Monday, October 28, 2024

DAB Español, Martes 29 de Octubre

Día 303, DAB Español, Martes 29 de Octubre


Lamentaciones 1:1-2:19; Filemón 1:1-25; Salmos 101; Proverbios 26:20 (Nueva Traducción Viviente (NTV))








Lamentaciones 1:1-2:19

Nueva Traducción Viviente

Dolor en Jerusalén


[a]1 Jerusalén, antes colmada de gente,

ahora está desierta.

La que en su día fue grande entre las naciones

ahora queda sola como una viuda.

La que antes era la reina de toda la tierra

ahora es una esclava.


2

Durante toda la noche solloza;

las lágrimas corren por sus mejillas.

De todos sus amantes,

no hay quien la consuele.

Todos sus amigos la traicionaron

y se volvieron sus enemigos.


3

Judá fue llevada al cautiverio,

oprimida por la cruel esclavitud.

Vive entre naciones extranjeras

y no tiene lugar donde descansar.

Sus enemigos la persiguieron y la alcanzaron

y ya no tiene a quien recurrir.


4

Los caminos a Jerusalén[b] están de luto,

porque las multitudes ya no vienen para celebrar los festivales.

En las puertas de la ciudad hay silencio,

sus sacerdotes gimen,

sus mujeres jóvenes lloran;

¡qué amarga es su suerte!


5

Sus opresores son ahora sus amos

y sus enemigos prosperan,

porque el Señor castigó a Jerusalén

por sus muchos pecados.

Sus hijos fueron capturados

y llevados a tierras lejanas.


6

La bella Jerusalén[c] ha sido despojada

de toda su majestad.

Sus príncipes son como venados hambrientos

en busca de pastos.

Están demasiado débiles para huir

del enemigo que los persigue.


7

En medio de su tristeza y sus andanzas,

Jerusalén recuerda su antiguo esplendor.

Pero ahora ha caído en manos de su enemigo

y no hay quien la ayude.

Su enemigo la derribó

y se burlaba cuando ella caía.


8

Jerusalén ha pecado grandemente,

por eso fue desechada como un trapo sucio.

Todos los que antes la honraban ahora la desprecian,

porque vieron su desnudez y su humillación.

Lo único que puede hacer es gemir

y taparse la cara.


9

Se deshonró a sí misma con inmoralidad

y no pensó en su futuro.

Ahora yace en una zanja

y no hay nadie que la saque.

«Señor, mira mi sufrimiento—gime—.

El enemigo ha triunfado».


10

El enemigo la saqueó por completo

y se llevó todo lo valioso que poseía.

Vio a los extranjeros profanar su templo sagrado,

el lugar al que el Señor les había prohibido entrar.


11

Su pueblo gime en busca de pan;

vendieron sus tesoros para comprar comida y mantenerse con vida.

«Oh Señor, mira—se lamenta—

y observa cómo me desprecian.


12

»¿No les importa nada, ustedes que pasan por aquí?

Miren a su alrededor y vean si hay otro sufrimiento como el mío,

que el Señor descargó sobre mí

cuando estalló en ira feroz.


13

»Él mandó fuego del cielo que me quema los huesos.

Tendió una trampa en mi camino y me hizo volver atrás.

Me dejó devastada

y atormentada día y noche por la enfermedad.


14

»Él tejió sogas con mis pecados

para atarme a un yugo de cautiverio.

El Señor minó mis fuerzas; me entregó a mis enemigos

y en sus manos soy incapaz de levantarme.


15

»El Señor trató con desdén

a mis hombres valientes.

A su orden llegó un gran ejército

para aplastar a mis jóvenes guerreros.

El Señor pisoteó su amada ciudad[d]

como se pisotean las uvas en un lagar.


16

»Por todas estas cosas lloro;

lágrimas corren por mis mejillas.

No tengo a nadie que me consuele;

todos los que podrían alentarme están lejos.

Mis hijos no tienen futuro

porque el enemigo nos ha conquistado».


