Día 303, DAB Español, Lunes 30 de Octubre
Lamentaciones 2:20-3:66; Hebreos 1:1-14; Salmos 102:1-28; Proverbios 26:21-22 (Nueva Versión Internacional)
Lamentaciones 2:20-3:66 Nueva Versión Internacional
(NVI)
Resh
20 «Mira, Señor, y
ponte a pensar:
¿A quién trataste alguna vez así?
¿Habrán de comerse
las mujeres
a sus hijos, fruto de sus entrañas?
¿Habrán de matar a
sacerdotes y profetas
en el santuario del Señor?
Shin
21 »Jóvenes y
ancianos por igual
yacen
en el polvo de las calles;
mis jóvenes y mis
doncellas
cayeron a filo de espada.
En tu enojo les
quitaste la vida;
¡los masacraste sin piedad!
Tav
22 »Como si invitaras
a una fiesta solemne,
enviaste contra mí terror de todas partes.
En el día de la ira
del Señor
nadie pudo escapar, nadie quedó con vida.
A mis seres queridos,
a los que eduqué,
los aniquiló el enemigo».
Álef
[a]3 Yo soy aquel que
ha sufrido la aflicción
bajo la vara de su ira.
2 Me ha hecho andar
en las tinieblas;
me ha apartado de la luz.
3 Una y otra vez, y a
todas horas,
su mano se ha vuelto contra mí.
Bet
4 Me ha marchitado la
carne y la piel;
me ha quebrantado los huesos.
5 Me ha tendido un
cerco
de amargura y tribulaciones.
6 Me obliga a vivir
en las tinieblas,
como a los que hace tiempo murieron.
Guímel
7 Me tiene encerrado,
no puedo escapar;
me ha puesto pesadas cadenas.
8 Por más que grito y
pido ayuda,
él se niega a escuchar mi oración.
9 Ha sembrado de
piedras mi camino;
ha torcido mis senderos.
Dálet
10 Me vigila como oso
agazapado;
me acecha como león.
11 Me aparta del
camino para despedazarme;
¡me deja del todo desvalido!
12 Con el arco tenso,
me ha hecho blanco de sus flechas.
He
13 Me ha partido el
corazón
con las flechas de su aljaba.
14 Soy el hazmerreír
de todo mi pueblo;
todo el día me cantan parodias.
15 Me ha llenado de
amargura,
me ha hecho beber hiel.
Vav
16 Me ha estrellado
contra el suelo;
me ha hecho morder el polvo.
17 Me ha quitado la
paz;
ya no recuerdo lo que es la dicha.
18 Y digo: «La vida
se me acaba,
junto con mi esperanza en el Señor».
Zayin
19 Recuerda que ando
errante y afligido,
que estoy saturado de hiel y amargura.
20 Siempre tengo esto
presente,
y por eso me deprimo.
21 Pero algo más me
viene a la memoria,
lo cual me llena de esperanza:
Jet
22 El gran amor del
Señor nunca se acaba,[b]
y su compasión jamás se agota.
23 Cada mañana se
renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!
24 Por tanto, digo:
«El Señor es todo lo que tengo.
¡En él esperaré!»
Tet
25 Bueno es el Señor
con quienes en él confían,
con todos los que lo buscan.
26 Bueno es esperar
calladamente
que el Señor venga a salvarnos.
27 Bueno es que el
hombre aprenda
a llevar el yugo desde su juventud.
Yod
28 ¡Déjenlo estar
solo y en silencio,
porque así el Señor se lo impuso!
29 ¡Que hunda el
rostro en el polvo!
¡Tal vez haya esperanza todavía!
30 ¡Que dé la otra
mejilla a quien lo hiera,
y quede así cubierto de oprobio!
Caf
31 El Señor nos ha
rechazado,
pero no será para siempre.
32 Nos hace sufrir,
pero también nos compadece,
porque es muy grande su amor.
33 El Señor nos hiere
y nos aflige,
pero no porque sea de su agrado.
Lámed
34 Cuando se aplasta
bajo el pie
a todos los prisioneros de la tierra,
35 cuando en
presencia del Altísimo
se le niegan al hombre sus derechos
36 y no se le hace
justicia,
¿el Señor no se da cuenta?
Mem
37 ¿Quién puede
anunciar algo y hacerlo realidad
sin que el Señor dé la orden?
