Thursday, June 30, 2022

DAB Español, Viernes 01 de Julio

Día 182, DAB Español, Viernes 01 de Julio


2 Reyes 18:13-19:37; Hechos 21:1-17; Salmos 149; Proverbios 18:8 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









2 Reyes 18:13-19:37

La Palabra (Hispanoamérica)

Senaquerib invade Judá (2 Cr 32,1)

13 El año décimo cuarto del reinado de Ezequías, Senaquerib, el rey de Asiria, atacó y conquistó todas las ciudades fortificadas de Judá. 14 Entonces Ezequías, el rey de Judá, mandó a decir al rey de Asiria que estaba en Laquis:

— He actuado mal. Retírate de aquí y yo te pagaré el tributo que me impongas.

El rey de Asiria impuso a Ezequías, el rey de Judá, un tributo de trescientos talentos de plata y treinta de oro. 15 Ezequías entregó toda la plata que encontró en el Templo y en el tesoro del palacio real. 16 En aquella ocasión, Ezequías arrancó del Templo del Señor las puertas y sus marcos, que él mismo había recubierto de oro, y se los entregó al rey de Asiria.

Asedio de Jerusalén (2 Cr 32,9-10.12; Is 36,2-22)

17 El rey de Asiria envió desde Laquis a Jerusalén al general en jefe, al jefe de eunucos y al copero mayor con un importante contingente de tropas a entrevistarse con el rey Ezequías. Ellos subieron y llegaron a Jerusalén deteniéndose junto al canal de la alberca de arriba, en el camino del campo del Batanero. 18 Llamaron al rey y salieron a recibirlos Eliaquín, hijo de Jelcías, el mayordomo de palacio, acompañado del secretario Sobná y Joaj, hijo de Asaf, que era el canciller. 19 El copero mayor les dijo:

— Comuniquen a Ezequías el mensaje del emperador, el rey de Asiria: “¿En qué basas tu confianza? 20 ¿Piensas acaso que la estrategia y el valor militar son meras palabras? ¿En quién confías para osar rebelarte contra mí? 21 Veo que confías en Egipto, ese bastón de caña astillada, que se clava y agujerea la mano de quien se apoya en él. Sólo eso es el faraón, el rey de Egipto, para quienes confían en él. 22 Y si ustedes me dicen que confían en el Señor, su Dios, ¿no es ese el Dios cuyos santuarios y altares demolió Ezequías ordenando a Judá y a Jerusalén que sólo lo adoraran en el altar de Jerusalén?”. 23 Haz, pues, una apuesta con mi señor, el rey de Asiria: te daré dos mil caballos si consigues otros tantos jinetes que los monten. 24 ¿Cómo te atreves a rechazar a uno de los subordinados de mi señor, confiando en que Egipto te va a suministrar carros y jinetes? 25 ¿Crees, además, que he venido a destruir esta ciudad sin el consentimiento del Señor? Ha sido el Señor quien me ha dicho: “Ataca y devasta este país”.

26 Eliaquín, el hijo de Jilquías, Sobná y Joaj respondieron al copero mayor:

— Por favor, háblanos en arameo, que lo entendemos. No nos hables en hebreo delante de la gente que está en la muralla.

27 Les contestó el copero mayor:

— ¿Acaso me ha enviado mi señor a comunicar este mensaje sólo a tu señor y a ti? También he de transmitirlo a la gente que está en la muralla y que acabará comiendo sus propios excrementos y bebiendo su propia orina junto contigo.