17

Jerusalén extiende la mano en busca de ayuda,

pero nadie la consuela.

El Señor ha dicho

de su pueblo Israel:[e]

«¡Que sus vecinos se conviertan en enemigos!

¡Que sean desechados como un trapo sucio!».


18

«El Señor es justo—dice Jerusalén—,

porque yo me rebelé contra él.

Escuchen, pueblos de todas partes;

miren mi angustia y mi desesperación,

porque mis hijos e hijas

fueron llevados cautivos a tierras lejanas.


19

»Les supliqué ayuda a mis aliados,

pero me traicionaron.

Mis sacerdotes y mis líderes

murieron de hambre en la ciudad,

mientras buscaban comida

para salvar sus vidas.


20

»¡Señor, mira mi angustia!

Mi corazón está quebrantado

y mi alma desespera

porque me rebelé contra ti.

En las calles la espada mata,

y en casa solo hay muerte.


21

»Otros oyeron mis lamentos,

pero nadie se volvió para consolarme.

Cuando mis enemigos se enteraron de mis tribulaciones,

se pusieron felices al ver lo que habías hecho.

Oh, manda el día que prometiste,

cuando ellos sufrirán como he sufrido yo.


22

»Señor, mira todas sus maldades.

Castígalos como me castigaste a mí

por todos mis pecados.

Son muchos mis gemidos

y tengo el corazón enfermo de angustia».

El enojo de Dios por el pecado


2 En su enojo el Señor

cubrió de sombras a la bella Jerusalén.[f]

La más hermosa de las ciudades de Israel yace en el polvo,

derrumbada desde las alturas del cielo.

En su día de gran enojo

el Señor no mostró misericordia ni siquiera con su templo.[g]


2

El Señor ha destruido sin misericordia

todas las casas en Israel.[h]

En su enojo derribó

las murallas protectoras de la bella Jerusalén.[i]

Las derrumbó hasta el suelo

y deshonró al reino y a sus gobernantes.


3

Toda la fuerza de Israel

desaparece ante su ira feroz.

El Señor ha retirado su protección

durante el ataque del enemigo.

Él consume toda la tierra de Israel

como un fuego ardiente.


4

Tensa el arco contra su pueblo

como si él fuera su enemigo.

Utiliza su fuerza contra ellos

para matar a sus mejores jóvenes.

Su furia se derrama como fuego

sobre la bella Jerusalén.[j]


5

Así es, el Señor venció a Israel

como lo hace un enemigo.

Destruyó sus palacios

y demolió sus fortalezas.

Causó dolor y llanto interminable

sobre la bella Jerusalén.


6

Derribó su templo

como si fuera apenas una choza en el jardín.

El Señor ha borrado todo recuerdo

de los festivales sagrados y los días de descanso.

Ante su ira feroz,

reyes y sacerdotes caen juntos.


7

El Señor rechazó su propio altar;

desprecia su propio santuario.

Entregó los palacios de Jerusalén

a sus enemigos.

Ellos gritan en el templo del Señor

como si fuera un día de celebración.


8

El Señor decidió

destruir las murallas de la bella Jerusalén.

Hizo cuidadosos planes para su destrucción,

después los llevó a cabo.

Por eso, los terraplenes y las murallas

cayeron ante él.


9

Las puertas de Jerusalén se han hundido en la tierra;

él rompió sus cerrojos y sus barrotes.

Sus reyes y príncipes fueron desterrados a tierras lejanas;

su ley dejó de existir.

Sus profetas no reciben

más visiones de parte del Señor.


10

Los líderes de la bella Jerusalén

se sientan en el suelo en silencio;

están vestidos de tela áspera

y se echan polvo sobre la cabeza.

Las jóvenes de Jerusalén

bajan la cabeza avergonzadas.


11

Lloré hasta que no tuve más lágrimas;

mi corazón está destrozado.

Mi espíritu se derrama de angustia

al ver la situación desesperada de mi pueblo.

