Friday, April 5, 2024

DAB Español, Sábado 06 de Abril

Día 097, DAB Español, Sábado 06 de Abril


Deuteronomio 29:1-30:20; Lucas 11:37-12:7; Salmos 78:1-25; Proverbios 12:19-20 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))








Deuteronomio 29-30

La Palabra (Hispanoamérica)


29 Moisés convocó a todo Israel y les dijo:


— Ustedes han sido testigos de todo lo que el Señor hizo en Egipto al faraón, a sus cortesanos y a todo el país; 2 con tus propios ojos viste aquellas duras pruebas, y aquellos admirables portentos y prodigios. 3 Pero hasta el día de hoy el Señor no les había dado un entendimiento capaz de comprender, ni unos ojos capaces de ver, ni unos oídos capaces de oír. 4 Durante cuarenta años los conduje a través del desierto y no se les desgastó la ropa que llevaban puesta ni el calzado de sus pies. 5 Y si no comieron pan ni bebieron vino ni licor, fue para que comprendieran que yo soy el Señor su Dios.


6 Cuando llegaron a este lugar, Sijón, rey de Jesbón, y Og, rey de Basán, nos salieron al paso para atacarnos, pero los derrotamos, 7 conquistamos sus tierras y se las dimos en herencia a las tribus de Rubén y Gad, y a la mitad de la tribu de Manasés.


8 Por lo tanto, cumplan las cláusulas de esta alianza y pónganlas en práctica, para que les vaya bien en todo cuanto emprendan.

Alianza en Moab


9 Hoy todos ustedes están aquí, delante del Señor su Dios: sus jefes de tribu, sus ancianos, sus oficiales y todos los hombres de Israel; 10 y también sus niños, sus mujeres y los inmigrantes que viven en los campamentos de ustedes, desde los que cortan la leña hasta los que acarrean el agua; 11 están aquí para comprometerse en la alianza y en el compromiso solemne que el Señor tu Dios sella hoy contigo, 12 a fin de convertirte en su pueblo y ser él tu Dios, como te prometió y como juró a tus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob. 13 Yo, el Señor, no hago esta alianza, este compromiso solemne, sólo con ustedes, 14 los que hoy están aquí presentes delante del Señor, sino también con los que hoy no están con nosotros. 15 Ustedes saben cómo fue nuestra vida en la tierra de Egipto, y cómo hemos tenido que atravesar luego diversas naciones; 16 y han visto los ídolos abominables que [esas naciones] tienen consigo, ídolos de madera, piedra, plata y oro. 17 ¡Que ninguno de ustedes, hombre o mujer, familia o tribu, aparte hoy su corazón del Señor nuestro Dios para dar culto a los dioses de esas naciones! ¡Que no haya entre ustedes raíz que produzca amargura y veneno!


18 Si alguien al escuchar estas imprecaciones se engaña pensando: “Todo me irá bien, aunque persista yo en hacer lo que me plazca, puesto que el terreno regado no tiene sequedad”, 19 el Señor no lo perdonará, sino que su ira y su celo se encenderán contra esa persona, todas las maldiciones escritas en este libro caerán sobre ella, y el Señor hará que nunca más quede memoria de ella. 20 El Señor la apartará de todas las tribus de Israel, para su desgracia, conforme a todas las maldiciones de la alianza escritas en este libro de la ley. 21 Sus hijos y las generaciones futuras, y los inmigrantes que vengan de países lejanos, verán las calamidades y enfermedades con que el Señor habrá azotado esta tierra; 22 verán una tierra devastada por el azufre y la sal, donde nada podrá plantarse, donde nada germinará, ni siquiera crecerá la hierba. Será como cuando el Señor destruyó, llevado por su ira y su furor, las ciudades de Sodoma y Gomorra, Adamá y Seboín.


23 Todas las naciones preguntarán: “¿Por qué el Señor ha tratado así a esta tierra? ¿Por qué se encendió tanto el ardor de su ira?”. 24 Y les responderán: “Porque este pueblo abandonó la alianza que el Señor, el Dios de sus antepasados, hizo con ellos; él los sacó de Egipto, 25 pero ellos se fueron a rendir culto y a postrase ante otros dioses que no conocían y que no se los había asignado el Señor. 26 Por eso se encendió la ira del Señor contra esta tierra, e hizo caer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro. 27 El Señor los arrancó de su tierra lleno de ira e indignación y los arrojó a otros países, como hoy podemos ver”.


28 Únicamente al Señor nuestro Dios conciernen las cosas ocultas; pero las cosas reveladas nos conciernen a nosotros y a nuestros hijos eternamente, para que cumplamos todos los mandamientos de esta ley.

