Sunday, October 31, 2021

DAB Español, Lunes 01 de Noviembre

Día 305, DAB Español, Lunes 01 de Noviembre

Ezequiel 1:1-3:15; Hebreos 3:1-19; Salmos 104:1-23; Proverbios 26:24-26 (Nueva Biblia de las Américas (NBLA))









Ezequiel 1:1-3:15

Nueva Biblia de las Américas

Visión de los seres vivientes y las ruedas

 

1 En el año treinta, al quinto día del mes cuarto, estando yo entre los desterrados junto al río Quebar, los cielos se abrieron y contemplé visiones de Dios.

 

2 (En aquel día cinco del mes, en el año quinto del destierro del rey Joaquín, 3 la palabra del Señor fue dirigida al sacerdote Ezequiel, hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos junto al río Quebar, y allí vino sobre él la mano del Señor).

 

4 Mientras miraba, vi que venía del norte un viento huracanado, una gran nube con fuego fulgurante y un resplandor a su alrededor. En su centro había algo como un metal refulgente en medio del fuego. 5 También en su centro vi figuras semejantes a cuatro seres vivientes. Y este era su aspecto: tenían forma humana. 6 Cada uno de ellos tenía cuatro caras y cuatro alas. 7 Sus piernas eran rectas, y la planta de sus pies era como la planta de la pezuña del ternero, y brillaban como bronce bruñido. 8 Bajo sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos humanas. Los cuatro tenían caras y alas. 9 Sus alas se tocaban una a la otra y sus caras no se volvían cuando andaban. Cada uno iba de frente hacia adelante.

 

10 La forma de sus caras era como la cara de un hombre; los cuatro tenían cara de león a la derecha y cara de toro a la izquierda; y los cuatro tenían cara de águila. 11 Así eran sus caras. Sus alas se extendían por encima; con dos se tocaban entre sí y con dos cubrían su cuerpo. 12 Cada uno iba de frente hacia adelante; adondequiera que iba el espíritu, iban ellos, sin volverse cuando andaban. 13 En medio de los seres vivientes había algo que parecía carbones encendidos en llamas, eran como antorchas que se lanzaban de un lado a otro entre los seres vivientes. El fuego resplandecía, y del fuego salían rayos. 14 Y los seres vivientes corrían de un lado a otro como el fulgor[a] del relámpago.

 

15 Miré a los seres vivientes, y vi que había una rueda en la tierra junto a cada uno de los seres vivientes de cuatro caras. 16 El aspecto de las ruedas y su hechura era como el brillo del crisólito[b], y las cuatro tenían la misma forma; su aspecto y su hechura eran como si una rueda estuviera dentro de la otra rueda. 17 Cuando andaban, se movían en las cuatro direcciones, sin volverse cuando andaban. 18 Sus aros eran altos e imponentes, y los aros de las cuatro ruedas estaban llenos de ojos alrededor. 19 Cuando los seres vivientes andaban, las ruedas se movían con ellos. Y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas también se levantaban. 20 Adondequiera que iba el espíritu, iban ellos en esa dirección[c]. Y las ruedas se levantaban junto con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. 21 Cuando los seres andaban, andaban ellas, y cuando ellos se detenían, se detenían ellas. Y cuando ellos se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban junto con ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.

 

22 Sobre las cabezas de los seres vivientes había algo semejante a un firmamento con el brillo deslumbrante de un cristal, extendido por encima de sus cabezas. 23 Debajo del firmamento sus alas se extendían derechas, la una hacia la otra; cada uno tenía dos que cubrían sus cuerpos por un lado y por el otro. 24 Y oí el ruido de sus alas cuando andaban, como el estruendo de muchas aguas, como la voz del Todopoderoso[d], un ruido de tumulto como el ruido de un campamento militar. Cada vez que se detenían, bajaban sus alas. 25 También hubo un ruido por encima del firmamento que había sobre sus cabezas. Cada vez que se detenían, bajaban sus alas.

 

26 Sobre el firmamento que estaba por encima de sus cabezas había algo semejante a un trono, de aspecto como de piedra de zafiro; y en lo que se asemejaba a un trono, sobre él, en lo más alto, había una figura con apariencia de hombre. 27 Entonces observé que en lo que parecían Sus lomos y hacia arriba, había algo como metal refulgente que lucía como fuego dentro de ella en derredor, y en lo que parecían Sus lomos y hacia abajo vi algo como fuego, y un resplandor a Su alrededor. 28 Como el aspecto del arco iris que aparece en las nubes en un día lluvioso, así era el aspecto del resplandor en derredor. Tal era el aspecto de la semejanza de la gloria del Señor. Cuando lo vi, caí rostro en tierra y oí una voz que hablaba.