Los niños y los bebés

desfallecen y mueren en las calles.


12

Claman a sus madres:

«¡Necesitamos comida y bebida!».

Sus vidas se extinguen en las calles

como la de un guerrero herido en la batalla;

intentan respirar para mantenerse vivos

mientras desfallecen en los brazos de sus madres.


13

¿Qué puedo decir de ti?

¿Quién ha visto alguna vez semejante dolor?

Oh hija de Jerusalén,

¿con qué puedo comparar tu angustia?

Oh hija virgen de Sion,

¿cómo puedo consolarte?

Pues tu herida es tan profunda como el mar.

¿Quién puede sanarte?


14

Tus profetas han declarado

tantas tonterías; son falsas hasta la médula.

No te salvaron del destierro

exponiendo a la luz tus pecados.

Más bien, te pintaron cuadros engañosos

y te llenaron de falsas esperanzas.


15

Todos los que pasan por tu camino te abuchean.

Insultan a la bella Jerusalén[k] y se burlan de ella diciendo:

«¿Es esta la ciudad llamada “La más bella del mundo”

y “La alegría de la tierra”?».


16

Todos tus enemigos se burlan de ti;

se mofan, gruñen y dicen:

«¡Por fin la hemos destruido!

¡Hace mucho que esperábamos este día,

y por fin llegó!».


17

Sin embargo, es el Señor quien hizo exactamente lo que se había propuesto;

cumplió las promesas de calamidad

que hizo hace mucho tiempo.

Destruyó a Jerusalén sin misericordia;

hizo que sus enemigos se regodearan ante ella

y sobre ella les dio poder.


18

¡Lloren a viva voz[l] delante del Señor,

oh murallas de la bella Jerusalén!

Que sus lágrimas corran como un río,

de día y de noche.

No se den descanso;

no les den alivio a sus ojos.


19

Levántense durante la noche y clamen.

Desahoguen el corazón como agua delante del Señor.

Levanten a él sus manos en oración,

y rueguen por sus hijos

porque en cada calle

desfallecen de hambre.

Footnotes


1: Cada uno de los primeros cuatro capítulos de este libro es un acróstico, presentado según el orden del alfabeto hebreo. La primera palabra de cada versículo comienza con una letra hebrea en sucesión. Los capítulos 1, 2 y 4 tienen un versículo para cada una de las 22 letras hebreas. El capítulo 3 contiene 22 estrofas de tres versículos cada una. El capítulo 5 contiene 22 versículos, pero no es un acróstico.

1:4 En hebreo Sion; también en 1:17.

1:6 En hebreo La hija de Sion.

1:15 En hebreo pisoteó a la hija virgen de Judá.

1:17 En hebreo Jacob. Los nombres «Jacob» e «Israel» a menudo son intercambiables en el Antiguo Testamento. Algunas veces hacen referencia al patriarca como individuo y otras veces a la nación.

2:1a En hebreo la hija de Sion; también en 2:8, 10, 18.

2:1b En hebreo con el estrado de sus pies.

2:2a En hebreo Jacob; también en 2:3b. Ver nota en 1:17.

2:2b En hebreo la hija de Judá; también en 2:5.

2:4 En hebreo sobre la carpa de la hija de Sion.

2:15 En hebreo la hija de Jerusalén.

2:18 En hebreo Su corazón lloró.



Filemón

Nueva Traducción Viviente

Saludos de Pablo


1 Yo, Pablo, prisionero por predicar la Buena Noticia acerca de Cristo Jesús, junto con nuestro hermano Timoteo, les escribo esta carta a Filemón, nuestro amado colaborador, 2 a nuestra hermana Apia, a Arquipo, nuestro compañero en la lucha, y a la iglesia que se reúne en tu casa.


3 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les den gracia y paz.