28 Entonces el copero mayor se puso en pie y les dijo en hebreo a voz en grito:

— Escuchen el mensaje del emperador, el rey de Asiria, 29 que dice esto: “No se dejen engañar por Ezequías, porque no podrá librarlos de mi mano. 30 Que Ezequías no los haga confiar en Dios, diciendo: Estoy convencido de que el Señor nos salvará y no entregará esta ciudad en poder del rey de Asiria”. 31 No hagan caso a Ezequías, sino al rey de Asiria que les dice: “Hagan la paz conmigo y ríndanse a mí; de esa manera cada cual podrá seguir comiendo los frutos de su parra y de su higuera y podrá seguir bebiendo agua de su pozo; 32 luego llegaré yo en persona y los llevaré a una tierra como la de ustedes, una tierra de grano y de mosto, una tierra de mieses y viñas, una tierra de aceite y miel, donde vivirán y no morirán”. Pero no hagan caso a Ezequías, pues los engaña diciendo que el Señor los librará. 33 ¿Acaso los dioses de otras naciones los han podido librar del poder del rey de Asiria? 34 ¿Dónde están los dioses de Jamat y Arpad? ¿Dónde, los dioses de Sefarváin, Hená y Evá? ¿Acaso fueron capaces de librar a Samaría de mi poder? 35 Si ninguno de los dioses de esos países pudo librarlos de mi ataque, ¿piensan que el Señor podrá librar a Jerusalén?

36 La gente se quedó callada sin responder palabra, pues el rey les había ordenado que no le respondieran. 37 Entonces, el mayordomo de palacio Eliaquín, hijo de Jelcías, el secretario Sobná y el canciller Joaj, hijo de Asaf, se presentaron a Ezequías con las ropas rasgadas y le transmitieron el mensaje del copero mayor.

Consulta al profeta Isaías (Is 37,1-9a)

19 Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus ropas, se vistió de sayal y fue al Templo del Señor. 2 Al mismo tiempo envió al mayordomo de palacio Jelcías, al secretario Sobná y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, a ver al profeta Isaías, hijo de Amós, 3 y a comunicarle lo siguiente:

— Esto dice Ezequías: “Vivimos hoy momentos de angustia, de castigo y de ignominia, como si el hijo fuera a nacer y la madre no tuviera fuerzas para alumbrarlo. 4 Ojalá el Señor, tu Dios, haya escuchado las palabras del copero mayor enviado por su amo, el rey de Asiria, para insultar al Dios vivo, y lo castigue por esas palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. Por tu parte, intercede por el resto que aún subsiste”.

5 Los servidores del rey Ezequías fueron a ver al profeta Isaías 6 que les dijo:

— Esto responderán a su señor: “Así dice el Señor: Que no te asusten las palabras insultantes que has oído proferir a los oficiales del rey de Asiria contra mí. 7 Yo mismo le voy a infundir un espíritu tal que, al oír cierta noticia, tendrá que regresar a su país donde lo haré morir a espada”.

8 Regresó el copero mayor y, al enterarse de que el rey de Asiria se había retirado de Laquis para atacar Libná, fue allí a su encuentro. 9 Y es que el rey de Asiria había oído que Tirhacá, el rey de Etiopía, se había puesto en camino para plantarle batalla.

Nuevas amenazas de Senaquerib (2 Cr 37,9b-20)

Entonces, el rey de Asiria envió nuevos emisarios a Ezequías con el siguiente mensaje:

10 — Digan a Ezequías, el rey de Judá: “Que no te engañe tu Dios, en quien confías, asegurándote que Jerusalén no caerá en poder del rey de Asiria. 11 Seguro que has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países que han consagrado al exterminio. ¿Y piensas que tú vas a librarte? 12 ¿Salvaron sus dioses a las naciones que mis antepasados destruyeron, a saber: Gozán, Jarán, Résef y los habitantes de Edén, en Telasar? 13 ¿Dónde están los reyes de Jamat, de Arpad, de Laír, de Sefarváin, de Ená y de Evá?”.

