Sunday, April 30, 2023

DAB Español, Lunes 01 de Mayo

Día 121, DAB Español, Lunes 01 de Mayo


Jueces 13:1-14:20; Juan 1:29-51; Salmos 102; Proverbios 14:15-16 (Traducción en lenguaje actual (TLA))








Jueces 13-14

Traducción en lenguaje actual

Nacimiento de Sansón


13 Los israelitas volvieron a pecar contra Dios, así que él dejó que los filisteos los dominaran durante cuarenta años.


2 En ese tiempo vivía en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoa. Su esposa no podía tener hijos, 3 pero un día un ángel se le apareció y le dijo:


«Aunque no has podido tener hijos, porque eres estéril, ahora vas a quedar embarazada y tendrás un varón. 4-5 Desde su nacimiento dedicarás tu hijo a Dios como nazireo.[a] Por eso no debes beber vino ni otras bebidas fuertes, ni comer comidas impuras, y al niño nunca se le debe cortar el cabello. Ahora los filisteos dominan a los israelitas, pero con este niño comenzará su liberación».


6 La mujer fue a contárselo a su esposo:


—Un hombre de Dios vino a donde yo estaba, y me impresionó tanto que no me atreví a preguntarle cómo se llamaba, ni él me dijo de dónde venía. Su cara era como la de un ángel. 7 Lo que me dijo fue esto: “Vas a quedar embarazada, y tendrás un varón. Desde que nazca hasta que muera, será dedicado a Dios como nazireo. Por eso, no bebas vino ni otras bebidas fuertes, ni comas comida impura”.


8 Entonces Manoa le rogó a Dios: «¡Dios mío, que venga otra vez ese hombre que mandaste! ¡Que nos enseñe lo que debemos hacer con el hijo que nacerá!»


9 Dios hizo lo que Manoa le pidió, y mandó otra vez al ángel, el cual se le apareció a la mujer cuando ella estaba en el campo. Como Manoa no estaba allí, 10 ella se fue corriendo a llamarlo:


—¡Manoa! ¡Manoa! ¡Aquí está el hombre que vi el otro día!


11 Manoa se levantó y acompañó a su esposa hasta donde estaba el hombre, y le preguntó:


—¿Eres tú quien habló con mi esposa el otro día?


El hombre le respondió que sí, 12 y entonces Manoa le dijo:


—Cuando se cumpla lo que dijiste, ¿cómo debemos criar al niño? ¿Qué debemos hacer?


13 El ángel de Dios le dijo a Manoa:


—Tu esposa debe cumplir con todo lo que le he dicho. 14 Es decir, no debe comer nada que esté hecho de uvas, ni tomar vino ni otras bebidas alcohólicas, ni comer comida impura. Tiene que hacer todo esto, tal como se lo he mandado.


15-16 Sin saber que ese hombre era un ángel de Dios, Manoa le dijo:


—Quédate a comer con nosotros. Vamos a prepararte un cabrito.


Pero el ángel le contestó:


—Aunque me quedara, no podría comer la comida que preparen. Si quieren, pueden ofrecérsela a Dios como sacrificio.


17 Entonces Manoa le preguntó al ángel:


—¿Cómo te llamas? Dinos tu nombre, para poder darte las gracias cuando se cumpla lo que nos has dicho.


18 El ángel le contestó:


—Mi nombre es un secreto; ¿para qué me lo preguntas?


19 Así que Manoa tomó el cabrito y la ofrenda de cereales, los colocó sobre una roca, y los ofreció en sacrificio a Dios. En ese momento sucedió algo maravilloso: 20-21 Mientras Manoa y su esposa miraban cómo salían las llamas de la roca, vieron que el ángel subía al cielo entre las llamas. Comprendieron entonces que ese hombre era un ángel de Dios, y con respeto se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente. El ángel no se volvió a aparecer ni a Manoa ni a su esposa.


22 Entonces Manoa le dijo a su esposa:


—Vamos a morir, porque hemos visto a Dios.


23 Pero ella le respondió:


—Si Dios nos hubiera querido matar, no habría aceptado el sacrificio ni los cereales que le ofrecimos. Tampoco nos habría dejado ver este milagro ni nos habría anunciado todo esto, como lo ha hecho ahora.


24 Y la mujer tuvo un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció, y Dios lo bendijo. 25 Un día, cuando estaba en el campamento de Dan, entre Sorá y Estaol, el espíritu de Dios comenzó a actuar en él.

