2 Samuel 22:21-23:23; Hechos 2:1-47; Salmos 122; Proverbios 16:19-20 (Reina Valera Actualizada (RVA-2015))
2 Samuel 22:21-23:23 Reina Valera
Actualizada (RVA-2015)
21
“El SEÑOR me ha pagado conforme
a
mi justicia;
conforme
a la limpieza de mis manos me ha recompensado.
22
Porque he guardado los caminos del SEÑOR,
y
no me he apartado impíamente
de
mi Dios.
23
Porque delante de mí han estado todos sus juicios,
y
no he apartado de mí sus estatutos.
24
Fui íntegro para con él,
y
me guardé de mi maldad.
25
Por tanto, el SEÑOR me ha
recompensado
conforme a mi justicia, conforme a mi limpieza ante sus ojos.
26
“Con el misericordioso
te
muestras misericordioso,
e
íntegro con el hombre íntegro.
27
Con el limpio te muestras limpio,
y
eres sagaz con el perverso.
28
Salvas al pueblo humilde;
pero
tus ojos humillan a los altivos.
29
Ciertamente tú eres mi lámpara,
oh
SEÑOR;
el
SEÑOR ilumina mis tinieblas.
30
Contigo desbarataré ejércitos;
con
mi Dios saltaré murallas.
31
“Perfecto es el camino de Dios;
probada
es la palabra del SEÑOR.
Él
es escudo a todos los que en él
se
refugian.
32
Porque, ¿quién es Dios fuera del SEÑOR?
¿Quién
es Roca fuera de nuestro Dios?
33
Dios es el que me ciñe de vigor[a],
y
hace perfecto mi camino.
34
Hace que mis pies sean ágiles como los del venado,
y
me mantiene firme sobre mis alturas.
35
Adiestra mis manos para la batalla;
así
mis brazos pueden tensar el arco
de
bronce.
36
“Me has dado el escudo de tu salvación; tu condescendencia me ha engrandecido.
37
Tú has ensanchado mis pasos debajo de mí,
para
que no tiemblen mis tobillos.
38
Perseguí a mis enemigos y los destruí;
no
volví sino hasta acabarlos.
39
Los consumí;
los
golpeé, y no pudieron levantarse; cayeron debajo de mis pies.
40
Me ceñiste de poder para la batalla;
doblegaste
a mis enemigos debajo de mí.
41
Hiciste que mis enemigos me dieran las espaldas,
y
destruí a los que me aborrecían.
42
Clamaron, pero no hubo quien los salvara.
Clamaron
al SEÑOR, pero él
no
les respondió.
43
Los desmenucé como polvo de la tierra; los deshice como lodo de la calle
y
los aplasté.
44
“Tú me libraste de las contiendas
de
mi pueblo,
y
me guardaste como jefe
de
las naciones.
Aun
los pueblos que yo no conocía me sirvieron.
45
Los hijos de los extranjeros
me
adulaban;
apenas
oían de mí, me rendían obediencia.
46
Los hijos de los extranjeros
se
desvanecían[b]
y
salían temblando de sus escondrijos.
47
“¡Viva el SEÑOR! ¡Bendita sea mi Roca! Sea ensalzado Dios, la roca
de
mi salvación,
48
el Dios que ejecuta mi venganza;
somete
a los pueblos debajo de mí
49
y me aparta de mis enemigos.
Tú
me has enaltecido sobre mis adversarios,
y
me has librado del hombre violento.
50
Por eso te confesaré entre las naciones, oh SEÑOR,
y
cantaré salmos a tu nombre.
51
“Él engrandece las victorias de su rey
y
muestra misericordia a su ungido:
a
David y a sus descendientes, para siempre”.
Últimas
palabras de David
23
Estas son las últimas palabras de David:
“Dijo
David hijo de Isaí,
dijo
el hombre a quien Dios levantó[c],
el
ungido del Dios de Jacob,
el
dulce salmista de Israel:
2
“El Espíritu del SEÑOR ha hablado por medio de mí,
y
su palabra ha estado en mi lengua.
