2 Reyes 15:1-16:20; Hechos 19:13-41; Salmos 147; Proverbios 18:4-5 (Dios Habla Hoy (DHH))
2 Reyes 15-16 Dios Habla Hoy (DHH)
Reinado
de Azarías en Judá
15
En el año veintisiete del reinado de Jeroboam, rey de Israel, comenzó a reinar
Azarías, hijo de Amasías, rey de Judá. 2 Tenía dieciséis años cuando comenzó a
reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Su madre se llamaba
Jecolías, y era de Jerusalén.
3
Los hechos de Azarías fueron rectos a los ojos del Señor, como lo habían sido
los de Amasías, su padre. 4 Sin embargo, no se quitaron los santuarios paganos,
donde la gente todavía ofrecía sacrificios y quemaba incienso. 5 El Señor
castigó al rey con lepra hasta el día en que murió, así que el rey vivió
aislado en su palacio, relevado de sus obligaciones, y Jotam, su hijo, se hizo
cargo de la regencia y gobernó a la nación.
6
El resto de la historia de Azarías y de todo lo que hizo, está escrito en el
libro de las crónicas de los reyes de Judá. 7 Cuando Azarías murió, lo
enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David. Después reinó en su lugar
su hijo Jotam.
Reinado
de Zacarías en Israel
8
En el año treinta y ocho del reinado de Azarías, rey de Judá, Zacarías, hijo de
Jeroboam, comenzó a reinar en Israel, y reinó en Samaria seis meses. 9 Pero sus
hechos fueron malos a los ojos del Señor, como los de sus antepasados, pues no
se apartó de los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel.
10
Ahora bien, Salum, hijo de Jabés, conspiró contra él, y lo atacó en Ibleam y lo
mató, reinando después en su lugar.
11
El resto de la historia de Zacarías está escrito en el libro de las crónicas de
los reyes de Israel. 12 Así se cumplió el anuncio que hizo el Señor a Jehú,
cuando le dijo que sus hijos se sentarían en el trono de Israel hasta la cuarta
generación.
Reinado
de Salum en Israel
13
Salum, hijo de Jabés, comenzó a reinar en el año treinta y nueve del reinado de
Ozías, rey de Judá. Pero reinó sólo un mes completo en Samaria, 14 pues
Menahem, hijo de Gadí, llegó de Tirsá a Samaria y atacó a Salum, y después de
matarlo reinó en su lugar.
15
El resto de la historia de Salum, incluyendo su conspiración contra Zacarías,
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.
16
Entonces Menahem destruyó Tífsah y saqueó todo lo que había en ella y en su
territorio, a partir de Tirsá, y también les abrió el vientre a todas las
mujeres embarazadas. Lo hizo porque no le habían abierto las puertas de la
ciudad.
Reinado
de Menahem en Israel
17
En el año treinta y nueve del reinado de Azarías, rey de Judá, Menahem, hijo de
Gadí, comenzó a reinar sobre Israel, y reinó diez años en Samaria. 18 Pero sus
hechos fueron malos a los ojos del Señor, pues no se apartó de los pecados con
que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel.
En
sus días, 19 Pul, el rey de Asiria, invadió el país, y Menahem le entregó
treinta y tres mil kilos de plata para que le ayudara a fortalecer su reinado.
20 Para pagarle tal cantidad al rey de Asiria, Menahem ordenó que todos los
ricos de Israel pagaran un impuesto de más de medio kilo de plata. De ese modo
el rey de Asiria se volvió a su tierra, y no se detuvo más en el país.
21
El resto de la historia de Menahem y de todo lo que hizo, está escrito en el
libro de las crónicas de los reyes de Israel. 22 Después de su muerte, reinó en
su lugar su hijo Pecahías.
Reinado
de Pecahías en Israel
23
En el año cincuenta del reinado de Azarías, rey de Judá, Pecahías, hijo de
Menahem, comenzó a reinar sobre Israel, y reinó en Samaria dos años. 24 Pero
sus hechos fueron malos a los ojos del Señor, pues no se apartó de los pecados
con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel.
25
Pero un oficial suyo, llamado Pécah, hijo de Remalías, conspiró contra él y,
con la ayuda de cincuenta hombres de Galaad, lo atacó en la fortaleza del
palacio real y lo mató, después de lo cual reinó en su lugar.
26
El resto de la historia de Pecahías y de todo lo que hizo, está escrito en el
libro de las crónicas de los reyes de Israel.
