Thursday, October 31, 2019

DAB Español, Viernes 1 de Noviembre

Día 305, DAB Español, Viernes 1 de Noviembre

Ezequiel 1:1-3:15; Hebreos 3:1-19; Salmos 104:1-23; Proverbios 26:24-26 (Reina Valera Actualizada (RVA-2015))






Ezequiel 1:1-3:15 Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
1 Sucedió en el quinto día del mes cuarto[a] del año treinta, estando yo en medio de los cautivos, junto al río Quebar, que fueron abiertos los cielos, y vi visiones de Dios. 2 En el quinto día del mes (en el quinto año de la cautividad del rey Joaquín[b]), 3 vino la palabra del SEÑOR al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar. Allí vino sobre mí[c] la mano del SEÑOR.

Visión de la gloria de Dios
4 Miré, y he aquí que venía del norte un viento huracanado y una gran nube con un fuego centelleante y un resplandor en torno de ella. En su interior había algo como metal resplandeciente, en medio del fuego. 5 De su interior aparecía una forma de cuatro seres vivientes. El aspecto de ellos tenía la forma de hombre, 6 pero cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. 7 Sus piernas eran rectas, y sus pezuñas eran como pezuñas de becerro que centelleaban como bronce bruñido. 8 Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre. Los cuatro tenían sus caras y sus alas. 9 Sus alas se juntaban unas con otras. Y cuando se desplazaban, no se volvían, sino que cada uno se desplazaba de frente hacia adelante.

10 La forma de sus caras era la de una cara de hombre, con una cara de león en el lado derecho de los cuatro, una cara de toro en el lado izquierdo de los cuatro, y una cara de águila en los cuatro. 11 Así eran sus caras. Sus alas estaban extendidas hacia arriba. Cada uno tenía dos alas que se tocaban entre sí, y otras dos que cubrían sus cuerpos. 12 Cada uno se desplazaba de frente hacia adelante. Iban adondequiera que el espíritu decidía ir, y no viraban cuando se desplazaban.

13 En medio[d] de los seres vivientes había algo como carbones de fuego encendidos que se desplazaban como antorchas entre los seres vivientes. El fuego resplandecía, y del mismo salían relámpagos. 14 Y los seres iban y volvían, como si fueran relámpagos.

15 Mientras yo miraba a los seres vivientes, he aquí que había una rueda en la tierra, junto y al frente de cada uno de los cuatro seres vivientes. 16 La forma y el aspecto de las ruedas era como crisólito. Las cuatro ruedas tenían la misma forma y aspecto, y estaban hechas de manera que había una rueda dentro de otra rueda.

17 Cuando se desplazaban, lo hacían en cualquiera de las cuatro direcciones, y no viraban cuando se desplazaban. 18 Sus aros eran altos y aterradores, y los aros de las cuatro ruedas estaban llenos de ojos alrededor. 19 Cuando los seres vivientes se desplazaban, también se desplazaban las ruedas que estaban junto a ellos. Cuando los seres se elevaban de la tierra, las ruedas también se elevaban. 20 Iban adondequiera que el espíritu fuera, y las ruedas también se elevaban junto con ellos, pues el espíritu de cada ser viviente estaba también en las ruedas. 21 Cuando ellos se desplazaban, también ellas se desplazaban; cuando ellos se detenían, también ellas se detenían. Y cuando ellos se elevaban de la tierra, también las ruedas se elevaban junto con ellos, porque el espíritu de cada ser viviente estaba también en las ruedas.

22 Sobre las cabezas de los seres vivientes[e] había una bóveda semejante a un cristal impresionante, extendido por encima de sus cabezas. 23 Debajo de la bóveda, sus alas se extendían rectas, la una hacia la otra. Y cada ser tenía dos alas con que cubrían sus cuerpos[f]. 24 Cuando se desplazaban, escuché el ruido de sus alas como el ruido de muchas aguas, como la voz del Todopoderoso, como el bullicio de una muchedumbre, como el bullicio de un ejército. Y cuando se detenían, bajaban sus alas.

