Tuesday, October 31, 2017

DAB Español, Miércoles 1 de Noviembre

Día 305, DAB Español, Miércoles 1 de Noviembre

Ezequiel 1:1-3:15; Hebreos 3:1-19; Salmos 104:1-23; Proverbios 26:24-26 (Nueva Versión Internacional)





Ezequiel 1:1-3:15 Nueva Versión Internacional (NVI)

1 En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios. 2 Habían pasado cinco años y cinco meses desde que el rey Joaquín fue deportado.

3 (En este tiempo, mientras Ezequiel hijo de Buzí estaba a orillas del río Quebar, en la tierra de los caldeos, el Señor le dirigió la palabra, y su mano se posó sobre él).

4 De pronto me fijé y vi que del norte venían un viento huracanado y una nube inmensa rodeada de un fuego fulgurante y de un gran resplandor. En medio del fuego se veía algo semejante a un metal refulgente. 5 También en medio del fuego vi algo parecido a cuatro seres vivientes, 6 cada uno de los cuales tenía cuatro caras y cuatro alas. 7 Sus piernas eran rectas, y sus pies parecían pezuñas de becerro y brillaban como el bronce bruñido. 8 En sus cuatro costados, debajo de las alas, tenían manos humanas. Estos cuatro seres tenían caras y alas, 9 y las alas se tocaban entre sí. Cuando avanzaban no se volvían, sino que cada uno caminaba de frente. 10 Sus rostros tenían el siguiente aspecto: de frente, los cuatro tenían rostro humano; a la derecha tenían cara de león; a la izquierda, de toro; y por detrás, de águila. 11 Tales eran sus caras. Sus alas se desplegaban hacia arriba. Con dos alas se tocaban entre sí, mientras que con las otras dos se cubrían el cuerpo. 12 Los cuatro seres avanzaban de frente. Iban adonde el espíritu los impulsaba, y no se volvían al andar. 13 Estos seres vivientes parecían carbones encendidos, o antorchas, que se movían de un lado a otro. El fuego resplandecía, y de él se desprendían relámpagos. 14 Los seres vivientes se desplazaban de un lado a otro con la rapidez de un rayo.

15 Miré a los seres vivientes de cuatro caras, y vi que en el suelo, junto a cada uno de ellos, había una rueda. 16 Las cuatro ruedas tenían el mismo aspecto, es decir, brillaban como el topacio y tenían la misma forma. Su estructura era tal que cada rueda parecía estar encajada dentro de la otra. 17 Las ruedas podían avanzar en las cuatro direcciones sin tener que volverse. 18 Las cuatro ruedas tenían grandes aros y estaban llenas de ojos por todas partes. 19 Cuando los seres vivientes avanzaban, las ruedas a su lado hacían lo mismo y, cuando se levantaban del suelo, también se levantaban las ruedas. 20 Los seres iban adonde el espíritu los impulsaba, y las ruedas se elevaban juntamente con ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. 21 Cuando los seres se movían, las ruedas también se movían; cuando se detenían, las ruedas también se detenían; cuando se elevaban del suelo, las ruedas también se elevaban. Las ruedas hacían lo mismo que ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.

22 Sobre las cabezas de los seres vivientes había una especie de bóveda, muy hermosa y reluciente como el cristal. 23 Debajo de la bóveda las alas de estos seres se extendían y se tocaban entre sí, y cada uno de ellos tenía otras dos alas con las que se cubría el cuerpo. 24 Cuando los seres avanzaban, yo podía oír el ruido de sus alas: era como el estruendo de muchas aguas, como la voz del Todopoderoso, como el tumultuoso ruido de un campamento militar. Cuando se detenían, replegaban sus alas. 25 Luego, mientras estaban parados con sus alas replegadas, se produjo un estruendo por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas. 26 Por encima de esa bóveda había algo semejante a un trono de zafiro, y sobre lo que parecía un trono había una figura de aspecto humano. 27 De lo que parecía ser su cintura para arriba, vi algo que brillaba como el metal bruñido, rodeado de fuego. De su cintura para abajo, vi algo semejante al fuego, y un resplandor a su alrededor. 28 El resplandor era semejante al del arco iris cuando aparece en las nubes en un día de lluvia. Tal era el aspecto de la gloria del Señor. Ante esa visión, caí rostro en tierra y oí que una voz me hablaba.

