Día 305, DAB Español, Miércoles 1 de Noviembre
Ezequiel 1:1-3:15; Hebreos 3:1-19; Salmos 104:1-23; Proverbios 26:24-26 (Nueva Versión Internacional)
Ezequiel 1:1-3:15 Nueva Versión Internacional (NVI)
1 En el día quinto
del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a
orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios. 2
Habían pasado cinco años y cinco meses desde que el rey Joaquín fue deportado.
3 (En este tiempo,
mientras Ezequiel hijo de Buzí estaba a orillas del río Quebar, en la tierra de
los caldeos, el Señor le dirigió la palabra, y su mano se posó sobre él).
4 De pronto me fijé y
vi que del norte venían un viento huracanado y una nube inmensa rodeada de un
fuego fulgurante y de un gran resplandor. En medio del fuego se veía algo
semejante a un metal refulgente. 5 También en medio del fuego vi algo parecido
a cuatro seres vivientes, 6 cada uno de los cuales tenía cuatro caras y cuatro
alas. 7 Sus piernas eran rectas, y sus pies parecían pezuñas de becerro y
brillaban como el bronce bruñido. 8 En sus cuatro costados, debajo de las alas,
tenían manos humanas. Estos cuatro seres tenían caras y alas, 9 y las alas se
tocaban entre sí. Cuando avanzaban no se volvían, sino que cada uno caminaba de
frente. 10 Sus rostros tenían el siguiente aspecto: de frente, los cuatro
tenían rostro humano; a la derecha tenían cara de león; a la izquierda, de
toro; y por detrás, de águila. 11 Tales eran sus caras. Sus alas se desplegaban
hacia arriba. Con dos alas se tocaban entre sí, mientras que con las otras dos
se cubrían el cuerpo. 12 Los cuatro seres avanzaban de frente. Iban adonde el
espíritu los impulsaba, y no se volvían al andar. 13 Estos seres vivientes
parecían carbones encendidos, o antorchas, que se movían de un lado a otro. El
fuego resplandecía, y de él se desprendían relámpagos. 14 Los seres vivientes
se desplazaban de un lado a otro con la rapidez de un rayo.
15 Miré a los seres
vivientes de cuatro caras, y vi que en el suelo, junto a cada uno de ellos,
había una rueda. 16 Las cuatro ruedas tenían el mismo aspecto, es decir,
brillaban como el topacio y tenían la misma forma. Su estructura era tal que cada
rueda parecía estar encajada dentro de la otra. 17 Las ruedas podían avanzar en
las cuatro direcciones sin tener que volverse. 18 Las cuatro ruedas tenían
grandes aros y estaban llenas de ojos por todas partes. 19 Cuando los seres
vivientes avanzaban, las ruedas a su lado hacían lo mismo y, cuando se
levantaban del suelo, también se levantaban las ruedas. 20 Los seres iban
adonde el espíritu los impulsaba, y las ruedas se elevaban juntamente con
ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. 21
Cuando los seres se movían, las ruedas también se movían; cuando se detenían,
las ruedas también se detenían; cuando se elevaban del suelo, las ruedas
también se elevaban. Las ruedas hacían lo mismo que ellos, porque el espíritu
de los seres vivientes estaba en las ruedas.
22 Sobre las cabezas
de los seres vivientes había una especie de bóveda, muy hermosa y reluciente
como el cristal. 23 Debajo de la bóveda las alas de estos seres se extendían y
se tocaban entre sí, y cada uno de ellos tenía otras dos alas con las que se
cubría el cuerpo. 24 Cuando los seres avanzaban, yo podía oír el ruido de sus
alas: era como el estruendo de muchas aguas, como la voz del Todopoderoso, como
el tumultuoso ruido de un campamento militar. Cuando se detenían, replegaban
sus alas. 25 Luego, mientras estaban parados con sus alas replegadas, se
produjo un estruendo por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas. 26
Por encima de esa bóveda había algo semejante a un trono de zafiro, y sobre lo
que parecía un trono había una figura de aspecto humano. 27 De lo que parecía
ser su cintura para arriba, vi algo que brillaba como el metal bruñido, rodeado
de fuego. De su cintura para abajo, vi algo semejante al fuego, y un resplandor
a su alrededor. 28 El resplandor era semejante al del arco iris cuando aparece
en las nubes en un día de lluvia. Tal era el aspecto de la gloria del Señor.
Ante esa visión, caí rostro en tierra y oí que una voz me hablaba.
Llamamiento de
Ezequiel
2 Esa voz me dijo:
«Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte».
