Día 292, DAB Español, Jueves 19 de Octubre
Jeremías 33:1-34:22; 1 Timoteo 4:1-16; Salmos 89:1-13; Proverbios 25:23-24 (La Palabra (Hispanoamérica))
Jeremías 33-34 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Restauración del
pueblo
33 De nuevo recibió
Jeremías la palabra del Señor, mientras seguía detenido en el patio de la
guardia:
2 — Así dice el
Señor, el Creador, el que da forma y consolida todo, el que tiene como nombre
“el Señor”: 3 Llámame y te responderé; te comunicaré cosas importantes y
recónditas, que no conoces. 4 Pues así dice el Señor, Dios de Israel, sobre las
casas de esta ciudad y los palacios de los reyes de Judá, destruidos ahora
mediante las rampas de asalto y la espada: 5 Los caldeos vienen a luchar contra
la ciudad, y las casas se llenarán de los cadáveres de las personas que he
decidido aniquilar lleno de ira y de cólera, pues oculté mi rostro a esta
ciudad a causa de todas sus maldades. 6 Pero luego yo mismo les proporcionaré
cura y remedio, los sanaré y les revelaré el bienestar y la estabilidad que les
voy a conceder. 7 Haré cambiar la suerte de Judá y la suerte de Israel, y los
reconstruiré como al principio. 8 Los purificaré de todos los pecados que
cometieron contra mí y perdonaré todos los pecados y rebeldías que cometieron
contra mí. 9 Y la ciudad será objeto de alegría, de alabanza y de honor para
todas las naciones que escuchen los beneficios que le voy a conceder; y se
estremecerán y se conmoverán a la vista de los beneficios y el bienestar que le
voy a proporcionar. 10 Así dice el Señor: En este lugar del que dicen que está
en ruinas, sin gente y sin animales, en las ciudades de Judá y en las calles de
Jerusalén, desoladas, sin gente, sin habitantes y sin animales, podrán oírse de
nuevo 11 voces alegres de fiesta, las canciones del novio y de la novia, las
voces de los que entran en el Templo del Señor con acciones de gracias
proclamando:
“Den gracias al Señor
del universo,
porque el Señor es
bueno,
porque es eterno su
amor”.
Pues pienso cambiar
la suerte del país dejándolo como al principio, dice el Señor.
12 Así dice el Señor
del universo: En este lugar arruinado, sin gente y sin animales, y en todas sus
ciudades todavía habrá dehesas donde los pastores hagan reposar a sus ganados.
13 Por las ciudades de la montaña, de la Sefela y del Négueb, en el territorio
de Benjamín, en las pedanías de Jerusalén y en las ciudades de Judá, todavía
pasarán las ovejas junto al que las cuenta, dice el Señor. 14 Ya llegan días
—oráculo del Señor— en que cumpliré lo que anuncié sobre Israel y Judá. 15 En
aquellos días y en aquel tiempo le brotará a David un vástago legítimo que
impondrá en el país la justicia y el derecho. 16 En aquellos días Judá quedará
a salvo y Jerusalén podrá vivir confiada, y la llamarán “el Señor es nuestra
justicia”. 17 Pues así dice el Señor: No le faltará a David quien se siente en
el trono de Israel. 18 Tampoco le faltarán a la tribu de Leví sacerdotes que
ofrezcan holocaustos, que me quemen ofrendas y que me hagan sacrificios a
diario.
19 Jeremías recibió
la palabra del Señor en estos términos:
20 — Así dice el
Señor: Si son capaces de romper mi pacto con el día y con la noche, de modo que
no haya día ni noche cuando corresponde, 21 también podrá romperse mi alianza
con mi siervo David, de modo que ya no tenga quien le suceda en el trono, y con
mis servidores los sacerdotes de la tribu de Leví. 22 Así como no es posible
contar los astros del cielo o calcular la arena del mar, así de incontable e
incalculable haré a la descendencia de mi siervo David y a los levitas, mis
servidores.
23 Jeremías recibió
la palabra del Señor en estos términos:
24 — ¿No has visto lo
que anda diciendo esta gente: que el Señor ha rechazado a las dos familias que
había elegido? Pues hablando así desprecian a mi pueblo y no lo tienen por
nación. 25 Así dice el Señor: Tan cierto como que he pactado una alianza con el
día y con la noche, y he establecido las leyes del cielo y de la tierra, 26 lo
es que no voy a impedir que surjan de la estirpe de Jacob y de mi siervo David
personas que gobiernen a la estirpe de Abrahán, de Isaac y de Jacob, pues voy a
cambiar su suerte y me compadeceré de ellos.
