Tuesday, October 31, 2023

DAB Español, Miércoles 01 de Noviembre

Día 305, DAB Español, Miércoles 01 de Noviembre


Ezequiel 1:1-3:15; Hebreos 3:1-19; Salmos 104:1-23; Proverbios 26:24-26 (Dios Habla Hoy (DHH))








Ezequiel 1:1-3:15

Dios Habla Hoy

Visión del trono de Dios


1 Yo, el sacerdote Ezequiel, hijo de Buzí, estaba un día a orillas del río Quebar, en Babilonia, entre los que habían sido llevados al destierro. En esto se abrió el cielo, y vi a Dios en una visión. Era el día cinco del mes cuarto del año treinta, cinco años después que el rey Joaquín había sido llevado al destierro. El Señor puso su mano sobre mí. 4 Entonces vi que del norte venía un viento huracanado; de una gran nube salía un fuego como de relámpagos, y en su derredor había un fuerte resplandor. En medio del fuego brillaba algo semejante al metal bruñido, 5 y en el centro mismo había algo parecido a cuatro seres con aspecto humano. 6 Cada uno de ellos tenía cuatro caras y cuatro alas; 7 sus piernas eran rectas, con pezuñas como de becerro, y brillaban como bronce muy pulido. 8-9 Además de sus cuatro caras y sus cuatro alas, estos seres tenían manos de hombre en sus cuatro costados, debajo de sus alas. Las alas se tocaban unas con otras. Al andar, no se volvían, sino que caminaban de frente. 10 Las caras de los cuatro seres tenían este aspecto: por delante, su cara era la de un hombre; a la derecha, la de un león; a la izquierda, la de un toro; y por detrás, la de un águila. 11 Las alas se extendían hacia arriba. Dos de ellas se tocaban entre sí, y con las otras dos se cubrían el cuerpo. 12 Todos caminaban de frente, y no se volvían al andar. Iban en la dirección en que el poder de Dios los llevaba. 13 El aspecto de los seres era como de carbones encendidos, o como de algo parecido a antorchas que iban y venían en medio de ellos; el fuego era resplandeciente, y de él salían relámpagos. 14 Los seres iban y venían rápidamente, como si fueran relámpagos.


15 Miré a aquellos seres y vi que en el suelo, al lado de cada uno de ellos, había una rueda. 16 Las cuatro ruedas eran iguales y, por la manera en que estaban hechas, brillaban como el topacio. Parecía como si dentro de cada rueda hubiera otra rueda. 17 Podían avanzar en cualquiera de las cuatro direcciones, sin tener que volverse. 18 Vi que las cuatro ruedas tenían sus aros, y que en su derredor estaban llenas de reflejos. 19 Cuando aquellos seres avanzaban, también avanzaban las ruedas con ellos, y cuando los seres se levantaban del suelo, también se levantaban las ruedas. 20 Los seres se movían en la dirección en que el poder de Dios los impulsaba, y las ruedas se levantaban junto con ellos, porque las ruedas formaban parte viva de los seres. 21 Cuando los seres se movían, se movían también las ruedas, y cuando ellos se detenían, las ruedas también se detenían; y cuando los seres se levantaban del suelo, también las ruedas se levantaban con ellos, porque las ruedas formaban parte viva de los seres.


22 Por encima de sus cabezas se veía una especie de bóveda, brillante como el cristal. 23 Debajo de la bóveda se extendían rectas las alas de aquellos seres, tocándose unas con otras. Con dos de ellas se cubrían el cuerpo. 24 Y oí también el ruido que hacían las alas cuando avanzaban: era como el ruido del agua de un río crecido, como la voz del Todopoderoso, como el ruido de un gran ejército. Cuando se detenían, bajaban las alas. 25 Y salió un ruido de encima de la bóveda que estaba sobre la cabeza de ellos. 26 Encima de la bóveda vi algo como un trono que parecía de zafiro, y sobre aquella especie de trono había alguien que parecía un hombre. 27 De lo que parecía ser su cintura para arriba, vi que brillaba como metal bruñido rodeado de fuego, y de allí para abajo vi algo semejante al fuego. En su derredor había un resplandor 28 parecido al arco iris cuando aparece entre las nubes en un día de lluvia. De esta manera se me presentó la gloria del Señor. Al verla, me incliné hasta tocar el suelo con la frente.

