra; y llevaron igualmente abundantes diezmos de todas las cosas. 6 También los israelitas y los habitantes de las ciudades de Judá dieron los diezmos de las vacas y de las ovejas, y presentaron los diezmos de lo santificado y de todo lo que habían prometido al Señor su Dios, y los depositaron en montones. 7 Comenzaron a formar aquellos montones en el mes tercero, y terminaron en el mes séptimo. 8 Cuando Ezequías y los príncipes vinieron y vieron los montones, bendijeron al Señor y a su pueblo Israel. 9 Ezequías preguntó a los sacerdotes y a los levitas acerca de esos montones, 10 y el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoc, le contestó:


«Desde que comenzaron a traer las ofrendas al templo del Señor, hemos comido y nos hemos saciado, y nos ha sobrado mucho, porque el Señor ha bendecido a su pueblo. Esta abundancia de provisiones es lo que ha sobrado.»


11 Entonces Ezequías ordenó que se preparara espacio para ellas en el templo del Señor, y así se hizo; 12 y allí se almacenaron fielmente las primicias y los diezmos y las cosas consagradas, y como principal encargado de todo ello se puso al levita Conanías, y Simey su hermano fue nombrado su ayudante. 13 Por orden del rey Ezequías, y de Azarías, príncipe del templo de Dios, los mayordomos al servicio de Conanías y de su hermano Simey eran Yejiel, Azazías, Najat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Majat y Benaías. 14 El levita Coré hijo de Imna quedó a cargo de la puerta oriental, de las ofrendas voluntarias para Dios, de la distribución de las ofrendas dedicadas al Señor, y de los objetos consagrados. 15 A su servicio estaban Edén, Miniamín, Josué, Semaías, Amarías y Secanías, en las ciudades de los sacerdotes, para dar con fidelidad a sus hermanos, mayores y menores, sus porciones conforme a sus grupos, 16 a los varones mayores de tres años anotados en orden de sus linajes, y a todos los que entraban en el templo del Señor para desempeñar su ministerio, según sus oficios y grupos. 17 También a los que eran contados entre los sacerdotes, según sus casas paternas, y a los levitas mayores de veinte años, conforme a sus oficios y grupos. 18 Eran inscritos con todos sus niños, mujeres, hijos e hijas, es decir, con toda la familia, porque se consagraban con fidelidad a las cosas santas. 19 Del mismo modo, los varones nombrados tenían el encargo de dar sus porciones, por todas las ciudades, a todos los varones de entre los sacerdotes, y a todo el linaje de los levitas, y a los sacerdotes hijos de Aarón que estaban en los ejidos de sus ciudades.


20 Así lo hizo Ezequías en todo Judá, y llevó a cabo lo bueno, lo recto y lo verdadero delante del Señor su Dios. 21 En todo lo que emprendió para el servicio del templo de Dios, buscó a su Dios, y lo hizo de todo corazón y de acuerdo con la ley y los mandamientos, y fue prosperado.

Tuesday, July 30, 2024

DAB Español, Miércoles 31 de Julio

Día 213, DAB Español, Miércoles 31 de Julio


2 Crónicas 29:1-36; Romanos 14:1-23; Salmos 24; Proverbios 20:12 (Reina Valera Contemporánea (RVC))








2 Crónicas 29

Reina Valera Contemporánea

Reinado de Ezequías


29 Ezequías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Abías, y era hija de Zacarías. 2 Y Ezequías hizo lo recto a los ojos del Señor, tal y como lo había hecho David, su padre.

Ezequías restablece el culto del templo


3 En el mes primero del primer año de su reinado, Ezequías abrió las puertas del templo del Señor, y las reparó. 4 Convocó a los sacerdotes y levitas, los reunió en la plaza oriental, 5 y les dijo:


«¡Escúchenme, levitas! Santifíquense ahora, y santifiquen el templo del Señor, el Dios de sus padres. Saquen del santuario toda impureza, 6 porque nuestros padres se han rebelado; han hecho lo malo a los ojos del Señor nuestro Dios, pues lo han abandonado; se han apartado del tabernáculo del Señor, y le han dado la espalda. 7 ¡Hasta llegaron a cerrar las puertas del atrio, y apagaron las lámparas! ¡No quemaron incienso en el santuario, ni ofrecieron holocaustos al Dios de Israel! 8 Por eso la ira del Señor ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a la confusión, a ser objeto de maldición y de burla, como ahora pueden ver. 9 ¡Miren a nuestros padres, muertos a filo de espada! ¡Por eso nuestros hijos y nuestras hijas, y hasta nuestras mujeres, han ido al cautiverio! 10 Pero yo he decidido hacer un pacto con el Señor, el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira. 11 No se engañen, hijos míos, que el Señor los ha escogido para que estén en su presencia y le sirvan, y sean sus ministros y le quemen incienso.»


12 De los hijos de Coat se dispusieron a servir los levitas Majat hijo de Amasay y Joel hijo de Azarías.


De los hijos de Merari: Cis hijo de Abdi y Azarías hijo de Yalelel.


De los hijos de Gersón: Yoaj hijo de Zima y Edén hijo de Yoaj.


13 De los hijos de Elisafán: Simerí y Yeguiel.


De los hijos de Asaf: Zacarías y Matanías.


14 De los hijos de Hemán: Yejiel y Simey.


De los hijos de Jedutún: Semaías y Uziel.


