Tuesday, September 16, 2025

DAB Español, Miércoles 17 de Septiembre

Día 261, DAB Español, Miércoles 17 de Septiembre


Isaías 25:1-28:13; Gálatas 3:10-22; Salmos 61; Proverbios 23:17-18 (Traducción en lenguaje actual (TLA))










    

Isaías 25:1-28:13

Traducción en lenguaje actual

Canto de acción de gracias


25 Isaías dijo:


«Tú eres mi Dios.

Yo alabo y bendigo tu nombre,

porque has realizado planes admirables

que prometiste desde tiempos antiguos.

2

Has destruido las fortalezas

de nuestros enemigos,

has dejado las ciudades

hechas un montón de ruinas.

¡Nunca más serán reconstruidas!

3

Ahora los pueblos fuertes y tiranos

te obedecen y te adoran.


4

»Has sido un refugio para el débil

y has protegido al pobre en su aflicción.

Tú eres un refugio en la tormenta,

una sombra que protege del calor.


»El soplo de los tiranos

es como una tormenta de invierno;

5

es como el calor del desierto.

Tú frenaste el ataque de los enemigos,

y así pusiste fin

al canto de victoria de los tiranos.

El banquete de Dios


6

»El Dios todopoderoso

prepara en Jerusalén

un banquete para todas las naciones.

Allí hay ricos manjares,

comidas deliciosas,

y los mejores vinos.


7

»Dios acabará

con la tristeza de las naciones.

8-9

Dios destruirá para siempre

el poder de la muerte.

Dios secará las lágrimas de todos

y borrará la vergüenza de su pueblo

en toda la tierra.


»Ese día se dirá:


“Ahí está nuestro Dios.

En él confiamos, y nos salvó.

¡Gritemos de alegría

porque Dios nos ha salvado!”


»Dios ha jurado que así será».

La derrota del pueblo de Moab


10 Isaías continuó diciendo:


«Dios protegerá a Jerusalén,

pero Moab será pisoteado

como se pisotea la basura.

11

Moab intentará surgir de nuevo,

pero por más que se esfuerce,

Dios aplastará su orgullo.

12

Dios hará caer sus altas murallas

y las dejará tendidas por el suelo».

Canto de victoria del pueblo de Dios


26 Cuando Dios castigue a nuestros enemigos, la gente de Judá entonará esta canción:


«Tenemos una ciudad muy fuerte;

Dios levantó murallas y fortalezas

para protegernos.

2

Abran los portones de Jerusalén,

pues por ellos entrará

un pueblo justo y fiel.

3

Dios hará vivir en paz

a quienes le son fieles

y confían en él.


4

»Dios es nuestro refugio eterno;

¡confiemos siempre en él!

5

Dios castiga a los creídos

y derrota a la ciudad orgullosa,

6

para que la pisoteen

los humildes y los pobres.


7

»Dios nuestro,

tú cuidas a la gente buena

para que cumpla tus mandamientos.

8

Por tus enseñanzas aprendemos a vivir;

ellas nos hacen sentirnos seguros.

Lo que más deseamos

es obedecerte y adorarte.

9

De día y de noche

mi corazón te busca;

cuando tú das una orden,

todos aprenden a hacer lo bueno.


10

»Dios nuestro,

los malvados no aprenden a ser buenos

aunque se les tenga compasión.

Aunque estén entre gente buena,

siguen actuando con maldad

y no les importa

que seas el Dios todopoderoso.

11

Tú les tienes preparado su castigo,

pero ellos ni siquiera se dan cuenta.

¡Demuéstrales cuánto nos amas,

para que sientan vergüenza!

¡Destrúyelos con tu enojo!


12

»Dios nuestro,

tú nos aseguras la paz,

y todo lo que hemos logrado

ha sido por tu gran poder.


13

»Dios nuestro,

aunque otros dioses nos han dominado,

tú eres nuestro único Dios.

14

Esos dioses no tienen vida;

son dioses muertos y no se pueden mover.

Tú les diste su merecido,

y ahora nadie los recuerda.


15

»Tú has engrandecido nuestra nación.

Has extendido nuestras fronteras

para dar a conocer

tu fama y tu poder.

16

Cuando nos castigaste,

nos volvimos a ti

a pesar de nuestro dolor.

17

Tu castigo nos hizo sufrir mucho;

nuestro dolor fue muy grande.

