Saturday, October 9, 2021

DAB Español, Domingo 10 de Octubre

Día 283, DAB Español, Domingo 10 de Octubre

Jeremías 14:11-16:15; 1 Tesalonicenses 2:10-3:13; Salmos 80; Proverbios 25:1-5 (Traducción en lenguaje actual (TLA))









Jeremías 14:11-16:15

Traducción en lenguaje actual

 

11 Y a mí me dijo:

 

«Jeremías, no me pidas que ayude a este pueblo. 12 Por más que ayunen, no escucharé sus ruegos; por más que me presenten ofrendas de animales y de cereal, no los aceptaré. Ya he decidido destruirlos, y voy a enviarles guerra, hambre y enfermedades».

 

13 Yo le respondí:

 

«¡Poderoso Dios de Israel! Hay profetas que le aseguran a tu pueblo que no habrá guerra ni van a pasar hambre; dicen que tú los dejarás aquí para siempre, y que vivirán en paz».

 

14-16 Dios me contestó:

 

«Esos profetas que dicen hablar de mi parte, son unos mentirosos. Yo no los he enviado, ni les he dado ninguna orden. Es más, ni siquiera he hablado con ellos. Sus mensajes son una mentira, ¡un invento de su propia imaginación! Dicen también que no habrá guerra ni hambre en este país; pero yo les digo que morirán de hambre o los matarán en la guerra. No sólo ellos morirán, sino también sus esposas, sus hijos y sus hijas. Sus cadáveres serán arrojados a las calles de Jerusalén, y no habrá nadie que los entierre. ¡Así les haré pagar su maldad!

 

17 »Tú, Jeremías, diles de mi parte:

 

“Día y noche lloraré sin cesar

porque mi pueblo preferido

ha sufrido una terrible desgracia;

¡ha recibido una herida muy grave!

18

Salgo al campo, y veo los cuerpos

de los que murieron en la guerra;

entro en la ciudad, y veo el desastre

que ha causado el hambre.

¡Pero ni profetas ni sacerdotes

parecen entender lo que pasa!”»

Respuesta de Jeremías

 

19-20 Jeremías respondió:

 

«Dios de Israel,

nos has herido tanto

que ya no podremos recuperarnos.

Has rechazado por completo a Judá,

y ya no quieres a Jerusalén.

Esperábamos pasarla bien,

y la estamos pasando mal.

Esperábamos vivir en paz,

pero vivimos llenos de miedo.

Reconocemos nuestra maldad,

y los pecados de nuestros padres;

¡hemos pecado contra ti!

21

Demuestra que eres fiel,

y no nos rechaces.

¡Cumple el trato

que hiciste con nosotros,

y no destruyas la bella ciudad

donde has puesto tu trono!

22

Dios nuestro,

sabemos que ningún ídolo

puede hacer que llueva;

eres tú quien manda los aguaceros.

Tú has creado todo lo que existe;

¡por eso confiamos en ti!»

Los cuatro castigos

 

15 Dios me dijo:

 

«Jeremías, aleja de mí a los israelitas. Diles que se vayan. ¡Yo no voy a perdonarlos! No lo haría, ni aunque sus antepasados, Moisés y Samuel, me lo pidieran. 2 Y si acaso te preguntan a dónde ir, respóndeles:

 

“Los que merecen la muerte, irán a la muerte;

los que merecen la guerra, morirán en la guerra;

los que merecen el hambre, morirán de hambre;

los que merecen el destierro, irán al destierro”.

 

3-4 »Les voy a mandar cuatro castigos diferentes: primero, morirán en la guerra; luego los arrastrarán los perros; además, los devorarán las aves del cielo; y finalmente los destrozarán las fieras del campo. Esto lo haré por culpa de Manasés hijo de Ezequías. No me he olvidado de lo que este rey de Judá hizo en Jerusalén. ¡Yo haré que todos los reinos de la tierra se asusten al verlos! Te juro que así será».

Morirán los habitantes de Jerusalén

 

5-6 Dios dijo a su pueblo:

 

«Jerusalén, Jerusalén,

me rechazaste; me traicionaste.

¿Quién va a llorar por ti?

¿Quién va a tenerte compasión?

¿Quién va a desear que te vaya bien?

Yo estoy cansado ya

de tenerte compasión,

así que te atacaré y te destruiré;

7

te arrojaré fuera de la ciudad,

como si fueras paja en el viento.