Dios llama a Ezequiel


Luego oí una voz 2 1 que me decía: «Tú, hombre, ponte de pie, que te voy a hablar.» 2 Mientras esa voz me hablaba, entró en mí el poder de Dios y me hizo ponerme de pie. Entonces oí que la voz que me hablaba 3 seguía diciendo: «A ti, hombre, te voy a enviar a los israelitas, un pueblo desobediente que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han levantado contra mí hasta este mismo día. 4 También sus hijos son tercos y de cabeza dura. Pues te voy a enviar a ellos, para que les digas: “Esto dice el Señor.” 5 Y ya sea que te hagan caso o no, pues son gente rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos. 6 Tú, hombre, no tengas miedo de ellos ni de lo que te digan, aunque te sientas como rodeado de espinos o viviendo entre alacranes. No tengas miedo de lo que te digan ni te asustes ante la cara que pongan, por muy rebeldes que sean. 7 Tú comunícales mis palabras, ya sea que te hagan caso o no, pues son muy rebeldes. 8 Atiende bien lo que te digo, y no seas rebelde como ellos. Abre la boca y come lo que te voy a dar.»


9 Entonces vi una mano extendida hacia mí, la cual tenía un escrito enrollado. 10 La mano lo desenrolló delante de mí. Estaba escrito por ambos lados: eran lamentos, ayes de dolor y amenazas. 3 1 Entonces me dijo: «Tú, hombre, cómete este escrito, y luego ve a hablar a la nación de Israel.»


2 Abrí la boca y él me hizo comer el escrito. 3 Luego me dijo: «Trágate ahora este escrito que te doy, y llena con él tu estómago.»


Yo me lo comí, y me supo tan dulce como la miel. 4 Entonces me dijo: «Ve y comunica al pueblo de Israel lo que tengo que decirle. 5 Yo no te envío a un pueblo que habla una lengua complicada o difícil de entender, sino al pueblo de Israel. 6 No te envío a naciones numerosas que hablan idiomas complicados o difíciles, que tú no entenderías. Aunque, si yo te enviara a esos pueblos, ellos te harían caso. 7 En cambio, el pueblo de Israel no va a querer hacerte caso, porque no quiere hacerme caso a mí. Todo el pueblo de Israel es terco y de cabeza dura. 8 Pero yo voy a hacerte tan obstinado y terco como ellos. 9 Voy a hacerte duro como el diamante, más duro que la piedra. No les tengas miedo, ni te asustes ante la cara que pongan, por muy rebeldes que sean.»


10 Luego me dijo: «Escucha atentamente todo lo que te voy a decir, y grábatelo en la memoria. 11 Ve a ver a tus compatriotas que están en el destierro y, ya sea que te hagan caso o no, diles: “Esto dice el Señor.”»


12 Entonces el poder de Dios me levantó, y detrás de mí oí un fuerte ruido, como de un terremoto, al levantarse de su sitio la gloria del Señor. 13 El ruido lo hacían las alas de los seres al rozarse unas con otras, y las ruedas que estaban junto a ellos; el ruido era como el de un gran terremoto. 14 El poder de Dios me levantó y me sacó de allí, y yo me fui triste y amargado, mientras el Señor me agarraba fuertemente con su mano. 15 Y llegué a Tel Abib, a orillas del río Quebar, donde vivían los israelitas desterrados, y durante siete días me quedé allí con ellos, sin saber qué hacer ni qué decir.

