Día 294, DAB Español, Sábado 21 de Octubre
Jeremías 37:1-38:28; 1 Timoteo 6:1-21; Salmos 89:38-52; Proverbios 25:28 (La Palabra (Hispanoamérica))
Jeremías 37-38 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Jeremías acusado ante
Sedecías
37 Sedecías, hijo de
Josías, sucedió en el trono a Jeconías, hijo de Joaquín. Nabucodonosor, rey de
Babilonia, lo había nombrado rey de Judá.
2 Ni él, ni sus
ministros ni la gente del país hicieron caso de las palabras que el Señor había
comunicado por medio del profeta Jeremías. 3 El rey Sedecías envió a Jehucal,
hijo de Selemías, y a Sofonías, hijo del sacerdote Maasías, con este mensaje
para el profeta Jeremías: “Consulta de nuestra parte al Señor, nuestro Dios”. 4
Por entonces Jeremías andaba entre la gente, pues aún no lo habían metido en la
cárcel. 5 Los caldeos estaban sitiando Jerusalén, pero al enterarse de que el
ejército del faraón había salido de Egipto, levantaron el cerco. 6 El profeta
Jeremías recibió la palabra del Señor en estos términos:
7 — Así dice el
Señor, Dios de Israel: Esto dirás al rey de Judá que te ha enviado a
consultarme: El ejército del faraón, que había salido para ayudarlos a ustedes,
se vuelve a Egipto, su país. 8 Los caldeos volverán, atacarán esta ciudad, la
capturarán y le prenderán fuego. 9 Así dice el Señor: No se engañen a ustedes
mismos pensando que los caldeos van a levantar el cerco, pues no se irán. 10 Aunque
ustedes destruyeran al ejército caldeo, que en estos momentos los ataca, y
quedaran sólo algunos heridos en sus tiendas, se levantarían y pegarían fuego a
esta ciudad.
11 Cuando el ejército
caldeo levantó el cerco de Jerusalén ante la llegada del ejército del faraón,
12 salió Jeremías de Jerusalén en dirección al territorio de Benjamín, para
repartir unas tierras entre sus familiares. 13 Al llegar a la Puerta de
Benjamín, estaba allí el capitán de la guardia, llamado Jirías, hijo de
Selemías y nieto de Jananías, que apresó al profeta Jeremías acusándolo de
haberse pasado a los caldeos. 14 Jeremías le dijo:
— Eso es mentira. Yo
no me he pasado a los caldeos.
Pero Jirías no le
hizo caso. Apresó a Jeremías y lo llevó ante los dignatarios. 15 Estos se irritaron
contra Jeremías y mandaron que lo azotaran y lo metieran en prisión, en casa
del funcionario Jonatán, que habían acondicionado como cárcel. 16 Jeremías fue
llevado al calabozo del sótano, donde permaneció largo tiempo. 17 El rey
Sedecías mandó que se lo llevaran a palacio y le preguntó en secreto:
— ¿Hay alguna palabra
de parte del Señor?
Jeremías respondió:
— Sí. Serás entregado
en manos del rey de Babilonia.
18 Y Jeremías añadió
dirigiéndose al rey Sedecías:
— ¿En qué les he
fallado a ti, a tus ministros o a este pueblo para que hayas mandado que me
encierren en la cárcel? 19 ¿Dónde están los profetas de ustedes, los que les
profetizaban: “El rey de Babilonia no los atacará ni entrará en el país”? 20 Y
ahora escúchame, majestad; te pido que aceptes mi súplica. No ordenes que me
devuelvan a casa del funcionario Jonatán, de lo contrario moriré allí.
21 El rey Sedecías
ordenó que custodiaran a Jeremías en el patio de la guardia y que le dieran una
hogaza diaria de pan, de la calle de los Panaderos, hasta que se acabase el pan
en la ciudad. Jeremías se quedó, pues, en el patio de la guardia.
Condena y liberación
de Jeremías
38 Sefatías, hijo de
Matán; Godolías, hijo de Pasjur; Jucal, hijo de Selamías; y Pasjur, hijo de
Malquías, oyeron todo lo que Jeremías estaba diciendo al pueblo:
2 — Así dice el
Señor: El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de peste.
Pero el que se pase a los caldeos vivirá: su vida será su botín. 3 Así dice el
Señor: Esta ciudad será entregada en manos del ejército del rey de Babilonia,
que la conquistará.
4 Los dignatarios
dijeron al rey:
— Ese hombre debe
morir, porque, al hablar de tal modo, está debilitando el ánimo de los soldados
que quedan en la ciudad y del resto de la gente. En realidad, ese hombre no
busca el bienestar del pueblo, sino su desgracia.