Reinado
de Pécah en Israel
27
En el año cincuenta y dos del reinado de Azarías, rey de Judá, Pécah, hijo de
Remalías, comenzó a reinar sobre Israel, y reinó en Samaria veinte años. 28
Pero sus hechos fueron malos a los ojos del Señor, pues no se apartó de los
pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel.
29
En el tiempo en que Pécah era rey de Israel, llegó Tiglat-piléser, rey de
Asiria, y conquistó Iión, Abel-bet-maacá, Janóah, Quedes, Hasor, Galaad, Galilea
y toda la región de Neftalí, y a sus habitantes los llevó cautivos a Asiria. 30
Entonces Oseas, hijo de Elá, conspiró contra Pécah, hijo de Remalías, y lo
atacó y lo mató. De esa manera llegó a reinar en su lugar, en el año veinte del
reinado de Jotam, hijo de Ozías.
31
El resto de la historia de Pécah y de todo lo que hizo, está escrito en el
libro de las crónicas de los reyes de Israel.
Reinado
de Jotam en Judá
32
En el segundo año del reinado de Pécah, hijo de Remalías, Jotam, el hijo de
Ozías, comenzó a reinar en Judá. 33 Tenía veinticinco años cuando comenzó a
reinar, y reinó en Jerusalén dieciséis años. Su madre se llamaba Jerusá, hija
de Sadoc.
34
Los hechos de Jotam fueron rectos a los ojos del Señor, como lo habían sido los
de Ozías, su padre, 35 pues construyó la puerta superior del templo del Señor.
Sin embargo, no se quitaron los santuarios paganos, donde el pueblo seguía
ofreciendo sacrificios y quemando incienso.
36
El resto de la historia de Jotam y de todo lo que hizo, está escrito en el
libro de las crónicas de los reyes de Judá.
37
Por aquel tiempo empezó el Señor a enviar contra Judá a Resín, rey de Siria, y
a Pécah, hijo de Remalías. 38 Cuando murió Jotam, lo enterraron con sus
antepasados en la Ciudad de David, su antepasado. Después reinó en su lugar su
hijo Ahaz.
Reinado
de Ahaz en Judá
16
En el año diecisiete del reinado de Pécah, hijo de Remalías, comenzó a reinar
Ahaz, hijo de Jotam, rey de Judá. 2 Tenía veinte años cuando comenzó a reinar,
y reinó en Jerusalén dieciséis años; pero sus hechos no fueron rectos a los
ojos del Señor su Dios, como los de su antepasado David, 3 sino que siguió los
pasos de los reyes de Israel, pues hasta hizo quemar a su hijo en sacrificio,
conforme a las prácticas infames de las naciones que el Señor había arrojado de
la presencia de los israelitas. 4 Además ofreció sacrificios y quemó incienso
en los santuarios en lugares altos, en las colinas y bajo todo árbol frondoso.
5
Por aquel tiempo, Resín, rey de Siria, y Pécah, hijo de Remalías, rey de
Israel, se dirigieron a Jerusalén para atacarla. Y sitiaron a Ahaz, pero no
pudieron tomar la ciudad. 6 Entonces el rey de Edom recuperó para Edom la
ciudad de Elat; y los edomitas llegaron, y después de arrojar de Elat a los de
Judá, se quedaron a vivir allí hasta el día de hoy.
7
Entonces Ahaz envió unos mensajeros a Tiglat-piléser, rey de Asiria, para que
le dijeran de su parte: «Este servidor tuyo es como un hijo tuyo. Por lo tanto,
ven y líbrame del rey de Siria y del rey de Israel, que me están atacando.»
8
Ahaz tomó, además, la plata y el oro que había en el templo del Señor y en los
tesoros del palacio real, y los envió como regalo al rey de Asiria, 9 el cual
atendió su petición y organizó un ataque contra Damasco, y la conquistó,
después de lo cual desterró a sus habitantes a Quir y dio muerte a Resín.
10
Cuando el rey Ahaz fue a Damasco para encontrarse con Tiglat-piléser, rey de
Asiria, vio el altar que allí había. Entonces envió al sacerdote Urías un plano
exacto de la construcción del altar, 11 y Urías construyó un altar siguiendo
todas las indicaciones que el rey Ahaz le había enviado desde Damasco, y lo
tuvo listo para cuando el rey Ahaz regresó de Damasco.