Hebreos 3

Dios Habla Hoy

Comparado con Moisés


3 Por lo tanto, hermanos, ustedes los del pueblo santo, que han sido llamados por Dios a ser suyos, consideren atentamente a Cristo Jesús, el Apóstol y Sumo sacerdote, gracias al cual profesamos nuestra fe. 2 Pues Jesús ha sido fiel a Dios, que lo nombró para este servicio, como también Moisés fue fiel en su servicio en toda la casa de Dios. 3 Pero a Jesús se le ha concedido más honor que a Moisés, del mismo modo que el que hace una casa recibe más honor que la casa misma. 4 Toda casa tiene que estar hecha por alguien; pero Dios es el que hizo todo lo que existe. 5 Así pues, Moisés, como siervo, fue fiel en toda la casa de Dios, y su servicio consistió en ser testigo de las cosas que Dios había de decir. 6 Pero Cristo, como Hijo, es fiel sobre esta casa de Dios que somos nosotros mismos, si mantenemos la seguridad y la alegría en la esperanza que tenemos.

Exhortación a la fidelidad


7 Por eso, como dice el Espíritu Santo en la Escritura:


«Si hoy escuchan ustedes lo que Dios dice,

8

no endurezcan su corazón como aquellos que se rebelaron

y pusieron a Dios a prueba en el desierto.

9

Allí me pusieron a prueba los antepasados de ustedes,

aun cuando habían visto mis obras durante cuarenta años.

10

Por eso me enojé con aquella generación,

y dije: “Andan siempre extraviados en su corazón,

y no han querido conocer mis caminos.”

11

Por eso juré en mi furor

que no entrarían en mi reposo.»


12 Hermanos, cuídense de que ninguno de ustedes tenga un corazón tan malo e incrédulo que se aparte del Dios viviente. 13 Al contrario, anímense unos a otros cada día, mientras dura ese «hoy» de que habla la Escritura, para que ninguno de ustedes sea engañado por el pecado y su corazón se vuelva rebelde. 14 Porque nosotros tenemos parte con Cristo, con tal de que nos mantengamos firmes hasta el fin en la confianza que teníamos al principio.


15 Por lo cual dice:


«Si hoy escuchan ustedes lo que Dios dice,

no endurezcan su corazón como aquellos que se rebelaron.»


16 ¿Y quiénes fueron los que se rebelaron después de haber oído la voz de Dios? Pues todos los que Moisés había sacado de la tierra de Egipto. 17 ¿Y con quiénes estuvo Dios enojado durante cuarenta años? Con los que pecaron, los cuales cayeron muertos en el desierto. 18 ¿Y a quiénes juró Dios que no entrarían en su reposo? A los que desobedecieron. 19 Y, en efecto, vemos que no pudieron entrar porque no creyeron.

Salmos 104:1-23

Dios Habla Hoy

Alabanzas al Creador


104 ¡Bendeciré al Señor con toda mi alma!

¡Cuán grande eres, Señor y Dios mío!

Te has vestido de gloria y esplendor;

2

te has envuelto en un manto de luz.

¡Tú extendiste el cielo como un velo!

3

¡Tú afirmaste sobre el agua

los pilares de tu casa, allá en lo alto!

Conviertes las nubes en tu carro;

¡viajas sobre las alas del viento!

4

Los vientos son tus mensajeros,

y las llamas de fuego tus servidores.


5

Pusiste la tierra sobre sus bases

para que nunca se mueva de su lugar.

6

El mar profundo cubría la tierra

como si fuera un vestido.

El agua cubría las montañas.

7

Pero tú la reprendiste, y se fue;

huyó de prisa al escuchar tu voz de trueno.

8

Subiendo a los montes

y bajando a los valles,

se fue al lugar que le habías señalado,

9

al límite que le ordenaste no cruzar,

para que no volviera a cubrir la tierra.


10

Tú envías el agua de los manantiales

a los ríos que corren por las montañas.

11

De esa agua beben los animales salvajes;

con ella apagan su sed los asnos del monte.

12

A la orilla de los ríos

anidan las aves del cielo;

¡allí cantan, entre las ramas de los árboles!


13

Tú eres quien riega los montes

desde tu casa, allá en lo alto;

con los torrentes del cielo satisfaces a la tierra.

14

Haces crecer los pastos para los animales,

y las plantas que el hombre cultiva

para sacar su pan de la tierra,

15

el pan que le da fuerzas,

y el vino, que alegra su vida

y hace brillar su cara más que el aceite.

16

Sacian su sed los árboles,

los cedros del Líbano que el Señor plantó.

