Saturday, June 11, 2022

DAB Español, Domingo 12 de Junio

Día 163, DAB Español, Domingo 12 de Junio


1 Reyes 9:1-10:29; Hechos 8:14-40; Salmos 130; Proverbios 17:2-3 (Reina Valera Contemporánea (RVC))









1 Reyes 9-10

Reina Valera Contemporánea

Pacto del Señor con Salomón

9 Cuando Salomón terminó de construir el templo del Señor, su propio palacio y todo lo que pensó hacer, 2 el Señor se le apareció por segunda vez, como ya lo había hecho en Gabaón, 3 y le dijo:

«He escuchado las oraciones y ruegos que has hecho ante mí, y he santificado el templo que tú construiste para que mi nombre esté siempre allí, y allí estarán siempre presentes mi corazón y mis ojos. 4 Si tú te conduces como tu padre David, que me honró de todo corazón y fue justo, y cumples con todo lo que yo te he mandado, y obedeces mis estatutos y decretos, 5 yo afirmaré tu reinado sobre mi pueblo Israel, porque así se lo prometí a tu padre. Yo le dije: “Nunca faltará un descendiente tuyo en el trono de Israel.”

6 »Pero si ustedes, y los hijos de ustedes, se rebelan y se empeñan en apartarse de mí, y desobedecen los mandamientos y estatutos que he puesto ante ustedes, y se van a servir y adorar a dioses ajenos, 7 yo arrancaré al pueblo de Israel de la tierra que le di por herencia, y abandonaré este templo que fue edificado en mi honor y que yo consagré, y todas las naciones se burlarán de Israel. 8 La gente que pase frente a este templo, que yo tenía en gran estima, se asombrará y se burlará, y dirá: “¿Por qué el Señor ha tratado tan mal a esta tierra y a este templo?” 9 Y se le responderá: “Es que abandonaron al Señor su Dios, que sacó de Egipto a sus antepasados, y ellos prefirieron adorar y servir a dioses ajenos. Por eso el Señor los ha castigado.”»

Otras actividades de Salomón

10 Veinte años después de que Salomón construyó el templo del Señor y su palacio real, 11 para los que el rey Jirán de Tiro le entregó mucha madera de cedro y de ciprés, y todo el oro que quiso, el rey Salomón le regaló a Jirán, en agradecimiento, veinte ciudades en la tierra de Galilea. 12 Jirán salió entonces de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había regalado, pero cuando las vio no le gustaron, 13 así que le dijo a Salomón: «Hermano, ¿por qué me has dado estas ciudades tan feas?» Y les puso por nombre «Tierras de Cabul»,[a] que es el nombre que hasta hoy conservan.

14 Como Jirán había enviado a Salomón tres mil novecientos sesenta kilos de oro, 15 Salomón impuso trabajo obligatorio para edificar el templo del Señor y el palacio real, Milo y la muralla de Jerusalén, y Jazor, Meguido y Guézer. 16 Tiempo atrás el faraón, es decir, el rey de Egipto, había arrasado la ciudad de Guézer y le había prendido fuego, matando a los cananeos que allí habitaban, y luego se la dio como dote a su hija, la mujer de Salomón. 17 Entonces Salomón mandó restaurar Guézer y Bet Jorón la de abajo; 18 también restauró Baalat y Tadmor, que están en el desierto, 19 y todas las ciudades donde Salomón guardaba las provisiones, las caballerizas donde tenía sus carros de combate, los cuarteles de la caballería y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra bajo su dominio. 20 A los pueblos no israelitas que quedaron con vida, como los amorreos, hititas, ferezeos, jivitas y jebuseos, 21 y a sus descendientes que los israelitas no pudieron exterminar, Salomón les impuso tributo y hasta el día de hoy lo pagan. 22 Por el contrario, a ningún israelita le impuso Salomón trabajo alguno, aunque sí los enroló en su ejército o los puso a su servicio como jefes, capitanes y comandantes de sus carros de combate, o como jinetes.

23 El total de los hombres que Salomón nombró jefes y capataces de las obras de construcción fue de quinientos cincuenta, los cuales supervisaban a la gente que trabajaba en la construcción.

24 La hija del faraón salió de la ciudad de David y se fue al palacio que Salomón había mandado construir para ella; y Salomón mandó edificar Milo.

25 Tres veces al año Salomón ofrecía holocaustos y ofrendas de reconciliación sobre el altar de bronce que mandó construir en el templo en honor al Señor. Después de que el templo quedó terminado, Salomón quemaba allí incienso al Señor.

26 En Ezión Guéber, puerto que está cerca de Elat, a orillas del Mar Rojo, en el territorio de Edom, Salomón mandó construir naves. 27 En esas naves Jirán envió a sus oficiales y marinos experimentados, junto con los oficiales de Salomón, 28 y fueron a Ofir y volvieron con las naves cargadas con catorce mil kilos de oro, mismos que llevaron al rey Salomón.