15 Éstos reunieron a sus parientes, se santificaron y entraron para limpiar el templo del Señor, conforme a las órdenes del rey y las palabras del Señor. 16 Los sacerdotes que entraron a limpiar el templo del Señor sacaron todas las impurezas que hallaron allí dentro, y las arrojaron al atrio del templo del Señor; de allí, los levitas las arrojaron al torrente de Cedrón. 17 Comenzaron a santificarse el día primero del mes primero, a los ocho días del mismo mes fueron al pórtico del Señor, y ocho días después habían santificado el templo del Señor. El día dieciséis del mes primero habían terminado. 18 Entonces se presentaron ante el rey Ezequías y le dijeron:


«Ya hemos limpiado todo el templo del Señor, el altar del holocausto, y todos sus utensilios, y también la mesa de la proposición con todos sus utensilios. 19 Hemos preparado y santificado igualmente todos los utensilios que, en su infidelidad, había desechado el rey Ajaz durante su reinado, y aquí están ya, ante el altar del Señor.»


20 Entonces el rey Ezequías se levantó por la mañana y reunió a los principales de la ciudad, y subió al templo del Señor. 21 Allí Ezequías ordenó a los sacerdotes descendientes de Aarón que ofrecieran sobre el altar del Señor siete novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos, para la expiación del reino, del santuario y de Judá. 22 Los novillos fueron sacrificados, y los sacerdotes recogieron la sangre y la esparcieron sobre el altar; luego mataron los carneros y esparcieron la sangre sobre el altar, y lo mismo hicieron con los corderos. 23 Después acercaron al rey y a la multitud los machos cabríos para la expiación, y pusieron sobre ellos sus manos. 24 Los sacerdotes los mataron, y con la sangre de ellos hicieron la ofrenda de expiación sobre el altar para reconciliar a todo Israel, pues por todo Israel mandó el rey que se hicieran el holocausto y la expiación.


25 Ezequías también puso en el templo del Señor levitas con címbalos, salterios y arpas, en obediencia al mandamiento de David, de Gad, vidente del rey, y del profeta Natán, porque ese mandamiento procedía del Señor por medio de sus profetas. 26 Los levitas tenían los instrumentos de David, y los sacerdotes, las trompetas. 27 Entonces Ezequías ordenó ofrecer el holocausto en el altar; y cuando dio comienzo el holocausto, dio también comienzo el cántico del Señor, con las trompetas y los instrumentos del rey David de Israel. 28 Toda la multitud adoraba, los cantores cantaban, y los trompeteros hacían sonar las trompetas. Todo esto duró hasta que el holocausto se consumió. 29 Y cuando terminaron de ofrecer el holocausto, el rey se inclinó y adoró, y lo mismo hicieron todos los que estaban con él. 30 Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabaran al Señor con las palabras de David y del vidente Asaf, y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron.


31 Entonces Ezequías dijo:


«Ahora ustedes se han consagrado al Señor. Acérquense, pues, y presenten sacrificios y alabanzas en el templo del Señor.»


La multitud presentó sacrificios y alabanzas, y todos los de corazón generoso ofrecieron holocaustos. 32 El número total de los holocaustos que ofreció la congregación fue de setenta bueyes, cien carneros y doscientos corderos, todo para el holocausto del Señor. 33 Las ofrendas fueron seiscientos bueyes y tres mil ovejas. 34 Pero los sacerdotes eran pocos, y no alcanzaban a desollar los holocaustos, así que sus parientes levitas los ayudaron hasta terminar la obra y hasta que los demás sacerdotes se santificaron. Y es que el corazón de los levitas fue más recto para santificarse que el de los sacerdotes. 35 Y así, hubo abundancia de holocaustos, con la grasa de las ofrendas de paz y las libaciones para cada holocausto, y el servicio del templo del Señor quedó restablecido. 36 Y Ezequías se regocijó con todo el pueblo de que Dios hubiera preparado el pueblo, porque todo fue hecho con rapidez.


Romanos 14

Reina Valera Contemporánea

Los débiles en la fe


14 Reciban al que es débil en la fe, pero no para entrar en discusiones. 2 Algunos creen que está permitido comer de todo, pero hay otros, que son débiles y que sólo comen legumbres. 3 El que come de todo, no debe menospreciar al que no come ciertas cosas, y el que no come de todo, no debe juzgar al que come, porque Dios lo ha aceptado. 4 ¿Quién eres tú, para juzgar al criado ajeno? Si éste se mantiene firme o cae, es un asunto de su propio amo. Pero se mantendrá firme, porque el Señor es poderoso para mantenerlo así.


5 Algunos creen que ciertos días son más importantes que otros. Otros consideran que todos los días son iguales. Cada uno está plenamente convencido de su propio pensamiento. 6 El que da importancia a ciertos días, lo hace para el Señor; y el que no les da importancia, también lo hace para el Señor. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que deja de comer, lo hace para el Señor, y también da gracias a Dios. 7 Y es que nadie vive para sí, ni nadie muere para sí, 8 pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor. 9 Porque para esto mismo Cristo murió y resucitó: para ser Señor de los vivos y de los muertos.


10 Así que tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? ¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo! 11 Escrito está:


«Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,

Y toda lengua confesará a Dios.»