5 Respondió el rey
Sedecías:
— Lo dejo a su
disposición, pues ni siquiera el rey puede nada contra ustedes.
6 Agarraron a
Jeremías y lo arrojaron a la cisterna de Malquías, príncipe real, la que está
en el patio de la guardia, bajándolo con sogas. La cisterna no tenía agua, pero
estaba llena de barro, y Jeremías se hundió en él. 7 El cusita Ebedmélec, un
eunuco que vivía en el palacio real, se enteró de que Jeremías había sido
arrojado a la cisterna. El rey estaba en la Puerta de Benjamín; 8 así que
Ebedmélec salió del palacio y fue a entrevistarse con el monarca. Le dijo:
9 — Majestad, no está
bien que esos hombres hayan maltratado al profeta Jeremías arrojándolo a la
cisterna. Seguro que morirá de hambre, pues no queda pan en la ciudad.
10 El rey dio esta
orden a Ebedmélec, el cusita:
— Toma tres hombres a
tus órdenes y saca al profeta Jeremías de la cisterna antes de que muera.
11 Ebedmélec tomó
consigo a los hombres, entró en el palacio real y fue al guardarropa, donde se
proveyó de algunos jirones de telas y de ropas inservibles. Después los echó en
la cisterna junto con las sogas. 12 Ebedmélec, el cusita, dijo a Jeremías:
— Ponte esos trozos
de tela en los sobacos, por debajo de las sogas.
Jeremías obedeció. 13
Entonces tiraron de él con las sogas y lo sacaron de la cisterna. Después
Jeremías se quedó en el patio de la guardia.
Última entrevista con
Sedecías
14 El rey Sedecías
mandó traer a su presencia al profeta Jeremías, a la tercera entrada del Templo
del Señor y, una vez allí, le dijo:
— Te quiero preguntar
una cosa. No me mientas en nada.
15 Jeremías respondió
a Sedecías:
— Si te digo la
verdad, seguramente me matarás; y si te doy un consejo, no me harás caso.
16 El rey Sedecías
hizo un juramento a Jeremías, sin que nadie lo oyera:
— ¡Por vida del
Señor, al que debemos la existencia, que no te mataré ni te entregaré en manos
de esos hombres que quieren quitarte la vida!
17 Entonces Jeremías
habló así a Sedecías:
— Así dice el Señor
del universo, Dios de Israel: Si sales y te entregas a los oficiales del rey de
Babilonia, conservarás la vida; y además esta ciudad no será entregada a las
llamas. Conservarás la vida junto con tu familia. 18 Pero si no sales y te entregas
a los oficiales del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en manos de
los caldeos y acabará siendo pasto de las llamas. Y tú no conseguirás escapar
de sus manos.
19 El rey Sedecías
respondió a Jeremías:
— Tengo miedo de ser
entregado a judaítas que se hayan pasado a los caldeos; pues me maltratarían.
20 Contestó Jeremías:
— No te entregarán en
sus manos. Haz caso de lo que te dice el Señor a través de mí, pues te irá bien
y conservarás la vida. 21 Pero si te niegas a salir y entregarte, escucha la
palabra que me ha comunicado el Señor: 22 Todas las mujeres que quedan en el
palacio del rey de Judá serán sacadas y entregadas a los oficiales del rey de
Babilonia, y dirán así:
“Te han engañado y
vencido
los que eran tus
íntimos amigos:
tus pies se han
hundido en el fango,
pero ellos se
batieron en retirada”.
23 Todas tus mujeres
y tus hijos caerán en poder de los caldeos, y tú no podrás escapar. Caerás en
manos del rey de Babilonia, y esta ciudad será incendiada.
24 Dijo Sedecías a
Jeremías:
— Que nadie se entere
de esto que me acabas de decir, de lo contrario morirás. 25 Y si los
dignatarios se enteran de que he hablado contigo y van a preguntarte: “¿Qué has
hablado con el rey y qué te ha dicho?, si nos ocultas algo te mataremos”, 26 tú
les responderás: “Le estaba suplicando al rey que no me hiciese volver a casa
de Jonatán, pues moriría allí”.
27 Los dignatarios
fueron a interrogar a Jeremías, y él les respondió conforme a las instrucciones
del rey. Ellos callaron y se fueron, pues el asunto no había trascendido. 28
Jeremías se quedó en el patio de la guardia hasta que Jerusalén fue conquistada.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
1 Timoteo 6 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Los esclavos
cristianos
6 Los que están bajo
el yugo de la esclavitud deben considerar a sus amos como dignos del mayor
respeto. Así, nadie podrá denigrar el nombre de Dios ni la enseñanza cristiana.
