Wednesday, June 1, 2022

DAB Español, Jueves 02 de Junio

Día 153, DAB Español, Jueves 02 de Junio


2 Samuel 19:11-20:13; Juan 21:1-25; Salmos 120; Proverbios 16:16-17 (Traducción en lenguaje actual (TLA))









2 Samuel 19:11-20:13

Traducción en lenguaje actual

11-12 Cuando David supo lo que pensaban hacer los antiguos seguidores de Absalón, mandó a decirles a los sacerdotes Sadoc y Abiatar:

«Díganles de mi parte a los líderes de Judá: “Ustedes y el rey son de la misma tribu. ¿Por qué han de ser los últimos en llamar al rey para que vuelva a su palacio?”»

13 Además, el rey envió este mensaje a Amasá:

«Tú eres como mi propio hermano. Te juro por Dios que voy a hacerte jefe de todo el ejército, en lugar de Joab».

14 Amasá convenció a toda la gente de Judá para que le pidieran al rey que volviera con toda su gente. 15 Así fue como el rey volvió hasta el río Jordán. Entonces la gente de Judá salió hasta Guilgal para recibirlo, y lo acompañaron a cruzar el río.

16 También Simí hijo de Guerá, de la tribu de Benjamín, salió corriendo de Bahurim para recibir al rey David. Lo acompañaban todos los de Judá 17-18 y mil personas de la tribu de Benjamín. David y su gente estaban cruzando el río cuando llegó también Sibá, el sirviente de David, junto con sus quince hijos y veinte sirvientes, todos ellos dispuestos a ayudar y servir a la familia del rey.

David cruzó el río Jordán, y Simí lo cruzó también. Cuando llegó a la otra orilla, se arrojó al suelo delante de David 19 y le dijo:

—¡Perdóneme Su Majestad! No me tome en cuenta todo el daño que le causé cuando usted salió de Jerusalén. 20 Yo estoy para servirle, y reconozco que he pecado. Por eso he querido ser el primero del reino del norte en salir a recibirlo.

21 Abisai, el hijo de Seruiá, dijo:

—Simí maldijo al rey que Dios eligió, así que merece la muerte.

22 Pero David dijo:

—¡Tú no te metas, hijo de Seruiá! ¡Hasta parece que fueras mi enemigo! Hoy los israelitas me han reconocido como su rey, así que hoy nadie morirá.

23 Y David le prometió a Simí que no le quitaría la vida.

24-25 Desde que David salió de Jerusalén, y hasta que regresó, Mefi-bóset no se había lavado los pies ni la ropa, ni se había arreglado la barba. Sin embargo, cuando supo que David regresaba, salió de Jerusalén a recibirlo. El rey le preguntó:

—¿Por qué no huiste conmigo?

Mefi-bóset, que era nieto de Saúl, 26 le contestó:

—Su Majestad, como yo no puedo caminar, le pedí a mi sirviente que preparara un burro para que yo lo montara. Pero mi sirviente me engañó, 27 y en lugar de preparar el burro fue a contarle a usted cosas que yo nunca dije.

»Pero Su Majestad es como un ángel de Dios, y sé que hará lo mejor. 28 Cuando toda mi familia merecía haber muerto, usted me sentó a su mesa y me trató como si fuera de su familia. Yo no me atrevo a pedirle a usted nada, pues sólo soy un sirviente.

29 El rey le contestó:

—¡No digas más! He decidido que tú y Sibá se repartan las tierras que fueron de Saúl.

30 Pero Mefi-bóset respondió:

—Sibá puede quedarse con todo. Para mí, lo mejor es que Su Majestad haya vuelto sano y salvo a su palacio.

Barzilai se despide de David

31-32 Barzilai era un hombre rico de Galaad, que ya tenía ochenta años. Cuando David estuvo en Mahanaim, Barzilai le había dado de comer. Ahora había venido desde Roguelim hasta el Jordán, para acompañar al rey y despedirse de él.

33 El rey le dijo a Barzilai:

—Ven conmigo a Jerusalén. Yo me encargaré de que no te falte nada.

34 Pero Barzilai le respondió:

—Ya me queda poco tiempo de vida como para ir con usted a Jerusalén. 35 Tengo ochenta años, y no quiero ser una carga para Su Majestad. Ya no disfruto de la comida, pues no sé cuándo está buena y cuándo está mala, y ni siquiera puedo oír bien la voz de los cantantes. 36 Su Majestad no tiene que darme nada. Vine sólo para acompañarlo a cruzar el río.