Llamamiento de Ezequiel
2 Esa voz me dijo: «Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte».

2 Mientras me hablaba, el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie, y pude oír al que me hablaba. 3 Me dijo: «Hijo de hombre, te voy a enviar a los israelitas. Es una nación rebelde que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus antepasados se han rebelado contra mí hasta el día de hoy. 4 Te estoy enviando a un pueblo obstinado y terco, al que deberás advertirle: “Así dice el Señor omnipotente”. 5 Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero al menos sabrán que entre ellos hay un profeta. 6 Tú, hijo de hombre, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras, por más que estés en medio de cardos y espinas, y vivas rodeado de escorpiones. No temas por lo que digan, ni te sientas atemorizado, porque son un pueblo obstinado. 7 Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero tú les proclamarás mis palabras. 8 Tú, hijo de hombre, atiende bien a lo que te voy a decir, y no seas rebelde como ellos. Abre tu boca y come lo que te voy a dar».

9 Entonces miré, y vi que una mano con un rollo escrito se extendía hacia mí. 10 La mano abrió ante mis ojos el rollo, el cual estaba escrito por ambos lados, y contenía lamentos, gemidos y amenazas.

3 Y me dijo: «Hijo de hombre, cómete este rollo escrito, y luego ve a hablarles a los israelitas».

2 Yo abrí la boca y él hizo que me comiera el rollo. 3 Luego me dijo: «Hijo de hombre, cómete el rollo que te estoy dando hasta que te sacies». Y yo me lo comí, y era tan dulce como la miel.

4 Otra vez me dijo: «Hijo de hombre, ve a la nación de Israel y proclámale mis palabras. 5 No te envío a un pueblo de lenguaje complicado y difícil de entender, sino a la nación de Israel. 6 No te mando a naciones numerosas de lenguaje complicado y difícil de entender, aunque si te hubiera mandado a ellas seguramente te escucharían. 7 Pero el pueblo de Israel no va a escucharte porque no quiere obedecerme. Todo el pueblo de Israel es terco y obstinado. 8 No obstante, yo te haré tan terco y obstinado como ellos. 9 ¡Te haré inquebrantable como el diamante, inconmovible como la roca! No les tengas miedo ni te asustes, por más que sean un pueblo rebelde».

10 Luego me dijo: «Hijo de hombre, escucha bien todo lo que voy a decirte, y atesóralo en tu corazón. 11 Ahora ve adonde están exiliados tus compatriotas. Tal vez te escuchen, tal vez no; pero tú adviérteles: “Así dice el Señor omnipotente”».

12 Entonces el Espíritu de Dios[a] me levantó, y detrás de mí oí decir con el estruendo de un terremoto: «¡Bendita sea la gloria del Señor, donde él habita!» 13 Oí el ruido de las alas de los seres vivientes al rozarse unas con otras, y el de las ruedas que estaban junto a ellas, y el ruido era estruendoso. 14 El Espíritu me levantó y se apoderó de mí, y me fui amargado y enardecido, mientras la mano del Señor me sujetaba con fuerza. 15 Así llegué a Tel Aviv, a orillas del río Quebar, adonde estaban los israelitas exiliados, y totalmente abatido me quedé con ellos durante siete días.

Footnotes:

3:12 Espíritu de Dios. Lit. espíritu o viento; también en v. 24.
Nueva Versión Internacional (NVI)
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Hebreos 3 Nueva Versión Internacional (NVI)

Jesús, superior a Moisés
3 Por lo tanto, hermanos, ustedes que han sido santificados y que tienen parte en el mismo llamamiento celestial, consideren a Jesús, apóstol y sumo sacerdote de la fe que profesamos. 2 Él fue fiel al que lo nombró, como lo fue también Moisés en toda la casa de Dios. 3 De hecho, Jesús ha sido estimado digno de mayor honor que Moisés, así como el constructor de una casa recibe mayor honor que la casa misma. 4 Porque toda casa tiene su constructor, pero el constructor de todo es Dios. 5 Moisés fue fiel como siervo en toda la casa de Dios, para dar testimonio de lo que Dios diría en el futuro. 6 Cristo, en cambio, es fiel como Hijo al frente de la casa de Dios. Y esa casa somos nosotros, con tal que mantengamos[a] nuestra confianza y la esperanza que nos enorgullece.

