Día 137, DAB Español, Jueves 17 de Mayo
1 Samuel 20:1-21:15; Juan 9:1-41; Salmos 113-114; Proverbios 15:15-17 (Dios Habla Hoy (DHH))
1
Samuel 20-21 Dios Habla Hoy (DHH)
Jonatán ayuda a David
20 David huyó de Naiot de Ramá, y fue adonde estaba
Jonatán, para decirle:
—¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi culpa? ¿Qué pecado he
cometido contra tu padre, para que él busque matarme?
2 Y Jonatán le contestó:
—¡Dios no lo quiera! ¡No te matará! Ten en cuenta que
mi padre no hace nada, sea o no importante, sin comunicármelo. ¿Por qué razón
iba mi padre a ocultarme este asunto? ¡No puede ser!
3 Pero David insistió:
—Tu padre sabe muy bien que yo cuento con tu
estimación, y no querrá que lo sepas para evitarte un disgusto. ¡Pero te juro
por el Señor y por ti mismo que estoy a un paso de la muerte!
4 Entonces Jonatán le preguntó:
—¿Qué quieres que haga yo por ti?
5 David respondió:
—Mira, mañana es la fiesta de luna nueva, y debo
sentarme a comer con el rey. Pero déjame que me esconda en el campo hasta
pasado mañana por la tarde, 6 y si tu padre pregunta por mí, dile que yo te
pedí con urgencia permiso para ir a mi pueblo, a Belén, porque toda mi familia
celebra allí el sacrificio anual. 7 Si contesta que está bien, quiere decir que
puedo estar tranquilo; pero si se enoja, sabrás que ha decidido hacerme daño. 8
Así que hazme este favor, ya que soy tu servidor y nos hemos jurado amistad
ante el Señor. Ahora bien, si la culpa es mía, mátame tú mismo. No es necesario
que me lleves ante tu padre.
9 Pero Jonatán respondió:
—¡No pienses tal cosa! Si llego a saber que mi padre
está resuelto a hacerte mal, te lo comunicaré.
10 Entonces David le preguntó:
—¿Quién me avisará en caso de que tu padre te responda
de mal modo?
11 Jonatán respondió:
—Ven conmigo. Salgamos al campo.
Los dos salieron al campo, 12 y allí Jonatán le dijo a
David:
—Te juro por el Señor y Dios de Israel que entre mañana
y pasado mañana, a esta misma hora, trataré de conocer las intenciones de mi
padre. Si su actitud hacia ti es buena, te mandaré aviso; 13 pero si mi padre
intenta hacerte mal, que el Señor me castigue duramente si no te aviso y te
ayudo a escapar tranquilamente. ¡Y que el Señor te ayude como ayudó a mi padre!
14 Ahora bien, si para entonces vivo todavía, trátame con la misma bondad con
que el Señor te ha tratado. Y si muero, 15-16 no dejes de ser bondadoso con mi
familia. ¡Que el Señor les pida cuentas a tus enemigos, y los destruya por
completo!
De esta manera, Jonatán hizo un pacto con David, 17 y
por el cariño que Jonatán le tenía, volvió a hacerle el juramento, pues lo
quería tanto como a sí mismo. 18 Luego le dijo:
—Mañana es la fiesta de luna nueva, y como tu asiento
va a estar desocupado, te echarán de menos. 19 Pero al tercer día se notará aún
más tu ausencia. Por tanto, vete al sitio donde te escondiste la vez pasada, y
colócate junto a aquel montón de piedras. 20 Yo lanzaré tres flechas hacia
aquel lado, como si estuviera tirando al blanco, 21 y le diré a mi criado: “Ve
a buscar las flechas.” Si le digo: “Las flechas están más acá de ti; anda,
tómalas”, podrás salir tranquilo, porque nada te va a pasar. Te lo juro por el
Señor. 22 Pero si le digo: “Las flechas están más allá”, vete, porque el Señor
quiere que te vayas. 23 En cuanto a la promesa que nos hemos hecho, el Señor es
nuestro testigo para siempre.
24 David se escondió en el campo, y cuando llegó la
fiesta de luna nueva, el rey se sentó a la mesa para comer. 25 Se sentó en el
lugar de costumbre, junto a la pared. Jonatán se colocó enfrente, y Abner se
sentó al lado de Saúl. El asiento de David quedó vacío. 26 Aquel día Saúl no
dijo nada, porque se imaginó que algo impuro le habría ocurrido y no estaría
purificado. 27 Pero al día siguiente, que era el segundo día de la fiesta, el
asiento de David quedó también vacío. Entonces le preguntó Saúl a su hijo
Jonatán:
—¿Por qué no vino ayer el hijo de Jesé a la comida, ni
tampoco hoy?
