Tuesday, June 28, 2022

DAB Español, Miércoles 29 de Junio

Día 180, DAB Español, Miércoles 29 de Junio


2 Reyes 15:1-16:20; Hechos 19:13-41; Salmos 147; Proverbios 18:4-5 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))









2 Reyes 15-16

La Palabra (Hispanoamérica)

Azarías (Ozías) de Judá (767-739) (2 Cr 26,3-4.21-23)

15 Azarías, hijo de Amasías, comenzó a reinar en Judá el año vigésimo séptimo del reinado de Jeroboán, rey de Israel. 2 Tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante cincuenta y dos años. Su madre se llamaba Jecolías y era de Jerusalén. 3 Actuó correctamente ante el Señor, como su padre Amasías. 4 Pero no desaparecieron los santuarios de los altos y la gente siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellos. 5 El Señor le hizo contraer la lepra hasta el día de su muerte, por lo que tuvo que vivir apartado en una casa, mientras su hijo Jotán quedaba al frente del palacio y gobernaba al pueblo.

6 El resto de la historia de Azarías y todo cuanto hizo está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Judá. 7 Cuando Azarías murió fue enterrado con sus antepasados en la ciudad de David. Su hijo Jotán le sucedió como rey.

Zacarías de Israel (753)

8 Zacarías, hijo de Jeroboán, comenzó a reinar sobre Israel el año trigésimo octavo del reinado de Azarías en Judá, y reinó en Samaría durante seis meses. 9 Ofendió al Señor, como sus antepasados, y no se apartó de los pecados que Jeroboán, el hijo de Nabat, hizo cometer a Israel. 10 Salún, el hijo de Jabés, conspiró contra él, lo atacó en presencia del pueblo, lo mató y reinó en su lugar.

11 El resto de la historia de Zacarías está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Israel. 12 En él se cumplió el anuncio que el Señor hizo a Jehú: “Tus descendientes se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación”. Y así fue.

Salún de Israel (753)

13 Salún, hijo de Jabés, comenzó a reinar el año trigésimo noveno del reinado de Azarías en Judá. Reinó en Samaría durante un mes. 14 Menajén, hijo de Gadí, subió desde Tirsá, llegó a Samaría y allí derrotó a Salún, hijo de Jabés; lo mató y lo suplantó como rey.

15 El resto de la historia de Salún junto con la conspiración que tramó, está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Israel. 16 Por entonces Menajén atacó Tifsaj y su término desde Tirsá matando a todos sus habitantes porque no le habían abierto las puertas. También destripó a todas las embarazadas.

Menajén de Israel (752-741)

17 Menajén, hijo de Gadí, comenzó a reinar sobre Israel el año trigésimo noveno del reinado de Azarías en Judá. Reinó en Samaría durante diez años. 18 Ofendió al Señor y no se apartó en toda su vida de los pecados que Jeroboán, el hijo de Nabat, había hecho cometer a Israel. 19 Pul, el rey de Asiria, invadió el país. Pero Menajén pagó a Pul mil talentos de plata para que le ayudase a consolidar el reino en su poder. 20 Para pagar al rey de Asiria, Menajén impuso tributos a todos los ricos de Israel a razón de cincuenta siclos cada uno. El rey de Asiria se retiró, sin detenerse más tiempo en el país.

21 El resto de la historia de Menajén y todo cuanto hizo está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Israel. 22 Cuando Menajén murió, su hijo Pecajías le sucedió como rey.

Pecajías de Israel (741-740)

23 Pecajías comenzó a reinar sobre Israel el año quincuagésimo del reinado de Azarías en Judá y reinó en Samaría durante dos años. 24 Ofendió al Señor y no se apartó de los pecados que Jeroboán, el hijo de Nabat, hizo cometer a Israel. 25 Su capitán Pecaj, hijo de Remalías, conspiró contra él, acompañado de cincuenta hombres de Galaad. Lo atacó en Samaría, en la torre del palacio real, con Argob y Arié, matándolo y suplantándolo como rey.

26 El resto de la historia de Pecajías y todo cuanto hizo está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Israel.