12 Así que cada uno de nosotros tendrá que rendir cuentas a Dios de sí mismo.


13 Por tanto, no sigamos juzgándonos unos a otros. Más bien, propongámonos no poner tropiezo al hermano, ni hacerlo caer. 14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es impuro en sí mismo; pero si alguien piensa que algo es impuro, lo es para él. 15 Pero si tu hermano se siente agraviado por causa de lo que comes, entonces tu conducta ya no refleja el amor. No hagas que por causa de tu comida se pierda aquel por quien Cristo murió. 16 No permitan que se hable mal del bien que ustedes hacen, 17 porque el reino de Dios no es cuestión de comida ni de bebida, sino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 18 El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. 19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. 20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas son limpias; lo malo es hacer tropezar a otros por lo que comemos. 21 Lo mejor es no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada que haga que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. 22 ¿Tú tienes fe? Tenla para contigo delante de Dios. Dichoso aquel, a quien su conciencia no lo acusa por lo que hace. 23 Pero el que duda acerca de lo que come, ya se ha condenado, porque no lo hace por convicción; y todo lo que no se hace por convicción es pecado.

Monday, July 29, 2024

DAB Español, Martes 30 de Julio

Día 212, DAB Español, Martes 30 de Julio


2 Crónicas 26:1-28:27; Romanos 13:1-14; Salmos 23; Proverbios 20:11 (Reina Valera Contemporánea (RVC))








2 Crónicas 26-28

Reina Valera Contemporánea

Reinado de Uzías


26 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías y lo proclamó rey en lugar de Amasías, su padre. Uzías tenía entonces dieciséis años de edad. 2 Después de que el rey Amasías descansó para siempre entre sus antepasados, Uzías reconstruyó Elat y la restituyó a Judá. 3 Tenía Uzías dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jecolías, y era de Jerusalén. 4 Y Uzías hizo lo recto a los ojos del Señor, tal y como lo había hecho Amasías, su padre. 5 Mientras vivió Zacarías, que era un hombre entendido en visiones de Dios, Uzías no dejó de buscar a Dios; y mientras lo buscó, el Señor le dio prosperidad.


6 Uzías salió a combatir contra los filisteos, y derribó la muralla de Gat, la muralla de Jabnia y la muralla de Asdod; además, reconstruyó ciudades en Asdod y en la tierra de los filisteos. 7 Dios le dio su apoyo contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gurbaal, y contra los meunitas, 8 y los amonitas le pagaban tributo a Uzías. Su fama se extendió hasta la frontera de Egipto, pues se hizo muy poderoso. 9 Edificó torres en Jerusalén junto a la puerta del ángulo, junto a la puerta del valle y junto a las esquinas, y las fortificó. 10 Edificó también torres en el desierto, y como tenía muchos ganados en la llanura y en los valles, y viñas y campos de cultivo en los montes y en los llanos fértiles, abrió muchas cisternas, pues era dado a la agricultura.


11 Uzías tuvo también un ejército aguerrido, y su gente salía a la guerra en divisiones, de acuerdo con la lista que habían preparado el escriba Yeguiel, el gobernador Maseías y uno de los funcionarios del rey, llamado Jananías. 12 El número total de los jefes de familia, valientes y esforzados, era de dos mil seiscientos. 13 Al mando de éstos estaba el ejército, compuesto de trescientos siete mil quinientos guerreros fuertes y valientes, que apoyaban al rey contra sus enemigos. 14 Además, Uzías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, yelmos, coseletes, arcos, y hondas para tirar piedras. 15 Construyó en Jerusalén máquinas inventadas por ingenieros, que arrojaban flechas y piedras enormes, y las instaló en las torres y en los baluartes. Y su fama se extendió muy lejos, porque fue ayudado en gran manera, hasta llegar a ser muy poderoso.


16 Pero cuando se hizo fuerte, su corazón se enalteció, y eso fue su ruina, porque se rebeló contra el Señor su Dios y hasta entró en el templo del Señor para quemar incienso en el altar del incienso. 17 Pero el sacerdote Azarías entró tras él, acompañado de ochenta valientes sacerdotes del Señor, 18 y se opusieron al rey Uzías. Le dijeron:


«Uzías, el quemar incienso al Señor no te corresponde a ti, sino sólo a los sacerdotes descendientes de Aarón, que han sido consagrados para quemarlo. Sal ahora del santuario, porque has pecado, y delante del Señor Dios eso no te es nada honroso.»


19 Uzías, que tenía en la mano un incensario, se llenó de ira; y fue tanta su ira contra los sacerdotes que, allí en el templo del Señor, delante de los sacerdotes y junto al altar del incienso, le brotó lepra en la frente. 20 Al ver el sumo sacerdote Azarías, y todos los sacerdotes, que Uzías tenía lepra en la frente, rápidamente hicieron que abandonara el lugar; y como el Señor lo había herido, hasta él mismo se dio prisa en salir. 21 Y así, el rey Uzías fue excluido del templo del Señor y se quedó leproso hasta el día de su muerte. Vivió como leproso en una casa apartada, y su hijo Yotán quedó a cargo del palacio real y del gobierno del pueblo.


22 Los demás hechos de Uzías, primeros y últimos, los escribió el profeta Isaías hijo de Amoz. 23 Finalmente, Uzías descansó entre sus antepasados, y lo sepultaron en el campo de los sepulcros reales porque dijeron: «Es un leproso.» Y en su lugar reinó Yotán, su hijo.

Reinado de Yotán


27 Yotán tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén dieciséis años. Su madre se llamaba Jerusa, y era hija de Sadoc. 2 Y Yotán hizo lo recto a los ojos del Señor, tal y como lo había hecho Uzías, su padre, sólo que no irrumpió en el santuario del Señor. Pero el pueblo seguía corrompiéndose.