28 Y Jonatán le respondió:
—David me pidió con urgencia permiso para ir a Belén.
29 Me rogó que le diera permiso, pues su familia celebraba un sacrificio en su
pueblo y su hermano le ordenaba ir. También me dijo que si yo le hacía ese
favor, se daría una escapada para visitar a sus parientes. Por eso no se ha
sentado a comer con Su Majestad.
30 Entonces Saúl se enfureció con Jonatán, y le dijo:
—¡Hijo de mala madre! ¿Acaso no sé que tú eres el
amigo íntimo del hijo de Jesé, para vergüenza tuya y de tu madre? 31 Mientras
él esté vivo en esta tierra, ni tú ni tu reino estarán seguros. ¡Así que manda
a buscarlo, y tráemelo, porque merece la muerte!
32 Pero Jonatán le contestó:
—¿Y por qué habría de morir? ¿Qué es lo que ha hecho?
33 Saúl levantó su lanza para herir a Jonatán, con lo
que éste comprendió que su padre estaba decidido a matar a David. 34 Entonces,
lleno de furia, se levantó Jonatán de la mesa y no participó en la comida del
segundo día de la fiesta, porque sentía un gran pesar por David, ya que su
padre lo había ofendido. 35 A la mañana siguiente, a la hora de la cita con
David, Jonatán salió al campo acompañado de un criado joven, 36 al cual le
ordenó:
—Corre a buscar en seguida las flechas que yo dispare.
El criado echó a correr, mientras Jonatán disparaba
una flecha de modo que cayera lejos de él. 37 Y cuando el criado llegó al lugar
donde había caído la flecha, Jonatán le gritó al criado con todas sus fuerzas:
—¡La flecha está más allá de ti!
38 Y una vez más Jonatán le gritó al criado:
—¡Date prisa, corre, no te detengas!
El criado de Jonatán recogió las flechas y se las
trajo a su amo, 39 pero no se dio cuenta de nada, porque sólo Jonatán y David
conocían la contraseña. 40 Después Jonatán entregó sus armas a su criado, y le
ordenó llevarlas de vuelta a la ciudad.
41 En cuanto el criado se fue, David salió de detrás
del montón de piedras, y ya ante Jonatán se inclinó tres veces hasta tocar el
suelo con la frente. Luego se besaron y lloraron juntos hasta que David se
desahogó. 42a Por último, Jonatán le dijo a David:
—Vete tranquilo, pues el juramento que hemos hecho los
dos ha sido en el nombre del Señor, y hemos pedido que para siempre esté él
entre nosotros dos y en las relaciones entre tus descendientes y los míos.
42b (21.1) Después David se puso en camino, y Jonatán
regresó a la ciudad.
David huye de Saúl
21 (2) David se dirigió a Nob, a ver al sacerdote
Ahimélec, que sorprendido salió a su encuentro y le dijo:
—¿Cómo es que vienes solo, sin que nadie te acompañe?
2 (3) David le contestó:
—El rey me ha ordenado atender un asunto, y me ha
dicho que nadie debía saber para qué me ha enviado ni cuáles son las órdenes
que traigo. En cuanto a los hombres bajo mis órdenes, los he citado en cierto
lugar. 3 (4) A propósito, ¿qué provisiones tienes a mano? Dame cinco panes o lo
que encuentres.
4 (5) Y el sacerdote le contestó:
—El pan que tengo a mano no es pan común y corriente,
sino que está consagrado. Pero te lo daré, si tus hombres se han mantenido
alejados de las mujeres.
5 (6) David le respondió con firmeza:
—Como siempre que salimos a campaña, hemos estado
alejados de las mujeres. Y aunque éste es un viaje ordinario, ya mis hombres
estaban limpios cuando salimos, así que con más razón lo han de estar ahora.
6 (7) Entonces el sacerdote le entregó el pan
consagrado, pues allí no había más que los panes que se consagran al Señor y
que ese mismo día se habían quitado del altar, para poner en su lugar pan
caliente. 7 (8) En aquella ocasión estaba allí uno de los oficiales de Saúl,
que había tenido que quedarse en el santuario. Era un edomita llamado Doeg,
jefe de los pastores de Saúl.
8 (9) David le dijo a Ahimélec:
—¿Tienes a mano una lanza o una espada? Pues era tan
urgente la orden del rey que no tuve tiempo de tomar mi espada ni mis otras
armas.
