Saturday, October 19, 2024

DAB Español, Domingo 20 de Octubre

Día 294, DAB Español, Domingo 20 de Octubre


Jeremías 35:1-36:32; 1 Timoteo 5:1-25; Salmos 89:14-37; Proverbios 25:25-27 (Reina Valera Contemporánea (RVC))








Jeremías 35-36

Reina Valera Contemporánea

Obediencia de los recabitas


35 La palabra del Señor vino a Jeremías durante el reinado de Joacín hijo de Josías, en Judá. Le dijo:


2 «Ve a la casa de los recabitas y habla con ellos. Llévalos a uno de los aposentos en la casa del Señor, y dales a beber vino.»


3 Yo, Jeremías, tomé a Jazanías hijo de Jeremías y nieto de Jabasinías, y a sus hermanos y a todos sus hijos, es decir, a toda la familia de los recabitas, 4 y los llevé a la casa del Señor, al aposento de los hijos de Janán hijo de Igdalías, que era un hombre de Dios. Ese aposento estaba junto al aposento de los príncipes, el cual estaba sobre el aposento de Maseías hijo de Salún, que cuidaba la puerta. 5 A todos los miembros de la familia de los recabitas les serví tazas y copas llenas de vino, y los invité a beber; 6 pero ellos dijeron:


«Nosotros no bebemos vino, porque nuestro padre, Jonadab hijo de Recab, nos ordenó que jamás bebiéramos vino, ni nosotros ni nuestros hijos. 7 También nos ordenó que no construyéramos casas, ni cultiváramos la tierra ni plantáramos viñas, ni las poseyéramos. Nos dijo que, si queríamos vivir muchos años en la tierra que habitamos, debíamos vivir siempre en tiendas de campaña.


8 »Nosotros hemos obedecido las órdenes de nuestro padre, Jonadab hijo de Recab. Nunca hemos bebido vino, ni tampoco nuestras mujeres, ni nuestros hijos e hijas, 9 Tampoco construimos casas para habitarlas, ni tenemos viñas ni terrenos, ni cultivamos el campo. 10 Vivimos en tiendas de campaña, y hemos obedecido al pie de la letra todo lo que nos mandó nuestro padre Jonadab. 11 Sin embargo, sucedió que cuando Nabucodonosor rey de Babilonia invadió el país, decidimos venir a Jerusalén y ocultarnos aquí de la presencia de los ejércitos caldeos y sirios. Así fue como nos quedamos en Jerusalén.»


12 La palabra del Señor vino entonces a Jeremías, y le dijo:


13 «Así ha dicho el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Ve y pregúntales a los habitantes de Judá y de Jerusalén cuándo aprenderán a obedecer mis palabras.


—Palabra del Señor.


14 »Las palabras de Jonadab hijo de Recab fueron muy firmes cuando les mandó a sus hijos que no bebieran vino, y ellos, en obediencia al mandamiento de su padre, no lo han bebido hasta el día de hoy; en cambio, yo les he hablado a ustedes una y otra vez, y no me han hecho caso. 15 De igual manera, una y otra vez envié a todos mis siervos los profetas para que les dijeran que se apartaran de su mal camino y corrigieran sus actos, y que no siguieran a los dioses ajenos ni les sirvieran, para que vivieran en la tierra que les di a ustedes y a sus padres. Pero ustedes no me prestaron oído ni me hicieron caso. 16 No hay duda de que los hijos de Jonadab hijo de Recab reconocieron la firmeza del mandamiento que les dio su padre; pero este pueblo no ha querido obedecerme.


17 »Por lo tanto, yo, el Señor y Dios de los ejércitos, Dios de Israel, declaro que voy a lanzar sobre Judá y sobre todos los habitantes de Jerusalén todo el mal que contra ellos he anunciado. Porque les hablé, y no me hicieron caso; los llamé, y no me respondieron.»


18 A la familia de los recabitas, Jeremías dijo:


«Así ha dicho el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Puesto que ustedes obedecieron al mandamiento de Jonadab, su padre, y cumplieron todos sus mandamientos y actuaron en conformidad con todo lo que él les mandó hacer, 19 yo, el Señor de los ejércitos y Dios de Israel, declaro que siempre estará en mi presencia un descendiente de Jonadab hijo de Recab.»

El rey quema el rollo


36 Durante el cuarto año del reinado de Joacín hijo de Josías, en Judá, la palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo:


2 «Toma un rollo de cuero, y escribe en él cada una de las palabras que te he comunicado en contra de Israel y de Judá, y en contra de todas las naciones, desde los días de Josías, que fue cuando comencé a hablarte, hasta el día de hoy. 3 Tal vez la casa de Judá preste atención a todo el mal que yo pienso hacerles, y cada uno de ellos se aparte de su mal camino. Entonces yo les perdonaré su maldad y su pecado.»