Advertencia contra la incredulidad
7 Por eso, como dice el Espíritu Santo:

«Si ustedes oyen hoy su voz,
8     no endurezcan el corazón
como sucedió en la rebelión,
    en aquel día de prueba en el desierto.
9 Allí sus antepasados me tentaron y me pusieron a prueba,
    a pesar de haber visto mis obras cuarenta años.
10 Por eso me enojé con aquella generación,
    y dije: “Siempre se descarría su corazón,
    y no han reconocido mis caminos”.
11 Así que, en mi enojo, hice este juramento:
    “Jamás entrarán en mi reposo”».[b]
12 Cuídense, hermanos, de que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del Dios vivo. 13 Más bien, mientras dure ese «hoy», anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado. 14 Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio. 15 Como se acaba de decir:

«Si ustedes oyen hoy su voz,
    no endurezcan el corazón
como sucedió en la rebelión».[c]
16 Ahora bien, ¿quiénes fueron los que oyeron y se rebelaron? ¿No fueron acaso todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés? 17 ¿Y con quiénes se enojó Dios durante cuarenta años? ¿No fue acaso con los que pecaron, los cuales cayeron muertos en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró Dios que jamás entrarían en su reposo, sino a los que desobedecieron?[d] 19 Como podemos ver, no pudieron entrar por causa de su incredulidad.

Footnotes:

3:6 mantengamos. Var. mantengamos firme hasta el fin.
3:11 Sal 95:7-11
3:15 Sal 95:7,8
3:18 los que desobedecieron. Alt. los que no creyeron.
Nueva Versión Internacional (NVI)
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Salmos 104:1-23 Nueva Versión Internacional (NVI)

104 ¡Alaba, alma mía, al Señor!
Señor mi Dios, tú eres grandioso;
    te has revestido de gloria y majestad.
2 Te cubres[a] de luz como con un manto;
    extiendes los cielos como un velo.
3 Afirmas sobre las aguas tus altos aposentos
    y haces de las nubes tus carros de guerra.
    ¡Tú cabalgas en las alas del viento!
4 Haces de los vientos tus mensajeros,[b]
    y de las llamas de fuego tus servidores.
5 Tú pusiste la tierra sobre sus cimientos,
    y de allí jamás se moverá;
6 la revestiste con el mar,
    y las aguas se detuvieron sobre los montes.
7 Pero a tu reprensión huyeron las aguas;
    ante el estruendo de tu voz se dieron a la fuga.
8 Ascendieron a los montes,
    descendieron a los valles,
    al lugar que tú les asignaste.
9 Pusiste una frontera que ellas no pueden cruzar;
    ¡jamás volverán a cubrir la tierra!
10 Tú haces que los manantiales
    viertan sus aguas en las cañadas,
    y que fluyan entre las montañas.
11 De ellas beben todas las bestias del campo;
    allí los asnos monteses calman su sed.
12 Las aves del cielo anidan junto a las aguas
    y cantan entre el follaje.
13 Desde tus altos aposentos riegas las montañas;
    la tierra se sacia con el fruto de tu trabajo.
14 Haces que crezca la hierba para el ganado,
    y las plantas que la gente cultiva
    para sacar de la tierra su alimento:
15 el vino que alegra el corazón,
    el aceite que hace brillar el rostro,
    y el pan que sustenta la vida.
16 Los árboles del Señor están bien regados,
    los cedros del Líbano que él plantó.
17 Allí las aves hacen sus nidos;
    en los cipreses tienen su hogar las cigüeñas.
18 En las altas montañas están las cabras monteses,
    y en los escarpados peñascos tienen su madriguera los tejones.
19 Tú hiciste[c] la luna, que marca las estaciones,
    y el sol, que sabe cuándo ocultarse.
20 Tú traes la oscuridad, y cae la noche,
    y en sus sombras se arrastran los animales del bosque.
21 Los leones rugen, reclamando su presa,
    exigiendo que Dios les dé su alimento.
22 Pero al salir el sol se escabullen,
    y vuelven a echarse en sus guaridas.
23 Sale entonces la gente a cumplir sus tareas,
    a hacer su trabajo hasta el anochecer.
Footnotes:

