Día 284, DAB Español, Jueves 10 de Octubre
Jeremías 14:11-16:15; 1 Tesalonicenses 2:10-3:13; Salmos 80; Proverbios 25:1-5 (Reina Valera Actualizada (RVA-2015))
Jeremías 14:11-16:15
Reina Valera Actualizada
11 —Además me dijo el SEÑOR—: No ores por el bien de este pueblo. 12 Aunque ayunen, yo no escucharé su clamor; y aunque ofrezcan holocaustos y ofrendas, no los aceptaré. Más bien, los consumiré con espada, con hambre y con peste.
13 Y yo dije:
—¡Oh, SEÑOR Dios[a]! He aquí que los profetas les dicen: “No verán espada ni les sobrevendrá el hambre; sino que en este lugar les daré verdadera paz”.
14 Entonces el SEÑOR me dijo:
—Mentira profetizan los profetas en mi nombre. Yo no los he enviado ni les he mandado ni les he hablado. Les profetizan visión mentirosa, adivinación vana y el engaño de sus propios corazones. 15 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR acerca de los profetas que profetizan en mi nombre (a los cuales yo no envié, y quienes dicen: “Ni espada ni hambre habrá en esta tierra”): Por la espada y por el hambre perecerán tales profetas. 16 Y el pueblo al cual ellos profetizan será echado en las calles de Jerusalén, a causa del hambre y de la espada. No habrá quien los sepulte ni a sus mujeres ni a sus hijos ni a sus hijas. Así derramaré sobre ellos su propia maldad. 17 Tú, pues, les dirás esta palabra: “Derramen lágrimas mis ojos noche y día, y no cesen, porque con gran quebrantamiento, con un golpe muy grave, ha sido quebrantada la virgen hija de mi pueblo”.
18 —Si salgo al campo, he allí muertos a espada. Si entro en la ciudad, he aquí enfermedades causadas por el hambre. Porque tanto el profeta como el sacerdote han sido arrastrados[b] a una tierra que no conocían. 19 ¿Has desechado del todo a Judá? ¿Acaso tu alma abomina a Sion? ¿Por qué nos has herido sin que haya para nosotros sanidad? Esperamos paz, y no hay tal bien; tiempo de sanidad, y he aquí, terror. 20 Reconocemos, oh SEÑOR, nuestra impiedad y la iniquidad de nuestros padres; porque contra ti hemos pecado. 21 Por amor de tu nombre, no nos deseches ni desdeñes el trono de tu gloria. Acuérdate y no invalides tu pacto con nosotros. 22 ¿Hay entre las vanidades de las naciones quienes hagan llover? ¿Acaso los cielos dan lluvia por sí solos? ¿No eres tú, oh SEÑOR, nuestro Dios? En ti, pues, pondremos nuestra esperanza, porque tú has hecho todas estas cosas.
15 Entonces el SEÑOR me dijo:
—Aunque Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, mi alma no estaría con este pueblo. Échalos de mi presencia, y que se vayan. 2 Y si te preguntan: “¿A dónde iremos?”, les responderás que así ha dicho el SEÑOR: “¡Los que a muerte, a muerte; los que a espada, a espada; los que a hambre, a hambre; y los que a cautividad, a cautividad!”. 3 Designaré contra ellos cuatro clases de males, dice el SEÑOR: la espada para matar, los perros para arrastrar, y las aves del cielo y los animales de la tierra para devorar y destruir. 4 Haré que sean motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, por causa de Manasés hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén. 5 Porque, ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Quién te expresará su condolencia? ¿Quién se desviará del camino para preguntar por tu bienestar? 6 Tú me dejaste y te volviste atrás, dice el SEÑOR. Por tanto, yo extenderé mi mano contra ti y te destruiré. Estoy cansado de tener compasión.