La reina de Sabá visita a Salomón

10 Cuando la reina de Sabá oyó hablar de la fama del rey Salomón, que honraba el nombre del Señor, quiso verlo y ponerlo a prueba con preguntas difíciles. 2 Llegó a Jerusalén acompañada de un gran séquito: llevaba camellos cargados con especias, y oro en abundancia y piedras preciosas. Al llegar a la presencia de Salomón, le hizo toda clase de preguntas, 3 y Salomón las respondió una a una. No hubo nada para lo cual Salomón no tuviera una respuesta. 4 Y al ver la reina de Sabá cuán sabio era Salomón, y el templo que había edificado, 5 y al probar los manjares de su mesa y examinar las habitaciones de sus oficiales, y la calidad de las vestiduras que llevaban los sirvientes responsables de los manjares, y los holocaustos que se ofrecían en el templo del Señor, se quedó asombrada. 6 Entonces le dijo al rey:

«Ya he visto que es verdad todo lo que escuché en mi país acerca de ti y de tu sabiduría. 7 Yo no lo creía; por eso vine a comprobarlo por mí misma. ¡Y lo que me contaron no es ni la mitad de lo que he visto con mis propios ojos! Tu sabiduría y tus posesiones son mayores que la fama que te precedía. 8 ¡Qué afortunados son tus súbditos! ¡Qué dichosos son tus sirvientes, que siempre están en tu presencia y escuchan tu sabiduría! 9 ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que se agradó de ti y te puso en el trono de Israel! Yo sé que el Señor siempre ha amado a su pueblo Israel. Por eso te puso como su rey, para que lo gobiernes con rectitud y justicia.»

10 Dicho esto, la reina de Sabá le obsequió a Salomón tres mil novecientos sesenta kilos de oro, gran cantidad de especias y piedras preciosas. Nunca antes se había visto tal cantidad de especias como las que la reina de Sabá le obsequió al rey Salomón.

11 También la flota de Jirán, que había llevado oro de Ofir, llegó con mucha madera de sándalo y más piedras preciosas. 12 Con la madera de sándalo, Salomón mandó hacer barandillas para el templo del Señor y para el palacio real, y además mandó fabricar arpas y salterios para los cantores. Nunca antes hubo en Israel tal cantidad de madera de sándalo, ni se ha vuelto a ver.

13 Cuando la reina de Sabá regresó a su país con todo su séquito, el rey Salomón le dio cuanto ella quiso y pidió, además de lo que ya le había dado.

Riquezas y fama de Salomón

14 La renta que Salomón recibía anualmente era de veintidós mil kilos de oro, 15 sin contar los tributos de los mercaderes, de las especias, y de los reyes de Arabia y los gobernadores del país. 16 Además, el rey Salomón mandó forjar doscientos grandes escudos bañados en oro. En cada escudo se emplearon seis kilos de oro. 17 También mandó forjar otros trescientos escudos más pequeños, bañados en oro, que hizo colocar en el palacio conocido como Bosque del Líbano. En cada uno se emplearon un kilo y medio de oro.

18 Luego mandó hacer un gran trono de marfil recubierto del oro más refinado. 19 El trono tenía seis escalones; el respaldo era redondo y con brazos laterales, junto a los cuales había dos leones. 20 En los seis escalones había doce leones, puestos uno frente al otro en cada escalón. En ningún otro reino conocido había un trono tan suntuoso. 21 Toda la vajilla y todas las copas del palacio del Bosque del Líbano eran de oro fino. De plata no había nada, porque en los días de Salomón la plata no era apreciada. 22 Y como el rey Salomón tenía una flota de naves de Tarsis junto con la flota de Jirán, una vez cada tres años llegaban las naves de Tarsis cargadas con oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

23 Las riquezas y la sabiduría de Salomón excedían a las de todos los reyes de la tierra. 24 Muchos procuraban ver al rey Salomón para escuchar de sus labios la sabiduría que el Señor le había dado, 25 y cada año le llevaba valiosos presentes: alhajas de oro y de plata, vestiduras finas, armas, especias aromáticas, y caballos y mulos.

Salomón comercia en caballos y en carros

26 Salomón llegó a reunir mil cuatrocientos carros de guerra y doce mil jinetes. Los carros estaban en los cuarteles destinados a ellos, y también al cuidado de la guardia real en Jerusalén. 27 Salomón tenía tantas riquezas que la plata llegó a ser tan común como las piedras, y la madera de cedro como las higueras silvestres de los llanos. 28 Los mercaderes de Salomón compraban a Egipto caballos y telas finas. 29 Los carros que salían de Egipto costaban seiscientas monedas de plata, y los caballos, ciento cincuenta; y así eran vendidos a los reyes hititas y sirios.