Casamiento de Sansón


14 Sansón fue al pueblo de Timná, y al ver a una joven filistea se enamoró de ella. 2 Cuando volvió, le dijo a sus padres:


—He visto en Timná a una joven filistea, y quiero casarme con ella. Hagan ustedes los arreglos necesarios para la boda.


3 Sus padres, entonces, le preguntaron:


—¿Por qué tienes que elegir como esposa a una mujer de esos filisteos, que no conocen a Dios? ¿Es que no hay mujeres en nuestro pueblo o entre los demás pueblos israelitas?


Pero Sansón insistió:


—Esa muchacha es la que me gusta. Vayan a pedirla para que sea mi esposa.


4 Sus padres no sabían que Dios había dispuesto que esto fuera así, porque buscaba una oportunidad para atacar a los filisteos. En esa época los israelitas estaban bajo el poder de los filisteos, 5 así que Sansón y sus padres se fueron a Timná.


Cuando Sansón pasaba por los viñedos, de pronto se oyó un rugido, y un feroz león lo atacó. 6 Pero el espíritu de Dios actuó sobre Sansón y le dio una gran fuerza. Entonces Sansón tomó al león entre sus manos y lo despedazó como si fuera un cabrito. Pero no les dijo a sus padres lo que había sucedido. 7 Poco después llegaron a Timná, y Sansón fue a hablar con la muchacha de la que estaba enamorado. 8 Unos días más tarde, cuando Sansón volvió para casarse, se apartó del camino para ver al león muerto, y resultó que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas y un panal de miel. 9 Sansón tomó la miel con las manos y se fue por el camino comiéndola. Al llegar a donde estaban sus padres, les dio miel, y ellos comieron; pero no les dijo de dónde la había sacado.


10 Su padre fue a la casa de la joven, y Sansón hizo allí una fiesta, porque ésa era la costumbre entre los jóvenes. 11 Cuando lo vieron los filisteos, le llevaron treinta muchachos para hacerle compañía. 12 Sansón les dijo a los jóvenes:


—Les voy a decir una adivinanza. Si me dan la respuesta dentro de los siete días que va a durar la fiesta, les daré a cada uno de ustedes una capa de tela fina y un conjunto completo de ropa de fiesta. 13 Pero si no la adivinan, cada uno de ustedes me tendrá que dar a mí una capa de tela fina y un conjunto completo de ropa de fiesta.


Los jóvenes contestaron:


—¡Dinos la adivinanza! ¡Queremos oírla!


14 Entonces Sansón les dijo:


«Del devorador salió comida,

y del fuerte salió dulzura».


Pasaron tres días, y los jóvenes no daban con la respuesta. 15 Al cuarto día, le dijeron a la prometida de Sansón:


«Averíguanos la solución de la adivinanza. Haz que tu prometido te la diga porque, si no, te quemaremos a ti y a toda tu familia. ¿Acaso pretenden dejarnos desnudos?»


16 Ella fue a ver a Sansón, y llorando le dijo:


—¡Tú no me quieres! ¡Me desprecias! A mis amigos les contaste una adivinanza, pero a mí no me has dicho la respuesta.


Sansón le respondió:


—¡Pero, mujer! Si ni a mis padres se la he dicho, ¿por qué tengo que decírtela a ti?


17 Ella estuvo llorándole el resto de la semana. Y tanto insistió que el último día Sansón le dio la respuesta. Entonces ella se la dio a conocer a los jóvenes. 18 El séptimo día, antes de que se pusiera el sol, los filisteos fueron a decirle a Sansón:


«No hay nada más dulce que la miel,

y nada más fuerte que un león».


Él les contestó:


«Gracias a mi prometida

supieron la respuesta».


19 Enseguida el espíritu de Dios le dio mucha fuerza a Sansón. Entonces él se fue a Ascalón, y allí mató a treinta hombres. Les quitó sus ropas y se las dio a los que habían averiguado la respuesta. Después, regresó a la casa de sus padres, pues estaba muy furioso por lo que había sucedido. 20 En cuanto a la prometida de Sansón, su padre la casó con uno de los invitados a la fiesta.

Footnotes


Jueces 13:4 Nazireo. Véase nota en Nm 6.1-21.


