Monday, April 29, 2024

DAB Español, Martes 30 de Abril

Día 121, DAB Español, Martes 30 de Abril


Jueces 11:1-12:15; Juan 1:1-28; Salmos 101; Proverbios 14:13-14 (Traducción en lenguaje actual (TLA))








Jueces 11-12

Traducción en lenguaje actual

Jefté


11 Jefté, un valiente soldado de la zona de Galaad, era hijo de una prostituta. Su padre, que se llamaba Galaad, 2 tuvo otros hijos con su esposa, y cuando éstos crecieron, echaron de la casa a Jefté. Le dijeron: «No vas a recibir ninguna herencia de tu padre, porque eres hijo de otra mujer».


3 Entonces Jefté se alejó de sus hermanos y se fue a vivir a la tierra de Tob. Allí reunió a unos bandoleros que salían con él a robar.


4 Después de algún tiempo los amonitas atacaron a los de Israel. 5 Los líderes de Galaad fueron entonces a la tierra de Tob a buscar a Jefté, 6 y le dijeron:


—Queremos que seas nuestro líder en la guerra contra los amonitas. Ven con nosotros.


7 Jefté les respondió:


—Si tanto me odiaban ustedes, que hasta me echaron de la casa de mi padre, ¿por qué ahora que están en problemas me vienen a buscar?


8 Ellos le contestaron:


—Justamente porque estamos en problemas, necesitamos que vengas con nosotros a atacar a los amonitas. Queremos que seas el jefe de todos los que vivimos en Galaad.


9 Jefté entonces les dijo:


—Está bien. Pero si vuelvo con ustedes, y Dios me ayuda a vencer a los amonitas, ¿de veras seré su jefe?


10 Y los líderes le aseguraron:


—Dios es nuestro testigo de que haremos todo lo que tú nos digas.


11 Así que Jefté se fue con ellos, y el pueblo lo nombró jefe y gobernador. En Mispá, Jefté puso a Dios por testigo del trato que hicieron.


12 Después de eso, Jefté envió unos mensajeros al rey de los amonitas para que le dijeran:


«¿Qué tienes contra nosotros? ¿Por qué vienes a atacar mi territorio?»


13 El rey de los amonitas le respondió:


«Vengo a recuperar nuestras tierras, desde el río Arnón hasta los ríos Jaboc y Jordán. Ustedes se apoderaron de ellas cuando salieron de Egipto, pero ahora me las tienen que devolver pacíficamente».


14 Jefté volvió a enviar mensajeros al rey de los amonitas 15 con esta respuesta:


«Nosotros no les hemos quitado tierras a los moabitas ni a los amonitas. 16 Lo que ocurrió fue que, cuando salimos de Egipto, cruzamos el desierto hasta el Mar de los Juncos y llegamos a Cadés. 17 Luego enviamos mensajeros al rey de Edom pidiéndole permiso para pasar por su territorio, pero él no nos dejó pasar. También se enviaron mensajeros al rey de los moabitas, y él tampoco nos dio permiso, así que nos quedamos en Cadés.


18 »Después seguimos por el desierto, rodeando el territorio de Edom y de los moabitas. Cuando llegamos al este del territorio moabita, acampamos allí, al otro lado del río Arnón, y como este río es la frontera no entramos a territorio moabita. 19 Entonces mandamos mensajeros a Sihón, el rey amorreo de Hesbón, pidiéndole que nos dejara pasar por su territorio para llegar al nuestro. 20 Pero el rey Sihón desconfió de nosotros, y no nos permitió pasar por su territorio. Al contrario, acampó en Jahas con todo su ejército y nos atacó. 21 Sin embargo nuestro Dios nos hizo vencer a todo el ejército de Sihón. Entonces nos apoderamos de todo el territorio de los amorreos que vivían allí, 22 desde el río Arnón hasta el río Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán. 23 ¿Y ahora quieres tú recuperar el territorio que el Dios de Israel les quitó a ustedes y nos dio a nosotros? 24 Lo que su dios Quemós les ha dado es de ustedes, y lo que nuestro Dios nos ha dado es de nosotros.


25 »¿Te crees más importante que Balac, el rey de los moabitas? Él nunca combatió contra los israelitas ni les hizo la guerra. 26 Trescientos años hemos vivido en Hesbón y en Aroer, en las aldeas que las rodean, y en las ciudades a orillas del río Arnón; ¿por qué en todo este tiempo no se apoderaron de estos territorios? 27 Yo no les he hecho ningún mal. Son ustedes los que están actuando mal al atacarnos. ¡Pero el Dios de Israel será el que juzgue entre ustedes y nosotros!»


28 Pero el rey de los amonitas no hizo caso del mensaje que Jefté le envió.

Promesa de Jefté


29 Después de esto el espíritu de Dios actuó sobre Jefté, y lo hizo recorrer los territorios de Galaad y Manasés, y volver después a Mispá de Galaad. De allí Jefté fue al territorio de los amonitas, 30 en donde le prometió a Dios: «Si me das la victoria sobre los amonitas, 31 yo te ofreceré como sacrificio a la primera persona de mi familia que salga a recibirme».


