Isaías 62:6-65:25; Filipenses 2:19-3:4; Salmos 73; Proverbios 24:13-14 (Nueva Traducción Viviente (NTV))
Isaías 62:6-65:25 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
6
Oh
Jerusalén, yo he puesto centinelas en tus murallas;
ellos orarán continuamente, de día y de
noche.
No descansen, ustedes que dirigen sus
oraciones al Señor.
7
No
le den descanso al Señor hasta que termine su obra,
hasta que haga de Jerusalén el orgullo de
toda la tierra.
8
El
Señor le ha jurado a Jerusalén por su propia fuerza:
«Nunca más te entregaré a tus enemigos;
nunca
más vendrán guerreros extranjeros
para llevarse tu grano y tu vino nuevo.
9
Ustedes
cultivaron el grano, y ustedes lo comerán,
alabando al Señor.
Dentro
de los atrios del templo,
ustedes mismos beberán el vino que
prensaron».
10
¡Salgan
por las puertas!
¡Preparen la carretera para el regreso de
mi pueblo!
Emparejen
el camino, saquen las rocas
y levanten una bandera para que la vean
todas las naciones.
11
El
Señor ha enviado el siguiente mensaje a cada país:
«Díganle al pueblo de Israel:[a]
“Miren,
ya viene su Salvador.
Vean, él trae consigo su recompensa”».
12
Serán
llamados «El pueblo santo»
y «El pueblo redimido por el Señor».
Y
Jerusalén será conocida como «El lugar deseable»
y «La ciudad ya no abandonada».
Juicio
contra los enemigos del Señor
63
¿Quién es este que viene desde Edom,
desde la ciudad de Bosra
con sus ropas teñidas de rojo?
¿Quién
es este que lleva vestiduras reales
y marcha en su gran fuerza?
«¡Soy
yo, el Señor, proclamando su salvación!
¡Soy yo, el Señor, quien tiene el poder
para salvar!».
2
¿Por
qué están tan rojas tus ropas,
como si hubieras estado pisando uvas?
3
«Estuve
pisando el lagar yo solo;
no había nadie allí para ayudarme.
En
mi enojo, he pisado a mis enemigos
como si fueran uvas.
En
mi furia he pisado a mis adversarios;
su sangre me ha manchado la ropa.
4
Ha
llegado la hora de cobrar venganza por mi pueblo;
de rescatar a mi pueblo de sus opresores.
5
Estaba
asombrado al ver que nadie intervenía
para ayudar a los oprimidos.
Así
que yo mismo me interpuse para salvarlos con mi brazo fuerte,
y mi ira me sostuvo.
6
Aplasté
a las naciones en mi enojo,
las hice tambalear y caer al suelo,
y derramé su sangre sobre la tierra».
Alabanza
por la liberación
7
Hablaré
del amor inagotable del Señor;
alabaré al Señor por todo lo que ha hecho.
Me
alegraré por su gran bondad con Israel,
que le concedió según su misericordia y su
amor.
8
Él
dijo: «Ellos son mi pueblo.
Ciertamente no volverán a traicionarme».
Y se convirtió en su Salvador.
9
Cuando
ellos sufrían, él también sufrió,
y él personalmente[b] los rescató.
En
su amor y su misericordia los redimió;
los levantó y los tomó en brazos
a lo largo de los años.
10
Pero
ellos se rebelaron contra él
y entristecieron a su Santo Espíritu.
Así
que él se convirtió en enemigo de ellos
y peleó contra ellos.
11
Entonces
recordaron los días de antaño
cuando Moisés sacó a su pueblo de Egipto.
Clamaron:
«¿Dónde está el que llevó a Israel a través del mar
con Moisés como pastor?
¿Dónde
está el que envió a su Santo Espíritu
para que estuviera en medio de su pueblo?
12
¿Dónde
está aquel que manifestó su poder
cuando Moisés levantó su mano,
el
que dividió el mar delante de ellos
y se hizo famoso para siempre?
