Friday, June 3, 2022

DAB Español, Sábado 04 de Junio

Día 155, DAB Español, Sábado 04 de Junio


2 Samuel 22:21-23:23; Hechos 2:1-47; Salmos 122; Proverbios 16:19-20 (Traducción en lenguaje actual (TLA))









2 Samuel 22:21-23:23

Traducción en lenguaje actual

21 »Me diste mi recompensa

porque hago lo que quieres.

Me trataste con bondad

porque hago lo que es justo.

22 Yo obedezco tus enseñanzas

y no me aparto de ti.

23 Cumplo todas tus leyes,

y jamás me aparto de ellas.

24 He sido honesto contigo

y no he hecho nada malo.

25 Me diste mi recompensa

porque hago lo que quieres,

porque tú sabes

que yo hago lo que es justo.

26 Tú eres fiel

con los que te son fieles,

y tratas bien

a quienes bien se comportan.

27 Eres sincero

con los que son sinceros,

pero con los tramposos

demuestras ser más astuto.

28 A la gente humilde

le concedes la victoria,

pero a los orgullosos

los haces salir derrotados.

29-31 »Dios mío,

tú alumbras mi vida;

tú iluminas mi oscuridad.

Con tu ayuda venceré al enemigo

y podré conquistar sus ciudades.

Tus enseñanzas son perfectas,

tu palabra no tiene defectos.

Tú proteges como un escudo

a los que buscan refugio en ti.

32 Dios de Israel,

sólo tú eres Dios;

¡sólo tú puedes protegernos!

33 ¡Sólo tú me llenas de valor

y me guías por el buen camino!

34 ¡Tú me das fuerzas para correr

con la velocidad de un venado!

Cuando ando por las altas montañas,

tú no me dejas caer.

35 Tú me enseñas

a enfrentarme a mis enemigos;

tú me das valor para vencerlos.

36 Tú me das tu protección;

me salvas con tu gran poder

y me concedes la victoria.

37 Me despejas el camino

para que no tenga yo tropiezos.

38 »Perseguí a mis enemigos

y los alcancé,

y no volví hasta haberlos destruido.

39 Los derroté por completo;

¡los aplasté bajo mis pies,

y no volvieron a levantarse!

40 Tú me llenaste de valor

para entrar en combate;

tú hiciste que los rebeldes

cayeran derrotados a mis pies.

41 Me hiciste vencer a mis enemigos,

y acabé con los que me odiaban.

42 A gritos pedían ayuda,

pero nadie fue a salvarlos.

Hasta de ti pedían ayuda,

pero tampoco tú los salvaste.

43 Los deshice por completo:

¡quedaron como el polvo

que se lleva el viento!

¡Me di gusto aplastándolos

como al lodo de la calle!

44-46 »Dios mío,

tú me libras de la gente

que anda buscando pelea;

me hiciste jefe de naciones,

y gente extraña que yo no conocía

ahora está dispuesta a servirme.

Tan pronto esos extranjeros me oyen,

se desaniman por completo

y temblando salen de sus escondites

dispuestos a obedecerme.

47 »¡Bendito seas, mi Dios,

tú que vives y me proteges!

¡Alabado seas, mi Dios y Salvador!

48 ¡Tú me permitiste

vengarme de mis enemigos!

¡Tú pusiste a los pueblos

bajo mi dominio!

49 Tú me pusiste a salvo

de la furia de mis enemigos.

Me pusiste por encima

de mis adversarios,

y me libraste de gente violenta.

50 Por eso, Dios mío,

yo te alabo y te canto himnos

en medio de las naciones.

51 Tú siempre le das la victoria

al rey que pusiste sobre Israel.

Tú siempre les muestras tu amor

a David y a sus herederos.»

Últimas palabras de David

23 Dios eligió a David, el gran poeta de Israel, y le dio el lugar más importante. Lo que sigue fueron las últimas palabras de David:

2 «Estas palabras no son mías;

son palabras del espíritu de Dios,

que habla por medio de mí.

3 Y esto es lo que me dijo

el Dios que ayuda a Israel:

“El rey que me toma en cuenta

en todo lo que hace,

y es justo con su pueblo,

4 es como la luz de la mañana

y como el sol después de la tormenta:

le hace bien a la tierra,

y hace crecer la hierba”.