17

En ellos anidan las aves más pequeñas,

y en los pinos viven las cigüeñas.

18

Los montes altos son para las cabras,

y en las peñas se esconden los tejones.


19

Hiciste la luna para medir el tiempo;

el sol sabe cuándo debe ocultarse.

20

Tiendes el manto oscuro de la noche,

y entonces salen los animales del bosque.

21

Los leones rugen por la víctima;

piden que Dios les dé su comida.

22

Pero al salir el sol, se van

y se acuestan en sus cuevas.

23

Entonces sale el hombre a su labor

y trabaja hasta la noche.

Proverbios 26:24-26

Dios Habla Hoy


24

El que odia, lo disimula cuando habla,

pero en su interior hace planes malvados.

25

No le creas si te habla con ternura,

pues su mente está llena de maldad;

26

aunque trate de ocultar su odio,

su maldad se descubrirá ante todos.

Dios Habla Hoy (DHH)


Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.


Monday, October 30, 2023

DAB Español, Martes 31 de Octubre


Día 304, DAB Español, Martes 31 de Octubre


Lamentaciones 4:1-5:22; Hebreos 2:1-18; Salmos 103; Proverbios 26:23 (Dios Habla Hoy (DHH))







Lamentaciones 4-5

Dios Habla Hoy


4 ¡Cómo se ha empañado el oro!

¡Cómo perdió su brillo el oro fino!

¡Esparcidas por todas las esquinas

están las piedras del santuario!


2

Los habitantes de Sión, tan estimados,

los que valían su peso en oro,

ahora son tratados como ollas de barro

hechas por un simple alfarero.


3

Hasta las hembras de los chacales dan la teta

y amamantan a sus cachorros,

pero la capital de mi pueblo es cruel,

cruel como un avestruz del desierto.


4

Tienen tanta sed los niños de pecho

que la lengua se les pega al paladar.

Piden los niños pan,

pero no hay nadie que se lo dé.


5

Los que antes comían en abundancia,

ahora mueren de hambre por las calles.

Los que crecieron en medio de lujos,

ahora viven en los muladares.


6

La maldad de la capital de mi pueblo

es mayor que el pecado de Sodoma,

la cual fue destruida en un instante

sin que nadie la atacara.


7

Más blancos que la nieve eran sus hombres escogidos,

más blancos que la leche;

su cuerpo, más rojizo que el coral;

su porte, hermoso como el zafiro.


8

Pero ahora se ven más sombríos que las tinieblas;

nadie en la calle podría reconocerlos.

La piel se les pega a los huesos,

¡la tienen seca como leña!


9

Mejor les fue a los que murieron en batalla

que a los que murieron de hambre,

porque éstos murieron lentamente

al faltarles los frutos de la tierra.


10

Con sus propias manos,

mujeres de buen corazón cocieron a sus hijos;

sus propios hijos les sirvieron de comida

al ser destruida la capital de mi pueblo.


11

El Señor agotó su enojo,

dio rienda suelta al ardor de su furia;

le prendió fuego a Sión

y destruyó hasta sus cimientos.


12

Jamás creyeron los reyes de la tierra,

todos los que reinaban en el mundo,

que el enemigo, el adversario,

entraría por las puertas de Jerusalén.


13

¡Y todo por el pecado de sus profetas,

por la maldad de sus sacerdotes,

que dentro de la ciudad misma

derramaron sangre inocente!


14

Caminan inseguros, como ciegos,

por las calles de la ciudad;

tan sucios están de sangre

que nadie se atreve a tocarles la ropa.


15

«¡Apártense, apártense —les gritan—;

son gente impura, no los toquen!»

«Son vagabundos en fuga —dicen los paganos—,

no pueden seguir viviendo aquí.»


16

La presencia del Señor los dispersó,

y no volvió a dirigirles la mirada.

No hubo respeto para los sacerdotes

ni compasión para los ancianos.


17

Con los ojos cansados, pero atentos,

en vano esperamos ayuda.

Pendientes estamos de la llegada

de un pueblo que no puede salvar.


18

Vigilan todos nuestros pasos;

no podemos salir a la calle.