32 Jefté cruzó el río para atacar a los amonitas, y Dios le dio la victoria sobre ellos. 33 Mató a muchos enemigos y conquistó veinte ciudades, desde Aroer hasta la zona de Minit, llegando hasta Abel-queramim. Así los israelitas dominaron a los amonitas.


34 Cuando Jefté regresó a su casa en Mispá, su única hija salió a recibirlo, bailando y tocando panderetas. Aparte de ella Jefté no tenía otros hijos, 35 así que se llenó de tristeza al verla, y rompió sus ropas como señal de su desesperación. Le dijo:


—¡Ay, hija mía! ¡Qué tristeza me da verte! Y eres tú quien me causa este gran dolor, porque le hice una promesa a Dios y tengo que cumplírsela.


36 Ella le respondió:


—Padre, si le prometiste algo a Dios, cumple conmigo tu promesa, ya que él te ha dado la victoria sobre tus enemigos, los amonitas. 37 Pero una cosa te pido, padre mío: Déjame ir dos meses a las montañas, con mis amigas. Tengo mucha tristeza por tener que morir sin haberme casado; necesito llorar.


38 Su padre le dio permiso de hacerlo, y ella se fue a las montañas con sus amigas. Allí lloró y lamentó el haberse quedado soltera.


39 Pasados los dos meses, regresó a donde estaba su padre, quien cumplió con ella la promesa que había hecho. Y ella murió sin haberse casado. De ahí comenzó la costumbre 40 de todos los años, de que las jóvenes israelitas dedican cuatro días a hacer lamentos por la hija de Jefté.

Jefté y la tribu de Efraín


12 Los hombres de la tribu de Efraín se prepararon para la batalla. Cruzaron el río Jordán y se dirigieron a Safón. Allí le dijeron a Jefté:


—¿Por qué cruzaste el río para pelear contra los amonitas, y no nos pediste ayuda? ¡Le prenderemos fuego a tu casa, y morirás quemado!


2 Jefté les contestó:


—Mi gente y yo tuvimos una discusión muy seria con los amonitas, y cuando los llamamos a ustedes, no vinieron a ayudarnos. 3 Al ver que ustedes no venían a defendernos, decidí arriesgar mi vida y ataqué a los amonitas. Y si Dios me ayudó a vencerlos, ¿por qué ahora vienen ustedes a atacarme?


4 Pero los de Efraín le contestaron:


—Ustedes, los de Galaad, son tan sólo unos refugiados en nuestras tierras, pues viven en los territorios de las tribus de Efraín y de Manasés.


Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad, y peleó contra los de Efraín y los venció. 5 Para que los de Efraín no pudieran escapar, los de Galaad se quedaron vigilando las partes menos profundas del río Jordán.


Cuando algún fugitivo de Efraín se acercaba para cruzar el río, los de Galaad le preguntaban: «¿Eres de la tribu de Efraín?» Si aquél respondía que no, 6 entonces le pedían que dijera: «Muchacho».[a] Si lo pronunciaba «Mushasho», porque no sabía decirlo de otro modo, lo mataban allí mismo. En esa ocasión mataron a cuarenta y dos mil hombres de Efraín.


7 Jefté fue jefe de los israelitas durante seis años. Cuando murió, lo enterraron en Galaad, ciudad donde había nacido.

Ibsán


8-9 Después de Jefté, Ibsán de Belén fue el jefe de los israelitas durante siete años. Tuvo treinta hijos y treinta hijas, y a todos los casó con gente que no era de su tribu. 10 Cuando murió, lo enterraron en Belén.

Elón


11 Después de Ibsán, Elón, de la tribu de Zabulón, fue jefe de los israelitas durante diez años. 12 Cuando murió, lo enterraron en Aialón, en el territorio de su tribu.

Abdón


13-15 Después de Elón, el jefe de los israelitas fue Abdón hijo de Hilel, y los dirigió durante ocho años. Abdón tuvo cuarenta hijos y treinta nietos, y todos ellos eran gente importante. Cuando murió Abdón, lo enterraron en Piratón, donde había nacido. Piratón estaba en el territorio de Efraín, en la zona montañosa de los amalecitas.

Footnotes


Jueces 12:6 Muchacho: en hebreo hay un juego de palabras entre el sonido «S» y el sonido «Sh». Se trataba de la misma palabra, que por razones regionales se pronunciaba de diferente manera.


Sunday, April 28, 2024

DAB Español, Lunes 29 de Abril

Día 120, DAB Español, Lunes 29 de Abril


Jueces 9:22-10:18; Lucas 24:13-53; Salmos 100; Proverbios 14:11-12 (Traducción en lenguaje actual (TLA))








Jueces 9:22-10:18

Traducción en lenguaje actual

Rebelión contra Abimélec


22 Después de que Abimélec había reinado tres años, 23 Dios hizo que la gente de Siquem se rebelara contra Abimélec. 24 Así Abimélec recibió su merecido por haber matado a sus hermanos, y también los de Siquem fueron castigados por haberlo ayudado. 25 Algunos de Siquem se escondieron en las montañas, dedicándose a robar a todos los que pasaban por allí. Y Abimélec se enteró de esto.


