Día 185, DAB Español, Jueves 4 de Julio
2 Reyes 23:31-25:30; Hechos 22:17-23:10; Salmos 2; Proverbios 18:13 (Dios Habla Hoy (DHH))
2
Reyes 23:31-25:30 Dios Habla Hoy (DHH)
Reinado de Joacaz en Judá
31 Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a
reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. Su madre se llamaba Hamutal, hija de
Jeremías, y era de Libná. 32 Pero sus hechos fueron malos a los ojos del Señor,
igual que los de sus antepasados. 33 El faraón Necao lo tuvo preso en Riblá, en
la región de Hamat, para que no reinara en Jerusalén, y obligó al país a pagar
un tributo de tres mil trescientos kilos de plata y treinta y tres kilos de
oro. 34 Además, el faraón Necao puso como rey a Eliaquim, hijo de Josías, en
lugar de su padre, y le cambió el nombre y le puso Joaquim, y a Joacaz lo tomó
y lo llevó a Egipto, donde murió.
35 Joaquim entregó a Necao la plata y el oro que este
exigía, para lo cual tuvo que imponer una contribución a la gente del país. Y
cada uno pagó en plata y en oro el impuesto que se le calculó, para
entregárselo al faraón Necao.
Reinado de Joaquim en Judá
36 Joaquim tenía veinticinco años cuando comenzó a
reinar, y reinó en Jerusalén once años. Su madre se llamaba Zebudá, hija de
Pedaías, y era de Rumá. 37 Pero sus hechos fueron malos a los ojos del Señor,
igual que los de sus antepasados.
24 Durante el reinado de Joaquim, Nabucodonosor, rey
de Babilonia, invadió el país, y Joaquim estuvo sometido a él durante tres
años. Luego cambió de parecer y se rebeló contra él. 2 Pero el Señor mandó
contra Joaquim bandas de ladrones caldeos, sirios, moabitas y amonitas. Las
envió contra Judá, para que la destruyeran, conforme al anuncio que había hecho
el Señor por medio de sus siervos los profetas. 3 Esto ocurrió con Judá porque
el Señor así lo dispuso, para apartarla de su presencia por todos los pecados
que Manasés había cometido, 4 y también por la sangre inocente que había
derramado y con la cual había llenado Jerusalén. Por eso el Señor no quiso
perdonar más.
5 El resto de la historia de Joaquim y de todo lo que
hizo está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. 6 Cuando
murió, reinó en su lugar su hijo Joaquín.
7 Desde entonces, el rey de Egipto no salió más de su
país, porque el rey de Babilonia había conquistado todas sus posesiones, desde
el arroyo de Egipto hasta el río Éufrates.
Joaquín y su corte son desterrados a Babilonia
8 Joaquín tenía dieciocho años cuando comenzó a
reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. Su madre se llamaba Nehustá, hija de
Elnatán, y era de Jerusalén. 9 Pero sus hechos fueron malos a los ojos del
Señor, igual que los de su padre.
10 En aquel tiempo, las tropas de Nabucodonosor, rey
de Babilonia, marcharon contra Jerusalén y la rodearon para atacarla. 11
Durante el ataque a la ciudad, llegó Nabucodonosor. 12 Entonces Joaquín, rey de
Judá, junto con su madre, sus oficiales, jefes y hombres de confianza, se
rindieron al rey de Babilonia, quien los hizo prisioneros. Esto sucedió en el
año ocho del reinado de Nabucodonosor.
13 Después Nabucodonosor sacó de allí todos los
tesoros del templo del Señor y del palacio real y, tal como el Señor lo había
anunciado, rompió todos los objetos de oro que Salomón, rey de Israel, había
hecho para el templo del Señor. 14 Luego se llevó cautivos a todos los
habitantes de Jerusalén, a todos los jefes y los mejores soldados, y a todos
los artesanos y herreros, hasta completar diez mil prisioneros. No quedó nadie
en el país, a excepción de la gente más pobre.