13
¿Dónde
está el que los hizo pasar por el fondo del mar?
Eran como magníficos sementales
que corrían por el desierto sin tropezar.
14
Al
igual que el ganado que desciende a un valle pacífico,
el Espíritu del Señor les daba descanso.
Tú
guiaste a tu pueblo, Señor,
y te ganaste una magnífica reputación».
Oración
por misericordia y perdón
15
Señor,
mira desde el cielo;
míranos desde tu santo y glorioso hogar.
¿Dónde
están la pasión y el poder
que solías manifestar a nuestro favor?
¿Dónde están tu misericordia y tu
compasión?
16
¡Ciertamente
tú sigues siendo nuestro Padre!
Aunque Abraham y Jacob[c] nos desheredaran,
tú,
Señor, seguirías siendo nuestro Padre.
Tú eres nuestro Redentor desde hace siglos.
17
Señor,
¿por qué permitiste que nos apartáramos de tu camino?
¿Por qué nos diste un corazón terco para
que dejáramos de temerte?
Regresa
y ayúdanos, porque somos tus siervos,
las tribus que son tu posesión más
preciada.
18
Por
poco tiempo tu pueblo santo poseyó tu lugar santo,
y ahora nuestros enemigos lo han destruido.
19
Algunas
veces parece como si nunca te hubiéramos pertenecido;
es como si nunca hubiéramos sido conocidos
como tu pueblo.
64
[d]¡Oh, si irrumpieras desde el cielo y descendieras!
¡Cómo temblarían los montes en tu
presencia!
2
[e]Así
como el fuego hace que arda la leña
y que hierva el agua,
tu
venida haría que las naciones temblaran.
¡Entonces tus enemigos se enterarían de la
razón de tu fama!
3
Cuando
descendiste hace mucho tiempo,
hiciste obras temibles, por encima de
nuestras mayores expectativas.
¡Y cómo temblaron los montes!
4
Desde
el principio del mundo,
ningún oído ha escuchado,
ni
ojo ha visto a un Dios como tú,
quien actúa a favor de los que esperan en
él.
5
Tú
recibes a quienes hacen el bien con gusto;
a quienes siguen caminos de justicia.
Pero
has estado muy enojado con nosotros,
porque no somos justos.
Pecamos
constantemente;
¿cómo es posible que personas como nosotros
se salven?
6
Estamos
todos infectados por el pecado y somos impuros.
Cuando mostramos nuestros actos de
justicia,
no son más que trapos sucios.
Como
las hojas del otoño, nos marchitamos y caemos,
y nuestros pecados nos arrasan como el
viento.
7
Sin
embargo, nadie invoca tu nombre
ni te ruega misericordia.
Por
eso tú te apartaste de nosotros
y nos entregaste[f] a nuestros pecados.
8
Y
a pesar de todo, oh Señor, eres nuestro Padre;
nosotros somos el barro y tú, el alfarero.
Todos somos formados por tu mano.
9
No
te enojes tanto con nosotros, Señor;
por favor, no te acuerdes de nuestros
pecados para siempre.
Te
pedimos que nos mires
y veas que somos tu pueblo.
10
Tus
ciudades santas están destruidas.
Sión es un desierto;
sí,
Jerusalén no es más que una ruina desolada.
11
El
templo santo y hermoso
donde nuestros antepasados te alababan
fue
incendiado
y todas las cosas hermosas quedaron
destruidas.
12
Después
de todo esto, Señor, ¿aún rehusarás ayudarnos?
¿Permanecerás callado y nos castigarás?
Juicio
y salvación final
65
El Señor dice:
«Estaba
listo para responder, pero nadie me pedía ayuda;
estaba listo para dejarme encontrar, pero
nadie me buscaba.
“¡Aquí
estoy, aquí estoy!”,
dije a una nación que no invocaba mi
nombre.[g]
2
Todo
el día abrí mis brazos a un pueblo rebelde.[h]
Pero ellos siguen sus malos caminos
y sus planes torcidos.
