Monday, June 24, 2024

DAB Español, Martes 25 de Junio

Día 177, DAB Español, Martes 25 de Junio


2 Reyes 8:1-9:15; Hechos 16:16-40; Salmos 143; Proverbios 17:26 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))








2 Reyes 8:1-9:15

La Palabra (Hispanoamérica)

La emigración de la sunamita


8 Un día Eliseo dijo a la madre del niño al que había resucitado:


— Ponte en camino con tu familia y emigra donde puedas, pues el Señor ha decidido enviar el hambre, que va a azotar el país durante siete años.


2 La mujer se apresuró a hacer lo que le había dicho el profeta: se marchó con su familia a territorio filisteo y vivió allí durante siete años. 3 Al cabo de los siete años la mujer regresó de territorio filisteo y fue a reclamar al rey su casa y sus tierras. 4 El rey estaba hablando con Guejazí, el criado del profeta, al que había pedido:


— Cuéntame todos los prodigios que ha realizado Eliseo.


5 Y cuando el criado contaba al rey cómo Eliseo había resucitado a un muerto, llegó la madre del niño resucitado, reclamando al rey su casa y sus tierras. Entonces Guejazí dijo:


— Majestad, esta es la mujer y este es el niño al que resucitó Eliseo.


6 El rey preguntó a la mujer y ella se lo contó. Luego el rey puso a disposición de la mujer un funcionario con estas órdenes:


— Haz que le devuelvan todas sus posesiones, junto con las rentas de sus tierras desde el día en que las dejó hasta el presente.

Eliseo y Jazael de Damasco


7 Eliseo fue a Damasco. Benadad, el rey de Siria, estaba enfermo y le informaron:


— Ha llegado el profeta.


8 Entonces el rey ordenó a Jazael:


— Lleva contigo algún regalo, vete a ver al profeta y consulta al Señor por medio de él si saldré vivo de esta enfermedad.


9 Jazael fue a ver al profeta; llevaba como regalo todo lo mejor de Damasco, cargado en cuarenta camellos. Cuando llegó, se presentó ante él y le dijo:


— Tu hijo Benadad, el rey de Siria, me ha enviado a consultarte si saldrá vivo de esta enfermedad.


10 Eliseo le respondió:


— Dile que saldrá vivo de esta enfermedad, aunque el Señor me ha revelado que, en todo caso, va a morir.


11 Entonces el semblante de Eliseo quedó totalmente rígido e inmóvil y luego se echó a llorar. 12 Jazael le preguntó:


— Señor, ¿por qué lloras?


Eliseo respondió:


— Porque sé el daño que tú vas a causar a los israelitas: incendiarás sus fortalezas, pasarás a cuchillo a sus jóvenes guerreros, descuartizarás a sus niños de pecho y destriparás a las embarazadas.


13 Jazael objetó:


— ¿Quién soy yo, sino un perro, para llevar a cabo tales hazañas?


Pero Eliseo le dijo:


— El Señor me ha revelado que tú serás rey de Siria.


14 Jazael se despidió de Eliseo, se presentó ante su señor y este le preguntó:


— ¿Qué te ha dicho Eliseo?


Él respondió:


— Me ha dicho que saldrás vivo.


15 Pero al día siguiente Jazael agarró una manta, la empapó en agua y la puso sobre el rostro del rey hasta que murió. Entonces Jazael reinó en su lugar.

Jorán de Judá (848-841) (2 Cr 21,5-10)


16 Jorán, hijo de Josafat, comenzó a reinar sobre Judá en el quinto año del reinado de Jorán, hijo de Ajab, en Israel. 17 Jorán tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante ocho años. 18 Siguió los pasos de los reyes de Israel, como había hecho la dinastía de Ajab, pues se había casado con una hija de Ajab, y ofendió al Señor. 19 Pero el Señor no quiso destruir a Judá en consideración a su siervo David, al que había prometido mantener siempre una lámpara encendida en su presencia.


20 Durante su reinado Edom se independizó del dominio de Judá y se eligió un rey. 21 Jorán llegó a Seír con sus carros y atacó de noche a Edom que los tenía cercados a él y a los jefes de los carros, pero la tropa huyó a sus tiendas. 22 Y así fue como Edom se independizó del dominio de Judá hasta el presente. Por entonces también se independizó Libná.


23 El resto de la historia de Jorán y todo cuanto hizo está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Judá. 24 Cuando Jorán murió fue enterrado con sus antepasados en la ciudad de David. Su hijo Ocozías le sucedió como rey.