12
Cuando el rey llegó de Damasco y vio el altar, se acercó y ofreció sobre él un
holocausto; 13 lo quemó, al igual que su ofrenda de cereales, y derramó sobre
el altar su ofrenda de vino, y roció sobre él la sangre de sus sacrificios de
reconciliación.
14
En cuanto al altar de bronce que estaba frente al templo del Señor, Ahaz lo
quitó de allí y lo puso al lado norte del altar, ya que ahora quedaba entre el
nuevo altar y el templo del Señor. 15 Después ordenó al sacerdote Urías que en
el altar grande quemara el holocausto de la mañana y la ofrenda de cereales de
la tarde, así como el holocausto y la ofrenda de cereales del rey, y el
holocausto y ofrendas de cereales y de vino del pueblo en general. También le
dijo que rociara sobre ese altar toda la sangre de los holocaustos y los
sacrificios, pero que el altar de bronce sería sólo para que él consultara al
Señor.
16
El sacerdote Urías hizo todo lo que el rey Ahaz le ordenó. 17 Luego el rey Ahaz
cortó los entrepaños de las bases y quitó la enorme pila para el agua de encima
de los toros de bronce que la sostenían, y la colocó sobre un pavimento de
piedra. 18 Y para agradar al rey de Asiria, quitó del templo del Señor el estrado
que habían construido para el sábado, y la puerta exterior reservada al rey.
19
El resto de la historia de Ahaz y de todo lo que hizo, está escrito en el libro
de las crónicas de los reyes de Judá. 20 Cuando murió, lo enterraron con sus
antepasados en la Ciudad de David. Después reinó en su lugar su hijo Ezequías.
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Hechos 19:13-40 Dios Habla Hoy (DHH)
13
Pero algunos judíos que andaban por las calles expulsando de la gente espíritus
malignos, quisieron usar para ello el nombre del Señor Jesús; así que decían a
los espíritus: «¡En el nombre de Jesús, a quien Pablo anuncia, les ordeno que
salgan!»
14
Esto es lo que hacían los siete hijos de un judío llamado Esceva, que era un
jefe de los sacerdotes. 15 Pero en cierta ocasión el espíritu maligno les
contestó: «Conozco a Jesús, y sé quién es Pablo; pero ustedes, ¿quiénes son?»
16
Al mismo tiempo, el hombre que tenía el espíritu maligno se lanzó sobre ellos,
y con gran fuerza los dominó a todos, maltratándolos con tanta violencia que
huyeron de la casa desnudos y heridos. 17 Todos los que vivían en Éfeso, judíos
y no judíos, lo supieron, y se llenaron de temor. De esta manera crecía la fama
del nombre del Señor Jesús.
18
También muchos de los que creyeron llegaban confesando públicamente todo lo
malo que antes habían hecho, 19 y muchos que habían practicado la brujería
trajeron sus libros y los quemaron en presencia de todos. Cuando se calculó el
precio de aquellos libros, resultó que valían como cincuenta mil monedas de
plata. 20 Así el mensaje del Señor iba extendiéndose y demostrando su poder.
21
Después de estas cosas, Pablo decidió visitar Macedonia y Acaya, y seguir su
viaje hasta Jerusalén. Además decía que después de ir a Jerusalén tendría que
ir también a Roma. 22 Entonces mandó a Macedonia a dos de sus ayudantes,
Timoteo y Erasto, mientras él se quedaba algún tiempo más en Asia.
Alboroto
en Éfeso
23
Por aquel tiempo hubo en Éfeso un gran alboroto acerca del Nuevo Camino, 24
causado por uno llamado Demetrio, que era platero. Este hombre hacía figuritas
de plata que representaban el templo de la diosa Artemisa, y daba mucha
ganancia a los que trabajaban con él. 25 Reunió, pues, a éstos, junto con otros
que trabajaban en oficios semejantes, y les dijo: «Señores, ustedes saben que
nuestro bienestar depende de este oficio. 26 Pero como ustedes ven y oyen, ese
tal Pablo anda diciendo que los dioses hechos por los hombres no son dioses; y
así ha convencido a mucha gente, no solamente aquí en Éfeso sino en casi toda
la provincia de Asia. 27 Esto es muy peligroso, porque nuestro negocio puede
echarse a perder, y el templo mismo de la gran diosa Artemisa puede también
perder la fama que tiene, y así será despreciada la grandeza de esta diosa que
es adorada en toda la provincia de Asia y en el mundo entero.»
28
Cuando oyeron esto, se enojaron mucho y gritaron: «¡Viva Artemisa de los
efesios!»