3
Todo
el día me insultan en mi propia cara
al rendir culto a ídolos en sus huertos
sagrados
y al quemar incienso en altares paganos.
4
De
noche andan entre las tumbas
para rendir culto a los muertos.
Comen
carne de cerdo
y hacen guisos con otros alimentos
prohibidos.
5
Sin
embargo, se dicen unos a otros:
“¡No te acerques demasiado, porque me
contaminarás!
¡Yo soy más santo que tú!”.
Ese
pueblo es un hedor para mi nariz;
un olor irritante que nunca desaparece.
6
»Miren,
tengo escrito mi decreto[i] delante de mí:
no me quedaré callado;
les
daré el pago que se merecen.
Sí, les daré su merecido,
7
tanto
por sus propios pecados,
como por los de sus antepasados
—dice el Señor—.
También
quemaron incienso en los montes
y me insultaron en las colinas.
¡Les daré su merecido!
8
»Pero
no los destruiré a todos
—dice el Señor—.
Tal
como se encuentran uvas buenas en un racimo de uvas malas
(y alguien dice: “¡No las tires todas;
algunas de ellas están buenas!”),
así
mismo, no destruiré a todo Israel.
Pues aún tengo verdaderos siervos allí.
9
Conservaré
un remanente del pueblo de Israel[j]
y de Judá, para que posea mi tierra.
Aquellos
a quienes yo escoja la heredarán
y mis siervos vivirán allí.
10
La
llanura de Sarón se llenará nuevamente de rebaños
para mi pueblo que me busca,
y el valle de Acor será lugar de pastoreo
para las manadas.
11
»Pero
como el resto de ustedes abandonó al Señor
y se olvidó de su templo,
y
como preparó fiestas para honrar al dios de la Fortuna
y le ofreció vino mezclado al dios del
Destino,
12
ahora
yo los “destinaré” a ustedes a la espada.
Todos ustedes se inclinarán delante del
verdugo.
Pues
cuando los llamé, ustedes no me respondieron;
cuando hablé, no me escucharon.
Pecaron
deliberadamente —ante mis propios ojos—
y escogieron hacer lo que saben que yo
desprecio».
13
Por
lo tanto, esto dice el Señor Soberano:
«Mis
siervos comerán,
pero ustedes pasarán hambre.
Mis
siervos beberán,
pero ustedes tendrán sed.
Mis
siervos se alegrarán,
pero ustedes estarán tristes y avergonzados.
14
Mis
siervos cantarán de alegría,
pero ustedes llorarán de angustia y
desesperación.
15
El
nombre de ustedes será una maldición entre mi pueblo,
porque el Señor Soberano los destruirá
y llamará a sus verdaderos siervos por otro
nombre.
16
Todos
los que invoquen una bendición o hagan un juramento
lo harán por el Dios de la verdad.
Dejaré
a un lado mi enojo
y olvidaré la maldad de los tiempos
pasados.
17
»¡Miren!
Estoy creando cielos nuevos y una tierra nueva,
y nadie volverá siquiera a pensar en los
anteriores.
18
Alégrense;
regocíjense para siempre en mi creación.
¡Y miren! Yo crearé una Jerusalén que será
un lugar de felicidad
y su pueblo será fuente de alegría.
19
Me
gozaré por Jerusalén
y me deleitaré en mi pueblo.
Y
el sonido de los llantos y los lamentos
jamás se oirá en ella.
20
»Los
bebés ya no morirán a los pocos días de haber nacido,
ni los adultos morirán antes de haber
tenido una vida plena.
Nunca
más se considerará anciano a alguien que tenga cien años;
solamente los malditos morirán tan jóvenes.
21
En
esos días, la gente habitará en las casas que construya
y comerá del fruto de sus propios viñedos.
22
A
diferencia del pasado, los invasores no les quitarán sus casas
ni les confiscarán sus viñedos.
Pues
mi pueblo vivirá tantos años como los árboles,
y mis escogidos tendrán tiempo para
disfrutar de lo adquirido con su arduo trabajo.
