2 Reyes 18:13-19:37; Hechos 21:1-17; Salmos 149; Proverbios 18:8 (Dios Habla Hoy (DHH))
2 Reyes 18:13-19:37 Dios Habla Hoy
(DHH)
Senaquerib
invade Judá
13
En el año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó a
todas las ciudades fortificadas de Judá y las tomó. 14 Entonces Ezequías, rey
de Judá, envió un mensaje al rey de Asiria, que estaba en Laquis, en el que
decía: «He cometido un error. Retírate de mi país y te pagaré el tributo que me
impongas.»
Por
lo tanto, el rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, un tributo de nueve
mil novecientos kilos de plata y novecientos noventa kilos de oro. 15 Así que
Ezequías le entregó toda la plata que encontró en el templo del Señor y en los
tesoros del palacio real. 16 En aquella misma ocasión, Ezequías quitó del
templo del Señor las puertas y sus marcos, que él mismo había cubierto de oro,
y se las dio al rey de Asiria.
17
Después el rey de Asiria envió al rey Ezequías un alto oficial, un funcionario
de su confianza y otro alto oficial, al frente de un poderoso ejército, y éstos
fueron de Laquis a Jerusalén, para atacarla. Cuando llegaron a Jerusalén,
acamparon junto al canal del estanque de arriba, por el camino que va al campo
del Lavador de Paños. 18 Luego llamaron al rey, y Eliaquim, hijo de Hilquías,
que era el mayordomo de palacio, y Sebná, el cronista, y Joah, hijo de Asaf, el
secretario del rey, salieron a encontrarse con ellos. 19 Allí el oficial asirio
les dijo:
—Comuniquen
a Ezequías este mensaje del gran rey, el rey de Asiria: “¿De qué te sientes tan
seguro? 20 ¿Piensas acaso que las palabras bonitas valen lo mismo que la
táctica y la fuerza para hacer la guerra? ¿En quién confías para rebelarte
contra mí? 21 Veo que confías en el apoyo de Egipto. Pues bien, Egipto es una
caña astillada, que si uno se apoya en ella, se le clava y le atraviesa la
mano. Eso es el faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él. 22 Y
si me dicen ustedes: Nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios, ¿acaso no
suprimió Ezequías los lugares de culto y los altares de ese Dios, y ordenó que
la gente de Judá y Jerusalén le diera culto solamente en el altar de Jerusalén?
23 Haz un trato con mi amo, el rey de Asiria: yo te doy dos mil caballos, si
consigues jinetes para ellos. 24 Tú no eres capaz de hacer huir ni al más
insignificante de los oficiales asirios, ¿y esperas conseguir jinetes y
caballos en Egipto? 25 Además, ¿crees que yo he venido a atacar y destruir este
país sin contar con el Señor? ¡Él fue quien me ordenó atacarlo y destruirlo!”
26
Eliaquim, Sebná y Joah respondieron al oficial asirio:
—Por
favor, háblenos usted en arameo, pues nosotros lo entendemos. No nos hable
usted en hebreo, pues toda la gente que hay en la muralla está escuchando.
27
Pero el oficial asirio dijo:
—No
fue a tu amo, ni a ustedes, a quienes el rey de Asiria me mandó que dijera
esto; fue precisamente a la gente que está sobre la muralla, pues ellos, lo
mismo que ustedes, tendrán que comerse su propio excremento y beberse sus
propios orines.
28
Entonces el oficial, de pie, gritó bien fuerte en hebreo:
—Oigan
lo que les dice el gran rey, el rey de Asiria: 29 “No se dejen engañar por
Ezequías; él no puede salvarlos de mi mano.” 30 Si Ezequías quiere convencerlos
de que confíen en el Señor, y les dice: “El Señor ciertamente nos salvará; él
no permitirá que esta ciudad caiga en poder del rey de Asiria”, 31 no le hagan
caso. El rey de Asiria me manda a decirles que hagan las paces con él, y que se
rindan, y así cada uno podrá comer del producto de su viñedo y de su higuera y
beber el agua de su propia cisterna. 32 Después los llevará a un país parecido
al de ustedes, un país de trigales y viñedos, para hacer pan y vino, un país de
aceite de oliva y miel. Entonces podrán vivir bien y no morirán. Pero no le
hagan caso a Ezequías, porque los engaña al decir que el Señor los va a librar.