2 Quienes tengan por amos a creyentes, no deben faltarles al respeto con la
excusa de que son hermanos. Al contrario, deben servirlos con mayor esmero,
pues los que se benefician de su servicio comparten con ellos una misma fe y un
mismo amor.
El falso maestro
Esto es lo que debes
enseñar y recomendar. 3 Si alguno enseña otra cosa y no da crédito a las
palabras salvadoras de nuestro Señor Jesucristo ni a la enseñanza que se ajusta
a una vida auténticamente piadosa, 4 es que está cegado por el orgullo y no
sabe nada. Padece el mal de las disputas y de los inútiles juegos de palabras
de donde proceden las envidias, los pleitos, las calumnias y las sospechas
maliciosas. 5 Y también los conflictos sin fin, propios de personas con la
mente embotada, de personas que están lejos de la verdad y piensan que la
religión es un negocio.
Contra el afán de
riquezas
6 Y ciertamente la
religión es un magnífico negocio cuando uno se contenta con lo que tiene. 7
Porque nada trajimos al mundo y nada podremos llevarnos de él. 8 Contentémonos,
pues, con no carecer de comida y de vestido, 9 pues los que se afanan por ser
ricos se enredan en trampas y tentaciones y en un sinfín de insensatos y
dañosos deseos que los hunden en la perdición y en la ruina. 10 La avaricia, en
efecto, es la raíz de todos los males y, arrastrados por ella, algunos han
perdido la fe y ahora son presa de múltiples remordimientos.
Nuevas recomendaciones
a Timoteo
11 Pero tú, que eres
hombre de Dios, huye de todo eso y busca con ahinco la rectitud, la piedad, la
fe, el amor, la paciencia y la dulzura. 12 Mantén valerosamente el noble
combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que Dios te ha llamado y de la
que has hecho tan noble profesión delante de muchos testigos. 13 En presencia
de Dios, que infunde vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que rindió ante
Poncio Pilato el más bello testimonio, te pido solemnemente 14 que guardes limpio
y sin reproche este mandato hasta el día en que nuestro Señor Jesucristo se
manifieste. 15 Manifestación que:
al tiempo prefijado
llevará a cabo Dios,
el bienaventurado y
único soberano,
el Rey de reyes y
Señor de señores;
16 el único que es
inmortal,
que habita una luz
inaccesible
y a quien nadie ha
visto ni puede ver.
Suyos son por siempre
el honor y el poder. Amén.
Consejos a los ricos
17 Inculca a los
ricos de este mundo que no sean arrogantes y que no pongan su esperanza en algo
tan inseguro como el dinero, sino que la pongan en Dios que nos concede
disfrutar de todo en abundancia. 18 Incúlcales que practiquen la virtud, que
atesoren buenas obras y que sean generosos y desprendidos. 19 Así se labrarán
para el futuro un sólido capital de reserva y alcanzarán la vida verdadera.
Últimas
recomendaciones
20 Querido Timoteo,
conserva lo que te ha sido transmitido. Haz oídos sordos a toda estéril y
profana palabrería, así como a las objeciones de esa pretendida ciencia 21 que
algunos han seguido, apartándose, en consecuencia, de la fe. Que la gracia esté
con ustedes.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos 89:38-52 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
38 como la luna
siempre firme,
testigo fiel en el
cielo”. [ Pausa]
39 Pero tú lo
rechazaste y despreciaste,
tú te enfureciste con
tu ungido,
40 rompiste la
alianza con tu siervo,
tiraste por tierra su
corona.
41 Destruiste sus
murallas,
arrasaste sus
fortalezas;
42 los caminantes la
saquean,
sus vecinos se burlan
de ella.
43 Has exaltado el
poder de sus rivales,
a sus enemigos has
llenado de gozo.
44 El filo de su
espada has doblado,
no le has dado apoyo
en la batalla;
45 has puesto fin a
su esplendor,
has tirado por tierra
su trono.
46 Tú has acortado su
juventud,
lo has cubierto de
vergüenza. [ Pausa]
47 ¿Hasta cuándo,
Señor?
¿Te esconderás para
siempre?
¿Arderá como el fuego
tu ira?
48 Recuerda que mi
vida es un soplo,
¿por qué creaste al
ser humano tan frágil?
49 ¿Quién vivirá sin
ver la muerte?
¿Quién escapará de
las garras
del reino de los
muertos? [ Pausa]
50 Señor, ¿dónde está
tu antiguo amor,
el que juraste a
David por tu fidelidad?
51 Recuerda, mi
Señor, la humillación de tu siervo,
a todos los pueblos
que he de soportar.
52 Tus enemigos me humillan,
Señor,
desprecian las
huellas de tu ungido.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios 25:28 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
28 Ciudad desarmada y
sin muralla,
la persona que no
tiene autocontrol.
La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión
hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España
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