Sunday, October 20, 2024

DAB Español, Lunes 21 de Octubre

Día 295, DAB Español, Lunes 21 de Octubre


Jeremías 37:1-38:28; 1 Timoteo 6:1-21; Salmos 89:38-52; Proverbios 25:28 (Reina Valera Contemporánea (RVC))








Jeremías 37-38

Reina Valera Contemporánea

Jeremías es encarcelado


37 El rey Nabucodonosor de Babilonia nombró rey de Judá a Sedequías hijo de Josías, y éste reinó en lugar de Conías hijo de Joacín. 2 Pero ni él ni sus siervos, ni el pueblo de la tierra, hicieron caso de las palabras que el Señor les anunció por medio del profeta Jeremías. 3 Sin embargo, el rey Sedequías envió a Jucal hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías hijo de Maseías, para que le pidieran al profeta Jeremías que orara al Señor su Dios por ellos. 4 Jeremías andaba con toda libertad en medio del pueblo, porque todavía no lo habían encarcelado.


5 Los caldeos tenían sitiada a la ciudad de Jerusalén, pero cuando les llegó la noticia de que el ejército del rey de Egipto marchaba contra ellos, se retiraron de Jerusalén. 6 La palabra del Señor vino entonces al profeta Jeremías, y le dijo:


7 «Así ha dicho el Señor y Dios de Israel: El rey de Judá los envió a consultarme. Pues díganle que el ejército del faraón, que había salido en su ayuda, ya se ha regresado a Egipto, su país. 8 Así que los caldeos volverán y atacarán esta ciudad, y la conquistarán y le prenderán fuego.


9 »Así ha dicho el Señor: No se engañen a ustedes mismos, ni piensen que los caldeos van a apartarse de ustedes, porque no se apartarán. 10 Aun cuando ustedes hieran a todo el ejército caldeo que los combate, y de ellos queden solamente hombres heridos, cada uno de ellos se levantará de su tienda y le prenderá fuego a esta ciudad.»


11 En el momento en que, por causa del ejército de Faraón, se retiraba de Jerusalén el ejército de los caldeos, 12 Jeremías quiso alejarse del pueblo y salió de Jerusalén para irse a la tierra de Benjamín, 13 pero sucedió que, al llegar a la puerta de Benjamín, estaba allí un capitán llamado Irías hijo de Selemías, hijo de Jananías, el cual tomó preso al profeta Jeremías con el pretexto de que éste se estaba pasando al bando de los caldeos. 14 Jeremías negó estar pasándose al bando de los caldeos, pero Irías no le hizo caso, sino que lo aprehendió y lo hizo comparecer ante los príncipes. 15 Éstos se enojaron con Jeremías, y ordenaron azotarlo y ponerlo en prisión en la casa del escriba Jonatán, la cual habían convertido en cárcel.


16 Jeremías entró en las bóvedas de la casa de la cisterna, y allí se quedó mucho tiempo. 17 Pero el rey Sedequías envió por él y lo sacó de allí, y una vez en su casa le preguntó de manera confidencial:


«¿Tienes algún mensaje del Señor?»


Y Jeremías le dijo:


«Lo tengo. Vas a caer en manos del rey de Babilonia.»


18 Además, Jeremías también le dijo al rey:


«¿Qué pecado cometí contra ti, o contra tus siervos, o contra este pueblo, para que ustedes me echaran en la cárcel? 19 ¿Dónde están esos profetas que les profetizaban que el rey de Babilonia no vendría a atacarlos, ni a ustedes ni a esta tierra? 20 Yo te ruego, mi rey y señor, que atiendas mi súplica y no me hagas volver a casa del escriba Jonatán. ¡No quiero morir allí!»


21 Entonces el rey Sedequías ordenó que Jeremías quedara bajo vigilancia en el patio de la cárcel, y que todos los días se le diera una pieza de pan, directamente de las panaderías, mientras hubiera pan en la ciudad. Fue así como Jeremías se quedó en el patio de la cárcel.

Jeremías en la cisterna


38 Sefatías hijo de Matán, Gedalías hijo de Pasjur, Jucal hijo de Selemías, y Pasjur hijo de Malquías, se enteraron de los mensajes que Jeremías daba a todo el pueblo, y de que les decía:


2 «Así ha dicho el Señor: “El que se quede en esta ciudad morirá a filo de espada, o de hambre, o de peste. Pero el que se pase al bando de los caldeos, vivirá. Su vida será su botín de guerra, y quedará con vida.”