104:2 Te cubres. Lit. Él se cubre.
104:4 mensajeros. Alt. ángeles.
104:19 Tú hiciste. Lit. Él hace.
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Proverbios 26:24-26 Nueva Versión Internacional (NVI)

24 El que odia se esconde tras sus palabras,
    pero en lo íntimo alberga perfidia.
25 No le creas, aunque te hable con dulzura,
    porque su corazón rebosa de abominaciones.[a]
26 Tal vez disimule con engaños su odio,
    pero en la asamblea se descubrirá su maldad.
Footnotes:

26:25 porque su corazón … abominaciones. Lit. porque siete abominaciones hay en su corazón.
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Monday, October 30, 2017

DAB Español, Martes 31 de Octubre

Día 304, DAB Español, Martes 31 de Octubre

Lamentaciones 4:1-5:22; Hebreos 2:1-18; Salmos 103:1-22; Proverbios 26:23 (Nueva Versión Internacional)





Lamentaciones 4-5 Nueva Versión Internacional (NVI)

Álef

[a]4 ¡El oro ha perdido su lustre!
    ¡Se ha empañado el oro fino!
¡Regadas por las esquinas de las calles
    se han quedado las joyas sagradas!
Bet

2 A los apuestos habitantes de Sión,
    que antaño valían su peso en oro,
hoy se les ve como vasijas de barro,
    ¡como la obra de un alfarero!
Guímel

3 Hasta los chacales ofrecen el pecho
    y dan leche a sus cachorros,
pero Jerusalén[b] ya no tiene sentimientos;
    ¡es como los avestruces del desierto!
Dálet

4 Tanta es la sed que tienen los niños
    que la lengua se les pega al paladar.
Piden pan los pequeñuelos,
    pero nadie se lo da.
He

5 Quienes antes comían los más ricos manjares
    hoy desfallecen de hambre por las calles.
Quienes antes se vestían de fina púrpura
    hoy se revuelcan en la inmundicia.
Vav

6 Más grande que los pecados de Sodoma
    es la iniquidad de Jerusalén;
¡fue derribada en un instante,
    y nadie le tendió la mano!
Zayin

7 Más radiantes que la nieve eran sus príncipes,
    y más blancos que la leche;
más rosado que el coral era su cuerpo;
    su apariencia era la del zafiro.
Jet

8 Pero ahora se ven más sucios que el hollín;
    en la calle nadie los reconoce.
Su piel, reseca como la leña,
    se les pega a los huesos.
Tet

9 ¡Dichosos los que mueren por la espada,
    más que los que mueren de hambre!
Torturados por el hambre desfallecen,
    pues no cuentan con los frutos del campo.
Yod

10 Con sus manos, mujeres compasivas
    cocinaron a sus propios hijos,
y esos niños fueron su alimento
    cuando Jerusalén fue destruida.
Caf

11 El Señor dio rienda suelta a su enojo;
    dejó correr el ardor de su ira.
Le prendió fuego a Sión
    y la consumió hasta sus cimientos.
Lámed

12 No creían los reyes de la tierra,
    ni tampoco los habitantes del mundo,
que los enemigos y adversarios de Jerusalén
    cruzarían alguna vez sus puertas.
Mem

13 Pero sucedió
    por los pecados de sus profetas,
    por las iniquidades de sus sacerdotes,
¡por derramar sangre inocente
    en las calles de la ciudad!
Nun

14 Con las manos manchadas de sangre,
    andan por las calles como ciegos.
No hay nadie que se atreva
    a tocar siquiera sus vestidos.
Sámej

15 «¡Largo de aquí, impuros!», les grita la gente.
    «¡Fuera! ¡Fuera! ¡No nos toquen!»
Entre las naciones paganas les dicen:
    «Son unos vagabundos, que andan huyendo.
    No pueden quedarse aquí más tiempo».
Pe

16 El Señor mismo los ha dispersado;
    ya no se preocupa por ellos.
Ya no hay respeto para los sacerdotes
    ni compasión para los ancianos.
Ayin

17 Para colmo, desfallecen nuestros ojos
    esperando en vano que alguien nos ayude.
Desde nuestras torres estamos en espera
    de una nación que no puede salvarnos.
Tsade