Nuestro fin está cerca, nos ha llegado la hora;

¡ha llegado nuestro fin!


19

Más veloces que las águilas del cielo

son nuestros perseguidores;

nos persiguen por los montes,

¡nos ponen trampas en el desierto!


20

Preso ha caído el escogido del Señor,

el que daba aliento a nuestra vida,

el rey de quien decíamos:

«A su sombra viviremos entre los pueblos.»


21

¡Ríete, alégrate, nación de Edom;

tú que reinas en la región de Us!

¡También a ti te llegará el trago amargo,

y quedarás borracha y desnuda!


22

Tu castigo ha terminado, ciudad de Sión;

el Señor no volverá a desterrarte.

Pero castigará tu maldad, nación de Edom,

y pondrá al descubierto tus pecados.


5 Recuerda, Señor, lo que nos ha pasado;

míranos, ve cómo nos ofenden.


2

Todo lo nuestro está ahora en manos de extranjeros;

ahora nuestras casas son de gente extraña.


3

Estamos huérfanos, sin padre;

nuestras madres han quedado como viudas.


4

¡Nuestra propia agua tenemos que comprarla;

nuestra propia leña tenemos que pagarla!


5

Nos han puesto un yugo en el cuello;

nos cansamos, y no nos dejan descansar.


6

Para llenarnos de pan, tendemos la mano

a los egipcios y a los asirios.


7

Nuestros padres pecaron, y ya no existen,

y nosotros cargamos con sus culpas.


8

Ahora somos dominados por esclavos,

y no hay quien nos libre de sus manos.


9

El pan lo conseguimos a riesgo de la vida

y a pesar de los guerreros del desierto.


10

La piel nos arde como un horno,

por la fiebre que el hambre nos causa.


11

En Sión y en las ciudades de Judá,

mujeres y niñas han sido deshonradas.


12

Nuestros jefes fueron colgados de las manos,

los ancianos no fueron respetados.


13

A los hombres más fuertes los pusieron a moler;

los jóvenes cayeron bajo el peso de la leña.


14

Ya no hay ancianos a las puertas de la ciudad;

ya no se escuchan canciones juveniles.


15

Ya no tenemos alegría en el corazón;

nuestras danzas de alegría acabaron en tristeza.


16

Se nos cayó de la cabeza la corona;

¡ay de nosotros, que hemos pecado!


17

Por eso tenemos enfermo el corazón;

por eso se nos nubla la vista.


18

El monte Sión es un montón de ruinas;

en él van y vienen las zorras.


19

Pero tú, Señor, por siempre reinarás;

¡siempre estarás en tu trono!


20

¿Por qué has de olvidarnos para siempre?

¿Por qué has de abandonarnos tanto tiempo?


21

¡Haznos volver a ti, Señor, y volveremos!

¡Haz que nuestra vida sea otra vez lo que antes fue!


22

Pero tú nos has rechazado por completo;

mucho ha sido tu enojo con nosotros.

Hebreos 2

Dios Habla Hoy

Importancia de la salvación anunciada


2 Por esta causa debemos prestar mucha más atención al mensaje que hemos oído, para que no nos apartemos del camino. 2 Los mandamientos que Dios dio en otros tiempos por medio de los ángeles, tenían fuerza de ley, y quienes pecaron y los desobedecieron fueron castigados justamente. 3 ¿Cómo, pues, escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? Pues el mismo Señor fue quien anunció primero esta salvación, la cual después confirmaron entre nosotros los que oyeron ese mensaje. 4 Además, Dios la ha confirmado con señales, maravillas y muchos milagros, y por medio del Espíritu Santo, que nos ha dado de diferentes maneras, conforme a su voluntad.

Jesús, semejante a sus hermanos


5 Dios no ha puesto bajo la autoridad de los ángeles ese mundo futuro del cual estamos hablando. 6 Al contrario, en un lugar de la Escritura alguien declara:


«¿Qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano?

¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él?

7

Por un poco de tiempo lo hiciste algo menor que los ángeles,

pero lo coronaste de gloria y honor;

8

todo lo sujetaste debajo de sus pies.»