14 Ezequías tomó la carta traída por los mensajeros y la leyó. Luego subió al Templo, la abrió en presencia del Señor 15 y oró así:

— Señor, Dios de Israel, entronizado sobre querubines; únicamente tú eres el Dios de todos los reinos del mundo. Tú has creado el cielo y la tierra. 16 Presta oído, Señor, y escucha; abre los ojos, Señor, y mira. Escucha las palabras que ha transmitido Senaquerib insultando con ellas al Dios vivo. 17 Es cierto, Señor, que los reyes asirios han asolado a las naciones y sus territorios, 18 arrojando sus dioses a las llamas y destruyéndolos; claro que no eran dioses, sino obra de manos humanas fabricados con madera y piedra. 19 Pero ahora, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su poder, para que todos los reinos del mundo reconozcan que únicamente tú eres, Dios, el Señor.

Intervención de Isaías (Is 37,21-38)

20 Isaías, hijo de Amós, envió este mensaje a Ezequías:

— Así dice el Señor, Dios de Israel: He escuchado la súplica que me has dirigido a propósito de Senaquerib, el rey de Asiria. 21 Y esta es la palabra que el Señor pronuncia contra él:

Te desprecia y se burla de ti

una simple muchacha,

la ciudad de Sión;

te hace mofa a tus espaldas

la ciudad de Jerusalén.

22 ¿A quién insultas e injurias?

¿Contra quién levantas tu voz,

alzando altanera la mirada?

¡Contra el Santo de Israel!

23 Por medio de tus mensajeros

has insultado al Señor, diciendo:

“Gracias a mis carros numerosos

he subido a las cumbres más altas,

al corazón del Líbano;

he talado sus cedros más esbeltos,

sus más escogidos cipreses;

me adentré en su lugar más oculto,

en sus bosques más espesos.

24 Alumbré y bebí aguas extranjeras;

sequé bajo la planta de mis pies

todos los ríos de Egipto”.

25 ¿Acaso no te has enterado

de que hace tiempo lo tengo decidido.

Lo he planeado desde antaño

y ahora lo llevo a término?

Voy a reducir a escombros

todas las ciudades fortificadas.

26 Sus habitantes, impotentes,

espantados y humillados,

son como hierba del campo,

como césped de pastizal,

como verdín de los tejados,

como mies agostada antes de sazón.

27 Sé bien cuándo te sientas,

conozco tus idas y venidas,

y cuándo te enfureces contra mí.

28 Puesto que ha llegado a mis oídos

tu furia y tu arrogancia contra mí,

pondré mi garfio en tu nariz

y mi argolla en tu hocico,

y te haré volver por el camino

por donde habías venido.

29 Y esto, Ezequías, te servirá de señal: este año comerán lo que retoñe, y el siguiente, lo que nazca sin sembrar, pero el tercer año sembrarán y cosecharán; plantarán viñas y comerán sus frutos. 30 El resto superviviente de Judá volverá a echar raíces por abajo y a producir fruto por arriba, 31 pues de Jerusalén saldrá un resto, y habrá supervivientes en el monte Sión. El amor apasionado del Señor del universo lo cumplirá.

32 Por eso, así dice el Señor a propósito del rey de Asiria:

No entrará en esta ciudad,

no disparará flechas contra ella,

no la cercará con escudos,

ni la asaltará con rampas.

33 Se volverá por donde vino

y no entrará en esta ciudad

—oráculo del Señor—.

34 Protegeré esta ciudad para salvarla,

por mi honor y el de David, mi servidor.

35 Aquella misma noche salió el enviado del Señor, hirió a ciento ochenta mil hombres en el campamento asirio; al levantarse los asirios por la mañana no había más que cadáveres. 36 Senaquerib, el rey de Asiria, levantó el campamento, regresó a Nínive y se quedó allí. 37 Y un día, mientras estaba orando en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Saréser lo asesinaron y huyeron al país de Ararat. Su hijo Asaradón le sucedió como rey.