26 En cierta ocasión, Gáal hijo de Ébed pasó por Siquem con sus hermanos y se ganó la confianza de los de esa ciudad, 27 los cuales salieron al campo y recogieron uvas para hacer vino. Hicieron una gran fiesta, donde además de maldecir a Abimélec, comieron y bebieron en el templo de su dios. 28 Y Gáal dijo:


«¿Quién se cree Abimélec? ¿Por qué los de Siquem tenemos que ser sus esclavos? Se cree mucho por ser hijo de Gedeón, pero la verdad es que tanto Gedeón como Zebul fueron simples ayudantes de Hamor, el verdadero jefe de Siquem. ¡Así que nosotros serviremos a Hamor, pero no a Abimélec! 29 Si yo fuera jefe de ustedes, echaría de aquí a Abimélec y le diría que reúna a todos los soldados que pueda para pelear contra mí».


30 Cuando Zebul, gobernador de la ciudad, oyó lo que decía Gáal, se enojó mucho. 31 Entonces le envió este mensaje a Abimélec, que estaba en Arumá:


«Gáal y sus hermanos han llegado a Siquem, y están alborotando a la gente y poniéndola en contra tuya. 32 Ven con tus soldados esta noche y escóndete en el campo, 33 y ataca la ciudad al amanecer. Y cuando Gáal y sus hombres salgan a pelear contra ti, haz con ellos lo que te parezca mejor».


34 Así que Abimélec y todos los que estaban con él salieron esa noche y, divididos en cuatro grupos, se escondieron alrededor de Siquem. 35 Cuando Gáal salió al portón de la ciudad, Abimélec y sus hombres salieron de sus escondites. 36 Gáal los vio y le dijo a Zebul:


—¡Mira! ¡Por los cerros viene bajando gente!


Zebul le respondió:


—No es gente. Son las sombras de los cerros.


37 Gáal volvió a decirle:


—¡Mira bien! ¡Son hombres los que vienen bajando por el cerro central! ¡Y por el camino del roble de los adivinos viene otro grupo!


38 Entonces Zebul le dijo:


—¿Y ahora qué me dices? ¿No decías que Abimélec no era nadie para hacernos sus esclavos? ¡Ahí están los hombres que despreciaste! ¡Sal a combatirlos!


39 Gáal salió entonces al frente de la gente de Siquem, y peleó contra Abimélec. 40 Pero Abimélec lo persiguió, y Gáal salió huyendo. Muchos cayeron heridos a lo largo del camino, hasta el portón de la ciudad. 41 Zebul, por su parte, echó a Gáal y a sus hermanos, y no los dejó vivir en Siquem. Abimélec se quedó en Arumá.


42 Al día siguiente, Abimélec se enteró de que los de Siquem saldrían al campo. 43 Dividió entonces a sus hombres en tres grupos, los cuales se escondieron en los campos. Cuando Abimélec vio que los de Siquem salían de la ciudad, salió él también de su escondite y los atacó. 44 Rápidamente Abimélec y el grupo que estaba con él fueron a apoderarse del portón de la ciudad, mientras los otros dos grupos atacaban a todos los que estaban en los campos y los mataban. 45 Abimélec siguió peleando todo ese día, hasta que se apoderó de la ciudad, y mató a la gente que estaba allí. Luego destruyó la ciudad y esparció sal sobre las ruinas.


46 Cuando los que estaban en la Torre de Siquem se enteraron de lo que había sucedido, se refugiaron en el templo de El-berit. 47 Abimélec supo que los de la Torre de Siquem se habían refugiado allí, 48 así que se fue con toda su gente al monte Salmón. Con un hacha cortó unas ramas, se las colocó sobre el hombro, y les dijo a sus hombres que hicieran lo mismo con rapidez. 49 Todos cortaron ramas y fueron con Abimélec hasta el refugio del templo, allí pusieron las ramas y les prendieron fuego. Así quemaron la torre, y murieron todos los que estaban dentro de ella, que eran unas mil personas, entre hombres y mujeres.


50 Después Abimélec se fue a Tebés, la rodeó y la capturó. 51 Dentro de la ciudad había una torre muy bien protegida. Todos los hombres y las mujeres de la ciudad se refugiaron allí. Cerraron bien las puertas y se fueron al techo. 52 Abimélec se acercó a la puerta de la torre para atacarla, pero cuando se preparaba para incendiarla 53 una mujer le arrojó una piedra de molino. La piedra le cayó en la cabeza y le rompió el cráneo. 54 Rápidamente llamó Abimélec a su ayudante de armas, y le dijo: «Saca tu espada y mátame. No quiero que se diga que una mujer me mató».


Entonces su ayudante le clavó la espada, y Abimélec murió. 55 Cuando los israelitas se enteraron de que había muerto, regresaron a sus casas.


56 De esta manera Dios castigó a Abimélec por el crimen que había cometido contra su padre, al matar a sus hermanos. 57 También Dios hizo que los de Siquem pagaran por todos sus crímenes, tal como lo había dicho Jotam cuando los maldijo.

Tolá


10 Después de Abimélec, un hombre llamado Tolá, de la tribu de Isacar, fue el jefe que salvó a Israel. Tolá era hijo de Puá y nieto de Dodó, y vivía en Samir, en las montañas de Efraín. 2 Durante veinte años dirigió a los israelitas, hasta que murió y fue sepultado en Samir.