Invitación a la conversión y al cumplimiento de la ley


30 Cuando se cumplan en ti todas estas cosas —la bendición y la maldición que de las que te he hablado— y las recuerdes en cualquier nación por donde el Señor tu Dios te haya dispersado, 2 si te vuelves al Señor tu Dios, tú y tus hijos, con todo tu corazón y toda tu alma, tal como hoy te lo ordeno, 3 entonces el Señor tu Dios, compadecido de ti, cambiará tu suerte y te volverá a reunir de entre todos los pueblos por donde te había dispersado. 4 Aunque tus desterrados se encuentren en los lugares más distantes de la tierra, hasta allí llegará el Señor tu Dios para reunirte y traerte de vuelta. 5 Y te hará volver a la tierra que perteneció a tus padres y volverás a poseerla; te hará prosperar y te multiplicará más que a tus antepasados. 6 El Señor tu Dios te dará un corazón fiel a ti y a tus descendientes, para que lo ames con todo tu corazón y con toda tu alma, y así tengas vida. 7 Además, el Señor tu Dios hará caer todas estas maldiciones sobre tus enemigos que te persiguieron con saña. 8 Y tú obedecerás de nuevo al Señor y pondrás en práctica todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy. 9 El Señor tu Dios hará que todo lo que hagas prospere: multiplicará el fruto de tu vientre, las crías de tu ganado y las cosechas de tus campos. El Señor volverá a alegrarse contigo de tu prosperidad, así como se deleitaba con tus antepasados, 10 siempre y cuando obedezcas al Señor tu Dios, cumplas los estatutos y mandamientos escritos en este libro de la ley, y te vuelvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

Exhortación a elegir la vida


11 Este mandamiento que yo te prescribo hoy no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. 12 No está en el cielo, para que preguntes: “¿Quién puede subir al cielo por nosotros para que nos lo traiga, nos lo dé a conocer y lo pongamos en práctica?”. 13 Tampoco está más allá de los mares, para que preguntes: “¿Quién cruzará por nosotros hasta el otro lado de los mares, para que nos lo traiga, nos lo dé a conocer y lo pongamos en práctica?”. 14 La palabra está muy cerca de ti, la tienes en tu boca y en tu corazón, para que puedas cumplirla.


15 Hoy te propongo que escojas entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. 16 Si cumples los mandamientos del Señor tu Dios, que yo te prescribo hoy, amando al Señor tu Dios, siguiendo sus caminos y poniendo en práctica sus estatutos, normas y preceptos, vivirás, crecerás y te bendecirá en la tierra que vas a entrar para tomar posesión de ella. 17 Pero si tu corazón se rebela y no obedeces, si te dejas seducir y te postras ante otros dioses y les rindes culto, 18 te anuncio hoy que serás destruido sin remedio, y no vivirás mucho tiempo en la tierra a la que vas a entrar para tomar posesión de ella después de cruzar el Jordán. 19 Pongo hoy como testigos contra ustedes al cielo y a la tierra: te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige la vida y vivirán tú y tu descendencia. 20 Ama al Señor tu Dios, obedécele y sé fiel a él; de esto depende la vida, y el Señor te concederá muchos años de vida para habitar en la tierra que él te había prometido según juró a tus antepasados, a Abrahán, Isaac y Jacob.


Lucas 11:37-12:7

La Palabra (Hispanoamérica)

Jesús denuncia la hipocresía


37 Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer en su casa. Jesús aceptó la invitación y se sentó a la mesa. 38 El fariseo, que estaba observándolo, se quedó extrañado de que Jesús no cumpliera el precepto de lavarse las manos antes de comer. 39 Entonces el Señor le dijo:


— Ustedes los fariseos limpian la copa y la bandeja por fuera, pero por dentro están llenos de rapacidad y maldad. 40 ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo de fuera no hizo también lo de dentro? 41 Den limosna de lo que tienen dentro, y de ese modo todo quedará limpio en ustedes.


42 ¡Ay de ustedes, fariseos, que ofrecen a Dios el diezmo de la menta, de la ruda y de toda clase de hortalizas, pero no se preocupan de mantener la justicia y el amor a Dios! Esto último es lo que deberían hacer, aunque sin descuidar lo otro.


43 ¡Ay de ustedes, fariseos, que les gusta ocupar los lugares preferentes en las sinagogas y ser saludados en público!


44 ¡Ay de ustedes, que son como sepulcros ocultos a la vista, sobre los que pisa la gente sin saberlo!


45 Uno de los doctores de la ley le contestó:


— Maestro, diciendo esto nos ofendes también a nosotros.


46 Pero Jesús continuó:


— ¡Ay también de ustedes, doctores de la ley, que cargan a los demás con cargas insoportables que ustedes mismos no están dispuestos a tocar ni siquiera con un dedo!