Así que, al sujetarlo todo debajo de sus pies, Dios no dejó nada sin sujetarlo a él. Sin embargo, todavía no vemos que todo le esté sujeto. 9 Pero vemos que Jesús, a quien Dios hizo algo menor que los ángeles por un poco de tiempo, está coronado de gloria y honor, a causa de la muerte que sufrió. Dios, en su amor, quiso que experimentara la muerte para bien de todos.


10 Todas las cosas existen para Dios y por la acción de Dios, que quiere que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso, Dios, por medio del sufrimiento, tenía que hacer perfecto a Jesucristo, el Salvador de ellos. 11 Porque todos son del mismo Padre: tanto los consagrados como el que los consagra. Por esta razón, el Hijo de Dios no se avergüenza de llamarlos hermanos, 12 al decir en la Escritura:


«Hablaré de ti a mis hermanos,

y te cantaré himnos en medio de la congregación.»


13 También dice:


«En él pondré mi esperanza.»


Y otra vez dice:


«Aquí estoy, con los hijos que Dios me dio.»


14 Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y sangre humanas, para derrotar con su muerte al que tenía poder para matar, es decir, al diablo. 15 De esta manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viven como esclavos durante toda la vida. 16 Pues ciertamente no vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham. 17 Y para eso tenía que hacerse igual en todo a sus hermanos, para llegar a ser Sumo sacerdote, fiel y compasivo en su servicio a Dios, y para obtener el perdón de los pecados de los hombres por medio del sacrificio. 18 Y como él mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a los que también son puestos a prueba.

Salmos 103

Dios Habla Hoy

Bendeciré al Señor

(1a) De David.


103 (1b) Bendeciré al Señor con toda mi alma;

bendeciré con todo mi ser su santo nombre.

2

Bendeciré al Señor con toda mi alma;

no olvidaré ninguno de sus beneficios.

3

Él es quien perdona todas mis maldades,

quien sana todas mis enfermedades,

4

quien libra mi vida del sepulcro,

quien me colma de amor y ternura,

5

quien me satisface con todo lo mejor

y me rejuvenece como un águila.


6

El Señor juzga con verdadera justicia

a los que sufren violencia.

7

Dio a conocer sus caminos y sus hechos

a Moisés y al pueblo de Israel.

8

El Señor es tierno y compasivo;

es paciente y todo amor.

9

No nos reprende en todo tiempo ni su rencor es eterno;

10

no nos ha dado el pago que merecen

nuestras maldades y pecados;

11

tan inmenso es su amor por los que lo honran

como inmenso es el cielo sobre la tierra.

12

Nuestros pecados ha alejado de nosotros,

como ha alejado del oriente el occidente.

13

El Señor es, con los que lo honran,

tan tierno como un padre con sus hijos;

14

pues él sabe de qué estamos hechos:

sabe bien que somos polvo.


15

La vida del hombre es como la hierba;

brota como una flor silvestre:

16

tan pronto la azota el viento, deja de existir,

y nadie vuelve a saber de ella.

17

Pero el amor del Señor es eterno

para aquellos que lo honran;

su justicia es infinita

por todas las generaciones,

18

para los que cumplen con su alianza

y no se olvidan de obedecer sus mandatos.

19

El Señor ha puesto su trono en el cielo,

y su reino domina sobre todo.


20

¡Bendigan al Señor, ángeles poderosos!

Ustedes, que cumplen sus órdenes,

que están atentos a obedecerlo.

21

¡Bendigan al Señor todos sus ejércitos,

que lo sirven y hacen su voluntad!

22

¡Bendiga al Señor la creación entera,

en todos los lugares de su reino!


¡Bendeciré al Señor con toda mi alma!

Proverbios 26:23

Dios Habla Hoy


23

Baño de plata sobre olla de barro

son las palabras suaves que llevan mala intención.

Dios Habla Hoy (DHH)


Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.



DAB Español, Sábado 27 de Abril

Día 118, DAB Español, Sábado 27 de Abril Jueces 7:1-8:16; Lucas 23:11-43; Salmos 97-98; Proverbios 14:7-8 (Reina Valera Actualizada (RVA-201...