Thursday, May 31, 2018

DAB Español, Viernes 1 de Junio

Día 152, DAB Español, Viernes 1 de Junio

2 Samuel 18:1-19:10; Juan 20:1-31; Salmos 119:153-176; Proverbios 16:14-15 (Nueva Biblia al Día (NBD))






2 Samuel 18:1-19:10 Nueva Biblia al Día (NBD)
Muerte de Absalón
18 David pasó revista a sus tropas y nombró jefes sobre grupos de mil y de cien soldados. 2 Los dividió en tres unidades y los envió a la batalla. La primera unidad estaba bajo el mando de Joab, la segunda bajo el mando de Abisay, hijo de Sarvia y hermano de Joab, y la tercera bajo el mando de Itay el guitita.

—Yo los voy a acompañar —dijo el rey.

3 Pero los soldados respondieron:

—No, Su Majestad no debe acompañarnos. Si tenemos que huir, el enemigo no se va a ocupar de nosotros. Y aun si la mitad de nosotros muere, a ellos no les va a importar. ¡Pero Su Majestad vale por diez mil de nosotros![a] Así que es mejor que se quede y nos apoye desde la ciudad.

4 —Bien —dijo el rey—, haré lo que les parezca más conveniente.

Dicho esto, se puso a un lado de la *entrada de la ciudad, mientras todos los soldados marchaban en grupos de cien y de mil. 5 Además, el rey dio esta orden a Joab, Abisay e Itay:

—No me traten duro al joven Absalón.

Y todas las tropas oyeron las instrucciones que el rey le dio a cada uno de sus generales acerca de Absalón.

6 El ejército marchó al campo para pelear contra Israel, y la batalla se libró en el bosque de Efraín. 7 La lucha fue intensa aquel día: hubo veinte mil bajas. Sin embargo, los soldados de David derrotaron allí al ejército de Israel. 8 La batalla se extendió por toda el área, de modo que el bosque causó más muertes que la espada misma.

9 Absalón, que huía montado en una mula, se encontró con los soldados de David. La mula se metió por debajo de una gran encina, y a Absalón se le trabó la cabeza entre las ramas. Como la mula siguió de largo, Absalón quedó colgado en el aire. 10 Un soldado que vio lo sucedido le dijo a Joab:

—Acabo de ver a Absalón colgado de una encina.

11 —¡Cómo! —exclamó Joab—. ¿Lo viste y no lo mataste ahí mismo? Te habría dado diez monedas de plata[b] y un cinturón.

12 Pero el hombre respondió:

—Aun si recibiera mil monedas, yo no alzaría la mano contra el hijo del rey. Todos oímos cuando el rey les ordenó a usted, a Abisay y a Itay que no le hicieran daño al joven Absalón. 13 Si yo me hubiera arriesgado,[c] me habrían descubierto, pues nada se le escapa al rey; y usted, por su parte, me habría abandonado.

14 —No voy a malgastar mi tiempo contigo —replicó Joab.

Acto seguido, agarró tres lanzas y fue y se las clavó en el pecho a Absalón, que todavía estaba vivo en medio de la encina. 15 Luego, diez de los escuderos de Joab rodearon a Absalón y lo remataron.

16 Entonces Joab mandó tocar la trompeta para detener a las tropas, y dejaron de perseguir a los israelitas. 17 Después tomaron el cuerpo de Absalón, lo tiraron en un hoyo grande que había en el bosque, y sobre su cadáver amontonaron muchísimas piedras. Mientras tanto, todos los israelitas huyeron a sus hogares.

18 En vida, Absalón se había erigido una *estela en el valle del Rey, pues pensaba: «No tengo ningún hijo que conserve mi memoria.» Así que a esa estela le puso su propio *nombre, y por eso hasta la fecha se conoce como la Estela de Absalón.

David hace duelo
19 Ajimaz hijo de Sadoc le propuso a Joab:

—Déjame ir corriendo para avisarle al rey que el Señor lo ha librado del poder de sus enemigos.

20 —No le llevarás esta noticia hoy —le respondió Joab—. Podrás hacerlo en otra ocasión, pero no hoy, pues ha muerto el hijo del rey.

21 Entonces Joab se dirigió a un soldado *cusita y le ordenó:

—Ve tú y dile al rey lo que has visto.

El cusita se inclinó ante Joab y salió corriendo. 22 Pero Ajimaz hijo de Sadoc insistió:

—Pase lo que pase, déjame correr con el cusita.