Pecaj de Israel (740-731)

27 Pecaj, hijo de Remalías, comenzó a reinar sobre Israel el año quincuagésimo segundo de Azarías en Judá. Reinó en Samaría durante veinte años. 28 Pecaj ofendió al Señor y no se apartó de los pecados que Jeroboán, el hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.

29 Durante su reinado, llegó Tiglatpiléser, el rey de Asiria, se apoderó de Iyón, Abel Bet Maacá, Janóaj, Cadés, Jasor, Galaad, Galilea y todo el territorio de Neftalí; y se llevó a sus habitantes deportados a Asiria.

30 Oseas, hijo de Elá, tramó una conspiración contra Pecaj, hijo de Remalías, lo atacó, lo mató y lo suplantó como rey el año vigésimo del reinado de Jotán, hijo de Azarías.

31 El resto de la historia de Pecaj y todo cuanto hizo está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Israel.

Jotán de Judá (739-734) (2 Cr 27,1-3.7-9)

32 Jotán, hijo de Azarías, comenzó a reinar en Judá el año segundo del reinado de Pecaj, el hijo de Remalías, en Israel. 33 Cuando comenzó a reinar tenía veinticinco años y reinó en Jerusalén durante dieciséis años. Su madre se llamaba Jerusá y era hija de Sadoc. 34 Jotán actuó correctamente ante el Señor, como su padre Ozías. 35 Sin embargo, no desaparecieron los santuarios de los altos y el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellos. Él fue quien construyó la puerta superior del Templo del Señor.

36 El resto de la historia de Jotán y lo que hizo está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Judá. 37 Por entonces el Señor comenzó a instigar contra Judá a Resín, el rey de Siria, y a Pecaj, hijo de Remalías. 38 Cuando Jotán murió, fue enterrado con sus antepasados en la ciudad de David. Su hijo Ajaz le sucedió como rey.

Ajaz de Judá (734-727) (2 Cr 28,1-27)

16 Ajaz, hijo de Jotán, comenzó a reinar en Judá el año décimo séptimo del reinado de Pecaj, hijo de Remalías. 2 Ajaz tenía veinte años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante dieciséis años. No actuó correctamente ante el Señor, su Dios, como su antepasado David, 3 sino que siguió los pasos de los reyes de Israel. Llegó incluso a quemar a su hijo en sacrificio, imitando las perversas costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante los israelitas. 4 También ofreció sacrificios y quemó incienso en los santuarios de los altos, sobre las colinas y bajo cualquier árbol frondoso.

5 Durante su reinado, Resín, rey de Siria, y Pecaj, hijo de Remalías y rey de Israel, se pusieron de acuerdo para atacar a Jerusalén y sitiar a Ajab; pero no pudieron conquistar Jerusalén. 6 Por entonces, Resín, el rey de Siria, recuperó Eilat para Siria y expulsó de allí a los judaítas. Luego los edomitas llegaron a Eilat y quedaron establecidos allí hasta hoy.

7 Ajaz envió emisarios a Tiglatpiléser, el rey de Asiria, con este mensaje: “Soy tu hijo y tu vasallo. Ven a librarme del poder de los reyes de Siria y de Israel, que me están atacando”. 8 Ajaz tomó la plata y el oro que había en el Templo y en los tesoros del palacio real y se los envió como regalo al rey de Asiria. 9 Por su parte, el rey de Asiria atendió su petición: atacó a Damasco, la conquistó, deportó a sus habitantes a Quir y mató a Resín.