Juan 1:29-51

Traducción en lenguaje actual

El Cordero de Dios


29 Al día siguiente, Juan vio que Jesús se acercaba. Entonces le dijo a toda la gente:


«¡Aquí viene el Cordero de Dios[a] que quita el pecado de la gente del mundo! Por medio de él, Dios les perdonará a ustedes todos sus pecados. 30 Yo me refería a él cuando dije: “Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existe desde antes de que yo naciera.” 31 Yo no sabía quién era, pero Dios me mandó a bautizar con agua para que todos puedan conocerlo.


32 »Yo vi cuando el Espíritu de Dios bajaba del cielo en forma de paloma y se colocaba sobre él. 33 No sabía yo quién era él, pero Dios me dijo: “Conocerás al que bautiza con el Espíritu Santo cuando veas que mi Espíritu baja y se coloca sobre él.” 34 Ahora lo he visto, y les aseguro que él es el Hijo de Dios.»

Los primeros discípulos de Jesús


35 Al día siguiente, Juan estaba en el mismo lugar con dos de sus discípulos. 36 Cuando vio que Jesús pasaba por allí, les dijo: «¡Miren, aquí viene el Cordero de Dios!»[b] 37 Al oír eso, los dos discípulos lo siguieron.


38 Jesús se dio vuelta y, al ver que lo seguían, les preguntó qué querían. Ellos le preguntaron:


—¿Dónde vives, Maestro?


39 —Síganme y lo verán —contestó Jesús.


Ellos fueron y vieron dónde vivía Jesús; y como eran casi las cuatro de la tarde, se quedaron con él por el resto del día.


40 Uno de ellos era Andrés, el hermano de Simón Pedro. 41 Lo primero que hizo Andrés fue buscar a su hermano Simón. Cuando lo encontró, le dijo: «¡Hemos encontrado al Mesías, es decir, al Cristo!»


42 Entonces Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús. Cuando Jesús vio a Simón, le dijo: «Tú eres Simón, hijo de Juan, pero ahora te vas a llamar Cefas, es decir, Pedro».[c]

Jesús llama a Felipe y a Natanael


43-44 Al día siguiente, Jesús decidió ir a la región de Galilea. Allí encontró a Felipe, que era de Betsaida, el pueblo donde vivían Andrés y Pedro. Jesús le dijo a Felipe: «Sígueme».


45 Luego Felipe fue a buscar a Natanael, y le dijo:


—Hemos encontrado a aquel de quien Moisés escribió en la Biblia, y del que también hablan los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José.


46 Natanael preguntó:


—¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?


—Ven y lo verás —contestó Felipe.


47 Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo:


—Aquí viene un verdadero israelita, un hombre realmente sincero.


48 Natanael le preguntó:


—¿Cómo es que me conoces?


Jesús le respondió:


—Me fijé en ti cuando estabas bajo la higuera, antes que Felipe te llamara.


49 Entonces Natanael respondió:


—Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios y el Rey de Israel!


50 Jesús le dijo:


—¿Crees esto sólo porque dije que te vi debajo de la higuera? Pues todavía verás cosas más sorprendentes que éstas.


51 Y luego les dijo a todos: «Les aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y verán también a los ángeles de Dios subir y bajar sobre mí, que soy el Hijo del hombre.»

Footnotes


Juan 1:29 Cordero de Dios: Los judíos tenían que ofrecerle a Dios el sacrificio de un cordero, para que él les perdonara los pecados. Pero ahora Dios los perdonaría por medio de la muerte de Jesús. Por eso Jesús es llamado Cordero de Dios.

Juan 1:36 Cordero de Dios: Véase nota en 1.29.

Juan 1:42 Pedro: El nombre arameo Cefas y el griego Pedro significan roca .


Salmos 102

Traducción en lenguaje actual

¡Dios mío, tus años no tienen fin!

SALMO 102 (101)

Oración de un afligido que se desahoga en la presencia de Dios.


102 1-2 Dios mío,

escucha mi oración;

atiende a mis ruegos.

No tardes en responderme

cuando te llame;

no me des la espalda

cuando me encuentre angustiado.


3

La vida es como el humo

y se me escapa.

Los huesos me arden de dolor;

parecen carbones encendidos.

4

Me siento muy afligido;

hasta parezco hierba marchita.

¡Ni ganas de comer tengo,

y hasta los huesos se me ven!

5

¡Es muy grande mi angustia!