Predicción del futuro
de Sedecías
34 Palabra que
recibió Jeremías de parte del Señor mientras Nabucodonosor, rey de Babilonia,
al mando de su ejército y de todos los reinos de la tierra bajo su dominio,
luchaba contra Jerusalén y contra sus ciudades:
2 — Así dice el
Señor, Dios de Israel: Di a Sedecías, rey de Judá, lo siguiente: Así dice el
Señor: Voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, que la
incendiará. 3 Y tú no escaparás, pues serás capturado y entregado en sus manos:
verás cara a cara al rey de Babilonia y hablarás directamente con él. Y
acabarás en Babilonia. 4 Y ahora escucha la palabra del Señor, Sedecías, rey de
Judá: Esto dice el Señor sobre ti: No morirás a espada. 5 Morirás
tranquilamente, y del mismo modo que quemaron perfumes en los funerales de tus
antepasados, los reyes que te precedieron, también a ti te quemarán perfumes y
plañirán por ti diciendo: ¡Ay, Señor! Esta es mi palabra —oráculo del Señor—.
6 El profeta Jeremías
transmitió todas estas palabras a Sedecías, rey de Judá, en Jerusalén. 7 Por
entonces el ejército de Babilonia estaba atacando Jerusalén y las ciudades que
aún quedaban en Judá: Laquis y Acecá. Eran las plazas fuertes de Judá que
todavía resistían.
Liberación de
esclavos
8 El Señor dirigió su
palabra a Jeremías con motivo del pacto que hizo Sedecías con la gente de
Jerusalén proponiéndoles que dejasen en libertad a los esclavos: 9 cada uno
debía poner en libertad a su esclavo hebreo o a su esclava hebrea, de modo que
nadie impusiera la servidumbre a un hermano judaíta. 10 Todos los nobles y toda
la gente que se habían comprometido mediante el pacto a liberar a su esclavo o
a su esclava, de modo que no volvieran a servirles, los dejaron en libertad
tras escuchar lo estipulado. 11 Pero después se desdijeron e hicieron volver a
los esclavos y esclavas que previamente habían puesto en libertad,
reduciéndolos así a su condición previa. 12 Entonces Jeremías recibió esta
palabra de parte del Señor:
13 — Así dice el
Señor, Dios de Israel: Yo pacté una alianza con los antepasados de ustedes
cuando los saqué del país de Egipto, de la casa de la esclavitud, en estos
términos: 14 Pasados siete años, dejarán en libertad al hermano hebreo que
hayan comprado y que les haya servido durante seis años; lo dejarán marchar
libre. Pero sus antepasados no me escucharon ni me prestaron atención. 15 Ahora
se habían convertido y habían hecho lo que considero justo: proclamar una
remisión entre ustedes sellando un pacto en mi presencia, en el Templo que
lleva mi nombre. 16 Pero se han arrepentido de lo hecho y han profanado mi
nombre, haciendo volver cada cual a su esclavo o esclava, después de haberlos
dejado en libertad, y los han reducido así a su condición previa. 17 Por eso,
así dice el Señor: Por no haber hecho caso a mi deseo de que cada cual
proclamase la liberación de su hermano y su prójimo, ahora voy a proclamar yo
—oráculo del Señor— la liberación por la espada, la peste y el hambre, y voy a
hacer de ustedes ejemplo de escarmiento para todos los reinos de la tierra. 18
A quienes rompieron mi pacto y no cumplieron lo convenido en el pacto sellado
en mi presencia, los trataré como al novillo que partieron para pasar entre sus
dos mitades. 19 A los dignatarios de Judá y de Jerusalén, a los eunucos,
sacerdotes y a toda la gente que pasó entre las dos mitades del novillo, 20 los
entregaré en manos de sus enemigos y de los que quieren quitarles la vida. Sus
cadáveres servirán de alimento a las aves del cielo y a las bestias de la
tierra. 21 También a Sedecías, rey de Judá, y a sus cortesanos los entregaré en
manos de sus enemigos y de los que quieren quitarles la vida, y en manos del
ejército del rey de Babilonia, que acaba de retirarse. 22 Ahora voy a dar la
orden —oráculo del Señor— de que regresen a esta ciudad para atacarla,
conquistarla y prenderla fuego, y convertiré las ciudades de Judá en tierra
desolada sin habitantes.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
1 Timoteo 4 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
II.— INSTRUCCIONES
PERSONALES A TIMOTEO (4,1—6,21)
Falsos maestros y
falsas enseñanzas
4 El Espíritu
proclama que, en los últimos tiempos, algunos desertarán de la ley y prestarán
oídos a falsos maestros y a enseñanzas demoniacas. 2 Se trata de embaucadores
hipócritas que tienen la conciencia empedernida 3 y que prohíben tanto el
matrimonio como el uso de ciertos alimentos, siendo así que Dios ha creado
estas cosas para que los fieles, que conocen la verdad, disfruten de ellas
dándole gracias. 4 Pues todo cuanto Dios ha creado es bueno, y nada hay que sea
pernicioso si se come dando gracias. 5 Todo lo santifica la palabra de Dios y
la oración.