25 Entonces hubo un estruendo por encima de la bóveda que estaba sobre la cabeza de ellos. (Y cuando se detenían, bajaban sus alas)[g]. 26 Por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas, había la forma de un trono que parecía de piedra de zafiro. Y sobre dicha forma de trono estaba alguien semejante a un hombre. 27 Entonces vi algo semejante a metal que resplandecía con la apariencia del fuego que lo perfilaba alrededor. Desde su cintura hacia arriba, y desde su cintura hacia abajo, vi algo que parecía fuego y que tenía un resplandor alrededor de él. 28 Como el aspecto del arco iris que está en las nubes en un día de lluvia, así era el aspecto del resplandor alrededor.

Este era el aspecto de la gloria del SEÑOR. Y cuando la vi, caí postrado sobre mi rostro y oí la voz de uno que hablaba.

Llamamiento de Ezequiel
2 Y me dijo: “Oh hijo de hombre, ponte en pie, y hablaré contigo”.

2 Mientras él me hablaba, entró en mí el Espíritu y me puso sobre mis pies, y oí al que me hablaba. 3 Y me dijo: “Oh hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a una nación de rebeldes que se ha rebelado contra mí. Tanto ellos como sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día. 4 Yo te envío a esta gente de rostro endurecido y de corazón empedernido. Y les dirás: ‘Así ha dicho el SEÑOR Dios[h]’. 5 Ya sea que ellos escuchen o que dejen de escuchar (porque son una casa rebelde), sabrán que ha habido un profeta entre ellos. 6 Pero tú, oh hijo de hombre, no temas; no temas de ellos ni de sus palabras. Aunque te halles entre zarzas y espinos, y habites entre escorpiones, no temas de sus palabras ni te atemorices ante ellos; porque son una casa rebelde. 7 Tú, pues, les hablarás mis palabras, ya sea que escuchen o dejen de escuchar, porque son una casa[i] rebelde. 8 Pero tú, oh hijo de hombre, escucha lo que yo te hablo. No seas rebelde como esa casa rebelde; abre tu boca y come lo que yo te doy”.

9 Entonces miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de pergamino. 10 Lo extendió delante de mí, y he aquí que estaba escrito por el derecho y por el revés. En él estaban escritos lamentaciones, gemidos y ayes.

3 Entonces me dijo: “Oh hijo de hombre, come lo que has encontrado; come este rollo y ve, habla a la casa de Israel”. 2 Abrí mi boca, y me dio a comer ese rollo. 3 Luego me dijo: “Oh hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tu estómago con este rollo que yo te doy”. Lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel.

4 Entonces me dijo: “Oh hijo de hombre, ve, acércate a la casa de Israel y háblales mis palabras; 5 porque no eres enviado a un pueblo de habla misteriosa ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel; 6 no a muchos pueblos de habla misteriosa y de lengua difícil, cuyas palabras no entiendes. Si a ellos te enviara, ellos sí te escucharían. 7 Pero los de la casa de Israel no te querrán escuchar, porque no me quieren escuchar a mí. Pues todos los de la casa de Israel son de frente dura y tienen el corazón empedernido. 8 He aquí, yo hago tu rostro tan duro como el rostro de ellos, y hago tu frente tan dura como su frente. 9 Yo hago tu frente como el diamante, que es más duro que el pedernal. Tú no les temerás, ni te atemorizarás ante ellos, porque son una casa rebelde”.

10 Me dijo además: “Oh hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que te diga, y escucha con tus oídos. 11 Acércate a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales diciendo: ‘Así ha dicho el SEÑOR Dios[j]’, ya sea que escuchen o que dejen de escuchar”.

12 Entonces el Espíritu me levantó, y oí detrás de mí el ruido de un gran estruendo: “¡Bendita sea la gloria del SEÑOR desde su lugar!”. 13 Era el ruido de las alas de los seres vivientes, que se rozaban unas con otras, el ruido de las ruedas que estaban junto a ellos y el ruido de un gran estruendo. 14 Luego el Espíritu me levantó y me tomó. Yo iba con amargura y con mi espíritu enardecido, pero la mano del SEÑOR era fuerte sobre mí. 15 Luego llegué a los cautivos de Tel Abib, pues ellos habitaban allí, junto al río Quebar, y permanecí allí entre ellos, atónito, durante siete días.