Hechos 21:1-17

La Palabra (Hispanoamérica)

Viaje de Pablo a Jerusalén

21 Después de separarnos de los hermanos, nos embarcamos y, sin torcer el rumbo, llegamos a Cos. Al día siguiente tocamos Rodas, y de allí fuimos a Patara 2 donde encontramos un barco que partía para Fenicia. Tomamos pasaje en él y zarpamos. 3 Nos aproximamos luego a Chipre, que dejamos a babor, para continuar rumbo a Siria. Poco después arribamos a Tiro, donde la nave debía descargar sus mercancías. 4 Allí encontramos algunos discípulos y nos quedamos durante una semana en su compañía. Impulsados por el Espíritu Santo, los hermanos de Tiro aconsejaban a Pablo que desistiera de su viaje a Jerusalén. 5 Pero, pasados aquellos días, nos dispusimos a seguir nuestra ruta. Todos ellos, con sus mujeres y sus hijos, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad. Allí, puestos de rodillas en la playa, oramos. 6 Tras intercambiar saludos de despedida, subimos a bordo de la nave, y ellos regresaron a sus casas.

7 De Tiro nos dirigimos a Tolemaida donde pusimos fin a nuestra travesía. Saludamos allí a los hermanos y pasamos un día con ellos. 8 Marchamos al día siguiente a Cesarea y fuimos a ver a Felipe, el evangelista, que era uno de los siete, y nos hospedamos en su casa. 9 Tenía Felipe cuatro hijas solteras que poseían el don de profecía.

El profeta Agabo

10 Llevábamos ya varios días en Cesarea, cuando llegó de Judea un profeta llamado Agabo. 11 Vino a vernos, tomó el cinturón de Pablo, se ató con él los pies y las manos y dijo:

— Esto dice el Espíritu Santo: “Así atarán los judíos en Jerusalén al dueño de este cinturón. Después lo entregarán en manos de extranjeros”.

12 Al oír esto, tanto los creyentes de la localidad como nosotros rogamos a Pablo que no fuera a Jerusalén. 13 Pero él respondió:

— ¿Por qué me desaniman con su llanto? Estoy dispuesto no sólo a dejarme encadenar, sino a morir en Jerusalén por la causa de Jesús, el Señor.

14 Y, como no había manera de disuadirlo, dejamos de insistir, diciendo resignados:

— ¡Que se haga la voluntad del Señor!

15 Unos días más tarde, preparamos nuestro equipaje y nos dirigimos a Jerusalén. 16 Nos acompañaron algunos discípulos de Cesarea, quienes nos prepararon alojamiento en casa de Mnasón, un antiguo creyente chipriota.

Pablo arrestado en Jerusalén (21,17—23,22)

Visita de Pablo a Santiago

17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría.

Salmos 149

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 149

Que Israel se regocije en su creador

149 ¡Aleluya!

Canten al Señor un cántico nuevo,

alábenlo en la asamblea de los fieles.

2 Que Israel se regocije en su creador,

que los hijos de Sión se gocen en su rey.

3 Que alaben su nombre entre danzas,

que le canten con cítara y pandero,

4 porque el Señor ama a su pueblo,

a los humildes honra con la victoria.

5 Que los fieles exulten triunfantes,

que en sus lechos griten de alegría,

6 con himnos a Dios en sus gargantas

y espadas de dos filos en sus manos;

7 se vengarán así de las naciones,

castigarán a los pueblos,

8 apresarán a sus reyes con grilletes,

a sus poderosos con cadenas de hierro.

9 Se cumplirá de este modo la sentencia escrita,

y será un honor para todos sus fieles.

¡Aleluya!

Proverbios 18:8

La Palabra (Hispanoamérica)

8 Las palabras del calumniador son golosinas

que penetran hasta lo más profundo.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Wednesday, June 29, 2022

DAB Español, Jueves 30 de Junio

Día 181, DAB Español, Jueves 30 de Junio


2 Reyes 17:1-18:12; Hechos 20:1-38; Salmos 148; Proverbios 18:6-7 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









2 Reyes 17:1-18:12

La Palabra (Hispanoamérica)

Oseas de Israel (731-722)

