2 Reyes 1:1-2:25; Hechos 13:42-14:7; Salmos 139; Proverbios 17:19-21 (Reina Valera Contemporánea (RVC))
2 Reyes 1-2 Reina Valera Contemporánea
(RVC)
Muerte
de Ocozías
1
Después de la muerte de Ajab, Moab se rebeló contra Israel. 2 Y Ocozías, que se
había caído desde la ventana de una sala de su palacio de Samaria, desde su
lecho de dolor mandó mensajeros para consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón,
pues quería saber si recuperaría la salud. 3 Pero el ángel de Dios le dijo a
Elías el tisbita:
«Ve
al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria, y diles: “¿Ya olvidaron que
Israel tiene un Dios poderoso? ¿Por qué van a consultar a Baal Zebub, dios de
Ecrón?” 4 Así ha dicho el Señor: “No te vas a levantar de tu cama, sino que
definitivamente morirás.”»
Elías
se fue a su encuentro. 5 Y cuando los mensajeros volvieron, el rey les
preguntó:
«¿Por
qué regresaron?»
6
Y ellos respondieron:
«Encontramos
a un profeta que nos dijo: “Regresen con el rey y díganle: Así ha dicho el
Señor: ¿Acaso no hay Dios en Israel? ¿Por qué consultas a Baal Zebub, dios de
Ecrón? Por eso no te vas a levantar de tu cama, sino que definitivamente
morirás.”»
7
Y el rey preguntó:
«¿Qué
apariencia tenía el varón que encontraron, y que les dijo eso?»
8
Y ellos respondieron:
«Iba
vestido con pieles de animales, y se ceñía con un cinturón de cuero.»
Entonces
el rey dijo:
«Se
trata de Elías, el tisbita.»
9
Enseguida el rey mandó a un capitán con cincuenta soldados a buscar a Elías,
que estaba sentado en la cumbre del monte. El capitán subió a verlo, y le dijo:
«Varón
de Dios, el rey te pide que bajes.»
10
Pero Elías le respondió al capitán:
«Si
soy un varón de Dios, que caiga fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta
soldados.»
Al
instante cayó fuego del cielo, y consumió al capitán y a sus cincuenta
soldados.
11
Entonces el rey envió a otro capitán con otros cincuenta soldados, y éste le
dijo lo mismo:
«Varón
de Dios, el rey te pide que bajes pronto.»
12
Y Elías respondió:
«Si
soy un varón de Dios, que caiga fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta
soldados.»
Y
al instante cayó fuego del cielo, y consumió al capitán y a sus cincuenta
soldados.
13
Pero el rey volvió a enviar a un tercer capitán, también con cincuenta soldados,
y cuando éste estuvo frente a Elías, se puso de rodillas y le dijo:
«Varón
de Dios, te ruego que me perdones la vida, y la de estos cincuenta siervos
tuyos. 14 El fuego que ha caído del cielo ha consumido a los dos primeros
capitanes y a sus cincuenta soldados; dígnate salvarme la vida, si crees que
vale algo.»
15
Entonces el ángel de Dios le dijo a Elías:
«No
tengas miedo. Puedes ir con él.»
Y
Elías bajó del monte y fue a ver al rey. 16 Cuando llegó ante él, le dijo:
«Tú
enviaste mensajeros a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón. ¿Acaso no hay Dios
en Israel, a quien puedes consultar? Por eso, no te vas a levantar de tu cama,
sino que definitivamente morirás.»
17
Y el rey de Israel murió, tal y como Dios lo había dicho por medio de Elías. En
su lugar reinó su hermano Jorán, porque Ocozías no había tenido hijos. Esto
sucedió en el segundo año del reinado de Jorán hijo de Josafat, rey de Judá.
18
Todos los hechos de Ocozías se hallan registrados en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel.
Eliseo
sucede a Elías
2
Cuando el Señor decidió llevarse a Elías, se lo llevó al cielo en medio de un
torbellino. En ese momento, Elías venía de Gilgal con Eliseo, y alcanzó a
decirle:
2
«Dios me está enviando a Betel. Tú quédate aquí.»
Pero
Eliseo le respondió:
«Juro
por el Señor y por tu vida, que no te voy a dejar.»
Así
que los dos se fueron a Betel. 3 Pero en el camino se encontraron con los
profetas de Betel, y éstos le preguntaron a Eliseo:
«¿Ya
sabes que hoy el Señor va a quitarte a tu maestro?»
Eliseo
les respondió:
«Sí,
ya lo sé, pero ustedes no digan nada.»
4
Entonces Elías le volvió a decir:
«Eliseo,
quédate aquí, porque el Señor me está enviando a Jericó.»
Pero
Eliseo le respondió:
«Juro
por el Señor y por tu vida, que no te voy a dejar.»
Y
los dos se fueron a Jericó. 5 En el camino se encontraron con los profetas de
Jericó, y le preguntaron a Eliseo:
«¿Ya
sabes que hoy el Señor te va a quitar a tu maestro?»
Eliseo
les respondió:
«Sí,
ya lo sé, pero ustedes no digan nada.»