Llamamiento de Ezequiel

 

2 Entonces Él me dijo: «Hijo de hombre, ponte en pie para que Yo te hable». 2 Mientras Él me hablaba, el Espíritu entró en mí y me puso en pie; y oí al que me hablaba. 3 Entonces me dijo: «Hijo de hombre, Yo te envío a los israelitas, a una nación de rebeldes que se ha rebelado contra Mí; ellos y sus padres se han levantado contra Mí hasta este mismo día. 4 A los hijos de duro semblante y corazón empedernido, a quienes te envío, les dirás: “Así dice el Señor Dios”. 5 Tal vez ellos escuchen o dejen de escuchar, porque son una casa rebelde, sabrán que un profeta ha estado entre ellos. 6 Y tú, hijo de hombre, no temas; no les temas a ellos ni a sus palabras aunque haya contigo cardos y espinas y te sientes en escorpiones. No temas sus palabras ni te atemorices ante ellos, porque son una casa rebelde. 7 Les hablarás Mis palabras, escuchen o dejen de escuchar, porque son rebeldes.

 

8 »Y tú, hijo de hombre, escucha lo que te hablo; no seas rebelde como esa casa rebelde. Abre tu boca y come lo que te voy a dar». 9 Entonces miré que una mano estaba extendida hacia mí, y en ella había un libro[e]. 10 Él lo desenrolló delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y en él estaban escritas lamentaciones, gemidos y ayes.

Comisión del profeta

 

3 Entonces Él me dijo: «Hijo de hombre, come lo que tienes delante; cómete este rollo, y ve, habla a la casa de Israel». 2 Abrí, pues, mi boca, y Él me dio a comer el rollo. 3 Entonces me dijo: «Hijo de hombre, alimenta tu estómago y llena tu cuerpo[f] de este rollo que te doy». Y lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel.

 

4 Me dijo además: «Hijo de hombre, ve a la casa de Israel y háblales con Mis palabras. 5 Porque no eres enviado a un pueblo de habla incomprensible y lengua difícil[g], sino a la casa de Israel. 6 Tampoco te envío a pueblos numerosos de habla incomprensible y lengua difícil cuyas palabras no puedas entender. Aunque si[h] te enviara a ellos, ellos te escucharían. 7 Pero la casa de Israel no querrá escucharte, ya que no quieren escucharme a Mí. Ciertamente toda la casa de Israel es terca y de duro corazón. 8 Por eso he hecho tu rostro tan duro como sus rostros, y tu frente tan dura como sus frentes. 9 Como esmeril, más duro que el pedernal, he hecho tu frente. No les temas ni te atemorices ante ellos, porque son casa rebelde». 10 Además me dijo: «Hijo de hombre, recibe en tu corazón todas Mis palabras que Yo te hablo, y escúchalas atentamente. 11 Y ve a los desterrados, a los hijos de tu pueblo; háblales y diles, escuchen o dejen de escuchar: “Así dice el Señor Dios”».

 

12 Entonces el Espíritu me levantó, y oí detrás de mí un gran ruido atronador: «Bendita sea la gloria del Señor desde Su lugar». 13 Oí el ruido de las alas de los seres vivientes que se tocaban una a la otra, y el ruido de las ruedas junto a ellos, un gran ruido atronador. 14 El Espíritu me levantó y me tomó; yo iba con amargura en la indignación de mi espíritu, y la mano del Señor era fuerte sobre mí. 15 Entonces vine a los desterrados de Tel Abib que habitaban junto al río Quebar, y allí donde ellos vivían, estuve sentado siete días, atónito, en medio de ellos.

Footnotes

 

    Ezequiel 1:14 Lit. aspecto.

    Ezequiel 1:16 O berilo.

    Ezequiel 1:20 El T.M. agrega: el espíritu para ir.

    Ezequiel 1:24 Heb. Shaddai.

    Ezequiel 2:9 O un rollo.

    Ezequiel 3:3 Lit. tus entrañas.

    Ezequiel 3:5 Lit. profundidad de labio y pesadez de lengua.

    Ezequiel 3:6 Heb. Sí no.

 

Hebreos 3

Nueva Biblia de las Américas

Jesús, superior a Moisés

 

3 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, consideren a Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe[a]. 2 El cual fue fiel[b] al que lo designó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios[c]. 3 Porque Jesús ha sido considerado digno de más gloria que Moisés, así como el constructor de la casa tiene más honra que la casa. 4 Porque toda casa es hecha por alguno, pero el que hace todas las cosas es Dios.

 

5 Moisés fue fiel en toda la casa de Dios[d] como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir más tarde. 6 Pero Cristo[e] fue fiel como Hijo sobre la casa de Dios, cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin nuestra confianza y la gloria[f] de nuestra esperanza.

