2 Samuel 23:24-24:25; Hechos 3:1-26; Salmos 123; Proverbios 16:21-23 (Reina Valera Actualizada (RVA-2015))
2 Samuel 23:24-24:25 Reina Valera
Actualizada (RVA-2015)
24
También estaban entre los treinta: Asael, hermano de Joab; Eljanán hijo de
Dodo, de Belén; 25 Sama, de Harod; Elica, de Harod; 26 Heles el peletita; Ira
hijo de Iques, de Tecoa; 27 Abiezer, de Anatot; Mebunai, de Husa; 28 Salmón el
ajojita; Maharai, de Netofa; 29 Heleb hijo de Baaná, de Netofa; Itai hijo de
Ribai, de Gabaa de los hijos de Benjamín; 30 Benaías, de Piratón; Hidai, de los
arroyos de Gaas; 31 Abi-albón, de Arabá; Azmávet el barjumita; 32 Eliaba, de
Saalbín; Jonatán de los hijos de Jasén; 33 Sama el hararita; Ajiam hijo de
Sarar, el ararita; 34 Elifelet hijo de Ajasbai, hijo del macateo; Eliam hijo de
Ajitofel el gilonita; 35 Hezrai, de Carmel; Paarai el arbita; 36 Igal hijo de
Natán, de Soba; Bani el gadita; 37 Selec el amonita; Najarai, de Beerot,
escudero de Joab, hijo de Sarvia; 38 Ira, de Jatir; Gareb, de Jatir; 39 Urías
el heteo. Entre todos eran treinta y siete.
Censo
militar de David
24
Volvió a encenderse el furor del SEÑOR contra Israel, e incitó a David contra
ellos, diciendo: “Ve y haz el censo de Israel y de Judá”.
2
El rey dijo a Joab, jefe del ejército, que estaba con él:
—Por
favor, recorre todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz el
censo del pueblo, para que yo sepa el número de la gente.
3
Pero Joab respondió al rey:
—¡Que
el SEÑOR tu Dios añada al pueblo cien veces más, y que mi señor el rey lo vea!
Sin embargo, ¿para qué quiere esto mi señor el rey?
4
Pero la palabra del rey prevaleció contra Joab y contra los jefes del ejército.
Entonces salió Joab con los jefes del ejército de la presencia del rey, para
hacer el censo del pueblo de Israel. 5 Habiendo cruzado el Jordán, acamparon[a]
en Aroer, al sur de la ciudad que está en medio del valle de Gad; y luego
fueron a Jazer. 6 Después fueron a Galaad y a la tierra de Tajtim-hodsi[b]. De
allí fueron a Dan, a Jaán[c] y a los alrededores de Sidón. 7 Fueron luego a la
fortaleza de Tiro y a todas las ciudades de los heveos y de los cananeos. Por
último, salieron hacia el Néguev de Judá, hasta Beerseba.
8
Después que recorrieron todo el territorio, volvieron a Jerusalén al cabo de
nueve meses y veinte días. 9 Joab dio al rey el resultado del censo del pueblo:
Los hombres de guerra de Israel que sacaban espada eran ochocientos mil, y los
hombres de Judá eran quinientos mil.
El
censo provoca la ira del SEÑOR
10
Después que David había hecho contar al pueblo, su corazón le golpeaba. Y David
dijo al SEÑOR:
—He
pecado gravemente al haber hecho esto. Pero ahora, oh SEÑOR, quita, por favor,
el pecado de tu siervo, porque he actuado muy neciamente.
11
Cuando se levantó David por la mañana, vino palabra del SEÑOR al profeta Gad,
vidente de David, diciendo:
12
—Ve y di a David que así ha dicho el SEÑOR: “Tres cosas te propongo; escoge
para ti una de ellas, y yo te la haré”.