17 Oseas comenzó a reinar en Israel el año duodécimo del reinado de Ajab en Judá. 2 Ofendió al Señor, aunque no tanto como los reyes de Israel que lo precedieron. 3 Salmanasar, el rey de Asiria, lo atacó y Oseas se convirtió en vasallo tributario suyo. 4 Sin embargo, el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba contra él, pues había mandado emisarios a So, el rey de Egipto, y había dejado de enviarle el tributo anual. Por ello, lo arrestó y lo metió en prisión. 5 Luego el rey de Asiria invadió el país, atacó a Samaría y la asedió durante tres años. 6 Finalmente, el año noveno de Oseas, tomó Samaría y deportó a los israelitas a Asiria, estableciéndolos en Jalaj, en las riberas del Jabor, río de Gozán, y en las ciudades de Media.

Reflexiones sobre el fin de Israel

7 Esto sucedió porque los israelitas habían pecado contra el Señor su Dios, que los sacó del país de Egipto y del poder de su rey, el faraón. Habían adorado a otros dioses, 8 imitando las costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante los israelitas y las costumbres que los reyes de Israel habían introducido. 9 Los israelitas hicieron cosas inadmisibles ante el Señor, su Dios: se hicieron santuarios en los montes de todas sus ciudades, desde las torres de vigía hasta las plazas fuertes 10 y erigieron columnas y postes sagrados en cualquier colina alta y bajo cualquier árbol frondoso, 11 quemando en ellos incienso como las naciones que el Señor había deportado ante ellos y cometiendo maldades que provocaron la indignación del Señor. 12 Sirvieron a los ídolos, aunque el Señor les había prohibido hacer tal cosa.

13 El Señor había advertido a Israel y a Judá, por medio de todos sus profetas y videntes: “Apártense de su mal camino y guarden mis mandatos y preceptos, de acuerdo con la ley que di a sus antepasados y que les transmití por medio de mis siervos, los profetas”. 14 Pero ellos no hicieron caso, se obstinaron tanto como sus antepasados que no habían confiado en el Señor su Dios, 15 y despreciaron sus decretos, la alianza que había hecho con sus antepasados y las advertencias que les había hecho. Siguieron al vacío y se quedaron vacíos; siguieron a las naciones de su alrededor, aunque el Señor les había prohibido imitarlas. 16 Abandonaron los mandamientos del Señor, su Dios: se fabricaron dos becerros de metal fundido y una representación de Astarté y adoraron a todas las fuerzas astrales y a Baal. 17 Incluso llegaron a quemar a sus hijos e hijas en sacrificio, practicaron la adivinación y la brujería y se dedicaron a ofender al Señor y a provocar su indignación. 18 Por todo ello el Señor se enfureció contra Israel, los expulsó de su presencia, y sólo quedó la tribu de Judá. 19 Pero tampoco Judá guardó los mandamientos del Señor, su Dios, sino que imitó las costumbres introducidas por Israel. 20 El Señor rechazó a toda la estirpe de Israel y la humilló, entregándola en poder de saqueadores, hasta que los expulsó de su presencia.

21 Cuando Israel se separó de la dinastía de David y eligieron rey a Jeroboán, el hijo de Nabat, Jeroboán apartó a Israel de su Señor y le hizo cometer un pecado grave. 22 En efecto, los israelitas imitaron todos los pecados de Jeroboán, sin apartarse de ellos, 23 hasta que el Señor terminó por expulsar a Israel de su presencia, como había anunciado por medio de sus siervos, los profetas, e Israel fue deportado desde su tierra a Asiria, donde permanecen hasta el presente.

Repoblación de Israel

24 El rey de Asiria trajo gente de Babilonia, Cutá, Avá, Jamat y Sefarváin y la estableció en las ciudades de Samaría, en lugar de los israelitas. Esa gente tomó posesión de Samaría y se instaló en sus ciudades. 25 Pero, como al comienzo de su instalación no respetaron al Señor, el Señor les envió leones que los devoraban. 26 Así que dijeron al rey de Asiria:

— Las gentes que has deportado y establecido en las ciudades de Samaría no conocen la religión del dios del país.