Agradecimiento y oración de Pablo


4 Filemón, siempre le doy gracias a mi Dios cuando oro por ti 5 porque sigo oyendo de tu fe en el Señor Jesús y de tu amor por todo el pueblo de Dios. 6 Pido a Dios que pongas en práctica la generosidad que proviene de tu fe a medida que comprendes y vives todo lo bueno que tenemos en Cristo. 7 Hermano, tu amor me ha dado mucha alegría y consuelo, porque muchas veces tu bondad reanimó el corazón del pueblo de Dios.

Súplica de Pablo por Onésimo


8 Por esta razón me atrevo a pedirte un favor. Podría exigírtelo en el nombre de Cristo, porque es correcto que lo hagas; 9 pero por amor, prefiero simplemente pedirte el favor. Toma esto como una petición mía, de Pablo, un hombre viejo y ahora también preso por la causa de Cristo Jesús.[a]


10 Te suplico que le muestres bondad a mi hijo Onésimo. Me convertí en su padre en la fe mientras yo estaba aquí, en la cárcel. 11 Onésimo[b] no fue de mucha ayuda para ti en el pasado, pero ahora nos es muy útil a los dos. 12 Te lo envío de vuelta, y con él va mi propio corazón.


13 Quería retenerlo aquí conmigo mientras estoy en cadenas por predicar la Buena Noticia, y él me hubiera ayudado de tu parte; 14 pero no quise hacer nada sin tu consentimiento. Preferí que ayudaras de buena gana y no por obligación. 15 Parece que perdiste a Onésimo por un corto tiempo para que ahora pudieras tenerlo de regreso para siempre. 16 Él ya no es como un esclavo para ti. Es más que un esclavo, es un hermano amado, especialmente para mí. Ahora será de más valor para ti, como persona y como hermano en el Señor.


17 Así que, si me consideras tu compañero, recíbelo a él como me recibirías a mí. 18 Si te perjudicó de alguna manera o te debe algo, cóbramelo a mí. 19 Yo, Pablo, escribo esto con mi propia mano: «Yo te lo pagaré». ¡Y no mencionaré que tú me debes tu propia alma!


20 Sí, mi hermano, te ruego que me hagas este favor[c] por amor al Señor. Dame ese ánimo en Cristo.


21 Mientras escribo esta carta estoy seguro de que harás lo que te pido, ¡y aún más! 22 Otra cosa: por favor, prepárame un cuarto de huéspedes, porque espero que Dios responda a las oraciones de ustedes y que me permita volver a visitarlos pronto.

Saludos finales de Pablo


23 Epafras, mi compañero de prisión en Cristo Jesús, les manda saludos. 24 También los saludan Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores.


25 Que la gracia del Señor Jesucristo sea con el espíritu de cada uno de ustedes.

Footnotes


1:9 O un preso de Cristo Jesús.

1:11 Onésimo significa «útil».

1:20 En griego onaimen, un juego de palabras con el nombre Onésimo.



Salmos 101

Nueva Traducción Viviente

Salmo de David.


101 Cantaré de tu amor y de tu justicia, oh Señor;

te alabaré con canciones.

2

Tendré cuidado de llevar una vida intachable;

¿cuándo vendrás a ayudarme?

Viviré con integridad

en mi propio hogar.

3

Me negaré a mirar

cualquier cosa vil o vulgar.

Detesto a los que actúan de manera deshonesta;

no tendré nada que ver con ellos.

4

Rechazaré las ideas perversas

y me mantendré alejado de toda clase de mal.

5

No toleraré a los que calumnian a sus vecinos;

no soportaré la presunción ni el orgullo.


6

Buscaré a personas fieles

para que sean mis compañeros;

solo a los que sean irreprochables

se les permitirá servirme.

7

No permitiré que los engañadores sirvan en mi casa,

y los mentirosos no permanecerán en mi presencia.

8

Mi tarea diaria será descubrir a los perversos

y liberar de sus garras a la ciudad del Señor.


Proverbios 26:20

Nueva Traducción Viviente


20

El fuego se apaga cuando falta madera,

y las peleas se acaban cuando termina el chisme.

Nueva Traducción Viviente (NTV)


La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.

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