3
El Dios de Israel ha dicho;
me
ha hablado la Roca de Israel:
‘El
que gobierna a los hombres con justicia,
el
que gobierna con el temor de Dios
4
es como la luz matutina cuando sale el sol en un amanecer sin nubes;
es
como el resplandor tras la lluvia que hace germinar la hierba de la tierra’.
5
“¿No es así mi casa para con Dios?
Pues
él ha hecho conmigo
un
pacto eterno,
ordenado
en todas las cosas y seguro, aunque mi plena salvación
y
todo mi anhelo
él
no los haga todavía prosperar.
6
“Pero los perversos, todos ellos,
serán
arrancados como espinas,
las
cuales nadie toma con la mano.
7
Nadie las tocará excepto[d] con un hierro o con un asta de lanza.
Y
con fuego serán totalmente consumidos en su lugar”.
Los
tres valientes de David
8
Estos son los nombres de los valientes que tenía David: Joseb-basebet el
tacmonita, jefe de los tres. Él blandió su lanza[e] contra ochocientos, y los
mató de una sola vez.
9
Después de él estaba Eleazar hijo de Dodo, hijo de Ajoji. Él era uno de los
tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se
reunieron allí para la batalla, y se retiraron los hombres de Israel. 10 Él se
levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó y se le quedó pegada
a la espada. Aquel día el SEÑOR dio una gran victoria, y el pueblo fue tras él
solo para despojar a los muertos.
11
Después de él estaba Sama hijo de Age el hararita. Cuando los filisteos se
reunieron en Leji, había allí una parcela de tierra sembrada de lentejas. El
pueblo había huido ante los filisteos, 12 pero él se puso firme en medio de la
parcela y la defendió, derrotando a los filisteos. Y el SEÑOR les dio una gran
victoria.
13
Tres de los treinta principales descendieron y fueron a la cueva de Adulam,
donde estaba David, en el tiempo de la siega, mientras el ejército de los
filisteos acampaba en el valle de Refaím. 14 David estaba entonces en la
fortaleza, y un destacamento de los filisteos estaba en Belén. 15 Entonces
David sintió un vivo deseo y dijo: “¡Quién me diera de beber agua del pozo de Belén,
que está junto a la puerta!”.
16
Entonces los tres valientes irrumpieron en el campamento de los filisteos y
sacaron agua del pozo de Belén, que estaba junto a la puerta. Se la llevaron y
la presentaron a David. Pero él no la quiso beber, sino que la derramó como una
ofrenda al SEÑOR, diciendo: 17 “¡Lejos esté de mí, oh SEÑOR, el hacer esto! ¿No
es la sangre de los hombres que fueron con riesgo de sus vidas?”. Y no quiso
beberla. Estas cosas hicieron los tres valientes.
Los
treinta valientes de David
18
Abisai, hermano de Joab, hijo de Sarvia, era el jefe de los treinta[f]. Él
blandió su lanza contra trescientos y los mató, y tuvo renombre junto con los
tres. 19 Entre los treinta[g], él era el más respetado y fue su jefe; pero no
fue incluido entre los tres.
20
Benaías hijo de Joyada era hijo de un hombre valeroso de Cabseel, de grandes
hazañas. Él mató a los dos héroes[h] de Moab[i]. Él descendió y mató un león
dentro de un foso, un día de nieve. 21 Él también mató a un egipcio, hombre de
gran apariencia. El egipcio tenía en su mano una lanza, y Benaías salió a su
encuentro con un palo, pero arrebató la lanza de la mano del egipcio y lo mató
con su propia lanza. 22 Estas cosas hizo Benaías hijo de Joyada y tuvo renombre
junto con los tres valientes. 23 Él era respetado entre los treinta, pero no
llegó a estar entre los tres. David lo puso al frente de su guardia personal.
Footnotes:
2 Samuel 22:33 Según Rollos MM y vers.
antiguas; cf. Sal. 18:32; TM, Dios es mi fortaleza poderosa.
2 Samuel 22:46 Cf. Sal. 18:45; TM, se
ciñen.
2 Samuel 23:1 Según Rollos MM; TM, el
hombre levantado en alto.
2 Samuel 23:7 Según LXX y Vet. Latina; TM,
se llena de.