—Pero muchacho —respondió Joab—, ¿para qué quieres ir? ¡Ni pienses que te van a dar una recompensa por la noticia!

23 —Pase lo que pase, quiero ir.

—Anda, pues.

Ajimaz salió corriendo por la llanura y se adelantó al cusita. 24 Mientras tanto, David se hallaba sentado en el pasadizo que está entre las dos *puertas de la ciudad. El centinela, que había subido al muro de la puerta, alzó la vista y vio a un hombre que corría solo. 25 Cuando el centinela se lo anunció al rey, éste comentó:

—Si viene solo, debe de traer buenas noticias.

Pero mientras el hombre seguía corriendo y se acercaba, 26 el centinela se dio cuenta de que otro hombre corría detrás de él, así que le anunció al guarda de la puerta:

—¡Por ahí viene otro hombre corriendo solo!

—Ése también debe de traer buenas noticias —dijo el rey.

27 El centinela añadió:

—Me parece que el primero corre como Ajimaz hijo de Sadoc.

—Es un buen hombre —comentó el rey—; seguro que trae buenas noticias.

28 Ajimaz llegó y saludó al rey postrándose rostro en tierra, y le dijo:

—¡Bendito sea el Señor, Dios de Su Majestad, pues nos ha entregado a los que se habían rebelado en contra suya!

29 —¿Y está bien el joven Absalón? —preguntó el rey.

Ajimaz respondió:

—En el momento en que tu siervo Joab me enviaba, vi que se armó un gran alboroto, pero no pude saber lo que pasaba.

30 —Pasa y quédate ahí —le dijo el rey.

Ajimaz se hizo a un lado. 31 Entonces llegó el cusita y anunció:

—Le traigo buenas noticias a Su Majestad. El Señor lo ha librado hoy de todos los que se habían rebelado en contra suya.

32 —¿Y está bien el joven Absalón? —preguntó el rey.

El cusita contestó:

—¡Que sufran como ese joven los enemigos de Su Majestad, y todos los que intentan hacerle mal!

33 Al oír esto, el rey se estremeció; y mientras subía al cuarto que está encima de la puerta, lloraba y decía: «¡Ay, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Ojalá hubiera muerto yo en tu lugar! ¡Ay, Absalón, hijo mío, hijo mío!»

19 Avisaron a Joab que el rey estaba llorando amargamente por Absalón. 2 Cuando las tropas se enteraron de que el rey estaba afligido por causa de su hijo, la victoria de aquel día se convirtió en duelo para todo el ejército. 3 Por eso las tropas entraron en la ciudad furtivamente, como lo hace un ejército abochornado por haber huido del combate. 4 Pero el rey, cubriéndose la cara, seguía gritando a voz en cuello: «¡Ay, Absalón, hijo mío! ¡Ay, Absalón, hijo mío, hijo mío!»

5 Entonces Joab fue adonde estaba el rey y le dijo: «Hoy Su Majestad ha llenado de vergüenza a todos sus siervos que le salvaron la *vida, y la de sus hijos e hijas y esposas y concubinas. 6 ¡Usted ama a quienes lo odian, y odia a quienes lo aman! Hoy ha dejado muy en claro que nada le importan sus generales ni sus soldados. Ahora me doy cuenta de que usted preferiría que todos nosotros estuviéramos muertos, con tal de que Absalón siguiera con vida. 7 ¡Vamos! ¡Salga usted y anime a sus tropas! Si no lo hace, juro por el Señor que para esta noche ni un solo soldado se quedará con usted. ¡Y eso sería peor que todas las calamidades que Su Majestad ha sufrido desde su juventud hasta ahora!»

8 Ante esto, el rey se levantó y fue a sentarse junto a la puerta de la ciudad. Cuando los soldados lo supieron, fueron todos a presentarse ante él.

David regresa a Jerusalén
Los israelitas, mientras tanto, habían huido a sus hogares, 9 y por todas las tribus de Israel se hablaba de la situación. Decían: «El rey nos rescató del poder de nuestros enemigos; él nos libró del dominio de los filisteos. Por causa de Absalón tuvo que huir del país. 10 Pero ahora Absalón, al que habíamos ungido como rey, ha muerto en la batalla. ¿Qué nos impide pedirle al rey que vuelva?»

