Thursday, December 31, 2020

DAB Español, Viernes 01 de Enero

Día 001, DAB Español, Viernes 01 de Enero

Génesis 1:1-2:25; Mateo 1:1-2:12; Salmos 1; Proverbios 1:1-6 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))








Génesis 1-2

La Palabra (Hispanoamérica)

I.— ORIGEN DEL MUNDO Y DE LOS SERES HUMANOS (1—11)

Primer relato de la creación (1,1—2,4a)

1 Cuando Dios, en el principio,

creó los cielos y la tierra,

2 la tierra era una masa caótica

y las tinieblas cubrían el abismo,

mientras un viento impetuoso

sacudía la superficie de las aguas.

3 Entonces dijo Dios:

— ¡Que exista la luz!

Y la luz existió.

4 Al ver Dios que la luz era buena,

la separó de las tinieblas,

5 llamando a la luz “día”

y a las tinieblas, “noche”.

Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el primer día.

 

6 Y dijo Dios:

— ¡Que exista el firmamento

y separe unas aguas de otras!

7 Y así sucedió.

Hizo Dios el firmamento

y separó las aguas que están abajo,

de las aguas que están arriba.

8 Y Dios llamó “cielo” al firmamento.

Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el segundo día.

 

9 Y dijo Dios:

— ¡Que las aguas debajo del cielo

se reúnan en un solo lugar,

para que aparezca lo seco!

Y así sucedió.

10 Dios llamó “tierra” a lo seco

y al conjunto de aguas lo llamó “mar”.

Y vio Dios que esto era bueno.

11 Y dijo Dios:

— ¡Que la tierra se cubra de vegetación;

que esta produzca plantas con semilla,

y árboles que den fruto con semilla,

cada uno según su especie!

Y así sucedió.

12 Brotó de la tierra vegetación:

plantas con semilla

y árboles con su fruto y su semilla,

todos según su especie.

Y vio Dios que esto era bueno.

13 Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el tercer día.

 

14 Y dijo Dios:

— ¡Que haya lumbreras en el firmamento

para separar el día de la noche,

para distinguir las estaciones,

y señalar los días y los años;

15 para que luzcan en el firmamento

y así alumbrar la tierra!

Y sucedió así.

16 Hizo Dios los dos grandes astros:

el astro mayor para regir el día,

y el menor para regir la noche.

También hizo las estrellas.

17 Dios puso en el firmamento

astros que alumbraran la tierra:

18 los hizo para regir el día y la noche,

para separar la luz de las tinieblas.

Y vio Dios que esto era bueno.

19 Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el cuarto día.

 

20 Y dijo Dios:

— ¡Rebosen las aguas de seres vivos,

y que las aves vuelen sobre la tierra

a lo ancho de todo el firmamento!

21 Y creó Dios los grandes animales marinos,

y todos los seres vivientes

que se mueven y pululan en las aguas;

y creó también todas las aves,

todas según su especie.

Vio Dios que esto era bueno,

22 y los bendijo con estas palabras:

“Sean fecundos y multiplíquense;

llenen las aguas de los mares

y que igualmente las aves

se multipliquen sobre la tierra”.

23 Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el quinto día.

 

24 Y dijo Dios:

— Que produzca la tierra seres vivientes:

animales domésticos, reptiles

y animales salvajes, todos por especies.

Y sucedió así.

25 Dios hizo los animales salvajes,

los animales domésticos

y todos los reptiles del campo,

cada uno según su especie.

Vio Dios que esto era bueno.

26 Dijo entonces Dios:

— Hagamos al ser humano

a nuestra imagen y semejanza

para que domine sobre los peces del mar

y sobre las aves del cielo;

sobre los animales domésticos,

sobre los animales salvajes

y sobre todos los reptiles

que se arrastran por el suelo.

27 Y creó Dios al ser humano a su imagen;

a imagen de Dios lo creó;

hombre y mujerlos creó.

28 Y los bendijo Dios diciéndoles:

“Sean fecundos y multiplíquense;

llenen la tierra y sométanla;

dominen sobre los peces del mar,

sobre las aves del cielo

y sobre todos los reptiles

que se arrastran por el suelo”.

29 Les dijo también:

“Les confío todas las plantas

que en la tierra engendran semilla,

y todos los árboles con su fruto y su semilla;

ellos les servirán de alimento”.

30 A todos los animales de la tierra,

y a todas las aves del cielo,

y a todos los seres vivientes

que se arrastran por la tierra,

la hierba verde les servirá de alimento.

Y así sucedió.

31 Y vio Dios todo lo que había hecho,

y todo era muy bueno.