3 Yotán edificó la puerta principal del templo del Señor, y realizó muchas obras sobre la muralla de la fortaleza. 4 Además, levantó ciudades en las montañas de Judá, y en los bosques construyó fortalezas y torres. 5 También estuvo en guerra contra el rey de los amonitas, y los venció; y ese año los amonitas le dieron tres mil trescientos kilos de plata, dos millones doscientos mil litros de trigo y dos millones doscientos mil litros de cebada. Esto mismo entregaron durante el segundo año y el tercero. 6 Fue así como Yotán se hizo fuerte, pues preparó sus caminos delante del Señor su Dios. 7 Los demás hechos de Yotán, y todas sus guerras, y sus caminos, se hallan escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. 8 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén dieciséis años. 9 Finalmente, Yotán descansó entre sus antepasados, y lo sepultaron en la ciudad de David. En su lugar reinó Ajaz, su hijo.

Reinado de Ajaz


28 Ajaz tenía veinte años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén dieciséis años; pero, a diferencia de su antepasado David, no hizo lo recto a los ojos del Señor, 2 sino que siguió el mal ejemplo de los reyes de Israel y, además, hizo imágenes fundidas en honor de los baales, 3 quemó incienso en el valle de Ben Jinón, y hasta ofreció a sus hijos en holocausto, siguiendo las repugnantes prácticas de las naciones que el Señor había arrojado de la presencia de los israelitas. 4 Así mismo, ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso. 5 Por eso el Señor su Dios lo dejó caer en manos del rey de Siria, y los sirios lo derrotaron y lo llevaron a Damasco, junto con un gran número de prisioneros.


Ajaz también cayó en manos del rey de Israel, el cual lo derrotó y le causó gran mortandad. 6 Por haberse apartado del Señor, el Dios de sus padres, en un solo día Pecaj hijo de Remalías mató en Judá a ciento veinte mil valientes. 7 De igual manera Zicri, que era un efraimita muy aguerrido, dio muerte a Maseías, que era hijo del rey; a Azricán, que era su mayordomo; y a Elcana, segundo en poder después del rey. 8 Los israelitas también tomaron cautivos a doscientos mil de sus parientes, además de mujeres, niños y niñas, y de arrebatarles un gran botín de guerra que se llevaron a Samaria.


9 Había en Samaria un profeta del Señor. Se llamaba Obed. Y cuando el ejército iba entrando en Samaria, Obed salió y se enfrentó a ellos, y les dijo:


«Tomen en cuenta que el Señor, el Dios de sus padres, ha entregado en manos de ustedes a Judá porque está enojado contra ellos; ¡pero ustedes los han matado con una ira que ha llegado hasta el cielo! 10 Ahora ustedes han decidido esclavizar a los de Judá y Jerusalén, pero ¿acaso ustedes no han pecado contra el Señor su Dios? 11 Así que escúchenme: dejen libres a sus parientes que han hecho cautivos, porque el Señor está enojado contra ustedes.»


12 Entonces Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salún, y Amasa hijo de Jadlay, que eran algunos de los efraimitas más importantes, salieron al encuentro de los que venían de la guerra 13 y les dijeron:


«No traigan aquí a los cautivos, porque pesa sobre nosotros el pecado cometido contra el Señor. Ya es muy grande nuestro delito, y grande también la ardiente ira de Dios contra Israel, y ustedes quieren añadir más a nuestros pecados y nuestras culpas.»


14 Entonces el ejército dejó libres a los cautivos, y depositó el botín ante los príncipes y toda la multitud. 15 Los hombres ya mencionados se dedicaron a atender a los cautivos, y con los despojos vistieron a los que estaban desnudos, y los calzaron, y les dieron de comer y de beber, los limpiaron con aceite; a los más débiles los montaron en asnos y los llevaron hasta Jericó, la ciudad de las palmeras, para acercarlos a sus parientes, y ellos regresaron a Samaria.


16 En aquel tiempo el rey Ajaz pidió la ayuda de los reyes de Asiria, 17 pues también los edomitas habían venido y atacado a los de Judá, y se habían llevado muchos cautivos. 18 También los filisteos se habían extendido por las ciudades de la llanura y del sur de Judá, y habían capturado Bet Semes, Ayalón, Gederot, Soco y sus aldeas, Timna y sus aldeas, y Gimzo y sus aldeas, y se habían quedado a vivir en ellas. 19 Y es que por culpa del rey Ajaz de Israel el Señor había humillado a Judá, pues la conducta de Ajaz en Judá había sido desenfrenada, y Ajaz había pecado gravemente contra el Señor.


20 También el rey Tiglat Piléser de Asiria atacó a Ajaz y lo mantuvo sitiado, sin brindarle ningún apoyo. 21 Y aunque Ajaz saqueó el templo del Señor, y el palacio real y las mansiones de los príncipes, y todo se lo dio al rey de Asiria, éste no lo ayudó. 22 Para colmo, mientras más lo presionó el rey de Asiria, mayor fue el pecado del rey Ajaz contra el Señor, 23 pues Ajaz ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que lo habían derrotado, y dijo:


«Ya que los dioses de Siria ayudan a sus reyes, yo también voy a ofrecerles sacrificios para que me ayuden.»


Pero esos dioses fueron la ruina de Ajaz y la de todo Israel.


24 Además de todo esto, Ajaz recogió los utensilios del templo de Dios, y los hizo pedazos; luego cerró las puertas del templo del Señor y se hizo altares por todos los rincones de Jerusalén. 25 También levantó lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a dioses extraños, con lo que provocó la ira del Señor, el Dios de sus padres.