6
Luego, Elías dijo:
«Te
ruego que te quedes aquí, porque el Señor me ha enviado al Jordán.»
Pero
Eliseo respondió:
«Juro
por el Señor y por tu vida, que no te voy a dejar.»
Y
los dos se fueron al Jordán. 7 En ese momento llegaron cincuenta profetas y se pararon
a cierta distancia de ellos, mientras que Elías y Eliseo se quedaron junto al
Jordán. 8 Entonces Elías tomó su manto y lo dobló, y con él golpeó las aguas, y
al instante éstas se abrieron, y los dos cruzaron el río en seco. 9 Al llegar
al otro lado, Elías le dijo a Eliseo:
«¿Qué
quieres que yo haga por ti? Pídeme lo que quieras antes de que me separe de
ti.»
Y
Eliseo le dijo:
«Te
ruego que me des una doble porción de tu espíritu.»
10
Y Elías respondió:
«Me
pides algo muy difícil. Pero te será concedido si logras verme cuando sea yo
separado de ti. De lo contrario, no se te concederá.»
11
Mientras ellos seguían hablando y caminando, apareció un carro envuelto en
llamas, con sus caballos de fuego, y los separó. En ese momento, Elías ascendió
al cielo en medio de un torbellino. 12 Al ver esto, Eliseo exclamó:
«¡Padre
mío, padre mío! ¡Tú has sido para Israel su caballería y sus carros de
combate!»
Y
nunca más volvió a verlo. Entonces se rasgó la ropa en dos, 13 y enseguida
recogió del suelo el manto de Elías, y regresó al Jordán, donde se detuvo a la
orilla. 14 Entonces tomó el manto, golpeó con él las aguas, y dijo:
«¿Dónde
está el Señor, el Dios de Elías?»
En
cuanto Eliseo golpeó las aguas, éstas se abrieron, y Eliseo cruzó el río en
seco. 15 Al ver esto los profetas de Jericó, que estaban en la otra orilla,
dijeron:
«El
espíritu de Elías reposa ahora sobre Eliseo.»
Enseguida
fueron a su encuentro, y se inclinaron ante él. 16 Luego dijeron:
«En
Jericó tenemos cincuenta hombres aguerridos. Ellos pueden ir a buscar a tu
maestro, pues tal vez el espíritu del Señor lo levantó y lo ha dejado en algún
monte o en algún valle.»
Eliseo
les pidió que no hicieran nada, 17 pero los profetas insistieron hasta que,
abochornado, él les permitió enviar a esos cincuenta hombres a buscar a Elías.
Y durante tres días lo buscaron, pero no dieron con él. 18 Cuando regresaron,
vieron a Eliseo, que estaba en Jericó. Y éste les dijo:
«¿Acaso
no les pedí que no fueran a buscarlo?»
19
En ese momento llegaron los habitantes de la ciudad y le dijeron a Eliseo:
«El
sitio donde está construida la ciudad es muy bueno, como lo puedes comprobar,
pero las aguas son malas y la tierra no produce nada.»
20
Eliseo les dijo:
«Tomen
una vasija nueva, y échenle sal.»
Aquellos
obedecieron, 21 y él fue adonde estaban los manantiales, echó la sal en ellos,
y dijo:
«Así
ha dicho el Señor: Yo sano ahora estas aguas. Nunca más serán ellas causa de
enfermedad ni de muerte.»
22
Y tal como lo dijo Eliseo, ese día las aguas de Jericó quedaron sanas, hasta el
día de hoy.
23
Tiempo después, Eliseo salió de allí y se dirigió a Betel. En el camino
salieron de la ciudad unos muchachos que burlones le gritaban: «¡Sube, viejo
calvo, sube!» 24 Eliseo volvió la vista y los maldijo en el nombre del Señor. Y
en ese momento salieron del monte unos osos, los cuales despedazaron a cuarenta
y dos de ellos.
25
De allí, Eliseo se fue al monte Carmelo, y luego a Samaria.
Reina
Valera Contemporánea (RVC)
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© 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas
Hechos 13:42-14:7 Reina Valera
Contemporánea (RVC)
42
Cuando ellos salieron de la sinagoga, les rogaron que el siguiente día de
reposo volvieran a hablarles de estas cosas. 43 Luego se despidió a la
congregación, y muchos judíos y conversos piadosos siguieron a Pablo y a
Bernabé, y ellos siguieron hablándoles y animándolos a mantenerse en la gracia
de Dios.
44
El siguiente día de reposo casi todos los habitantes de la ciudad se reunieron
para oír la palabra de Dios, 45 pero cuando los judíos vieron tanta gente, se
llenaron de celos y rebatían lo que Pablo decía, y lo contradecían y lo
maldecían. 46 Entonces Pablo y Bernabé les dijeron con toda franqueza: «Estamos
seguros de que era necesario que ustedes fueran los primeros en escuchar la
palabra de Dios. Pero como ustedes la rechazan y no se consideran dignos de
recibir la vida eterna, ahora vamos a predicarles a los que no son judíos. 47
Ésa es la orden que el Señor nos dio, cuando dijo:
»“Te
he puesto como luz para las naciones,
para
que lleves salvación hasta los confines de la tierra.”»