4 Jeremías llamó entonces a Baruc hijo de Nerías, y Baruc escribió en un rollo de cuero todo lo que Jeremías le dictó, y que eran las palabras que el Señor le había comunicado. 5 Después Jeremías le dijo a Baruc:


«A mí se me ha prohibido entrar en la casa del Señor. 6 Así que entra tú en ella, y en el día del ayuno lee ante el pueblo las palabras del Señor, que yo te he dictado y que están en este rollo. Léelas también en presencia de todos los de Judá, que vienen de sus ciudades. 7 Tal vez la oración de ellos llegue a la presencia del Señor, y cada uno de ellos se aparte de su mal camino. Porque son demasiado grandes el furor y la ira que el Señor ha manifestado contra este pueblo.»


8 Baruc hijo de Nerías cumplió con todo lo que el profeta Jeremías le mandó hacer, y en el templo leyó del rollo de cuero las palabras del Señor.


9 En el mes noveno del año quinto del reinado de Joacín hijo de Josías, en Judá, en la presencia del Señor se promulgó ayuno a todo el pueblo de Jerusalén y a todos los que venían de las ciudades de Judá a Jerusalén. 10 Baruc leyó entonces en la casa del Señor las palabras de Jeremías que estaban en el rollo de cuero. Lo hizo en presencia del pueblo, desde el aposento del escriba Gemarías hijo de Safán, que estaba en el atrio superior, a la entrada de la puerta nueva de la casa del Señor. 11 Cuando Micaías hijo de Gemarías, hijo de Safán, oyó la lectura de todas las palabras del Señor, 12 se dirigió al palacio del rey y entró en el aposento del secretario. Allí estaban sentados todos los príncipes, es decir: el secretario Elisama, Delaía hijo de Semaías, Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Jananías, y todos los príncipes. 13 Allí Micaías les contó todo lo que había oído cuando Baruc dio lectura al rollo de cuero en presencia del pueblo. 14 Entonces todos los príncipes enviaron a Yehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que le dijera a Baruc que tomara el rollo que había leído ante el pueblo y se presentara ante ellos. Entonces Baruc hijo de Nerías tomó el rollo de cuero y fue a verlos. 15 Allí los príncipes le dijeron:


«Siéntate, por favor, y léenos el rollo.»


Y Baruc se lo leyó. 16 En cuanto los príncipes oyeron todo aquello, cada uno miró espantado a su compañero, y le dijeron a Baruc:


«Tenemos que informar al rey de todo esto.»


17 Luego le preguntaron a Baruc:


«Ahora, cuéntanos cómo fue que escribiste todas estas palabras de labios de Jeremías.»


18 Y Baruc les contestó:


«Jeremías me dictaba todas estas palabras, y yo las iba escribiendo en el rollo.»


19 Entonces los príncipes le aconsejaron a Baruc:


«Pues corran a esconderse, tú y Jeremías, y que nadie sepa dónde se encuentran.»


20 Luego de depositar el rollo en el aposento del secretario Elisama, los príncipes se dirigieron al atrio, donde estaba el rey, y allí le informaron al rey acerca de todas estas palabras. 21 Entonces el rey ordenó a Yehudí que fuera por el rollo, y éste fue y lo tomó del aposento del secretario Elisama, y lo leyó ante el rey y ante todos los príncipes que le hacían compañía. 22 Era el mes noveno, y el rey estaba en la casa de invierno. Delante de él había un brasero encendido. 23 Yehudí habría leído tres o cuatro columnas del texto, cuando el rey rasgó el rollo con un cortaplumas de escriba, y lo arrojó al fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió. 24 Cuando el rey y sus siervos oyeron todas estas palabras, no mostraron ningún temor ni se rasgaron los vestidos. 25 Elnatán, Delaía y Gemarías le rogaron al rey que no quemara el rollo, pero el rey no les hizo caso; 26 al contrario, mandó a Yeramel hijo de Hamelec, a Seraías hijo de Azriel y a Selemías hijo de Abdel, para que aprehendieran al escriba Baruc y al profeta Jeremías, pero el Señor los escondió.


27 Después de que el rey quemó el rollo con las palabras que Jeremías le dictó a Baruc, y que éste había escrito, la palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo:


28 «Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras que ya estaban escritas en el primer rollo que quemó Joacín rey de Judá. 29 Y dile de mi parte: “Tú, Joacín rey de Judá, quemaste este rollo, y objetaste el hecho de que allí estuviera escrito que el rey de Babilonia vendrá y destruirá esta tierra, hasta que no queden en ella ni hombres ni animales. 30 Por lo tanto, yo, el Señor, te digo a ti, Joacín rey de Judá: Ningún descendiente tuyo te sucederá en el trono de David. Además, tu cadáver quedará expuesto al calor del día y al frío de la noche. 31 Por no haberme hecho caso, voy a castigarte por tu maldad, y también castigaré a tus descendientes y a tus siervos; voy a traer sobre ellos, y sobre los habitantes de Jerusalén y de Judá, todo el mal que les he anunciado.”»


32 Jeremías tomó otro rollo, y se lo dio al escriba Baruc hijo de Nerías; éste, por su parte, escribió en él todas las palabras que Jeremías le había dictado antes, y que estaban escritas en el rollo que el rey Joacín de Judá quemó en el fuego, ¡y aun fueron añadidas a ellas muchas otras palabras semejantes!


