Saturday, October 28, 2023

DAB Español, Domingo 29 de Octubre

Día 302, DAB Español, Domingo 29 de Octubre


Lamentaciones 1:1-2:19; Filemón 1:1-25; Salmos 101; Proverbios 26:20 (Dios Habla Hoy (DHH))








Lamentaciones 1:1-2:19

Dios Habla Hoy


1 ¡Cuán solitaria ha quedado

la ciudad antes llena de gente!

¡Tiene apariencia de viuda

la ciudad capital de los pueblos!

¡Sometida está a trabajos forzados

la princesa de los reinos!


2

Se ahoga en llanto por las noches;

lágrimas corren por sus mejillas.

De entre todos sus amantes

no hay uno que la consuele.

Todos sus amigos la han traicionado;

se han vuelto sus enemigos.


3

A más de sufrimientos y duros trabajos,

Judá sufre ahora el cautiverio.

La que antes reinaba entre los pueblos,

ahora no encuentra reposo.

Los que la perseguían, la alcanzaron

y la pusieron en aprietos.


4

¡Qué tristes están los caminos de Sión!

¡No hay nadie que venga a las fiestas!

Las puertas de la ciudad están desiertas,

los sacerdotes lloran,

las jóvenes se afligen

y Jerusalén pasa amarguras.


5

Sus enemigos dominan,

sus adversarios prosperan.

Es que el Señor la ha afligido

por lo mucho que ha pecado.

Sus hijos fueron al destierro

llevados por el enemigo.


6

Desapareció de la bella Sión

toda su hermosura;

sus jefes, como venados,

andan en busca de pastos;

arrastrando los pies, avanzan

delante de sus cazadores.


7

Jerusalén recuerda aquellos días,

cuando se quedó sola y triste;

recuerda todas las riquezas que tuvo

en tiempos pasados;

recuerda cuando cayó en poder del enemigo

y nadie vino en su ayuda,

cuando sus enemigos la vieron

y se burlaron de su ruina.


8

Jerusalén ha pecado tanto

que se ha hecho digna de desprecio.

Los que antes la honraban, ahora la desprecian,

porque han visto su desnudez.

Por eso está llorando,

y avergonzada vuelve la espalda.


9

Tiene su ropa llena de inmundicia;

no pensó en las consecuencias.

Es increíble cómo ha caído;

no hay quien la consuele.

¡Mira, Señor, mi humillación

y la altivez del enemigo!


10

El enemigo se ha adueñado

de las riquezas de Jerusalén.

La ciudad vio a los paganos

entrar violentamente en el santuario,

¡gente a la que tú, Señor, ordenaste

que no entrara en tu lugar de reunión!


11

Todos sus habitantes lloran,

andan en busca de alimentos;

dieron sus riquezas a cambio de comida

para poder sobrevivir.

¡Mira, Señor, mi ruina!

¡Considera mi desgracia!


12

¡Ustedes, los que van por el camino,

deténganse a pensar

si hay dolor como el mío,

que tanto me hace sufrir!

¡El Señor me mandó esta aflicción

al encenderse su enojo!


13

El Señor lanzó desde lo alto

un fuego que me ha calado hasta los huesos;

tendió una trampa a mi paso

y me hizo volver atrás;

me ha entregado al abandono,

al sufrimiento a cada instante.


14

Mis pecados los ha visto el Señor;

me han sido atados por él mismo,

y como un yugo pesan sobre mí:

¡acaban con mis fuerzas!

El Señor me ha puesto en manos de gente

ante la cual no puedo resistir.


15

El Señor arrojó lejos de mí

a todos los valientes que me defendían.

Lanzó un ejército a atacarme,

para acabar con mis hombres más valientes.

¡El Señor ha aplastado a la virginal Judá

como se aplastan las uvas para sacar vino!


16

Estas cosas me hacen llorar.

Mis ojos se llenan de lágrimas,

pues no tengo a nadie que me consuele,

a nadie que me dé nuevo aliento.

Entre ruinas han quedado mis hijos,

porque pudo más el enemigo que nosotros.


17

Sión extiende las manos suplicante,

pero no hay quien la consuele.

El Señor ha ordenado que a Jacob

lo rodeen sus enemigos;

Jerusalén es para ellos

objeto de desprecio.


18

El Señor hizo lo debido,

porque me opuse a sus mandatos.

¡Escúchenme, pueblos todos;

contemplen mi dolor!

¡Mis jóvenes y jovencitas

han sido llevados cautivos!


19

Pedí ayuda a mis amantes,

pero ellos me traicionaron.

Mis sacerdotes y mis ancianos

murieron en la ciudad:

¡andaban en busca de alimentos

para poder sobrevivir!


