Friday, April 30, 2021

DAB Español, Sábado 01 de Mayo

Día 121, DAB Español, Sábado 01 de Mayo

Jueces 13:1-14:20; Juan 1:29-51; Salmos 102; Proverbios 14:15-16 (Traducción en lenguaje actual (TLA))









Jueces 13-14

Traducción en lenguaje actual

Nacimiento de Sansón

 

13 Los israelitas volvieron a pecar contra Dios, así que él dejó que los filisteos los dominaran durante cuarenta años.

 

2 En ese tiempo vivía en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoa. Su esposa no podía tener hijos, 3 pero un día un ángel se le apareció y le dijo:

 

«Aunque no has podido tener hijos, porque eres estéril, ahora vas a quedar embarazada y tendrás un varón. 4-5 Desde su nacimiento dedicarás tu hijo a Dios como nazireo.[a] Por eso no debes beber vino ni otras bebidas fuertes, ni comer comidas impuras, y al niño nunca se le debe cortar el cabello. Ahora los filisteos dominan a los israelitas, pero con este niño comenzará su liberación».

 

6 La mujer fue a contárselo a su esposo:

 

—Un hombre de Dios vino a donde yo estaba, y me impresionó tanto que no me atreví a preguntarle cómo se llamaba, ni él me dijo de dónde venía. Su cara era como la de un ángel. 7 Lo que me dijo fue esto: “Vas a quedar embarazada, y tendrás un varón. Desde que nazca hasta que muera, será dedicado a Dios como nazireo. Por eso, no bebas vino ni otras bebidas fuertes, ni comas comida impura”.

 

8 Entonces Manoa le rogó a Dios: «¡Dios mío, que venga otra vez ese hombre que mandaste! ¡Que nos enseñe lo que debemos hacer con el hijo que nacerá!»

 

9 Dios hizo lo que Manoa le pidió, y mandó otra vez al ángel, el cual se le apareció a la mujer cuando ella estaba en el campo. Como Manoa no estaba allí, 10 ella se fue corriendo a llamarlo:

 

—¡Manoa! ¡Manoa! ¡Aquí está el hombre que vi el otro día!

 

11 Manoa se levantó y acompañó a su esposa hasta donde estaba el hombre, y le preguntó:

 

—¿Eres tú quien habló con mi esposa el otro día?

 

El hombre le respondió que sí, 12 y entonces Manoa le dijo:

 

—Cuando se cumpla lo que dijiste, ¿cómo debemos criar al niño? ¿Qué debemos hacer?

 

13 El ángel de Dios le dijo a Manoa:

 

—Tu esposa debe cumplir con todo lo que le he dicho. 14 Es decir, no debe comer nada que esté hecho de uvas, ni tomar vino ni otras bebidas alcohólicas, ni comer comida impura. Tiene que hacer todo esto, tal como se lo he mandado.

 

15-16 Sin saber que ese hombre era un ángel de Dios, Manoa le dijo:

 

—Quédate a comer con nosotros. Vamos a prepararte un cabrito.

 

Pero el ángel le contestó:

 

—Aunque me quedara, no podría comer la comida que preparen. Si quieren, pueden ofrecérsela a Dios como sacrificio.

 

17 Entonces Manoa le preguntó al ángel:

 

—¿Cómo te llamas? Dinos tu nombre, para poder darte las gracias cuando se cumpla lo que nos has dicho.

 

18 El ángel le contestó:

 

—Mi nombre es un secreto; ¿para qué me lo preguntas?

 

19 Así que Manoa tomó el cabrito y la ofrenda de cereales, los colocó sobre una roca, y los ofreció en sacrificio a Dios. En ese momento sucedió algo maravilloso: 20-21 Mientras Manoa y su esposa miraban cómo salían las llamas de la roca, vieron que el ángel subía al cielo entre las llamas. Comprendieron entonces que ese hombre era un ángel de Dios, y con respeto se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente. El ángel no se volvió a aparecer ni a Manoa ni a su esposa.

 

22 Entonces Manoa le dijo a su esposa:

 

—Vamos a morir, porque hemos visto a Dios.