18

Pero ese dolor no produjo nada.

No le dimos a nuestro país

la alegría de la victoria

ni tampoco la alegría

de tener muchos hijos.

19

Pero somos tu pueblo,

y aunque estemos destruidos,

volveremos a vivir.

Tú llenarás de vida y alegría

a esta nación sin vida.


20

»¡Vamos, pueblo mío,

entra ya en tu ciudad!

Cierra los portones y espera

a que Dios calme su enojo.

21

Dios saldrá de su palacio

y castigará por su maldad

a los que habitan la tierra.

Los crímenes de los violentos

no quedarán sin castigo».

El castigo del monstruo del mar


27 Isaías dijo:


«Los enemigos de Israel

son como un monstruo del mar,

y escurridizos como serpientes,

pero Dios empuñará su espada,

grande y poderosa,

y los destruirá».

El canto a Israel


2 Cuando llegue el castigo de nuestros enemigos, Dios dirá:


«Canten una canción a Israel.

3

Yo la cuido y la protejo;

día y noche le brindo protección

para que nadie le haga daño.

4

Ya no estoy enojado con ella;

todavía hay algunos rebeldes,

pero yo los sacaré de allí.

5

Si Israel quiere que yo la proteja,

deberá reconciliarse conmigo;

¡tendrá que hacer las paces!»

Israel quedará libre de sus pecados


6 Isaías dijo:


«En el futuro

el pueblo de Israel prosperará

y poblará el mundo.

7-8

Dios no ha castigado a Israel

como castigó a sus enemigos;

es verdad que los castigó

expulsándolos de su país

y mandándolos a tierras lejanas,

pero no los destruyó

como destruyó a sus asesinos.


9

»Dios perdonará a los israelitas

siempre y cuando ellos destruyan

esos despreciables altares

donde adoran a otros dioses.


10-11

»Pero los habitantes de Samaria

son un pueblo sin inteligencia,

y Dios, su creador,

ya no les tiene compasión.

Por eso su ciudad fortificada

ha quedado abandonada y solitaria;

allí sólo pasta el ganado,

los animales se comen las ramas

y luego se echan a dormir.

Las ramas se quiebran al secarse,

y las mujeres hacen fuego con ellas.

Los israelitas vuelven a su patria


12 »Cuando Dios perdone a Israel,


hará que tiemble la tierra

desde el río Éufrates

hasta el río de Egipto;

pero a ustedes los israelitas

los juntará uno por uno,

como junta el campesino las espigas.

13

Ese día sonará la gran trompeta.

Todos los que estaban prisioneros

en el país de Asiria

y en el país de Egipto,

vendrán para adorar a Dios

en la santa ciudad de Jerusalén».

Anuncio de la destrucción de Samaria


28 1-3 Isaías anunció:


«¡Qué mal le va a ir a Samaria,

capital del reino del norte!

Para sus habitantes

esa ciudad es como una corona

que los llena de orgullo.

Pero es una ciudad de borrachos

y sus jefes son como flores

que se secan y se marchitan.


»Asiria es un pueblo poderoso;

Dios lo tiene preparado

como una tormenta de granizo,

como lluvia torrencial y destructora,

como una terrible inundación.

Con su poder y su fuerza,

Asiria echará por tierra

a la ciudad de Samaria,

4

ese adorno de flores marchitas.

¡La arrancará como a fruta madura!


5

»Ese día, el Dios todopoderoso

será una corona maravillosa

para la gente de su pueblo

que aún quede con vida.

6

Dios hará que sus jueces sean justos

y dará valor a los soldados

que defiendan la ciudad».

Amenaza y promesas a Jerusalén


7 Isaías también dijo:


«Los profetas y los sacerdotes

se tambalean y tropiezan

por tanto licor que beben.

Están demasiado borrachos

para recibir palabra de Dios.

8

¡Todas sus mesas

están llenas de vómitos!

¡No hay un solo lugar limpio!

9

Además, se burlan de mí y dicen:

“¡Cómo se atreve a darnos lecciones

y a enseñarnos lo que dice Dios!

¡Ni que fuéramos niños chiquitos

10

que estuviéramos aprendiendo a leer!”


11

»Pues bien, si ustedes no hacen caso,

Dios les hablará,

pero lo hará en un lenguaje extraño,

en un idioma que no podrán entender.

