Saturday, December 19, 2020

DAB Español, Domingo 20 de Diciembre

Día 355, DAB Español, Domingo 20 de Diciembre

Hageo 1:1-2:23; Apocalipsis 11:1-19; Salmos 139; Proverbios 30:15-16 (Nueva Traducción Viviente (NTV))







Hageo 1-2 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Un llamado a reconstruir el templo

1 El 29 de agosto[a] del segundo año del reinado del rey Darío, el Señor dio un mensaje por medio del profeta Hageo a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Jesúa,[b] hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote:

2 «Esto es lo que dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: el pueblo alega: “Todavía no ha llegado el momento para reconstruir la casa del Señor”».

3 Entonces el Señor envió el siguiente mensaje por medio del profeta Hageo: 4 «¿Por qué viven ustedes en casas lujosas mientras mi casa permanece en ruinas?». 5 Esto es lo que dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: «¡Miren lo que les está pasando! 6 Han sembrado mucho pero cosechado poco; comen pero no quedan satisfechos; beben pero aún tienen sed; se abrigan pero todavía tienen frío. Sus salarios desaparecen, ¡como si los echaran en bolsillos llenos de agujeros!».

7 Esto es lo que dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: «¡Miren lo que les está pasando! 8 Vayan ahora a los montes, traigan madera y reconstruyan mi casa. Entonces me complaceré en ella y me sentiré honrado, dice el Señor. 9 Esperaban cosechas abundantes, pero fueron pobres; y cuando trajeron la cosecha a su casa, yo la hice desaparecer con un soplo. ¿Por qué? Porque mi casa está en ruinas, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, mientras ustedes se ocupan de construir sus elegantes casas. 10 Es por causa de ustedes que los cielos retienen el rocío y la tierra no produce cosechas. 11 Yo mandé la sequía sobre sus campos y colinas; una sequía que destruirá el grano, el vino nuevo, el aceite de oliva y las demás cosechas; una sequía que hará que ustedes y sus animales pasen hambre y arruinará todo aquello por lo que tanto han trabajado».
Obediencia al llamado de Dios

12 Entonces Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote, y todo el remanente del pueblo de Dios comenzaron a obedecer el mensaje del Señor su Dios. Cuando oyeron las palabras del profeta Hageo, a quien el Señor su Dios había enviado, el pueblo temió al Señor. 13 Luego Hageo, el mensajero del Señor, dio al pueblo el siguiente mensaje del Señor: «¡Yo estoy con ustedes, dice el Señor!».

14 Entonces el Señor despertó el entusiasmo de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y de Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote, y de todo el remanente del pueblo de Dios. Comenzaron a trabajar en la casa de su Dios, el Señor de los Ejércitos Celestiales, 15 el 21 de septiembre[c] del segundo año del reinado del rey Darío.
El menor esplendor del nuevo templo

2 Entonces el 17 de octubre de ese mismo año,[d] el Señor envió otro mensaje por medio del profeta Hageo: 2 «Di lo siguiente a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Jesúa,[e] hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote, y al remanente del pueblo de Dios allí en la tierra: 3 “¿Alguno de ustedes recuerda esta casa —este templo— con su antiguo esplendor? ¿Cómo se compara este con el otro? ¡No se parecen en nada! 4 Sin embargo, ahora el Señor dice: Zorobabel, sé fuerte. Jesúa, hijo de Jehosadac, sumo sacerdote, sé fuerte. Ustedes que aún quedan en la tierra, sean fuertes. Así que ahora, ¡manos a la obra!, porque yo estoy con ustedes, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 5 Mi Espíritu permanece entre ustedes, así como lo prometí cuando salieron de Egipto. Por lo tanto, no teman”.

6 »El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: “Dentro de poco, haré temblar los cielos y la tierra, los océanos y la tierra firme una vez más. 7 Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todas las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 8 La plata es mía y el oro es mío, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 9 La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, y en este lugar, traeré paz. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!”».
Promesas de bendición por la obediencia

10 El 18 de diciembre[f] del segundo año del reinado del rey Darío, el Señor envió el siguiente mensaje al profeta Hageo: 11 «El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: pregunta a los sacerdotes acerca de la ley: 12 “Si alguno de ustedes trae entre sus vestiduras sacerdotales carne de un sacrificio consagrado y sucede que las vestiduras rozan con algún pan o guiso, vino o aceite de oliva o alguna otra clase de alimento, ¿quedará el alimento también consagrado?”».

Entonces los sacerdotes contestaron:

—No.

13 Luego Hageo preguntó:

—Si alguien se vuelve ceremonialmente impuro por tocar a un muerto y después toca cualquiera de esos alimentos, ¿se contaminará la comida?

—Sí —contestaron los sacerdotes.

