Saturday, April 29, 2023

DAB Español, Domingo 30 de Abril

Día 120, DAB Español, Domingo 30 de Abril


Jueces 11:1-12:15; Juan 1:1-28; Salmos 101; Proverbios 14:13-14 (Traducción en lenguaje actual (TLA))








Jueces 11-12

Traducción en lenguaje actual

Jefté


11 Jefté, un valiente soldado de la zona de Galaad, era hijo de una prostituta. Su padre, que se llamaba Galaad, 2 tuvo otros hijos con su esposa, y cuando éstos crecieron, echaron de la casa a Jefté. Le dijeron: «No vas a recibir ninguna herencia de tu padre, porque eres hijo de otra mujer».


3 Entonces Jefté se alejó de sus hermanos y se fue a vivir a la tierra de Tob. Allí reunió a unos bandoleros que salían con él a robar.


4 Después de algún tiempo los amonitas atacaron a los de Israel. 5 Los líderes de Galaad fueron entonces a la tierra de Tob a buscar a Jefté, 6 y le dijeron:


—Queremos que seas nuestro líder en la guerra contra los amonitas. Ven con nosotros.


7 Jefté les respondió:


—Si tanto me odiaban ustedes, que hasta me echaron de la casa de mi padre, ¿por qué ahora que están en problemas me vienen a buscar?


8 Ellos le contestaron:


—Justamente porque estamos en problemas, necesitamos que vengas con nosotros a atacar a los amonitas. Queremos que seas el jefe de todos los que vivimos en Galaad.


9 Jefté entonces les dijo:


—Está bien. Pero si vuelvo con ustedes, y Dios me ayuda a vencer a los amonitas, ¿de veras seré su jefe?


10 Y los líderes le aseguraron:


—Dios es nuestro testigo de que haremos todo lo que tú nos digas.


11 Así que Jefté se fue con ellos, y el pueblo lo nombró jefe y gobernador. En Mispá, Jefté puso a Dios por testigo del trato que hicieron.


12 Después de eso, Jefté envió unos mensajeros al rey de los amonitas para que le dijeran:


«¿Qué tienes contra nosotros? ¿Por qué vienes a atacar mi territorio?»


13 El rey de los amonitas le respondió:


«Vengo a recuperar nuestras tierras, desde el río Arnón hasta los ríos Jaboc y Jordán. Ustedes se apoderaron de ellas cuando salieron de Egipto, pero ahora me las tienen que devolver pacíficamente».


14 Jefté volvió a enviar mensajeros al rey de los amonitas 15 con esta respuesta:


«Nosotros no les hemos quitado tierras a los moabitas ni a los amonitas. 16 Lo que ocurrió fue que, cuando salimos de Egipto, cruzamos el desierto hasta el Mar de los Juncos y llegamos a Cadés. 17 Luego enviamos mensajeros al rey de Edom pidiéndole permiso para pasar por su territorio, pero él no nos dejó pasar. También se enviaron mensajeros al rey de los moabitas, y él tampoco nos dio permiso, así que nos quedamos en Cadés.


18 »Después seguimos por el desierto, rodeando el territorio de Edom y de los moabitas. Cuando llegamos al este del territorio moabita, acampamos allí, al otro lado del río Arnón, y como este río es la frontera no entramos a territorio moabita. 19 Entonces mandamos mensajeros a Sihón, el rey amorreo de Hesbón, pidiéndole que nos dejara pasar por su territorio para llegar al nuestro. 20 Pero el rey Sihón desconfió de nosotros, y no nos permitió pasar por su territorio. Al contrario, acampó en Jahas con todo su ejército y nos atacó. 21 Sin embargo nuestro Dios nos hizo vencer a todo el ejército de Sihón. Entonces nos apoderamos de todo el territorio de los amorreos que vivían allí, 22 desde el río Arnón hasta el río Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán. 23 ¿Y ahora quieres tú recuperar el territorio que el Dios de Israel les quitó a ustedes y nos dio a nosotros? 24 Lo que su dios Quemós les ha dado es de ustedes, y lo que nuestro Dios nos ha dado es de nosotros.


25 »¿Te crees más importante que Balac, el rey de los moabitas? Él nunca combatió contra los israelitas ni les hizo la guerra. 26 Trescientos años hemos vivido en Hesbón y en Aroer, en las aldeas que las rodean, y en las ciudades a orillas del río Arnón; ¿por qué en todo este tiempo no se apoderaron de estos territorios? 27 Yo no les he hecho ningún mal. Son ustedes los que están actuando mal al atacarnos. ¡Pero el Dios de Israel será el que juzgue entre ustedes y nosotros!»