9 (10) El sacerdote le respondió:
—Sí. Tengo la espada de Goliat, el filisteo que tú
venciste en el valle de Elá. Está ahí, detrás del efod, envuelta en una capa.
Puedes llevártela, si quieres; más armas no tengo.
David contestó:
—Ninguna otra sería mejor. Dámela.
10 (11) Aquel mismo día David siguió huyendo de Saúl,
y fue a presentarse a Aquís, el rey de Gat. 11 (12) Y los oficiales de Aquís le
dijeron:
—¡Pero si éste es David, servidor de Saúl, el rey de
esta tierra! ¡Él es de quien cantaban en las danzas: “Mil hombres mató Saúl, y
diez mil mató David”!
12 (13) David tomó muy en cuenta estos comentarios, y
tuvo miedo de Aquís, rey de Gat. 13 (14) Por eso, delante de ellos cambió su
conducta normal, y fingiéndose loco escribía garabatos en las puertas y dejaba
que la saliva le corriera por la barba. 14 (15) Entonces Aquís dijo a sus
oficiales:
—Si ustedes ven que este hombre está loco, ¿para qué
me lo trajeron? 15 (16) ¿Acaso me hacen falta locos, que me han traído a éste
para que haga sus locuras en mi propia casa?
Dios Habla Hoy (DHH)
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966,
1970, 1979, 1983, 1996.
Juan
9 Dios Habla Hoy (DHH)
Jesús da la vista a un hombre que nació ciego
9 Al salir, Jesús vio a su paso a un hombre que había
nacido ciego. 2 Sus discípulos le preguntaron:
—Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el
pecado de sus padres, o por su propio pecado?
3 Jesús les contestó:
—Ni por su propio pecado ni por el de sus padres; fue
más bien para que en él se demuestre lo que Dios puede hacer. 4 Mientras es de
día, tenemos que hacer el trabajo del que me envió; pues viene la noche, cuando
nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en este mundo, soy la luz del mundo.
6 Después de haber dicho esto, Jesús escupió en el
suelo, hizo con la saliva un poco de lodo y se lo untó al ciego en los ojos. 7
Luego le dijo:
—Ve a lavarte al estanque de Siloé (que significa:
«Enviado»).
El ciego fue y se lavó, y cuando regresó ya podía ver.
8 Los vecinos y los que antes lo habían visto pedir limosna se preguntaban:
—¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?
9 Unos decían:
—Sí, es él.
Otros decían:
—No, no es él, aunque se le parece.
Pero él mismo decía:
—Sí, yo soy.
10 Entonces le preguntaron:
—¿Y cómo es que ahora puedes ver?
11 Él les contestó:
—Ese hombre que se llama Jesús hizo lodo, me lo untó
en los ojos, y me dijo: “Ve al estanque de Siloé, y lávate.” Yo fui, y en cuanto
me lavé, pude ver.
12 Entonces le preguntaron:
—¿Dónde está ese hombre?
Y él les dijo:
—No lo sé.
Los fariseos interrogan al ciego que fue sanado
13-14 El día en que Jesús hizo el lodo y devolvió la
vista al ciego era sábado. Por eso llevaron ante los fariseos al que había sido
ciego, 15 y ellos le preguntaron cómo era que ya podía ver. Y él les contestó:
—Me puso lodo en los ojos, me lavé, y ahora veo.
16 Algunos fariseos dijeron:
—El que hizo esto no puede ser de Dios, porque no
respeta el sábado.
Pero otros decían:
—¿Cómo puede hacer estas señales milagrosas, si es
pecador?
De manera que hubo división entre ellos, 17 y
volvieron a preguntarle al que antes era ciego:
—Puesto que te ha dado la vista, ¿qué dices de él?
Él contestó:
—Yo digo que es un profeta.
18 Pero los judíos no quisieron creer que había sido
ciego y que ahora podía ver, hasta que llamaron a sus padres 19 y les
preguntaron:
—¿Es éste su hijo? ¿Declaran ustedes que nació ciego?
¿Cómo es que ahora puede ver?
20 Sus padres contestaron:
—Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego;
21 pero no sabemos cómo es que ahora puede ver, ni tampoco sabemos quién le dio
la vista. Pregúntenselo a él; ya es mayor de edad, y él mismo puede darles
razón.
22 Sus padres dijeron esto por miedo, pues los judíos
se habían puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a cualquiera que
reconociera que Jesús era el Mesías. 23 Por eso dijeron sus padres:
«Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad.»
