1 Reyes 3:3-4:34; Hechos 6:1-15; Salmos 126; Proverbios 16:26-27 (Nueva Versión Internacional (NVI))
1 Reyes 3:3-4:34 Nueva Versión
Internacional (NVI)
3
Salomón amaba al Señor y cumplía los decretos de su padre David. Sin embargo,
también iba a los santuarios paganos para ofrecer sacrificios y quemar
incienso. 4 Como en Gabaón estaba el santuario pagano más importante, Salomón
acostumbraba ir allá para ofrecer sacrificios. Allí ofreció mil holocaustos; 5
y allí mismo se le apareció el Señor en un sueño, y le dijo:
—Pídeme
lo que quieras.
6
Salomón respondió:
—Tú
trataste con mucho amor a tu siervo David, mi padre, pues se condujo delante de
ti con lealtad y justicia, y con un corazón recto. Y, como hoy se puede ver,
has reafirmado tu gran amor al concederle que un hijo suyo lo suceda en el
trono.
7
»Ahora, Señor mi Dios, me has hecho rey en lugar de mi padre David. No soy más
que un muchacho, y apenas sé cómo comportarme. 8 Sin embargo, aquí me tienes,
un siervo tuyo en medio del pueblo que has escogido, un pueblo tan numeroso que
es imposible contarlo. 9 Yo te ruego que le des a tu siervo discernimiento para
gobernar a tu pueblo y para distinguir entre el bien y el mal. De lo contrario,
¿quién podrá gobernar a este gran pueblo tuyo?»
10
Al Señor le agradó que Salomón hubiera hecho esa petición, 11 de modo que le
dijo:
—Como
has pedido esto, y no larga vida ni riquezas para ti, ni has pedido la muerte
de tus enemigos, sino discernimiento para administrar justicia, 12 voy a
concederte lo que has pedido. Te daré un corazón sabio y prudente, como nadie
antes de ti lo ha tenido ni lo tendrá después. 13 Además, aunque no me lo has
pedido, te daré tantas riquezas y esplendor que en toda tu vida ningún rey
podrá compararse contigo. 14 Si andas por mis sendas y obedeces mis decretos y
mandamientos, como lo hizo tu padre David, te daré una larga vida.
15
Cuando Salomón despertó y se dio cuenta del sueño que había tenido, regresó a
Jerusalén. Se presentó ante el arca del pacto del Señor y ofreció holocaustos y
sacrificios de comunión. Luego ofreció un banquete para toda su corte.
Un
gobernante sabio
16
Tiempo después, dos prostitutas fueron a presentarse ante el rey. 17 Una de
ellas le dijo:
—Su
Majestad, esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Mientras ella estaba allí
conmigo, yo di a luz, 18 y a los tres días también ella dio a luz. No había en
la casa nadie más que nosotras dos. 19 Pues bien, una noche esta mujer se
acostó encima de su hijo, y el niño murió. 20 Pero ella se levantó a
medianoche, mientras yo dormía, y, tomando a mi hijo, lo acostó junto a ella y
puso a su hijo muerto a mi lado. 21 Cuando amaneció, me levanté para amamantar
a mi hijo, ¡y me di cuenta de que estaba muerto! Pero, al clarear el día, lo observé
bien y pude ver que no era el hijo que yo había dado a luz.
22
—¡No es cierto! —exclamó la otra mujer—. ¡El niño que está vivo es el mío, y el
muerto es el tuyo!
—¡Mientes!
—insistió la primera—. El niño muerto es el tuyo, y el que está vivo es el mío.
Y
se pusieron a discutir delante del rey.
23
El rey deliberó: «Una dice: “El niño que está vivo es el mío, y el muerto es el
tuyo”. Y la otra dice: “¡No es cierto! El niño muerto es el tuyo, y el que está
vivo es el mío”». 24 Entonces ordenó:
—Tráiganme
una espada.
Cuando
se la trajeron, 25 dijo:
—Partan
en dos al niño que está vivo, y denle una mitad a esta y la otra mitad a
aquella.
26
La verdadera madre, angustiada por su hijo, le dijo al rey:
—¡Por
favor, Su Majestad! ¡Dele usted a ella el niño que está vivo, pero no lo mate!
En
cambio, la otra exclamó:
—¡Ni
para mí ni para ti! ¡Que lo partan!
