Saturday, June 20, 2020

DAB Español, Domingo 21 de Junio

Día 173, DAB Español, Domingo 21 de Junio

2 Reyes 1:1-2:25; Hechos 13:42-14:7; Salmos 139; Proverbios 17:19-21 (Reina Valera Contemporánea (RVC))







2 Reyes 1-2 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Muerte de Ocozías

1 Después de la muerte de Ajab, Moab se rebeló contra Israel. 2 Y Ocozías, que se había caído desde la ventana de una sala de su palacio de Samaria, desde su lecho de dolor mandó mensajeros para consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón, pues quería saber si recuperaría la salud. 3 Pero el ángel de Dios le dijo a Elías el tisbita:

«Ve al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria, y diles: “¿Ya olvidaron que Israel tiene un Dios poderoso? ¿Por qué van a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón?” 4 Así ha dicho el Señor: “No te vas a levantar de tu cama, sino que definitivamente morirás.”»

Elías se fue a su encuentro. 5 Y cuando los mensajeros volvieron, el rey les preguntó:

«¿Por qué regresaron?»

6 Y ellos respondieron:

«Encontramos a un profeta que nos dijo: “Regresen con el rey y díganle: Así ha dicho el Señor: ¿Acaso no hay Dios en Israel? ¿Por qué consultas a Baal Zebub, dios de Ecrón? Por eso no te vas a levantar de tu cama, sino que definitivamente morirás.”»

7 Y el rey preguntó:

«¿Qué apariencia tenía el varón que encontraron, y que les dijo eso?»

8 Y ellos respondieron:

«Iba vestido con pieles de animales, y se ceñía con un cinturón de cuero.»

Entonces el rey dijo:

«Se trata de Elías, el tisbita.»

9 Enseguida el rey mandó a un capitán con cincuenta soldados a buscar a Elías, que estaba sentado en la cumbre del monte. El capitán subió a verlo, y le dijo:

«Varón de Dios, el rey te pide que bajes.»

10 Pero Elías le respondió al capitán:

«Si soy un varón de Dios, que caiga fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta soldados.»

Al instante cayó fuego del cielo, y consumió al capitán y a sus cincuenta soldados.

11 Entonces el rey envió a otro capitán con otros cincuenta soldados, y éste le dijo lo mismo:

«Varón de Dios, el rey te pide que bajes pronto.»

12 Y Elías respondió:

«Si soy un varón de Dios, que caiga fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta soldados.»

Y al instante cayó fuego del cielo, y consumió al capitán y a sus cincuenta soldados.

13 Pero el rey volvió a enviar a un tercer capitán, también con cincuenta soldados, y cuando éste estuvo frente a Elías, se puso de rodillas y le dijo:

«Varón de Dios, te ruego que me perdones la vida, y la de estos cincuenta siervos tuyos. 14 El fuego que ha caído del cielo ha consumido a los dos primeros capitanes y a sus cincuenta soldados; dígnate salvarme la vida, si crees que vale algo.»

15 Entonces el ángel de Dios le dijo a Elías:

«No tengas miedo. Puedes ir con él.»

Y Elías bajó del monte y fue a ver al rey. 16 Cuando llegó ante él, le dijo:

«Tú enviaste mensajeros a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón. ¿Acaso no hay Dios en Israel, a quien puedes consultar? Por eso, no te vas a levantar de tu cama, sino que definitivamente morirás.»

17 Y el rey de Israel murió, tal y como Dios lo había dicho por medio de Elías. En su lugar reinó su hermano Jorán, porque Ocozías no había tenido hijos. Esto sucedió en el segundo año del reinado de Jorán hijo de Josafat, rey de Judá.

18 Todos los hechos de Ocozías se hallan registrados en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.
Eliseo sucede a Elías

2 Cuando el Señor decidió llevarse a Elías, se lo llevó al cielo en medio de un torbellino. En ese momento, Elías venía de Gilgal con Eliseo, y alcanzó a decirle:

2 «Dios me está enviando a Betel. Tú quédate aquí.»

Pero Eliseo le respondió:

«Juro por el Señor y por tu vida, que no te voy a dejar.»

Así que los dos se fueron a Betel. 3 Pero en el camino se encontraron con los profetas de Betel, y éstos le preguntaron a Eliseo:

«¿Ya sabes que hoy el Señor va a quitarte a tu maestro?»

Eliseo les respondió:

«Sí, ya lo sé, pero ustedes no digan nada.»

4 Entonces Elías le volvió a decir:

«Eliseo, quédate aquí, porque el Señor me está enviando a Jericó.»

Pero Eliseo le respondió:

«Juro por el Señor y por tu vida, que no te voy a dejar.»

Y los dos se fueron a Jericó. 5 En el camino se encontraron con los profetas de Jericó, y le preguntaron a Eliseo:

«¿Ya sabes que hoy el Señor te va a quitar a tu maestro?»