47 ¡Ay de ustedes, que construyen monumentos funerarios en memoria de los profetas asesinados por sus propios antepasados! 48 De este modo demuestran estar de acuerdo con lo que ellos hicieron, porque ellos asesinaron a los profetas y ustedes construyen los monumentos funerarios. 49 Por eso, Dios ha dicho sabiamente: “Les enviaré mensajeros y apóstoles; a unos matarán y a otros perseguirán”. 50 Pero Dios va a pedir cuentas a esta gente de hoy de la sangre de todos los profetas que han sido asesinados desde el principio del mundo hasta este momento: 51 desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, a quien asesinaron entre el altar y el santuario. ¡Sí, les digo que Dios pedirá cuentas de su muerte a esta gente de hoy!


52 ¡Ay de ustedes, doctores de la ley, que se han apoderado de la llave de la puerta del conocimiento! Ni entran ustedes ni dejan entrar a los demás.


53 Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fariseos, llenos de furor contra él, comenzaron a atacarlo duramente haciendo que hablara sobre temas diversos 54 y tendiéndole trampas con ánimo de cazarlo en alguna palabra indebida.

Invitación a la sinceridad y a la confianza (Mt 10,26-31; 16,6; Mc 8,15)


12 Entre tanto, miles de personas se apiñaban alrededor de Jesús atropellándose unas a otras. Entonces, dirigiéndose en primer lugar a sus discípulos, Jesús dijo:


— Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. 2 Porque nada hay secreto que no haya de ser descubierto, ni nada oculto que no haya de ser conocido. 3 De manera que lo que ustedes dijeron en la oscuridad, será oído a plena luz; lo que hablaron al oído en el interior de la casa, será pregonado desde las terrazas. 4 A ustedes, amigos míos, les digo que no tengan miedo a los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden hacer nada más. 5 Les indicaré, en cambio, a quién deben tener miedo: ténganselo a aquel que no sólo puede matar, sino que también tiene poder para arrojar a la gehena. A ese es a quien deben temer. 6 ¿No se venden cinco pájaros por unos céntimos? Pues ni de uno de ellos se olvida Dios. 7 En cuanto a ustedes, tienen contado hasta el último cabello de la cabeza. No tengan miedo, porque ustedes valen más que todos los pájaros.


Salmos 78:1-25

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 78 (77)

Contaremos las proezas del Señor


78 Salmo de Asaf.

Pueblo mío, escucha mi enseñanza,

atiendan a las palabras de mi boca.

2

Con sentencias sabias hablaré,

proclamaré enigmas de antaño.

3

Lo que nosotros oímos y sabemos,

lo que nuestros padres nos contaron,

4

no lo ocultaremos a sus hijos;

a la nueva generación le contaremos

las proezas del Señor y su poder,

las maravillas que él hizo.

5

Él estableció una norma en Jacob,

una ley instituyó en Israel;

él ordenó a nuestros padres

enseñarlas a sus hijos,

6

para que la generación venidera lo sepa

y los hijos que habrán de nacer

se dispongan a contarlo a sus hijos.

7

Así estos confiarán en Dios,

no olvidarán sus proezas

y respetarán sus mandatos;

8

no serán como sus padres,

generación terca y rebelde

que no fue fiel a Dios.

9

Los hijos de Efraín, diestros arqueros,

huyeron el día de la batalla.

10

No respetaron la alianza,

no quisieron seguir su ley;

11

olvidaron sus proezas,

los portentos que les mostró.

12

Ante sus padres hizo prodigios

en el país de Egipto, en los campos de Soán.

13

Abrió el mar y los hizo pasar,

como un dique detuvo las aguas;

14

con una nube los guiaba de día,

con luz de fuego durante la noche;

15

en el desierto hendió las rocas,

calmó su sed en caudalosos manantiales;

16

hizo brotar arroyos de las peñas

y como ríos descendieron las aguas.

17

Pero de nuevo pecaron contra él,

se rebelaron contra el Altísimo en el desierto.

18

En su interior retaron a Dios,

reclamaron comida con ansia.

19

Hablaron contra Dios, dijeron:

“¿Podrá Dios preparar una mesa en el desierto?

20

Es verdad que golpeó la roca

y el agua manó, los arroyos fluyeron;

pero ¿podrá también dar pan,

proporcionar carne a su pueblo?”.

21

Lo oyó el Señor y se llenó de furia,

su ira se encendió contra Jacob,

se alzó en cólera contra Israel,

22

porque no habían creído en Dios,

no confiaban en su salvación.

23

Entonces dio la orden a las nubes

y las puertas del cielo se abrieron.

24

Les hizo llover maná para comer,

les ofreció trigo del cielo.

25

Pan de ángeles comió el ser humano,

víveres mandó para saciarlos.


Proverbios 12:19-20

La Palabra (Hispanoamérica)


19

Labios veraces se mantienen siempre;

lengua mentirosa, sólo un instante.

20

Hay mentira en la mente de los que traman el mal,

alegría en la de quienes promueven la paz.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)


La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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