15 Nabucodonosor se llevó también cautivos a Joaquín y
a su madre, a sus esposas, a sus oficiales, y a las personas más importantes
del país. Los llevó cautivos de Jerusalén a Babilonia. 16 El total de
prisioneros de renombre que el rey de Babilonia se llevó, fue de siete mil; y
mil el de artesanos y herreros, además de todos los hombres fuertes y aptos
para la guerra. 17 Luego el rey de Babilonia nombró rey a Matanías, en lugar de
su sobrino Joaquín, y le cambió su nombre y le puso Sedequías.
Reinado de Sedequías
18 Sedequías tenía veintiún años cuando comenzó a
reinar, y reinó once años en Jerusalén. Su madre se llamaba Hamutal, hija de
Jeremías, y era de Libná. 19 Pero sus hechos fueron malos a los ojos del Señor,
igual que los de Joaquim. 20 Por eso el Señor se enojó con Jerusalén y con
Judá, y los echó de su presencia.
Caída de Jerusalén
Después Sedequías se rebeló contra el rey de
Babilonia. 25 1 El día diez del mes décimo del año noveno del reinado de
Sedequías, el rey Nabucodonosor marchó con todo su ejército contra Jerusalén, y
la sitió. Acampó frente a ella, y a su alrededor construyó rampas para
atacarla. 2 La ciudad estuvo sitiada hasta el año once del reinado de
Sedequías. 3 El día nueve del mes cuarto de ese año aumentó el hambre en la
ciudad, y la gente no tenía ya nada que comer. 4 Entonces hicieron un boquete
en las murallas de la ciudad, y aunque los caldeos la tenían sitiada, el rey y
todos los soldados huyeron de la ciudad durante la noche. Salieron por la
puerta situada entre las dos murallas, por el camino de los jardines reales, y
tomaron el camino del valle del Jordán. 5 Pero los soldados caldeos
persiguieron al rey Sedequías, y lo alcanzaron en la llanura de Jericó. Todo su
ejército lo abandonó y se dispersó. 6 Los caldeos capturaron al rey y lo
llevaron ante el rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en el territorio de
Hamat. Allí Nabucodonosor dictó sentencia contra Sedequías, 7 y en presencia de
éste mandó degollar a sus hijos. En cuanto a Sedequías, mandó que le sacaran
los ojos y que lo encadenaran para llevarlo a Babilonia.
Destrucción del templo
8 El día siete del mes quinto del año diecinueve del
reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, Nebuzaradán, oficial del rey y
comandante de la guardia real, llegó a Jerusalén 9 e incendió el templo, el
palacio real y todas las casas de la ciudad, especialmente las casas de todos
los personajes notables, 10 y el ejército caldeo que lo acompañaba derribó las
murallas que rodeaban Jerusalén. 11 Luego Nebuzaradán llevó desterrados a
Babilonia tanto a los que aún quedaban en la ciudad como a los que se habían puesto
del lado del rey de Babilonia, y al resto de los artesanos. 12 Sólo dejó a
algunos de entre la gente más pobre, para que cultivaran los viñedos y los
campos.
13 Los caldeos hicieron pedazos los objetos de bronce
que había en el templo: las columnas, las bases y la enorme pila para el agua,
y se llevaron todo el bronce a Babilonia. 14 También se llevaron los ceniceros,
las palas, las despabiladeras, los cucharones y todos los utensilios de bronce
para el culto. 15 Igualmente, el comandante de la guardia se llevó todos los
objetos de oro y plata: los braseros y los tazones. 16 Por lo que se refiere a
las dos columnas, la enorme pila para el agua y las bases que el rey Salomón
había mandado hacer para el templo, su peso no podía calcularse. 17 Cada columna
tenía más de ocho metros de altura, y en su parte superior tenía un capitel de
bronce, de más de dos metros de altura, alrededor del cual había una rejilla
toda de bronce, adornada con granadas. Las dos columnas eran iguales.
Destierro del pueblo de Judá
18 El comandante de la guardia apresó también a
Seraías, sumo sacerdote, a Sofonías, sacerdote que le seguía en dignidad, y a
los tres guardianes del umbral del templo. 19 De la gente de la ciudad apresó
al oficial que mandaba las tropas, a cinco hombres del servicio personal del
rey que se encontraron en la ciudad, al funcionario militar que reclutaba
hombres para el ejército y a sesenta ciudadanos notables que estaban en la
ciudad. 20-21 Nebuzaradán llevó a todos estos ante el rey de Babilonia, que estaba
en Riblá, en el territorio de Hamat. Allí el rey de Babilonia mandó que los
mataran.