Footnotes:
2 Samuel 18:3 Su Majestad vale por diez mil de nosotros (dos mss. hebreos; véanse también LXX y Vulgata); ahora hay diez mil como nosotros (TM).
2 Samuel 18:11 diez monedas de plata. Lit. diez {*siclos} de plata.
2 Samuel 18:13 me hubiera arriesgado. Alt. lo hubiera traicionado.
Nueva Biblia al Día (NBD)
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Juan 20 Nueva Biblia al Día (NBD)
El sepulcro vacío
20 El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían quitado la piedra que cubría la entrada. 2 Así que fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:

—¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!

3 Pedro y el otro discípulo se dirigieron entonces al sepulcro. 4 Ambos fueron corriendo, pero como el otro discípulo corría más aprisa que Pedro, llegó primero al sepulcro. 5 Inclinándose, se asomó y vio allí las vendas, pero no entró. 6 Tras él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Vio allí las vendas 7 y el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús, aunque el sudario no estaba con las vendas sino enrollado en un lugar aparte. 8 En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó. 9 Hasta entonces no habían entendido la Escritura, que dice que Jesús tenía que resucitar.

Jesús se aparece a María Magdalena
10 Los discípulos regresaron a su casa, 11 pero María se quedó afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro, 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.

13 —¿Por qué lloras, mujer? —le preguntaron los ángeles.

—Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto —les respondió.

14 Apenas dijo esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él. 15 Jesús le dijo:

—¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas?

Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo:

—Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él.

16 —María —le dijo Jesús.

Ella se volvió y exclamó:

—¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro).

17 —Suéltame,[a] porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.”

18 María Magdalena fue a darles la noticia a los discípulos. «¡He visto al Señor!», exclamaba, y les contaba lo que él le había dicho.

Jesús se aparece a sus discípulos
19 Al atardecer de aquel primer día de la semana, estando reunidos los discípulos a puerta cerrada por temor a los judíos, entró Jesús y, poniéndose en medio de ellos, los saludó.

—¡La paz sea con ustedes!

20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Al ver al Señor, los discípulos se alegraron.

21 —¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.

22 Acto seguido, sopló sobre ellos y les dijo:

—Reciban el Espíritu Santo. 23 A quienes les perdonen sus pecados, les serán perdonados; a quienes no se los perdonen, no les serán perdonados.

Jesús se aparece a Tomás
24 Tomás, al que apodaban el Gemelo,[b] y que era uno de los doce, no estaba con los discípulos cuando llegó Jesús. 25 Así que los otros discípulos le dijeron:

—¡Hemos visto al Señor!

—Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré —repuso Tomás.

26 Una semana más tarde estaban los discípulos de nuevo en la casa, y Tomás estaba con ellos. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó.

—¡La paz sea con ustedes!

27 Luego le dijo a Tomás:

—Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe.

28 —¡Señor mío y Dios mío! —exclamó Tomás.

29 —Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; *dichosos los que no han visto y sin embargo creen.

30 Jesús hizo muchas otras señales milagrosas en presencia de sus discípulos, las cuales no están registradas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el *Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida.

Footnotes:
Juan 20:17 Suéltame. Lit. No me toques.
Juan 20:24 apodaban el Gemelo. Lit. llamaban Dídimos.
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Salmos 119:153-176 Nueva Biblia al Día (NBD)
Resh
153 Considera mi aflicción, y líbrame,
    pues no me he olvidado de tu ley.
154 Defiende mi causa, rescátame;
    dame vida conforme a tu promesa.
155 La salvación está lejos de los impíos,
    porque ellos no buscan tus decretos.
156 Grande es, Señor, tu compasión;
    dame vida conforme a tus juicios.
157 Muchos son mis adversarios y mis perseguidores,
    pero yo no me aparto de tus estatutos.
158 Miro a esos renegados y me dan náuseas,
    porque no cumplen tus palabras.
159 Mira, Señor, cuánto amo tus preceptos;
    conforme a tu gran amor, dame vida.
160 La suma de tus palabras es la verdad;
    tus rectos juicios permanecen para siempre.

Shin
161 Gente poderosa[a] me persigue sin motivo,
    pero mi corazón se asombra ante tu palabra.
162 Yo me regocijo en tu promesa
    como quien halla un gran botín.
163 Aborrezco y repudio la falsedad,
    pero amo tu ley.
164 Siete veces al día te alabo
    por tus rectos juicios.
165 Los que aman tu ley disfrutan de gran *bienestar,
    y nada los hace tropezar.
166 Yo, Señor, espero tu salvación
    y practico tus mandamientos.
167 Con todo mi ser cumplo tus estatutos.
    ¡Cuánto los amo!
168 Obedezco tus preceptos y tus estatutos,
    porque conoces todos mis caminos.

