Zacarías 12:1-13:9; Apocalipsis 19:1-21; Salmos 147; Proverbios 31:1-7 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
Zacarías 12-13 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
Gloria
de la Jerusalén futura (12—14)
Jerusalén
liberada
12
Profecía:
Esta
es la palabra —oráculo del Señor— que dirige a Israel el Señor que desplegó los
cielos, cimentó la tierra y creó el espíritu humano:
2
— Voy a convertir a Jerusalén en copa embriagadora para todas las naciones de
su entorno; y lo mismo sucederá con todo Judá cuando Jerusalén sea sitiada.
3
Aquel día convertiré a Jerusalén en una piedra que ninguna nación podrá
levantar; cualquiera que intente levantarla quedará destrozado. Todas las
naciones de la tierra se aliarán contra ella.
4
Aquel día —oráculo del Señor— haré que se desboquen los caballos y se vuelvan
locos sus jinetes. Mantendré abiertos los ojos sobre los habitantes de Judá,
pero a los caballos de las naciones los dejaré ciegos 5 Pensarán entonces los
clanes de Judá: “En el Señor, Dios del universo, está la fuerza de los
habitantes de Jerusalén”.
6
Aquel día convertiré a los clanes de Judá en montón ardiente de leña, en tea
encendida entre gavillas de mies; a derecha e izquierda devorarán a todas las
naciones de su entorno, mientras Jerusalén volverá a ser habitada donde
siempre. 7 Pero el Señor salvará en primer lugar a las gentes de Judá para que
ni la descendencia de David ni los moradores de Jerusalén se envalentonen a
costa de Judá.
8
Aquel día protegerá el Señor a los habitantes de Jerusalén: el más débil entre
ellos se sentirá fuerte como David, y la dinastía de David será para ellos como
Dios, como un ángel del Señor al frente de ellos.
9
Aquel día exterminaré a todas las naciones que intenten atacar a Jerusalén; 10
derramaré, en cambio, sobre la dinastía de David y los habitantes de Jerusalén
un espíritu de gracia y de oración. Dirigirán sus miradas hacia mí, a quien
traspasaron, harán duelo como se hace por un hijo único y llorarán amargamente
como se llora a un primogénito.
11
Aquel día el duelo en Jerusalén será tan grande como el de Hadad-Rimón en la
llanura de Meguido. 12 Todo el país hará duelo, familia por familia: los
descendientes de David y de Natán, y también sus mujeres; 13 los descendientes
de Leví y de Simeí, y también sus mujeres; 14 y todos los demás clanes, cada
uno por su parte, con sus respectivas mujeres.
Jerusalén
renovada
13
Aquel día surgirá un manantial donde la dinastía de David y los habitantes de
Jerusalén puedan lavar su pecado y su impureza. 2 Aquel día —oráculo del Señor
del universo— extirparé de esta tierra los nombres de los ídolos a los que ya
nunca más se invocará; haré también que desaparezcan de esta tierra los
[falsos] profetas y el espíritu de impureza. 3 Y si alguno sigue profetizando,
el padre y la madre que lo engendraron le dirán: “No mereces vivir, pues
anuncias mentiras en nombre del Señor”. Y sus mismos padres lo pasarán a espada
cuando él se haga pasar por profeta.
4
Aquel día se sonrojarán los profetas de sus propias visiones y no se vestirán
el manto de pelo dispuestos a engañar, 5 sino que cada uno dirá: “No soy
profeta; soy tan sólo un labrador ocupado desde mi juventud en cultivar la
tierra”. 6 Y si alguno le pregunta: “¿Qué heridas son ésas que tienes en las
manos?”, él responderá: “Me las han hecho en casa de mis amigos”.
El
nuevo pueblo
7
¡Dirígete,
espada, contra mi pastor,
haz
frente a mi ayudante!
—oráculo
del Señor del universo—.
Hiere
al pastor y se dispersará el rebaño;
incluso
a los más pequeños golpearé.
8
Y
sucederá que en todo el país
—oráculo
del Señor—
perecerán
exterminados dos tercios,
quedando
sólo el otro tercio.
9
Haré
pasar por el fuego a este tercio,
lo
purificaré como se hace con la plata
y
lo acrisolaré como se acrisola el oro.
Me
invocará y yo lo escucharé;
yo
diré: “Es mi pueblo”;
y
él responderá: “El Señor es mi Dios”.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
Apocalipsis 19 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
Himno
de triunfo y bodas del Cordero
19
Después de esto, oí algo como la voz sonora de una gran muchedumbre que cantaba
en el cielo:
—
¡Aleluya!
Nuestro
Dios es un Dios salvador,
fuerte
y glorioso,
2
que
juzga con justicia y con verdad.
Él
ha condenado a la gran prostituta,
la
que con su lujuria corrompía la tierra.
Ha
vengado así en ella
la
sangre de sus servidores.
3
Y el coro celestial repetía:
—
¡Aleluya!
El
humo de su hoguera
sigue
subiendo por siempre.
4
Los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes cayeron, entonces,
rostro en tierra y, adorando a Dios, que está sentado en el trono, decían:
—
¡Amén! ¡Aleluya!
5
Salió también del trono una voz que decía:
—
Alaben a nuestro Dios
todos
cuantos le sirven y veneran,
humildes
y poderosos.
6
Oí luego algo parecido a la voz de una muchedumbre inmensa, al rumor de aguas
caudalosas, al retumbar de truenos fragorosos. Proclamaban:
—
¡Aleluya!
El
Señor Dios nuestro, dueño de todo,
ha
establecido su reinado.
