Día 279, DAB Español, Sábado 05 de Octubre
Jeremías 4:19-6:14; Colosenses 1:21-2:7; Salmos 77; Proverbios 24:23-25 (Reina Valera Actualizada (RVA-2015))
Jeremías 4:19-6:14
Reina Valera Actualizada
Destrucción que causará el invasor
19 ¡Ay, mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las paredes de mi corazón. Se conmociona mi corazón dentro de mí. No callaré, oh alma mía, porque lo que has oído es el sonido de la corneta, el pregón de guerra. 20 Quebranto sigue[a] a quebranto, porque toda la tierra es devastada. ¡De repente son devastadas mis moradas; en un momento, mis tiendas!
21 ¿Hasta cuándo habré de ver la bandera y tendré que oír el sonido de la corneta? 22 Porque mi pueblo es insensato; no me conocen. Son hijos ignorantes y carentes de entendimiento. Son expertos para hacer el mal, pero no saben hacer el bien.
23 Miré la tierra, y he aquí que estaba sin orden y vacía. Miré los cielos, y no había en ellos luz. 24 Miré las montañas, y he aquí que temblaban; todas las colinas se estremecían. 25 Miré, y he aquí que no había hombre, y todas las aves del cielo habían huido. 26 Miré, y he aquí que la tierra fértil era un desierto. Todas sus ciudades habían sido devastadas ante la presencia del SEÑOR, ante el ardor de su ira. 27 Porque así ha dicho el SEÑOR: “Todo el país será desolado, aunque no lo consumiré del todo. 28 Por esto se enluta la tierra, y se oscurecen los cielos arriba; porque he hablado, lo he planeado y no cambiaré de parecer ni desistiré de ello”.
29 Todas las ciudades huyen del estruendo de los jinetes y de los arqueros. Se meten en la espesura de los bosques y suben a los peñascos. Todas las ciudades están abandonadas; nadie habita en ellas. 30 Y tú, oh devastada, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana y te adornes con adornos de oro, aunque te agrandes los ojos con pintura, en vano te embelleces. Tus amantes te despreciarán; lo que ellos buscan es tu vida. 31 Porque oí una voz como de mujer que tiene dolores de parto, angustia como de primeriza. Es la voz de la hija de Sion que gime y extiende sus manos, diciendo: “¡Ay de mí, pues mi alma desfallece ante los asesinos!”.
El castigo de la infidelidad
5 Recorran las calles de Jerusalén; miren, pues, y sepan. Busquen en sus plazas a ver si hallan un solo hombre, a ver si hay alguno que practique el derecho y que busque la fidelidad; y yo laa perdonaré. 2 Pero aunque dicen: “¡Vive el SEÑOR!”, ciertamente juran en falso.
3 Oh SEÑOR, ¿no buscan tus ojos la fidelidad? Tú los azotaste, y no les dolió; los consumiste, pero rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus caras más que la piedra y rehusaron volver. 4 Entonces dije: “Ciertamente ellos son unos pobres; se han entontecido, porque no han conocido el camino del SEÑOR, el mandato de su Dios. 5 Me iré, pues, a los grandes y les hablaré, porque ellos sí conocen el camino del SEÑOR, el juicio de su Dios”. Pero ellos también quebraron el yugo y rompieron las coyundas. 6 Por eso los herirá el león del bosque, los destruirá el lobo de los sequedales, y el leopardo acechará sus ciudades. Cualquiera que salga de ellas será despedazado; porque sus rebeliones se han multiplicado, y se ha aumentado su apostasía.
7 “¿Por qué te he de perdonar por esto? Tus hijos me abandonaron y juraron por lo que no es Dios. Yo los sacié[b], pero ellos cometieron adulterio y frecuentaron casas de prostitutas. 8 Como caballos de cría excitados, cada cual relinchaba por la mujer de su prójimo. 9 ¿No habré de castigar por esto?, dice el SEÑOR. ¿No tomará venganza mi alma de una nación como esta?
10 “Escalen las terrazas de sus vides y destruyan, pero no la consuman. Quiten sus ramas, porque no son para el SEÑOR. 11 Porque resueltamente me han traicionado la casa de Israel y la casa de Judá”, dice el SEÑOR.
12 Negaron al SEÑOR y dijeron: “Él no existe. No vendrá el mal sobre nosotros ni veremos espada ni hambre. 13 Los profetas serán convertidos en viento, puesto que la palabra no está en ellos. Así se ha de hacer con ellos”.