Tav
169 Que llegue mi clamor a tu presencia;
    dame entendimiento, Señor, conforme a tu palabra.
170 Que llegue a tu presencia mi súplica;
    líbrame, conforme a tu promesa.
171 Que rebosen mis labios de alabanza,
    porque tú me enseñas tus decretos.
172 Que entone mi lengua un cántico a tu palabra,
    pues todos tus mandamientos son justos.
173 Que acuda tu mano en mi ayuda,
    porque he escogido tus preceptos.
174 Yo, Señor, ansío tu salvación.
    Tu ley es mi regocijo.
175 Déjame vivir para alabarte;
    que vengan tus juicios a ayudarme.
176 Cual oveja perdida me he extraviado;
    ven en busca de tu siervo,
    porque no he olvidado tus mandamientos.

Footnotes:
Salmos 119:161 Gente poderosa. Lit. Príncipes.
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Proverbios 16:14-15 Nueva Biblia al Día (NBD)
14 La ira del rey es presagio de muerte,
    pero el sabio sabe apaciguarla.

15 El rostro radiante del rey es signo de vida;
    su favor es como lluvia en primavera.

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Wednesday, May 30, 2018

DAB Español, Jueves 31 de Mayo

Día 151, DAB Español, Jueves 31 de Mayo

2 Samuel 17:1-29; Juan 19:23-42; Salmos 119:129-152; Proverbios 16:12-13 (Nueva Biblia al Día (NBD))






2 Samuel 17 Nueva Biblia al Día (NBD)
17 Además, Ajitofel le propuso a Absalón lo siguiente:

—Yo escogería doce mil soldados, y esta misma noche saldría en busca de David. 2 Como él debe de estar cansado y sin ánimo, lo atacaría, le haría sentir mucho miedo y pondría en fuga al resto de la gente que está con él. Pero mataría solamente al rey, 3 y los demás se los traería a Su Majestad. La muerte del hombre que usted busca dará por resultado el regreso de los otros,[a] y todo el pueblo quedará en *paz.

4 La propuesta le pareció acertada a Absalón, lo mismo que a todos los *ancianos de Israel, 5 pero Absalón dijo:

—Llamemos también a Husay el arquita, para ver cuál es su opinión.

6 Cuando Husay llegó, Absalón le preguntó:

—¿Debemos adoptar el plan que Ajitofel nos ha propuesto? Si no, ¿qué propones tú?

7 —Esta vez el plan de Ajitofel no es bueno —respondió Husay—. 8 Usted conoce bien a su padre David y a sus soldados: son valientes, y deben estar furiosos como una osa salvaje a la que le han robado su cría. Además, su padre tiene mucha experiencia como hombre de guerra y no ha de pasar la noche con las tropas. 9 Ya debe de estar escondido en alguna cueva o en otro lugar. Si él ataca primero,[b] cualquiera que se entere dirá: “Ha habido una matanza entre las tropas de Absalón.” 10 Entonces aun los soldados más valientes, que son tan bravos como un león, se van a acobardar, pues todos los israelitas saben que David, su padre, es un gran soldado y cuenta con hombres muy valientes.

11 »El plan que yo propongo es el siguiente: Convoque Su Majestad a todos los israelitas que hay, desde Dan hasta Berseba. Son tan numerosos como la arena a la orilla del mar, y Su Majestad mismo debe dirigirlos en la batalla. 12 Atacaremos a David, no importa dónde se encuentre; caeremos sobre él como el rocío que cae sobre la tierra. No quedarán vivos ni él ni ninguno de sus soldados. 13 Y si llega a refugiarse en algún pueblo, todos los israelitas llevaremos sogas a ese lugar, y juntos arrastraremos a ese pueblo hasta el arroyo, de modo que no quede allí ni una piedra.

14 Absalón y todos los israelitas dijeron:

—El plan de Husay el arquita es mejor que el de Ajitofel.

Esto sucedió porque el Señor había determinado hacer fracasar el consejo de Ajitofel, aunque era el más acertado, y de ese modo llevar a Absalón a la ruina.

15 Entonces Husay les dijo a los sacerdotes Sadoc y Abiatar:

—Ajitofel les propuso tal y tal plan a Absalón y a los ancianos de Israel, pero yo les propuse este otro. 16 Dense prisa y mándenle este mensaje a David: “No pase Su Majestad la noche en los llanos del desierto; más bien, cruce de inmediato al otro lado, no vaya a ser que Su Majestad y quienes lo acompañan sean aniquilados.”