Jaír


3 Después de Tolá, fue jefe Jaír, que era de Galaad. Jaír fue jefe de los israelitas veintidós años. 4 Tuvo treinta hijos, y todos ellos eran gente importante. Tenían, además, treinta ciudades en Galaad, que todavía se conocen como «las ciudades de Jaír». 5 Cuando Jaír murió, lo enterraron en un lugar llamado Camón.

Los amonitas dominan Israel


6 Los israelitas volvieron a pecar contra Dios porque adoraban a Baal y a Astarté, y también a los dioses de los sirios, los sidonios, los moabitas, los amonitas y los filisteos. Abandonaron a Dios y dejaron de adorarlo. 7 Entonces Dios se enfureció contra los israelitas, y dejó que los filisteos y los amonitas los dominaran. 8 Durante dieciocho años los filisteos y los amonitas fueron crueles y maltrataron a todos los israelitas que vivían en Galaad, al este del río Jordán, en la región de los amorreos. 9 Los amonitas cruzaron el Jordán para atacar también a las tribus de Judá, Benjamín y Efraín, y los israelitas se vieron en graves problemas.


10 Entonces los israelitas le pidieron ayuda a Dios, y le dijeron:


—Hemos pecado contra ti al abandonarte para adorar a dioses falsos.


11 Dios les respondió:


—Yo los libré de los egipcios, de los amorreos, de los amonitas y de los filisteos, ¿no es verdad? 12 Cuando ustedes me suplicaron que los salvara, yo los libré de los sidonios, de los amalecitas y de los madianitas. 13 A pesar de eso, ustedes volvieron a abandonarme para adorar a dioses falsos, así que ahora no los voy a salvar. 14 ¡Vayan a pedirle ayuda a los otros dioses! ¡Ya que ustedes los eligieron, que ellos los saquen del problema!


15 Los israelitas volvieron a decirle a Dios:


—Reconocemos que hemos pecado, así que haz con nosotros lo que mejor te parezca. Pero, por favor, ¡sálvanos ya!


16 Quitaron entonces los dioses falsos que tenían, y volvieron a adorar a Dios. Y él se puso triste al ver cómo sufría su pueblo.


17 Los amonitas se prepararon para la guerra y acamparon en Galaad. Los israelitas, por su parte, se reunieron y acamparon en Mispá. 18 Los líderes israelitas que vivían en Galaad se pusieron de acuerdo y dijeron: «El que se anime a dirigirnos a luchar contra los amonitas será el jefe de todos los que vivimos en Galaad».

Saturday, April 27, 2024

DAB Español, Domingo 28 de Abril

Día 119, DAB Español, Domingo 28 de Abril


Jueces 8:17-9:21; Lucas 23:44-24:12; Salmos 99; Proverbios 14:9-10 (Traducción en lenguaje actual (TLA))








Jueces 8:17-9:21

Traducción en lenguaje actual


17 También echó abajo la torre de Penuel, y mató a los hombres de esa ciudad.


18 Después les preguntó a Zébah y a Salmuná:


—¿Cómo eran los hombres que mataron ustedes en Tabor?


Ellos le respondieron:


—Se parecían a ti. Todos parecían ser príncipes.


19 Gedeón exclamó:


—¡Eran mis hermanos, los hijos de mi propia madre! Les juro por Dios que, si los hubieran dejado vivir, yo no los mataría a ustedes dos ahora.


20 Enseguida Gedeón le ordenó a Jéter, su hijo mayor: «¡Vamos! ¡Mátalos!»


Pero Jéter no se animó a sacar su espada, porque era todavía muy joven. 21 Entonces Zébah y Salmuná le dijeron a Gedeón: «Si realmente eres tan valiente, ¡mátanos tú mismo!»


Entonces Gedeón se levantó y los mató. Luego les quitó a los camellos de Zébah y Salmuná los adornos que llevaban al cuello.


22 Después de eso los israelitas le dijeron a Gedeón:


—Queremos que tú y tus descendientes nos gobiernen, porque nos has salvado de los madianitas.


23 Gedeón les respondió:


—Ni mi hijo ni yo los gobernaremos. Quien los va a gobernar es Dios. 24 Pero una sola cosa les pido: que cada uno me entregue los anillos de la gente que ha capturado.


Y es que los madianitas, como otra gente que vivía en el desierto, usaban anillos de oro. 25 Así que los israelitas le respondieron:


—Con mucho gusto. Aquí están.


Y extendieron en el piso una capa donde cada uno echó un anillo de los que habían capturado. 26 El oro de los anillos que recibió Gedeón pesaba casi diecinueve kilos. Además, le entregaron adornos, joyas y telas finas que usaban los reyes madianitas, y los collares de sus camellos. 27 Con todo ese oro, Gedeón hizo una estatua y la colocó en Ofrá, su ciudad. Todos los israelitas le fueron infieles a Dios, porque iban a adorar esa estatua. Aun para Gedeón y su familia, la estatua resultó ser una trampa.


28 Así fue como Israel venció a los madianitas, los cuales nunca más recobraron su poder. Y mientras Gedeón vivió, hubo en esa región cuarenta años de paz.