26 Los demás hechos de Ajaz, y todos sus actos, primeros y últimos, se hallan escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 27 Finalmente, Ajaz descansó entre sus antepasados, y fue sepultado en la ciudad de Jerusalén, aunque no lo pusieron en los sepulcros de los reyes de Israel. En su lugar reinó Ezequías, su hijo.

Sunday, July 28, 2024

DAB Español, Lunes 29 de Julio

Día 211, DAB Español, Lunes 29 de Julio


2 Crónicas 24:1-25:28; Romanos 12:1-21; Salmos 22:19-31; Proverbios 20:8-10 (Reina Valera Contemporánea (RVC))








2 Crónicas 24-25

Reina Valera Contemporánea

Reinado de Joás de Judá


24 Joás tenía siete años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cuarenta años. Su madre se llamaba Sibiá, y era de Berseba. 2 Mientras el sacerdote Joyadá vivía, Joás hizo lo recto a los ojos del Señor. 3 Y Joyadá tuvo dos mujeres, y engendró hijos e hijas.


4 Pasado algún tiempo, Joás decidió restaurar el templo del Señor, 5 así que reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo:


«Vayan por las ciudades de Judá, y recojan dinero de todos los israelitas para que cada año sea reparado el templo de su Dios. Trabajen en esto con mucha diligencia.»


Pero como los levitas no lo hicieron así, 6 el rey llamó al sumo sacerdote Joyadá y le dijo:


«¿Por qué no has puesto empeño en que los levitas recojan de Judá y de Jerusalén la ofrenda que Moisés, el siervo del Señor, impuso a la congregación israelita para el tabernáculo del testimonio?»


7 Y es que la impía Atalía y sus hijos habían destruido el templo de Dios, y además habían dilapidado en los ídolos todos los objetos consagrados del templo del Señor. 8 Por eso el rey mando hacer un cofre, y que lo pusieran a la entrada del templo del Señor. 9 Además, mandó pregonar por todo Judá y Jerusalén que se presentara al Señor la ofrenda que Moisés, el siervo de Dios, había impuesto a Israel en el desierto. 10 Con mucha alegría, todos los jefes y todo el pueblo llegaron con sus ofrendas y las echaron en el cofre, hasta llenarlo. 11 Cuando llegaba el momento de que los levitas llevaran el cofre al secretario del rey, si veían que había mucho dinero, el escriba del rey y alguien nombrado por el sumo sacerdote venían por el arca y, luego de vaciarla, la devolvían a su lugar. Esto lo hacían diariamente, y recogían mucho dinero; 12 entonces el rey y Joyadá se lo daban a los que trabajaban en las reparaciones del templo del Señor.


En la reconstrucción del templo del Señor se empleaban canteros, carpinteros y artífices en hierro y bronce. 13 Estos artesanos realizaban la obra, y con sus propias manos el templo de Dios fue restaurado y devuelto a su antigua condición. 14 Cuando terminaron, devolvieron al rey y a Joyadá el resto del dinero, y con él se hicieron utensilios para el servicio del templo del Señor, tales como morteros, cucharas, y vasos de oro y de plata.


Mientras Joyadá vivía, continuamente se sacrificaban holocaustos en el templo del Señor; 15 pero Joyadá envejeció, y murió siendo ya un anciano de ciento treinta años. 16 Fue sepultado junto con los reyes en la ciudad de David, pues se tomó en cuenta el bien que había hecho por Israel, y para Dios y su templo.


17 A la muerte de Joyadá los jefes de Judá se presentaron ante el rey y le juraron obediencia, y el rey los atendió. 18 Pero descuidaron el templo del Señor, el Dios de sus padres, y rindieron culto a los símbolos de Asera y a las imágenes esculpidas, así que por este pecado la ira de Dios vino sobre Judá y Jerusalén. 19 El Señor les envió profetas para que se volvieran a él, y los profetas los amonestaron, pero ellos no les hicieron caso. 20 Entonces el espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joyadá, y éste, de pie en un lugar donde todo el pueblo pudiera verlo, les dijo:


«Así ha dicho Dios: “¿Por qué quebrantan ustedes los mandamientos del Señor?” Eso les va a costar caro. Por haberse apartado del Señor, él también se apartará de ustedes.»


21 Pero ellos conspiraron contra él, y por órdenes del rey lo apedrearon en el patio del templo del Señor, y lo mataron. 22 Fue así como el rey Joás se olvidó de la bondad con que Joyadá, el padre de Zacarías, lo había tratado, y hasta mató a su hijo. Antes de morir, Zacarías sentenció: «El Señor es testigo, y habrá de pedirles cuentas.»


23 Un año después, el ejército de Siria atacó a Judá y a Jerusalén, y acabó con todos los jefes del pueblo, y todo el botín de guerra lo envió al rey de Damasco. 24 En realidad, el ejército de Siria había venido con muy poca gente, pero el Señor puso en sus manos al poderoso ejército de Joás porque éste se apartó del Señor, el Dios de sus padres. Ésta fue la sentencia del Señor contra Joás.


25 Cuando los sirios se fueron, dejaron a Joás agobiado por sus dolencias. Además, sus siervos conspiraron contra él por causa de la muerte de los hijos del sacerdote Joyadá, y lo mataron en su propia cama. Y Joás fue sepultado en la ciudad de David, aunque no en los sepulcros de los reyes. 26 Los que conspiraron contra él fueron Zabad hijo de Simeat, el amonita, y Jozabad hijo de Simerit, el moabita. 27 En cuanto a los hijos de Joás, y el incremento de tributos que éste estableció, y la restauración del templo del Señor, todo está escrito en la historia del libro de los reyes. En lugar de Joás, subió al trono su hijo Amasías.

