Día 274
Isaías 62:6-65:25; Filipenses 2:19-3:4; Salmos 73:1-28; Proverbios 24:13-14 (Reina-Valera 1995)
Isaías 62:6-65:25 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
6 Sobre tus muros,
Jerusalén,
he puesto guardas
que no callarán ni de
día ni de noche.
¡Los que os acordáis
de Jehová,
no descanséis
7 ni le deis tregua,
hasta que restablezca
a Jerusalén
y la ponga por
alabanza en la tierra!
8 Juró Jehová por su
mano derecha
y por su poderoso
brazo:
«Jamás daré tu trigo
por comida a tus
enemigos,
ni beberán los
extraños el vino
que es fruto de tu
trabajo;
9 sino que quienes lo
cosechan lo comerán
y alabarán a Jehová;
y quienes lo
vendimian lo beberán
en los atrios de mi
santuario.»
10 ¡Pasad, pasad por
las puertas;
barred el camino al
pueblo;
allanad, allanad la
calzada,
quitad las piedras,
alzad pendón ante los
pueblos!
11 He aquí, Jehová lo
hizo oír
hasta lo último de la
tierra:
«Decid a la hija de
Sión
que ya viene su
Salvador;
he aquí su recompensa
con él
y delante de él su
obra.»
12 Y los llamarán
Pueblo Santo,
Redimidos de Jehová.
Y a ti te llamarán Ciudad
Deseada,
No desamparada.
El día de la venganza
de Jehová
63 —¿Quién es éste
que viene de Edom,
de Bosra, con
vestidos rojos?
¿Éste, vestido con
esplendidez,
que marcha en la
grandeza de su poder?
—Yo, el que hablo en
justicia, grande para salvar.
2 —¿Por qué es rojo
tu vestido
y tus ropas son como
las de aquel que ha pisado en un lagar?
3 —He pisado yo solo
el lagar;
de los pueblos nadie
había conmigo;
los aplasté con ira,
los pisoteé con
furor;
su sangre salpicó mis
vestidos
y manché todas mis
ropas.
4 Porque el día de la
venganza está en mi corazón;
el año de mis
redimidos ha llegado.
5 Miré, y no había
quien ayudara,
y me maravillé de que
no hubiera quien me sostuviese.
Entonces me salvó mi
propio brazo
y mi ira me sostuvo.
6 Con mi ira pisoteé
a los pueblos,
los embriagué con mi
furor
y derramé en tierra
su sangre.
Bondad de Jehová para
con Israel
7 De las
misericordias de Jehová haré memoria,
de las alabanzas de
Jehová
conforme a todo lo
que Jehová nos ha dado,
y de la grandeza de
sus beneficios hacia la casa de Israel,
que les ha hecho
según sus misericordias
y según la abundancia
de sus piedades.
8 Porque él me dijo:
«Ciertamente, mi pueblo son,
hijos que no
mienten.»
Y fue su salvador.
9 En toda angustia de
ellos él fue angustiado,
y el ángel de su faz
los salvó;
en su amor y en su
clemencia los redimió,
los trajo y los
levantó
todos los días de la
antigüedad.
10 Mas ellos fueron
rebeldes
e hicieron enojar su
santo espíritu;
por lo cual se les
volvió enemigo
y él mismo peleó
contra ellos.
11 Sin embargo, se
acordaron de aquellos tiempos antiguos,
de Moisés y de su
pueblo,
diciendo: «¿Dónde
está el que los hizo subir del mar
con el pastor de su
rebaño?
¿dónde el que puso en
medio de él su santo espíritu,
12 el que los guió
por la diestra de Moisés
con el brazo de su
gloria,
el que dividió las
aguas delante de ellos,
haciéndose así un
nombre eterno?
13 ¿Dónde el que los
condujo por los abismos,
como un caballo por
el desierto,
sin que tropezaran?»
14 El espíritu de
Jehová los pastoreó
como a una bestia que
desciende al valle.
Así pastoreaste a tu
pueblo
para hacerte un
nombre glorioso.
Plegaria pidiendo
misericordia y ayuda
15 Mira desde el
cielo y contempla
desde tu santa y
gloriosa morada.