Ocozías de Judá (841) (2 Cr 22,1b-6)


25 Ocozías, hijo de Jorán, comenzó a reinar en Judá el duodécimo año del reinado de Jorán, hijo de Ajab, en Israel. 26 Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante un año. Su madre se llamaba Atalía y era hija de Omrí, el rey de Israel. 27 Siguió los pasos de la dinastía de Ajab y ofendió al Señor, como la dinastía de Ajab, con la que estaba emparentado. 28 Se alió con Jorán, el hijo de Ajab, para luchar contra Jazael, el rey de Siria, en Ramot de Galaad. Pero los sirios hirieron a Jorán, 29 y el rey tuvo que retirarse a Jezrael para curarse de las heridas que había recibido de los sirios en Ramot, cuando luchaba contra Jazael, rey de Siria. Ocozías, el hijo de Jorán, rey de Judá, fue a Jezrael a visitar a Jorán, el hijo de Ajab, pues estaba enfermo.

Historia de Jehú (841-813) (9—10)

Jehú es ungido rey


9 El profeta Eliseo llamó a uno de la comunidad de profetas y le ordenó:


— Prepárate, llévate esta alcuza de aceite y vete a Ramot de Galaad. 2 Cuando llegues allí, busca a Jehú, el hijo de Josafat y nieto de Nimsí. Entra donde esté, sácalo de entre sus compañeros y llévatelo a una habitación aparte. 3 Toma entonces la alcuza de aceite y derrámala sobre su cabeza, diciendo: Así dice el Señor: “Yo te consagro como rey de Israel”. Luego abres la puerta y escapas sin detenerte.


4 El joven profeta marchó a Ramot de Galaad. 5 Cuando llegó encontró a los capitanes del ejército reunidos y dijo:


— Capitán, traigo un mensaje para ti.


Jehú preguntó:


— ¿Para quién de nosotros?


Y él respondió:


— Para ti, capitán.


6 Jehú se levantó, entró en la casa, y el joven profeta vertió el aceite sobre su cabeza, diciéndole:


— Así dice el Señor, Dios de Israel: Yo te consagro como rey de Israel, el pueblo del Señor. 7 Eliminarás a la familia de Ajab, tu señor, y yo vengaré así en Jezrael la sangre de mis siervos, los profetas, y la sangre de todos los siervos del Señor. 8 Toda la dinastía de Ajab perecerá y le exterminaré a todo israelita varón esclavo o libre. 9 Trataré a la dinastía de Ajab, como traté a la dinastía de Jeroboán, el hijo de Nabat, y a la dinastía de Baasá, el hijo de Ajías. 10 En cuanto a Jezabel, será devorada por los perros en los campos de Jezrael y no tendrá sepultura.


Luego el profeta abrió la puerta y escapó.


11 Cuando Jehú salió a reunirse con los oficiales de su señor, uno le preguntó:


— ¿Qué sucede? ¿Por qué ha venido a verte ese loco?


Él les respondió:


— Ya conocen a ese tipo de personas y sus monsergas.


12 Pero ellos insistieron:


— ¡Mentiroso! Venga, cuéntanoslo.


Entonces Jehú contestó:


— Pues me ha dicho lo siguiente: “Así dice el Señor: Yo te consagro como rey de Israel”.


13 Inmediatamente cada uno tomó su manto, lo puso a los pies de Jehú sobre los escalones, hicieron sonar el cuerno y aclamaron:


— ¡Viva el rey Jehú!

Asesinato de Jorán de Israel


14 Jehú, hijo de Josafat y nieto de Nimsí, tramó una conspiración contra Jorán. Resulta que Jorán estaba defendiendo con todo el ejército israelita Ramot de Galaad ante el ataque de Jazael, rey de Siria. 15 El rey Jorán se había retirado a Jezrael para curarse de las heridas recibidas de los sirios en el combate con Jazael, rey de Siria. Entonces Jehú dijo:


— Si están de acuerdo, que no salga nadie de la ciudad para ir a dar la noticia en Jezrael.


Hechos 16:16-40

La Palabra (Hispanoamérica)

Encarcelamiento de Pablo y Silas en Filipos


16 Un día, cuando nos dirigíamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava poseída por un espíritu de adivinación. Las predicciones que hacía reportaban cuantiosas ganancias a sus amos. 17 La joven comenzó a seguirnos, a Pablo y a nosotros, gritando:


— ¡Estos hombres sirven al Dios Altísimo y les anuncian el camino de salvación!


18 Hizo esto durante muchos días, hasta que Pablo, ya harto, se enfrentó con el espíritu y le dijo:


— ¡En nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella!