33 ¿Acaso alguno de los dioses de los otros pueblos pudo salvar a su país del
poder del rey de Asiria? 34 ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arpad? ¿Dónde
están los dioses de Sefarvaim, Hená e Ivá? ¿Acaso pudieron salvar del poder de
Asiria a Samaria? 35 ¿Cuál de todos los dioses de esos países pudo salvar a su
nación del poder del rey de Asiria? ¿Por qué piensan que el Señor puede salvar
a Jerusalén?
36
La gente se quedó callada y no le respondió ni una palabra, porque el rey había
ordenado que no respondieran nada. 37 Entonces Eliaquim, mayordomo de palacio,
Sebná, el cronista, y Joah, secretario del rey, afligidos se rasgaron la ropa y
se fueron a ver a Ezequías para contarle lo que había dicho el alto oficial
asirio.
Judá
es librado de Senaquerib
19
Cuando el rey Ezequías oyó esto, se rasgó sus vestiduras, se puso ropas ásperas
en señal de dolor y se fue al templo del Señor. 2 Y envió a Eliaquim, mayordomo
de palacio, al cronista Sebná y a los sacerdotes más ancianos, con ropas
ásperas en señal de dolor, a ver al profeta Isaías, hijo de Amós, 3 y a decirle
de parte del rey: «Hoy estamos en una situación de angustia, castigo y
humillación, como una mujer que, a punto de dar a luz, se quedara sin fuerzas.
4 Ojalá el Señor tu Dios haya oído las palabras del oficial enviado por su amo,
el rey de Asiria, para insultar al Dios viviente, y ojalá lo castigue por las
cosas que el Señor mismo, tu Dios, habrá oído. Ofrece, pues, una oración por
los que aún quedan.»
5
Los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías, 6 e Isaías les encargó
que respondieran a su amo: «El Señor dice: “No tengas miedo de esas palabras
ofensivas que dijeron contra mí los criados del rey de Asiria. 7 Mira, yo voy a
hacer que llegue a él un rumor que lo obligue a volver a su país, y allí lo
haré morir asesinado.”»
8
El oficial asirio se enteró de que el rey de Asiria se había ido de la ciudad
de Laquis. Entonces se fue de Jerusalén, y encontró al rey de Asiria atacando a
Libná. 9 Allí el rey de Asiria oyó decir que el rey Tirhaca de Etiopía había
emprendido una campaña militar contra él. Una vez más, el rey de Asiria envió
embajadores al rey Ezequías de Judá, 10 a decirle: «Tu Dios, en el que tú
confías, te asegura que Jerusalén no caerá en mi poder; pero no te dejes
engañar por él. 11 Tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria con todos
los países que han querido destruir. ¿Y te vas a salvar tú? 12 ¿Acaso los
dioses salvaron a los otros pueblos que mis antepasados destruyeron: a Gozán, a
Harán, a Résef, y a la gente de Bet-edén que vivía en Telasar? 13 ¿Dónde están
los reyes de Hamat, de Arpad, de Sefarvaim, de Hená y de Ivá?»