Reinado de Amasías


25 Amasías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Yoadán, y era de Jerusalén. 2 Y Amasías hizo lo recto a los ojos del Señor, aunque no de todo corazón, 3 pues tan pronto como fue confirmado en el trono mató a los siervos que habían matado a su padre el rey. 4 Sin embargo, y de acuerdo con lo que está escrito en la ley, en el libro de Moisés, no mató a los hijos de ellos, pues allí el Señor ha ordenado: «No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres. Cada uno morirá por causa de su pecado.»


5 Amasías reunió a los de Judá y puso jefes de millares y de centenas sobre todo Judá y Benjamín, según el orden de sus familias. Además, levantó un censo de todos los hombres mayores de veinte años, y se encontró que había trescientos mil capaces de ir a la guerra y de empuñar lanza y escudo. 6 Además, contrató a cien mil israelitas aguerridos, a los que pagaba un sueldo de tres mil trescientos kilos de plata. 7 Pero vino un hombre de parte de Dios, y le dijo:


«Su Majestad, no conviene que el ejército de Israel lo acompañe, porque el Señor no está con los israelitas ni con ninguno de los efraimitas. 8 Si Su Majestad decide hacerlo así, e insiste en entrar en combate, Dios lo hará caer derrotado delante de sus enemigos, porque Dios tiene el poder de ayudar y de derrotar.»


9 Pero Amasías le dijo al hombre de Dios:


«¿Y qué va a pasar con los tres mil trescientos kilos de plata que le he pagado al ejército israelita?»


Y el hombre de Dios respondió:


«El Señor puede dar a Su Majestad mucho más que eso.»


10 Entonces Amasías apartó a su ejército del ejército efraimita que había venido en su ayuda, y les ordenó que se fueran a sus casas. Ellos se enojaron grandemente contra Judá, y encolerizados volvieron a sus casas. 11 Pero Amasías salió con su ejército y se dirigió al Valle de la Sal, y allí mató a diez mil de los hijos de Seir; 12 los hijos de Judá, por su parte, tomaron vivos a otros diez mil, a los que llevaron a la cumbre de un peñasco, y desde allí los despeñaron, y todos ellos murieron hechos pedazos. 13 Mientras tanto, los del ejército que Amasías había despedido, y que ya no fueron con él a la guerra, invadieron las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet Jorón, y mataron a tres mil de ellos, y los despojaron por completo.


14 Al volver Amasías de haber derrotado a los edomitas, trajo consigo los dioses de los hijos de Seir, los reconoció como dioses, y los adoró y les quemó incienso. 15 Entonces el Señor se encendió en ira contra Amasías, y envió un profeta a que le dijera:


«¿Por qué has ido tras los dioses de otra nación, que no libraron de tus manos a su pueblo?»


16 Mientras el profeta le decía esto, Amasías le respondió:


«¿Acaso te han nombrado consejero del rey? ¡Déjate de tonterías! ¿O acaso quieres que te maten?»


Cuando Amasías terminó de hablar, el profeta le dijo:


«Yo sólo sé que, por haber actuado así, y por no haber hecho caso de mis consejos, Dios ha decidido destruirte.»


17 El rey Amasías de Judá se reunió con sus consejeros y mandó a decir a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel:


«Ven acá, y nos veremos las caras.»


18 El rey Joás de Israel le envió al rey Amasías de Judá la siguiente respuesta:


«Había en el Líbano un cardo, que mandó a decir al cedro del Líbano: “Deja que tu hija se case con mi hijo.” ¡Pero los animales salvajes del Líbano pasaron y pisotearon el cardo! 19 ¿Acaso crees que el haber derrotado a Edom basta para que el corazón se te hinche de orgullo? Es mejor que te quedes en tu casa. ¿Para qué provocar una desgracia, en la que tú y Judá salgan derrotados?»


20 Pero Amasías no le hizo caso. Y es que era la voluntad de Dios entregarlos en manos de sus enemigos, por haberse ido tras los dioses de Edom. 21 Por eso el rey Joás de Israel y el rey Amasías de Judá se enfrentaron cara a cara en la batalla de Bet Semes, en Judá. 22 Allí Judá fue derrotado por Israel, y cada uno salió huyendo a su casa. 23 Allí en Bet Semes el rey Joás de Israel tomó preso al rey Amasías de Judá, hijo de Joás, hijo de Joacaz, y lo llevó a Jerusalén, y derribó la muralla de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta la puerta del ángulo, en un tramo de cuatrocientos codos; 24 se llevó además todo el oro y la plata, y todos los utensilios que se hallaron en el templo de Dios y en casa de Obed Edom, así como los tesoros del palacio del rey; hizo prisioneros a los hijos de los nobles, y después de eso volvió a Samaria.


25 Después de la muerte del rey Joás hijo de Joacaz, de Israel, el rey Amasías hijo de Joás, de Judá, vivió quince años. 26 Los demás hechos de Amasías, primeros y últimos, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 27 A partir de que Amasías se apartó del Señor, se empezó a conspirar contra él en Jerusalén; y aunque él huyó a Laquis, lo fueron persiguiendo hasta Laquis, y allí lo mataron; 28 luego lo llevaron a caballo hasta la ciudad capital de Judá, y allí lo sepultaron con sus antepasados.