Decir esto y abandonarla el espíritu, fue todo uno. 19 Pero al ver los amos de la joven que sus esperanzas de lucro se habían esfumado, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron hasta la plaza pública, ante las autoridades. 20 Allí, ante los magistrados, presentaron esta acusación:


— Estos hombres han traído el desorden a nuestra ciudad. Son judíos 21 y están introduciendo costumbres que, como romanos que somos, no podemos aceptar ni practicar.


22 El populacho se amotinó contra ellos, y los magistrados ordenaron que los desnudaran y los azotaran. 23 Después de azotarlos con ganas, los metieron en la cárcel y encomendaron al carcelero que los mantuviera bajo estricta vigilancia. 24 Ante tal orden, el carcelero los metió en la celda más profunda de la prisión y les sujetó los pies en el cepo.

Pablo y Silas liberados


25 Hacia la media noche, Pablo y Silas estaban orando y cantando alabanzas a Dios, mientras los otros presos escuchaban. 26 Repentinamente, un violento temblor de tierra sacudió los cimientos de la prisión. Se abrieron de golpe todas las puertas y se soltaron las cadenas de todos los presos. 27 El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la prisión abiertas de par en par, desenvainó su espada con intención de suicidarse, pues daba por sentado que los presos se habían fugado. 28 Pablo, entonces, le dijo a voz en grito:


— ¡No te hagas ningún daño, que estamos todos aquí!


29 El carcelero pidió una luz, corrió hacia el interior y, temblando de miedo, se echó a los pies de Pablo y Silas. 30 Los llevó luego al exterior y les preguntó:


— Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?


31 Le respondieron:


— Cree en Jesús, el Señor, y tú y tu familia alcanzarán la salvación.


32 Luego les explicaron a él y a todos sus familiares el mensaje del Señor. 33 El carcelero, por su parte, a pesar de lo avanzado de la noche, les lavó las heridas y a continuación se hizo bautizar con todos los suyos. 34 Los introdujo seguidamente en su casa y les sirvió de comer. Y junto con toda su familia, celebró con gran alegría el haber creído en Dios.


35 Al llegar la mañana, los magistrados enviaron a los guardias con estas instrucciones para el carcelero: “Deja en libertad a esos hombres”. 36 El carcelero fue sin demora a comunicar a Pablo:


— Los magistrados han ordenado que se los ponga en libertad. Así que pueden salir y marchar en paz.


37 Pero Pablo dijo a los guardias:


— Ellos nos han hecho azotar en público sin juicio previo, y eso que somos ciudadanos romanos. Después nos han metido en la cárcel. ¿Y ahora pretenden que salgamos a hurtadillas? ¡Ni mucho menos! ¡Que vengan ellos a sacarnos!


38 Los guardias transmitieron estas palabras a los magistrados, quienes, alarmados al saber que se trataba de ciudadanos romanos, 39 vinieron a presentarles sus excusas. En seguida los condujeron fuera y les suplicaron que abandonaran la ciudad. 40 Una vez que salieron de la cárcel, se encaminaron a casa de Lidia. Y después de entrevistarse con los hermanos y confortarlos en la fe, partieron de allí.


Salmos 143

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 143 (142)

Soy ante ti como tierra reseca


143 Poema de David.

Señor, escucha mi oración, atiende mis ruegos;

respóndeme por tu lealtad, por tu justicia.

2

No lleves a tu siervo al tribunal,

porque ante ti nadie es justo.

3

El enemigo me persigue,

tira por tierra mi vida;

en las tinieblas me hace morar

como a los que ya han muerto.

4

Mi ánimo desfallece,

mi corazón se estremece.

5

Recuerdo los días de antaño,

medito en todas tus acciones,

reflexiono sobre la obra de tus manos.

6

Extiendo hacia ti mis manos,

soy ante ti como tierra reseca. [ Pausa]

7

Señor, respóndeme pronto,

que mi vida se agota.

¡No me ocultes tu rostro,

que no sea yo como los muertos!

8

Anúnciame tu amor por la mañana,

que en ti confío;

enséñame qué senda he de seguir,

que a ti te anhelo.

9

Señor, líbrame de mis rivales,

que a ti me acojo.

10

Enséñame a hacer tu voluntad,

que tú eres mi Dios;

que tu buen espíritu me lleve

por una tierra llana.

11

Señor, por tu nombre, dame vida,

por tu justicia, sácame de la angustia.

12

Por tu amor, destruye a mis enemigos,

haz perecer a cuantos me hostigan

porque yo soy tu siervo.


Proverbios 17:26

La Palabra (Hispanoamérica)


26

No está bien castigar al justo,

azotar a gente honorable va contra el derecho.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)


La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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