14
Ezequías tomó la carta que le entregaron los embajadores, y la leyó. Luego se
fue al templo y, extendiendo la carta delante del Señor, 15 oró así: «Señor,
Dios de Israel, que tienes tu trono sobre los querubines: tú solo eres Dios de
todos los reinos de la tierra; tú creaste el cielo y la tierra. 16 Pon
atención, Señor, y escucha. Abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha las palabras
que Senaquerib mandó decirme, palabras todas ellas ofensivas contra ti, el Dios
viviente. 17 Es cierto, Señor, que los reyes de Asiria han destruido las
naciones y sus tierras, 18 y que han echado al fuego sus dioses, porque en
realidad no eran dioses, sino objetos de madera o de piedra hechos por el
hombre. Por eso los destruyeron. 19 Ahora pues, Señor y Dios nuestro, sálvanos
de su poder, para que todas las naciones de la tierra sepan que tú, Señor, eres
el único Dios.»
20
Entonces Isaías mandó a decir a Ezequías: «Esto dice el Señor, Dios de Israel:
“Yo he escuchado la oración que me hiciste acerca de Senaquerib, rey de
Asiria.”»
21
Éstas son las palabras que dijo el Señor acerca del rey de Asiria:
«La
ciudad de Sión, como una muchacha,
se
ríe de ti, Senaquerib.
Jerusalén
mueve burlonamente la cabeza
cuando
tú te retiras.
22
¿A
quién has ofendido e insultado?
¿Contra
quién alzaste la voz
y
levantaste los ojos altaneramente?
¡Contra
el Dios Santo de Israel!
23
Por
medio de tus mensajeros insultaste al Señor.
»Dijiste:
»“Con
mis innumerables carros de guerra
subí
a las cumbres de los montes,
a
lo más empinado del Líbano.
Corté
sus cedros más altos,
sus
pinos más bellos.
Llegué
a sus cumbres más altas,
a
sus bosques, que parecen jardines.
24
En
tierras extrañas
cavé
pozos y bebí de esa agua,
y
con las plantas de mis pies
sequé
todos los ríos de Egipto.”
25
¿Pero
no sabías que soy yo, el Señor,
quien
ha dispuesto todas estas cosas?
Desde
tiempos antiguos lo había planeado,
y
ahora lo he realizado;
por
eso tú destruyes ciudades fortificadas
y
las conviertes en montones de ruinas.
26
Sus
habitantes, impotentes,
llenos
de miedo y vergüenza,
han
sido como hierba del campo,
como
pasto verde,
como
hierba que crece en los tejados
y
que es quemada por el viento del este.
27
Yo
conozco todos tus movimientos
y
todas tus acciones;
yo
sé que te has enfurecido contra mí.
28
Y
como conozco tu furia y tu arrogancia,
voy
a ponerte una argolla en la nariz,
un
freno en la boca,
y
te haré volver por el camino
por
donde viniste.»
29
Isaías
dijo entonces a Ezequías:
«Ésta
será una señal de lo que va a suceder:
este
año y el siguiente comerán ustedes
el
trigo que nace por sí solo,
pero
al tercer año podrán sembrar y cosechar,
plantar
viñedos y comer de sus frutos.
30
Los
sobrevivientes de Judá serán como plantas:
echarán
raíces y producirán fruto.
31
Porque
un resto quedará en Jerusalén;
en
el monte Sión habrá sobrevivientes.
Esto
lo hará el ardiente amor del Señor todopoderoso.
32
»Acerca
del rey de Asiria dice el Señor:
“No
entrará en Jerusalén,
no
le disparará ni una flecha,
no
la atacará con escudos
ni
construirá una rampa a su alrededor.
33
Por
el mismo camino por donde vino, se volverá;
no
entrará en esta ciudad.
Yo,
el Señor, doy mi palabra.
34
Yo
protegeré esta ciudad
y
la salvaré,
por
consideración a mi siervo David
y
a mí mismo.”»
35
Aquella misma noche el ángel del Señor fue y mató a ciento ochenta y cinco mil
hombres del campamento asirio, y al día siguiente todos amanecieron muertos. 36
Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y regresó a Nínive.
37 Y un día, cuando estaba adorando en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos
Adramélec y Sarézer fueron y lo asesinaron, y huyeron a la región de Ararat.