12

Ya Dios les había dicho:

“Aquí hay tranquilidad;

¡aquí pueden descansar!”

Pero ustedes no quisieron obedecerlo.

13

Por eso Dios les hablará

como si fueran unos niños chiquitos

que apenas saben leer.

Serán como niños que empiezan a caminar:

se caerán de espaldas, se lastimarán

y no podrán levantarse.



Gálatas 3:10-22

Traducción en lenguaje actual


10 Pero corren un grave peligro los que buscan agradar a Dios obedeciendo la ley, porque la Biblia dice: «Maldito sea el que no obedezca todo lo que la ley ordena.» 11 Nadie puede agradar a Dios sólo obedeciendo la ley, pues la Biblia dice: «Los que Dios ha aceptado, y que confían en él, vivirán para siempre.»


12 Pero para tener vida eterna por medio de la ley no haría falta confiar en Dios; sólo habría que obedecer la ley. Por eso dice la Biblia: «El que obedece la ley se salvará por su obediencia.» 13 Pero Cristo prefirió recibir por nosotros la maldición que cae sobre el que no obedece la ley. De ese modo nos salvó. Porque la Biblia dice: «Dios maldecirá a cualquiera que muera colgado de un madero.» 14 Por eso, la bendición que Dios prometió darle a Abraham es también para los que no son judíos. Así que, si confiamos en Cristo, recibiremos el Espíritu que Dios nos ha prometido.

La ley y la promesa


15 Hermanos míos, les voy a dar un ejemplo que cualquiera puede entender. Cuando una persona hace un pacto con otra, y lo firma, nadie puede anularlo ni agregarle nada. 16 Ahora bien, las promesas que Dios le hizo a Abraham eran para él y para su descendiente. La Biblia no dice que las promesas eran para «sus descendientes», sino para «su descendencia», la cual es Cristo. 17 Lo que quiero decir es esto: la promesa de Dios no puede cambiarla, ni dejarla sin valor, una ley que Dios dio cuatrocientos treinta años después. 18 Porque si Dios diera lo que prometió sólo a quien obedece la ley, entonces ya no lo daría para cumplir su promesa. Pero lo cierto es que, cuando Dios le aseguró a Abraham que le daría lo prometido, no le pidió nada a cambio.


19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Pues después de hacerle su promesa a Abraham, Dios nos dio la ley para mostrarnos lo que estábamos haciendo mal. Pero esa ley serviría sólo hasta que viniera el descendiente de Abraham, a quien Dios le hizo la promesa. Dios le dio la ley a Moisés por medio de los ángeles, para que él nos la diera a nosotros. 20 Pero cuando Dios le hizo la promesa a Abraham, no usó mensajeros, sino que se la hizo personalmente.

¿Para qué sirvió la ley?


21 Esto no significa que la ley esté en contra de las promesas de Dios. ¡De ninguna manera! Porque si la ley pudiera darnos vida eterna, entonces Dios nos hubiera aceptado por obedecerla. 22 La Biblia dice que el pecado nos domina a todos, de modo que el regalo que Dios prometió es para los que confían en Jesucristo.



Salmos 61

Traducción en lenguaje actual

Protégeme toda la vida

SALMO 61 (60)

Himno de David. Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse acompañado de instrumentos de cuerda.


61 Dios mío,

oye mis gritos,

escucha mi oración.

2

¡Ya no aguanto más!

Por eso te llamo

desde el último rincón del mundo.

Ponme sobre una gran piedra,

donde quede a salvo del peligro.

3

¡Tú eres mi protector!

¡Tú me defiendes del enemigo!


4

Quiero pasar toda mi vida

viviendo en tu santuario,

bajo tu protección.

5

Tú, Dios mío,

conoces mis promesas;

tú me entregaste mi parte

en la tierra que le diste

al pueblo que te adora.


6

Concédeme reinar mucho tiempo,

y vivir una larga vida;

que dure mi reinado una eternidad.

7

Déjame reinar para siempre;

¡protégeme con tu amor toda la vida!

8

Yo te prometo

que siempre te alabaré con himnos,

y que todos los días

te cumpliré mis promesas.



Proverbios 23:17-18

Traducción en lenguaje actual

-14-


17

No envidies a los pecadores,

y obedece siempre a Dios;

18

así tu futuro será feliz.

Traducción en lenguaje actual (TLA)


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