Vino la noche, llegó la mañana:

ese fue el sexto día.

 

2 Así quedaron concluidos el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos. 2 Para el séptimo día Dios había concluido su obra y descansó el día séptimo de todo lo que había hecho. 3 Y bendijo Dios el día séptimo y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó Dios de toda su obra creadora. 4 Esta es la historia de la creación del cielo y de la tierra.

 

Segundo relato de la creación (2,4b—3,24)

Cuando Dios, el Señor, hizo la tierra y el cielo 5 no había aún arbustos en la tierra ni la hierba había brotado, porque Dios, el Señor, todavía no había hecho llover sobre la tierra ni existía nadie que cultivase el suelo; 6 sin embargo, de la propia tierra brotaba un manantial que regaba toda la superficie del suelo. 7 Entonces Dios, el Señor, modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser viviente.

 

8 Dios, el Señor, plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había modelado. 9 Dios, el Señor, hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y de frutos apetitosos. Además, hizo crecer el árbol de la vida en medio del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.

 

10 En Edén nacía un río que regaba el jardín y desde allí se dividía en cuatro brazos: 11 el primero se llama Pisón y rodea toda la región de Javilá, donde hay oro. 12 (El oro de esa región es excelente, y también se dan allí bedelio y ónice). 13 El segundo se llama Guijón, y rodea la región de Cus. 14 El tercero se llama Tigris y pasa al este de Asur. El cuarto es el Éufrates.

 

15 Dios, el Señor, tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara. 16 Y le dio esta orden:

 

— Puedes comer del fruto de todos los árboles que hay en el jardín, 17 excepto del árbol del bien y del mal. No comas del fruto de ese árbol, porque el día en que comas de él, tendrás que morir.

 

18 Luego Dios, el Señor, se dijo:

 

— No es conveniente que el hombre esté solo; voy, pues, a hacerle una ayuda adecuada. 19 Entonces Dios, el Señor, modeló con arcilla del suelo todos los animales terrestres y todas las aves del cielo, y se los llevó al hombre para que les pusiera nombre, porque todos los seres vivos llevarían el nombre que él les pusiera. 20 El hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves y a todos los animales salvajes. Sin embargo, no encontró entre ellos la ayuda adecuada para sí. 21 Entonces Dios, el Señor, hizo caer al hombre en un profundo sueño y, mientras dormía, le sacó una de sus costillas y rellenó con carne el hueco dejado. 22 De la costilla que le había sacado al hombre, Dios, el Señor, formó una mujer, y se la presentó al hombre 23 que, al verla, exclamó:

 

— ¡Esta sí que es hueso de mis huesos

y carne de mi carne!

Se llamará varona,

porque del varón fue sacada.

 

24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, se une a su mujer y los dos se hacen uno solo.

 

25 Los dos, el hombre y su mujer, estaban desnudos, pero no sentían vergüenza de verse así.

 

Mateo 1:1-2:12

La Palabra (Hispanoamérica)

I.— PRESENTACIÓN DE JESÚS COMO MESÍAS (1—2)

Genealogía de Jesús (Lc 3,23-28)

1 Esta es la lista de los antepasados de Jesucristo, descendiente de David y de Abrahán: 2 Abrahán fue el padre de Isaac; Isaac lo fue de Jacob, y Jacob de Judá y sus hermanos. 3 Judá fue el padre de Farés y Zara; la madre fue Tamar. Farés fue el padre de Esrón, y Esrón lo fue de Aram. 4 Aram fue el padre de Aminabab; Aminabab lo fue de Naasón, y Naasón, de Salmón. 5 Salmón fue el padre de Booz y su madre fue Rajab. Booz fue el padre de Obed; la madre fue Rut. Obed fue el padre de Jesé, 6 y Jesé lo fue del rey David.

 

David fue el padre de Salomón a quien engendró de la que era esposa de Urías. 7 Salomón fue el padre de Roboán; Roboán lo fue de Abías, y Abías, de Asá. 8 Asá fue el padre de Josafat; Josafat lo fue de Jorán; Jorán, de Ozías; 9 Ozías, de Joatán; Joatán, de Ajaz, y Ajaz lo fue de Ezequías. 10 Ezequías fue el padre de Manasés; Manasés lo fue de Amón, y Amón, de Josías. 11 Josías fue el padre de Jeconías y de sus hermanos en tiempos de la deportación a Babilonia.