Footnotes

  1. 1 Reyes 9:13 Cabul sugiere “inútil” o “poco productiva”.

Hechos 8:14-40

Reina Valera Contemporánea

14 Los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que en Samaria se había recibido la palabra de Dios, y enviaron a Pedro y a Juan. 15 Cuando éstos llegaron, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, 16 porque el Espíritu aún no había descendido sobre ninguno de ellos, ya que sólo habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 En cuanto les impusieron las manos, recibieron el Espíritu Santo. 18 Y al ver Simón que el Espíritu Santo se recibía por la imposición de manos de los apóstoles, les ofreció dinero 19 y les dijo: «Denme también a mí este poder, para que cuando yo imponga las manos sobre cualquier persona, ésta reciba el Espíritu Santo.» 20 Al oír esto, Pedro le dijo: «Que tu dinero perezca contigo, si crees que el don de Dios puede comprarse. 21 Tú no tienes nada que ver en este asunto, porque en tu interior no eres recto con Dios. 22 Arrepiéntete de tu maldad, y ruega a Dios. Tal vez te perdone por ese mal pensamiento. 23 Por lo que veo, estás en manos de la amargura y la maldad.» 24 Simón respondió: «Rueguen por mí al Señor, para que no me sobrevenga nada de lo que han dicho.»

25 Después de haber testificado y proclamado la palabra de Dios, ellos volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.

Felipe y el etíope

26 Un ángel del Señor le habló a Felipe, y le dijo: «Prepárate para ir al desierto del sur, por el camino que va de Jerusalén a Gaza.» 27 Felipe obedeció y fue. En el camino vio a un etíope eunuco, funcionario de la Candace, reina de Etiopía. Era el administrador de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar; 28 y ahora iba de regreso en su carro, leyendo al profeta Isaías. 29 El Espíritu le dijo a Felipe: «Acércate y júntate a ese carro.» 30 Cuando Felipe se acercó y lo oyó leer al profeta Isaías, le preguntó: «¿Entiendes lo que lees?» 31 El etíope le respondió: «¿Y cómo voy a entender, si nadie me enseña?» Y le rogó a Felipe que subiera al carro y se sentara con él. 32 El pasaje de la Escritura que leía era éste:

«Como oveja fue llevado a la muerte,

como cordero delante de sus trasquiladores

se callará y no abrirá su boca.

33 Sufrirá la cárcel, el juicio y la muerte;

¿y quién entonces contará su historia,

si él será arrancado por completo

de este mundo de los vivientes?»

34 El eunuco le preguntó a Felipe: «Te ruego que me digas: ¿De quién habla el profeta? ¿Habla de sí mismo, o de algún otro?» 35 Entonces Felipe le empezó a explicar a partir de la escritura que leía, y le habló también de las buenas noticias de Jesús. 36 En el camino encontraron agua, y el eunuco dijo: «Aquí hay agua; ¿hay algo que me impida ser bautizado?»[ 37 Felipe le dijo: «Si crees de todo corazón, puedes ser bautizado.» Y el eunuco respondió: «Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.»][a] 38 Y el eunuco mandó detener el carro, y ambos descendieron al agua y Felipe lo bautizó. 39 Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó a Felipe y el eunuco no volvió a verlo, pero siguió su camino lleno de gozo. 40 Mientras tanto, Felipe se encontró en Azoto, y allí anunció el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.

Footnotes

  1. Hechos 8:37 El texto que aparece entre corchetes se halla sólo en mss. tardíos.

Salmos 130

Reina Valera Contemporánea

Esperanza en la salvación del Señor

Cántico gradual.

130 A ti clamo, Señor,

desde el fondo de mi angustia.

2 ¡Escucha, Señor, mi voz!

¡Que no se cierren tus oídos

al clamor de mi súplica!

3 Señor, si te fijaras en nuestros pecados,

¿quién podría sostenerse en tu presencia?

4 Pero en ti hallamos perdón,

para que seas reverenciado.

5 Señor, toda mi vida he esperado en ti,

y he confiado en tus promesas.

6 Yo te espero, Señor, con toda el alma,

como esperan los centinelas la mañana,

como esperan los vigilantes el nuevo día.

7 Israel, confía en el Señor,

porque el Señor es misericordioso;

¡en él hay abundante redención!

8 El Señor salvará a Israel

de todos sus pecados.

Proverbios 17:2-3

Reina Valera Contemporánea

2 El criado astuto se vuelve patrón del hijo vago,

y comparte la herencia con los otros hermanos.

3 El crisol pone a prueba la plata,

el horno pone a prueba el oro,

y el Señor pone a prueba los corazones.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas

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