27 El rey de Asiria reaccionó dando esta orden:

— Lleven allí a alguno de los sacerdotes que han traído deportados; que vaya a vivir con ellos y les enseñe la religión del dios de aquel país.

28 Así, pues, uno de los sacerdotes deportados de Samaría vino a vivir a Betel, donde les estuvo enseñando a respetar al Señor. 29 Pero cada pueblo se hacía sus propios dioses en las ciudades donde cada uno vivía y los colocaba en los santuarios de los altos que habían construido los samaritanos. 30 Así, los procedentes de Babilonia hicieron una imagen de Sucot Benot; los de Cutá, una imagen de Nergal; los de Jamat, una de Asimat; 31 los de Avá hicieron imágenes de Niblat y de Tartac; y los procedentes de Sefarváin quemaban a sus hijos en sacrificio a sus dioses, Adramélec y Anarmélec. 32 También veneraban al Señor y nombraron sacerdotes a gentes de entre ellos para que prestaran servicio en los santuarios de los altos. 33 Así que, por un lado, veneraban al Señor y, por otro, daban culto a otros dioses, según la religión de la nación de donde habían sido deportados. 34 Y todavía hoy siguen portándose según sus antiguas costumbres: no veneran al Señor ni proceden según sus decretos y normas, ni según la ley y los mandamientos que el Señor dio a los hijos de Jacob, a quien puso el nombre de Israel. 35 El Señor había hecho con ellos una alianza diciéndoles:

— No venerarán a otros dioses, ni los adorarán; no los servirán ni les ofrecerán sacrificios. 36 Sólo venerarán, adorarán y ofrecerán sacrificios al Señor que los sacó del país de Egipto con gran demostración de poder. 37 Guardarán los decretos y normas, la ley y los mandamientos que les ha dado por escrito, para que los cumplan siempre; no venerarán a otros dioses. 38 No olvidarán la alianza que he hecho con ustedes y no venerarán a otros dioses. 39 Sólo venerarán al Señor, su Dios, y él los librará de todos sus enemigos.

40 Pero no hicieron caso y siguieron actuando según sus antiguas costumbres. 41 Estas gentes respetaban al Señor, pero siguieron dando culto a sus ídolos, al igual que sus hijos y nietos, haciendo lo mismo que sus antepasados hasta hoy.

III.— ÚLTIMOS REYES DE JUDÁ (18—25)

Reinado de Ezequías (727-698) (18—20)

Ezequías de Judá (2 Cr 29,1-2)

18 Ezequías, hijo de Ajaz, comenzó a reinar sobre Judá el año tercero del reinado de Oseas, hijo de Elá, en Israel. 2 Ezequías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante veintisiete años. Su madre se llamaba Abí y era hija de Zacarías. 3 Actuó correctamente ante el Señor como había hecho su antepasado David. 4 Suprimió los santuarios de los altos, derribó las columnas, rompió los postes sagrados e hizo trizas la serpiente de bronce que había hecho Moisés, pues los israelitas seguían quemándole incienso todavía; la llamaban Nejustán. 5 Ezequías confió firmemente en el Señor, Dios de Israel, y entre todos los reyes de Judá no hubo ninguno como él, ni antes ni después. 6 Permaneció fiel al Señor, sin apartarse de él, y cumplió los mandamientos que el Señor había dado a Moisés. 7 El Señor lo acompañó y tuvo éxito en todas sus empresas. Se rebeló contra el rey de Asiria y dejó de rendirle vasallaje. 8 Combatió a los filisteos hasta Gaza y devastó su territorio, incluyendo las torres de vigía y las plazas fortificadas.