20

¡Mira, Señor, mi angustia!

¡Siento que me estalla el pecho!

El dolor me oprime el corazón

cuando pienso en lo rebelde que he sido.

Allá afuera la espada mata a mis hijos,

y aquí adentro también hay muerte.


21

La gente escucha mis lamentos,

pero no hay quien me consuele.

Todos mis enemigos saben de mi mal,

y se alegran de que tú lo hayas hecho.

¡Haz que venga el día que tienes anunciado,

y que les vaya a ellos como me ha ido a mí!


22

Haz que llegue a tu presencia

toda la maldad que han cometido;

trátalos por sus pecados

como me has tratado a mí,

pues es mucho lo que lloro;

¡tengo enfermo el corazón!


2 ¡Tan grande ha sido el enojo del Señor,

que ha oscurecido a la bella Sión!

Ha derribado la hermosura de Israel,

como del cielo a la tierra;

ni siquiera se acordó, en su enojo,

del estrado de sus pies.


2

El Señor no ha dejado en pie

ni una sola de las casas de Jacob;

en un momento de furor ha destruido

las fortalezas de la bella Judá;

ha echado por tierra, humillados,

al reino y sus gobernantes.


3

Al encenderse su enojo, cortó de un tajo

todo el poder de Israel.

Nos retiró el apoyo de su poder

al enfrentarnos con el enemigo;

¡ha prendido en Jacob un fuego

que devora todo lo que encuentra!


4

El Señor, como un enemigo,

tensó el arco, afirmó el brazo;

igual que un adversario,

destrozó lo que era agradable a la vista;

como un fuego, lanzó su enojo

sobre el campamento de la bella Sión.


5

El Señor actuó como un enemigo:

destruyó por completo a Israel;

derrumbó todos sus palacios,

derribó sus fortalezas,

colmó a la bella Judá

de aflicción tras aflicción.


6

Como un ladrón, hizo violencia a su santuario;

destruyó el lugar de las reuniones.

El Señor hizo que en Sión se olvidaran

las fiestas y los sábados.

En el ardor de su enojo,

rechazó al rey y al sacerdote.


7

El Señor ha rechazado su altar,

ha despreciado su santuario;

ha entregado en poder del enemigo

las murallas que protegían la ciudad.

¡Hay un griterío en el templo del Señor,

como si fuera día de fiesta!


8

El Señor decidió derrumbar

las murallas de la bella Sión.

Trazó el plan de destrucción

y lo llevó a cabo sin descanso.

Paredes y murallas, que él ha envuelto en luto,

se han venido abajo al mismo tiempo.


9

La ciudad no tiene puertas ni cerrojos:

¡quedaron destrozados, tirados por el suelo!

Su rey y sus gobernantes están entre paganos;

ya no existe la ley de Dios.

¡Ni siquiera sus profetas tienen

visiones de parte del Señor!


10

Los ancianos de la bella Sión

se sientan silenciosos en el suelo,

se echan polvo sobre la cabeza

y se visten de ropas burdas.

Las jóvenes de Jerusalén

agachan la cabeza hasta el suelo.


11

El llanto acaba con mis ojos,

y siento que el pecho me revienta;

mi ánimo se ha venido al suelo

al ver destruida la ciudad de mi gente,

al ver que hasta los niños de pecho

mueren de hambre por las calles.


12

Decían los niños a sus madres:

«¡Ya no tenemos pan ni vino!»

Y caían como heridos de muerte

por las calles de la ciudad,

exhalando el último suspiro

en brazos de sus madres.


13

¿A qué te puedo comparar o asemejar,

hermosa Jerusalén?

¿Qué ejemplo puedo poner para consolarte,

pura y bella ciudad de Sión?

Enorme como el mar ha sido tu destrucción;

¿quién podrá darte alivio?


14

Las visiones que tus profetas te anunciaron

no eran más que un vil engaño.

No pusieron tu pecado al descubierto

para hacer cambiar tu suerte;

te anunciaron visiones engañosas,

y te hicieron creer en ellas.


15

Al verte, los que van por el camino

aplauden en son de burla;

silban y mueven burlones la cabeza,

diciendo de la bella Jerusalén:

«¿Y es ésta la ciudad a la que llaman

la máxima belleza de la tierra?»


16

Todos tus enemigos

abren la boca en contra tuya.

Entre silbidos y gestos de amenaza, dicen:

«La hemos arruinado por completo.

Éste es el día que tanto esperábamos;

¡por fin pudimos verlo!»


17

El Señor llevó a cabo sus planes,

cumplió su palabra.

Destruyó sin miramientos

lo que mucho antes había resuelto destruir,

permitió que el enemigo se riera de ti

y puso en alto el poder del adversario.