5 »Dios hizo un pacto conmigo;

un pacto seguro y bien hecho

que durará para siempre.

Por eso mi familia siempre estará segura,

y Dios cumplirá todos mis deseos.

6-7 »La gente malvada es como los espinos,

que nadie se atreve a tocarlos.

Más bien, se arrojan al fuego,

como si fueran basura,

hasta quemarlos por completo.

¡Nadie jamás vuelve a recogerlos!»

Los tres mejores guerreros (1 Cr 11.10-47)

8 Los guerreros más valientes del ejército de David eran tres.

El primero de ellos era Joseb-basébet hijo de Hacmoní, y era el jefe de los tres. En cierta ocasión, mató con su lanza a ochocientos hombres.

9 El segundo era Eleazar hijo de Dodó de Ajoj. Eleazar estuvo con David en Pasadamim, cuando los filisteos se reunieron para pelear contra Israel. En esa batalla los israelitas huyeron, 10 pero Eleazar se quedó matando filisteos hasta que el brazo se le acalambró. A pesar de eso, no soltó la espada. Cuando los soldados israelitas se dieron cuenta, regresaron a ayudarlo, pero sólo encontraron soldados muertos; así que se apoderaron de las pertenencias de los filisteos. Ese día, Dios le dio una gran victoria a Israel.

11 El tercero era Samá hijo de Agué de Arat. Los filisteos se habían reunido en un campo sembrado con lentejas para atacar a los israelitas. En cuanto los israelitas vieron a los filisteos, huyeron; 12 pero Samá no se movió del campo, sino que lo defendió y mató a los filisteos. Ese día, Dios le dio una gran victoria.

13-17 Hubo varias ocasiones en que estos tres valientes realizaron grandes actos de valentía. Una vez, al comienzo de la cosecha, estos tres valientes fueron a ayudar a David, que estaba en la cueva de Adulam. Los filisteos habían acampado en el valle de Refaim.

En esa ocasión David estaba en la cueva, mientras que un grupo de filisteos estaba en Belén. David tenía sed y dijo: «¡Cómo quisiera yo que alguien me trajera agua del pozo que está junto a la entrada de Belén!» Enseguida los tres oficiales fueron al campamento filisteo y, sin que nadie los viera, sacaron agua del pozo y se la llevaron a David.

Sin embargo, David no quiso beberla; prefirió derramarla como una ofrenda a Dios, y dijo: «¡Que Dios me libre de beber esta agua! Estos hombres arriesgaron su vida por traérmela, así que no la tomaré».

Los treinta más valientes

18-19 Abisai, el hijo de Seruiá y hermano de Joab, se hizo muy famoso. Por eso llegó a ser el jefe de los treinta soldados más valientes. Se hizo tan famoso como los otros tres cuando mató con su lanza a trescientos soldados. Pero ni así logró superar la fama de aquéllos.

20 Benaías hijo de Joiadá era un soldado muy valiente que vivía en Cabseel. Realizó grandes actos de valentía. En cierta ocasión, mató a dos de los mejores soldados moabitas. En otra ocasión en que cayó nieve, mató a un león que estaba en un hoyo profundo. 21 Y en otra ocasión, mató a un egipcio de gran estatura. El egipcio llevaba una lanza en la mano, y Benaías sólo tenía una vara; pero esa vara le bastó para quitarle al egipcio la lanza y matarlo con ella.

22-23 Entre los treinta soldados más valientes, Benaías llegó a ser tan famoso como los tres más grandes, aunque nunca llegó a ser como ellos. Con todo, David lo nombró jefe de sus guardias.

Hechos 2

Traducción en lenguaje actual

Jesús cumple su promesa

2 El día de la fiesta de Pentecostés,[a] los seguidores de Jesús estaban reunidos en un mismo lugar. 2 De pronto, oyeron un ruido muy fuerte que venía del cielo. Parecía el estruendo de una tormenta, y retumbó por todo el salón. 3 Luego vieron que algo parecido a llamas de fuego se colocaba sobre cada uno de ellos. 4 Fue así como el Espíritu Santo los llenó de poder a todos ellos, y enseguida empezaron a hablar en otros idiomas. Cada uno hablaba según lo que el Espíritu Santo le indicaba.