18 A cada paso nos acechan;
    no podemos ya andar por las calles.
Nuestro fin se acerca, nos ha llegado la hora;
    ¡nuestros días están contados!
Qof

19 Nuestros perseguidores resultaron
    más veloces que las águilas del cielo;
nos persiguieron por las montañas,
    nos acecharon en el desierto.
Resh

20 También cayó en sus redes el ungido del Señor,
    que era nuestra razón de vivir.
Era él de quien decíamos:
    ¡Viviremos bajo su sombra entre las naciones!
Shin

21 ¡Regocíjate y alégrate, capital de Edom,
    que vives como reina en la tierra de Uz!
¡Pero ya tendrás que beber de esta copa,
    y quedarás embriagada y desnuda!
Tav

22 Tu castigo se ha cumplido, bella Sión;
    Dios no volverá a desterrarte.
Pero a ti, capital de Edom, te castigará por tu maldad
    y pondrá al descubierto tus pecados.
5 Recuerda, Señor, lo que nos ha sucedido;
    toma en cuenta nuestro oprobio.
2 Nuestra heredad ha caído en manos extrañas;
    nuestro hogar, en manos de extranjeros.
3 No tenemos padre, hemos quedado huérfanos;
    viudas han quedado nuestras madres.
4 El agua que bebemos, tenemos que pagarla;
    la leña, tenemos que comprarla.
5 Los que nos persiguen nos pisan los talones;[c]
    estamos fatigados y no hallamos descanso.
6 Entramos en tratos[d] con Egipto y con Asiria
    para conseguir alimentos.
7 Nuestros padres pecaron y murieron,
    pero a nosotros nos tocó el castigo.
8 Ahora nos gobiernan los esclavos,
    y no hay quien nos libre de sus manos.
9 Exponiéndonos a los peligros[e] del desierto,
    nos jugamos la vida para obtener alimentos.
10 La piel nos arde como un horno;
    ¡de hambre nos da fiebre!
11 En Sión y en los pueblos de Judá
    fueron violadas casadas y solteras.
12 A nuestros jefes los colgaron de las manos,
    y ni siquiera respetaron a nuestros ancianos.
13 A nuestros mejores jóvenes los pusieron a moler;
    los niños tropezaban bajo el peso de la leña.
14 Ya no se sientan los ancianos
    a las puertas de la ciudad;
    no se escucha ya la música de los jóvenes.
15 En nuestro corazón ya no hay gozo;
    la alegría de nuestras danzas se convirtió en tristeza.
16 Nuestra cabeza se ha quedado sin corona.
    ¡Ay de nosotros; hemos pecado!
17 Desfallece nuestro corazón;
    se apagan nuestros ojos,
18 porque el monte Sión se halla desolado,
    y sobre él rondan los chacales.
19 Pero tú, Señor, reinas por siempre;
    tu trono permanece eternamente.
20 ¿Por qué siempre nos olvidas?
    ¿Por qué nos abandonas tanto tiempo?
21 Permítenos volver a ti, Señor, y volveremos;
    devuélvenos la gloria de antaño.[f]
22 La verdad es que nos has rechazado
    y te has excedido en tu enojo contra nosotros.
Footnotes:

+ Este capítulo es un poema acróstico, que sigue el orden del alfabeto hebreo.
4:3 Jerusalén. Lit. la hija de mi pueblo; también en vv. 6 y 10.
5:5 Los que … los talones. Lit. Sobre nuestro cuello nos persiguen.
5:6 Entramos en tratos. Lit. Dimos la mano.
5:9 Exponiéndonos a los peligros. Lit. Por causa de la espada.
5:21 devuélvenos … antaño. Lit. renueva nuestros días como antes.
Nueva Versión Internacional (NVI)
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Hebreos 2 Nueva Versión Internacional (NVI)

Advertencia a prestar atención
2 Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo. 2 Porque, si el mensaje anunciado por los ángeles tuvo validez, y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la oyeron nos la confirmaron. 4 A la vez, Dios ratificó su testimonio acerca de ella con señales, prodigios, diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad.