7
Alegrémonos
y gocémonos
y
ensalcemos su grandeza,
porque
ha llegado el momento
de
las bodas del Cordero.
¡Está
su esposa engalanada,
8
vestida
de lino finísimo
y
deslumbrante de blancura!
El
lino que representa
las
buenas acciones de los consagrados a Dios.
9
Alguien me dijo:
—
Escribe: “Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero”.
Y
añadió:
—
Palabras verdaderas de Dios son estas.
10
Me postré entonces a sus pies con intención de adorarlo, pero él me dijo:
—
¿Qué haces? Yo soy un simple servidor como tú y tus hermanos, los que dan
testimonio de Jesús. A Dios debes adorar. (Y es que tener espíritu profético y
dar testimonio de Jesús es una misma cosa.)
V.—
LAS SIETE VISIONES (19,11—22,5)
El
jinete del caballo blanco y la bestia
11
Vi luego el cielo abierto y un caballo blanco, cuyo jinete, llamado “Fiel” y
“Veraz”, juzga con justicia y se dispone a combatir. 12 Sus ojos son como
llamas de fuego, múltiples diademas ciñen su cabeza y lleva un nombre escrito
que sólo él es capaz de descifrar. 13 Viste un manto empapado en sangre y su
nombre es “La Palabra de Dios”. 14 Cubiertos de finísimo lino resplandeciente
de blancura, los ejércitos del cielo galopan tras sus huellas sobre blancos
caballos. 15 Una espada afilada sale de su boca para herir con ella a las
naciones, a las que gobernará con cetro de hierro; y se dispone a pisar el
lagar donde rezuma el vino de la terrible ira de Dios, que es dueño de todo. 16
Y escrito en el manto y sobre el muslo tiene este título: “Rey de reyes y Señor
de señores”. 17 Vi también un ángel que, de pie sobre el sol, gritaba con voz
poderosa a todas las aves rapaces que volaban por lo más alto del cielo:
—
¡Acudan todas al gran festín preparado por Dios! 18 Pueden comer carne a
discreción: carne de reyes, de generales y de valientes guerreros; carne de
caballos y de sus jinetes; carne de toda clase de gente: libres y esclavos,
humildes y poderosos.
19
Vi entonces cómo la bestia y los reyes de la tierra concentraban sus ejércitos
para presentar batalla al que montaba el caballo y a su ejército. 20 Pero la
bestia fue hecha prisionera, y con ella el falso profeta, el que, realizando
prodigios a favor de la bestia, había logrado seducir a cuantos se dejaron
tatuar la marca de la bestia y adoraron su imagen. Ambos fueron arrojados vivos
al lago ardiente de fuego y azufre. 21 Los demás fueron exterminados por la
espada del jinete del caballo blanco —la espada que sale de su boca— y todas
las aves rapaces se hartaron de sus carnes.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
Salmos 147 La Palabra (Hispanoamérica)
(BLPH)
Salmo
147 (146—147)
Canten
al Señor dando gracias
147
¡Aleluya!
¡Qué
bueno es cantar a nuestro Dios!
¡Qué
grata una hermosa alabanza!
2
El
Señor reconstruye Jerusalén,
reúne
a los dispersos de Israel;
3
sana
a los de corazón dolido
y
venda sus heridas.
4
El
Señor cuenta las estrellas
y
a todas llama por su nombre.
5
Nuestro
Dios es grande y poderoso,
es
infinita su sabiduría.
6
El
Señor levanta a los humildes,
a
los malvados hunde en la tierra.
7
Canten
al Señor con gratitud,
toquen
la cítara para el Señor,
8
que
cubre de nubes el cielo,
que
proporciona lluvia a la tierra,
que
en los montes hace brotar hierba,
9
que
da su sustento al ganado,
a
las crías de cuervo que claman.
10
No
estima el vigor del caballo,
no
aprecia las piernas del guerrero:
11
el
Señor ama a quienes lo veneran,
a
los que esperan en su amor.
12
Jerusalén,
ensalza al Señor;
Sión,
alaba a tu Dios:
13
él
afianza los cerrojos de tus puertas,
y
bendice a tus hijos en medio de ti.
14
Él
pacifica tus fronteras,
te
sacia con el mejor trigo;
15
envía
su mensaje a la tierra,
rápido
se extiende su palabra.
16
Él
derrama nieve como lana,
como
ceniza esparce escarcha;
17
como
migas de pan arroja hielo
y
¿quién podrá aguantar su frío?
18
Da
la orden y todo se derrite,
sopla
su viento y fluyen las aguas.
19
El
Señor anunció su palabra a Jacob,
sus
normas y decretos a Israel.
20
Con
ninguna nación hizo esto,
no
les dio a conocer sus decretos.
¡Aleluya!
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
Proverbios 31:1-7 La Palabra (Hispanoamérica)
(BLPH)
VII.—
SABIDURÍA DE LEMUEL (31)
31
Palabras de Lemuel, rey de Masá, que le enseñó su madre.
Instrucción
real
2
¿Qué
decirte, hijo mío,
hijo
de mis entrañas,
hijo
de mis promesas?
3
Que
no entregues tu energía a las mujeres,
ni
tu vigor a las que pierden a reyes.
4
No
es digno de reyes, Lemuel,
no
es digno de reyes beber vino,
ni
de gobernantes consumir licores;
5
pues,
si beben, olvidan la ley
y
traicionan a los más humildes.
6
Den
alcohol al desesperado
y
vino al que está amargado:
7
que
beba y olvide su miseria,
que
no se acuerde más de sus penas.
La
Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La
Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de
España
No comments:
Post a Comment