7 »Los aventaré con aventador en las puertas del país; los privaré de hijos. Destruiré a mi pueblo, pues no se volvieron de sus caminos. 8 Sus viudas se multiplicarán más que la arena de los mares. A mediodía traeré sobre ellos, sobre la madre de los jóvenes, al devastador. Haré que de repente caigan sobre ella agitación y terrores. 9 Desmaya la madre de siete hijos; exhala su alma. Su sol se ha ocultado siendo aún de día; ha sido avergonzada y humillada. A sus sobrevivientes los entregaré a espada delante de sus enemigos, dice el SEÑOR.
La trágica misión de Jeremías
10 —¡Ay de mí, madre mía, que me diste a luz, como hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! No he prestado ni me han prestado; sin embargo, todos me maldicen. 11 Así sea, oh SEÑOR[c], si no te he servido para bien y si no he intercedido ante ti por el enemigo en el tiempo de la calamidad y en el día de la angustia.
12 —¿Quién podrá romper el hierro, el hierro del norte y el bronce? 13 Tu riqueza y tus tesoros entregaré al saqueo de balde, por todos tus pecados y en todos tus territorios. 14 Y te haré servir[d] a tus enemigos en una tierra que no conoces, porque fuego se ha encendido en mi ira y arderá contra ustedes.
15 —Tú lo sabes, oh SEÑOR; acuérdate de mí, visítame con tu favor y toma venganza de mis perseguidores. No sea yo arrebatado por la prolongación de tu ira. Tú sabes que por tu causa sufro la afrenta. 16 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí. Tus palabras fueron para mí el gozo y la alegría de mi corazón; porque yo soy llamado por tu nombre, oh SEÑOR Dios de los Ejércitos. 17 No me he sentado ni me he regocijado en compañía de los que se divierten. A causa de tu mano me he sentado solitario, porque me llenaste de indignación. 18 ¿Por qué ha sido continuo mi dolor, y mi herida incurable ha rehusado ser sanada? ¡Oh! ¿Serás para mí como torrente engañoso, como aguas de las que no se puede confiar?
19 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR:
—Si tú vuelves, yo te restauraré, y estarás de pie delante de mí; y si separas lo precioso de lo vil, serás mi portavoz. ¡Que ellos se vuelvan a ti; pero tú no te vuelvas a ellos! 20 Te pondré ante este pueblo como un muro fortificado de bronce. Lucharán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estaré contigo para salvarte y librarte, dice el SEÑOR. 21 Te libraré de la mano de los malos y te rescataré de la mano de los tiranos.
Simbolismo de la soltería de Jeremías
16 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: 2 “No tomarás mujer para ti; no tendrás hijos ni hijas en este lugar. 3 Porque así ha dicho el SEÑOR acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, y acerca de las madres que los den a luz y de los padres que los engendren en esta tierra: 4 Morirán de dolorosas enfermedades; no serán llorados ni sepultados. Serán convertidos en abono sobre la superficie de la tierra. Con espada y con hambre serán exterminados, y sus cadáveres servirán de comida a las aves del cielo y a los animales de la tierra”.
5 Así ha dicho el SEÑOR: “No entres en la casa donde haya duelo ni acudas a lamentar ni les expreses tu condolencia; porque he quitado de este pueblo mi paz, y asimismo la compasión y la misericordia, dice el SEÑOR. 6 Morirán en esta tierra grandes y pequeños. No serán sepultados ni los llorarán. No se sajarán por ellos ni se raparán la cabeza. 7 No partirán pan de duelo para consolarlos por sus muertos, ni les darán a beber de la copa de consolación por su padre o por su madre.
8 “Asimismo, no entres en casa de banquete, para sentarte con ellos para comer o beber. 9 Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: ‘He aquí que yo hago cesar en este lugar, ante los ojos de ustedes y en sus días, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia’.