Footnotes:
Ezequiel 1:1 Aprox. jun.-jul.
Ezequiel 1:2 Cf. 2 Rey. 24:10-15.
Ezequiel 1:3 Según Qere y varios mss.; Ketiv, él.
Ezequiel 1:13 Según LXX y Vet. Latina; cf. 10:2-7; heb., y la imagen de.
Ezequiel 1:22 Según varios mss. y vers. antiguas; TM, ser viviente.
Ezequiel 1:23 Según LXX; cf. v. 11.
Ezequiel 1:25 Algunos mss. omiten la parte entre paréntesis.
Ezequiel 2:4 Lit., Señor YHWH.
Ezequiel 2:7 Según muchos mss. y vers. antiguas; cf. vv. 5, 8; TM omite casa.
Ezequiel 3:11 Lit., Señor YHWH.
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano

Hebreos 3 Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Jesucristo, superior a Moisés
3 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, consideren a Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra confesión. 2 Él era fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. 3 Pero él ha sido estimado digno de una gloria superior a la de Moisés, por cuanto aquel que ha construido una casa tiene mayor dignidad que la casa. 4 Porque toda casa es construida por alguien, pero el constructor de todas las cosas es Dios. 5 Moisés fue fiel como siervo en toda la casa de Dios para dar testimonio de lo que se había de decir después. 6 En cambio, Cristo es fiel como Hijo sobre su casa. Esta casa suya somos nosotros, si de veras retenemos[a] la confianza y el gloriarnos de la esperanza.

El reposo del pueblo de Dios
7 Por eso, como dice el Espíritu Santo:

Si oyen hoy su voz,

8 no endurezcan su corazón

como en la provocación,

en el día de la prueba en el desierto,

9 donde los padres de ustedes

me pusieron a gran prueba

y vieron mis obras

durante cuarenta años.

10 Por esta causa me enojé

con aquella generación

y dije: “Ellos siempre

se desvían en su corazón

y no han conocido mis caminos”.

11 Como juré en mi ira:

“¡Jamás entrarán en mi reposo!”[b].

12 Miren, hermanos, que no haya en ninguno de ustedes un corazón malo de incredulidad que se aparte del Dios vivo. 13 Más bien, exhórtense los unos a los otros cada día mientras aún se dice: “Hoy”, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado. 14 Porque hemos llegado a ser participantes de Cristo, si de veras retenemos el principio de nuestra confianza hasta el fin, 15 entre tanto se dice:

Si escuchan hoy su voz,

no endurezcan su corazón

como en la provocación[c].

16 Porque ¿quiénes fueron aquellos que, habiendo oído, lo provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto con Moisés? 17 ¿Y con quiénes se disgustó durante cuarenta años? ¿No fue precisamente con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo sino a aquellos que no obedecieron? 19 Y vemos que ellos no pudieron entrar debido a su incredulidad.

Footnotes:
Hebreos 3:6 Algunos mss. antiguos incluyen firmes hasta el fin.
Hebreos 3:11 Sal. 95:7-11.
Hebreos 3:15 Sal. 95:7, 8 (LXX).
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Salmos 104:1-23 Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Creación y providencia de Dios
104 ¡Bendice, alma mía, al SEÑOR! SEÑOR, Dios mío, qué

¡grande eres!
Te has vestido de gloria y de
esplendor.
2 Tú eres el que se cubre de luz como de vestidura,
que extiende los cielos como una tienda,
3 que construye sus altas moradas sobre las aguas,
que hace de las nubes su carroza,
que anda sobre las alas del viento,
4 que hace a los vientos sus mensajeros
y a las llamas de fuego sus servidores.
5 Él fundó la tierra sobre sus cimientos;
no será jamás removida.
6 Con el océano, como con vestido,
la cubriste;
sobre las montañas estaban las aguas.
7 A tu reprensión huyeron;
se apresuraron al sonido de tu trueno.
8 Subieron las montañas;
descendieron los valles
al lugar que tú estableciste para ellos.
9 Les pusiste un límite,
el cual no traspasarán
ni volverán a cubrir la tierra.
10 Tú eres el que vierte los manantiales en los arroyos;
corren entre las colinas.
11 Dan de beber a todos los animales del campo;
los asnos monteses mitigan su sed.
12 Junto a ellos habitan las aves del cielo
y trinan entre las ramas.
13 Tú das de beber a las montañas desde tus altas moradas;
del fruto de tus obras se sacia la tierra.
14 Haces producir el pasto para los animales
y la vegetación para el servicio del hombre
a fin de sacar de la tierra el alimento:
15 el vino que alegra el corazón del hombre,
el aceite que hace lucir su rostro,
y el pan que sustenta el corazón del hombre.
16 Se llenan de savia los árboles del SEÑOR;
los cedros del Líbano que él plantó.
17 Allí anidan las aves;
en sus copas hace su nido la cigüeña.
18 Los montes altos son para las cabras monteses;
las peñas, para las madrigueras de los conejos.
19 Tú eres el que hizo la luna para
las estaciones;
el sol conoce su ocaso.
20 Pones las tinieblas, y es de noche;
en ella corretean todos los animales silvestres.
21 Los leones rugen por la presa
y reclaman a Dios su comida.
22 Sale el sol; se recogen
y se echan en sus cuevas.
23 Sale el hombre a su labor
y a su labranza hasta el anochecer.