29
Hubo, pues, confusión en toda la ciudad. Se lanzaron sobre Gayo y Aristarco, dos
hombres de Macedonia que acompañaban a Pablo, y los arrastraron hasta el
teatro. 30 Pablo quiso entrar allí para hablar a la gente, pero los creyentes
no lo dejaron. 31 También entre las autoridades de Asia había algunos amigos de
Pablo, que mandaron a decirle que no debía meterse allí. 32 Entre tanto, en la
reunión, unos gritaban una cosa y otros otra, porque la gente estaba alborotada
y la mayor parte ni sabía para qué se habían reunido. 33 Pero algunos de ellos
explicaron el asunto a Alejandro, a quien los judíos habían empujado al frente
de todos. Alejandro hizo señas con la mano para pedir silencio y hablar en
defensa de los judíos delante del pueblo. 34 Pero cuando se dieron cuenta de
que él mismo era judío, gritaron todos durante un par de horas: «¡Viva Artemisa
de los efesios!»
35
El secretario de la ciudad, cuando pudo calmar a la gente, dijo: «Ciudadanos de
Éfeso, todo el mundo sabe que esta ciudad está encargada de cuidar el templo de
la gran diosa Artemisa y de la imagen de ella que cayó del cielo. 36 Como nadie
puede negar esto, cálmense ustedes y no hagan nada sin pensarlo bien. 37 Porque
estos hombres que ustedes han traído no han profanado el templo ni han hablado
mal de nuestra diosa. 38 Si Demetrio y los que trabajan con él tienen alguna queja
contra alguien, ahí están los jueces y los juzgados; que reclamen ante las
autoridades y que cada uno defienda su derecho. 39 Y si ustedes piden alguna
otra cosa, deberá tratarse en una reunión legal. 40 Con lo que hoy ha pasado
corremos peligro de que nos acusen de agitadores, pues no hay ninguna razón que
podamos dar, si nos preguntan por la causa de este alboroto.» Dicho esto,
despidió a la gente.
Dios
Habla Hoy (DHH)
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Salmos 147 Dios Habla Hoy (DHH)
No
hizo lo mismo con todas las naciones
147
¡Aleluya!
¡Qué
bueno es cantar himnos a nuestro Dios!
¡A
él se le deben dulces alabanzas!
2
El
Señor reconstruye a Jerusalén
y
reúne a los dispersos de Israel.
3
Él
sana a los que tienen roto el corazón,
y
les venda las heridas.
4
Él
determina el número de las estrellas,
y
a cada una le pone nombre.
5
Grande
es nuestro Dios, y grande su poder;
su
inteligencia es infinita.
6
El
Señor levanta a los humildes,
pero
humilla por completo a los malvados.
7
Canten
al Señor con gratitud;
canten
himnos a nuestro Dios, al son del arpa.
8
Él
cubre de nubes el cielo,
prepara
la lluvia para la tierra,
hace
crecer los pastos en los montes,
9
da
de comer a los animales
y
a las crías de los cuervos cuando chillan.
10
No
es la fuerza del caballo ni los músculos del hombre
lo
que más agrada al Señor;
11
a
él le agradan los que lo honran,
los
que confían en su amor.
12
Jerusalén,
alaba al Señor;
Sión,
alaba a tu Dios.
13
Pues
él reforzó los cerrojos de tus puertas
y
bendijo a tus hijos dentro de la ciudad.
14
Él
trae la paz a tu territorio
y
te satisface con lo mejor del trigo.
15
Él
envía su palabra a la tierra,
y
su palabra corre a toda prisa.
16
Él
produce la nieve como si fuera lana,
y
esparce la escarcha como si fuera polvo.
17
Él
envía el hielo en forma de granizo;
con
el frío que envía, el agua se congela.
18
Pero
envía su palabra, y la derrite;
hace
soplar el viento, y el agua corre.
19
Él
dio a conocer a Jacob, a Israel,
su
palabra, sus leyes y decretos.
20
No
hizo lo mismo con las otras naciones,
las
cuales nunca conocieron sus decretos.
¡Aleluya!
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Dios
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Proverbios 18:4-5 Dios Habla Hoy (DHH)
4
Las
palabras del hombre son aguas profundas,
río
que corre, pozo de sabiduría.
5
No
está bien que los jueces favorezcan al culpable
y
le nieguen sus derechos al inocente.
Dios
Habla Hoy (DHH)
Dios
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