1 Timoteo 5

Reina Valera Contemporánea

Deberes hacia los demás


5 No reprendas al anciano, sino exhórtalo como a un padre; a los más jóvenes, como a hermanos; 2 a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, con toda pureza, como a hermanas.


3 Honra a las viudas que en verdad son viudas. 4 Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, éstos deben aprender primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque ante Dios esto es bueno y agradable. 5 La viuda que en verdad es viuda, y que se ha quedado sola, espera en Dios y noche y día persevera en súplicas y oraciones; 6 pero la que se entrega a los placeres, está muerta en vida. 7 Manda también estas cosas, para que sean irreprensibles; 8 porque si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, niega la fe y es peor que un incrédulo.


9 En la lista deben figurar sólo las viudas mayores de sesenta años, y que hayan tenido un solo marido; 10 que cuente con un testimonio de buenas obras, como haber criado hijos, practicado la hospitalidad, lavado los pies de los santos, socorrido a los afligidos, y practicado toda buena obra. 11 Pero no admitas viudas más jóvenes, porque luego se rebelan contra Cristo y, llevadas por sus deseos, quieren casarse, 12 con lo que incurren en condenación por quebrantar su primera fe. 13 Además, aprenden a ser ociosas y a andar de casa en casa; y no solamente se vuelven ociosas sino también chismosas y entrometidas, y hablan de lo que no deben. 14 Por eso quiero que las viudas jóvenes se casen y críen hijos; que gobiernen su casa y no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia. 15 Porque ya algunas se han apartado por seguir a Satanás. 16 Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, que las mantenga, para no gravar a la iglesia; así habrá lo suficiente para las viudas que en verdad lo son.


17 Los ancianos que gobiernan bien deben considerarse dignos de doble honor, mayormente los que se dedican a predicar y enseñar. 18 Pues la Escritura dice: «No pondrás bozal al buey que trilla», y: «Digno es el obrero de su salario.» 19 No admitas ninguna acusación contra un anciano, a menos que haya dos o tres testigos. 20 A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. 21 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios y sin actuar con parcialidad. 22 No impongas a nadie las manos con ligereza, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.


23 Por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades ya no bebas agua, sino toma un poco de vino.


24 Los pecados de algunos hombres se hacen evidentes antes de que ellos sean llevados a juicio, aunque a otros se les descubren después. 25 De igual manera, las buenas obras se hacen evidentes; y aun las que son diferentes, tampoco pueden permanecer ocultas.


Salmos 89:14-37

Reina Valera Contemporánea


14

Tu trono se basa en la justicia y el derecho;

la misericordia y la verdad son tus heraldos.


15

¡Dichoso el pueblo que sabe aclamarte,

y que anda, Señor, a la luz de tu rostro.

16

En tu nombre se alegrará todo el día,

y en tu justicia será enaltecido.

17

Tú eres la gloria de nuestro poder;

por tu buena voluntad acrecientas nuestra fuerza.

18

Tú, Señor, eres nuestro escudo;

tú, Santo de Israel, eres nuestro rey.


19

En una visión a tus santos,

y dijiste: «He brindado mi apoyo a un guerrero;

he escogido a un joven de mi pueblo.

20

He encontrado a mi siervo David,

y lo he ungido con mi santa unción.

21

Mi mano estará siempre con él;

mi brazo siempre lo fortalecerá.

22

No lo sorprenderá el enemigo,

ni le hará daño ningún malvado;

23

más bien, él derrotará a sus enemigos

y herirá de muerte a los que lo aborrecen.

24

Mi verdad y misericordia estarán con él,

y su poder será exaltado en mi nombre.

25

Con su mano izquierda dominará sobre el mar,

y con su mano derecha dominará sobre los ríos.

26

Él me dirá: “Tú eres mi padre.

Eres mi Dios, la roca de mi salvación”,

27

y yo lo declararé mi primogénito,

¡el más excelso de los reyes de la tierra!

28

Siempre seré con él misericordioso,

y mi pacto con él se mantendrá firme.

29

Su descendencia permanecerá para siempre,

y su trono durará mientras el cielo exista.


30

»Pero si sus hijos se apartan de mi ley

y no andan conforme a mis decretos,

31

si transgreden mis estatutos

y no cumplen mis mandamientos,

32

yo los castigaré por su rebelión;

¡los azotaré por sus iniquidades!


33

»Pero no apartaré de David mi misericordia,

ni faltaré a mi verdad.

34

No me olvidaré de mi pacto,

ni me retractaré de lo que he prometido.

35

Una vez he jurado por mi santidad,

y no le mentiré a David.

36

Su descendencia permanecerá para siempre;

su trono estará ante mí, como el sol;

37

firme para siempre, como la luna;

¡como un testigo fiel en el cielo!»


Proverbios 25:25-27

Reina Valera Contemporánea


25

Las buenas noticias llegadas de lejos

son como agua fría para la garganta sedienta.


26

Fuente de agua turbia, manantial corrompido:

¡eso es el justo que se rinde ante el impío!


27

No conviene comer mucha miel,

ni tampoco procurar la propia gloria.

Reina Valera Contemporánea (RVC)


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