 

12 Después de la deportación, Jeconías fue el padre de Salatiel; Salatiel, de Zorobabel; 13 Zorobabel, de Abiud; Abiud, de Eliakín, y Eliakín lo fue de Azor. 14 Azor fue el padre de Sadoc; Sadoc lo fue de Ajín, y Ajín, de Eliud. 15 Eliud fue el padre de Eleazar; Eleazar, de Matán, y Matán lo fue de Jacob. 16 Por último, Jacob fue el padre de José, el marido de María. Y María fue la madre de Jesús, que es el Mesías.

 

17 De modo que desde Abrahán a David hubo catorce generaciones; otras catorce desde David a la deportación a Babilonia, y otras catorce desde la deportación hasta el Mesías.

 

Nacimiento de Jesús (Lc 2,1-7)

18 El nacimiento de Jesús, el Mesías, fue así: María, su madre, estaba prometida en matrimonio a José; pero antes de convivir con él quedó embarazada por la acción del Espíritu Santo. 19 José, su esposo, que era un hombre justo, no quiso denunciarla públicamente, sino que decidió separarse de ella de manera discreta. 20 Estaba pensando en esto, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo:

 

— José, descendiente de David, no tengas reparo en convivir con María, tu esposa, pues el hijo que ha concebido es por la acción del Espíritu Santo. 21 Y cuando dé a luz a su hijo, tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 22 Todo esto sucedió en cumplimiento de lo que el Señor había dicho por medio del profeta: 23 Una virgen quedará embarazada y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. 24 Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado: recibió en casa a [María] su esposa, 25 y no tuvo relaciones conyugales con ella hasta que dio a luz un hijo, al que José puso por nombre Jesús.

 

Los sabios de Oriente

2 Jesús nació en Belén un pueblo de Judea, durante el reinado de Herodes. Por entonces llegaron a Jerusalén, procedentes de Oriente, unos sabios, 2 que preguntaban:

 

— ¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Nosotros hemos visto aparecer su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.

 

3 El rey Herodes se inquietó mucho cuando llegó esto a sus oídos, y lo mismo les sucedió a todos los habitantes de Jerusalén. 4 Así que ordenó que se reunieran los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley para averiguar por medio de ellos dónde había de nacer el Mesías. 5 Ellos le dieron esta respuesta:

 

— En Belén de Judá, porque así lo escribió el profeta:

 

6 Tú, Belén, en el territorio de Judá,

no eres en modo alguno la menor

entre las ciudades importantes de Judá,

pues de ti saldrá un caudillo

que guiará a mi pueblo Israel.

 

7 Entonces Herodes hizo llamar en secreto a los sabios para que le informaran con exactitud sobre el tiempo en que habían visto la estrella. 8 Luego los envió a Belén diciéndoles:

 

— Vayan allá y averigüen cuanto les sea posible acerca de ese niño. Y cuando lo hayan encontrado, háganmelo saber para que también yo vaya a adorarlo.

 

9 Los sabios, después de oír al rey, emprendieron de nuevo la marcha, y la estrella que habían visto en Oriente los guió hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella, se llenaron de alegría. 11 Entraron entonces en la casa, vieron al niño con su madre María y, cayendo de rodillas, lo adoraron. Sacaron luego los tesoros que llevaban consigo y le ofrecieron oro, incienso y mirra.

 

12 Y advertidos por un sueño para que no volvieran adonde estaba Herodes, regresaron a su país por otro camino.

 

Salmos 1

La Palabra (Hispanoamérica)

Salmo 1

Dichoso quien se complace en la ley del Señor

1 Dichoso quien no sigue el consejo de los malvados,

ni en la senda de los pecadores se detiene,

ni en compañía de los necios se sienta,

2 sino que se complace en la ley del Señor

sobre la que reflexiona día y noche.

3 Es como un árbol plantado junto al arroyo:

da fruto a su tiempo y no se secan sus hojas;

consigue todo cuanto emprende.

4 No ocurre así a los malvados,

paja que el viento arrastra.

5 No vencerán los malvados en el juicio,

ni los pecadores en la asamblea de los justos

6 pues el Señor protege la senda de los justos

mientras la senda de los malvados se desvanece.

 

Proverbios 1:1-6

La Palabra (Hispanoamérica)

Título y programa

1 Proverbios de Salomón, hijo de David y rey de Israel.

 

2 Han sido reunidos para conocer sabiduría y educación,

para entender expresiones inteligentes,

3 para adquirir la educación adecuada:

justicia, derecho y honradez;

4 para enseñar agudeza a los ignorantes,

conocimiento y discreción a los jóvenes;

5 —el sabio atiende y aprende más,

el inteligente adquiere maestría—;

6 para entender proverbios y refranes,

los dichos y enigmas de los sabios.