38 ¿No es acaso por
mandato del Altísimo
que acontece lo bueno y lo malo?
39 ¿Por qué habría de
quejarse en vida
quien es castigado por sus pecados?
Nun
40 Hagamos un examen
de conciencia
y volvamos al camino del Señor.
41 Elevemos al Dios
de los cielos
nuestro corazón y nuestras manos.
42 Hemos pecado,
hemos sido rebeldes,
y tú no has querido perdonarnos.
Sámej
43 Ardiendo en ira
nos persigues;
nos masacras sin piedad.
44 Te envuelves en
una nube
para no escuchar nuestra oración.
45 Como a escoria
despreciable,
nos has arrojado entre las naciones.
Pe
46 Todos nuestros
enemigos abren la boca
para hablar mal de nosotros.
47 Hemos sufrido
terrores, caídas,
ruina y destrucción.
48 Ríos de lágrimas
corren por mis mejillas
porque ha sido destruida la capital de mi
pueblo.
Ayin
49 Se inundarán en
llanto mis ojos,
sin cesar y sin consuelo,
50 hasta que desde el
cielo
el Señor se digne mirarnos.
51 Me duele en lo más
profundo del alma
ver sufrir a las mujeres de mi ciudad.
Tsade
52 Mis enemigos me
persiguen sin razón,
y quieren atraparme como a un ave.
53 Me quieren
enterrar vivo
y taparme con piedras la salida.
54 Las aguas me han
cubierto la cabeza;
tal parece que me ha llegado el fin.
Qof
55 Desde lo más
profundo de la fosa
invoqué, Señor, tu nombre,
56 y tú escuchaste mi
plegaria;
no cerraste tus oídos a mi clamor.
57 Te invoqué, y
viniste a mí;
«No temas», me dijiste.
Resh
58 Tú, Señor, te
pusiste de mi parte
y me salvaste la vida.
59 Tú, Señor, viste
el mal que me causaron;
¡hazme justicia!
60 Tú notaste su sed
de venganza
y todas sus maquinaciones en mi contra.
Shin
61 Señor, tú has
escuchado sus insultos
y todas sus maquinaciones en mi contra;
62 tú sabes que todo
el día mis enemigos
murmuran y se confabulan contra mí.
63 ¡Míralos! Hagan lo
que hagan,[c]
se burlan de mí en sus canciones.
Tav
64 ¡Dales, Señor, su
merecido
por todo lo que han hecho!
65 Oscurece su
entendimiento,
¡y caiga sobre ellos tu maldición!
66 Persíguelos,
Señor, en tu enojo,
y bórralos de este mundo.
Footnotes:
+ Este capítulo es un
poema acróstico, que sigue el orden del alfabeto hebreo.
3:22 El gran … acaba
(Siríaca y Targum); Por el gran amor del Señor no somos consumidos (TM).
3:63 ¡Míralos! Hagan
lo que hagan. Lit. Su sentarse y su levantarse mira.
Nueva Versión
Internacional (NVI)
La Santa Biblia,
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Hebreos 1 Nueva Versión Internacional (NVI)
El Hijo, superior a
los ángeles
1 Dios, que muchas
veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por
medio de los profetas, 2 en estos días finales nos ha hablado por medio de su
Hijo. A este lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo. 3
El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es,
y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a
cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en
las alturas. 4 Así llegó a ser superior a los ángeles en la misma medida en que
el nombre que ha heredado supera en excelencia al de ellos.
5 Porque, ¿a cuál de
los ángeles dijo Dios jamás:
«Tú eres mi hijo;
hoy mismo te he engendrado»;[a]
y en otro pasaje:
«Yo seré su padre,
y él
será mi hijo»?[b]
6 Además, al
introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice:
«Que lo adoren todos
los ángeles de Dios».[c]
7 En cuanto a los
ángeles dice:
«Él hace de los
vientos sus ángeles,
y de las llamas de fuego sus
servidores».[d]
8 Pero con respecto
al Hijo dice:
«Tu trono, oh Dios,
permanece por los siglos de los siglos,
y el cetro de tu reino es un cetro de
justicia.
9 Has amado la
justicia y odiado la maldad;
por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con
aceite de alegría,
exaltándote por encima de tus compañeros».[e]
10 También dice:
«En el principio, oh
Señor, tú afirmaste la tierra,
y los cielos son la obra de tus manos.