18

¡Pídele ayuda al Señor,

bella ciudad de Sión!

¡Deja correr de día y de noche

el torrente de tus lágrimas!

¡No dejes de llorar,

no des reposo a tus ojos!


19

Levántate, grita por las noches,

grita hora tras hora;

vacía tu corazón delante del Señor,

déjalo que corra como el agua;

dirige a él tus manos suplicantes

y ruega por la vida de tus niños,

que en las esquinas de las calles

mueren por falta de alimentos.

Filemón

Dios Habla Hoy

Saludo


1 Pablo, preso por causa de Cristo Jesús, y el hermano Timoteo saludan a Filemón, querido compañero de trabajo, 2 y a la iglesia que se reúne en su casa, así como a la hermana Apia y a Arquipo, nuestro compañero en la lucha. 3 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre ustedes.

Acción de gracias y petición


4 Siempre doy gracias a mi Dios al acordarme de ti en mis oraciones, 5 porque he tenido noticias del amor y la fe que tienes para con el Señor Jesús y para con todos los que pertenecen al pueblo santo. 6 Y pido a Dios que tu participación en la misma fe te lleve a conocer todo el bien que podemos realizar por amor a Cristo. 7 Estoy muy contento y animado por tu amor, ya que tú, hermano, has llenado de consuelo el corazón de los que pertenecen al pueblo santo.

Intervención a favor de Onésimo


8 Por eso, aunque en nombre de Cristo tengo derecho a ordenarte lo que debes hacer, 9 prefiero rogártelo en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano, y ahora preso por causa de Cristo Jesús, 10 te pido un favor para mi hijo Onésimo, de quien he llegado a ser padre según la fe aquí en la cárcel.


11 En otro tiempo, Onésimo fue para ti un esclavo inútil, pero ahora nos es útil tanto a ti como a mí. 12 Te lo envío de nuevo: es el hijo de mis entrañas. 13 Yo hubiera querido que se quedara aquí conmigo, para que me sirviera en tu lugar mientras estoy preso por causa del evangelio. 14 Pero no quiero hacer nada que tú antes no hayas aprobado, para que el favor que me haces no sea por obligación sino por tu propia voluntad. 15 Tal vez Onésimo se apartó de ti por algún tiempo para que ahora lo tengas para siempre, 16 ya no como un esclavo, sino como algo mejor que un esclavo: como un hermano querido. Yo lo quiero mucho, pero tú debes quererlo todavía más, no sólo humanamente sino también como hermano en el Señor.


17 Así pues, si me tienes por hermano en la fe, recíbelo como si se tratara de mí mismo. 18 Si te ha hecho algún daño, o si te debe algo, cóbramelo a mí. 19 Yo, Pablo, escribo esto con mi puño y letra: Yo lo pagaré. Por no decir que lo pongas a tu cuenta, ya que tú me debes tu propia persona. 20 Sí, hermano, te pido este favor por amor al Señor; consuela mi corazón como hermano en Cristo.


21 Te escribo porque estoy seguro de tu obediencia, y sé que harás más de lo que te pido. 22 Además de esto, prepárame alojamiento; porque espero que, en respuesta a las oraciones de ustedes, Dios les concederá que yo vaya a verlos.

Despedida


23 Saludos de Epafras, mi compañero de cárcel por causa de Cristo Jesús, 24 y también de Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, que me ayudan en el trabajo.


25 Que el Señor Jesucristo derrame su gracia sobre ustedes.

Salmos 101

Dios Habla Hoy

Promesa del rey a Dios

(1a) Salmo de David.


101 (1b) Quiero alabar el amor y la justicia;

quiero, Señor, cantarte himnos;

2

quiero vivir con rectitud.

¿Cuándo vendrás a mí?


Será intachable mi conducta

aun en mi propio palacio;

3

no pondré jamás la mira

en propósitos perversos.


Odio a quienes son desleales a Dios;

¡jamás permitiré que se me acerquen!

4

Alejaré de mí los pensamientos perversos:

¡no quiero hacer nada malo!

5

Haré callar a aquellos

que a escondidas hablan mal de su vecino;

¡no soporto al altanero y arrogante!


6

Pondré mis ojos en los hombres leales,

para que vivan junto a mí;

sólo estará a mi servicio

el que lleve una vida recta.

7

Para el tramposo no habrá lugar en mi palacio;

¡ningún mentiroso podrá estar en mi presencia!

8

Día tras día reduciré al silencio

a todos los malvados del país;

¡arrojaré de la ciudad del Señor

a todos los malhechores!

Proverbios 26:20

Dios Habla Hoy


20

Sin leña se apaga el fuego,

y sin chismes se acaba el pleito.

Dios Habla Hoy (DHH)


Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.




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