 

23 Pero ella le respondió:

 

—Si Dios nos hubiera querido matar, no habría aceptado el sacrificio ni los cereales que le ofrecimos. Tampoco nos habría dejado ver este milagro ni nos habría anunciado todo esto, como lo ha hecho ahora.

 

24 Y la mujer tuvo un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció, y Dios lo bendijo. 25 Un día, cuando estaba en el campamento de Dan, entre Sorá y Estaol, el espíritu de Dios comenzó a actuar en él.

Casamiento de Sansón

 

14 Sansón fue al pueblo de Timná, y al ver a una joven filistea se enamoró de ella. 2 Cuando volvió, le dijo a sus padres:

 

—He visto en Timná a una joven filistea, y quiero casarme con ella. Hagan ustedes los arreglos necesarios para la boda.

 

3 Sus padres, entonces, le preguntaron:

 

—¿Por qué tienes que elegir como esposa a una mujer de esos filisteos, que no conocen a Dios? ¿Es que no hay mujeres en nuestro pueblo o entre los demás pueblos israelitas?

 

Pero Sansón insistió:

 

—Esa muchacha es la que me gusta. Vayan a pedirla para que sea mi esposa.

 

4 Sus padres no sabían que Dios había dispuesto que esto fuera así, porque buscaba una oportunidad para atacar a los filisteos. En esa época los israelitas estaban bajo el poder de los filisteos, 5 así que Sansón y sus padres se fueron a Timná.

 

Cuando Sansón pasaba por los viñedos, de pronto se oyó un rugido, y un feroz león lo atacó. 6 Pero el espíritu de Dios actuó sobre Sansón y le dio una gran fuerza. Entonces Sansón tomó al león entre sus manos y lo despedazó como si fuera un cabrito. Pero no les dijo a sus padres lo que había sucedido. 7 Poco después llegaron a Timná, y Sansón fue a hablar con la muchacha de la que estaba enamorado. 8 Unos días más tarde, cuando Sansón volvió para casarse, se apartó del camino para ver al león muerto, y resultó que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas y un panal de miel. 9 Sansón tomó la miel con las manos y se fue por el camino comiéndola. Al llegar a donde estaban sus padres, les dio miel, y ellos comieron; pero no les dijo de dónde la había sacado.

 

10 Su padre fue a la casa de la joven, y Sansón hizo allí una fiesta, porque ésa era la costumbre entre los jóvenes. 11 Cuando lo vieron los filisteos, le llevaron treinta muchachos para hacerle compañía. 12 Sansón les dijo a los jóvenes:

 

—Les voy a decir una adivinanza. Si me dan la respuesta dentro de los siete días que va a durar la fiesta, les daré a cada uno de ustedes una capa de tela fina y un conjunto completo de ropa de fiesta. 13 Pero si no la adivinan, cada uno de ustedes me tendrá que dar a mí una capa de tela fina y un conjunto completo de ropa de fiesta.

 

Los jóvenes contestaron:

 

—¡Dinos la adivinanza! ¡Queremos oírla!

 

14 Entonces Sansón les dijo:

 

«Del devorador salió comida,

y del fuerte salió dulzura».

 

Pasaron tres días, y los jóvenes no daban con la respuesta. 15 Al cuarto día, le dijeron a la prometida de Sansón:

 

«Averíguanos la solución de la adivinanza. Haz que tu prometido te la diga porque, si no, te quemaremos a ti y a toda tu familia. ¿Acaso pretenden dejarnos desnudos?»

 

16 Ella fue a ver a Sansón, y llorando le dijo:

 

—¡Tú no me quieres! ¡Me desprecias! A mis amigos les contaste una adivinanza, pero a mí no me has dicho la respuesta.

 

Sansón le respondió:

 

—¡Pero, mujer! Si ni a mis padres se la he dicho, ¿por qué tengo que decírtela a ti?