14 Entonces Hageo respondió:

—Así mismo sucede con este pueblo y con esta nación, dice el Señor. Todo lo que hacen y todo lo que ofrecen, está contaminado por su pecado. 15 Miren lo que les pasaba antes de que comenzaran a edificar los cimientos del templo del Señor. 16 Cuando esperaban veinte medidas de grano, cosechaban solo diez. Cuando esperaban sacar cincuenta litros del lagar, encontraban solo veinte. 17 Yo envié plaga, moho y granizo para destruir todo aquello por lo que hicieron tanto esfuerzo para producir. Aun así, rehusaban regresar a mí, dice el Señor.

18 »Consideren este día, el 18 de diciembre,[g] cuando los cimientos del templo del Señor fueron establecidos. Considérenlo bien. 19 Ahora les doy una promesa cuando la semilla aún está en el granero.[h] Todavía no han cosechado su grano, ni las vides ni las higueras ni los granados ni los olivos han dado sus frutos. Sin embargo, de hoy en adelante, yo los bendeciré.
Promesas para Zorobabel

20 En ese mismo día, el 18 de diciembre,[i] el Señor envió este segundo mensaje a Hageo: 21 «Dile a Zorobabel, gobernador de Judá, que yo estoy a punto de hacer temblar los cielos y la tierra. 22 Derrocaré los tronos reales y destruiré el poder de los reinos de las naciones. Volcaré sus carros de guerra, los caballos caerán y los jinetes se matarán unos a otros.

23 »Pero cuando esto suceda, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, te honraré, Zorobabel, hijo de Salatiel, mi siervo. Te haré como el anillo con mi sello oficial, dice el Señor, porque te he escogido. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!».
Footnotes:

    1:1a En hebreo En el primer día del sexto mes, del antiguo calendario lunar hebreo. Muchos de los sucesos del libro de Hageo pueden corroborarse con las fechas que aparecen en los registros persas que se han conservado y pueden relacionarse de manera precisa con nuestro calendario moderno. Ese suceso ocurrió el 29 de agosto del 520 a. C.
    1:1b En hebreo Josué, una variante de Jesúa; también en 1:12, 14.
    1:15 En hebreo el día veinticuatro del sexto mes, del antiguo calendario lunar hebreo. Ese suceso ocurrió el 21 de septiembre del 520 a. C.; ver también la nota en 1:1a.
    2:1 En hebreo el día veintiuno del séptimo mes, del antiguo calendario lunar hebreo. Ese suceso (durante el segundo año del reinado de Darío) ocurrió el 17 de octubre del 520 a. C.; ver también la nota en 1:1a.
    2:2 En hebreo Josué, una variante de Jesúa; también en 2:4.
    2:10 En hebreo El día veinticuatro del noveno mes, del antiguo calendario lunar hebreo (similar en 2:18). Ese suceso ocurrió el 18 de diciembre del 520 a. C.; ver también la nota en 1:1a.
    2:18 O En este día, el 18 de diciembre, consideren el día.
    2:19 En hebreo ¿Está la semilla aún en el granero?
    2:20 En hebreo En el día veinticuatro del [noveno] mes; ver la nota en 2:10.

Nueva Traducción Viviente (NTV)
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.
Apocalipsis 11 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Los dos testigos

11 Luego me fue dada una vara para medir y me fue dicho: «Ve y mide el templo de Dios y el altar, y cuenta el número de adoradores; 2 pero no midas el atrio exterior porque ha sido entregado a las naciones, las cuales pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses. 3 Mientras tanto yo daré poder a mis dos testigos, y ellos se vestirán de tela áspera y profetizarán durante esos 1260 días».

4 Estos dos profetas son los dos olivos y los dos candelabros que están delante del Señor de toda la tierra. 5 Si alguien trata de hacerles daño, sale fuego de sus bocas y consume a sus enemigos. Así debe morir cualquiera que intente hacerles daño. 6 Ellos tienen el poder de cerrar los cielos para que no llueva durante el tiempo que profeticen. También tienen el poder de convertir los ríos y los mares en sangre, y de azotar la tierra cuantas veces quieran con toda clase de plagas.

7 Cuando los testigos hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo sin fondo[a] declarará la guerra contra ellos, los conquistará y los matará. 8 Y sus cuerpos quedarán tendidos en la calle principal de Jerusalén,[b] la ciudad que simbólicamente se llama «Sodoma» y «Egipto», la ciudad en la cual su Señor fue crucificado. 9 Y durante tres días y medio, todos los pueblos y todas las tribus, lenguas y naciones se quedarán mirando los cadáveres. A nadie se le permitirá enterrarlos. 10 Los que pertenecen a este mundo se alegrarán y se harán regalos unos a otros para celebrar la muerte de los dos profetas que los habían atormentado.

