Día 213, DAB Español, Jueves 1 de Agosto
2 Crónicas 30:1-31:21; Romanos 15:1-22; Salmos 25:1-11; Proverbios 20:13-15 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
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Crónicas 30-31 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Celebración de la Pascua
30 Ezequías envió mensajeros por todo Israel y Judá y
escribió cartas a Efraín y Manasés, invitando a acudir al Templo de Jerusalén
para celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel. 2 El rey, las autoridades y
toda la asamblea de Jerusalén habían acordado celebrar la Pascua el segundo
mes, 3 al no haber podido celebrarla a su tiempo, porque no había suficientes
sacerdotes purificados y el pueblo aún no había podido reunirse en Jerusalén; 4
al rey y a toda la comunidad les pareció acertado el acuerdo. 5 Así que
decidieron hacer correr la voz por todo Israel, desde Berseba hasta Dan, para
que acudiesen a Jerusalén a celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel, pues
muchos no lo hacían como estaba prescrito. 6 Los correos, con las cartas del
rey y de las autoridades, fueron recorriendo todo Israel y Judá, pregonando el
decreto real:
— Israelitas, conviértanse al Señor, Dios de Abrahán,
Isaac e Israel, y el Señor se reconciliará con el resto de los que han escapado
del poder de los reyes de Asiria. 7 No imiten a sus padres y hermanos que, por
ser infieles al Señor, Dios de sus antepasados, fueron condenados al horror,
como ustedes mismos han podido comprobar. 8 No sean tan tercos como sus padres;
reconcíliense con el Señor, acudan a su santuario consagrado para siempre y
sirvan al Señor, su Dios, para que su ardiente cólera se aparte de ustedes. 9
Si se convierten al Señor, sus hermanos e hijos hallarán compasión en quienes
los han deportado y podrán regresar a este país, pues el Señor es
misericordioso y compasivo y no les dará la espalda, si se convierten a él.
10 Los correos recorrieron los territorios de Efraín y
Manasés de ciudad en ciudad, hasta llegar a Zabulón; pero la gente se reía y se
burlaba de ellos. 11 Sólo algunas personas de Aser, Manasés y Zabulón se
arrepintieron y acudieron a Jerusalén. 12 En cambio, en Judá Dios los movió a
cumplir de forma unánime el decreto del rey y de las autoridades, a instancias
del Señor.
13 Mucha gente se reunió en Jerusalén para celebrar la
fiesta de los Panes sin levadura en el segundo mes, formando una asamblea muy
numerosa. 14 Comenzaron por destruir todos los altares y lugares para quemar
incienso que había en Jerusalén, y los arrojaron al torrente Cedrón. 15 El día
catorce del mes segundo sacrificaron el cordero pascual. Los sacerdotes y
levitas, arrepentidos, se purificaron y llevaron holocaustos al Templo del
Señor. 16 Luego ocuparon sus puestos, según lo prescrito en la ley de Moisés,
el hombre de Dios: los sacerdotes derramaban la sangre que recibían de los levitas.
17 Como muchos de la asamblea no se habían purificado, los levitas se
encargaron de sacrificar los corderos pascuales en lugar de todos los que no
estaban suficientemente limpios a fin de consagrarlos al Señor. 18 La mayoría
de la gente, entre ellos muchos de Efraín, Manasés, Isacar y Zabulón no se
habían purificado y comieron la Pascua sin cumplir lo prescrito. Pero Ezequías
intercedió por ellos, diciendo:
— El Señor, que es bueno, perdone 19 a todos los que
buscan sinceramente a Dios, el Señor, el Dios de sus antepasados, aunque no
tengan la pureza que requieren las cosas sagradas.
20 El Señor escuchó a Ezequías y curó al pueblo. 21
Los israelitas que se encontraban en Jerusalén celebraron la fiesta de los
Panes sin levadura durante siete días con gran entusiasmo, mientras los
sacerdotes y levitas alababan diariamente al Señor con sonoros instrumentos. 22
Ezequías felicitó a todos los levitas por la buena disposición que habían
mostrado para con el Señor, pues habían cumplido los siete días de fiesta
ofreciendo sacrificios de comunión y dando gracias al Señor, Dios de sus
antepasados. 23 Luego toda la asamblea decidió prolongar la fiesta otros siete
días, que celebraron con alegría, 24 porque Ezequías, el rey de Judá, había
proporcionado a la comunidad mil toros y siete mil ovejas, y las autoridades,
otros mil toros y diez mil ovejas; y además muchos sacerdotes se habían
purificado. 25 Todos estaban felices: la comunidad de Judá, los sacerdotes y
levitas, la comunidad de Israel, los forasteros procedentes del territorio de
Israel y los habitantes de Judá. 26 Una alegría tan grande no se había vivido
en Jerusalén desde los tiempos de Salomón, hijo de David y rey de Israel. 27
Finalmente, los sacerdotes y levitas se pusieron a bendecir a la gente, Dios
escuchó su voz y su plegaria llegó a su santa morada celestial.