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Proverbios 26:24-26 Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
24 El que aborrece disimula con sus labios, pero en su interior trama el fraude.
25 Cuando hable amigablemente
no le creas;
porque siete abominaciones
hay en su corazón.
26 Aunque con engaño encubra su odio,
su maldad será descubierta
en la congregación.

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Wednesday, October 30, 2019

DAB Español, Jueves 31 de Octubre

Día 304, DAB Español, Jueves 31 de Octubre

Lamentaciones 4:1-5:22; Hebreos 2:1-18; Salmos 103; Proverbios 26:23 (Reina Valera Actualizada (RVA-2015))






Lamentaciones 4-5 Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Cuarta lamentaciónc
א Álef
4 ¡Cómo se ha empañado el oro! ¡Cómo se ha alterado el buen oro!

Las piedras del santuario están esparcidas por los cruces de todas las calles.

ב Bet
2 Los apreciados hijos de Sion, que eran estimados en oro fino,
¡cómo son tenidos ahora como vasijas
de barro, obra de manos de alfarero[a]!

ג Guímel
3 Hasta los chacales dan la teta
y amamantan a sus cachorros, pero la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel, como los avestruces del desierto.

ד Dálet
4 Se pega a su paladar la lengua del niño de pecho, a causa de la sed. Los pequeñitos piden pan,
y no hay quien se lo reparta.

ה Hei
5 Los que comían delicados manjares han quedado desolados en las calles. Los que fueron criados con carmesí han abrazado la basura.

ו Vav
6 Es mayor la iniquidad de la hija de mi pueblo que el pecado de Sodoma[b], que fue trastornada en un momento sin que pusieran manos sobre ella.

ז Zayin
7 Eran más limpios sus príncipes[c] que
la nieve, más blancos que la leche. Sus mejillas[d] eran sonrosadas, más que las perlas.
Su talle era como el zafiro.

ח Jet
8 Más oscuros que el hollín están ahora sus semblantes; no los reconocen por las calles.
Su piel está encogida sobre sus huesos, reseca como un palo.

ט Tet
9 Más afortunados fueron los muertos por la espada que los muertos por el hambre. Porque estos murieron poco a poco, atravesados por falta de los productos del campo.

י Yod
10 Las manos de las mujeres compasivas cocinaron a sus propios hijos. Ellos les sirvieron de comida en medio del quebranto de la hija de mi pueblo.

כ Kaf
11 Agotó el SEÑOR su furor;
derramó el ardor de su ira.
Prendió fuego en Sion,
el cual devoró sus cimientos.

ל Lámed
12 No creían los reyes de la tierra ni ninguno de los habitantes del mundo, que el adversario y el enemigo entrarían por las puertas de Jerusalén.

מ Mem
13 Fue por los pecados de sus profetas
y por las iniquidades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella
la sangre de los justos.

נ Nun
14 Deambulaban como ciegos por las calles y se contaminaban con sangre,
de modo que nadie pudiera tocar sus vestiduras.

ס Sámej
15 “¡Apártense, inmundos!”, les gritaban. “¡Apártense, apártense, no toquen!”. Cuando huían y deambulaban,
les decían entre las naciones: “¡No morarán más aquí!”.

פ Pe
16 La presencia del SEÑOR los ha dispersado; no los volverá a mirar. De la persona de los sacerdotes
no tuvieron respeto; ni a los ancianos mostraron consideración.

ע Ayin
17 Todavía se consumen nuestros ojos tras la vana espera de nuestro socorro. Desde nuestro mirador miramos hacia una nación que no puede salvar.