11 Pero después de tres días y medio, Dios sopló vida en ellos, ¡y se pusieron de pie! El terror se apoderó de todos los que estaban mirándolos. 12 Luego una fuerte voz del cielo llamó a los dos profetas: «¡Suban aquí!». Entonces ellos subieron al cielo en una nube mientras sus enemigos los veían.

13 En ese mismo momento, hubo un gran terremoto que destruyó la décima parte de la ciudad. Murieron siete mil personas en el terremoto, y todos los demás quedaron aterrorizados y le dieron la gloria al Dios del cielo.

14 El segundo terror ya pasó, pero mira, el tercer terror viene pronto.
La séptima trompeta trae el tercer terror

15 Entonces el séptimo ángel tocó su trompeta, y hubo fuertes voces que gritaban en el cielo:

«Ahora el mundo ya es el reino de nuestro Señor y de su Cristo,[c]
    y él reinará por siempre y para siempre».

16 Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron rostro en tierra y lo adoraron, 17 diciendo:

«Te damos gracias, Señor Dios, el Todopoderoso,
    el que es y que siempre fue,
porque ahora has tomado tu gran poder
    y has comenzado a reinar.
18
Las naciones se llenaron de ira,
    pero ahora el tiempo de tu ira ha llegado.
Es tiempo de juzgar a los muertos
    y de recompensar a tus siervos, los profetas,
    y también a tu pueblo santo
y a todos los que temen tu nombre,
    desde el menos importante hasta el más importante.
Es tiempo de destruir
    a todos los que han causado destrucción en la tierra».

19 Después se abrió en el cielo el templo de Dios, y el arca de su pacto se podía ver dentro del templo. Salieron relámpagos, rugieron truenos y estruendos, y hubo un terremoto y una fuerte tormenta de granizo.
Footnotes:

    11:7 O del abismo, o del averno.
    11:8 En griego de la gran ciudad.
    11:15 O su Mesías.

Nueva Traducción Viviente (NTV)
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Salmos 139 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Salmo 139
Para el director del coro: salmo de David.

1
Oh Señor, has examinado mi corazón
    y sabes todo acerca de mí.
2
Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
    conoces mis pensamientos aun cuando me encuentro lejos.
3
Me ves cuando viajo
    y cuando descanso en casa.
    Sabes todo lo que hago.
4
Sabes lo que voy a decir
    incluso antes de que lo diga, Señor.
5
Vas delante y detrás de mí.
    Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza.
6
Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí,
    ¡es tan elevado que no puedo entenderlo!

7
¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu!
    ¡Jamás podría huir de tu presencia!
8
Si subo al cielo, allí estás tú;
    si desciendo a la tumba,[a] allí estás tú.
9
Si cabalgo sobre las alas de la mañana,
    si habito junto a los océanos más lejanos,
10
aun allí me guiará tu mano
    y me sostendrá tu fuerza.
11
Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara,
    y a la luz que me rodea, que se convierta en noche;
12
    pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti.
Para ti, la noche es tan brillante como el día.
    La oscuridad y la luz son lo mismo para ti.

13
Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo
    y me entretejiste en el vientre de mi madre.
14
¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!
    Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.
15
Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto,
    mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.
16
Me viste antes de que naciera.
    Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.
Cada momento fue diseñado
    antes de que un solo día pasara.

17
Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí,[b] oh Dios.
    ¡No se pueden enumerar!
18
Ni siquiera puedo contarlos;
    ¡suman más que los granos de la arena!
Y cuando despierto,
    ¡todavía estás conmigo!

19
¡Oh Dios, si tan solo destruyeras a los perversos!
    ¡Lárguense de mi vida, ustedes asesinos!
20
Blasfeman contra ti;
    tus enemigos hacen mal uso de tu nombre.
21
Oh Señor, ¿no debería odiar a los que te odian?
    ¿No debería despreciar a los que se te oponen?
22
Sí, los odio con todas mis fuerzas,
    porque tus enemigos son mis enemigos.

23
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
    pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
24
Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda
    y guíame por el camino de la vida eterna.
Footnotes:

    139:8 En hebreo al Seol.
    139:17 O Qué preciosos son para mí tus pensamientos.

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Proverbios 30:15-16 Nueva Traducción Viviente (NTV)

15
La sanguijuela tiene dos bocas que chupan,
    y gritan: «¡Más, más!».[a]

Hay tres cosas que nunca se sacian;
    no, son cuatro las que nunca dicen «¡basta!»:
16
la tumba,[b]
    la matriz estéril,
    el desierto árido,
    y el fuego abrasador.
Footnotes:

    30:15 En hebreo dos hijas que gritan: «¡Dame, dame!».
    30:16 En hebreo el Seol.

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