Monday, October 30, 2017

DAB Español, Martes 31 de Octubre

Día 304, DAB Español, Martes 31 de Octubre

Lamentaciones 4:1-5:22; Hebreos 2:1-18; Salmos 103:1-22; Proverbios 26:23 (Nueva Versión Internacional)





Lamentaciones 4-5 Nueva Versión Internacional (NVI)

Álef

[a]4 ¡El oro ha perdido su lustre!
    ¡Se ha empañado el oro fino!
¡Regadas por las esquinas de las calles
    se han quedado las joyas sagradas!
Bet

2 A los apuestos habitantes de Sión,
    que antaño valían su peso en oro,
hoy se les ve como vasijas de barro,
    ¡como la obra de un alfarero!
Guímel

3 Hasta los chacales ofrecen el pecho
    y dan leche a sus cachorros,
pero Jerusalén[b] ya no tiene sentimientos;
    ¡es como los avestruces del desierto!
Dálet

4 Tanta es la sed que tienen los niños
    que la lengua se les pega al paladar.
Piden pan los pequeñuelos,
    pero nadie se lo da.
He

5 Quienes antes comían los más ricos manjares
    hoy desfallecen de hambre por las calles.
Quienes antes se vestían de fina púrpura
    hoy se revuelcan en la inmundicia.
Vav

6 Más grande que los pecados de Sodoma
    es la iniquidad de Jerusalén;
¡fue derribada en un instante,
    y nadie le tendió la mano!
Zayin

7 Más radiantes que la nieve eran sus príncipes,
    y más blancos que la leche;
más rosado que el coral era su cuerpo;
    su apariencia era la del zafiro.
Jet

8 Pero ahora se ven más sucios que el hollín;
    en la calle nadie los reconoce.
Su piel, reseca como la leña,
    se les pega a los huesos.
Tet

9 ¡Dichosos los que mueren por la espada,
    más que los que mueren de hambre!
Torturados por el hambre desfallecen,
    pues no cuentan con los frutos del campo.
Yod

10 Con sus manos, mujeres compasivas
    cocinaron a sus propios hijos,
y esos niños fueron su alimento
    cuando Jerusalén fue destruida.
Caf

11 El Señor dio rienda suelta a su enojo;
    dejó correr el ardor de su ira.
Le prendió fuego a Sión
    y la consumió hasta sus cimientos.
Lámed

12 No creían los reyes de la tierra,
    ni tampoco los habitantes del mundo,
que los enemigos y adversarios de Jerusalén
    cruzarían alguna vez sus puertas.
Mem

13 Pero sucedió
    por los pecados de sus profetas,
    por las iniquidades de sus sacerdotes,
¡por derramar sangre inocente
    en las calles de la ciudad!
Nun

14 Con las manos manchadas de sangre,
    andan por las calles como ciegos.
No hay nadie que se atreva
    a tocar siquiera sus vestidos.
Sámej

15 «¡Largo de aquí, impuros!», les grita la gente.
    «¡Fuera! ¡Fuera! ¡No nos toquen!»
Entre las naciones paganas les dicen:
    «Son unos vagabundos, que andan huyendo.
    No pueden quedarse aquí más tiempo».
Pe

16 El Señor mismo los ha dispersado;
    ya no se preocupa por ellos.
Ya no hay respeto para los sacerdotes
    ni compasión para los ancianos.
Ayin

17 Para colmo, desfallecen nuestros ojos
    esperando en vano que alguien nos ayude.
Desde nuestras torres estamos en espera
    de una nación que no puede salvarnos.
Tsade

18 A cada paso nos acechan;
    no podemos ya andar por las calles.
Nuestro fin se acerca, nos ha llegado la hora;
    ¡nuestros días están contados!
Qof

19 Nuestros perseguidores resultaron
    más veloces que las águilas del cielo;
nos persiguieron por las montañas,
    nos acecharon en el desierto.
Resh