¡Voy a dejarte sin habitantes

porque no quisiste volverte a mí!

8

Habrá tantas viudas en el pueblo,

como arena hay en el mar;

¡a plena luz del día destruiré

a las madres de hijos jóvenes!

De repente enviaré contra ellas

la angustia y el terror.

9

Las que hayan tenido muchos hijos

se desmayarán y perderán la vida.

Quedarán humilladas y en vergüenza,

pues la brillante luz del día

se les volverá densa oscuridad.

¡Yo dejaré que sus enemigos

maten a los que queden con vida!

Les juro que así será».

Lamento de Jeremías

 

10 Jeremías dijo:

 

«¡Sufro mucho, madre mía!

¡Mejor no hubiera yo nacido!

A nadie le hice daño,

pero todos me maldicen

y me acusan de rebelde.

 

11

»Dios prometió protegerme

en momentos difíciles,

y hacer que mis enemigos

me pidieran compasión».

Esclavizados en un país ajeno

 

12 Dios le dijo a su pueblo:

 

«No hay quien pueda vencer

a los ejércitos de Asiria y Babilonia.

13

Ustedes han pecado tanto

que yo les entregaré a sus enemigos

todas sus riquezas y tesoros.

14

Estoy tan enojado con ustedes

que los quemaré como el fuego.

Los haré esclavos de sus enemigos

en un país que no conocen».

Queja de Jeremías

 

15 Jeremías dijo:

 

«Dios mío, tú lo sabes todo;

tú bien sabes que, por ti,

me insultan a todas horas.

¡Acuérdate de mí, y ven a ayudarme!

¡No te quedes cruzado de brazos

y castiga a los que me persiguen,

antes de que me maten!

 

16

»Todopoderoso Dios de Israel,

cuando tú me hablaste,

tomé en serio tu mensaje.

Mi corazón se llenó de alegría

al escuchar tus palabras,

porque yo soy tuyo.

 

17

»Yo no ando de fiesta en fiesta,

ni me interesa divertirme.

Prefiero estar solo, porque estoy contigo

y comparto tu odio por el pecado.

18

¿Por qué tengo, entonces,

que sufrir este dolor constante?

¿Por qué no sanan mis heridas?

Realmente, me decepcionas;

eres, para mí, como un arroyo seco;

¡como una fuente sin agua!»

Dios acompaña a Jeremías

 

19 Dios me contestó:

 

«Yo soy el Dios de Israel.

Si te vuelves a mí,

yo calmaré tu dolor

y podrás de nuevo servirme.

Si dejas de hablar tonterías,

y comienzas a anunciar

lo que realmente vale la pena,

entonces tú serás mi profeta.

No le hagas caso al pueblo;

son ellos quienes deben escucharte.

 

20-21

»Yo haré que seas para este pueblo

como un fuerte muro de bronce.

Los malvados pelearán contra ti,

pero no te podrán vencer,

porque yo estaré contigo

para librarte de su poder.

¡Yo te salvaré de esos tiranos!

Te juro que así lo haré».

Jeremías no debe casarse

 

16 1-3 Dios me dijo:

 

«Jeremías, no te cases en este país, ni tengas hijos ni hijas, porque de todos los que viven en este país, 4 algunos morirán de enfermedades horribles, otros morirán de hambre y otros en la guerra. Nadie llorará por ellos, ni los sepultará. Sus cadáveres quedarán tendidos sobre el suelo, como si fueran basura, y con ellos se alimentarán las aves del cielo y los animales salvajes.

 

5 »He decidido retirar de este pueblo mi paz, mi amor y mi compasión. Así que no vayas a ningún entierro, ni llores por ningún muerto. 6 En este país todos morirán, sean ricos o pobres, y nadie llorará por ellos ni los sepultará, ni guardará luto. 7 Nadie ofrecerá una comida para consolar a los que hayan perdido a un ser querido. A nadie se le ofrecerá consuelo, aunque haya muerto su padre o su madre.

 

8 »Tampoco vayas a ninguna boda, ni comas ni bebas nada allí. 9 Yo, el todopoderoso Dios de Israel, te digo que pondré fin a los gritos de alegría y de entusiasmo, y a las canciones de los novios y de las novias. Eso lo verán con sus propios ojos.