28 Pero el rey de los amonitas no hizo caso del mensaje que Jefté le envió.

Promesa de Jefté


29 Después de esto el espíritu de Dios actuó sobre Jefté, y lo hizo recorrer los territorios de Galaad y Manasés, y volver después a Mispá de Galaad. De allí Jefté fue al territorio de los amonitas, 30 en donde le prometió a Dios: «Si me das la victoria sobre los amonitas, 31 yo te ofreceré como sacrificio a la primera persona de mi familia que salga a recibirme».


32 Jefté cruzó el río para atacar a los amonitas, y Dios le dio la victoria sobre ellos. 33 Mató a muchos enemigos y conquistó veinte ciudades, desde Aroer hasta la zona de Minit, llegando hasta Abel-queramim. Así los israelitas dominaron a los amonitas.


34 Cuando Jefté regresó a su casa en Mispá, su única hija salió a recibirlo, bailando y tocando panderetas. Aparte de ella Jefté no tenía otros hijos, 35 así que se llenó de tristeza al verla, y rompió sus ropas como señal de su desesperación. Le dijo:


—¡Ay, hija mía! ¡Qué tristeza me da verte! Y eres tú quien me causa este gran dolor, porque le hice una promesa a Dios y tengo que cumplírsela.


36 Ella le respondió:


—Padre, si le prometiste algo a Dios, cumple conmigo tu promesa, ya que él te ha dado la victoria sobre tus enemigos, los amonitas. 37 Pero una cosa te pido, padre mío: Déjame ir dos meses a las montañas, con mis amigas. Tengo mucha tristeza por tener que morir sin haberme casado; necesito llorar.


38 Su padre le dio permiso de hacerlo, y ella se fue a las montañas con sus amigas. Allí lloró y lamentó el haberse quedado soltera.


39 Pasados los dos meses, regresó a donde estaba su padre, quien cumplió con ella la promesa que había hecho. Y ella murió sin haberse casado. De ahí comenzó la costumbre 40 de todos los años, de que las jóvenes israelitas dedican cuatro días a hacer lamentos por la hija de Jefté.

Jefté y la tribu de Efraín


12 Los hombres de la tribu de Efraín se prepararon para la batalla. Cruzaron el río Jordán y se dirigieron a Safón. Allí le dijeron a Jefté:


—¿Por qué cruzaste el río para pelear contra los amonitas, y no nos pediste ayuda? ¡Le prenderemos fuego a tu casa, y morirás quemado!


2 Jefté les contestó:


—Mi gente y yo tuvimos una discusión muy seria con los amonitas, y cuando los llamamos a ustedes, no vinieron a ayudarnos. 3 Al ver que ustedes no venían a defendernos, decidí arriesgar mi vida y ataqué a los amonitas. Y si Dios me ayudó a vencerlos, ¿por qué ahora vienen ustedes a atacarme?


4 Pero los de Efraín le contestaron:


—Ustedes, los de Galaad, son tan sólo unos refugiados en nuestras tierras, pues viven en los territorios de las tribus de Efraín y de Manasés.


Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad, y peleó contra los de Efraín y los venció. 5 Para que los de Efraín no pudieran escapar, los de Galaad se quedaron vigilando las partes menos profundas del río Jordán.


Cuando algún fugitivo de Efraín se acercaba para cruzar el río, los de Galaad le preguntaban: «¿Eres de la tribu de Efraín?» Si aquél respondía que no, 6 entonces le pedían que dijera: «Muchacho».[a] Si lo pronunciaba «Mushasho», porque no sabía decirlo de otro modo, lo mataban allí mismo. En esa ocasión mataron a cuarenta y dos mil hombres de Efraín.


7 Jefté fue jefe de los israelitas durante seis años. Cuando murió, lo enterraron en Galaad, ciudad donde había nacido.

Ibsán


8-9 Después de Jefté, Ibsán de Belén fue el jefe de los israelitas durante siete años. Tuvo treinta hijos y treinta hijas, y a todos los casó con gente que no era de su tribu. 10 Cuando murió, lo enterraron en Belén.

Elón


11 Después de Ibsán, Elón, de la tribu de Zabulón, fue jefe de los israelitas durante diez años. 12 Cuando murió, lo enterraron en Aialón, en el territorio de su tribu.

Abdón


13-15 Después de Elón, el jefe de los israelitas fue Abdón hijo de Hilel, y los dirigió durante ocho años. Abdón tuvo cuarenta hijos y treinta nietos, y todos ellos eran gente importante. Cuando murió Abdón, lo enterraron en Piratón, donde había nacido. Piratón estaba en el territorio de Efraín, en la zona montañosa de los amalecitas.

Footnotes


Jueces 12:6 Muchacho: en hebreo hay un juego de palabras entre el sonido «S» y el sonido «Sh». Se trataba de la misma palabra, que por razones regionales se pronunciaba de diferente manera.


Juan 1:1-28

Traducción en lenguaje actual

La Palabra, luz y vida


1 Antes de que todo comenzara

ya existía aquel que es la Palabra.