23
No
trabajarán en vano,
y sus hijos no estarán condenados a la
desgracia,
porque
son un pueblo bendecido por el Señor,
y sus hijos también serán bendecidos.
24
Les
responderé antes que me llamen.
Cuando aún estén hablando de lo que
necesiten,
¡me adelantaré y responderé a sus
oraciones!
25
El
lobo y el cordero comerán juntos.
El león comerá heno, como el buey;
pero las serpientes comerán polvo.
En
esos días, nadie será herido ni destruido en mi monte santo.
¡Yo, el Señor, he hablado!».
Footnotes:
62:11 En hebreo Díganle a la hija de Sión.
63:9 En hebreo y el ángel de su presencia.
63:16 En hebreo Israel. Ver nota en 14:1.
64:1 El versículo 64:1 corresponde al 63:19
en el texto hebreo.
64:2 Los versículos del 64:2-12
corresponden al 64:1-11 en el texto hebreo.
64:7 Así aparece en la versión griega, en
la siríaca y en la aramea; en hebreo dice nos derretiste.
65:1 O a una nación que no llevaba mi
nombre.
65:1-2 La versión griega dice Me
encontraron personas que no me buscaban. / Me mostré a los que no preguntaban
por mí. / Todo el día les abrí mis brazos, / pero ellos fueron desobedientes y
rebeldes. Comparar Rm 10:20-21.
65:6 O Miren, sus pecados están escritos;
en hebreo dice Miren, escrito está.
65:9 En hebreo remanente de Jacob. Ver nota
en 14:1.
Nueva
Traducción Viviente (NTV)
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Filipenses 2:19-3:4 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
Pablo
encomienda a Timoteo
19
Si el Señor Jesús quiere, espero enviarles pronto a Timoteo para que los
visite. Así él puede animarme al traerme noticias de cómo están. 20 No cuento
con nadie como Timoteo, quien se preocupa genuinamente por el bienestar de
ustedes. 21 Todos los demás solo se ocupan de sí mismos y no de lo que es
importante para Jesucristo, 22 pero ustedes saben cómo Timoteo ha dado muestras
de lo que es. Como un hijo con su padre, él ha servido a mi lado en la
predicación de la Buena Noticia. 23 Espero enviarlo a ustedes en cuanto sepa lo
que me sucederá aquí, 24 y el Señor me ha dado la confianza que yo mismo iré
pronto a verlos.
Pablo
encomienda a Epafrodito
25
Mientras tanto, pensé que debería enviarles de vuelta a Epafrodito. Él es un verdadero
hermano, colaborador y compañero de lucha. Además, fue el mensajero de ustedes
para ayudarme en mi necesidad. 26 Lo envío porque, desde hace tiempo, tiene
deseos de verlos y se afligió mucho cuando ustedes se enteraron de que estaba
enfermo. 27 Es cierto que estuvo enfermo e incluso a punto de morir; pero Dios
tuvo misericordia de él, como también la tuvo de mí, para que yo no tuviera una
tristeza tras otra.
28
Así que estoy aún más ansioso por enviarlo de regreso a ustedes, porque sé que
se pondrán contentos al verlo, y entonces ya no estaré tan preocupado por
ustedes. 29 Recíbanlo en el amor del Señor[a] y mucha alegría, y denle el honor
que una persona como él merece. 30 Pues arriesgó su vida por la obra de Cristo
y estuvo al borde de la muerte mientras hacía por mí lo que ustedes no podían
desde tan lejos.
El
valor incalculable de conocer a Cristo
3
Mis amados hermanos, pase lo que pase, alégrense en el Señor. Nunca me canso de
decirles estas cosas y lo hago para proteger su fe.
2
Cuídense de esos «perros», de esa gente que hace lo malo, esos mutiladores que
les dicen que deben circuncidarse para ser salvos. 3 Pues los que adoramos por
medio del Espíritu de Dios[b] somos los verdaderos circuncisos. Confiamos en lo
que Cristo Jesús hizo por nosotros. No depositamos ninguna confianza en
esfuerzos humanos 4 aunque, si alguien pudiera confiar en sus propios
esfuerzos, ese sería yo. De hecho, si otros tienen razones para confiar en sus
propios esfuerzos, ¡yo las tengo aún más!