 

17 Ella estuvo llorándole el resto de la semana. Y tanto insistió que el último día Sansón le dio la respuesta. Entonces ella se la dio a conocer a los jóvenes. 18 El séptimo día, antes de que se pusiera el sol, los filisteos fueron a decirle a Sansón:

 

«No hay nada más dulce que la miel,

y nada más fuerte que un león».

 

Él les contestó:

 

«Gracias a mi prometida

supieron la respuesta».

 

19 Enseguida el espíritu de Dios le dio mucha fuerza a Sansón. Entonces él se fue a Ascalón, y allí mató a treinta hombres. Les quitó sus ropas y se las dio a los que habían averiguado la respuesta. Después, regresó a la casa de sus padres, pues estaba muy furioso por lo que había sucedido. 20 En cuanto a la prometida de Sansón, su padre la casó con uno de los invitados a la fiesta.

Footnotes

 

    Jueces 13:4 Nazireo. Véase nota en Nm 6.1-21.

 

Juan 1:29-51

Traducción en lenguaje actual

El Cordero de Dios

 

29 Al día siguiente, Juan vio que Jesús se acercaba. Entonces le dijo a toda la gente:

 

«¡Aquí viene el Cordero de Dios[a] que quita el pecado de la gente del mundo! Por medio de él, Dios les perdonará a ustedes todos sus pecados. 30 Yo me refería a él cuando dije: “Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existe desde antes de que yo naciera.” 31 Yo no sabía quién era, pero Dios me mandó a bautizar con agua para que todos puedan conocerlo.

 

32 »Yo vi cuando el Espíritu de Dios bajaba del cielo en forma de paloma y se colocaba sobre él. 33 No sabía yo quién era él, pero Dios me dijo: “Conocerás al que bautiza con el Espíritu Santo cuando veas que mi Espíritu baja y se coloca sobre él.” 34 Ahora lo he visto, y les aseguro que él es el Hijo de Dios.»

Los primeros discípulos de Jesús

 

35 Al día siguiente, Juan estaba en el mismo lugar con dos de sus discípulos. 36 Cuando vio que Jesús pasaba por allí, les dijo: «¡Miren, aquí viene el Cordero de Dios!»[b] 37 Al oír eso, los dos discípulos lo siguieron.

 

38 Jesús se dio vuelta y, al ver que lo seguían, les preguntó qué querían. Ellos le preguntaron:

 

—¿Dónde vives, Maestro?

 

39 —Síganme y lo verán —contestó Jesús.

 

Ellos fueron y vieron dónde vivía Jesús; y como eran casi las cuatro de la tarde, se quedaron con él por el resto del día.

 

40 Uno de ellos era Andrés, el hermano de Simón Pedro. 41 Lo primero que hizo Andrés fue buscar a su hermano Simón. Cuando lo encontró, le dijo: «¡Hemos encontrado al Mesías, es decir, al Cristo!»

 

42 Entonces Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús. Cuando Jesús vio a Simón, le dijo: «Tú eres Simón, hijo de Juan, pero ahora te vas a llamar Cefas, es decir, Pedro».[c]

Jesús llama a Felipe y a Natanael

 

43-44 Al día siguiente, Jesús decidió ir a la región de Galilea. Allí encontró a Felipe, que era de Betsaida, el pueblo donde vivían Andrés y Pedro. Jesús le dijo a Felipe: «Sígueme».

 

45 Luego Felipe fue a buscar a Natanael, y le dijo:

 

—Hemos encontrado a aquel de quien Moisés escribió en la Biblia, y del que también hablan los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José.

 

46 Natanael preguntó:

 

—¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?

 

—Ven y lo verás —contestó Felipe.

 

47 Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo:

 

—Aquí viene un verdadero israelita, un hombre realmente sincero.

 

48 Natanael le preguntó:

 

—¿Cómo es que me conoces?

 

Jesús le respondió:

 

—Me fijé en ti cuando estabas bajo la higuera, antes que Felipe te llamara.

 

49 Entonces Natanael respondió:

 

—Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios y el Rey de Israel!

 

50 Jesús le dijo:

 

—¿Crees esto sólo porque dije que te vi debajo de la higuera? Pues todavía verás cosas más sorprendentes que éstas.