Saturday, July 27, 2024

DAB Español, Domingo 28 de Julio

Día 210, DAB Español, Domingo 28 de Julio


2 Crónicas 21:1-23:21; Romanos 11:13-36; Salmos 22:1-18; Proverbios 20:7 (Reina Valera Contemporánea (RVC))








2 Crónicas 21-23

Reina Valera Contemporánea

Reinado de Jorán de Judá


21 Finalmente, Josafat descansó entre sus antepasados, y lo sepultaron en la ciudad de David. En su lugar reinó su hijo Jorán, 2 cuyos hermanos e hijos de Josafat fueron Azarías, Yejiel, Zacarías, Azarías, Micael y Sefatías. Todos ellos eran hijos del rey Josafat de Judá, 3 y recibieron de su padre muchos regalos de oro y plata, objetos preciosos y ciudades fortificadas en Judá, aunque el reino se lo cedió a Jorán, porque éste era el primogénito.


4 Tan pronto como Jorán ascendió al trono de su padre y se afirmó en el poder, mató a filo de espada a todos sus hermanos, y también a algunos de los jefes de Israel. 5 Comenzó a reinar cuando tenía treinta y dos años, y reinó en Jerusalén ocho años. 6 Pero siguió los pasos de los reyes de Israel, a la manera de la casa de Ajab, pues tuvo por mujer a la hija de Ajab y cometió mucha maldad a los ojos del Señor. 7 Pero el Señor no quiso destruir la casa de David, por causa del pacto que había hecho con David y porque le había prometido mantener siempre encendida su lámpara y la de sus hijos.


8 Durante el reinado de Jorán, los edomitas se rebelaron contra el dominio de Judá, y pusieron en el trono su propio rey. 9 Entonces Jorán marchó con sus jefes y con todos sus carros de guerra, y una noche atacó y derrotó a los edomitas que lo habían sitiado, y también a todos los comandantes de sus carros. 10 A pesar de esto, Edom se liberó del dominio de Judá, hasta el día de hoy.


Por ese mismo tiempo, Libna se liberó del dominio de Jorán, porque éste se apartó del Señor, el Dios de sus padres.


11 Además de esto, Jorán construyó lugares altos en los montes de Judá, con lo que hizo que los habitantes de Jerusalén se prostituyeran, lo mismo que los de Judá. 12 Pero le llegó una carta del profeta Elías, la cual decía:


«Así ha dicho el Señor, el Dios de David, tu padre: Puesto que no has seguido el ejemplo de Josafat, tu padre, ni el del rey Asa de Judá, 13 sino que has imitado el mal ejemplo de los reyes de Israel y has hecho que Judá y los habitantes de Jerusalén se prostituyan, como se prostituyó la casa de Ajab, y además has dado muerte a tus hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú, 14 ahora el Señor te enviará una plaga mortal, y con ella herirá de muerte a tu pueblo, y a tus hijos y a tus mujeres, y a todo lo que tienes. 15 A ti te castigará con muchas enfermedades. Tan persistente será tu mal, que hasta los intestinos se te saldrán.»


16 Y así, el Señor suscitó contra Jorán la ira de los filisteos y de los árabes que estaban junto a los etíopes, 17 y todos ellos atacaron a Judá e invadieron su territorio; capturaron a sus hijos y a sus mujeres, y se apoderaron de todos los bienes que hallaron en el palacio real. Lo único que le quedó a Joacaz fue su hijo menor.


18 Después de todo esto, el Señor le mandó una enfermedad incurable en los intestinos. 19 Transcurrió mucho tiempo, y al cabo de dos años la enfermedad hizo que los intestinos se le salieran, por lo que murió de una enfermedad muy penosa. No se prendió ninguna hoguera en su honor, como se había hecho con sus padres. 20 Jorán tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén ocho años. Cuando murió, nadie lo echó de menos. Fue sepultado en la ciudad de David, pero no en los sepulcros reservados para los reyes.

Reinado de Ocozías de Judá


22 Para suceder al rey Jorán de Judá, los habitantes de Jerusalén proclamaron rey a Ocozías, su hijo menor. Ocozías llegó al trono porque una banda de árabes llegó al campamento y mató a todos los hijos mayores de Jorán. 2 Ocozías comenzó a reinar cuando tenía cuarenta y dos años, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, y era hija de Omri. 3 Pero también Ocozías siguió el mal ejemplo de la casa de Ajab, pues su madre lo aconsejaba a que hiciera lo malo. 4 Para su perdición, Ocozías hizo lo malo a los ojos del Señor, a la manera de la casa de Ajab, pues después de la muerte de su padre ellos fueron sus consejeros. 5 Josías se dejó llevar por los consejos de ellos, y en alianza con el rey Jorán de Israel, hijo de Ajab, declaró la guerra al rey Jazael de Siria, pero en Ramot de Galaad los sirios hirieron de muerte a Jorán. 6 Éste volvió entonces a Jezrel para curarse de las heridas que le habían hecho en Ramot durante el combate contra el rey Jazael de Siria, y como Jorán hijo de Ajab se hallaba enfermo en Jezrel, el rey Ocozías de Judá, hijo de Jorán, fue a visitarlo.

Jehú mata a Ocozías


7 Todo esto venía de Dios, para que Ocozías fuera destruido al llegar adonde estaba Jorán, porque en cuanto Ocozías llegó, se unió a Jorán para atacar a Jehú hijo de Nimsi, al cual el Señor había escogido para exterminar a la familia de Ajab. 8 Al dictar Jehú sentencia contra la casa de Ajab, encontró a los jefes de Judá y a los sobrinos de Ocozías, que estaban al servicio de éste, y los mató. 9 Luego buscó a Ocozías, el cual se había escondido en Samaria, y cuando lo hallaron, lo llevaron ante Jehú y lo mataron. Pero le dieron sepultura, porque dijeron: «Era hijo de Josafat, quien de todo corazón buscó al Señor.» Y la casa de Ocozías no tenía el poder suficiente para retener el reino.