La conquista de Samaría

9 El año cuarto del reinado de Ezequías y el séptimo de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, Salmanasar, rey de Asiria, atacó Samaría y la sitió. 10 Y al cabo de tres años, el año sexto de Ezequías, el noveno de Oseas, rey de Israel, la conquistó. 11 El rey de Asiria deportó a los israelitas a Asiria y los estableció en Jalat, en la región del Jabor, el río de Gozán y en las ciudades de Media. 12 Esto sucedió porque no obedecieron al Señor, su Dios, rompiendo su alianza al no obedecer ni cumplir todo lo que les había mandado Moisés, el siervo del Señor.

Hechos 20

La Palabra (Hispanoamérica)

Visita a Macedonia y a Grecia

20 Cuando se aplacó el alboroto, Pablo mandó llamar a los discípulos para infundirles ánimo. Después se despidió de ellos y partió para Macedonia. 2 Recorrió aquella región, confortando a los fieles con abundantes exhortaciones, y finalmente llegó a Grecia, 3 donde pasó tres meses. Cuando estaba a punto de embarcar para Siria, supo que los judíos habían organizado un complot contra él; así que decidió regresar por Macedonia. 4 Lo acompañaban Sópater, hijo de Pirro y natural de Berea; los tesalonicenses Aristarco y Segundo, Gayo de Derbe y Timoteo; y también Tíquico y Trófimo, oriundos de la provincia de Asia. 5 Estos se nos adelantaron y nos esperaron en Troas. 6 Nosotros, después de la fiesta de la Pascua, tomamos el barco en Filipos, y a los cinco días nos unimos a ellos en Troas, donde pasamos una semana.

Resurrección del joven Eutiquio en Troas

7 El primer día de la semana nos reunimos para partir el pan*. Pablo se puso a hablarles y, como tenía que marcharse al día siguiente, se extendió en su charla hasta la medianoche. 8 Multitud de lámparas alumbraban la habitación en que nos hallábamos congregados en la parte superior de la casa. 9 Sentado en el antepecho de la ventana estaba un joven llamado Eutiquio, quien, como se alargaba la plática de Pablo, comenzó a dormirse. Vencido ya completamente por el sueño, cayó desde el tercer piso abajo. Cuando lo recogieron, estaba muerto. 10 Pablo bajó rápidamente y se tendió sobre él. Lo tomó luego en sus brazos y les dijo:

— ¡No se preocupen, está vivo!

11 Subió otra vez y continuó con el partimiento del pan; y, una vez que hubo comido, prolongó su charla hasta el amanecer. Concluido todo, se marchó. 12 En cuanto al muchacho, lo llevaron vivo, y todos se sintieron muy consolados.

Viaje desde Troas a Mileto

13 Como Pablo había decidido hacer el viaje por tierra, nosotros zarpamos con tiempo suficiente rumbo a Asón con el fin de recogerlo allí. 14 Cuando se nos unió en Asón, subió a bordo con nosotros y navegamos hasta Mitilene. 15 Zarpando de allí, al día siguiente pasamos a la altura de Quío y llegamos a Samos un día después. Navegamos un día más y arribamos a Mileto. 16 Pablo no quiso hacer escala en Éfeso para evitar demorarse en la provincia de Asia, pues le urgía estar en Jerusalén, a ser posible, el día de Pentecostés.

Pablo se despide en Mileto de los dirigentes de la Iglesia

17 No obstante, desde Mileto Pablo mandó llamar a los dirigentes de la iglesia de Éfeso. 18 Cuando estuvieron a su lado, les dijo:

— Ustedes conocen perfectamente la conducta que he observado entre ustedes desde el primer día de mi llegada a la provincia de Asia. 19 He servido al Señor con toda humildad, en medio de las angustias y pruebas que me sobrevinieron a causa de las maquinaciones de los judíos. 20 Nada he callado que pudiera serles de utilidad, y no he dejado de anunciarles el mensaje y de enseñarles en público y en privado. 21 He instado a judíos y no judíos a convertirse a Dios y a creer en Jesús, nuestro Señor. 22 Ahora, como ven, me dirijo a Jerusalén impelido por el Espíritu, sin saber a ciencia cierta lo que allí me acontecerá. 23 Eso sí, el Espíritu Santo me asegura que no hay ciudad en la que no me esperen prisiones y sufrimientos. 24 Por lo que a mi vida respecta, en nada la aprecio. Sólo aspiro a terminar mi carrera y a culminar la tarea que me encomendó Jesús, el Señor: proclamar la buena noticia de que Dios nos ha dispensado su favor.