Después reinó en su lugar su hijo Esarhadón.
Dios
Habla Hoy (DHH)
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habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Hechos 21:1-17 Dios Habla Hoy (DHH)
Viaje
de Pablo a Jerusalén
21
Cuando dejamos a los hermanos, nos embarcamos y fuimos directamente a Cos, y al
día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara. 2 En Pátara encontramos un barco que
iba a Fenicia, y en él nos embarcamos. 3 Al pasar, vimos la isla de Chipre, y
dejándola a mano izquierda seguimos hasta Siria. Y como el barco tenía que
dejar carga en el puerto de Tiro, entramos allí. 4 Encontramos a los creyentes,
y nos quedamos con ellos siete días. Ellos, advertidos por el Espíritu, dijeron
a Pablo que no debía ir a Jerusalén. 5 Pero pasados los siete días, salimos.
Todos, con sus mujeres y niños, nos acompañaron hasta fuera de la ciudad, y
allí en la playa nos arrodillamos y oramos. 6 Luego nos despedimos y subimos al
barco, y ellos regresaron a sus casas.
7
Terminamos nuestro viaje por mar yendo de Tiro a Tolemaida, donde saludamos a
los hermanos y nos quedamos con ellos un día. 8 Al día siguiente salimos y
llegamos a Cesarea. Fuimos a casa de Felipe el evangelista, que era uno de los
siete ayudantes de los apóstoles, y nos quedamos con él. 9 Felipe tenía cuatro
hijas solteras, que eran profetisas. 10 Ya hacía varios días que estábamos
allí, cuando llegó de Judea un profeta llamado Agabo. 11 Al llegar ante
nosotros tomó el cinturón de Pablo, se sujetó con él las manos y los pies, y
dijo:
—El
Espíritu Santo dice que en Jerusalén los judíos atarán así al dueño de este
cinturón, y lo entregarán en manos de los extranjeros.
12
Al oír esto, nosotros y los de Cesarea rogamos a Pablo que no fuera a
Jerusalén. 13 Pero Pablo contestó:
—¿Por
qué lloran y me ponen triste? Yo estoy dispuesto, no solamente a ser atado sino
también a morir en Jerusalén por causa del Señor Jesús.
14
Como no pudimos convencerlo, lo dejamos, diciendo:
—Que
se haga la voluntad del Señor.
15
Después de esto, nos preparamos y nos fuimos a Jerusalén. 16 Nos acompañaron
algunos creyentes de Cesarea, quienes nos llevaron a casa de un hombre de
Chipre llamado Mnasón, que era creyente desde hacía mucho tiempo y que iba a
darnos alojamiento.
Pablo
visita a Santiago
17
Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría.
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Salmos 149 Dios Habla Hoy (DHH)
Dios,
Creador y Rey
149
¡Aleluya!
Canten
al Señor un canto nuevo;
alábenlo
en la comunidad de los fieles.
2
Alégrense
los israelitas, el pueblo de Sión,
porque
Dios es su Creador y Rey.
3
Alaben
su nombre con danzas,
cántenle
himnos al son de arpas y panderos.
4
Porque
el Señor se complace en su pueblo;
da
a los humildes el honor de la victoria.
5
Alégrense
los fieles con el triunfo,
y
aun dormidos canten de alegría.
6
Haya
alabanzas a Dios en sus labios,
y
en su mano una espada de dos filos
7
para
vengarse de los paganos,
para
castigar a las naciones,
8
para
encadenar a los reyes y gente poderosa
con
pesadas cadenas de hierro,
9
para
cumplir en ellos la sentencia escrita.
¡Esto
será una honra para todos sus fieles!
¡Aleluya!
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
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Proverbios 18:8 Dios Habla Hoy (DHH)
8
Los
chismes son como golosinas,
pero
calan hasta lo más profundo.
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
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