 

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Wednesday, December 30, 2020

DAB Español, Jueves 31 de Diciembre

Día 366, DAB Español, Jueves 31 de Diciembre

Malaquías 3:1-4:6; Apocalipsis 22:1-21; Salmos 150; Proverbios 31:25-31 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))







Malaquías 3 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)


3 Miren, yo envío mi mensajero para que abra camino delante de mí. Luego el Señor a quien ustedes buscan vendrá súbitamente a su Templo. Vean cómo viene el mensajero de la alianza a quien ustedes desean —dice el Señor del universo—. 2 ¿Quién podrá soportar el día de su llegada? ¿Quién podrá mantenerse en pie el día en que aparezca? Porque él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los que lavan. 3 Será como un fundidor que refina la plata: purificará a los descendientes de Leví; los acrisolará como a oro y plata para que puedan presentar al Señor ofrendas legítimas. 4 Entonces la ofrenda de Judá y de Jerusalén agradará al Señor como sucedía antiguamente, en años ya remotos. 5 Así dice ahora el Señor del universo: Voy a entablar juicio contra ustedes y a testificar diligentemente contra los hechiceros, adúlteros o perjuros, contra los que defraudan al jornalero en su salario, contra los que oprimen a la viuda y al huérfano, o sojuzgan al extranjero y no sienten ningún respeto por mí.
Denuncia del fraude en los diezmos

6 Yo, el Señor, no cambio, pero ustedes no han dejado de ser hijos de Jacob. 7 Desde los días de sus antecesores se apartaron de mis preceptos y continúan incumpliéndolos. ¡Vuélvanse a mí y yo me volveré hacia ustedes!, —dice el Señor del universo—. Sin embargo, ustedes replican: “¿En qué hemos de cambiar?”. 8 ¿Acaso es justo que una persona defraude al Señor como ustedes me están defraudando? De nuevo replican: “¿En qué te hemos defraudado?”. ¡En los diezmos y en las ofrendas! 9 Por eso están amenazados de maldición, porque todos ustedes, la nación entera, no cesan de defraudarme. 10 Traigan los diezmos íntegros a los almacenes del Templo para que no falten víveres en él; pónganme a prueba procediendo así —dice el Señor del universo— y verán cómo abro las ventanas del cielo para derramar sobre ustedes bendiciones a raudales. 11 Alejaré de ustedes la plaga voraz para que no destruya el fruto de su tierra ni malogre el viñedo de sus campos —dice el Señor del universo—. 12 Todas las naciones los considerarán dichosos y serán un país envidiable —dice el Señor del universo—.
Llegada de la justicia con el día del Señor

13 Han hablado con insolencia contra mí, dice el Señor. Sin embargo replican: “¿Qué hemos hablado contra ti?”. 14 Pues han dicho que no merece la pena servir a Dios, que de nada les ha aprovechado cumplir sus mandatos y andar afligidos en presencia del Señor del universo 15 y que les parecen dichosos los soberbios, pues los que actúan con maldad no sólo prosperan, sino que ponen a prueba a Dios y quedan impunes. 16 Esto es lo que comentaban entre sí los que honraban al Señor. Entonces el Señor prestó atención, escuchó e hizo que se escribiera en su presencia un memorial en el que se consignara a todos los que respetan y honran su nombre. 17 Pues bien, cuando llegue el día en que yo intervenga —dice el Señor del universo—, volverán a ser mi propiedad personal y los perdonaré como hace un padre con el hijo que está a su servicio. 18 Ese día volverán a ver la diferencia entre el justo y el impío, entre quien sirve a Dios y quien no lo hace.

19 Porque está llegando el día, ardiente como un horno, en que todos los soberbios y todos los que actúan con maldad serán como paja. Ese día, que ya se acerca, los abrasará hasta que no quede de ellos ni rama ni raíz —dice el Señor del universo—. 20 Sin embargo, para ustedes, los que honran mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo curación en sus alas. Entonces saldrán saltando como los terneros del establo. 21 El día en que yo intervenga, ustedes pisotearán a los malvados como si fueran ceniza bajo la planta de sus pies —dice el Señor del universo—.
Elías, predecesor para la reconciliación

22 Recuerden la ley de Moisés, mi siervo, porque a él le encomendé en Horeb leyes y preceptos para todo Israel. 23 Estén atentos porque yo les enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, día grande y terrible, 24 para que haga cambiar el corazón de los padres en favor de los hijos, y el corazón de los hijos en favor de sus padres, de forma que, cuando yo llegue, no tenga que someter el país al exterminio.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Apocalipsis 22 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