10 Entonces el rey Ajaz fue a Damasco a encontrarse con Tiglatpiléser, el rey de Asiria; vio el altar que había en Damasco y envió al sacerdote Urías una reproducción del altar y un plano con todos sus detalles. 11 El sacerdote Urías construyó el altar, siguiendo todas las instrucciones enviadas por el rey Ajaz desde Damasco y lo concluyó antes de que el rey Ajaz regresara de Damasco. 12 Cuando el rey llegó, vio el altar, se acercó, subió a él, 13 quemó su holocausto y su ofrenda, derramó su libación y lo roció con la sangre de sus sacrificios de comunión. 14 Luego retiró de su sitio el altar de bronce que estaba ante el Señor, frente al Templo, entre el altar nuevo y el Templo, lo colocó al norte del nuevo altar 15 y ordenó al sacerdote Urías:

— Sobre el altar grande quemarás el holocausto de la mañana y la ofrenda de la tarde, el holocausto del rey y su ofrenda y los holocaustos del pueblo con sus ofrendas y libaciones, y derramarás sobre él toda la sangre de los holocaustos y de los sacrificios. Del altar de bronce, ya me ocuparé yo.

16 El sacerdote Urías hizo todo lo que el rey Ajaz le ordenó. 17 El rey Ajaz desmontó los paneles de las basas y retiró de ellas las pilas; bajó también el gran depósito circular de los toros de bronce que lo sostenían y lo colocó sobre el pavimento de piedra. 18 Y por deferencia hacia el rey de Asiria, Ajaz quitó del Templo del Señor la tribuna del sábado, construida en el edificio, y también la entrada exterior reservada al rey.

19 El resto de la historia de Ajaz y lo que hizo está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Judá. 20 Cuando Ajab murió, fue enterrado con sus antepasados en la ciudad de David y su hijo Ezequías le sucedió como rey.

Hechos 19:13-40

La Palabra (Hispanoamérica)

Los siete exorcistas, hijos de Esceva

13 Había allí entonces unos exorcistas itinerantes judíos que también se servían del nombre de Jesús, el Señor, en sus exorcismos sobre los poseídos de espíritus malignos. La fórmula que utilizaban era esta: “¡Los conjuro por Jesús, a quien Pablo anuncia!”. 14 Los que así actuaban eran siete hijos de un judío llamado Esceva, jefe de los sacerdotes. 15 Pero el espíritu maligno les respondió:

— Conozco a Jesús y sé quién es Pablo. Pero ¿quiénes son ustedes?

16 De pronto, el poseso se abalanzó sobre ellos y, dominándolos a todos, los maltrató con tal violencia que tuvieron que huir de aquella casa desnudos y maltrechos. 17 Esto se supo en todos los barrios de Éfeso, tanto por parte de judíos como de no judíos, con lo que el temor se apoderó de todos, aumentando sobremanera el prestigio de Jesús, el Señor. 18 Muchos de los nuevos creyentes no dudaron en reconocer públicamente sus anteriores prácticas supersticiosas. 19 Y un buen número de personas que se habían dedicado a la magia recogieron sus libros y los quemaron a la vista de todos. Un cálculo aproximado del valor de aquellos libros arrojó la cifra de cincuenta mil monedas de plata. 20 Tal era la fuerza arrolladora con que se extendía e imponía el mensaje del Señor.

La revuelta de los orfebres efesinos

21 Así las cosas, se propuso Pablo visitar Macedonia y Acaya, para continuar luego hasta Jerusalén. Se decía a sí mismo: “Después que llegue allí, tendré también que visitar Roma”. 22 Envió, por tanto, a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, mientras él se quedó algún tiempo más en la provincia de Asia.

23 Por aquellas fechas se originó un serio motín popular a causa del nuevo camino del Señor. 24 Cierto orfebre llamado Demetrio fabricaba reproducciones en plata del templo de Artemisa, con lo cual facilitaba cuantiosas ganancias a los artesanos. 25 Reunió el tal Demetrio a estos y a los demás obreros del ramo y les dijo:

— Compañeros, ya saben que nuestro bienestar depende de nuestro oficio. 26 Y seguro que habrán visto y oído cómo ese individuo, Pablo, ha logrado convencer a multitud de gente, no sólo en Éfeso, sino en casi toda la provincia de Asia, que no pueden ser dioses los que fabricamos con nuestras manos. 27 Esto no solamente trae consigo el riesgo de desacreditar nuestra profesión, sino de que se pierda el respeto al templo de nuestra gran diosa Artemisa y cese el culto que actualmente se rinde a su divina grandeza en toda la provincia de Asia y en el mundo entero.