20 También cayó en sus redes el ungido del Señor,
    que era nuestra razón de vivir.
Era él de quien decíamos:
    ¡Viviremos bajo su sombra entre las naciones!
Shin

21 ¡Regocíjate y alégrate, capital de Edom,
    que vives como reina en la tierra de Uz!
¡Pero ya tendrás que beber de esta copa,
    y quedarás embriagada y desnuda!
Tav

22 Tu castigo se ha cumplido, bella Sión;
    Dios no volverá a desterrarte.
Pero a ti, capital de Edom, te castigará por tu maldad
    y pondrá al descubierto tus pecados.
5 Recuerda, Señor, lo que nos ha sucedido;
    toma en cuenta nuestro oprobio.
2 Nuestra heredad ha caído en manos extrañas;
    nuestro hogar, en manos de extranjeros.
3 No tenemos padre, hemos quedado huérfanos;
    viudas han quedado nuestras madres.
4 El agua que bebemos, tenemos que pagarla;
    la leña, tenemos que comprarla.
5 Los que nos persiguen nos pisan los talones;[c]
    estamos fatigados y no hallamos descanso.
6 Entramos en tratos[d] con Egipto y con Asiria
    para conseguir alimentos.
7 Nuestros padres pecaron y murieron,
    pero a nosotros nos tocó el castigo.
8 Ahora nos gobiernan los esclavos,
    y no hay quien nos libre de sus manos.
9 Exponiéndonos a los peligros[e] del desierto,
    nos jugamos la vida para obtener alimentos.
10 La piel nos arde como un horno;
    ¡de hambre nos da fiebre!
11 En Sión y en los pueblos de Judá
    fueron violadas casadas y solteras.
12 A nuestros jefes los colgaron de las manos,
    y ni siquiera respetaron a nuestros ancianos.
13 A nuestros mejores jóvenes los pusieron a moler;
    los niños tropezaban bajo el peso de la leña.
14 Ya no se sientan los ancianos
    a las puertas de la ciudad;
    no se escucha ya la música de los jóvenes.
15 En nuestro corazón ya no hay gozo;
    la alegría de nuestras danzas se convirtió en tristeza.
16 Nuestra cabeza se ha quedado sin corona.
    ¡Ay de nosotros; hemos pecado!
17 Desfallece nuestro corazón;
    se apagan nuestros ojos,
18 porque el monte Sión se halla desolado,
    y sobre él rondan los chacales.
19 Pero tú, Señor, reinas por siempre;
    tu trono permanece eternamente.
20 ¿Por qué siempre nos olvidas?
    ¿Por qué nos abandonas tanto tiempo?
21 Permítenos volver a ti, Señor, y volveremos;
    devuélvenos la gloria de antaño.[f]
22 La verdad es que nos has rechazado
    y te has excedido en tu enojo contra nosotros.
Footnotes:

+ Este capítulo es un poema acróstico, que sigue el orden del alfabeto hebreo.
4:3 Jerusalén. Lit. la hija de mi pueblo; también en vv. 6 y 10.
5:5 Los que … los talones. Lit. Sobre nuestro cuello nos persiguen.
5:6 Entramos en tratos. Lit. Dimos la mano.
5:9 Exponiéndonos a los peligros. Lit. Por causa de la espada.
5:21 devuélvenos … antaño. Lit. renueva nuestros días como antes.
Nueva Versión Internacional (NVI)
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Hebreos 2 Nueva Versión Internacional (NVI)

Advertencia a prestar atención
2 Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo. 2 Porque, si el mensaje anunciado por los ángeles tuvo validez, y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor, y los que la oyeron nos la confirmaron. 4 A la vez, Dios ratificó su testimonio acerca de ella con señales, prodigios, diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad.