11 Ellos perecerán,
pero tú permaneces para siempre.
Todos ellos se desgastarán como un vestido.
12 Los doblarás como
un manto,
y cambiarán como ropa que se muda;
pero tú eres siempre
el mismo,
y tus años no tienen fin».[f]
13 ¿A cuál de los
ángeles dijo Dios jamás:
«Siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus
enemigos
por estrado de tus pies»?[g]
14 ¿No son todos los
ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que
han de heredar la salvación?
Footnotes:
1:5 Sal 2:7
1:5 2S 7:14; 1Cr
17:13
1:6 Dt 32:43 (según
Qumrán y LXX).
1:7 Sal 104:4
1:9 Sal 45:6,7
1:12 Sal 102:25-27
1:13 Sal 110:1
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Salmos 102 Nueva Versión Internacional (NVI)
Oración de un
afligido que, a punto de desfallecer, da rienda suelta a su lamento ante el
Señor.
102 Escucha, Señor,
mi oración;
llegue a ti mi clamor.
2 No escondas de mí
tu rostro
cuando me encuentro angustiado.
Inclina a mí tu oído;
respóndeme pronto cuando te llame.
3 Pues mis días se
desvanecen como el humo,
los huesos me arden como brasas.
4 Mi corazón decae y
se marchita como la hierba;
¡hasta he perdido el apetito!
5 Por causa de mis
fuertes gemidos
se me pueden contar los huesos.[a]
6 Parezco una lechuza
del desierto;
soy como un búho entre las ruinas.
7 No logro conciliar
el sueño;
parezco ave solitaria sobre el tejado.
8 A todas horas me
ofenden mis enemigos,
y hasta usan mi nombre para maldecir.
9 Las cenizas son
todo mi alimento;
mis lágrimas se mezclan con mi bebida.
10 ¡Por tu enojo, por
tu indignación,
me levantaste para luego arrojarme!
11 Mis días son como
sombras nocturnas;
me voy marchitando como la hierba.
12 Pero tú, Señor,
reinas eternamente;
tu nombre perdura por todas las
generaciones.
13 Te levantarás y
tendrás piedad de Sión,
pues ya es tiempo de que la compadezcas.
¡Ha llegado el momento señalado!
14 Tus siervos
sienten cariño por sus ruinas;
los
mueven a compasión sus escombros.
15 Las naciones
temerán el nombre del Señor;
todos los reyes de la tierra reconocerán su
majestad.
16 Porque el Señor
reconstruirá a Sión,
y se manifestará en su esplendor.
17 Atenderá a la
oración de los desamparados,
y no desdeñará sus ruegos.
18 Que se escriba
esto para las generaciones futuras,
y que el pueblo que será creado alabe al
Señor.
19 Miró el Señor
desde su altísimo santuario;
contempló la tierra desde el cielo,
20 para oír los
lamentos de los cautivos
y liberar a los condenados a muerte;
21 para proclamar en
Sión el nombre del Señor
y anunciar en Jerusalén su alabanza,
22 cuando todos los
pueblos y los reinos
se reúnan para adorar al Señor.
23 En el curso de mi
vida acabó Dios con mis fuerzas;[b]
me redujo los días.
24 Por eso dije:
«No me lleves, Dios
mío, a la mitad de mi vida;
tú permaneces por todas las generaciones.
25 En el principio tú
afirmaste la tierra,
y los cielos son la obra de tus manos.
26 Ellos perecerán,
pero tú permaneces.
Todos ellos se desgastarán como un vestido.
Y como ropa los
cambiarás,
y los dejarás de lado.
27 Pero tú eres
siempre el mismo,
y tus años no tienen fin.
28 Los hijos de tus
siervos se establecerán,
y sus descendientes habitarán en tu
presencia».
Footnotes:
102:5 se me pueden
contar los huesos. Lit. se me pegan los huesos a la carne.
102:23 mis fuerzas.
Lit. su fuerza.
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Proverbios 26:21-22 Nueva Versión Internacional (NVI)
21 Con el carbón se
hacen brasas, con la leña se prende fuego,
y con un pendenciero se inician los
pleitos.
22 Los chismes son
como ricos bocados:
se deslizan hasta las entrañas.
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