5 En aquel tiempo, muchos judíos que amaban a Dios estaban de visita en Jerusalén. Habían llegado de todas las regiones del Imperio Romano. 6 Al oír el ruido, muchos de ellos se acercaron al salón, y se sorprendieron de que podían entender lo que decían los seguidores de Jesús. 7 Estaban tan admirados que se decían unos a otros:

«Pero estos que están hablando, ¿acaso no son de la región de Galilea? 8 ¿Cómo es que los oímos hablar en nuestro propio idioma? 9 Los que estamos aquí somos de diferentes países. Algunos somos de Partia, Media y Elam. Otros vinimos de Mesopotamia, Judea, Capadocia, Ponto, Asia, 10 Frigia, Panfilia y Egipto, y de las regiones de Libia cercanas al pueblo de Cirene. Muchos han venido de Roma, otros han viajado desde la isla de Creta y desde la península de Arabia. 11-12 Algunos somos judíos de nacimiento, y otros nos hemos convertido a la religión judía. ¡Es increíble que los oigamos hablar, en nuestro propio idioma, de las maravillas de Dios!»

Y no salían de su asombro, ni dejaban de preguntarse: «¿Y esto qué significa?»

13 Pero algunos comenzaron a burlarse de los apóstoles, y los acusaban de estar borrachos. 14 Pero los apóstoles se pusieron de pie, y con fuerte voz Pedro dijo:

«Israelitas y habitantes de Jerusalén, escuchen bien lo que les voy a decir. 15 Se equivocan si creen que estamos borrachos. ¡Apenas son las nueve de la mañana! 16 Lo que pasa es que hoy Dios ha cumplido lo que nos prometió, cuando por medio del profeta Joel dijo:

17 “En los últimos tiempos

les daré a todos de mi Espíritu:

hombres y mujeres hablarán de parte mía;

a los jóvenes les hablaré en visiones

y a los ancianos, en sueños.

18 ”También en esos tiempos

les daré de mi Espíritu

a los esclavos y a las esclavas,

para que hablen en mi nombre.

19 ”Daré muestras de mi poder

en el cielo y en la tierra:

habrá sangre, fuego y humo.

20 El sol dejará de alumbrar,

y la luna se pondrá roja,

como si estuviera bañada en sangre.

”Esto pasará antes de que llegue

el maravilloso día

en que juzgaré a este mundo.

21 Pero yo salvaré a todos

los que me reconozcan como su Dios.”

22 »Escúchenme bien, porque voy a hablarles de Jesús, el que vivía en Nazaret. Todos nosotros sabemos que Dios lo envió. También sabemos que Dios le dio grandes poderes, porque lo vimos hacer grandes maravillas y señales.

23 »Desde el principio, Dios había decidido que Jesús sufriera, y que fuera entregado a sus enemigos. Ustedes lo ataron y lo entregaron a los romanos, para que lo mataran. 24 ¡Pero Dios hizo que Jesús resucitara! ¡Y es que la muerte no tenía ningún poder sobre él! 25 Hace mucho tiempo, el rey David dijo lo siguiente acerca de Jesús:

“Yo siempre te tengo presente;

si tú estás a mi lado,

nada me hará caer.

26 Por eso estoy muy contento,

por eso canto de alegría,

por eso vivo confiado.

27 ”¡Tú no me dejarás morir

ni me abandonarás en el sepulcro,

pues soy tu fiel servidor!

28 Tú me enseñaste a vivir

como a ti te gusta.

Contigo a mi lado

soy verdaderamente feliz.”

29 »Amigos israelitas, hablemos claro. Cuando David murió, fue enterrado, y todos sabemos dónde está su tumba. 30 Y como David era profeta, Dios le prometió que un familiar suyo sería rey de Israel.

31 »David sabía que Dios cumpliría su promesa. Por eso dijo que el Mesías no moriría para siempre, sino que resucitaría. 32 Todos nosotros somos testigos de que Dios resucitó a Jesús, 33 y de que luego lo llevó al cielo y lo sentó a su derecha.[b]

»Dios le dio a Jesús el Espíritu Santo. Y ahora Jesús nos ha dado ese mismo Espíritu, pues nos lo había prometido. ¡Y esto es lo que ustedes están viendo y oyendo!