Jesús, hecho igual a sus hermanos
5 Dios no puso bajo el dominio de los ángeles el mundo venidero del que estamos hablando. 6 Como alguien ha atestiguado en algún lugar:

«¿Qué es el hombre, para que en él pienses?
    ¿Qué es el ser humano,[a] para que lo tomes en cuenta?
7 Lo hiciste un poco[b] menor que los ángeles,
    y lo coronaste de gloria y de honra;
8     ¡todo lo sometiste a su dominio!»[c]
Si Dios puso bajo él todas las cosas, entonces no hay nada que no le esté sujeto. Ahora bien, es cierto que todavía no vemos que todo le esté sujeto. 9 Sin embargo, vemos a Jesús, que fue hecho un poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos.

10 En efecto, a fin de llevar a muchos hijos a la gloria, convenía que Dios, para quien y por medio de quien todo existe, perfeccionara mediante el sufrimiento al autor de la salvación de ellos. 11 Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos, 12 cuando dice:

«Proclamaré tu nombre a mis hermanos;
    en medio de la congregación te alabaré».[d]
13 En otra parte dice:

«Yo confiaré en él».[e]
Y añade:

«Aquí me tienen, con los hijos que Dios me ha dado».[f]
14 Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso,[g] él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, 15 y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida. 16 Pues, ciertamente, no vino en auxilio de los ángeles, sino de los descendientes de Abraham. 17 Por eso era preciso que en todo se asemejara a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, a fin de expiar[h] los pecados del pueblo. 18 Por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer a los que son tentados.

Footnotes:

2:6 el ser humano. Lit. o hijo de hombre.
2:7 un poco. Alt. por un poco de tiempo; también en v. 9.
2:8 Sal 8:4-6
2:12 Sal 22:22
2:13 Is 8:17
2:13 Is 8:18
2:14 carne y hueso. Lit. sangre y carne.
2:17 expiar. Lit. hacer propiciación por.
Nueva Versión Internacional (NVI)
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Salmos 103 Nueva Versión Internacional (NVI)

Salmo de David.

103 Alaba, alma mía, al Señor;
    alabe todo mi ser su santo nombre.
2 Alaba, alma mía, al Señor,
    y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 Él perdona todos tus pecados
    y sana todas tus dolencias;
4 él rescata tu vida del sepulcro
    y te cubre de amor y compasión;
5 él colma de bienes tu vida[a]
    y te rejuvenece como a las águilas.
6 El Señor hace justicia
    y defiende a todos los oprimidos.
7 Dio a conocer sus caminos a Moisés;
    reveló sus obras al pueblo de Israel.
8 El Señor es clemente y compasivo,
    lento para la ira y grande en amor.
9 No sostiene para siempre su querella
    ni guarda rencor eternamente.
10 No nos trata conforme a nuestros pecados
    ni nos paga según nuestras maldades.
11 Tan grande es su amor por los que le temen
    como alto es el cielo sobre la tierra.
12 Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones
    como lejos del oriente está el occidente.
13 Tan compasivo es el Señor con los que le temen
    como lo es un padre con sus hijos.
14 Él conoce nuestra condición;
    sabe que somos de barro.
15 El hombre es como la hierba,
    sus días florecen como la flor del campo:
16 sacudida por el viento,
    desaparece sin dejar rastro alguno.
17 Pero el amor del Señor es eterno
    y siempre está con los que le temen;
su justicia está con los hijos de sus hijos,
18     con los que cumplen su pacto
y se acuerdan de sus preceptos
    para ponerlos por obra.
19 El Señor ha establecido su trono en el cielo;
    su reinado domina sobre todos.
20 Alaben al Señor, ustedes sus ángeles,
    paladines que ejecutan su palabra
    y obedecen su mandato.
21 Alaben al Señor, todos sus ejércitos,
    siervos suyos que cumplen su voluntad.
22 Alaben al Señor, todas sus obras
    en todos los ámbitos de su dominio.
¡Alaba, alma mía, al Señor!
Footnotes:

103:5 vida. Palabra de difícil traducción.
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Proverbios 26:23 Nueva Versión Internacional (NVI)

23 Como baño de plata[a] sobre vasija de barro
    son los labios zalameros de un corazón malvado.
Footnotes:

26:23 como baño de plata. Lit. como plata de escoria.
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