3 »Así ha dicho el Señor: “No hay duda. Esta ciudad será conquistada, y caerá en manos del ejército del rey de Babilonia.”»


4 Por eso los príncipes le dijeron al rey:


«¡Este hombre merece la muerte! Con sus palabras desanima a los soldados que aún quedan en la ciudad, lo mismo que a todo el pueblo. ¡Este hombre no busca la paz del pueblo, sino su mal!»


5 El rey Sedequías les respondió:


«Ahí lo tienen, en sus manos. Aunque soy el rey, nada puedo hacer contra ustedes.»


6 Entonces ellos le echaron mano a Jeremías y lo arrojaron en la cisterna de Malquías hijo de Hamelec, la cual estaba en el patio de la cárcel. Lo bajaron con sogas, y como en la cisterna no había agua, sino cieno, Jeremías quedó hundido en el cieno.


7 Un etíope llamado Ébed Mélec, que era eunuco de la casa real, se enteró de que Jeremías había sido puesto en la cisterna. Mientras el rey estaba sentado a la puerta de Benjamín, 8 Ébed Mélec salió del palacio y fue a hablar con el rey. Le dijo:


9 «Mi señor y rey, todo lo que estos hombres han hecho con el profeta Jeremías está muy mal. Lo han echado en la cisterna, y allí se morirá de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad.»


10 Entonces el rey mandó al mismo etíope Ébed Mélec que tomara treinta hombres de la corte, y que fuera a sacar de la cisterna al profeta Jeremías, antes de que se muriera. 11 Ébed Mélec se puso al mando de esos hombres, y entró en la tesorería, que estaba en la parte baja del palacio del rey, y tomó de allí trapos viejos y ropas raídas y andrajosas, y con unas sogas las echó a la cisterna donde estaba Jeremías. 12 Luego el etíope Ébed Mélec instruyó a Jeremías:


«Ponte ahora estos trapos viejos, y estas ropas raídas y andrajosas, debajo de los sobacos, para que no te lastimen las sogas.»


Y Jeremías lo hizo así. 13 De ese modo, con sogas sacaron a Jeremías de la cisterna, y Jeremías se quedó en el patio de la cárcel.

Sedequías consulta a Jeremías


14 Después de eso, el rey Sedequías ordenó que llevaran al profeta Jeremías a su presencia, y lo recibió en la tercera entrada de la casa del Señor. Allí el rey le dijo a Jeremías:


«Voy a hacerte una pregunta, y quiero que me digas la verdad.»


15 Jeremías le respondió:


«Si te digo la verdad, ordenarás que me maten. Y si te doy un consejo, no vas a hacerme caso.»


16 El rey Sedequías le hizo a Jeremías un juramento secreto. Le dijo:


«Te juro por el Señor, que nos dio la vida, que no te mataré ni te pondré en manos de esos hombres que quieren matarte.»


17 Entonces Jeremías le dijo a Sedequías:


«Así ha dicho el Señor y Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: “Si te entregas enseguida a los príncipes del rey de Babilonia, seguirás con vida y esta ciudad no será incendiada. Tú y los tuyos seguirán con vida. 18 Pero si no te entregas a los príncipes del rey de Babilonia, esta ciudad caerá en manos de los caldeos, y ellos le prenderán fuego, y tú no podrás escapar de sus manos.”»


19 El rey Sedequías le contestó:


«Jeremías, tengo miedo de los judíos que se han pasado al bando de los caldeos. Tal vez me entreguen en sus manos y me pongan en ridículo.»


20 Pero Jeremías le dijo:


«No te entregarán. Si atiendes a la voz del Señor, y a lo que yo te digo, te irá bien y vivirás. 21 Pero si te niegas a entregarte, esto es lo que el Señor me ha revelado: 22 Todas las mujeres que han quedado en el palacio real de Judá serán entregadas a los príncipes del rey de Babilonia, y ellas mismas dirán: “Tus amigos te engañaron, y te han vencido. Hundieron tus pies en el cieno, y luego te abandonaron.” 23 Entonces todas tus mujeres y tus hijos serán entregados a los caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que el rey de Babilonia mismo te hará prisionero, y a esta ciudad le prenderán fuego.»


24 Sedequías le dijo a Jeremías:


«Si no quieres morir, nadie debe enterarse de esto. 25 Si los príncipes llegan a saber que yo he hablado contigo, y vienen a verte y te dicen: “Dinos por favor de qué hablaste con el rey. Si no quieres que te matemos, no nos ocultes nada. Y dinos también qué te dijo el rey”, 26 tú les responderás: “Yo le pedí al rey que no me hiciera volver a la casa de Jonatán, pues no quiero morir allí.”»