2 Samuel 23:8 Según dos mss. y algunos mss.
de LXX; TM, el mismo era Adino el eznita, quien mató a ochocientos.
2 Samuel 23:18 Según dos mss., Peshita y
Targum; cf. 1 Crón. 11:20; TM, tres.
2 Samuel 23:19 Según dos mss., Peshita y
Targum; cf. 1 Crón. 11:20; TM, tres.
2 Samuel 23:20 Heb., ariel; cf. 1 Crón.
11:22; Isa. 33:7.
2 Samuel 23:20 LXX tiene dos hijos de Ariel
de Moab.
Reina
Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano
Hechos 2 Reina Valera Actualizada
(RVA-2015)
La
venida del Espíritu en Pentecostés
2
Al llegar el día de Pentecostés[a] estaban todos reunidos en un mismo lugar[b].
2 Y de repente vino un estruendo del cielo, como si soplara un viento violento,
y llenó toda la casa donde estaban sentados. 3 Entonces aparecieron, repartidas
entre ellos, lenguas como de fuego, y se asentaron sobre cada uno de ellos. 4
Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en distintas
lenguas, como el Espíritu les daba que hablaran.
5
En Jerusalén habitaban judíos, hombres piadosos de todas las naciones debajo
del cielo. 6 Cuando se produjo este estruendo, se juntó la multitud; y estaban
confundidos porque cada uno les oía hablar en su propio idioma. 7 Estaban
atónitos y asombrados, y decían:
—Miren,
¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, oímos nosotros cada uno
en nuestro idioma en que nacimos? 9 Partos, medos, elamitas; habitantes de
Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia, 10 de Frigia y de
Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia más allá de Cirene; forasteros
romanos, tanto judíos como prosélitos; 11 cretenses y árabes, les oímos hablar
en nuestros propios idiomas los grandes hechos de Dios.
12
Todos estaban atónitos y perplejos, y se decían unos a otros:
—¿Qué
quiere decir esto?
13
Pero otros, burlándose, decían:
—Están
llenos de vino nuevo.
Discurso
de Pedro en Pentecostés
14
Entonces Pedro se puso de pie con los once, levantó la voz y les declaró:
—Hombres
de Judea y todos los habitantes de Jerusalén, sea conocido esto a ustedes, y
presten atención a mis palabras. 15 Porque estos no están embriagados, como
piensan, pues es solamente como las nueve de la mañana del día. 16 Más bien,
esto es lo que fue dicho por medio del profeta Joel:
17
Sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré de mi Espíritu
sobre
toda carne.
Sus
hijos y sus hijas profetizarán,
sus
jóvenes verán visiones
y
sus ancianos soñarán sueños.
18
De cierto, sobre mis siervos y mis siervas
en
aquellos días derramaré de mi Espíritu,
y
profetizarán.
19
Daré prodigios en el cielo arriba,
y
señales en la tierra abajo:
sangre,
fuego y vapor de humo.
20
El sol se convertirá en tinieblas,
y
la luna en sangre,
antes
que venga el día del Señor, grande y glorioso.
21
Y sucederá que todo aquel
que
invoque el nombre del Señor será salvo[c].
22
»Hombres de Israel, oigan estas palabras: Jesús de Nazaret fue hombre
acreditado por Dios ante ustedes con hechos poderosos, maravillas y señales que
Dios hizo por medio de él entre ustedes, como ustedes mismos saben. 23 A este,
que fue entregado por el predeterminado consejo y el previo conocimiento de
Dios, ustedes mataron[d] clavándole en una cruz por manos de inicuos. 24 A él,
Dios le resucitó, habiendo desatado los dolores de la muerte; puesto que era
imposible que él quedara detenido bajo su dominio. 25 Porque David dice de él:
Veía
al Señor siempre delante de mí, porque está a mi derecha,
para
que yo no sea sacudido.
26
Por tanto, se alegró mi corazón,
y
se gozó mi lengua;
y
aun mi cuerpo
descansará
en esperanza.
27
Porque no dejarás mi alma
en
el Hades,
ni
permitirás que tu Santo
vea
corrupción.
28
Me has hecho conocer
los
caminos de la vida
y
me llenarás de alegría
con
tu presencia[e].
