Zacarías 8:1-23; Apocalipsis 16:1-21; Salmos 144; Proverbios 30:29-31 (Nueva Traducción Viviente (NTV))
Zacarías 8 Nueva Traducción Viviente
(NTV)
Bendiciones
prometidas para Jerusalén
8
Entonces el Señor de los Ejércitos Celestiales me dio otro mensaje: 2 «El Señor
de los Ejércitos Celestiales dice: mi amor por el monte Sión es intenso y
ferviente, ¡me consume la pasión por Jerusalén!
3
»Ahora dice el Señor: regresaré al monte Sión y viviré en Jerusalén. Entonces
Jerusalén se llamará la Ciudad Fiel; el monte del Señor de los Ejércitos
Celestiales se llamará Monte Santo.
4
»El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: nuevamente los ancianos y las
ancianas caminarán por las calles de Jerusalén apoyados en sus bastones y se
sentarán juntos en las plazas de la ciudad, 5 y las calles de la ciudad se
llenarán de niños y niñas que juegan.
6
»El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: ahora todo esto puede parecerles
imposible, a ustedes que son el pequeño remanente del pueblo de Dios. ¿Pero
será imposible para mí?, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.
7
»El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: pueden estar seguros de que
rescataré a mi pueblo del oriente y del occidente. 8 Yo los haré regresar a
casa para que vivan seguros en Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y como su Dios
los trataré con fidelidad y justicia.
9
»El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: ¡Sean fuertes y terminen la tarea!
Desde que echaron los cimientos del templo del Señor de los Ejércitos
Celestiales, ustedes han oído lo que los profetas han estado diciendo acerca de
terminar el edificio. 10 Antes de que la obra en el templo comenzara, no había
trabajo ni dinero para contratar obreros o animales. Ningún viajero estaba a
salvo porque había enemigos por todos lados. Yo hice que todos estuvieran unos
contra otros.
11
»Pero ahora no trataré al remanente de mi pueblo como lo hice antes, dice el
Señor de los Ejércitos Celestiales. 12 Pues estoy plantando semillas de paz y
prosperidad entre ustedes. Las vides estarán cargadas de fruta, la tierra
producirá sus cosechas y los cielos soltarán el rocío. Una vez más yo haré que
el remanente de Judá y de Israel herede estas bendiciones. 13 Entre las demás
naciones, Judá e Israel se convirtieron en símbolo de una nación maldita. ¡Pues
ya no lo serán más! Ahora los rescataré y los haré símbolo y fuente de
bendición. Así que no tengan miedo. ¡Sean fuertes y sigan con la reconstrucción
del templo!
14
»Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales dice: estaba decidido a castigarlos
cuando sus antepasados me hicieron enojar y no cambié de parecer, dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales. 15 Sin embargo, ahora estoy decidido a bendecir a
Jerusalén y al pueblo de Judá, así que no tengan miedo. 16 Pero ustedes deben
hacer lo siguiente: digan la verdad unos a otros. En sus tribunales, pronuncien
veredictos que sean justos y que conduzcan a la paz. 17 No tramen el mal unos
contra otros. Dejen de amar el decir mentiras y jurar que son verdad. Yo odio
todas esas cosas, dice el Señor».
18
Este es otro mensaje que me dio el Señor de los Ejércitos Celestiales: 19 «El
Señor de los Ejércitos Celestiales dice: los ayunos tradicionales y los tiempos
de luto que han mantenido al principio del verano, en pleno verano, en el otoño
y en el invierno[a] ahora han terminado. Se convertirán en festivales de
alegría y celebración para el pueblo de Judá. Así que amen la verdad y la paz.
20
»El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: gente de naciones y ciudades en
todo el mundo viajará a Jerusalén. 21 La gente de una ciudad dirá a la gente de
otra: “Vengan con nosotros a Jerusalén para pedir que el Señor nos bendiga.
Adoremos al Señor de los Ejércitos Celestiales. Yo estoy decidido a ir”. 22
Muchos pueblos y naciones poderosas irán a Jerusalén a buscar al Señor de los
Ejércitos Celestiales y a pedir su bendición.
23
»El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: en aquellos días, diez hombres de
naciones e idiomas diferentes agarrarán por la manga a un judío y le dirán:
“Por favor, permítenos acompañarte, porque hemos oído que Dios está contigo”».
Footnotes:
8:19 En hebreo en el cuarto, quinto,
séptimo y décimo mes. El cuarto mes del antiguo calendario lunar hebreo cae
generalmente en el mes de junio o en julio; el quinto, en julio o en agosto; el
séptimo, en septiembre o en octubre; el décimo, en diciembre o en enero.
Nueva
Traducción Viviente (NTV)
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Apocalipsis 16 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
16
Luego oí una voz potente que venía del templo y decía a los siete ángeles:
«Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas que contienen la ira de
Dios».
2
Así que el primer ángel salió del templo y derramó su copa sobre la tierra, y a
todos los que tenían la marca de la bestia y que adoraban a su estatua les
salieron horribles llagas malignas.
3
Después el segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y el agua se volvió como
la sangre de un cadáver, y murió todo lo que estaba en el mar.
4
Entonces el tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y los manantiales, y
estos se convirtieron en sangre. 5 Y oí que el ángel que tenía autoridad sobre
todas las aguas decía:
«Oh
Santo, el que es y que siempre era, tú eres justo,
porque has enviado estos juicios.