2 Mientras me
hablaba, el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie, y pude oír al que
me hablaba. 3 Me dijo: «Hijo de hombre, te voy a enviar a los israelitas. Es
una nación rebelde que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus antepasados se
han rebelado contra mí hasta el día de hoy. 4 Te estoy enviando a un pueblo
obstinado y terco, al que deberás advertirle: “Así dice el Señor omnipotente”.
5 Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero al menos
sabrán que entre ellos hay un profeta. 6 Tú, hijo de hombre, no tengas miedo de
ellos ni de sus palabras, por más que estés en medio de cardos y espinas, y
vivas rodeado de escorpiones. No temas por lo que digan, ni te sientas
atemorizado, porque son un pueblo obstinado. 7 Tal vez te escuchen, tal vez no,
pues son un pueblo rebelde; pero tú les proclamarás mis palabras. 8 Tú, hijo de
hombre, atiende bien a lo que te voy a decir, y no seas rebelde como ellos.
Abre tu boca y come lo que te voy a dar».
9 Entonces miré, y vi
que una mano con un rollo escrito se extendía hacia mí. 10 La mano abrió ante
mis ojos el rollo, el cual estaba escrito por ambos lados, y contenía lamentos,
gemidos y amenazas.
3 Y me dijo: «Hijo de
hombre, cómete este rollo escrito, y luego ve a hablarles a los israelitas».
2 Yo abrí la boca y
él hizo que me comiera el rollo. 3 Luego me dijo: «Hijo de hombre, cómete el
rollo que te estoy dando hasta que te sacies». Y yo me lo comí, y era tan dulce
como la miel.
4 Otra vez me dijo:
«Hijo de hombre, ve a la nación de Israel y proclámale mis palabras. 5 No te
envío a un pueblo de lenguaje complicado y difícil de entender, sino a la
nación de Israel. 6 No te mando a naciones numerosas de lenguaje complicado y
difícil de entender, aunque si te hubiera mandado a ellas seguramente te
escucharían. 7 Pero el pueblo de Israel no va a escucharte porque no quiere
obedecerme. Todo el pueblo de Israel es terco y obstinado. 8 No obstante, yo te
haré tan terco y obstinado como ellos. 9 ¡Te haré inquebrantable como el
diamante, inconmovible como la roca! No les tengas miedo ni te asustes, por más
que sean un pueblo rebelde».
10 Luego me dijo:
«Hijo de hombre, escucha bien todo lo que voy a decirte, y atesóralo en tu
corazón. 11 Ahora ve adonde están exiliados tus compatriotas. Tal vez te
escuchen, tal vez no; pero tú adviérteles: “Así dice el Señor omnipotente”».
12 Entonces el
Espíritu de Dios[a] me levantó, y detrás de mí oí decir con el estruendo de un
terremoto: «¡Bendita sea la gloria del Señor, donde él habita!» 13 Oí el ruido
de las alas de los seres vivientes al rozarse unas con otras, y el de las
ruedas que estaban junto a ellas, y el ruido era estruendoso. 14 El Espíritu me
levantó y se apoderó de mí, y me fui amargado y enardecido, mientras la mano
del Señor me sujetaba con fuerza. 15 Así llegué a Tel Aviv, a orillas del río
Quebar, adonde estaban los israelitas exiliados, y totalmente abatido me quedé
con ellos durante siete días.
Footnotes:
3:12 Espíritu de
Dios. Lit. espíritu o viento; también en v. 24.
Nueva Versión Internacional
(NVI)
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Hebreos 3 Nueva Versión Internacional (NVI)
Jesús, superior a
Moisés
3 Por lo tanto,
hermanos, ustedes que han sido santificados y que tienen parte en el mismo
llamamiento celestial, consideren a Jesús, apóstol y sumo sacerdote de la fe
que profesamos. 2 Él fue fiel al que lo nombró, como lo fue también Moisés en
toda la casa de Dios. 3 De hecho, Jesús ha sido estimado digno de mayor honor
que Moisés, así como el constructor de una casa recibe mayor honor que la casa
misma. 4 Porque toda casa tiene su constructor, pero el constructor de todo es
Dios. 5 Moisés fue fiel como siervo en toda la casa de Dios, para dar
testimonio de lo que Dios diría en el futuro. 6 Cristo, en cambio, es fiel como
Hijo al frente de la casa de Dios. Y esa casa somos nosotros, con tal que
mantengamos[a] nuestra confianza y la esperanza que nos enorgullece.
Advertencia contra la
incredulidad
7 Por eso, como dice
el Espíritu Santo:
«Si ustedes oyen hoy
su voz,
8 no endurezcan el corazón
como sucedió en la
rebelión,
en aquel día de prueba en el desierto.