 

10 »Cuando comuniques todo esto al pueblo, te van a preguntar por qué decidí enviarles esta terrible desgracia. También preguntarán si se han portado mal, y si acaso han pecado contra mí. 11 Respóndeles que eso les pasa porque sus antepasados me rechazaron, no obedecieron mis enseñanzas y creyeron en otros dioses, a los cuales sirvieron y adoraron. Te juro que así fue. 12 Pero diles que ellos son peores que sus antepasados, porque no me obedecen. Ellos insisten en llevar a cabo sus planes malvados. 13 Por eso no les voy a tener compasión. Más bien, los echaré fuera de esta tierra; los llevaré a un país que ni ellos ni sus antepasados conocieron. Allá tendrán que adorar a otros dioses, día y noche.

 

14 »Llegará el día en que ya no dirán: “Viva Dios, que sacó de Egipto a los israelitas”; 15 sino que dirán: “Viva Dios, que sacó a los israelitas del país de los asirios y de los babilonios, y de todos los países adonde los obligó a ir”. Pero yo te aseguro que, en el futuro, haré que vuelvan a la tierra que les regalé a sus antepasados.

1 Tesalonicenses 2:10-3:13

Traducción en lenguaje actual

 

10 Ustedes confían en Dios, y nosotros nos hemos portado bien y correctamente con ustedes. Dios sabe que eso es cierto, y ustedes también. Nadie puede acusarnos de nada. 11 Saben que a cada uno de ustedes lo hemos tratado como trata un padre a sus hijos. Los animamos, los consolamos, 12 y también insistimos en que vivieran como deben vivir los que son de Dios, los que han sido llamados a compartir su propio reino y poder.

 

13 Además, siempre damos gracias a Dios porque, al llevarles su mensaje, ustedes lo aceptaron como si lo recibieran de parte de Dios y no de un ser humano. Y es verdad, ese mensaje es de Dios, y hace que los que confían en él cambien su manera de vivir. 14 A ustedes, hermanos, les pasó lo mismo que a los cristianos de las iglesias de Dios en Judea: ¡su propia gente se burló de ellos y los atacó! Eso les pasó a ustedes cuando gente de su propio país los buscó para maltratarlos. 15 Los judíos mataron al Señor Jesús y a los profetas, y luego nos echaron de su país. Ellos no hacen lo que a Dios le agrada, sino que están en contra de todos, 16 y a nosotros no nos dejan anunciar el mensaje de salvación a los que no son judíos. Así añaden más pecados a los que ya han cometido. Pero al final Dios los castigará terriblemente.

Pablo deseaba visitar a los tesalonicenses

 

17 Sin embargo, hermanos míos, aunque nosotros nos separamos de ustedes por un tiempo, siempre los recordábamos con cariño y deseábamos mucho ir a verlos. 18 Intentamos visitarlos, y en más de una ocasión yo mismo traté de ir, pero Satanás nos lo impidió. 19 Teníamos deseos de verlos, pues cuando nuestro Señor Jesús regrese y nos pida cuentas, nos sentiremos orgullosos, felices y seguros de nuestro trabajo por ustedes. 20 ¡Ustedes son nuestro orgullo y alegría!

 

3 Por eso, cuando ya no pudimos resistir el deseo de saber de ustedes, decidimos quedarnos solos en Atenas 2 y enviarles a Timoteo, nuestro querido amigo. Él colabora con nosotros y sirve a Dios anunciando la buena noticia de Cristo. Lo enviamos a ustedes para que los animara y ayudara a confiar firmemente en Jesucristo; 3 así las dificultades y problemas que ustedes afrontan no los harán dudar. Ustedes saben que tenemos que hacer frente a esos problemas. 4 Además, cuando todavía estábamos con ustedes, les advertimos que tendríamos dificultades. Y como ustedes bien saben, así ha sido. 5 Por eso, como ya no pude resistir más, envié a Timoteo, pues necesitaba saber si ustedes seguían confiando en Dios. ¡Yo temía que el diablo los hubiera hecho caer en sus trampas, y que hubiera echado a perder todo lo que hicimos por ustedes!

 

6 Pero ahora Timoteo ha regresado de la ciudad de Tesalónica, y nos ha contado que ustedes se aman unos a otros y no han dejado de confiar en Dios. También nos dijo que ustedes nos recuerdan siempre con cariño, y que desean vernos, así como nosotros deseamos verlos a ustedes.