Muerte de Gedeón


29 Gedeón se fue a vivir a su propio pueblo, 30 y allí tuvo muchos hijos con sus varias esposas. 31 Pero en Siquem tuvo otra mujer, de la cual nació un hijo a quien llamó Abimélec. 32 Cuando Gedeón murió, era ya muy anciano. Lo enterraron en la tumba de su padre, Joás, en Ofrá, ciudad de Abiézer.


33 Después de que murió Gedeón, los israelitas volvieron a pecar contra Dios, pues adoraron a dioses falsos. Eligieron a Baal-berit como su dios, 34 y se olvidaron del Dios verdadero, que los había librado de todos sus enemigos. 35 Y no fueron bondadosos con la familia de Gedeón, a pesar de todo el bien que él les había hecho.

Abimélec


9 Abimélec, hijo de Gedeón, se fue a Siquem para hablar con sus parientes, y les dijo: 2 «Convenzan a la gente de Siquem de que es mejor que los gobierne yo, que soy su pariente materno, y no los muchos hijos de Gedeón».


3 Entonces sus parientes se fueron a hablar con los de Siquem. Éstos decidieron apoyar a Abimélec, 4 y le dieron mucho dinero, el cual sacaron del templo de Baal-berit para que matara a los otros hijos de Gedeón. Abimélec alquiló a unos bandoleros para que lo acompañaran, 5 y fue al pueblo de su padre. Allí, sobre una misma piedra mató a sus hermanos. El único que se salvó fue Jotam, el hijo menor de Gedeón, porque se había escondido. 6 Entonces toda la gente de Siquem se reunió con la de Bet-miló, junto al roble sagrado que está en Siquem, y nombraron rey a Abimélec.

La fábula de Jotam


7 Cuando Jotam se enteró de que habían nombrado rey a Abimélec, subió a lo más alto del monte Guerizim, y desde allí gritó con voz muy fuerte:


«¡Oigan, gente de Siquem, lo que voy a contarles! ¡Así tal vez Dios los oiga a ustedes!


8 »En cierta ocasión los árboles salieron a buscar a alguien que reinara sobre ellos. Le pidieron al olivo que fuera su rey, 9 pero el olivo les respondió: “Para ser rey de los árboles tendría que dejar de producir aceite, el cual se usa para honrar a los dioses y a los hombres”.


10 »Le pidieron entonces a la higuera que reinara sobre ellos, 11 pero la higuera les respondió: “Para reinar sobre los árboles tendría que dejar de dar higos dulces y sabrosos”.


12 »Luego le pidieron a la planta de uvas que reinara sobre ellos, 13 pero ella les respondió: “Para reinar sobre los árboles tendría que dejar de producir vino, el cual alegra a los dioses y a los hombres”.


14 »Entonces todos los árboles le pidieron al pequeño arbusto que fuera su rey, 15 pero el arbusto, que estaba lleno de espinas, les respondió: “Si de veras quieren que sea yo su rey, vengan a refugiarse bajo mi sombra. De lo contrario, aunque soy pequeño, de mí saldrá fuego y consumirá a todos los grandes cedros del Líbano”.


16 »¿Les parece que fueron ustedes honestos y sinceros cuando nombraron rey a Abimélec? ¿Han sido leales a Gedeón, y han tratado bien a su familia, como él los trató a ustedes? 17 Mi padre peleó por ustedes y arriesgó su vida cuando los rescató de los madianitas. 18 En cambio, ustedes se han rebelado hoy contra la familia de mi padre al matar sobre una misma piedra a sus hijos. Además, han nombrado rey de Siquem a Abimélec, sólo porque es pariente materno de ustedes. 19 Si lo que hicieron hoy con Gedeón y su familia fue en verdad honesto y sincero, alégrense con Abimélec, y que él también esté contento con ustedes. 20 Pero si no es así, que salga de Abimélec un fuego que devore a la gente de Siquem y de Bet-miló, y que de estas dos ciudades salga un fuego que lo destruya a él.»


21 Cuando Jotam terminó de decir esto, huyó y se fue a vivir a un pueblo llamado Pozo, porque tenía miedo de su hermanastro Abimélec.

Friday, April 26, 2024

DAB Español, Sábado 27 de Abril

Día 118, DAB Español, Sábado 27 de Abril


Jueces 7:1-8:16; Lucas 23:11-43; Salmos 97-98; Proverbios 14:7-8 (Reina Valera Actualizada (RVA-2015))








Jueces 7:1-8:16

Reina Valera Actualizada

Gedeón escoge trescientos guerreros


7 Jerobaal (es decir, Gedeón) se levantó muy de mañana con todo el pueblo que estaba con él, y acamparon junto al manantial de Harod. El campamento de los madianitas estaba al norte del suyo, cerca de la colina de Moré, en el valle. 2 Y el SEÑOR dijo a Gedeón:


—El pueblo que está contigo es demasiado numeroso para que yo entregue a los madianitas en su mano. No sea que Israel se jacte contra mí diciendo: “Mi propia mano me ha librado”. 3 Ahora pues, pregona a oídos del pueblo y di: “¡Quien tema y tiemble, que se vuelva!”.