La Palabra estaba con Dios,

y la Palabra era Dios.


2

Cuando Dios creó todas las cosas,

allí estaba la Palabra.


3

Todo fue creado por la Palabra,

y sin la Palabra nada se hizo.


4

De la Palabra nace la vida,

y la Palabra, que es la vida,

es también nuestra luz.

5

La luz alumbra en la oscuridad,

¡y nada puede destruirla!


6 Dios envió a un hombre llamado Juan, 7 para que hablara con la gente y la convenciera de creer en la luz. 8 Juan no era la luz; él sólo vino para mostrar quién era la luz. 9 Y la luz verdadera pronto llegaría a este mundo.


10

Aquel que es la Palabra estaba en el mundo.

Dios creó el mundo

por medio de aquel que es la Palabra,

pero la gente no lo reconoció.

11

La Palabra vino a vivir a este mundo,

pero su pueblo no la aceptó.


12

Pero aquellos que la aceptaron

y creyeron en ella,

llegaron a ser hijos de Dios.


13

Son hijos de Dios

por voluntad divina,

no por voluntad humana.


14

Aquel que es la Palabra

habitó entre nosotros

y fue como uno de nosotros.


Vimos el poder que le pertenece

como Hijo único de Dios,

pues nos ha mostrado

todo el amor y toda la verdad.


15 Juan habló de aquel que era la Palabra, y anunció: «Ya les había dicho que él estaba por llegar. Él es más importante que yo, porque existe desde antes de que yo existiera.»


16-18 Dios nos dio a conocer sus leyes por medio de Moisés, pero por medio de Jesucristo nos hizo conocer el amor y la verdad. Nadie ha visto a Dios jamás; pero el Hijo único, que está más cerca del Padre, y que es Dios mismo, nos ha enseñado cómo es él. Gracias a lo que el Hijo de Dios es, hemos recibido muchas bendiciones.

Juan el Bautista habla de Jesús


19-20 Los jefes de los judíos que vivían en Jerusalén enviaron a algunos sacerdotes, y a otros ayudantes del templo, para que le preguntaran a Juan quién era él. Juan les respondió claramente:


—Yo no soy el Mesías.


21 Y ellos volvieron a preguntarle:


—¿Eres Elías?


Juan les respondió:


—No; no soy Elías.


Pero los sacerdotes y sus acompañantes insistieron:


—¿Eres tú el profeta[a] que Dios iba a enviar?


—No —dijo Juan.


22 Finalmente, le dijeron:


—Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. Dinos, ¿quién eres tú?


23 Juan les hizo recordar:


—Yo soy el que grita en el desierto: “Prepárenle el camino al Señor”.[b]


24-25 Entonces los mensajeros de los fariseos le dijeron a Juan:


—Si tú no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?


26 Juan contestó:


—Yo bautizo con agua. Pero hay entre ustedes uno a quien todavía no conocen. 27 Aunque yo he llegado antes, él es más importante que yo, y ni siquiera merezco ser su esclavo.


28 Todo esto pasó en el pueblo de Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan bautizaba.

Footnotes


Juan 1:21 El profeta: Muchos judíos sabían que Dios iba a enviar un profeta como Moisés, pero que sería más poderoso que él (véase Deuteronomio 18.15-18).

Juan 1:23 Al citar Juan las palabras del profeta Isaías (40.3), estaba diciendo que él era esa voz.


Salmos 101

Traducción en lenguaje actual

Promesa del rey a Dios

SALMO 101 (100)

Himno de David.


101 1-2 Dios mío,

tú eres justo y fiel;

por eso quiero cantarte himnos.

¿Cuándo vendrás a visitarme?

Quiero vivir una vida correcta

y demostrar en mi propio palacio

que no guardo malos pensamientos.

3

No quiero poner los ojos

en la maldad que me rodea.

No quiero nada con los desobedientes.

¡Odio todo lo que hacen!

4

Me alejaré de los malos pensamientos

y no participaré en nada malo.

5

Destruiré por completo

al que hable mal de su amigo;

no soportaré a mi lado

al que se crea más importante

y más inteligente que los demás.

6

Pero sí me juntaré

con la gente obediente de este país;

sólo estará a mi servicio

quien lleve una vida correcta.

7

¡Ningún mentiroso podrá vivir

bajo mi techo!

¡Ningún hipócrita podrá estar

en mi presencia!

8

¡Arrojaré de la ciudad de Dios

a todos los malhechores!

¡No pasará un solo día

sin que yo destruya

a todos los malvados del país!

Proverbios 14:13-14

Traducción en lenguaje actual


13

La mucha risa causa dolor;

hay alegrías que acaban en tristeza.


14

La gente tonta

es feliz con su mala conducta;

la gente buena es feliz

con sus buenas acciones.

Traducción en lenguaje actual (TLA)


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