Atalía usurpa el trono


10 Al ver Atalía, la madre de Ocozías, que su hijo había sido muerto, se dispuso a exterminar a toda la descendencia real de la casa de Judá. 11 Pero al ver Josabet, la hija del rey, que mataban a los demás hijos del rey, tomó a Joás hijo de Ocozías y lo escondió, y a él y a su nodriza los resguardó en uno de los aposentos. Fue así como Josabet, hija del rey Jorán y mujer del sacerdote Joyadá (pues ella era hermana de Ocozías), escondió a Joás de Atalía, y no lo mataron. 12 Y Joás estuvo seis años en el templo de Dios, escondido con ellos. Mientras tanto, Atalía reinaba en el país.


23 En el séptimo año Joyadá se animó y se alió con los jefes de centenas Azarías hijo de Jeroán, Ismael hijo de Johanán, Azarías hijo de Obed, Maseías hijo de Adaías, y Elisafat hijo de Zicri. 2 Éstos recorrieron el país de Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá, lo mismo que a los jefes de las familias de Israel, y se concentraron en Jerusalén. 3 Allí, en el templo de Dios, toda la multitud hizo un pacto con el rey. Y Joyadá les dijo:


«Aquí tienen al hijo del rey, y él reinará, como el Señor lo ha prometido respecto de los hijos de David. 4 Ahora, hagan esto: una tercera parte de ustedes, los que pueden entrar en el día de reposo, fungirán como porteros con los sacerdotes y los levitas. 5 Otra tercera parte estará en el palacio del rey, y la tercera parte restante estará en la Puerta del Cimiento. Todo el pueblo estará en los patios del templo del Señor. 6 Nadie podrá entrar en el templo del Señor; sólo podrán entrar los sacerdotes y los levitas que ministran, porque están consagrados. Todo el pueblo hará guardia delante del Señor. 7 Los levitas rodearán al rey por todos lados, y cada uno de ellos tendrá sus armas en la mano. Cualquiera que entre en el templo, morirá. Ustedes deben acompañar al rey cuando entre y cuando salga.»


8 Los levitas y todo Judá siguieron al pie de la letra las órdenes del sacerdote Joyadá. Cada jefe tomó a los suyos, tanto a los que entraban en el día de reposo como a los que salían, porque el sacerdote Joyadá no dio a nadie permiso de ausentarse. 9 Además, el sacerdote Joyadá entregó a los jefes de centenas las lanzas, los paveses y los escudos que habían sido del rey David, y que estaban en el templo de Dios, 10 y puso en orden a todo el pueblo. Cada uno de ellos tenía su espada en la mano, desde el rincón derecho del templo hasta el izquierdo, hacia el altar y el templo, y por todas partes alrededor del rey. 11 Entonces sacaron al hijo del rey, le pusieron la corona y el testimonio, y lo proclamaron rey. Joyadá y sus hijos lo ungieron, mientras gritaban: «¡Viva el rey!»


12 Cuando Atalía oyó el estruendo de la gente que corría, y de los que aclamaban al rey, fue al templo del Señor para encontrarse con la gente, 13 y al ver Atalía al rey a la entrada, junto a su columna, y junto al rey a los príncipes y los trompeteros, y que todo la gente se mostraba muy alegre y tocaba bocinas, y que los cantores dirigían la alabanza con instrumentos de música, rasgó sus vestidos y gritó:


«¡Traición! ¡Traición!»


14 Pero el sacerdote Joyadá ordenó que salieran los jefes de centenas del ejército, y les dijo:


«¡Sáquenla de aquí! Y a quien la siga, ¡mátenlo a filo de espada!»


Y es que el sacerdote había ordenado que no la mataran dentro del templo del Señor. 15 Ellos le echaron mano, y tan pronto como ella cruzó el umbral de la puerta de las caballerizas del rey, la mataron.


16 Entonces Joyadá hizo un pacto con todo el pueblo y con el rey, de que ellos serían el pueblo del Señor. 17 Después de esto, todo el pueblo entró en el templo de Baal y lo derribaron, y derribaron también sus altares, hicieron pedazos sus imágenes, y delante de los altares mataron a Matán, sacerdote de Baal. 18 Luego Joyadá ordenó los oficios en el templo del Señor, bajo el control de los sacerdotes y levitas, según David los había distribuido en el templo del Señor, para ofrecer al Señor los holocaustos, con gozo y con cánticos, como está descrito en la ley de Moisés y conforme a las disposiciones de David. 19 Puso también porteros a la entrada del templo del Señor, para que de ninguna manera entrara nadie que estuviera impuro. 20 Después llamó a los jefes de centenas, y a los principales, a los que gobernaban el pueblo y a todo el pueblo de la tierra, para llevar al rey desde el templo del Señor. Cuando llegaron a la mitad de la puerta principal del palacio del rey, sentaron al rey sobre el trono del reino. 21 Y después de que mataron a Atalía a filo de espada, todo el pueblo del país vivió feliz y la ciudad tuvo tranquilidad.

DAB Español, Miércoles 18 de Junio

Día 170, DAB Español, Miércoles 18 de Junio 1 Reyes 19:1-21; Hechos 12:1-23; Salmos 136; Proverbios 17:14-15 (Nueva Versión Internacional (N...