El buen servidor de
Jesucristo
6 Si enseñas estas
cosas a los hermanos, serás un buen servidor de Cristo Jesús y estarás
alimentado con el mensaje de la fe y de la hermosa enseñanza que tan fielmente
has seguido. 7 Desecha los mitos profanos que sólo son cuentos de viejas.
Ejercítate en una vida auténticamente piadosa, 8 teniendo en cuenta que el
ejercicio corporal no sirve para mucho y, en cambio, una vida auténticamente
religiosa es útil para todo; además, cuenta con la promesa de la vida, tanto
presente como futura. 9 Es esta una palabra digna de crédito y que debe
aceptarse sin reservas. 10 En efecto, si nos fatigamos y luchamos, es porque
hemos puesto la esperanza en Dios viviente que es salvador de todos,
especialmente de los creyentes.
11 Enseña y
recomienda estas cosas. 12 Que nadie te menosprecie por ser joven. Al
contrario, que tu palabra, tu conducta, tu amor, tu fe y tu limpio proceder te
conviertan en modelo para los creyentes. 13 Mientras esperas que yo llegue,
dedícate a la lectura [de las Escrituras], a la exhortación y a la enseñanza.
14 No hagas estéril el don que hay en ti y que se te confirió cuando, por
indicación profética, los presbíteros te impusieron las manos. 15 Tómate en
serio todo esto y vívelo intensamente a fin de que todos puedan constatar tu
aprovechamiento. 16 Cuida de ti y de la enseñanza; sé constante en lo que
hagas, pues de esa manera te salvarás tú y salvarás a quienes te escuchen.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos 89:1-13 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 89 (88)
Con mi elegido he
sellado un pacto
89 Poema de Etán el
ezraíta.
2 El amor del Señor
cantaré eternamente,
proclamaré tu
fidelidad por generaciones.
3 Así dije: “Para
siempre se alza el amor,
en el mismo cielo tu
fidelidad sustentas”.
4 Con mi elegido he
sellado un pacto,
esto he jurado a mi
siervo David:
5 “Afianzaré tu
linaje eternamente,
mantendré tu trono
por generaciones”. [ Pausa]
6 Señor, alaba el
cielo tus maravillas,
la asamblea de los
santos tu fidelidad.
7 ¿Quién en el cielo
al Señor se asemeja?
¿Quién de los dioses
iguala al Señor?
8 Dios es venerado en
la asamblea de los santos,
él infunde respeto a
cuantos le rodean.
9 Señor, Dios del
universo, ¿quién como tú?
Poderoso eres tú, la
fidelidad te envuelve.
10 Tú dominas las
mareas del mar,
tú calmas sus olas
cuando se encrespan.
11 Tú aplastaste a
Rahab como a un cadáver,
disipaste a tus
rivales con tu brazo poderoso.
12 Tuyo es el cielo,
tuya es la tierra,
tú fijaste el orbe y
cuanto lo llena.
13 Tú has creado el
norte y el sur,
el Tabor y el Hermón
aclaman tu nombre.
La Palabra
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La Palabra, (versión
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Proverbios 25:23-24 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
23 El viento del
norte provoca lluvia;
la lengua embustera,
rostros airados.
24 Mejor es vivir en
rincón de buhardilla
que en amplia mansión
con mujer pendenciera.
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