Así fue desterrado de su país el pueblo de Judá.
El grupo restante huye a Egipto
22 Nabucodonosor, rey de Babilonia, nombró gobernador
a Guedalías, hijo de Ahicam y nieto de Safán, para que se hiciera cargo de la
gente que él había dejado en Judá. 23 Y cuando los jefes del ejército de Judá y
sus hombres supieron esto, fueron a Mispá para hablar con Guedalías. Eran
Ismael, hijo de Netanías; Johanán, hijo de Caréah; Seraías, hijo de Tanhúmet,
de Netofá; y Jaazanías, hijo de un hombre de Maacá. Fueron acompañados de sus
hombres. 24 Guedalías les hizo un juramento a ellos y a sus hombres, y les dijo
que no tuvieran miedo de los oficiales caldeos, que se quedaran a vivir en el
país y sirvieran al rey de Babilonia, y que les iría bien.
25 Pero en el mes séptimo, Ismael, hijo de Netanías y
nieto de Elisamá, que era de la familia real de Judá, llegó acompañado de diez
hombres, y entre todos mataron a Guedalías y a los judíos y caldeos que había
con él en Mispá. 26 Entonces toda la gente, por miedo a los caldeos, se levantó
y se fue a Egipto, lo mismo grandes y pequeños que oficiales del ejército.
Joaquín es libertado y recibe honores en Babilonia
27 El día veintisiete del mes doce del año treinta y
siete del destierro del rey Joaquín de Judá, comenzó a reinar en Babilonia el
rey Evil-merodac, el cual se mostró bondadoso con Joaquín y lo sacó de la
cárcel, 28 lo trató bien y le dio preferencia sobre los otros reyes que estaban
con él en Babilonia. 29 De esta manera, Joaquín pudo quitarse la ropa que usaba
en la prisión y comer con el rey por el resto de su vida. 30 Además, durante
toda su vida, Joaquín recibió una pensión diaria de parte del rey de Babilonia.
Dios Habla Hoy (DHH)
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966,
1970, 1979, 1983, 1996.
Hechos
22:17-23:10 Dios Habla Hoy (DHH)
17 »Cuando regresé a Jerusalén, fui al templo a orar,
y tuve una visión. 18 Vi al Señor, que me dijo: “Date prisa, sal rápidamente de
Jerusalén, porque no van a hacer caso de lo que dices de mí.” 19 Yo le dije:
“Señor, ellos saben que yo iba por todas las sinagogas y llevaba a la cárcel a
los que creían en ti, y que los golpeaba, 20 y que cuando mataron a tu siervo
Esteban, que daba testimonio de ti, yo mismo estaba allí, aprobando que lo
mataran, e incluso cuidé la ropa de quienes lo mataron.” 21 Pero el Señor me
dijo: “Ponte en camino, que voy a enviarte a naciones lejanas.”»
Pablo en manos del comandante
22 Hasta este punto lo escucharon; pero entonces
comenzaron a gritar: «¡Ese hombre no debe vivir! ¡Bórralo de este mundo!» 23 Y
como seguían gritando y sacudiendo sus ropas y tirando polvo al aire, 24 el
comandante ordenó que metieran a Pablo en el cuartel, y mandó que lo azotaran,
para que confesara por qué la gente gritaba en contra suya. 25 Pero cuando ya
lo tenían atado para azotarlo, Pablo le preguntó al capitán que estaba
presente:
—¿Tienen ustedes autoridad para azotar a un ciudadano
romano, y además sin haberlo juzgado?
26 Al oír esto, el capitán fue y avisó al comandante,
diciendo:
—¿Qué va a hacer usted? Este hombre es ciudadano
romano.
27 Entonces el comandante se acercó a Pablo, y le
preguntó:
—¿Es cierto que tú eres ciudadano romano?
Pablo le contestó:
—Sí.