27 En efecto, todos los príncipes fueron a ver a Jeremías y le preguntaron, y él les respondió tal y como el rey le había sugerido. Entonces ellos, al ver que ese asunto no había trascendido, dejaron a Jeremías en paz. 28 Y Jeremías se quedó en el patio de la cárcel hasta el día en que Jerusalén fue conquistada. El día en que Jerusalén cayó, Jeremías estaba allí.


1 Timoteo 6

Reina Valera Contemporánea


6 Todos los que están sujetos a esclavitud, consideren a sus amos dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios ni la doctrina. 2 Y los que tienen amos creyentes, no deben considerarlos menos por ser hermanos. Al contrario, deben servirles mejor, ya que los que se benefician de su buen servicio son creyentes y amados. Esto debes enseñar y exhortar.

Piedad y contentamiento


3 Si alguno enseña otra cosa, y no se aviene a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que corresponde a la piedad, 4 está envanecido, no sabe nada, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen los envidias, los pleitos, las blasfemias, las malas sospechas 5 y las disputas necias de hombres de entendimiento corrupto y privados de la verdad, que hacen de la piedad una fuente de ganancia. De gente así, apártate. 6 Pero la piedad es una gran ganancia, cuando va acompañada de contentamiento; 7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que, si tenemos sustento y abrigo, contentémonos con eso. 9 Los que quieren enriquecerse caen en la trampa de la tentación, y en muchas codicias necias y nocivas, que hunden a los hombres en la destrucción y la perdición; 10 porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual algunos, por codiciarlo, se extraviaron de la fe y acabaron por experimentar muchos dolores.

La buena batalla de la fe


11 Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre. 12 Presenta la buena batalla de la fe, aférrate a la vida eterna, a la cual también fuiste llamado cuando hiciste la buena profesión delante de muchos testigos. 13 Delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, te mando 14 que mantengas el mandamiento inmaculado e irreprensible hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, 15 la cual a su debido tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, 16 el único que es inmortal y que habita en luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.


17 A los ricos de este siglo mándales que no sean altivos, ni pongan su esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18 Mándales que hagan el bien, y que sean ricos en buenas obras, dadivosos y generosos; 19 que atesoren para sí mismos un buen fundamento para el futuro, que se aferren a la vida eterna.

Encargo final de Pablo a Timoteo


20 Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado. Evita las pláticas profanas acerca de cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, 21 la cual algunos profesaron y se desviaron de la fe. Que la gracia sea contigo. Amén.


Salmos 89:38-52

Reina Valera Contemporánea


38

¡Pero tú has rechazado a tu ungido!

¡Lo has menospreciado! ¡Te has enojado con él!

39

Has roto el pacto con tu siervo;

¡has echado por tierra su corona!

40

Has derribado todas sus murallas;

¡has destruido sus fortalezas!

41

Todos los que van por el camino lo saquean;

los pueblos vecinos se burlan de él.

42

Has exaltado el poder de sus enemigos;

has alegrado a todos sus adversarios.

43

Le quitaste el filo a su espada,

y no lo levantaste en la batalla.

44

Pusiste fin a su motivo de orgullo,

y echaste por tierra su trono.

45

Has acortado los días de su vida,

y lo has cubierto de vergüenza.


46

Señor, ¿hasta cuándo seguirás escondido?

¿Arderá tu ira para siempre, como el fuego?

47

Recuerda que mi vida es muy breve;

¿Por qué creaste tan frágil al género humano?

48

¿Quién puede vivir sin ver la muerte?

¿Quién puede salvarse del poder del sepulcro?


49

Señor, ¿dónde están tus misericordias de antaño,

que una vez juraste a David por tu verdad?

50

¡Acuérdate, Señor, del oprobio de tus siervos,

del oprobio de muchos pueblos, que llevo en el pecho!

51

Tus enemigos, Señor, nos han deshonrado;

¡tus enemigos han deshonrado los pasos de tu ungido!


52

¡Bendito sea el Señor para siempre!

¡Amén, y Amén!


Proverbios 25:28

Reina Valera Contemporánea


28

Ciudad en ruinas, sin muralla protectora:

¡eso es el hombre que no frena sus impulsos!

Reina Valera Contemporánea (RVC)


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