37 »Yo le ruego a Su Majestad que me deje volver a mi tierra. Allí es donde quiero morir, para que me entierren junto a mis padres. Sin embargo, dejo al servicio de Su Majestad a mi hijo Quimham. Trátelo usted como mejor le parezca.

38 El rey le contestó:

—Haré con Quimham lo que tú me pidas. Puede quedarse conmigo.

39 Toda la gente cruzó entonces el río Jordán y el rey también lo cruzó. Luego de besar a Barzilai lo bendijo, y éste regresó a su casa.

40 De allí el rey fue a Guilgal, y Quimham se fue con él, lo mismo que toda la gente de Judá y la mitad de los israelitas. 41 Pero los israelitas le reclamaron a David:

—¿Por qué fueron nuestros hermanos de Judá, y no nosotros, los que ayudaron al rey y a su gente a cruzar el río?

42 Y los de Judá respondieron:

—¿Pero por qué se enojan? Lo hicimos porque el rey es nuestro pariente, y no para que nos dé comida o regalos.

43 Entonces los israelitas les contestaron:

—Nosotros tenemos más derechos que ustedes, porque somos diez tribus y ustedes son sólo una. Además, nosotros fuimos los primeros en pedirle al rey que regresara. ¡Pero ustedes nos tratan como si no valiéramos nada!

Sin embargo, los de Judá se portaron muy groseros con los israelitas.

Sebá se rebela contra David

20 En Guilgal estaba Sebá hijo de Bicrí, que era de la tribu de Benjamín. Como Sebá era muy malo, tocó la trompeta y dijo:

«¡Israelitas, regresemos a nuestras casas!

¡No tenemos nada que ver con David,

ni ganamos nada con seguirlo!»

2 Al oír esto, todos los israelitas dejaron a David y siguieron a Sebá. Sin embargo, los de Judá fueron fieles a David y lo siguieron desde el río Jordán hasta Jerusalén.

3 Cuando David llegó a Jerusalén, encerró en una casa a las diez mujeres que había dejado cuidando su palacio. Desde entonces ellas vivieron como si fueran viudas, pues aunque David siguió manteniéndolas, ya no volvió a tener relaciones sexuales con ellas.

4 Después de eso, el rey le dijo a Amasá: «Tú eres el jefe de mi ejército, así que reúne a todos los soldados de Judá, y ven a verme con ellos dentro de tres días».

5 Amasá fue a reunirlos, pero se tardó más tiempo. 6 Por eso David le dijo a Abisai:

«Ahora Sebá puede causarnos más problemas que Absalón. Así que toma a tus mejores soldados y ve a perseguirlo. De lo contrario, se irá a alguna ciudad bien protegida y se nos escapará».

7 Abisai salió de Jerusalén y se fue a perseguir a Sebá, acompañado de Joab y sus soldados, y también de los mejores guerreros del grupo filisteo. 8 Cuando llegaron a Gabaón, donde había una gran piedra, se encontraron con Amasá.

Joab llevaba puesta su ropa de campaña. En la cintura llevaba una espada sujetada por un cinturón, pero al caminar se le cayó. 9 Joab la recogió y se acercó a saludar a Amasá. Con la mano derecha le tomó la barba, como si fuera a besarlo, y le preguntó: «Hermano, ¿cómo te va?»

10-13 Amasá no se dio cuenta de que en la otra mano Joab llevaba la espada, así que Joab le clavó la espada en el vientre y se le salieron los intestinos. No hizo falta que Joab lo rematara, pues Amasá murió al instante.

Uno de los soldados de Joab se paró junto a Amasá y dijo: «Los que estén a favor de David y de Joab, ¡sigan a Joab!» Pero todos los que pasaban se detenían a ver a Amasá, pues estaba tirado a la mitad del camino y bañado en su propia sangre. Entonces el soldado arrastró a Amasá hasta el campo y lo cubrió con una capa. Así ya nadie se detuvo a mirarlo, y todos se fueron tras Joab y su hermano Abisai para perseguir a Sebá.

Juan 21

Traducción en lenguaje actual

Jesús se aparece a siete de sus discípulos

21 Poco tiempo después, Jesús se apareció a los discípulos a la orilla del lago de Tiberias. Esto fue lo que sucedió: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás el Gemelo, Natanael, que era del pueblo de Caná de Galilea, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos de Jesús. 3 Pedro les dijo:

—Voy a pescar.

—Nosotros vamos contigo —dijeron ellos.

Todos subieron a una barca y se fueron a pescar. Pero esa noche no pudieron pescar nada. 4 En la madrugada, Jesús estaba de pie a la orilla del lago, pero los discípulos no sabían que era él. 5 Jesús les preguntó:

—Amigos, ¿pescaron algo?