¿Dónde está tu celo y
tu poder,
la conmoción de tus entrañas
y tus piedades para conmigo?
¿Se han estrechado?
16 ¡Pero tú eres
nuestro padre!
Aunque Abraham nos
ignore
e Israel no nos
reconozca,
tú, Jehová, eres
nuestro padre.
Redentor nuestro es
tu nombre desde la eternidad.
17 ¿Por qué, Jehová,
nos has hecho errar de tus caminos
y has endurecido,
respecto a tu temor, nuestro corazón?
¡Vuélvete por amor de
tus siervos,
por las tribus de tu
heredad!
18 Por poco tiempo lo
poseyó tu santo pueblo;
nuestros enemigos han
pisoteado tu santuario.
19 Hemos venido a ser
como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste,
sobre los cuales
nunca fue invocado tu nombre.
64 ¡Si rasgaras los
cielos y descendieras
y ante tu presencia
se derritieran los montes,
2 como fuego
abrasador de fundiciones,
fuego que hace hervir
las aguas!
Así harías notorio tu
nombre a tus enemigos
y las naciones
temblarían ante tu presencia.
3 Cuando, haciendo
cosas terribles
cuales nunca
hubiéramos esperado,
descendiste, se
derritieron los montes delante de ti.
4 Nunca nadie oyó,
nunca oídos
percibieron ni ojo vio
un Dios fuera de ti,
que hiciera algo
por aquel que en él
espera.
5 Saliste al
encuentro del que con alegría practicaba la justicia,
de quienes se
acordaban de ti según tus caminos.
Pero tú te enojaste
porque pecamos,
porque en los pecados
hemos perseverado largo tiempo.
¿Podremos acaso ser
salvos?,
6 pues todos nosotros
somos como cosa impura,
todas nuestras
justicias como trapo de inmundicia.
Todos nosotros caímos
como las hojas
y nuestras maldades
nos llevaron como el viento.
7 ¡Nadie hay que
invoque tu nombre,
que se despierte para
apoyarse en ti!
Por eso escondiste de
nosotros tu rostro
y nos dejaste
marchitar en poder de nuestras maldades.
8 Ahora bien, Jehová,
tú eres nuestro padre;
nosotros somos el
barro y tú el alfarero.
Así que obra de tus
manos somos todos nosotros.
9 No te enojes
sobremanera, Jehová,
ni tengas perpetua
memoria de la iniquidad.
¡Míranos ahora, pues
pueblo tuyo somos todos nosotros!
10 Tus santas
ciudades están desiertas,
Sión es un desierto,
Jerusalén una
desolación.
11 La casa de nuestro
santuario y de nuestro renombre,
en la cual te
alabaron nuestros padres,
fue consumida por el
fuego.
¡Todas nuestras cosas
preciosas
han sido destruidas!
12 ¿Te quedarás quieto,
Jehová, ante estas cosas?
¿Callarás y nos
afligirás sobremanera?
Castigo de los
rebeldes
65 «Yo me dejé buscar
por aquellos que no preguntaban por mí
y fui hallado por
aquellos que no me buscaban.
Dije a gente que no
invocaba mi nombre:
“¡Aquí estoy, aquí
estoy!”
2 Extendí mis manos
todo el día
a un pueblo rebelde,
que anda por mal
camino,
en pos de sus propios
pensamientos;
3 un pueblo que en mi
rostro
me provoca de
continuo a ira,
sacrificando en
huertos
y quemando incienso
sobre ladrillos;
4 que se sientan en
los sepulcros
y en lugares
escondidos pasan la noche;
que comen carne de
cerdo
y en sus ollas hay
caldo de cosas inmundas;
5 que dicen: “Quédate
en tu lugar, no te acerques a mí,
porque soy más santo
que tú.”
Esos son humo en mi
furor,
un fuego que arde
todo el día.
6 He aquí que está
escrito delante de mí,
y no callaré, sino
que les daré su merecido;
les daré el pago en
su propio seno.