9 Allí sus
antepasados me tentaron y me pusieron a prueba,
a pesar de haber visto mis obras cuarenta
años.
10 Por eso me enojé
con aquella generación,
y dije: “Siempre se descarría su corazón,
y no han reconocido mis caminos”.
11 Así que, en mi
enojo, hice este juramento:
“Jamás entrarán en mi reposo”».[b]
12 Cuídense,
hermanos, de que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que
los haga apartarse del Dios vivo. 13 Más bien, mientras dure ese «hoy»,
anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el
engaño del pecado. 14 Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que
retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio. 15 Como se
acaba de decir:
«Si ustedes oyen hoy
su voz,
no endurezcan el corazón
como sucedió en la
rebelión».[c]
16 Ahora bien,
¿quiénes fueron los que oyeron y se rebelaron? ¿No fueron acaso todos los que
salieron de Egipto guiados por Moisés? 17 ¿Y con quiénes se enojó Dios durante
cuarenta años? ¿No fue acaso con los que pecaron, los cuales cayeron muertos en
el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró Dios que jamás entrarían en su reposo, sino a
los que desobedecieron?[d] 19 Como podemos ver, no pudieron entrar por causa de
su incredulidad.
Footnotes:
3:6 mantengamos. Var.
mantengamos firme hasta el fin.
3:11 Sal 95:7-11
3:15 Sal 95:7,8
3:18 los que
desobedecieron. Alt. los que no creyeron.
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Salmos 104:1-23 Nueva Versión Internacional (NVI)
104 ¡Alaba, alma mía,
al Señor!
Señor mi Dios, tú
eres grandioso;
te has revestido de gloria y majestad.
2 Te cubres[a] de luz
como con un manto;
extiendes los cielos como un velo.
3 Afirmas sobre las
aguas tus altos aposentos
y haces de las nubes tus carros de guerra.
¡Tú cabalgas en las alas del viento!
4 Haces de los
vientos tus mensajeros,[b]
y de las llamas de fuego tus servidores.
5 Tú pusiste la
tierra sobre sus cimientos,
y de allí jamás se moverá;
6 la revestiste con
el mar,
y las aguas se detuvieron sobre los montes.
7 Pero a tu
reprensión huyeron las aguas;
ante el estruendo de tu voz se dieron a la
fuga.
8 Ascendieron a los
montes,
descendieron a los valles,
al lugar que tú les asignaste.
9 Pusiste una
frontera que ellas no pueden cruzar;
¡jamás volverán a cubrir la tierra!
10 Tú haces que los
manantiales
viertan sus aguas en las cañadas,
y que fluyan entre las montañas.
11 De ellas beben
todas las bestias del campo;
allí los asnos monteses calman su sed.
12 Las aves del cielo
anidan junto a las aguas
y cantan entre el follaje.
13 Desde tus altos
aposentos riegas las montañas;
la tierra se sacia con el fruto de tu trabajo.
14 Haces que crezca
la hierba para el ganado,
y las plantas que la gente cultiva
para sacar de la tierra su alimento:
15 el vino que alegra
el corazón,
el aceite que hace brillar el rostro,
y el pan que sustenta la vida.
16 Los árboles del
Señor están bien regados,
los cedros del Líbano que él plantó.
17 Allí las aves
hacen sus nidos;
en los cipreses tienen su hogar las
cigüeñas.
18 En las altas
montañas están las cabras monteses,
y en los escarpados peñascos tienen su
madriguera los tejones.
19 Tú hiciste[c] la
luna, que marca las estaciones,
y el sol, que sabe cuándo ocultarse.
20 Tú traes la
oscuridad, y cae la noche,
y en sus sombras se arrastran los animales
del bosque.
21 Los leones rugen,
reclamando su presa,
exigiendo que Dios les dé su alimento.
22 Pero al salir el
sol se escabullen,
y vuelven a echarse en sus guaridas.
23 Sale entonces la
gente a cumplir sus tareas,
a hacer su trabajo hasta el anochecer.
Footnotes:
104:2 Te cubres. Lit.
Él se cubre.
104:4 mensajeros. Alt. ángeles.
104:19 Tú hiciste.
Lit. Él hace.
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Proverbios 26:24-26 Nueva Versión Internacional (NVI)
24 El que odia se
esconde tras sus palabras,
pero en lo íntimo alberga perfidia.
25 No le creas,
aunque te hable con dulzura,
porque su corazón rebosa de
abominaciones.[a]
26 Tal vez disimule
con engaños su odio,
pero en la asamblea se descubrirá su
maldad.
Footnotes:
26:25 porque su
corazón … abominaciones. Lit. porque siete abominaciones hay en su corazón.
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