27
Entonces el rey ordenó:
—No
lo maten. Entréguenle a la primera el niño que está vivo, pues ella es la
madre.
28
Cuando todos los israelitas se enteraron de la sentencia que el rey había
pronunciado, sintieron un gran respeto por él, pues vieron que tenía sabiduría
de Dios para administrar justicia.
Administración
del reino
4
Salomón reinó sobre todo Israel, 2 y estos fueron sus funcionarios:
Azarías,
hijo del sacerdote Sadoc;
3
Elijoref y Ahías, hijos de Sisá, cronistas;
Josafat
hijo de Ajilud, el secretario;
4
Benaías hijo de Joyadá, comandante en jefe;
Sadoc
y Abiatar, sacerdotes;
5
Azarías hijo de Natán, encargado de los gobernadores;
Zabud
hijo de Natán, sacerdote y consejero personal del rey;
6
Ajisar, encargado del palacio;
Adonirán
hijo de Abdá, supervisor del trabajo forzado.
7
Salomón tenía por todo Israel a doce gobernadores, cada uno de los cuales debía
abastecer al rey y a su corte un mes al año. 8 Estos son sus nombres:
Ben
Jur, en la región montañosa de Efraín;
9
Ben Decar, en Macaz, Salbín, Bet Semes y Elón Bet Janán;
10
Ben Jésed, en Arubot (Soco y toda la tierra de Héfer entraban en su
jurisdicción);
11
Ben Abinadab, en Nafot Dor[a] (la esposa de Ben Abinadab fue Tafat hija de
Salomón);
12
Baná hijo de Ajilud, en Tanac y Meguido, y en todo Betseán (junto a Saretán,
más abajo de Jezrel, desde Betseán hasta Abel Mejolá, y todavía más allá de
Jocmeán);
13
Ben Guéber, en Ramot de Galaad (los poblados de Yaír hijo de Manasés en Galaad
entraban en su jurisdicción, así como también el distrito de Argob en Basán y
sus sesenta grandes ciudades, amuralladas y con cerrojos de bronce);
14
Ajinadab hijo de Idó, en Majanayin;
15
Ajimaz, en Neftalí (Ajimaz estaba casado con Basemat hija de Salomón);
16
Baná hijo de Husay, en Aser y en Alot;
17
Josafat hijo de Parúaj, en Isacar;
18
Simí hijo de Elá, en Benjamín;
19
Guéber hijo de Uri, en Galaad (que era el país de Sijón, rey de los amorreos, y
de Og, rey de Basán).
En
la tierra de Judá[b] había un solo gobernador.
Prosperidad
de Salomón
20
Los pueblos de Judá y de Israel eran tan numerosos como la arena que está a la
orilla del mar; y abundaban la comida, la bebida y la alegría. 21 Salomón
gobernaba sobre todos los reinos desde el río Éufrates hasta la tierra de los
filisteos y la frontera con Egipto. Mientras Salomón vivió, todos estos países
fueron sus vasallos tributarios.
22
La provisión diaria de Salomón era de seis mil seiscientos litros de flor de
harina y trece mil doscientos litros[c] de harina, 23 diez bueyes engordados y
veinte de pastoreo, y cien ovejas, así como venados, gacelas, corzos y aves de
corral. 24 El dominio de Salomón se extendía sobre todos los reinos al oeste
del río Éufrates, desde Tifsa hasta Gaza, y disfrutaba de paz en todas sus
fronteras. 25 Durante el reinado de Salomón, todos los habitantes de Judá y de
Israel, desde Dan hasta Berseba, vivieron seguros bajo su propia parra y su
propia higuera.
26
Salomón tenía doce mil caballos,[d] y cuatro mil[e] establos para los caballos
de sus carros de combate.
27
Los gobernadores, cada uno en su mes, abastecían al rey Salomón y a todos los
que se sentaban a su mesa, y se ocupaban de que no les faltara nada. 28 Además,
llevaban a los lugares indicados sus cuotas de cebada y de paja para los
caballos de tiro y para el resto de la caballería.