Entonces Gedeón los probó[a], y se volvieron veintidós mil de ellos, y se quedaron diez mil. 4 Pero el SEÑOR dijo a Gedeón:


—El pueblo aún es demasiado numeroso. Hazlos descender a las aguas y allí te los probaré. Del que yo te diga: “Este irá contigo”, ese irá contigo; pero de cualquiera que yo te diga: “Este no irá contigo”, el tal no irá.


5 Entonces hizo descender el pueblo a las aguas, y el SEÑOR dijo a Gedeón:


—A todo el que lama el agua con su lengua, como lame el perro, lo pondrás aparte. Asimismo, a cualquiera que se doble sobre sus rodillas para beber.


6 El número de los hombres que lamieron el agua, llevándola a su boca con la mano, fue de trescientos. Todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber agua[b]. 7 Entonces el SEÑOR dijo a Gedeón:


—Con los trescientos hombres que lamieron el agua los libraré y entregaré a los madianitas en tu mano. El resto del pueblo, que se vaya cada uno a su lugar.


8 Tomaron en sus manos las provisiones del pueblo y las cornetas. Y él despidió a todos aquellos hombres de Israel, cada uno a su morada; pero retuvo a los trescientos hombres. El campamento de Madián estaba abajo, en el valle.

Gedeón espía el campamento de Madián


9 Aconteció que aquella noche el SEÑOR le dijo:


—Levántate y desciende contra el campamento, porque yo lo he entregado en tu mano. 10 Y si tienes miedo de descender, desciende al campamento tú con tu criado Fura, 11 y oirás lo que conversan. Luego tus manos se fortalecerán, y descenderás contra el campamento.


Entonces descendió él con su criado Fura hasta uno de los puestos avanzados de la gente armada del campamento. 12 Los madianitas, los amalequitas y todos los hijos del oriente se extendían por el valle, numerosos como langostas. Sus camellos eran incontables, numerosos como la arena que está a la orilla del mar. 13 Y cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando un sueño a su compañero y decía:


—He aquí, he tenido un sueño. Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián. Llegó hasta la tienda, y la golpeó de tal manera que cayó. Le dio la vuelta de arriba abajo y la tienda cayó.


14 Su compañero respondió y dijo:


—¡Esto no es otra cosa que la espada de Gedeón hijo de Joás, hombre de Israel! ¡Dios ha entregado en su mano a los madianitas con todo el campamento!


15 Y aconteció que cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró. Después volvió al campamento de Israel y dijo:


—¡Levántate, porque el SEÑOR ha entregado el campamento de Madián en tu mano!

Gedeón derrota a los madianitas


16 Gedeón dividió los trescientos hombres en tres escuadrones, puso en la mano de todos ellos cornetas y cántaros vacíos con teas encendidas dentro de los cántaros, 17 y les dijo:


—Mírenme a mí y hagan lo que yo haga. Y he aquí que cuando yo llegue a las afueras del campamento, lo que yo haga, háganlo también ustedes. 18 Cuando yo toque la corneta con todos los que están conmigo, ustedes que estarán alrededor de todo el campamento también tocarán las cornetas y gritarán: “¡Por el SEÑOR[c] y por Gedeón!”.


19 Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo a las afueras del campamento, a media noche[d], cuando acababan de relevar los guardias. Entonces tocaron las cornetas y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos. 20 Los tres escuadrones tocaron las cornetas, y quebrando los cántaros tomaron las teas con su mano izquierda mientras que con la derecha tocaban las cornetas y gritaban:


—¡La espada por el SEÑOR y por Gedeón!


21 Cada uno permaneció en su lugar alrededor del campamento. Pero todo el ejército echó a correr gritando y huyendo. 22 Mientras los trescientos hombres tocaban las cornetas, el SEÑOR puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento.


El ejército huyó hasta Bet-sita, hacia Zereda[e], y hasta el límite de Abel-mejola junto a Tabat. 23 Y una vez convocados, los israelitas de Neftalí, de Aser y de todo Manasés persiguieron a los madianitas. 24 Entonces Gedeón envió mensajeros por toda la región montañosa de Efraín, diciendo: “Desciendan al encuentro de los madianitas y tomen antes que ellos los vados hasta Bet-bara y el Jordán”.


Y convocados todos los hombres de Efraín, tomaron los vados hasta Bet-bara y el Jordán. 25 Entonces capturaron a dos jefes de los madianitas: a Oreb y a Zeeb. Mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb. Siguieron persiguiendo a los madianitas y trajeron a Gedeón las cabezas de Oreb y de Zeeb, al otro lado del Jordán.

Gedeón aplaca a los de Efraín


8 Entonces los hombres de Efraín dijeron a Gedeón:


—¿Qué es esto que has hecho con nosotros de no llamarnos cuando ibas a combatir contra Madián?


Discutieron fuertemente con él. 2 Y les respondió:


—¿Qué he hecho yo ahora comparado con ustedes? ¿No ha sido mejor el rebusco de Efraín que la vendimia de Abiezer? 3 Dios ha entregado en la mano de ustedes a Oreb y a Zeeb, jefes de Madián. ¿Qué pude yo hacer comparado con ustedes?


Después que él dijo estas palabras, se aplacó el enojo de ellos contra él.