Eliseo les respondió:

«Sí, ya lo sé, pero ustedes no digan nada.»

6 Luego, Elías dijo:

«Te ruego que te quedes aquí, porque el Señor me ha enviado al Jordán.»

Pero Eliseo respondió:

«Juro por el Señor y por tu vida, que no te voy a dejar.»

Y los dos se fueron al Jordán. 7 En ese momento llegaron cincuenta profetas y se pararon a cierta distancia de ellos, mientras que Elías y Eliseo se quedaron junto al Jordán. 8 Entonces Elías tomó su manto y lo dobló, y con él golpeó las aguas, y al instante éstas se abrieron, y los dos cruzaron el río en seco. 9 Al llegar al otro lado, Elías le dijo a Eliseo:

«¿Qué quieres que yo haga por ti? Pídeme lo que quieras antes de que me separe de ti.»

Y Eliseo le dijo:

«Te ruego que me des una doble porción de tu espíritu.»

10 Y Elías respondió:

«Me pides algo muy difícil. Pero te será concedido si logras verme cuando sea yo separado de ti. De lo contrario, no se te concederá.»

11 Mientras ellos seguían hablando y caminando, apareció un carro envuelto en llamas, con sus caballos de fuego, y los separó. En ese momento, Elías ascendió al cielo en medio de un torbellino. 12 Al ver esto, Eliseo exclamó:

«¡Padre mío, padre mío! ¡Tú has sido para Israel su caballería y sus carros de combate!»

Y nunca más volvió a verlo. Entonces se rasgó la ropa en dos, 13 y enseguida recogió del suelo el manto de Elías, y regresó al Jordán, donde se detuvo a la orilla. 14 Entonces tomó el manto, golpeó con él las aguas, y dijo:

«¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?»

En cuanto Eliseo golpeó las aguas, éstas se abrieron, y Eliseo cruzó el río en seco. 15 Al ver esto los profetas de Jericó, que estaban en la otra orilla, dijeron:

«El espíritu de Elías reposa ahora sobre Eliseo.»

Enseguida fueron a su encuentro, y se inclinaron ante él. 16 Luego dijeron:

«En Jericó tenemos cincuenta hombres aguerridos. Ellos pueden ir a buscar a tu maestro, pues tal vez el espíritu del Señor lo levantó y lo ha dejado en algún monte o en algún valle.»

Eliseo les pidió que no hicieran nada, 17 pero los profetas insistieron hasta que, abochornado, él les permitió enviar a esos cincuenta hombres a buscar a Elías. Y durante tres días lo buscaron, pero no dieron con él. 18 Cuando regresaron, vieron a Eliseo, que estaba en Jericó. Y éste les dijo:

«¿Acaso no les pedí que no fueran a buscarlo?»

19 En ese momento llegaron los habitantes de la ciudad y le dijeron a Eliseo:

«El sitio donde está construida la ciudad es muy bueno, como lo puedes comprobar, pero las aguas son malas y la tierra no produce nada.»

20 Eliseo les dijo:

«Tomen una vasija nueva, y échenle sal.»

Aquellos obedecieron, 21 y él fue adonde estaban los manantiales, echó la sal en ellos, y dijo:

«Así ha dicho el Señor: Yo sano ahora estas aguas. Nunca más serán ellas causa de enfermedad ni de muerte.»

22 Y tal como lo dijo Eliseo, ese día las aguas de Jericó quedaron sanas, hasta el día de hoy.

23 Tiempo después, Eliseo salió de allí y se dirigió a Betel. En el camino salieron de la ciudad unos muchachos que burlones le gritaban: «¡Sube, viejo calvo, sube!» 24 Eliseo volvió la vista y los maldijo en el nombre del Señor. Y en ese momento salieron del monte unos osos, los cuales despedazaron a cuarenta y dos de ellos.

25 De allí, Eliseo se fue al monte Carmelo, y luego a Samaria.

Reina Valera Contemporánea (RVC)
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas

Hechos 13:42-14:7 Reina Valera Contemporánea (RVC)

42 Cuando ellos salieron de la sinagoga, les rogaron que el siguiente día de reposo volvieran a hablarles de estas cosas. 43 Luego se despidió a la congregación, y muchos judíos y conversos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, y ellos siguieron hablándoles y animándolos a mantenerse en la gracia de Dios.

44 El siguiente día de reposo casi todos los habitantes de la ciudad se reunieron para oír la palabra de Dios, 45 pero cuando los judíos vieron tanta gente, se llenaron de celos y rebatían lo que Pablo decía, y lo contradecían y lo maldecían. 46 Entonces Pablo y Bernabé les dijeron con toda franqueza: «Estamos seguros de que era necesario que ustedes fueran los primeros en escuchar la palabra de Dios. Pero como ustedes la rechazan y no se consideran dignos de recibir la vida eterna, ahora vamos a predicarles a los que no son judíos. 47 Ésa es la orden que el Señor nos dio, cuando dijo:

»“Te he puesto como luz para las naciones,
para que lleves salvación hasta los confines de la tierra.”»