La
sabiduría de Salomón
29
Dios le dio a Salomón sabiduría e inteligencia extraordinarias; sus
conocimientos eran tan vastos como la arena que está a la orilla del mar. 30
Sobrepasó en sabiduría a todos los sabios del Oriente y de Egipto. 31 En
efecto, fue más sabio que nadie: más que Etán el ezraíta, y más que Hemán,
Calcol y Dardá, los hijos de Majol. Por eso la fama de Salomón se difundió por
todas las naciones vecinas. 32 Compuso tres mil proverbios y mil cinco
canciones. 33 Disertó acerca de las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el
hisopo que crece en los muros. También enseñó acerca de las bestias y las aves,
los reptiles y los peces. 34 Los reyes de todas las naciones del mundo que se
enteraron de la sabiduría de Salomón enviaron a sus representantes para que lo
escucharan.
Footnotes:
4:11 Nafot Dor. Alt. las alturas de Dor.
4:19 tierra de Judá. Lit. tierra.
4:22 seis mil seiscientos litros … trece
mil doscientos litros. Lit. treinta coros … sesenta coros.
4:26 caballos. Alt. aurigas.
4:26 cuatro mil (mss. de LXX; véase también
2Cr 9:25); cuarenta mil (TM).
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Versión Internacional (NVI)
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Hechos 6 Nueva Versión Internacional
(NVI)
Elección
de los siete
6
En aquellos días, al aumentar el número de los discípulos, se quejaron los
judíos de habla griega contra los de habla aramea[a] de que sus viudas eran
desatendidas en la distribución diaria de los alimentos. 2 Así que los doce
reunieron a toda la comunidad de discípulos y les dijeron: «No está bien que
nosotros los apóstoles descuidemos el ministerio de la palabra de Dios para servir
las mesas. 3 Hermanos, escojan de entre ustedes a siete hombres de buena
reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, para encargarles esta
responsabilidad. 4 Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al
ministerio de la palabra».
5
Esta propuesta agradó a toda la asamblea. Escogieron a Esteban, hombre lleno de
fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas
y a Nicolás, un prosélito de Antioquía. 6 Los presentaron a los apóstoles,
quienes oraron y les impusieron las manos.
7
Y la palabra de Dios se difundía: el número de los discípulos aumentaba
considerablemente en Jerusalén, e incluso muchos de los sacerdotes obedecían a
la fe.
Arresto
de Esteban
8
Esteban, hombre lleno de la gracia y del poder de Dios, hacía grandes prodigios
y señales milagrosas entre el pueblo. 9 Con él se pusieron a discutir ciertos
individuos de la sinagoga llamada de los Libertos, donde había judíos de Cirene
y de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia. 10 Como no podían hacer
frente a la sabiduría ni al Espíritu con que hablaba Esteban, 11 instigaron a
unos hombres a decir: «Hemos oído a Esteban blasfemar contra Moisés y contra
Dios».
12
Agitaron al pueblo, a los ancianos y a los maestros de la ley. Se apoderaron de
Esteban y lo llevaron ante el Consejo. 13 Presentaron testigos falsos, que
declararon: «Este hombre no deja de hablar contra este lugar santo y contra la
ley. 14 Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y
cambiará las tradiciones que nos dejó Moisés».
15
Todos los que estaban sentados en el Consejo fijaron la mirada en Esteban y
vieron que su rostro se parecía al de un ángel.
Footnotes:
6:1 los judíos … aramea. Lit. los
helenistas contra los hebreos.
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Salmos 126 Nueva Versión Internacional
(NVI)
Cántico
de los peregrinos.
126
Cuando el Señor hizo volver a Sión a los cautivos,
nos parecía estar soñando.
2
Nuestra
boca se llenó de risas;
nuestra lengua, de canciones jubilosas.
Hasta
los otros pueblos decían:
«El Señor ha hecho grandes cosas por
ellos».
3
Sí,
el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros,
y eso nos llena de alegría.
4
Ahora,
Señor, haz volver a nuestros cautivos
como haces volver los arroyos del desierto.
5
El
que con lágrimas siembra,
con regocijo cosecha.
6
El
que llorando esparce la semilla,
cantando recoge sus gavillas.
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Proverbios 16:26-27 Nueva Versión
Internacional (NVI)
26
Al
que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar,
pues su propio apetito lo estimula.
27
El
perverso hace[a] planes malvados;
en sus labios hay un fuego devorador.
Footnotes:
16:27 hace. Lit. cava.
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