13
Entonces Gad fue a David y se lo hizo saber diciendo:
—¿Que
te vengan siete[d] años de hambre en tu país? ¿O que huyas durante tres meses
de tus adversarios y que ellos te persigan? ¿O que haya una epidemia en tu país
durante tres días? Ahora, pues, piensa y mira qué he de responder al que me ha
enviado.
14
Entonces David dijo a Gad:
—Estoy
muy angustiado. Por favor, caigamos en mano del SEÑOR, porque grande es su
misericordia. Y no caiga yo en mano de los hombres.
15
Así que el SEÑOR envió una epidemia a Israel, desde aquella mañana hasta el
tiempo señalado, y murieron setenta mil hombres del pueblo, desde Dan hasta
Beerseba.
Se
aplaca la ira contra el pueblo
16
Cuando el ángel extendía su mano hacia Jerusalén para destruirla, el SEÑOR
cambió de parecer acerca de aquel mal. Y dijo al ángel que destruía al pueblo:
—¡Basta
ya! ¡Detén tu mano!
El
ángel del SEÑOR estaba junto a la era de Arauna el jebuseo. 17 Y cuando David
vio al ángel que hería al pueblo, dijo al SEÑOR:
—He
aquí, yo he pecado; yo he actuado perversamente. Pero estas ovejas, ¿qué han
hecho? Por favor, sea tu mano contra mí y contra mi casa paterna.
18
Aquel día Gad fue a David y le dijo:
—Sube
y erige un altar al SEÑOR en la era de Arauna el jebuseo.
19
David subió, conforme a la palabra de Gad que el SEÑOR le había mandado. 20
Arauna miró y vio al rey y a sus servidores que venían hacia él. Arauna salió y
se postró ante el rey con el rostro en tierra. 21 Y Arauna preguntó:
—¿Por
qué viene mi señor el rey a su siervo?
David
respondió:
—Para
comprarte la era y edificar un altar al SEÑOR, a fin de que cese la epidemia en
el pueblo.
22
Arauna respondió a David:
—Tómela
y ofrezca mi señor el rey lo que le parezca bien. Mira los bueyes para el
holocausto, y los trillos y yugos de los bueyes para leña. 23 Todo, oh rey, se
lo da Arauna al rey. —Dijo además Arauna al rey—: ¡Que Dios te acepte!
24
Pero el rey respondió a Arauna:
—No,
sino que por su precio te lo compraré, porque no ofreceré al SEÑOR mi Dios
holocaustos que no me cuesten nada.
Entonces
David compró la era y los bueyes por quinientos cincuenta gramos de plata. 25
David edificó allí un altar al SEÑOR, y ofreció holocaustos y sacrificios de
paz. Así el SEÑOR atendió las súplicas en favor de la tierra, y cesó la
epidemia en Israel.
Footnotes:
2 Samuel 24:5 Una recensión de LXX tiene
comenzaron en.
2 Samuel 24:6 LXX tiene y a Cades, en la
tierra de los heteos.
2 Samuel 24:6 Posiblemente Ijón.
2 Samuel 24:13 LXX tiene tres; cf. 1 Crón.
21:12.
Reina
Valera Actualizada (RVA-2015)
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Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano
Hechos 3 Reina Valera Actualizada
(RVA-2015)
Pedro
sana a un cojo en el templo
3
Pedro y Juan subían al templo a la hora de la oración, las tres de la tarde. 2
Y era traído cierto hombre que era cojo desde el vientre de su madre. Cada día
le ponían a la puerta del templo que se llama Hermosa, para pedir limosna de
los que entraban en el templo. 3 Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a
entrar en el templo, les rogaba para recibir una limosna. 4 Entonces Pedro,
juntamente con Juan, se fijó en él y le dijo:
—Míranos.
5
Él les prestaba atención, porque esperaba recibir algo de ellos. 6 Pero Pedro
le dijo:
—No
tengo ni plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de
Nazaret, ¡levántate y anda!
7
Le tomó de la mano derecha y le levantó. De inmediato fueron afirmados sus pies
y tobillos, 8 y de un salto se puso de pie y empezó a caminar. Y entró con
ellos en el templo, caminando, saltando y alabando a Dios.