צ Tsade
18 Acecharon nuestros pasos, para que
no anduviéramos por nuestras propias calles.
Nuestro fin se acercó;
se cumplieron nuestros días, porque había llegado nuestro fin.

ק Qof
19 Más veloces que las águilas del cielo fueron nuestros perseguidores. Sobre las montañas nos persiguieron
febrilmente; en el desierto
nos pusieron emboscadas.

ר Resh
20 El aliento de nuestra vida, el ungido del SEÑOR, ha sido atrapado en sus fosas; aquel de quien habíamos dicho: “A su sombra viviremos entre
las naciones”.

ש Shin
21 Gózate y alégrate, oh hija de Edom,
tú que habitas en la tierra de Uz. También a ti llegará la copa;
te embriagarás y te expondrás desnuda.

ת Tav
22 Se ha cumplido tu castigo, oh hija
de Sion; nunca más te llevará cautiva. Pero él castigará tu iniquidad,
oh hija de Edom; pondrá
al descubierto tus pecados.

Quinta lamentacióna
5 Acuérdate, oh SEÑOR, de lo que nos ha sucedido.

Mira y ve nuestro oprobio.
2 Nuestra heredad ha pasado a los extraños, nuestras casas a los extranjeros.
3 Estamos huérfanos; no tenemos padre; nuestras madres han quedado viudas.
4 Nuestra agua bebemos por dinero; nuestra leña nos viene por precio.
5 Sobre nuestros cuellos están
los que nos persiguen.
Nos fatigamos y para nosotros
no hay reposo.
6 Hacia Egipto extendimos las manos;
y hacia Asiria, para saciarnos de pan.
7 Nuestros padres pecaron y ya no están; nosotros cargamos con su castigo.
8 Aun los esclavos se han enseñoreado
de nosotros;
no hubo quien nos librara de su mano.
9 Con riesgo de nuestras vidas
traemos nuestro pan,
ante la espada del desierto.
10 Nuestra piel se ha ennegrecido como un horno,
a causa de los ardores del hambre.
11 A las mujeres violaron en Sion,
y a las vírgenes en las ciudades de Judá.
12 Los príncipes fueron colgados
de sus manos;
no fue respetada la persona
de los ancianos.
13 Los jóvenes cargaron piedras de molino; los muchachos desfallecieron bajo la carga de la leña.
14 Los ancianos han dejado de acudir
a las puertas de la ciudad;
los jóvenes han dejado sus canciones.
15 Ha cesado el regocijo
de nuestro corazón;
nuestra danza se ha convertido en duelo.
16 Cayó la corona de nuestra cabeza. ¡Ay de nosotros, porque hemos pecado!
17 Por esto está enfermo nuestro corazón; por esto se han ensombrecido nuestros ojos.
18 Por el monte Sion,
que ha quedado desolado,
se pasean las zorras.
19 Pero tú, oh SEÑOR, reinarás para siempre;
tu trono es de generación en generación.
20 ¿Por qué te olvidarás de nosotros para siempre
y nos dejarás a lo largo de los días?
21 Haz que volvamos a ti, oh SEÑOR,
y volveremos.
Renueva nuestros días
como en los tiempos pasados,
22 aunque nos hayas desechado
y te hayas airado en gran manera contra nosotros.

Footnotes:
Lamentaciones 4:2 Según LXX; heb., debajo de los cielos del SEÑOR.
Lamentaciones 4:6 Otro poema acróstico; ver nota sobre 1t.
Lamentaciones 4:7 Cf. Jer. 18:1 ss.; 19:1, ss.
Lamentaciones 4:7 Cf. Gén. 19:24, ss.
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano

Hebreos 2 Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Una salvación tan grande
2 Por lo tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. 2 Pues si la palabra dicha por los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación, que al principio fue declarada por el Señor, nos fue confirmada por medio de los que oyeron, 4 dando Dios testimonio juntamente con ellos con señales, maravillas, diversos hechos poderosos y dones repartidos por el Espíritu Santo según su voluntad.

El Autor de la salvación
5 Porque no fue a los ángeles a quienes Dios sometió el mundo venidero del cual hablamos. 6 Pues alguien dio testimonio en un lugar diciendo:

¿Qué es el hombre,

para que te acuerdes de él,

o el hijo del hombre,

para que tengas cuidado de él?

7 Le has hecho por poco tiempo

menor que los ángeles;

le coronaste de gloria y de honra[a];

8 todas las cosas sometiste

debajo de sus pies[b].