29
»Hermanos, les puedo decir confiadamente que nuestro padre David murió y fue
sepultado, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. 30 Siendo,
pues, profeta y sabiendo que Dios le había jurado con juramento que se sentaría
sobre su trono uno de su descendencia[f], 31 y viéndolo de antemano, habló de
la resurrección de Cristo:
que
no fue abandonado en el Hades,
ni
su cuerpo vio corrupción[g].
32
¡A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos!
33
»Así que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la
promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que ustedes ven y oyen. 34 Porque
David no subió a los cielos, pero él mismo dice:
El
Señor dijo a mi Señor:
“Siéntate
a mi diestra,
35
hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies[h].
36
Sepa, pues, con certidumbre toda la casa de Israel, que a este mismo Jesús a
quien ustedes crucificaron, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
37
Entonces, cuando oyeron esto, se afligieron de corazón y dijeron a Pedro y a
los otros apóstoles:
—Hermanos,
¿qué haremos?
38
Pedro les dijo:
—Arrepiéntanse
y sea bautizado cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para[i]perdón de
sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. 39 Porque la promesa es
para ustedes, para sus hijos y para todos los que están lejos, para todos
cuantos el Señor nuestro Dios llame.
40
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba diciendo:
—¡Sean
salvos de esta perversa generación!
41
Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados, y fueron añadidas en
aquel día como tres mil personas. 42 Y perseveraban en la doctrina de los
apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones.
La
vida diaria entre los creyentes
43
Entonces caía temor sobre toda persona, pues se hacían muchos milagros y
señales por medio de los apóstoles. 44 Y todos los que creían se reunían y
tenían todas las cosas en común. 45 Vendían sus posesiones y bienes, y los
repartían a todos, a cada uno según tenía necesidad. 46 Ellos perseveraban
unánimes en el templo día tras día, y partiendo el pan casa por casa,
participaban de la comida con alegría y con sencillez de corazón, 47 alabando a
Dios y teniendo el favor de todo el pueblo. Y el Señor añadía diariamente a su
número[j] los que habían de ser salvos.
Footnotes:
Hechos 2:1 Cf. Lev. 23:15 ss.
Hechos 2:1 Algunos mss. antiguos añaden
unánimes.
Hechos 2:21 Joel 2:28-32 (LXX).
Hechos 2:23 Algunos mss. antiguos tienen
prendieron y mataron.
Hechos 2:28 Sal. 16:8-11 (LXX).
Hechos 2:30 Algunos mss. antiguos añaden en
cuanto a la carne; la cita es de Sal. 132:11 y 2 Sam. 7:12, 13.
Hechos 2:31 Sal. 16:10.
Hechos 2:35 Sal. 110:1; cf. Mar. 12:36.
Hechos 2:38 Otras trads., por; a causa del;
o, sobre la base del.
Hechos 2:47 Algunos mss. antiguos tienen a
la iglesia.
Reina
Valera Actualizada (RVA-2015)
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Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano
Salmos 122 Reina Valera Actualizada
(RVA-2015)
Oración
por la paz de Jerusalén
122
Canto de ascenso graduala. De David. Yo me alegré con los que me decían:
“¡Vayamos
a la casa del SEÑOR!”.
2
Ya
se posan nuestros pies
ante
tus puertas, oh Jerusalén.
3
¡Oh
Jerusalén, que ha sido edificada como una ciudad toda compacta!
4
Allá
suben las tribus,
las
tribus del SEÑOR[a],
las
congregaciones[b] de Israel,
para
alabar el nombre del SEÑOR.
5
Porque
allá están los tronos para el juicio, los tronos de la casa de David.
6
Pidan
por la paz de Jerusalén: “Vivan tranquilos los que te aman.
7
Haya
paz dentro de tus murallas
y
tranquilidad en tus palacios”.
8
Por
causa de mis hermanos y de mis amigos,
diré
yo: “Haya paz en ti”.
9
Por
causa de la casa del SEÑOR nuestro Dios,
imploraré
por tu bien.
Footnotes:
Salmos 122:4 Lit., YH, forma corta y
poética de YHWH.
Salmos 122:4 Según Rollos MM; TM,
testimonio.
Reina
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