6-7

Estoy tan triste y solitario

como un buitre en el desierto,

como un búho entre las ruinas,

como un gorrión sobre el tejado.

¡Hasta he perdido el sueño!


8

No pasa un solo día

sin que mis enemigos me ofendan;

¡hasta me echan maldiciones!

9

Mi comida y mi bebida

son mi propio llanto.

10

¡Te enojaste,

te llenaste de furia!

¡Me levantaste,

para derribarme después!

11

Mi vida va pasando

como las sombras en la noche;

¡me estoy marchitando como la hierba!


12

Pero tú, mi Dios,

eres el rey eterno

y vives para siempre.

13-14

Un día te levantarás

y tendrás compasión de tu pueblo.

¡Ese día ha llegado!

¡Ya es tiempo de que lo perdones!

Nosotros estamos a tu servicio

y amamos a la ciudad de Jerusalén;

¡verla en ruinas y entre escombros

nos causa mucho dolor!


15

Dios mío,

todas las naciones te adorarán;

todos los reyes de la tierra

reconocerán tu grandeza.

16

Tú reconstruirás a Jerusalén

y así demostrarás tu poder.

17

Prestarás toda tu atención

a los ruegos de los desamparados,

y no dejarás de atenderlos.

18

Que esto quede por escrito

para los que aún no han nacido;

para que alabe a Dios

el pueblo que está por nacer.


19

Mientras Dios miraba

desde su palacio celestial,

se fijó en la tierra;

20

al escuchar los lamentos

de los presos condenados a muerte,

los puso en libertad.

21

Por eso en Jerusalén

se alaba su nombre;

por eso en Jerusalén

se le cantan alabanzas.

22

Todos los pueblos y reinos

se juntan para adorarlo.


23

En el transcurso de mi vida,

Dios usó su poder para humillarme

y para acortar mi existencia.

24

Entonces le rogué:

«Para ti, Dios mío,

los años no tienen fin;

¡no me lleves en plena juventud!

25

En el principio

tú afirmaste la tierra;

tú mismo hiciste los cielos,

26

pero se irán gastando,

como la ropa,

y un día, los destruirás.


Pero tú te mantendrás firme;

27

siempre serás el mismo,

y tus años no tendrán fin.

28

Nuestros hijos y nuestros nietos

estarán a tu servicio,

como lo estamos nosotros,

y vivirán contigo para siempre».

Proverbios 14:15-16

Traducción en lenguaje actual


15

La gente tonta cree

todo lo que le dicen;

la gente sabia piensa bien

antes de actuar.


16

El sabio conoce el miedo

y se cuida del peligro,

pero el tonto es atrevido

y se pasa de confiado.

Traducción en lenguaje actual (TLA)


Copyright © 2000 by United Bible Societies

Saturday, April 29, 2023

DAB Español, Domingo 30 de Abril

Día 120, DAB Español, Domingo 30 de Abril


Jueces 11:1-12:15; Juan 1:1-28; Salmos 101; Proverbios 14:13-14 (Traducción en lenguaje actual (TLA))








Jueces 11-12

Traducción en lenguaje actual

Jefté


11 Jefté, un valiente soldado de la zona de Galaad, era hijo de una prostituta. Su padre, que se llamaba Galaad, 2 tuvo otros hijos con su esposa, y cuando éstos crecieron, echaron de la casa a Jefté. Le dijeron: «No vas a recibir ninguna herencia de tu padre, porque eres hijo de otra mujer».


3 Entonces Jefté se alejó de sus hermanos y se fue a vivir a la tierra de Tob. Allí reunió a unos bandoleros que salían con él a robar.


4 Después de algún tiempo los amonitas atacaron a los de Israel. 5 Los líderes de Galaad fueron entonces a la tierra de Tob a buscar a Jefté, 6 y le dijeron:


—Queremos que seas nuestro líder en la guerra contra los amonitas. Ven con nosotros.


7 Jefté les respondió:


—Si tanto me odiaban ustedes, que hasta me echaron de la casa de mi padre, ¿por qué ahora que están en problemas me vienen a buscar?


8 Ellos le contestaron:


—Justamente porque estamos en problemas, necesitamos que vengas con nosotros a atacar a los amonitas. Queremos que seas el jefe de todos los que vivimos en Galaad.


9 Jefté entonces les dijo:


—Está bien. Pero si vuelvo con ustedes, y Dios me ayuda a vencer a los amonitas, ¿de veras seré su jefe?