Footnotes:
2:29 En griego en el Señor.
3:3 Algunos manuscritos dicen adoramos a
Dios en espíritu; uno de los manuscritos más antiguos dice adoramos en
espíritu.
Nueva
Traducción Viviente (NTV)
La
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Salmos 73 Nueva Traducción Viviente
(NTV)
Libro
tercero (Salmos 73–89)
Salmo
73
Salmo
de Asaf.
1
En
verdad Dios es bueno con Israel,
con los de corazón puro.
2
Pero
en cuanto a mí, casi perdí el equilibrio;
mis pies resbalaron y estuve a punto de
caer,
3
porque
envidiaba a los orgullosos
cuando los veía prosperar a pesar de su
maldad.
4
Pareciera
que viven sin problemas;
tienen el cuerpo tan sano y fuerte.
5
No
tienen dificultades como otras personas;
no están llenos de problemas como los
demás.
6
Lucen
su orgullo como un collar de piedras preciosas
y se visten de crueldad.
7
¡Estos
gordos ricachones tienen todo
lo que su corazón desea!
8
Se
burlan y hablan solo maldades;
en su orgullo procuran aplastar a otros.
9
Se
jactan contra los cielos mismos,
y sus palabras se pasean presuntuosas por
toda la tierra.
10
Entonces
la gente se desanima y se confunde,
al tragarse todas esas palabras.
11
«¿Y
qué sabe Dios? —preguntan—.
¿Acaso el Altísimo sabe lo que está
pasando?».
12
Miren
a esos perversos:
disfrutan de una vida fácil mientras sus
riquezas se multiplican.
13
¿Conservé
puro mi corazón en vano?
¿Me mantuve en inocencia sin ninguna razón?
14
En
todo el día no consigo más que problemas;
cada mañana me trae dolor.
15
Si
yo realmente hubiera hablado a otros de esta manera,
habría sido un traidor a tu pueblo.
16
Traté
de entender por qué los malvados prosperan,
¡pero qué tarea tan difícil!
17
Entonces
entré en tu santuario, oh Dios,
y por fin entendí el destino de los
perversos.
18
En
verdad, los pones en un camino resbaladizo
y haces que se deslicen por el precipicio
hacia su ruina.
19
Al
instante quedan destruidos,
totalmente consumidos por los terrores.
20
Cuando
te levantes, oh Señor,
te reirás de sus tontas ideas
como uno se ríe por la mañana de lo que
soñó en la noche.
21
Entonces
me di cuenta de que mi corazón se llenó de amargura,
y yo estaba destrozado por dentro.
22
Fui
tan necio e ignorante,
debo haberte parecido un animal sin
entendimiento.
23
Sin
embargo, todavía te pertenezco;
me tomas de la mano derecha.
24
Me
guías con tu consejo
y me conduces a un destino glorioso.
25
¿A
quién tengo en el cielo sino a ti?
Te deseo más que cualquier cosa en la
tierra.
26
Puede
fallarme la salud y debilitarse mi espíritu,
pero Dios sigue siendo la fuerza de mi
corazón;
él es mío para siempre.
27
Los
que lo abandonen, perecerán,
porque tú destruyes a los que se alejan de
ti.
28
En
cuanto a mí, ¡qué bueno es estar cerca de Dios!
Hice al Señor Soberano mi refugio,
y a todos les contaré las maravillas que
haces.
Nueva
Traducción Viviente (NTV)
La
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Proverbios 24:13-14 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
13
Come
miel, hijo mío, porque es buena,
y el panal es dulce al paladar.
14
Así
también, la sabiduría es dulce a tu alma.
Si la encuentras, tendrás un futuro
brillante,
y tus esperanzas no se truncarán.
Nueva
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La
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