7 Por vuestras
iniquidades,
dice Jehová, y por
las iniquidades de vuestros padres juntamente,
los cuales quemaron
incienso sobre los montes
y me afrentaron sobre
los collados;
por tanto, yo echaré
en su propio seno
la medida de sus
acciones de antaño».
8 Así ha dicho
Jehová:
«Como si alguno
hallara mosto en un racimo
y dijera: “No lo
desperdicies,
porque bendición hay
en él”,
así haré yo por mis
siervos,
pues no lo destruiré
todo.
9 Sacaré descendencia
de Jacob,
y de Judá, el
heredero de mis montes;
mis escogidos
poseerán por heredad la tierra,
y mis siervos
habitarán allí.
10 Será el Sarón
redil de ovejas
y el valle de Acor
majada de vacas,
para mi pueblo que me
buscó.
11 Pero vosotros, los
que dejáis a Jehová,
que olvidáis mi santo
monte,
que ponéis mesa para
la Fortuna
y ofrecéis libaciones
al Destino,
12 yo también os
destinaré a la espada
y todos vosotros os
arrodillaréis para el degüello.
Porque llamé y no
respondisteis,
hablé y no
escuchasteis,
sino que hicisteis lo
malo delante de mis ojos
y escogisteis lo que
no me agrada.»
13 Por tanto, así
dijo Jehová el Señor:
«He aquí que mis
siervos comerán
y vosotros pasaréis
hambre;
mis siervos beberán
y vosotros pasaréis
sed;
mis siervos se
alegrarán
y vosotros seréis
avergonzados;
14 mis siervos
cantarán con júbilo en el corazón
y vosotros clamaréis
con dolor en el corazón
y aullaréis por el
quebrantamiento del espíritu.
15 Y dejaréis vuestro
nombre
por maldición a mis
escogidos.
Jehová, el Señor, te
hará morir,
y a sus siervos
llamará por otro nombre.
16 El que se bendiga
en la tierra,
en el Dios de verdad
se bendecirá;
y el que jure en la
tierra, por el Dios de verdad jurará,
porque las angustias
primeras serán olvidadas
y quedarán ocultas a
mis ojos.
Cielos nuevos y
tierra nueva
17 »Porque he aquí
que yo crearé
nuevos cielos y nueva
tierra.
De lo pasado no habrá
memoria
ni vendrá al
pensamiento.
18 Mas os gozaréis y
os alegraréis para siempre
en las cosas que yo
he creado,
porque he aquí que yo
traigo a Jerusalén alegría
y a su pueblo gozo.
19 Yo me alegraré con
Jerusalén
y me gozaré con mi
pueblo,
y nunca más se oirán
en ella
voz de lloro ni voz
de clamor.
20 No habrá más allí
niño que muera de pocos días
ni viejo que sus días
no cumpla,
sino que el niño
morirá de cien años
y el pecador de cien
años será maldito.
21 Edificarán casas y
morarán en ellas;
plantarán viñas y
comerán el fruto de ellas.
22 No edificarán para
que otro habite
ni plantarán para que
otro coma;
porque según los días
de los árboles serán los días de mi pueblo,
y mis escogidos
disfrutarán de la obra de sus manos.
23 No trabajarán en vano
ni darán a luz para
maldición,
porque son linaje de
los benditos de Jehová,
ellos mismos y
también sus descendientes.
24 Antes que clamen,
yo responderé;
mientras aún estén
hablando, yo habré oído.
25 El lobo y el
cordero serán apacentados juntos;
el león comerá paja
como el buey
y el polvo será el
alimento de la serpiente.
No afligirán ni harán
mal
en todo mi santo
monte.»
Jehová lo ha dicho.
Reina-Valera 1995
(RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies
Filipenses 2:19-3:4 Reina-Valera
1995 (RVR1995)
Timoteo y Epafrodito
19 Espero en el Señor
Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al
tener noticias vuestras, 20 porque no tengo a ningún otro que comparta mis
sentimientos y que tan sinceramente se interese por vosotros, 21 pues todos
buscan sus propios intereses y no los de Cristo Jesús. 22 Pero ya conocéis los
méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio. 23 Así
que a éste espero enviaros, luego que yo vea cómo van mis asuntos; 24 y confío
en el Señor que yo también iré pronto a vosotros.