10 Y los líderes le aseguraron:


—Dios es nuestro testigo de que haremos todo lo que tú nos digas.


11 Así que Jefté se fue con ellos, y el pueblo lo nombró jefe y gobernador. En Mispá, Jefté puso a Dios por testigo del trato que hicieron.


12 Después de eso, Jefté envió unos mensajeros al rey de los amonitas para que le dijeran:


«¿Qué tienes contra nosotros? ¿Por qué vienes a atacar mi territorio?»


13 El rey de los amonitas le respondió:


«Vengo a recuperar nuestras tierras, desde el río Arnón hasta los ríos Jaboc y Jordán. Ustedes se apoderaron de ellas cuando salieron de Egipto, pero ahora me las tienen que devolver pacíficamente».


14 Jefté volvió a enviar mensajeros al rey de los amonitas 15 con esta respuesta:


«Nosotros no les hemos quitado tierras a los moabitas ni a los amonitas. 16 Lo que ocurrió fue que, cuando salimos de Egipto, cruzamos el desierto hasta el Mar de los Juncos y llegamos a Cadés. 17 Luego enviamos mensajeros al rey de Edom pidiéndole permiso para pasar por su territorio, pero él no nos dejó pasar. También se enviaron mensajeros al rey de los moabitas, y él tampoco nos dio permiso, así que nos quedamos en Cadés.


18 »Después seguimos por el desierto, rodeando el territorio de Edom y de los moabitas. Cuando llegamos al este del territorio moabita, acampamos allí, al otro lado del río Arnón, y como este río es la frontera no entramos a territorio moabita. 19 Entonces mandamos mensajeros a Sihón, el rey amorreo de Hesbón, pidiéndole que nos dejara pasar por su territorio para llegar al nuestro. 20 Pero el rey Sihón desconfió de nosotros, y no nos permitió pasar por su territorio. Al contrario, acampó en Jahas con todo su ejército y nos atacó. 21 Sin embargo nuestro Dios nos hizo vencer a todo el ejército de Sihón. Entonces nos apoderamos de todo el territorio de los amorreos que vivían allí, 22 desde el río Arnón hasta el río Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán. 23 ¿Y ahora quieres tú recuperar el territorio que el Dios de Israel les quitó a ustedes y nos dio a nosotros? 24 Lo que su dios Quemós les ha dado es de ustedes, y lo que nuestro Dios nos ha dado es de nosotros.


25 »¿Te crees más importante que Balac, el rey de los moabitas? Él nunca combatió contra los israelitas ni les hizo la guerra. 26 Trescientos años hemos vivido en Hesbón y en Aroer, en las aldeas que las rodean, y en las ciudades a orillas del río Arnón; ¿por qué en todo este tiempo no se apoderaron de estos territorios? 27 Yo no les he hecho ningún mal. Son ustedes los que están actuando mal al atacarnos. ¡Pero el Dios de Israel será el que juzgue entre ustedes y nosotros!»


28 Pero el rey de los amonitas no hizo caso del mensaje que Jefté le envió.

Promesa de Jefté


29 Después de esto el espíritu de Dios actuó sobre Jefté, y lo hizo recorrer los territorios de Galaad y Manasés, y volver después a Mispá de Galaad. De allí Jefté fue al territorio de los amonitas, 30 en donde le prometió a Dios: «Si me das la victoria sobre los amonitas, 31 yo te ofreceré como sacrificio a la primera persona de mi familia que salga a recibirme».


32 Jefté cruzó el río para atacar a los amonitas, y Dios le dio la victoria sobre ellos. 33 Mató a muchos enemigos y conquistó veinte ciudades, desde Aroer hasta la zona de Minit, llegando hasta Abel-queramim. Así los israelitas dominaron a los amonitas.


34 Cuando Jefté regresó a su casa en Mispá, su única hija salió a recibirlo, bailando y tocando panderetas. Aparte de ella Jefté no tenía otros hijos, 35 así que se llenó de tristeza al verla, y rompió sus ropas como señal de su desesperación. Le dijo:


—¡Ay, hija mía! ¡Qué tristeza me da verte! Y eres tú quien me causa este gran dolor, porque le hice una promesa a Dios y tengo que cumplírsela.