14 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios de los Ejércitos: “Porque dijiste estas palabras, he aquí que yo pongo mis palabras en tu boca como fuego. Este pueblo será la leña y el fuego los devorará. 15 He aquí, dice el SEÑOR, yo traigo sobre ustedes, oh casa de Israel, una nación distante, una nación robusta, una nación antigua, una nación cuya lengua ignoras; no entenderás lo que diga. 16 Su aljaba es como sepulcro abierto; todos ellos son valientes. 17 Comerá tu mies y tu pan; comerá a tus hijos y a tus hijas. Comerá tus ovejas y tus vacas; comerá tus viñas y tus higueras. A espada destruirá tus ciudades fortificadas en las cuales confías. 18 Sin embargo, dice el SEÑOR, no los consumiré del todo en aquellos días.
19 “Sucederá que cuando pregunten: ‘¿Por qué nos hizo el SEÑOR nuestro Dios todas estas cosas?’, entonces les responderás: ‘De la manera que me abandonaron y sirvieron a dioses extraños en su tierra, así servirán a extranjeros en tierra ajena’.
20 “Anuncien esto en la casa de Jacob y háganlo oír en Judá: 21 ‘Oigan esto, pueblo insensato y sin entendimiento. Tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen. 22 ¿A mí no me temerán?, dice el SEÑOR. ¿No temblarán delante de mí, que puse la arena como límite del mar, por decreto eterno que no lo podrá traspasar? Se levantarán sus olas, pero no prevalecerán; rugirán, pero no lo pasarán’. 23 No obstante, este pueblo tiene corazón obstinado y rebelde; se han apartado y se han ido. 24 No dicen en su corazón: ‘Temamos, pues, al SEÑOR nuestro Dios, que da en su tiempo la lluvia temprana y la tardía, y nos guarda los tiempos establecidos para la siega’. 25 Sus iniquidades han desviado estas cosas, y sus pecados los han privado del bien. 26 Porque en mi pueblo se encuentran impíos que vigilan como quien ha puesto una trampa. Ponen objetos de destrucción y atrapan hombres. 27 Como jaulas llenas de pájaros, así están sus casas llenas de fraude. Así se han hecho grandes y ricos. 28 Se han puesto gordos y lustrosos. Incluso, sobrepasan las obras del malo. En el juicio no defienden la causa del huérfano de modo que se le haga prosperar, y no juzgan la causa de los necesitados.
29 “¿No habré de castigar por esto?, dice el SEÑOR. ¿No tomará venganza mi alma de una nación como esta? 30 Cosas espantosas y horribles suceden en la tierra: 31 Los profetas profetizan con mentira, y los sacerdotes dirigen por su propia cuenta. Y mi pueblo así lo quiere. ¿Qué, pues, harán cuando llegue su fin?
Asedio contra la injusta Jerusalén
6 “Oh hijos de Benjamín, huyan de en medio de Jerusalén y toquen la corneta en Tecoa. Levanten señales de humo sobre Bet-haquérem, porque del norte se ve venir el mal y el gran quebrantamiento.
2 “Como una deleitosa pradera es la hija de Sion. 3 Hacia ella vienen los pastores con sus rebaños. Alrededor de ella ponen sus tiendas; cada cual apacienta en su lugar”.
4 ¡Hagan guerra santa contra ella! ¡Levántense y subamos a mediodía! ¡Ay de nosotros, porque el día va declinando, y se extienden las sombras del anochecer! 5 ¡Levántense, subamos de noche y destruyamos sus palacios!
6 Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “¡Corten sus árboles y levanten un terraplén contra Jerusalén! Esta es la ciudad que ha de ser castigada. Todo en ella es opresión. 7 Como la cisterna preserva frescas sus aguas, así ella preserva fresca su maldad. En ella se oye hablar de violencia y destrucción; continuamente hay enfermedad y heridas en mi presencia. 8 Corrígete, oh Jerusalén, no sea que mi alma se aparte de ti; no sea que yo te convierta en desolación, en tierra no habitada”.
9 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “Al remanente de Israel lo rebuscarán como a una vid. Como un vendimiador, vuelve tu mano a las ramas”.
10 ¿A quién tengo que hablar y amonestar para que oigan? He aquí que sus oídos están sordos, y no pueden oír. He aquí que la palabra del SEÑOR les es afrenta, y no la desean. 11 Por tanto, estoy lleno de la ira del SEÑOR; cansado estoy de contenerme.
“¡Derrámala sobre el niño en la calle, y sobre el círculo de los jóvenes! Porque tanto el marido como la mujer serán apresados, y el anciano con el lleno de días. 12 Sus casas serán traspasadas a otros; asimismo, sus campos y sus mujeres, dice el SEÑOR. Porque extenderé mi mano contra los habitantes del país, 13 pues desde el menor hasta el mayor de ellos, cada uno persigue las ganancias deshonestas. Desde el profeta hasta el sacerdote, todos obran con engaño 14 y curan con superficialidad el quebranto de mi pueblo, diciendo: ‘Paz, paz’. ¡Pero no hay paz!
Footnotes
Jeremías 4:20 Según Targum y Peshita; heb., se proclama.
Jeremías 5:7 Es decir, a Jerusalén.