48
Cuando los que no eran judíos oyeron esto, se alegraron y glorificaron la
palabra del Señor, y todos los que estaban destinados a recibir la vida eterna
creyeron. 49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia. 50
Pero los judíos instigaron a las mujeres piadosas y distinguidas, y a los
principales de la ciudad, para que iniciaran una persecución en contra de Pablo
y Bernabé; así que los expulsaron de su territorio. 51 Ellos, por su parte, al
salir de la ciudad se sacudieron el polvo de los pies en señal de protesta, y
se fueron a Iconio. 52 Y los discípulos estaban gozosos y llenos del Espíritu
Santo.
Pablo
y Bernabé en Iconio
14
Cuando llegaron a Iconio, siguiendo su costumbre entraron en la sinagoga de los
judíos; y era tal la convicción con que hablaban que una gran multitud de
judíos y de griegos creyó. 2 Pero los judíos que no quisieron creer, dañaron el
ánimo de los que no eran judíos y los azuzaron contra los hermanos. 3 A pesar
de eso, Bernabé y Pablo se quedaron allí mucho tiempo, y hablaban sin ningún
temor y confiados en el Señor, que por su bondad y misericordia les concedió
hacer milagros prodigiosos. 4 La gente de la ciudad estaba dividida, porque
unos apoyaban a los judíos y otros a los apóstoles. 5 Entonces judíos y no judíos,
y sus gobernantes, se juntaron con la intención de hacerles daño a los
apóstoles y apedrearlos; 6 pero ellos se dieron cuenta y huyeron a Listra y
Derbe, ciudades de Licaonia, y de allí fueron a todas las regiones cercanas, 7
donde predicaban el evangelio.
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Valera Contemporánea (RVC)
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Salmos 139 Reina Valera Contemporánea
(RVC)
Dios
está en todas partes
Al
músico principal. Salmo de David.
139
Señor, tú me has examinado y me conoces;
2
tú
sabes cuando me siento o me levanto;
¡desde
lejos sabes todo lo que pienso!
3
Me
vigilas cuando camino y cuando descanso;
¡estás
enterado de todo lo que hago!
4
Todavía
no tengo las palabras en la lengua,
¡y
tú, Señor, ya sabes lo que estoy por decir!
5
Tu
presencia me envuelve por completo;
la
palma de tu mano reposa sobre mí.
6
Saber
esto rebasa mi entendimiento;
¡es
tan sublime que no alcanzo a comprenderlo!
7
¿Dónde
puedo esconderme de tu espíritu?
¿Cómo
podría huir de tu presencia?
8
Si
subiera yo a los cielos, allí estás tú;
si
me tendiera en el sepulcro, también estás allí.
9
Si
levantara el vuelo hacia el sol naciente,
o
si habitara en los confines del mar,
10
aun
allí tu mano me sostendría;
¡tu
mano derecha no me soltaría!
11
Si
quisiera esconderme en las tinieblas,
y
que se hiciera noche la luz que me rodea,
12
¡ni
las tinieblas me esconderían de ti,
pues
para ti la noche es como el día!
¡Para
ti son lo mismo las tinieblas y la luz!
13
Tú,
Señor, diste forma a mis entrañas;
tú
me formaste en el vientre de mi madre!
14
Te
alabo porque tus obras son formidables,
porque
todo lo que haces es maravilloso.
¡De
esto estoy plenamente convencido!
15
Aunque
en lo íntimo me diste forma,
y
en lo más secreto me fui desarrollando,
nada
de mi cuerpo te fue desconocido.
16
Con
tus propios ojos viste mi embrión;
todos
los días de mi vida ya estaban en tu libro;
antes
de que me formaras, los anotaste,
y
no faltó uno solo de ellos.
17
Dios
mío, ¡cuán preciosos me son tus pensamientos!
¡Cuán
vastos son en su totalidad!
18
Si
los contara, serían más que la arena;
si
terminara de contarlos, tú aún estarías allí.
19
Dios
mío, ¡quítales la vida a los malvados!
¡Aparta
de mí a la gente violenta,
20
a
esos enemigos tuyos
que
blasfeman y se burlan de ti!
21
Señor,
tú sabes que odio a los que te odian,
que
mi enojo se enciende contra tus enemigos.
22
Son
para mí totalmente aborrecibles;
¡los
considero mis peores enemigos!
23
Señor,
examina y reconoce mi corazón:
pon
a prueba cada uno de mis pensamientos.
24
Así
verás si voy por mal camino,
y
me guiarás por el camino eterno.
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Proverbios 17:19-21 Reina Valera
Contemporánea (RVC)
19
¿Quieres
pelear? ¡Quieres pecar!
¿Quieres
darte importancia? ¡Quieres problemas!
20
El
de corazón malvado nunca da con el bien;
el
que se enreda con su lengua cae en desgracia.
21
Ser
padre de un necio es motivo de tristeza;
ser
padre de un necio no es motivo de alegría.
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Valera Contemporánea (RVC)
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