Organización del culto y del clero
31 Cuando todo esto concluyó, todos los israelitas
recorrieron las ciudades de Judá, derribando las columnas, talando los postes
sagrados y destruyendo los santuarios locales de los altos y todos los altares
levantados en Judá y Benjamín, en Efraín y Manasés, hasta acabar con ellos.
Luego los israelitas regresaron a sus ciudades y haciendas.
2 Ezequías restableció los turnos de sacerdotes y
levitas, asignando a cada cual su función sacerdotal o levítica; restableció
también los holocaustos y sacrificios de comunión, el servicio litúrgico, los
cantos de acción de gracias y los himnos de alabanza a las puertas de los
atrios del Templo. 3 El rey asignó una parte de sus propiedades para todos los
holocaustos: los matutinos y vespertinos, los de los sábados, los de primeros
de mes y demás festividades, según lo prescrito en la ley del Señor. 4 Y ordenó
a la gente que residía en Jerusalén entregar la cuota correspondiente a los
sacerdotes y levitas, para que pudiesen dedicarse a la ley del Señor. 5
Conocida la orden, los israelitas incrementaron las primicias de cereales, vino,
aceite, miel y de todos los productos agrícolas, y pagaron con creces todos los
diezmos. 6 Por su parte, los israelitas y judaítas que residían en las ciudades
de Judá trajeron también los diezmos del ganado mayor y menor junto con el
diezmo de todo lo consagrado al Señor su Dios y lo apilaron por montones. 7
Comenzaron a hacer los montones en el tercer mes y terminaron en el octavo. 8
Cuando Ezequías y las autoridades llegaron y vieron los montones, bendijeron al
Señor y a su pueblo Israel. 9 Ezequías preguntó por el significado de los
montones a los sacerdotes y levitas, 10 y el sumo sacerdote Azarías, de la
familia de Sadoc, le respondió:
— Desde que comenzaron a traer ofrendas al Templo del
Señor, hemos comido hasta la saciedad y aún ha sobrado mucho, porque el Señor
ha bendecido a su pueblo. Toda esta cantidad es lo que ha sobrado.
11 El rey ordenó preparar despensas en el Templo. Se
prepararon 12 y metieron fielmente en ellas las contribuciones, los diezmos y
las ofrendas consagradas, poniéndolo al cuidado del levita Quenanías, como
intendente, y de su hermano Simeí, como ayudante. 13 Jiel, Azazías, Nájat,
Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Jismaquías, Májat y Benaías fueron designados
por el rey Ezequías y por Azarías, el prefecto del Templo, para actuar como
inspectores a las órdenes de Quenanías y de su hermano Simeí. 14 El levita
Coré, hijo de Jimná, portero de la puerta oriental, era el encargado de las
ofrendas voluntarias y de distribuir las contribuciones al Señor y las ofrendas
consagradas. 15 En las ciudades sacerdotales estaban a sus órdenes Eden,
Minyamín, Josué, Semaías, Amarías y Secanías, que eran los encargados de
abastecer fielmente a sus hermanos, grandes y pequeños, según sus clases, 16 y
a los varones censados a partir de los tres años y a los que venían diariamente
al Templo a desempeñar por turnos sus servicios litúrgicos respectivos. 17 Los
sacerdotes estaban censados por familias paternas y los levitas mayores de
veinte años, por servicios litúrgicos y turnos. 18 Se censaban con toda su
familia, incluyendo mujeres, hijos e hijas, dentro de toda la comunidad, pues
debían estar plenamente dedicados a las cosas sagradas. 19 En cada ciudad había
personas designadas personalmente para abastecer a todos los sacerdotes
descendientes de Aarón que vivían en los campos comunales de cada ciudad y a
todos los levitas censados.
20 Ezequías actuó así en todo Judá, obrando con
bondad, rectitud y fidelidad ante el Señor su Dios. 21 Y todo cuanto emprendió
al servicio del Templo, o referente a la ley y los mandamientos, lo hizo
recurriendo a su Dios sinceramente. Y por eso tuvo éxito.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Romanos
15:1-22 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
El ejemplo de Cristo
15 Nosotros, los que tenemos una fe bien formada,
debemos prescindir de nuestro propio gusto y cargar con las debilidades de
quienes no la tienen todavía. 2 Que cada uno de nosotros procure agradar a los
demás, buscando su bien y su crecimiento en la fe. 3 Porque tampoco Cristo
buscó su propia satisfacción; al contrario, como dice la Escritura: los
insultos de quienes te insultan han caído sobre mí.