17 Jonatán y Ajimaz se habían quedado en Enroguel. Como no se podían arriesgar a que los vieran entrar en la ciudad, una criada estaba encargada de darles la información para que ellos se la pasaran al rey David. 18 Sin embargo, un joven los vio y se lo hizo saber a Absalón, así que ellos se fueron de allí en seguida. Cuando llegaron a la casa de cierto hombre en Bajurín, se metieron en un pozo que él tenía en el patio. 19 La esposa de aquel hombre cubrió el pozo y esparció trigo sobre la tapa. De esto nadie se enteró. 20 Al pasar los soldados de Absalón por la casa, le preguntaron a la mujer:

—¿Dónde están Jonatán y Ajimaz?

—Cruzaron el río[c] —respondió ella.

Los soldados salieron en busca de ellos, pero como no pudieron encontrarlos, regresaron a Jerusalén. 21 Después de que los soldados se fueron, Jonatán y Ajimaz salieron del pozo y se dirigieron adonde estaba David para ponerlo sobre aviso. Le dijeron:

—Crucen el río a toda prisa, pues Ajitofel ha aconsejado que los ataquen.

22 Por tanto, David y quienes lo acompañaban se fueron y cruzaron el Jordán antes de que amaneciera. Todos sin excepción lo cruzaron. 23 Ajitofel, por su parte, al ver que Absalón no había seguido su consejo, aparejó el asno y se fue a su pueblo. Cuando llegó a su casa, luego de arreglar sus asuntos, fue y se ahorcó. Así murió, y fue enterrado en la tumba de su padre.

24 David se dirigió a Majanayin, y Absalón lo siguió, cruzando el Jordán con todos los israelitas. 25 Ahora bien, en lugar de Joab, Absalón había nombrado general de su ejército a Amasá, que era hijo de un hombre llamado Itrá,[d] el cual era ismaelita[e] y se había casado con Abigaíl, hija de Najás y hermana de Sarvia, la madre de Joab. 26 Los israelitas que estaban con Absalón acamparon en el territorio de Galaad.

27 Cuando David llegó a Majanayin, allí estaban Sobí hijo de Najás, oriundo de Rabá, ciudad amonita; Maquir hijo de Amiel, que era de Lo Debar; y Barzilay el galaadita, habitante de Roguelín. 28 Éstos habían llevado camas, vasijas y ollas de barro, y también trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas,[f] 29 miel, cuajada, queso de vaca y ovejas. Les ofrecieron esos alimentos a David y a su comitiva para que se los comieran, pues pensaban que en el desierto esta gente habría pasado hambre y sed, y estaría muy cansada.

Footnotes:
2 Samuel 17:3 La muerte … los otros. Texto de difícil traducción.
2 Samuel 17:9 Si él ataca primero. Alt. Cuando algunos de los hombres caigan en el primer ataque.
2 Samuel 17:20 Cruzaron el río. Alt. Pasaron por el redil hacia el agua.
2 Samuel 17:25 Itrá. También llamado Jeter (véase 1Cr 2:17).
2 Samuel 17:25 ismaelita (mss. de LXX; véase 1Cr 2:17); israelita (TM).
2 Samuel 17:28 lentejas (LXX y Siríaca); lentejas y grano tostado (TM).
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Juan 19:23-42 Nueva Biblia al Día (NBD)
23 Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron su manto y lo partieron en cuatro partes, una para cada uno de ellos. Tomaron también la túnica, la cual no tenía costura, sino que era de una sola pieza, tejida de arriba abajo.

24 —No la dividamos —se dijeron unos a otros—. Echemos suertes para ver a quién le toca.

Y así lo hicieron los soldados. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice:

«Se repartieron entre ellos mi manto,
    y sobre mi ropa echaron suertes.»[a]

25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la esposa de Cleofas, y María Magdalena. 26 Cuando Jesús vio a su madre, y a su lado al discípulo a quien él amaba, dijo a su madre:

—Mujer, ahí tienes a tu hijo.

27 Luego dijo al discípulo:

—Ahí tienes a tu madre.

Y desde aquel momento ese discípulo la recibió en su casa.

Muerte de Jesús
28 Después de esto, como Jesús sabía que ya todo había terminado, y para que se cumpliera la Escritura, dijo:

—Tengo sed.