36 Ella le respondió:


—Padre, si le prometiste algo a Dios, cumple conmigo tu promesa, ya que él te ha dado la victoria sobre tus enemigos, los amonitas. 37 Pero una cosa te pido, padre mío: Déjame ir dos meses a las montañas, con mis amigas. Tengo mucha tristeza por tener que morir sin haberme casado; necesito llorar.


38 Su padre le dio permiso de hacerlo, y ella se fue a las montañas con sus amigas. Allí lloró y lamentó el haberse quedado soltera.


39 Pasados los dos meses, regresó a donde estaba su padre, quien cumplió con ella la promesa que había hecho. Y ella murió sin haberse casado. De ahí comenzó la costumbre 40 de todos los años, de que las jóvenes israelitas dedican cuatro días a hacer lamentos por la hija de Jefté.

Jefté y la tribu de Efraín


12 Los hombres de la tribu de Efraín se prepararon para la batalla. Cruzaron el río Jordán y se dirigieron a Safón. Allí le dijeron a Jefté:


—¿Por qué cruzaste el río para pelear contra los amonitas, y no nos pediste ayuda? ¡Le prenderemos fuego a tu casa, y morirás quemado!


2 Jefté les contestó:


—Mi gente y yo tuvimos una discusión muy seria con los amonitas, y cuando los llamamos a ustedes, no vinieron a ayudarnos. 3 Al ver que ustedes no venían a defendernos, decidí arriesgar mi vida y ataqué a los amonitas. Y si Dios me ayudó a vencerlos, ¿por qué ahora vienen ustedes a atacarme?


4 Pero los de Efraín le contestaron:


—Ustedes, los de Galaad, son tan sólo unos refugiados en nuestras tierras, pues viven en los territorios de las tribus de Efraín y de Manasés.


Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad, y peleó contra los de Efraín y los venció. 5 Para que los de Efraín no pudieran escapar, los de Galaad se quedaron vigilando las partes menos profundas del río Jordán.


Cuando algún fugitivo de Efraín se acercaba para cruzar el río, los de Galaad le preguntaban: «¿Eres de la tribu de Efraín?» Si aquél respondía que no, 6 entonces le pedían que dijera: «Muchacho».[a] Si lo pronunciaba «Mushasho», porque no sabía decirlo de otro modo, lo mataban allí mismo. En esa ocasión mataron a cuarenta y dos mil hombres de Efraín.


7 Jefté fue jefe de los israelitas durante seis años. Cuando murió, lo enterraron en Galaad, ciudad donde había nacido.

Ibsán


8-9 Después de Jefté, Ibsán de Belén fue el jefe de los israelitas durante siete años. Tuvo treinta hijos y treinta hijas, y a todos los casó con gente que no era de su tribu. 10 Cuando murió, lo enterraron en Belén.

Elón


11 Después de Ibsán, Elón, de la tribu de Zabulón, fue jefe de los israelitas durante diez años. 12 Cuando murió, lo enterraron en Aialón, en el territorio de su tribu.

Abdón


13-15 Después de Elón, el jefe de los israelitas fue Abdón hijo de Hilel, y los dirigió durante ocho años. Abdón tuvo cuarenta hijos y treinta nietos, y todos ellos eran gente importante. Cuando murió Abdón, lo enterraron en Piratón, donde había nacido. Piratón estaba en el territorio de Efraín, en la zona montañosa de los amalecitas.

Footnotes


Jueces 12:6 Muchacho: en hebreo hay un juego de palabras entre el sonido «S» y el sonido «Sh». Se trataba de la misma palabra, que por razones regionales se pronunciaba de diferente manera.


Juan 1:1-28

Traducción en lenguaje actual

La Palabra, luz y vida


1 Antes de que todo comenzara

ya existía aquel que es la Palabra.


La Palabra estaba con Dios,

y la Palabra era Dios.


2

Cuando Dios creó todas las cosas,

allí estaba la Palabra.


3

Todo fue creado por la Palabra,

y sin la Palabra nada se hizo.


4

De la Palabra nace la vida,

y la Palabra, que es la vida,

es también nuestra luz.

5

La luz alumbra en la oscuridad,

¡y nada puede destruirla!


6 Dios envió a un hombre llamado Juan, 7 para que hablara con la gente y la convenciera de creer en la luz. 8 Juan no era la luz; él sólo vino para mostrar quién era la luz. 9 Y la luz verdadera pronto llegaría a este mundo.


10

Aquel que es la Palabra estaba en el mundo.