4 Y lo que dice la Escritura se escribió para
enseñanza nuestra, a fin de que, uniendo nuestra constancia al consuelo que
proporcionan las Escrituras, mantengamos la esperanza. 5 Ojalá que Dios, la
fuente de la constancia y del consuelo, les conceda a ustedes vivir en mutua
armonía, según el ejemplo de Cristo 6 para que todos ustedes juntos y a una
sola voz alaben a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. 7 Acójanse, pues,
unos a otros, como Cristo los acogió a ustedes para gloria de Dios. 8 Porque
les digo que Cristo se hizo servidor de los judíos para mostrar que Dios es
fiel al confirmar las promesas hechas a los antepasados, 9 y al hacer que las
naciones glorifiquen a Dios por su misericordia, como dice la Escritura:
Por eso te alabaré en medio de las naciones
y cantaré himnos en tu honor.
10 Y dice también:
Alégrense, naciones, juntamente con el pueblo de Dios.
11 Y de nuevo:
Alaben al Señor todas las naciones,
que todos los pueblos celebren su grandeza.
12 Y añade Isaías:
Surgirá un descendiente de la familia de Jesé;
se alzara para gobernar a los pueblos
y en él pondrán las naciones su esperanza.
13 Que el Dios de la esperanza, llene de alegría y paz
la fe que ustedes tienen, para que desborden de esperanza sostenidos por la
fuerza del Espíritu.
Conclusión (15,14—16,27)
La actividad misionera de Pablo
14 Por lo demás, hermanos míos, estoy convencido de
que ustedes rebosan bondad y están repletos de ese conocimiento gracias al cual
pueden aconsejarse unos a otros. 15 Me he atrevido, sin embargo, a escribirles
con cierta audacia, tratando de refrescar su propia memoria. Lo hago amparado
en el privilegio que Dios me ha concedido, 16 de ser ministro de Cristo Jesús
entre las naciones, ejerciendo el oficio sagrado de anunciar la buena noticia
de Dios, a fin de que los paganos se presenten como ofrenda agradable a Dios,
consagrada por el Espíritu Santo.
17 Tengo, pues, motivos para enorgullecerme como
cristiano en lo que atañe al servicio de Dios. 18 Y eso hablando únicamente —a
más no me atrevo— de lo que Cristo ha llevado a cabo sirviéndose de mí para
hacer que los paganos respondan a la fe. Se ha valido para ello de palabras y
acciones, 19 de señales y prodigios, y de la fuerza del Espíritu. De este modo,
desde Jerusalén y viajando en todas direcciones hasta llegar a Iliria, he
proclamado a fondo el mensaje evangélico de Cristo. 20 Eso sí, hice siempre
cuestión de amor propio proclamar ese mensaje allí donde Cristo era aún
desconocido; nunca quise edificar sobre cimiento ajeno, 21 para que se cumpla
la Escritura:
Los que no tenían noticia de él, podrán ver,
y los que nada habían oído de él, entenderán.
Planes de Pablo para visitar Roma
22 Ha sido precisamente esta tarea la que una y otra
vez me ha impedido visitarlos.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos
25:1-11 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 25 (24)
Acuérdate, Señor, de tu misericordia
25 De David.
A ti me dirijo, Señor.
2 Dios mío, en ti confío, no me defraudes,
que mis enemigos no se burlen de mí.
3 Quien en ti espera no quedará defraudado;
pero sí quedará confundido
el que es infiel sin motivo.
4 Señor, muéstrame tus caminos,
enséñame tus sendas,
5 instrúyeme en tu verdad; enséñame,
porque tú eres el Dios que me salva,
en ti pongo mi esperanza cada día.
6 Recuerda, Señor, tu misericordia
y tu amor que desde siempre existen;
7 olvida mis faltas de juventud y mis pecados,
recuérdame en tu amor, por tu bondad, Señor.
8 El Señor es bueno y recto,
él muestra el camino a los pecadores,
9 instruye en la justicia a los humildes,
enseña a los humildes su camino.
10 Las sendas del Señor son amor y verdad
para quienes respetan su alianza y sus mandatos.
11 Señor, haciendo honor a tu nombre,
perdona mi grave pecado.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios
20:13-15 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
13 No ames el sueño y no empobrecerás;
mantente vigilante y no te faltará pan.
14 “¡Qué mala mercancía!”, dice el comprador;
pero una vez comprada, se felicita.
15 Abundan el oro y las piedras preciosas;
la joya más preciosa, unos labios instruidos.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España