Al someter a él todas las cosas, no dejó nada que no esté sometido a él. Pero ahora no vemos todavía todas las cosas sometidas a él. 9 Sin embargo, vemos a Jesús, quien por poco tiempo fue hecho menor que los ángeles, coronado de gloria y honra por el padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.

10 Porque le convenía a Dios —por causa de quien y por medio de quien todas las cosas existen— perfeccionar al Autor de la salvación de ellos, por medio de los padecimientos, para conducir a muchos hijos a la gloria. 11 Pues tanto el que santifica como los que son santificados, todos provienen de uno. Por esta razón, él no se avergüenza de llamarlos hermanos 12 diciendo:

Anunciaré a mis hermanos tu nombre;

en medio de la congregación te alabaré[c].

13 Y otra vez: Yo pondré mi confianza en él. Y otra vez: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio[d].

14 Por tanto, puesto que los hijos han participado de carne y sangre, de igual manera él participó también de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el dominio sobre la muerte (este es el diablo), 15 y para librar a los que por el temor de la muerte estaban toda la vida condenados a esclavitud. 16 Porque ciertamente él no tomó para sí a los ángeles sino a la descendencia de Abraham. 17 Por tanto, era preciso que en todo fuese hecho semejante a sus hermanos a fin de ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en el servicio delante de Dios, para expiar los pecados del pueblo. 18 Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

Footnotes:
Hebreos 2:7 Algunos mss. antiguos incluyen y le pusiste sobre las obras de tus manos; la cita es del Sal. 8:6.
Hebreos 2:8 Sal. 8:5-7 (LXX).
Hebreos 2:12 Sal. 22:22.
Hebreos 2:13 Isa. 8:17 (LXX), 18.
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Salmos 103 Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Alabanza de un alma agradecida
103 De David.

Bendice, oh alma mía, al SEÑOR. Bendiga todo mi ser su santo nombre.
2 Bendice, oh alma mía, al SEÑOR
y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 Él es quien perdona todas
tus iniquidades,
el que sana todas tus dolencias,
4 el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores
y de misericordia,
5 el que sacia con bien tus anhelos[a]
de modo que te rejuvenezcas
como el águila.
6 El SEÑOR es quien hace justicia
y derecho
a todos los que padecen violencia.
7 Sus caminos dio a conocer a Moisés;
y a los hijos de Israel, sus obras.
8 Compasivo y clemente es el SEÑOR, lento para la ira y grande
en misericordia.
9 No contenderá para siempre
ni para siempre guardará el enojo.
10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades
ni nos ha pagado conforme
a nuestros pecados.
11 Pues como la altura de los cielos sobre la tierra,
así ha engrandecido su misericordia sobre los que le temen.
12 Tan lejos como está el oriente del occidente
así hizo alejar de nosotros nuestras
rebeliones.
13 Como el padre se compadece de los hijos,
así se compadece el SEÑOR de los que le temen.
14 Porque él conoce nuestra condición;
se acuerda de que somos polvo.
15 El hombre, como la hierba
son sus días:
Florece como la flor del campo
16 que, cuando pasa el viento, perece
y su lugar no la vuelve a conocer.
17 Pero la misericordia del SEÑOR es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen;
y su justicia sobre los hijos
de sus hijos,
18 sobre los que guardan su pacto
y se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
19 El SEÑOR estableció en los cielos
su trono,
y su reino domina sobre todo.
20 Bendigan al SEÑOR, ustedes sus poderosos ángeles
que ejecutan su palabra obedeciendo la voz de ella.
21 Bendigan al SEÑOR, ustedes todos sus ejércitos;
servidores suyos que hacen su voluntad.
22 Bendigan al SEÑOR, ustedes todas sus obras
en todos los lugares de su señorío. ¡Bendice, alma mía, al SEÑOR!

Footnotes:
Salmos 103:5 Según LXX; heb. tus joyas.
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Proverbios 26:23 Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
23 Como escorias de plata arrojadas sobre un tiesto,
son los labios enardecidos y el corazón vil.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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DAB Español, Domingo 28 de Abril

Día 119, DAB Español, Domingo 28 de Abril Jueces 8:17-9:21; Lucas 23:44-24:12; Salmos 99; Proverbios 14:9-10 (Traducción en lenguaje actual ...