 

7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:

 

«Si ustedes oyen hoy Su voz,

8

No endurezcan sus corazones, como en la provocación,

Como en el día de la prueba en el desierto,

9

Donde sus padres me tentaron y me pusieron a prueba,

Y vieron Mis obras por cuarenta años.

10

Por lo cual Yo me disgusté con aquella generación,

Y dije: “Siempre se desvían en su corazón,

Y no han conocido Mis caminos”;

11

Como juré en Mi ira:

“No entrarán en Mi reposo”».

 

12 Tengan cuidado, hermanos, no sea que en alguno de ustedes haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse[g] del Dios vivo. 13 Antes, exhórtense los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: «Hoy»; no sea que alguno de ustedes sea endurecido por el engaño del pecado. 14 Porque somos hechos[h] partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad. 15 Por lo cual se dice:

 

«Si ustedes oyen hoy Su voz,

No endurezcan sus corazones, como en la provocación».

 

16 Porque ¿quiénes, habiendo oído, lo provocaron? ¿Acaso no fueron todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés? 17 ¿Con quiénes se disgustó por cuarenta años? ¿No fue con aquellos que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en Su reposo, sino a los que fueron desobedientes? 19 Vemos, pues, que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.

Footnotes

 

    Hebreos 3:1 O confesión, o profesión.

    Hebreos 3:2 Lit. Siendo fiel.

    Hebreos 3:2 Lit. Él.

    Hebreos 3:5 Lit. Él.

    Hebreos 3:6 I.e. el Mesías.

    Hebreos 3:6 O el gloriarnos.

    Hebreos 3:12 O apostatar.

    Hebreos 3:14 Lit. hemos llegado a ser.

 

Salmos 104:1-23

Nueva Biblia de las Américas

Dios cuida de sus obras

 

104 Bendice, alma mía, al Señor.

Señor, Dios mío, cuán grande eres;

Te has vestido de esplendor y de majestad,

2

Cubriéndote de luz como con un manto,

Extendiendo los cielos como una cortina.

3

Él es el que pone las vigas de Sus altos aposentos en las aguas;

El que hace de las nubes Su carroza;

El que anda sobre las alas del viento;

4

Que hace de los vientos Sus mensajeros,

Y de las llamas de fuego Sus ministros.

 

5

Él estableció la tierra sobre sus cimientos,

Para que jamás sea sacudida.

6

La cubriste con el abismo como con un vestido;

Las aguas estaban sobre los montes.

7

A Tu reprensión huyeron,

Al sonido de Tu trueno se precipitaron.

8

Se levantaron los montes, se hundieron los valles,

Al lugar que Tú estableciste para ellos.

9

Pusiste un límite que no pueden cruzar,

Para que no vuelvan a cubrir la tierra.

 

10

Él hace brotar manantiales en los valles,

Corren entre los montes;

11

Dan de beber a todas las bestias del campo,

Los asnos monteses mitigan su sed.

12

Junto a ellos habitan las aves de los cielos,

Elevan sus trinos entre las ramas.

13

Él riega los montes desde Sus aposentos,

Del fruto de Sus obras se sacia la tierra.

 

14

Él hace brotar la hierba para el ganado,

Y las plantas para el servicio del hombre,

Para que él saque alimento de la tierra,

15

Y vino que alegra el corazón del hombre,

Para que haga brillar con aceite su rostro,

Y alimento que fortalece el corazón del hombre.

16

Los árboles del Señor se sacian,

Los cedros del Líbano que Él plantó,

17

Donde hacen sus nidos las aves,

Y la cigüeña, cuya morada está en los cipreses.

 

18

Los montes altos son para las cabras monteses;

Las peñas son refugio para los tejones.

19

Él hizo la luna para señalar las estaciones;

El sol conoce el lugar de su ocaso.

20

Tú ordenas la oscuridad y se hace de noche,

En ella andan todas las bestias del bosque.

21

Rugen los leoncillos tras su presa,

Y buscan de Dios su comida.

22

Al salir el sol se esconden,

Y se echan en sus guaridas.

23

Sale el hombre a su trabajo,

Y a su labor hasta el atardecer.

Proverbios 26:24-26

Nueva Biblia de las Américas

 

24

El que odia, disimula con sus labios,

Pero en su corazón[a] acumula engaño.

25

Cuando su voz sea agradable, no lo creas,

Pues hay siete abominaciones en su corazón.

26

Aunque su odio se cubra con engaño,

Su perversidad será descubierta en la asamblea.

Footnotes

 

    Proverbios 26:24 Lit. interior.

 

Nueva Biblia de las Américas (NBLA)

 

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