25 Ahora sé que ninguno de ustedes, entre quienes pasé anunciando el reino de Dios, volverá a verme más. 26 Por eso, quiero hoy declarar ante ustedes que tengo la conciencia limpia en relación con lo que les pueda suceder a ustedes. 27 Nada he callado de cuanto debía anunciarles sobre el plan de Dios. 28 Cuiden de ustedes mismos y de todo el rebaño sobre el que les ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes. Pastoreen la Iglesia que el Señor adquirió con el sacrificio de su propia vida. 29 Sé que después de mi partida se introducirán entre ustedes lobos feroces que no tendrán compasión del rebaño. 30 De entre sus propias filas surgirán individuos que propagarán falsas doctrinas y arrastrarán a los discípulos tras de sí. 31 Estén vigilantes, por tanto, y recuerden que durante tres años no cesé de aconsejar día y noche, incluso con lágrimas, a cada uno de ustedes. 32 Ahora los encomiendo a Dios y a su mensaje de amor; un mensaje que tiene fuerza para que todos los consagrados a Dios crezcan en la fe y alcancen la herencia prometida. 33 No he apetecido ni dinero ni vestidos de nadie. 34 Bien saben ustedes que, trabajando con mis propias manos, he ganado mi sustento y el de mis compañeros. 35 Les he demostrado así en todo momento que es preciso trabajar para socorrer a los necesitados, teniendo presente aquella máxima de Jesús, el Señor: “Más dicha trae el dar que el recibir”.

36 Cuando Pablo terminó de hablar, se puso de rodillas, junto con todos los demás, y oró. 37 Todos lloraban desconsoladamente y abrazaban y besaban a Pablo. 38 El pensar que, según había dicho, no volverían a verlo, les partía el corazón. Seguidamente, lo acompañaron hasta el barco.

Salmos 148

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 148

Alaben todos al Señor

148 ¡Aleluya!

Alaben al Señor desde los cielos,

alaben al Señor en las alturas.

2 Alábenlo todos sus ángeles,

alábenlo todo su ejército.

3 Alábenlo, sol y luna,

alábenlo estrellas brillantes.

4 Alábenlo, los cielos más altos,

las aguas que están sobre ellos.

5 Que alaben el nombre del Señor,

pues lo mandó y fueron creados,

6 los asentó para siempre jamás,

los sometió a una ley que nunca pasará.

7 Alaben al Señor desde la tierra,

monstruos marinos y todos los mares,

8 fuego y granizo, nubes y nieve,

viento huracanado que cumple su mandato,

9 montañas y todas las colinas,

árboles frutales y todos los cedros,

10 fieras y todo el ganado,

reptiles y pájaros alados;

11 reyes de la tierra y pueblos todos,

príncipes y jueces de la tierra,

12 los jóvenes y también las doncellas,

los ancianos con los niños.

13 Alaben el nombre del Señor,

que sólo su nombre es excelso,

su majestad domina cielos y tierra.

14 Él reviste de fortaleza a su pueblo,

es motivo de alabanza para sus fieles,

para Israel, su pueblo cercano.

¡Aleluya!

Proverbios 18:6-7

La Palabra (Hispanoamérica)

6 Los labios del necio se meten en líos,

sus palabras le ocasionan golpes.

7 La boca del necio es su ruina;

sus palabras, una trampa mortal.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

DAB Español, Domingo 28 de Abril

Día 119, DAB Español, Domingo 28 de Abril Jueces 8:17-9:21; Lucas 23:44-24:12; Salmos 99; Proverbios 14:9-10 (Traducción en lenguaje actual ...