Dios creó el mundo

por medio de aquel que es la Palabra,

pero la gente no lo reconoció.

11

La Palabra vino a vivir a este mundo,

pero su pueblo no la aceptó.


12

Pero aquellos que la aceptaron

y creyeron en ella,

llegaron a ser hijos de Dios.


13

Son hijos de Dios

por voluntad divina,

no por voluntad humana.


14

Aquel que es la Palabra

habitó entre nosotros

y fue como uno de nosotros.


Vimos el poder que le pertenece

como Hijo único de Dios,

pues nos ha mostrado

todo el amor y toda la verdad.


15 Juan habló de aquel que era la Palabra, y anunció: «Ya les había dicho que él estaba por llegar. Él es más importante que yo, porque existe desde antes de que yo existiera.»


16-18 Dios nos dio a conocer sus leyes por medio de Moisés, pero por medio de Jesucristo nos hizo conocer el amor y la verdad. Nadie ha visto a Dios jamás; pero el Hijo único, que está más cerca del Padre, y que es Dios mismo, nos ha enseñado cómo es él. Gracias a lo que el Hijo de Dios es, hemos recibido muchas bendiciones.

Juan el Bautista habla de Jesús


19-20 Los jefes de los judíos que vivían en Jerusalén enviaron a algunos sacerdotes, y a otros ayudantes del templo, para que le preguntaran a Juan quién era él. Juan les respondió claramente:


—Yo no soy el Mesías.


21 Y ellos volvieron a preguntarle:


—¿Eres Elías?


Juan les respondió:


—No; no soy Elías.


Pero los sacerdotes y sus acompañantes insistieron:


—¿Eres tú el profeta[a] que Dios iba a enviar?


—No —dijo Juan.


22 Finalmente, le dijeron:


—Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. Dinos, ¿quién eres tú?


23 Juan les hizo recordar:


—Yo soy el que grita en el desierto: “Prepárenle el camino al Señor”.[b]


24-25 Entonces los mensajeros de los fariseos le dijeron a Juan:


—Si tú no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?


26 Juan contestó:


—Yo bautizo con agua. Pero hay entre ustedes uno a quien todavía no conocen. 27 Aunque yo he llegado antes, él es más importante que yo, y ni siquiera merezco ser su esclavo.


28 Todo esto pasó en el pueblo de Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan bautizaba.

Footnotes


Juan 1:21 El profeta: Muchos judíos sabían que Dios iba a enviar un profeta como Moisés, pero que sería más poderoso que él (véase Deuteronomio 18.15-18).

Juan 1:23 Al citar Juan las palabras del profeta Isaías (40.3), estaba diciendo que él era esa voz.


Salmos 101

Traducción en lenguaje actual

Promesa del rey a Dios

SALMO 101 (100)

Himno de David.


101 1-2 Dios mío,

tú eres justo y fiel;

por eso quiero cantarte himnos.

¿Cuándo vendrás a visitarme?

Quiero vivir una vida correcta

y demostrar en mi propio palacio

que no guardo malos pensamientos.

3

No quiero poner los ojos

en la maldad que me rodea.

No quiero nada con los desobedientes.

¡Odio todo lo que hacen!

4

Me alejaré de los malos pensamientos

y no participaré en nada malo.

5

Destruiré por completo

al que hable mal de su amigo;

no soportaré a mi lado

al que se crea más importante

y más inteligente que los demás.

6

Pero sí me juntaré

con la gente obediente de este país;

sólo estará a mi servicio

quien lleve una vida correcta.

7

¡Ningún mentiroso podrá vivir

bajo mi techo!

¡Ningún hipócrita podrá estar

en mi presencia!

8

¡Arrojaré de la ciudad de Dios

a todos los malhechores!

¡No pasará un solo día

sin que yo destruya

a todos los malvados del país!

Proverbios 14:13-14

Traducción en lenguaje actual


13

La mucha risa causa dolor;

hay alegrías que acaban en tristeza.


14

La gente tonta

es feliz con su mala conducta;

la gente buena es feliz

con sus buenas acciones.

Traducción en lenguaje actual (TLA)


Copyright © 2000 by United Bible Societies

DAB Español, Sábado 27 de Abril

Día 118, DAB Español, Sábado 27 de Abril Jueces 7:1-8:16; Lucas 23:11-43; Salmos 97-98; Proverbios 14:7-8 (Reina Valera Actualizada (RVA-201...