Jesús, hecho igual a sus hermanos
5 Dios no puso bajo el dominio de los ángeles el mundo venidero del que estamos hablando. 6 Como alguien ha atestiguado en algún lugar:

«¿Qué es el hombre, para que en él pienses?
    ¿Qué es el ser humano,[a] para que lo tomes en cuenta?
7 Lo hiciste un poco[b] menor que los ángeles,
    y lo coronaste de gloria y de honra;
8     ¡todo lo sometiste a su dominio!»[c]
Si Dios puso bajo él todas las cosas, entonces no hay nada que no le esté sujeto. Ahora bien, es cierto que todavía no vemos que todo le esté sujeto. 9 Sin embargo, vemos a Jesús, que fue hecho un poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos.

10 En efecto, a fin de llevar a muchos hijos a la gloria, convenía que Dios, para quien y por medio de quien todo existe, perfeccionara mediante el sufrimiento al autor de la salvación de ellos. 11 Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos, 12 cuando dice:

«Proclamaré tu nombre a mis hermanos;
    en medio de la congregación te alabaré».[d]
13 En otra parte dice:

«Yo confiaré en él».[e]
Y añade:

«Aquí me tienen, con los hijos que Dios me ha dado».[f]
14 Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso,[g] él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, 15 y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida. 16 Pues, ciertamente, no vino en auxilio de los ángeles, sino de los descendientes de Abraham. 17 Por eso era preciso que en todo se asemejara a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, a fin de expiar[h] los pecados del pueblo. 18 Por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer a los que son tentados.

Footnotes:

2:6 el ser humano. Lit. o hijo de hombre.
2:7 un poco. Alt. por un poco de tiempo; también en v. 9.
2:8 Sal 8:4-6
2:12 Sal 22:22
2:13 Is 8:17
2:13 Is 8:18
2:14 carne y hueso. Lit. sangre y carne.
2:17 expiar. Lit. hacer propiciación por.
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Salmos 103 Nueva Versión Internacional (NVI)

Salmo de David.

103 Alaba, alma mía, al Señor;
    alabe todo mi ser su santo nombre.
2 Alaba, alma mía, al Señor,
    y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 Él perdona todos tus pecados
    y sana todas tus dolencias;
4 él rescata tu vida del sepulcro
    y te cubre de amor y compasión;
5 él colma de bienes tu vida[a]
    y te rejuvenece como a las águilas.
6 El Señor hace justicia
    y defiende a todos los oprimidos.
7 Dio a conocer sus caminos a Moisés;
    reveló sus obras al pueblo de Israel.
8 El Señor es clemente y compasivo,
    lento para la ira y grande en amor.
9 No sostiene para siempre su querella
    ni guarda rencor eternamente.
10 No nos trata conforme a nuestros pecados
    ni nos paga según nuestras maldades.
11 Tan grande es su amor por los que le temen
    como alto es el cielo sobre la tierra.
12 Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones
    como lejos del oriente está el occidente.
13 Tan compasivo es el Señor con los que le temen
    como lo es un padre con sus hijos.
14 Él conoce nuestra condición;
    sabe que somos de barro.
15 El hombre es como la hierba,
    sus días florecen como la flor del campo:
16 sacudida por el viento,
    desaparece sin dejar rastro alguno.
17 Pero el amor del Señor es eterno
    y siempre está con los que le temen;
su justicia está con los hijos de sus hijos,
18     con los que cumplen su pacto
y se acuerdan de sus preceptos
    para ponerlos por obra.
19 El Señor ha establecido su trono en el cielo;
    su reinado domina sobre todos.
20 Alaben al Señor, ustedes sus ángeles,
    paladines que ejecutan su palabra
    y obedecen su mandato.
21 Alaben al Señor, todos sus ejércitos,
    siervos suyos que cumplen su voluntad.
22 Alaben al Señor, todas sus obras
    en todos los ámbitos de su dominio.
¡Alaba, alma mía, al Señor!
Footnotes:

103:5 vida. Palabra de difícil traducción.
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Proverbios 26:23 Nueva Versión Internacional (NVI)

23 Como baño de plata[a] sobre vasija de barro
    son los labios zalameros de un corazón malvado.
Footnotes:

26:23 como baño de plata. Lit. como plata de escoria.
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DAB Español, Domingo 28 de Abril

Día 119, DAB Español, Domingo 28 de Abril Jueces 8:17-9:21; Lucas 23:44-24:12; Salmos 99; Proverbios 14:9-10 (Traducción en lenguaje actual ...