28 Al oír estas palabras, enardecidos de furia, comenzaron a gritar:

— ¡Viva la Artemisa de Éfeso!

29 La agitación conmovió a la ciudad entera, que se precipitó en masa hacia el teatro, arrastrando consigo a Gayo y a Aristarco, los dos macedonios compañeros de Pablo. 30 Este quiso presentarse ante la muchedumbre amotinada, pero se lo impidieron los discípulos. 31 Incluso algunos amigos suyos, que ostentaban altos cargos en la provincia de Asia, le enviaron aviso para disuadirlo de que hiciera acto de presencia en el teatro. 32 Mientras tanto, el desconcierto reinaba entre la multitud. Unos gritaban una cosa; otros, otra. Pero la mayor parte de ellos ignoraban para qué se habían congregado. 33 Algunos de los presentes animaron a un tal Alejandro para que hablara en nombre de los judíos. Alejandro pidió silencio haciendo señas con la mano de que deseaba hablar al pueblo. 34 Pero al advertir que era judío, todos a una se pusieron a gritar:

— ¡Viva la Artemisa de Éfeso!

Y así estuvieron gritando durante casi dos horas. 35 Hasta que el secretario de la ciudad consiguió calmar a la muchedumbre y se expresó así:

— Efesios, nadie desconoce que a la ciudad de Éfeso le ha sido encomendada la custodia del templo de la gran Artemisa y de su imagen venida del cielo. 36 Como esto es innegable, conviene que se apacigüen antes de cometer cualquier barbaridad. 37 Estos hombres que ustedes han traído, ni son sacrílegos ni han insultado a nuestra diosa. 38 Por tal razón, si Demetrio y sus artesanos creen tener motivo para querellarse contra alguien, para eso están los tribunales y los procónsules. Que cada uno presente allí sus respectivas demandas. 39 Y si tienen alguna otra demanda que presentar, también debe ser tramitada por curso legal en la asamblea. 40 A decir verdad, corremos el riesgo de ser acusados de sedición por lo que hoy ha sucedido, pues no existe motivo razonable para explicar este tumulto.

Y dicho esto, disolvió la reunión.

Salmos 147

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 147 (146—147)

Canten al Señor dando gracias

147 ¡Aleluya!

¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios!

¡Qué grata una hermosa alabanza!

2 El Señor reconstruye Jerusalén,

reúne a los dispersos de Israel;

3 sana a los de corazón dolido

y venda sus heridas.

4 El Señor cuenta las estrellas

y a todas llama por su nombre.

5 Nuestro Dios es grande y poderoso,

es infinita su sabiduría.

6 El Señor levanta a los humildes,

a los malvados hunde en la tierra.

7 Canten al Señor con gratitud,

toquen la cítara para el Señor,

8 que cubre de nubes el cielo,

que proporciona lluvia a la tierra,

que en los montes hace brotar hierba,

9 que da su sustento al ganado,

a las crías de cuervo que claman.

10 No estima el vigor del caballo,

no aprecia las piernas del guerrero:

11 el Señor ama a quienes lo veneran,

a los que esperan en su amor.

12 Jerusalén, ensalza al Señor;

Sión, alaba a tu Dios:

13 él afianza los cerrojos de tus puertas,

y bendice a tus hijos en medio de ti.

14 Él pacifica tus fronteras,

te sacia con el mejor trigo;

15 envía su mensaje a la tierra,

rápido se extiende su palabra.

16 Él derrama nieve como lana,

como ceniza esparce escarcha;

17 como migas de pan arroja hielo

y ¿quién podrá aguantar su frío?

18 Da la orden y todo se derrite,

sopla su viento y fluyen las aguas.

19 El Señor anunció su palabra a Jacob,

sus normas y decretos a Israel.

20 Con ninguna nación hizo esto,

no les dio a conocer sus decretos.

¡Aleluya!

Proverbios 18:4-5

La Palabra (Hispanoamérica)

4 Aguas profundas, las palabras humanas;

río caudaloso, el manantial de la sabiduría.

5 No está bien favorecer al culpable

condenando al inocente en el juicio.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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