10 “Acontecerá que cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, te dirán: ‘¿Por qué ha decretado el SEÑOR contra nosotros todo este mal tan grande? ¿Cuál es nuestra maldad? ¿O cuál es nuestro pecado que hemos cometido contra el SEÑOR nuestro Dios?’. 11 Entonces les dirás: ‘El SEÑOR dice: Porque los padres de ustedes me abandonaron, se fueron en pos de otros dioses y les rindieron culto; porque se postraron ante ellos, mientras que a mí me abandonaron y no guardaron mi ley. 12 Y ustedes han actuado peor que sus padres; porque he aquí que ustedes se van cada uno tras la porfía de su malvado corazón, sin escucharme a mí. 13 Por tanto, los arrojaré de esta tierra a una tierra que ni ustedes ni sus padres han conocido. Allá servirán a otros dioses día y noche, porque no les mostraré clemencia’.
Esperanza del retorno a Sion
14 “Por tanto, dice el SEÑOR, he aquí vienen días en que no se dirá más: ‘¡Vive el SEÑOR, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto!’, 15 sino: ‘¡Vive el SEÑOR, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras a donde los había desterrado!’. Pues los haré volver a su suelo, el cual di a sus padres.
Footnotes
Jeremías 14:13 Otra trad., según prop. Stutt. (cf. Símaco), se llenan de savia.
Jeremías 14:18 Cf. Peshita.
Jeremías 15:11 Lit., Señor YHWH.
Jeremías 15:14 Según prop. Stutt.; cf. Jer. 15:3.
1 Tesalonicenses 2:10-3:13
Reina Valera Actualizada
10 Ustedes son testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente actuamos entre ustedes los creyentes. 11 En esto saben que fuimos para cada uno de ustedes como el padre para sus propios hijos: Les exhortábamos, les animábamos 12 y les insistíamos en que anduvieran como es digno de Dios, que los llama[a] a su propio reino y gloria.
Persecución de la iglesia
13 Por esta razón, nosotros también damos gracias a Dios sin cesar; porque cuando recibieron la palabra de Dios que oyeron de parte nuestra, la aceptaron, no como palabra de hombres sino como lo que es de veras, la palabra de Dios quien obra en ustedes los que creen. 14 Porque ustedes, hermanos, llegaron a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues también ustedes han padecido las mismas cosas de sus propios compatriotas, como ellos de los judíos. 15 Estos mataron tanto al Señor Jesús como a los profetas, a nosotros nos han perseguido, no agradan a Dios y se oponen a todos los hombres, 16 prohibiéndonos hablar a los gentiles a fin de que sean salvos. Así colman siempre la medida de sus pecados. ¡Pero la ira de Dios viene sobre ellos hasta el extremo!
Pablo anhela visitarlos de nuevo
17 Pero nosotros, hermanos, apartados de ustedes por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, procuramos con mayor empeño y con mucho deseo verlos personalmente. 18 Por eso quisimos ir a ustedes (yo Pablo, una y otra vez), pero Satanás nos lo impidió. 19 Porque, ¿cuál es nuestra esperanza, gozo o corona de orgullo delante del Señor Jesucristo en su venida? ¿Acaso no lo son ustedes? 20 En efecto, ustedes son nuestra gloria y gozo.
La misión de Timoteo
3 Por lo cual, como no pudimos soportarlo más, nos pareció bien quedarnos solos en Atenas, 2 y enviamos a Timoteo, nuestro hermano[b] y colaborador de Dios en el evangelio de Cristo, para afirmarlos y animarlos en su fe; 3 para que nadie sea turbado en medio de estas tribulaciones porque ustedes mismos saben que hemos sido puestos para esto. 4 Porque cuando aún estábamos con ustedes les predecíamos que habríamos de sufrir tribulaciones. Y así ha acontecido, como bien lo saben. 5 Por esta razón, como yo tampoco pude soportarlo más, le envié para informarme de la fe de ustedes, no sea que los haya tentado el tentador y que nuestro gran esfuerzo haya sido en vano.
6 Pero ahora Timoteo ha regresado desde ustedes a nosotros y nos ha dado buenas noticias de la fe y del amor de ustedes, y de que siempre tienen buenos recuerdos de nosotros, deseando vernos, tal como nosotros también a ustedes. 7 Por eso hemos sido animados por ustedes, hermanos, por medio de su fe, en toda nuestra necesidad y aflicción. 8 Porque ahora vivimos, si efectivamente están firmes en el Señor.