48 Cuando los que no eran judíos oyeron esto, se alegraron y glorificaron la palabra del Señor, y todos los que estaban destinados a recibir la vida eterna creyeron. 49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia. 50 Pero los judíos instigaron a las mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, para que iniciaran una persecución en contra de Pablo y Bernabé; así que los expulsaron de su territorio. 51 Ellos, por su parte, al salir de la ciudad se sacudieron el polvo de los pies en señal de protesta, y se fueron a Iconio. 52 Y los discípulos estaban gozosos y llenos del Espíritu Santo.
Pablo y Bernabé en Iconio

14 Cuando llegaron a Iconio, siguiendo su costumbre entraron en la sinagoga de los judíos; y era tal la convicción con que hablaban que una gran multitud de judíos y de griegos creyó. 2 Pero los judíos que no quisieron creer, dañaron el ánimo de los que no eran judíos y los azuzaron contra los hermanos. 3 A pesar de eso, Bernabé y Pablo se quedaron allí mucho tiempo, y hablaban sin ningún temor y confiados en el Señor, que por su bondad y misericordia les concedió hacer milagros prodigiosos. 4 La gente de la ciudad estaba dividida, porque unos apoyaban a los judíos y otros a los apóstoles. 5 Entonces judíos y no judíos, y sus gobernantes, se juntaron con la intención de hacerles daño a los apóstoles y apedrearlos; 6 pero ellos se dieron cuenta y huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y de allí fueron a todas las regiones cercanas, 7 donde predicaban el evangelio.

Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Salmos 139 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Dios está en todas partes
Al músico principal. Salmo de David.

139 Señor, tú me has examinado y me conoces;
2
tú sabes cuando me siento o me levanto;
¡desde lejos sabes todo lo que pienso!
3
Me vigilas cuando camino y cuando descanso;
¡estás enterado de todo lo que hago!
4
Todavía no tengo las palabras en la lengua,
¡y tú, Señor, ya sabes lo que estoy por decir!
5
Tu presencia me envuelve por completo;
la palma de tu mano reposa sobre mí.
6
Saber esto rebasa mi entendimiento;
¡es tan sublime que no alcanzo a comprenderlo!

7
¿Dónde puedo esconderme de tu espíritu?
¿Cómo podría huir de tu presencia?
8
Si subiera yo a los cielos, allí estás tú;
si me tendiera en el sepulcro, también estás allí.
9
Si levantara el vuelo hacia el sol naciente,
o si habitara en los confines del mar,
10
aun allí tu mano me sostendría;
¡tu mano derecha no me soltaría!
11
Si quisiera esconderme en las tinieblas,
y que se hiciera noche la luz que me rodea,
12
¡ni las tinieblas me esconderían de ti,
pues para ti la noche es como el día!
¡Para ti son lo mismo las tinieblas y la luz!

13
Tú, Señor, diste forma a mis entrañas;
tú me formaste en el vientre de mi madre!
14
Te alabo porque tus obras son formidables,
porque todo lo que haces es maravilloso.
¡De esto estoy plenamente convencido!

15
Aunque en lo íntimo me diste forma,
y en lo más secreto me fui desarrollando,
nada de mi cuerpo te fue desconocido.
16
Con tus propios ojos viste mi embrión;
todos los días de mi vida ya estaban en tu libro;
antes de que me formaras, los anotaste,
y no faltó uno solo de ellos.

17
Dios mío, ¡cuán preciosos me son tus pensamientos!
¡Cuán vastos son en su totalidad!
18
Si los contara, serían más que la arena;
si terminara de contarlos, tú aún estarías allí.

19
Dios mío, ¡quítales la vida a los malvados!
¡Aparta de mí a la gente violenta,
20
a esos enemigos tuyos
que blasfeman y se burlan de ti!
21
Señor, tú sabes que odio a los que te odian,
que mi enojo se enciende contra tus enemigos.
22
Son para mí totalmente aborrecibles;
¡los considero mis peores enemigos!

23
Señor, examina y reconoce mi corazón:
pon a prueba cada uno de mis pensamientos.
24
Así verás si voy por mal camino,
y me guiarás por el camino eterno.

Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Proverbios 17:19-21 Reina Valera Contemporánea (RVC)

19
¿Quieres pelear? ¡Quieres pecar!
¿Quieres darte importancia? ¡Quieres problemas!
20
El de corazón malvado nunca da con el bien;
el que se enreda con su lengua cae en desgracia.
21
Ser padre de un necio es motivo de tristeza;
ser padre de un necio no es motivo de alegría.
Reina Valera Contemporánea (RVC)
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