6
Como
derramaron la sangre
de tu pueblo santo y de tus profetas,
tú
les has dado a beber sangre.
Es su justa recompensa».
7
Y oí una voz que venía del altar y[a] decía:
«Sí,
oh Señor Dios, el Todopoderoso,
tus juicios son verdaderos y justos».
8
Entonces el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, esto hacía que quemara a
todos con su fuego. 9 Todos sufrieron quemaduras debido a la descarga de calor
y maldijeron el nombre de Dios, quien tenía control sobre todas estas plagas.
No se arrepintieron de sus pecados ni se volvieron a Dios ni le dieron la
gloria.
10
Después el quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y el reino
de la bestia quedó sumergido en la oscuridad. Sus súbditos rechinaban los
dientes[b] por la angustia 11 y maldecían al Dios del cielo por los dolores y
las llagas, pero no se arrepintieron de sus fechorías ni volvieron a Dios.
12
Luego el sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates, y este se secó
para que los reyes del oriente pudieran marchar con sus ejércitos sin
obstáculos hacia el occidente. 13 Y vi que de la boca del dragón, de la boca de
la bestia y de la boca del falso profeta saltaban tres espíritus malignos[c]
que parecían ranas. 14 Estos son espíritus de demonios que hacen milagros y
salen a reunir a todos los gobernantes del mundo para pelear contra el Señor en
la batalla del gran día del juicio de Dios, el Todopoderoso.
15
«Miren, ¡yo vendré como un ladrón, cuando nadie lo espere! Benditos son todos
los que me esperan y tienen su ropa lista para no tener que andar desnudos y
avergonzados».
16
Y los espíritus de demonios reunieron a todos los gobernantes y a sus ejércitos
en un lugar que en hebreo se llama Armagedón.[d]
17
Luego el séptimo ángel derramó su copa en el aire, y desde el trono del templo
salió un fuerte grito: «¡Todo ha terminado!». 18 Entonces rugieron y retumbaron
truenos, y salieron relámpagos; y se produjo un fuerte terremoto, el peor desde
que el hombre fue puesto sobre la tierra. 19 La gran ciudad de Babilonia se
partió en tres secciones, y las ciudades de muchas naciones cayeron y quedaron
reducidas a escombros. Así que Dios se acordó de todos los pecados de
Babilonia, y la hizo beber de la copa que estaba llena del vino del furor de su
ira. 20 Entonces desaparecieron todas las islas, y las montañas se vinieron
abajo y no existieron más. 21 Hubo una gran tormenta de granizo, y piedras de
granizo, como de treinta y cuatro kilos[e] cada una, cayeron del cielo sobre
las personas. Maldijeron a Dios debido a la terrible plaga de granizo.
Footnotes:
16:7 En griego oí que el altar.
16:10 En griego se mordían la lengua.
16:13 En griego impuros.
16:16 O Ar-Magedon.
16:21 En griego un talento [75 libras].
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Salmos 144 Nueva Traducción Viviente
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Salmo
144
Salmo
de David.
1
Alaben
al Señor, mi roca.
Él entrena mis manos para la guerra
y da destreza a mis dedos para la batalla.
2
Él
es mi aliado amoroso y mi fortaleza,
mi torre de seguridad y quien me rescata.
Es
mi escudo, y en él me refugio.
Hace que las naciones se sometan[a] a mí.
3
Oh
Señor, ¿qué son los seres humanos para que te fijes en ellos,
los simples mortales para que te preocupes
por ellos?
4
Pues
son como un suspiro;
sus días son como una sombra pasajera.
5
Abre
los cielos, Señor, y desciende;
toca las montañas para que echen humo.
6
¡Lanza
tus rayos y esparce a tus enemigos!
¡Dispara tus flechas y confúndelos!
7
Alcánzame
desde el cielo y rescátame;
sálvame de las aguas profundas,
del poder de mis enemigos.
8
Su
boca está llena de mentiras;
juran decir la verdad pero, al contrario,
mienten.
9
¡Te
entonaré una nueva canción, oh Dios!
Cantaré tus alabanzas con un arpa de diez
cuerdas.
10
¡Pues
tú concedes la victoria a los reyes!
Rescataste a tu siervo David de la espada
mortal.
11
¡Sálvame!
Rescátame del poder de mis enemigos.
Su
boca está llena de mentiras;
juran decir la verdad pero, al contrario,
mienten.
12
Que
nuestros hijos florezcan en su juventud
como plantas bien nutridas;
que
nuestras hijas sean como columnas elegantes,
talladas para embellecer un palacio.
13
Que
nuestros graneros estén llenos
de toda clase de cosechas;
que
los rebaños en nuestros campos se multipliquen de a miles,
y hasta de a diez miles,
14
y que nuestros bueyes estén muy cargados de
alimentos.
Que
ningún enemigo penetre nuestras murallas,
ni nos lleve cautivos,
ni haya gritos de alarma en las plazas de
nuestras ciudades.
15
¡Felices
los que viven así!
Felices de verdad son los que tienen a Dios
como el Señor.
Footnotes:
144:2 Algunos manuscritos dicen que mi
pueblo se someta.
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Proverbios 30:29-31 Nueva Traducción
Viviente (NTV)
29
Hay
tres cosas que caminan con paso firme y majestuoso;
no, son cuatro las que se dan aires al
andar:
30
el
león, rey de los animales, que no retrocede ante nada,
31
el gallo que se pavonea,
el macho cabrío,
y el rey al frente de su ejército.
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