 

51 Y luego les dijo a todos: «Les aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y verán también a los ángeles de Dios subir y bajar sobre mí, que soy el Hijo del hombre.»

Footnotes

 

    Juan 1:29 Cordero de Dios: Los judíos tenían que ofrecerle a Dios el sacrificio de un cordero, para que él les perdonara los pecados. Pero ahora Dios los perdonaría por medio de la muerte de Jesús. Por eso Jesús es llamado Cordero de Dios.

    Juan 1:36 Cordero de Dios: Véase nota en 1.29.

    Juan 1:42 Pedro: El nombre arameo Cefas y el griego Pedro significan roca .

 

Salmos 102

Traducción en lenguaje actual

¡Dios mío, tus años no tienen fin!

SALMO 102 (101)

Oración de un afligido que se desahoga en la presencia de Dios.

 

102 1-2 Dios mío,

escucha mi oración;

atiende a mis ruegos.

No tardes en responderme

cuando te llame;

no me des la espalda

cuando me encuentre angustiado.

 

3

La vida es como el humo

y se me escapa.

Los huesos me arden de dolor;

parecen carbones encendidos.

4

Me siento muy afligido;

hasta parezco hierba marchita.

¡Ni ganas de comer tengo,

y hasta los huesos se me ven!

5

¡Es muy grande mi angustia!

 

6-7

Estoy tan triste y solitario

como un buitre en el desierto,

como un búho entre las ruinas,

como un gorrión sobre el tejado.

¡Hasta he perdido el sueño!

 

8

No pasa un solo día

sin que mis enemigos me ofendan;

¡hasta me echan maldiciones!

9

Mi comida y mi bebida

son mi propio llanto.

10

¡Te enojaste,

te llenaste de furia!

¡Me levantaste,

para derribarme después!

11

Mi vida va pasando

como las sombras en la noche;

¡me estoy marchitando como la hierba!

 

12

Pero tú, mi Dios,

eres el rey eterno

y vives para siempre.

13-14

Un día te levantarás

y tendrás compasión de tu pueblo.

¡Ese día ha llegado!

¡Ya es tiempo de que lo perdones!

Nosotros estamos a tu servicio

y amamos a la ciudad de Jerusalén;

¡verla en ruinas y entre escombros

nos causa mucho dolor!

 

15

Dios mío,

todas las naciones te adorarán;

todos los reyes de la tierra

reconocerán tu grandeza.

16

Tú reconstruirás a Jerusalén

y así demostrarás tu poder.

17

Prestarás toda tu atención

a los ruegos de los desamparados,

y no dejarás de atenderlos.

18

Que esto quede por escrito

para los que aún no han nacido;

para que alabe a Dios

el pueblo que está por nacer.

 

19

Mientras Dios miraba

desde su palacio celestial,

se fijó en la tierra;

20

al escuchar los lamentos

de los presos condenados a muerte,

los puso en libertad.

21

Por eso en Jerusalén

se alaba su nombre;

por eso en Jerusalén

se le cantan alabanzas.

22

Todos los pueblos y reinos

se juntan para adorarlo.

 

23

En el transcurso de mi vida,

Dios usó su poder para humillarme

y para acortar mi existencia.

24

Entonces le rogué:

«Para ti, Dios mío,

los años no tienen fin;

¡no me lleves en plena juventud!

25

En el principio

tú afirmaste la tierra;

tú mismo hiciste los cielos,

26

pero se irán gastando,

como la ropa,

y un día, los destruirás.

 

Pero tú te mantendrás firme;

27

siempre serás el mismo,

y tus años no tendrán fin.

28

Nuestros hijos y nuestros nietos

estarán a tu servicio,

como lo estamos nosotros,

y vivirán contigo para siempre».

Proverbios 14:15-16

Traducción en lenguaje actual

 

15

La gente tonta cree

todo lo que le dicen;

la gente sabia piensa bien

antes de actuar.

 

16

El sabio conoce el miedo

y se cuida del peligro,

pero el tonto es atrevido

y se pasa de confiado.

Traducción en lenguaje actual (TLA)

 

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