9
Todo el pueblo le vio caminando y alabando a Dios. 10 Reconocían que él era el
mismo que se sentaba para pedir limosna en la puerta Hermosa del templo, y se
llenaron de asombro y de admiración por lo que le había acontecido.
Discurso
de Pedro en el templo
11
Como él se asió de Pedro y de Juan, toda la gente, atónita, concurrió
apresuradamente a ellos en el pórtico llamado de Salomón. 12 Pedro, al ver
esto, respondió al pueblo:
—Hombres
de Israel, ¿por qué se maravillan de esto? ¿Por qué nos miran a nosotros como
si con nuestro poder o piedad hubiéramos hecho andar a este hombre? 13 El Dios
de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres[a] ha glorificado a
su Siervo Jesús, al cual ustedes entregaron y negaron ante Pilato, a pesar de
que él había resuelto soltarlo. 14 Pero ustedes negaron al Santo y Justo;
pidieron que se les diera un hombre asesino, 15 y mataron al Autor de la vida,
al cual Dios ha resucitado de los muertos. De esto nosotros somos testigos.
16
»Y el nombre de Jesús hizo fuerte, por la fe en su nombre, a este hombre que
ustedes ven y conocen. Y la fe que es despertada por Jesús le ha dado esta
completa sanidad en la presencia de todos ustedes. 17 Ahora bien, hermanos, sé
que por ignorancia lo hicieron, como también sus gobernantes. 18 Pero Dios
cumplió así lo que había anunciado de antemano por boca de todos los profetas,
de que su Cristo debía padecer[b].
19
»Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados sus pecados; de
modo que de la presencia del Señor vengan tiempos de refrigerio 20 y que él
envíe al Cristo, a Jesús, quien les fue previamente designado. 21 A él, además,
el cielo le debía recibir hasta los tiempos de la restauración de todas las
cosas, de las cuales habló Dios por boca de sus santos profetas desde tiempos
antiguos. 22 Porque ciertamente Moisés dijo: El Señor su Dios les levantará, de
entre sus hermanos, un profeta como yo. A él escucharán en todas las cosas que
les hable. 23 Y sucederá que cualquier persona que no escuche a aquel profeta
será desarraigada del pueblo[c]. 24 Y todos los profetas, de Samuel en
adelante, todos los que hablaron, también anunciaron estos días.
25
»Ustedes son los hijos de los profetas y del pacto que Dios concertó con sus
padres, diciendo a Abraham: En tu descendencia serán benditas todas las
familias de la tierra[d]. 26 Y después de levantar a su Siervo, Dios lo envió
primero a ustedes, para bendecirles al convertirse cada uno de su maldad.
Footnotes:
Hechos 3:13 Éxo. 3:6, 15; cf. Mar. 12:26.
Hechos 3:18 P. ej., Isa. 53:1-10; cf. Hech.
8:32, 33.
Hechos 3:23 Deut. 18:15, 16, 19.
Hechos 3:25 Gén. 22:18.
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Salmos 123 Reina Valera Actualizada
(RVA-2015)
Plegaria
por la compasión divina
123
Canto de ascenso gradual[a]. A ti, que habitas en los cielos,
levanto
mis ojos.
2
He
aquí, como los ojos de los siervos miran la mano de sus amos,
y
como los ojos de la sierva
miran
la mano de su ama,
así
nuestros ojos miran al SEÑOR, nuestro Dios,
hasta
que tenga compasión de nosotros.
3
Ten
compasión de nosotros, oh SEÑOR; ten compasión de nosotros
porque
estamos hastiados del desprecio.
4
Nuestra
alma está sumamente hastiada de la burla de los que están en holgura,
y
del desprecio de los orgullosos opresores[b].
Footnotes:
Salmos 123:1 Cantado en las peregrinaciones
hacia el templo en Jerusalén.
Salmos 123:4 Según Qere.
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