34 »Sabemos que quien subió al cielo no fue David, pues él mismo dice:

“Dios le dijo a mi Señor el Mesías:

‘Siéntate a la derecha de mi trono

35 hasta que yo derrote a tus enemigos.’”

36 »Israelitas, ustedes tienen que reconocer, de una vez por todas, que a este mismo Jesús, a quien ustedes mataron en una cruz, Dios le ha dado poder y autoridad sobre toda la humanidad.»

37 Todos los que oyeron estas palabras se pusieron muy tristes y preocupados. Entonces les preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:

—Amigos israelitas, ¿y qué debemos hacer?

38 Pedro les contestó:

—Pídanle perdón a Dios, vuelvan a obedecerlo, y dejen que nosotros los bauticemos en el nombre de Jesucristo.[c] Así Dios los perdonará y les dará el Espíritu Santo. 39 Esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y para todos los que nuestro Dios quiera salvar en otras partes del mundo.

Los primeros cristianos

40 Pedro siguió hablando a la gente con mucho entusiasmo. Les dijo: «Sálvense del castigo que les espera a todos los malvados.»

41 Ese día, unas tres mil personas creyeron en el mensaje de Pedro. Tan pronto como los apóstoles los bautizaron, todas esas personas se unieron al grupo de los seguidores de Jesús 42 y decidieron vivir como una gran familia. Y cada día los apóstoles compartían con ellos las enseñanzas acerca de Dios y de Jesús, y también celebraban la Cena del Señor y oraban juntos.

43 Al ver los milagros y las maravillas que hacían los apóstoles, la gente se quedaba asombrada.

44 Los seguidores de Jesús compartían unos con otros lo que tenían. 45 Vendían sus propiedades y repartían el dinero entre todos. A cada uno le daban según lo que necesitaba. 46 Además, todos los días iban al templo y celebraban la Cena del Señor, y compartían la comida con cariño y alegría. 47 Juntos alababan a Dios, y todos en la ciudad los querían. Cada día el Señor hacía que muchos creyeran en él y se salvaran. De ese modo, el grupo de sus seguidores se iba haciendo cada vez más grande.

Footnotes

  1. Hechos 2:1 Pentecostés: Fiesta judía que se celebraba cincuenta días después de la Pascua.

  2. Hechos 2:33 A su derecha: Es decir, lo sentó en el sitio de honor y le dio poder.

  3. Hechos 2:38 En el nombre de Jesucristo: Es decir, de parte de Jesús, o con el poder y la autoridad que Jesús les daba.

Salmos 122

Traducción en lenguaje actual

¡Que haya paz en Jerusalén!

SALMO 122 (121)

Cántico de David para las peregrinaciones.

122 Me da gusto que me digan:

«¡Vamos al templo de Dios!»

2 Ciudad de Jerusalén,

¡aquí nos tienes!

¡Ya llegamos a tus portones!

3 Ciudad de Jerusalén,

¡construida como punto de reunión

de la comunidad de Israel!

4 ¡Hasta ti llegan las tribus,

todas las tribus de Israel!

¡Hasta ti llega el pueblo

para adorar a Dios,

tal como él lo ordenó!

5 En ti se encuentran

los tribunales de justicia;

en ti se encuentra

el palacio de David.

6 Por ti le pedimos a Dios:

«¡Que tengas paz, Jerusalén!

»¡Que vivan en paz los que te aman!

7 ¡Que dentro de tus murallas

y dentro de tus palacios

haya paz y seguridad!»

8 A mis hermanos y amigos

les deseo que tengan paz.

9 Y a ti, Jerusalén,

te deseo mucho bienestar

porque en ti se encuentra

el templo de nuestro Dios.

Proverbios 16:19-20

Traducción en lenguaje actual

19 Vale más compartir

la pobreza de los humildes

que las riquezas de los orgullosos.

20 El buen administrador prospera;

¡Dios bendice a quienes en él confían!

Traducción en lenguaje actual (TLA)

Copyright © 2000 by United Bible Societies

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