 

7 Hermanos, a pesar de todos nuestros problemas y sufrimientos, nos alegra saber que siguen confiando en el Señor Jesús. 8 Ahora que sabemos esto, sentimos nuevas fuerzas para seguir viviendo. 9 ¡No sabemos cómo dar gracias a Dios por la gran alegría que ustedes nos han dado! 10 Día y noche rogamos a Dios que nos permita verlos personalmente, para ayudarlos a confiar completamente en él.

Oración de Pablo y de sus compañeros

 

11 Pedimos a Dios nuestro Padre, y a nuestro Señor Jesús, que nos den la oportunidad de ir a visitarlos. 12 Le pedimos al Señor que los haga amarse más los unos a los otros, y amar también a todos por igual. Porque así los amamos nosotros a ustedes. 13 También le pedimos al Señor Jesús que les dé fuerzas para confiar plenamente en Dios, y les dé también un corazón puro y sin pecado. Así, cuando él venga con todo su pueblo elegido, nadie podrá acusarlos de nada delante de Dios. Amén.

Salmos 80

Traducción en lenguaje actual

¡Muéstranos tu bondad!

SALMO 80 (79)

Himno de Asaf. Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse con la melodía «Los lirios del pacto».

 

80 1-2 Dios y Pastor nuestro,

tú guiaste como a un rebaño

a tu pueblo Israel,

tú reinas entre los querubines,

¡ahora escúchanos!

¡Hazte presente y muestra tu poder

a las tribus de Efraín,

de Manasés y de Benjamín!

¡Ven a salvarnos!

 

3

Dios nuestro,

¡cambia nuestra triste situación!

¡Muéstranos tu bondad y sálvanos!

 

4

Dios nuestro, Señor del universo,

¿hasta cuándo, por tu enojo,

no atenderás la oración de tu pueblo?

5

En vez de comida,

nos has dado el pan amargo

que nuestras lágrimas amasaron;

en vez de bebida,

has hecho que nos bebamos

nuestras propias lágrimas.

6

Has hecho que nuestros vecinos

se burlen de nosotros;

¡nos ven, y se ríen de nosotros!

 

7

Dios del universo,

¡cambia nuestra triste situación!

¡Muéstranos tu bondad y sálvanos!

 

8

Nosotros somos como una vid

que trajiste de Egipto,

y para plantarnos en esta tierra

echaste fuera a las naciones;

9

una vez limpio el terreno,

nosotros echamos raíces

y nos extendimos por todo el país.

10

De tal manera crecimos

que llegamos a poblar las montañas;

¡extendimos nuestro dominio

hasta las montañas del Líbano!

11

Nuestra frontera oriental

llegó hasta el río Éufrates;

nuestra frontera occidental

llegó hasta el mar Mediterráneo.

 

12-14

Dios del universo,

¿por qué dejaste a tu vid

sin tu protección?

Todos nuestros enemigos

pasan y nos hacen daño;

¡nos devoran como fieras!

¡Deja ya de castigarnos!

¡Asómate desde el cielo

y muéstranos tu cariño!

15

¡Tú mismo nos plantaste!

¡Tú mismo nos cuidaste!

16

El enemigo nos ha derrotado;

le ha prendido fuego a nuestras ciudades.

¡Repréndelos, destrúyelos!

17

Pero no dejes de apoyar

al pueblo en quien confías,

al pueblo que has fortalecido;

18

así, no nos apartaremos de ti.

¡Danos vida, y te alabaremos!

 

19

Dios nuestro, Señor del universo,

¡cambia nuestra triste situación!

¡Muéstranos tu bondad y sálvanos!

Proverbios 25:1-5

Traducción en lenguaje actual

Otros proverbios de Salomón

 

25 La siguiente lista de proverbios de Salomón fue preparada por los servidores de Ezequías, rey de Judá.

 

2

A Dios lo alabamos

porque vive en el misterio;

al rey lo respetamos

porque trata de entenderlo.

 

3

El cielo está allá arriba,

la tierra está aquí abajo,

pero la mente de los reyes

nadie sabe dónde está.

 

4

En cuanto el joyero

limpia de impurezas la plata,

puede hacer una copa.

5

En cuanto el rey

limpia de malvados el reino,

puede hacer justicia.

Traducción en lenguaje actual (TLA)

 

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