Gedeón es afrentado en Sucot y Peniel


4 Gedeón llegó para cruzar el Jordán, él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, pero todavía persiguiendo. 5 Y dijo a los hombres de Sucot:


—Den, por favor, tortas de pan a la gente que me acompaña, porque ellos están cansados. Yo estoy persiguiendo a Zébaj y a Zalmuna, reyes de Madián.


6 Los jefes de Sucot le respondieron:


—¿Están ya las manos de Zébaj y de Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tu ejército?


7 Y Gedeón les dijo:


—Pues bien, cuando el SEÑOR haya entregado en mi mano a Zébaj y a Zalmuna, azotaré su carne con espinas y cardos del desierto.


8 De allí subió a Peniel y les dijo las mismas palabras. Pero los de Peniel le respondieron como le habían respondido los de Sucot. 9 Y él habló también a los de Peniel, diciendo:


—Cuando yo regrese en paz, derribaré esta torre.

Gedeón captura a los reyes

de Madián


10 Zébaj y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército de unos quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el campamento de los hijos del oriente, porque los caídos habían sido ciento veinte mil hombres que sacaban espada. 11 Entonces Gedeón subió por la ruta de los que habitan en tiendas, al este de Nóbaj y Jogbea, y atacó el campamento cuando este no estaba en guardia. 12 Zébaj y Zalmuna huyeron, pero él los persiguió. Luego capturó a Zébaj y a Zalmuna, los dos reyes de Madián, y causó pánico en todo el campamento.

Castigo de Sucot y de Peniel


13 Entonces Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla por la cuesta de Heres. 14 Y capturó a un joven de los hombres de Sucot y lo interrogó. Él le dio por escrito los nombres de los jefes de Sucot y de sus ancianos: setenta y siete hombres. 15 Luego fue a los hombres de Sucot y dijo:


—Aquí están Zébaj y Zalmuna, acerca de los cuales me afrentaron diciendo: “¿Están ya las manos de Zébaj y de Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tus hombres cansados?”.


16 Entonces tomó a los ancianos de la ciudad, y azotó[f] con espinas y cardos del desierto a los hombres de Sucot.

Footnotes


Jueces 7:3 Cf. Targum y v. 4.

Jueces 7:6 Otra trad., según prop. Stutt. y un ms. de LXX, El número de los hombres que lamieron el agua con sus lenguas fue de trescientos. Todo el resto del pueblo dobló sus rodillas para beber agua, llevándola a la boca con las manos.

Jueces 7:18 Algunos mss. y vers. antiguas tienen ¡Por la espada, por el SEÑOR y por Gedeón! (cf. v. 20).

Jueces 7:19 Lit., el comienzo de la vigilia intermedia.

Jueces 7:22 Según muchos mss.; cf. 1 Rey. 11:26; TM, Zerera.

Jueces 8:16 Según vers. antiguas; cf. v. 7; heb., de significado oscuro.


Thursday, April 25, 2024

DAB Español, Viernes 26 de Abril

Día 117, DAB Español, Viernes 26 de Abril


Jueces 6:1-40; Lucas 22:55-23:10; Salmos 95-96; Proverbios 14:5-6 (Reina Valera Actualizada (RVA-2015))








Jueces 6

Reina Valera Actualizada

Los madianitas oprimen a Israel


6 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR. Entonces el SEÑOR los entregó en mano de Madián durante siete años, 2 y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Por causa de los madianitas los hijos de Israel se hicieron escondrijos en las montañas, y cuevas y lugares fortificados. 3 Porque sucedía que cuando Israel sembraba, subían contra él los madianitas, los amalequitas y los hijos del oriente. 4 Y acampando contra ellos, arruinaban las cosechas de la tierra hasta cerca de Gaza. No dejaban qué comer en Israel: ni ovejas ni toros ni asnos; 5 porque venían con sus ganados y con sus tiendas, siendo como langostas por su multitud. Ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. 6 Israel era empobrecido en gran manera por causa de los madianitas. Y los hijos de Israel clamaron al SEÑOR.


7 Y sucedió que cuando los hijos de Israel clamaron al SEÑOR a causa de los madianitas, 8 el SEÑOR envió a los hijos de Israel un profeta, que les dijo:


—Así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel: “Yo los hice subir de Egipto y los saqué de la casa de esclavitud. 9 Los libré de mano de los egipcios y de mano de todos los que los oprimían, a los cuales eché de delante de ustedes y les di su tierra. 10 Y les dije: ‘Yo soy el SEÑOR su Dios; no veneren a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitan’. Pero no han obedecido mi voz”.

Gedeón ante el ángel del SEÑOR


11 Entonces el ángel del SEÑOR fue y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, que pertenecía a Joás el abiezerita. Su hijo Gedeón estaba desgranando el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. 12 Y se le apareció el ángel del SEÑOR, y le dijo:


—¡El SEÑOR está contigo, oh valiente guerrero!


13 Y Gedeón le respondió:


—¡Oh, señor mío! Si el SEÑOR está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Dónde están todas sus maravillas que nuestros padres nos han contado diciendo: “¿No nos sacó el SEÑOR de Egipto?”. Ahora el SEÑOR nos ha desamparado y nos ha entregado en mano de los madianitas.