24 Los judíos volvieron a llamar al que había sido ciego,
y le dijeron:
—Dinos la verdad delante de Dios. Nosotros sabemos que
ese hombre es pecador.
25 Él les contestó:
—Si es pecador, no lo sé. Lo que sí sé es que yo era
ciego y ahora veo.
26 Volvieron a preguntarle:
—¿Qué te hizo? ¿Qué hizo para darte la vista?
27 Les contestó:
—Ya se lo he dicho, pero no me hacen caso. ¿Por qué
quieren que se lo repita? ¿Es que también ustedes quieren seguirlo?
28 Entonces lo insultaron, y le dijeron:
—Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos
discípulos de Moisés. 29 Y sabemos que Dios le habló a Moisés, pero de ése no
sabemos ni siquiera de dónde ha salido.
30 El hombre les contestó:
—¡Qué cosa tan rara! Ustedes no saben de dónde ha
salido, y en cambio a mí me ha dado la vista. 31 Bien sabemos que Dios no
escucha a los pecadores; solamente escucha a los que lo adoran y hacen su
voluntad. 32 Nunca se ha oído decir de nadie que diera la vista a una persona
que nació ciega. 33 Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada.
34 Le dijeron entonces:
—Tú, que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos
lecciones a nosotros?
Y lo expulsaron de la sinagoga.
Ciegos espirituales
35 Jesús oyó decir que habían expulsado al ciego; y
cuando se encontró con él, le preguntó:
—¿Crees tú en el Hijo del hombre?
36 Él le dijo:
—Señor, dime quién es, para que yo crea en él.
37 Jesús le contestó:
—Ya lo has visto: soy yo, con quien estás hablando.
38 Entonces el hombre se puso de rodillas delante de
Jesús, y le dijo:
—Creo, Señor.
39 Luego dijo Jesús:
—Yo he venido a este mundo para hacer juicio, para que
los ciegos vean y para que los que ven se vuelvan ciegos.
40 Algunos fariseos que estaban con él, al oír esto,
le preguntaron:
—¿Acaso nosotros también somos ciegos?
41 Jesús les contestó:
—Si ustedes fueran ciegos, no tendrían culpa de sus
pecados. Pero como dicen que ven, son culpables.
Dios Habla Hoy (DHH)
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966,
1970, 1979, 1983, 1996.
Salmos
113-114 Dios Habla Hoy (DHH)
Alabanza a la bondad del Señor
113 ¡Aleluya!
Siervos del Señor, ¡alaben su nombre!
2 ¡Bendito sea ahora y siempre
el nombre del Señor!
3 ¡Alabado sea el nombre del Señor
del oriente al occidente!
4 El Señor está por encima de las naciones;
¡su gloria está por encima del cielo!
5 Nadie es comparable al Señor nuestro Dios,
que reina allá en lo alto;
6 y que, sin embargo, se inclina
para mirar el cielo y la tierra.
7 El Señor levanta del suelo al pobre,
y saca del lugar más bajo al necesitado
8 para sentarlo entre gente importante,
entre la gente importante de su pueblo.
9 A la mujer que no tuvo hijos
le da la alegría de ser madre
y de tener su propio hogar.
¡Aleluya!
Recuerdos de la salida de Egipto
114 Cuando Israel, la casa de Jacob,
salió de Egipto, del país extraño,
2 Judá llegó a ser el santuario del Señor;
Israel llegó a ser su dominio.
3 Cuando el mar vio a Israel, huyó,
y el río Jordán se hizo atrás.
4
¡Los cerros y las montañas
saltaron como carneros y corderitos!
5 ¿Qué te pasó, mar, que huiste?
¿Qué te pasó, Jordán, que te hiciste atrás?
6 ¿Qué les pasó, cerros y montañas,
que saltaron como carneros y corderitos?
7 ¡Tiembla tú, tierra,
delante del Señor, Dios de Jacob!
8 ¡Él convirtió las peñas en lagunas!
¡Él convirtió las rocas en manantiales!
Dios Habla Hoy (DHH)
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966,
1970, 1979, 1983, 1996.
Proverbios
15:15-17 Dios Habla Hoy (DHH)
15 Para quien está afligido, todos los días son malos;
para quien está contento, son una fiesta constante.
16 Más vale ser pobre y honrar al Señor,
que ser rico y vivir angustiado.
17 Más vale comer verduras con amor,
que carne de res con odio.
Dios Habla Hoy (DHH)
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966,
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