9 Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios con respecto a ustedes en recompensa por todo el gozo con que nos regocijamos por causa de ustedes delante de nuestro Dios? 10 De día y de noche imploramos con mucha instancia, a fin de verlos personalmente y completar lo que falta de su fe. 11 ¡Que el mismo Dios y Padre nuestro, con nuestro Señor Jesús, nos abra camino hacia ustedes! 12 El Señor los multiplique y los haga abundar en amor unos para con otros y para con todos, tal como nosotros para con ustedes; 13 a fin de confirmar el corazón de ustedes irreprensible en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos[c].
Footnotes
1 Tesalonicenses 2:12 Algunos mss. antiguos tienen quien los llamó.
1 Tesalonicenses 3:2 Algunos mss. antiguos incluyen y ministro de Dios.
1 Tesalonicenses 3:13 Algunos mss. antiguos incluyen Amén.
Salmos 80
Reina Valera Actualizada
Súplica por la restauración
80 Al músico principal. Sobre Sosanim[a]. Testimonio. Salmo de Asaf.
¡Oh Pastor de Israel, escucha,
tú que conduces a José como
a un rebaño!
¡Tú, que estás entre los querubines, resplandece 2 delante de Efraín,
de Benjamín y de Manasés!
Despierta tu poderío y ven
para salvarnos.
3
Oh Dios, ¡restáuranos!
Haz resplandecer tu rostro,
y seremos salvos.
4
SEÑOR Dios de los Ejércitos, ¿hasta cuándo has de mostrar
tu indignación
contra la oración de tu pueblo?
5
Nos[b] has dado a comer pan
de lágrimas.
Nos[c] has dado a beber lágrimas en abundancia.
6
Nos has puesto por escarnio
a nuestros vecinos;
nuestros enemigos se mofan
de nosotros.
7
Oh Dios de los Ejércitos, ¡restáuranos! Haz resplandecer tu rostro,
y seremos salvos.
8
Trajiste una vid de Egipto;
echaste a las naciones y la plantaste.
9
Limpiaste el lugar delante de ella. Hiciste que echara raíz, y llenó
la tierra.
10
Los montes fueron cubiertos por
su sombra,
y sus ramas llegaron a ser como cedros de Dios.
11
Extendió sus ramas hasta el mar,
y hasta el Río sus renuevos.
12
¿Por qué has roto sus cercas
de modo que la vendimien todos los que pasan por el camino?
13
El jabalí salvaje la devasta;
las criaturas del campo se alimentan de ella.
14
Oh Dios de los Ejércitos, vuelve, por favor;
mira desde el cielo, considera
y visita esta viña,
15
la cepa que plantó tu diestra;
el hijo que fortaleciste para ti.
16
Está quemada con fuego;
la han cortado.
Perecen por la reprensión de tu rostro.
17
Sea tu mano sobre el hombre
de tu diestra,
sobre el hijo del hombre que
fortaleciste para ti mismo.
18
Así no nos apartaremos de ti; nos darás vida e invocaremos
tu nombre.
19
Oh SEÑOR Dios de los Ejércitos, ¡restáuranos!
Haz resplandecer tu rostro
y seremos salvos.
Footnotes
Salmos 80:1 Significa lirios, o rosas; posiblemente el nombre de un cántico.
Salmos 80:5 Según LXX y Símaco; heb., les.
Salmos 80:5 Según LXX y Símaco; heb., les.
Proverbios 25:1-5
Reina Valera Actualizada
Otros proverbios de Salomón
25 También estos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los hombres de Ezequías, rey de Judá:
2
Es gloria de Dios ocultar una cosa,
y es gloria del rey escudriñarla.
3
La altura de los cielos,
la profundidad de la tierra
y el corazón de los reyes
son inescrutables.
4
Quita las escorias de la plata,
y saldrá un objeto para el fundidor.
5
Quita al impío de la presencia del rey,
y su trono se afirmará con justicia.
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano
No comments:
Post a Comment