El río de agua viva

22 El ángel me enseñó también un río de agua viva, transparente como el cristal, que manaba del trono de Dios y del Cordero. 2 En medio de la plaza de la ciudad, a una y otra orilla del río, crecía un árbol de vida que daba doce cosechas, a cosecha por mes, y sus hojas servían de medicina a las naciones. 3 Allí no habrá ya nada maldito. Será la ciudad del trono de Dios y del Cordero, donde sus servidores le rendirán culto, 4 contemplarán su rostro y llevarán su nombre grabado en la frente. 5 Una ciudad sin noches y sin necesidad de antorchas ni de sol, porque el Señor Dios será la luz que alumbre a sus habitantes, los cuales reinarán por siempre.
Epílogo (22,6-21)
Estoy a punto de llegar

6 El ángel me dijo:

— Palabras verdaderas y dignas de crédito son estas. El Señor, el Dios que inspiró a los profetas, ha enviado a su ángel para que comunique a sus servidores lo que va a suceder de un momento a otro. 7 Mira que estoy a punto de llegar. ¡Dichoso quien preste atención al mensaje profético de este libro!

8 Yo, Juan, vi y oí todo esto. Y cuando terminé de oírlo y de verlo, me postré a los pies del ángel que me lo enseñaba, con intención de adorarlo. 9 Pero él me dijo:

— ¿Qué haces? Yo soy un simple servidor como tú y tus hermanos los profetas, como todos los que prestan atención al mensaje de este libro. A Dios debes adorar.

10 Y añadió:

— No mantengas en secreto el mensaje profético de este libro, pues la hora definitiva está al caer. 11 Ya casi da igual que el pecador siga pecando, que el manchado se manche aún más, que el bueno se haga mejor y que el consagrado a Dios se entregue aún más a él. 12 Estoy a punto de llegar y voy a recompensar a cada uno conforme a su conducta. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. 14 ¡Dichosos los que han decidido lavar sus vestiduras para tener acceso al árbol de la vida y poder entrar en la ciudad a través de sus puertas! 15 ¡Fuera, en cambio, los depravados, los hechiceros, los lujuriosos, los asesinos, los idólatras y todos cuantos hacen de la mentira el programa de su vida!
Advertencia y anhelo final

16 Yo, Jesús, he enviado a mi ángel a cada una de las iglesias para que sea testigo de todos estos acontecimientos. Yo que soy vástago y estirpe de David y astro radiante de la mañana.

17 El Espíritu y la Esposa claman:

— ¡Ven!

Y el que escucha, diga:

— ¡Ven!

Que venga también el sediento y, si lo desea, se le dará gratis agua de vida.

18 A todo el que escuche el mensaje profético de este libro, solemnemente le advierto: Si añade algo, Dios hará caer sobre él las calamidades consignadas en este libro. 19 Si suprime algo del mensaje profético del libro, Dios lo desgajará del árbol de la vida y lo excluirá de la ciudad santa descritos en este libro.

20 El que da fe de todo esto proclama:

— Sí, estoy a punto de llegar.

¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!

21 Que la gracia de Jesús, el Señor, esté con todos. Amén.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Salmos 150 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

Salmo 150
¡Aleluya!

150 ¡Aleluya!
Alaben a Dios en su santuario,
alábenlo en su majestuoso cielo;
2
alábenlo por sus proezas,
alábenlo por su grandeza.
3
Alábenlo al son de trompetas,
alábenlo con cítara y arpa;
4
alábenlo con danza y pandero,
alábenlo con cuerdas y flautas;
5
alábenlo con címbalos sonoros,
alábenlo con címbalos vibrantes.
6
¡Que cuanto respira alabe al Señor!
¡Aleluya!

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Proverbios 31:25-31 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

25
Va vestida de fuerza y dignidad
y mira con optimismo el porvenir.
26
Abre su boca con sabiduría
y su lengua instruye con cariño.
27
Vigila la marcha de su casa
y no come el pan de balde.
28
Sus hijos se apresuran a felicitarla
y su marido entona su alabanza:
29
“Muchas mujeres han hecho proezas,
¡pero tú las superas a todas!”.
30
Engañoso es el encanto y fugaz la belleza;
la mujer que respeta al Señor es digna de alabanza.
31
Recompénsenle el fruto de su trabajo
y que sus obras publiquen su alabanza.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

DAB Español, Sábado 27 de Abril

Día 118, DAB Español, Sábado 27 de Abril Jueces 7:1-8:16; Lucas 23:11-43; Salmos 97-98; Proverbios 14:7-8 (Reina Valera Actualizada (RVA-201...