25 Pero me pareció
necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de
milicia, a quien vosotros enviasteis a ministrar para mis necesidades. 26 Él
tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y se angustió mucho porque os
habíais enterado de su enfermedad. 27 En verdad estuvo enfermo, a punto de
morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de
mí, para que yo no tuviera tristeza sobre tristeza. 28 Así que me apresuro a
enviarlo, para que al verlo de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza.
29 Recibidlo, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son
como él, 30 porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo
su vida para suplir lo que os faltaba en vuestro servicio por mí.
Prosigo a la meta
3 Por lo demás,
hermanos, gozaos en el Señor. Para mí no es molestia el escribiros las mismas
cosas, y para vosotros es útil.
2 Guardaos de los
perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los que mutilan el cuerpo. 3
Nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne, 4 aunque yo tengo
también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar
en la carne, yo más:
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Copyright © 1995 by United Bible Societies
Salmos 73 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
LIBRO 3
El destino de los
malos
Salmo de Asaf
73 Ciertamente es
bueno Dios para con Israel,
para con los limpios
de corazón.
2 En cuanto a mí,
casi se deslizaron mis pies,
¡por poco resbalaron
mis pasos!,
3 porque tuve envidia
de los arrogantes,
viendo la prosperidad
de los impíos.
4 No se atribulan por
su muerte,
pues su vigor está
entero.
5 No pasan trabajos
como los otros mortales,
ni son azotados como
los demás hombres.
6 Por tanto, la
soberbia los corona;
se cubren con vestido
de violencia.
7 Los ojos se les
saltan de gordura;
logran con creces los
antojos del corazón.
8 Se mofan y hablan
con maldad de hacer violencia;
hablan con altanería.
9 Ponen su boca
contra el cielo
y su lengua pasea la
tierra.
10 Por eso Dios hará
volver a su pueblo aquí,
y aguas en abundancia
son extraídas para ellos.
11 Y dicen: «¿Cómo
sabe Dios?
¿Acaso hay
conocimiento en el Altísimo?»
12 Estos impíos,
sin ser turbados del
mundo, aumentaron sus riquezas.
13 ¡Verdaderamente en
vano he limpiado mi corazón
y en inocencia he
lavado mis manos!,
14 pues he sido
azotado todo el día
y castigado todas las
mañanas.
15 Si dijera yo:
«¡Hablaré como ellos!»,
engañaría a la
generación de tus hijos.
16 Cuando pensé para
saber esto,
fue duro trabajo para
mí,
17 hasta que,
entrando en el santuario de Dios,
comprendí el fin de
ellos.
18 Ciertamente, los
has puesto en deslizaderos,
en asolamiento los
harás caer.
19 ¡Cómo han sido
asolados de repente!
¡Perecieron, se
consumieron de terrores!
20 Como sueño del que
despierta,
así, Señor, cuando
despiertes, menospreciarás su apariencia.
21 Se llenó de
amargura mi alma
y en mi corazón
sentía punzadas.
22 Tan torpe era yo,
que no entendía;
¡era como una bestia
delante de ti!
23 Con todo, yo
siempre estuve contigo;
me tomaste de la mano
derecha.
24 Me has guiado
según tu consejo,
y después me
recibirás en gloria.
25 ¿A quién tengo yo
en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada
deseo en la tierra.
26 Mi carne y mi
corazón desfallecen;
mas la roca de mi
corazón y mi porción
es Dios para siempre.
27 Ciertamente los
que se alejan de ti perecerán;
tú destruirás a todo
aquel que de ti se aparta.
28 Pero en cuanto a
mí, el acercarme a Dios es el bien.
He puesto en Jehová
el Señor mi esperanza,
para contar todas tus
obras.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
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Proverbios 24:13-14 Reina-Valera 1995 (RVR1995)
-26-
13 Come, hijo mío, de
la miel, porque es buena;
el panal es dulce a
tu paladar.
14 Así será para ti
el conocimiento de la sabiduría:
si la hallas tendrás
recompensa
y al fin tu esperanza
no será frustrada.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
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