—No —respondieron ellos.

6 Jesús les dijo:

—Echen la red por el lado derecho de la barca, y pescarán algo.

Los discípulos obedecieron, y después no podían sacar la red del agua, pues eran muchos los pescados.

7 Entonces el discípulo favorito de Jesús le dijo a Pedro: «¡Es el Señor Jesús!»

Cuando Simón Pedro oyó que se trataba del Señor, se puso la ropa que se había quitado para trabajar, y se tiró al agua. 8 Los otros discípulos llegaron a la orilla en la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban como a cien metros de la playa.

9 Cuando llegaron a tierra firme, vieron una fogata, con un pescado encima, y pan. 10 Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar.»

11 Simón Pedro subió a la barca y arrastró la red hasta la playa. Estaba repleta, pues tenía ciento cincuenta y tres pescados grandes. A pesar de tantos pescados, la red no se rompió.

12 Jesús les dijo: «Vengan a desayunar».

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era; ¡bien sabían que era el Señor Jesús! 13 Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio a ellos, y también les dio el pescado.

14 Ésa era la tercera vez que Jesús se aparecía a sus discípulos después de haber resucitado.

Jesús y Pedro

15 Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Pedro:

—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?

Él le respondió:

—Sí, Señor. Tú sabes que te quiero.

Jesús le dijo:

—Entonces cuida de mis seguidores, pues son como corderos.

16 Jesús volvió a preguntarle:

—Simón, hijo de Juan, ¿me amas?

Pedro le contestó:

—Sí, Señor. Tú sabes que te quiero.

Jesús le dijo:

—Entonces cuida de mis seguidores, pues son como ovejas.

17 Por tercera vez le dijo:

—Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?

Pedro se puso muy triste de que tres veces le había preguntado si lo quería. Entonces le contestó:

—Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.

Jesús le dijo:

—Cuida de mis ovejas. 18 Cuando eras joven, te vestías e ibas a donde querías. Pero te aseguro que, cuando seas viejo, extenderás los brazos y otra persona te vestirá, y te llevará a donde no quieras ir.

19 Jesús se refería a cómo iba a morir Pedro, y cómo de esa manera iba a honrar a Dios.

Después le dijo a Pedro:

—Sígueme.

Jesús y el discípulo favorito

20 El discípulo preferido de Jesús estaba siguiendo a Jesús y a Pedro. Ese discípulo era el mismo que había estado cerca de Jesús en la cena de la Pascua, antes de que Jesús fuera clavado en la cruz, y era también el que le había preguntado a Jesús quién lo iba a traicionar. 21 Cuando Pedro lo vio, le preguntó a Jesús:

—Señor, ¿qué va a pasar con éste?

22 Jesús le contestó:

—Si yo quiero que él viva hasta que yo regrese, ¿qué te importa a ti? Tú sígueme.

23 Por eso, entre los seguidores de Jesús corrió el rumor de que este discípulo no iba a morir. Pero eso no fue lo que dijo Jesús. Lo que dijo fue: «Si quiero que él viva hasta que yo regrese, ¿qué te importa a ti?»

24 Éste es el mismo discípulo que ha dicho todas estas cosas. Él las escribió, y sabemos que lo que dice es verdad.

25 Jesús hizo muchas otras cosas, tantas que, si se escribiera cada una de ellas, creo que no cabrían en el mundo todos los libros que serían escritos.

Salmos 120

Traducción en lenguaje actual

¡Líbrame de los mentirosos!

SALMO 120 (119)

Cántico para las peregrinaciones.

120 Dios mío,

cuando me siento angustiado,

te llamo y tú me respondes.

2 Dios mío,

sálvame de la gente mentirosa;

sálvame de la gente embustera.

3 ¡Muy mal les va a ir a ustedes,

mentirosos!

¡Dios los va a castigar!

4 ¡Les disparará flechas

puntiagudas y encendidas,

como las que lanzan los guerreros!

5 ¡Pobre de mí!

¡Soy un hombre sin patria

que vive entre gente salvaje!

6 ¡Ya he vivido mucho tiempo

entre los que aborrecen la paz!

7 Yo soy un hombre tranquilo,

¡pero ellos hablan de guerra

mientras yo hablo de paz!

Proverbios 16:16-17

Traducción en lenguaje actual

16 La sabiduría y el entendimiento

valen más que el oro y la plata.

17 La gente honrada se aparta del mal,

y así protege su vida.

Traducción en lenguaje actual (TLA)

Copyright © 2000 by United Bible Societies

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