28 El comandante le dijo:
—A mí me costó mucho dinero hacerme ciudadano romano.
Y Pablo respondió:
—Pues yo lo soy por nacimiento.
29 Con esto, los que iban a azotar a Pablo se
apartaron de él; y hasta el mismo comandante, al darse cuenta de que era ciudadano
romano, tuvo miedo por haberlo encadenado.
Pablo ante la Junta Suprema de los judíos
30 Al día siguiente, el comandante, queriendo saber
con exactitud de qué acusaban los judíos a Pablo, le quitó las cadenas y mandó
reunir a los jefes de los sacerdotes y a toda la Junta Suprema. Luego sacó a
Pablo y lo puso delante de ellos.
23 Pablo miró a los de la Junta Suprema y les dijo:
—Hermanos, yo he vivido hasta hoy con la conciencia
tranquila delante de Dios.
2 Entonces Ananías, que era sumo sacerdote, mandó a
los que estaban cerca de Pablo que le pegaran en la boca. 3 Pero Pablo le
contestó:
—¡Dios le va a pegar a usted, hipócrita! Si usted está
sentado ahí para juzgarme según la ley, ¿por qué contra la ley manda que me
peguen?
4 Los que estaban presentes le dijeron:
—¿Así insultas al sumo sacerdote de Dios?
5 Pablo dijo:
—Hermanos, yo no sabía que fuera el sumo sacerdote;
pues en la Escritura dice: “No maldigas al que gobierna a tu pueblo.”
6 Luego, dándose cuenta de que algunos de la Junta
eran del partido saduceo y otros del partido fariseo, dijo Pablo en voz alta:
—Hermanos, yo soy fariseo, de familia de fariseos; y
se me está juzgando porque espero la resurrección de los muertos.
7 En cuanto Pablo dijo esto, los fariseos y los
saduceos comenzaron a discutir entre sí, y se dividió la reunión. 8 Porque los
saduceos dicen que los muertos no resucitan, y que no hay ángeles ni espíritus;
en cambio, los fariseos creen en todas estas cosas. 9 Todos gritaban; y algunos
maestros de la ley, que eran del partido fariseo, se levantaron y dijeron:
—Este hombre no ha hecho nada malo; tal vez le ha
hablado un espíritu o un ángel.
10 Como el alboroto era cada vez mayor, el comandante
tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo, por lo cual mandó llamar a unos
soldados para sacarlo de allí y llevarlo otra vez al cuartel.
Dios Habla Hoy (DHH)
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966,
1970, 1979, 1983, 1996.
Salmos
2 Dios Habla Hoy (DHH)
Tú eres mi hijo
2 ¿Por qué se alborotan los pueblos paganos?
¿Por qué hacen planes sin sentido?
2 Los reyes y gobernantes de la tierra
se rebelan, y juntos conspiran
contra el Señor y su rey escogido.
3 Y gritan:
«¡Vamos a quitarnos sus cadenas!
¡Vamos a librarnos de sus ataduras!»
4 El Señor, el que reina en el cielo,
se ríe de ellos;
5 luego, enojado, los asusta;
lleno de furor les dice:
6 «Ya he consagrado a mi rey sobre Sión, mi monte
santo.»
7 Voy a anunciar la decisión del Señor:
él me ha dicho: «Tú eres mi hijo;
yo te he engendrado hoy.
8 Pídeme que te dé las naciones como herencia
y hasta el último rincón del mundo en propiedad,
y yo te los daré.
9 Con cetro de hierro destrozarás a los reyes;
¡los harás pedazos como a ollas de barro!»
10 Reyes y gobernantes de la tierra, entiendan esto,
¡aprendan bien esta lección!
11-12 Adoren al Señor con alegría y reverencia;
inclínense ante él con temblor,
no sea que se enoje
y ustedes mueran en el camino,
pues su furor se enciende fácilmente.
¡Felices los que buscan protección en él!
Dios Habla Hoy (DHH)
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966,
1970, 1979, 1983, 1996.
Proverbios
18:13 Dios Habla Hoy (DHH)
13 Es una necedad y una vergüenza
responder antes de escuchar.
Dios Habla Hoy (DHH)
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