14 El SEÑOR lo miró y le dijo:


—Ve con esta tu fuerza y libra a Israel de mano de los madianitas. ¿No te envío yo?


15 Entonces le respondió:


—¡Oh, Señor mío![a]. ¿Con qué podré yo librar a Israel? He aquí que mi familia es la más insignificante de Manasés, y yo soy el más pequeño en la casa de mi padre.


16 Pero el SEÑOR le dijo:


—Ciertamente yo estaré contigo, y tú derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.


17 Y él le respondió:


—Si he hallado gracia ante tus ojos, dame, por favor, una señal de que eres tú el que hablas conmigo. 18 Te ruego que no te vayas de aquí hasta que yo vuelva a ti y traiga mi presente y lo ponga delante de ti.


Él respondió:


—Yo me quedaré hasta que vuelvas.


19 Gedeón entró, y preparó un cabrito y panes sin levadura de veinte kilos de harina. Puso la carne en una canasta y puso el caldo en una olla; luego se los trajo y se los presentó debajo de la encina.


20 Y el ángel de Dios le dijo:


—Toma la carne y los panes sin levadura; ponlos sobre esta peña y vierte el caldo.


Él lo hizo así. 21 Entonces el ángel del SEÑOR extendió el cayado que tenía en la mano, y con la punta tocó la carne y los panes sin levadura, y subió fuego de la peña, que consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel del SEÑOR desapareció de su vista.


22 Dándose cuenta Gedeón de que era el ángel del SEÑOR, exclamó:


—¡Ay, SEÑOR Dios[b]! ¡Pues he visto cara a cara al ángel del SEÑOR!


23 El SEÑOR le dijo:


—La paz sea contigo. No temas; no morirás.


24 Entonces Gedeón edificó allí un altar al SEÑOR, y lo llamó el SEÑOR-shalom[c]. Este permanece hasta el día de hoy en Ofra de los abiezeritas.

Gedeón contiende con Baal


25 Aconteció aquella misma noche que el SEÑOR le dijo:


—Toma un toro del hato que pertenece a tu padre y un segundo toro de siete años. Luego derriba el altar de Baal que tiene tu padre, y corta el árbol ritual de Asera que está junto a él. 26 Edifica ordenadamente un altar al SEÑOR tu Dios en la cumbre de este peñasco. Luego toma el segundo toro y sacrifícalo en holocausto sobre la leña del árbol ritual de Asera que habrás cortado.


27 Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos e hizo como el SEÑOR le había dicho. Pero sucedió que temiendo hacerlo de día, por causa de la casa de su padre y de los hombres de la ciudad, lo hizo de noche.


28 Cuando por la mañana se levantaron los hombres de la ciudad, he aquí que el altar de Baal había sido derribado, el árbol ritual de Asera que estaba junto a él había sido cortado, y el segundo toro había sido ofrecido en holocausto sobre el altar edificado. 29 Entonces se preguntaban unos a otros:


—¿Quién ha hecho esto?


Cuando indagaron y buscaron, dijeron:


—Gedeón hijo de Joás ha hecho esto.


Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás:


30 —Saca fuera a tu hijo, para que muera; porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado el árbol ritual de Asera que estaba junto a él.


31 Joás respondió a todos los que estaban frente a él:


—¿Contenderán ustedes por Baal? ¿Ustedes lo defenderán? ¡El que contienda por Baal, que muera antes de mañana! Si es un dios, que contienda por sí mismo, porque alguien ha derribado su altar.


32 Aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, que quiere decir: “Que Baal contienda con él”, por cuanto derribó su altar.

Gedeón prueba a Dios con el vellón


33 Todos los madianitas, los amalequitas y los hijos del oriente se reunieron, y cruzando el río acamparon en el valle de Jezreel. 34 Entonces Gedeón fue investido por el Espíritu del SEÑOR. Él tocó la corneta, y los de Abiezer acudieron para ir tras él. 35 Envió mensajeros por todo Manasés, y los de Manasés también acudieron para ir tras él. Asimismo, envió mensajeros a Aser, a Zabulón y a Neftalí, los cuales subieron a su encuentro. 36 Pero Gedeón dijo a Dios:


—Si has de librar a Israel por mi mano como has dicho, 37 he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era. Si el rocío está solo en el vellón y toda la tierra queda seca, entonces sabré que librarás a Israel por mi mano como has dicho.


38 Y aconteció así. Cuando se levantó muy de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, una taza llena de agua. 39 Pero Gedeón dijo a Dios:


—No se encienda tu ira contra mí; permite que hable una vez más. Solo probaré una vez más con el vellón: Por favor, que solo el vellón quede seco y que el rocío esté sobre todo el suelo.


40 Y Dios lo hizo así aquella noche. Sucedió que solo el vellón quedó seco y que el rocío estuvo sobre todo el suelo.

Footnotes


Jueces 6:15 Según algunos mss.; TM, ¡Oh, Señor!

Jueces 6:22 Lit., Señor YHWH.

Jueces 6:24 Significa el SEÑOR es paz.

DAB Español, Martes 30 de Abril

Día 121, DAB Español, Martes 30 de Abril Jueces 11:1-12:15; Juan 1:1-28; Salmos 101; Proverbios 14:13-14 (Traducción en lenguaje actual (TLA...