29 Había allí una vasija llena de vinagre; así que empaparon una esponja en el vinagre, la pusieron en una caña[b] y se la acercaron a la boca. 30 Al probar Jesús el vinagre, dijo:

—Todo se ha cumplido.

Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.

31 Era el día de la preparación para la Pascua. Los judíos no querían que los cuerpos permanecieran en la cruz en *sábado, por ser éste un día muy solemne. Así que le pidieron a Pilato ordenar que les quebraran las piernas a los crucificados y bajaran sus cuerpos. 32 Fueron entonces los soldados y le quebraron las piernas al primer hombre que había sido crucificado con Jesús, y luego al otro. 33 Pero cuando se acercaron a Jesús y vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, 34 sino que uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante le brotó sangre y agua. 35 El que lo vio ha dado testimonio de ello, y su testimonio es verídico. Él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. 36 Estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán ningún hueso»[c] 37 y, como dice otra Escritura: «Mirarán al que han traspasado.»[d]

Sepultura de Jesús
38 Después de esto, José de Arimatea le pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Con el permiso de Pilato, fue y retiró el cuerpo. 39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, llegó con unos treinta y cuatro kilos[e] de una mezcla de mirra y áloe. 40 Ambos tomaron el cuerpo de Jesús y, conforme a la costumbre judía de dar sepultura, lo envolvieron en vendas con las especias aromáticas. 41 En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que todavía no se había sepultado a nadie. 42 Como era el día judío de la preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Footnotes:
Juan 19:24 Sal 22:18
Juan 19:29 una caña. Lit. una rama de hisopo.
Juan 19:36 Éx 12:46; Nm 9:12; Sal 34:20
Juan 19:37 Zac 12:10
Juan 19:39 unos … kilos. Lit. como cien litrai.
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Salmos 119:129-152 Nueva Biblia al Día (NBD)
Pe
129 Tus estatutos son maravillosos;
    por eso los obedezco.
130 La exposición de tus palabras nos da luz,
    y da entendimiento al *sencillo.
131 Jadeante abro la boca
    porque ansío tus mandamientos.
132 Vuélvete a mí, y tenme compasión
    como haces siempre con los que aman tu nombre.
133 Guía mis pasos conforme a tu promesa;
    no dejes que me domine la iniquidad.
134 Líbrame de la opresión humana,
    pues quiero obedecer tus preceptos.
135 Haz brillar tu rostro sobre tu siervo;
    enséñame tus decretos.
136 Ríos de lágrimas brotan de mis ojos,
    porque tu ley no se obedece.

Tsade
137 Señor, tú eres justo,
    y tus juicios son rectos.
138 Justos son los estatutos que has ordenado,
    y muy dignos de confianza.
139 Mi celo me consume,
    porque mis adversarios pasan por alto tus palabras.
140 Tus promesas han superado muchas pruebas,
    por eso tu siervo las ama.
141 Insignificante y menospreciable como soy,
    no me olvido de tus preceptos.
142 Tu justicia es siempre justa;
    tu ley es la verdad.
143 He caído en la angustia y la aflicción,
    pero tus mandamientos son mi regocijo.
144 Tus estatutos son siempre justos;
    dame entendimiento para poder vivir.

Qof
145 Con todo el corazón clamo a ti, Señor;
    respóndeme, y obedeceré tus decretos.
146 A ti clamo: «¡Sálvame!»
    Quiero cumplir tus estatutos.
147 Muy de mañana me levanto a pedir ayuda;
    en tus palabras he puesto mi esperanza.
148 En toda la noche no pego los ojos,[a]
    para meditar en tu promesa.
149 Conforme a tu gran amor, escucha mi voz;
    conforme a tus juicios, Señor, dame vida.
150 Ya se acercan mis crueles perseguidores,
    pero andan muy lejos de tu ley.
151 Tú, Señor, también estás cerca,
    y todos tus mandamientos son verdad.
152 Desde hace mucho conozco tus estatutos,
    los cuales estableciste para siempre.

Footnotes:
Salmos 119:148 En toda … los ojos. Lit. Se anticipan mis ojos a las vigilias.
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Proverbios 16:12-13 Nueva Biblia al Día (NBD)
12 El rey detesta las malas acciones,
    porque el trono se afirma en la justicia.

13 El rey se complace en los labios honestos;
    aprecia a quien habla con la verdad.

Nueva Biblia al Día (NBD)
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