Daniel 9:1-11:1; 1 Juan 2:18-3:6; Salmos 121; Proverbios 28:27-28 (Palabra de Dios para Todos (PDT))
Daniel 9:1-11 Palabra de Dios para
Todos (PDT)
Oración
de Daniel
9
Darío era el hijo de Asuero [a] y pertenecía a la nación de los medos. Darío
gobernaba en Babilonia, el reino de los caldeos. 2 Durante el primer año del
reinado de Darío, yo, Daniel, estaba un día leyendo las Escrituras. Cuando
leía, me di cuenta de que el mensaje del SEÑOR al profeta Jeremías dice que el
templo de Jerusalén estará en ruinas durante setenta años. 3 Entonces decidí
orar al Señor mi Dios y pedirle ayuda. No comí nada, me vestí con ropas de luto
y me puse cenizas en la cabeza. 4 Oré al SEÑOR mi Dios y le confesé mis faltas.
Le dije:
«Señor,
Dios grande y poderoso, que guardas el pacto y proteges a los que te aman y
cumplen tus mandamientos, 5 hemos pecado, hemos cometido crímenes, hemos sido
malvados y nos hemos alejado de ti y de tus enseñanzas. 6 No hemos hecho caso a
las palabras de los profetas, tus servidores que hablaban en tu nombre a
nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres, y a todo el pueblo.
7
»Señor, tú eres bondadoso y justo con nosotros. Tú nos sacaste de nuestra
tierra debido a nuestros pecados. Lo que tú hiciste es justo y la culpa es
nuestra. Están avergonzados los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.
Todos los israelitas sienten vergüenza, no importa el país donde estén
desterrados, lejos o cerca, por las faltas que cometieron contra ti. 8 SEÑOR,
todos nuestros reyes, nuestros gobernantes y nuestros padres pecaron contra ti
y por eso sentimos tanta vergüenza. 9 Tú, Señor Dios nuestro, eres compasivo y
perdonas aunque nos hayamos rebelado contra ti. 10 No hemos obedecido tus
enseñanzas, SEÑOR, pues tú nos diste las enseñanzas a través de los profetas, y
nosotros no hemos escuchado a tus profetas. 11 El pueblo de Israel te
desobedeció y no cumplió tus enseñanzas, por eso recae sobre nosotros la
maldición y el juramento que se encuentran escritos en la ley de tu siervo
Moisés. 12 Tú nos advertiste que nosotros y nuestros líderes tendríamos un
castigo. Y así fue. Jerusalén fue destruida y todo el pueblo sufrió mucho.
Ningún otro pueblo sobre la tierra ha sufrido tanto como el de Jerusalén. 13 El
castigo que anunciaba la ley de Moisés se cumplió tal como estaba escrito. Sin
embargo, nosotros no cambiamos nuestro mal comportamiento. Al contrario,
seguimos ofendiendo al SEÑOR nuestro Dios y no obedecimos su verdad. 14 El
SEÑOR nuestro Dios estuvo atento y nos envió la desgracia, pues el SEÑOR es
justo en todo lo que hace y nosotros no le obedecimos.
15
»Señor, con tu gran poder sacaste a tu pueblo de Israel y desde entonces hasta
hoy tu nombre se hizo famoso, pero nosotros hemos pecado y hemos cometido
maldades. 16 Mi Señor, tú eres bondadoso y justo. Te ruego que no sigas enojado
con Jerusalén que es tu ciudad y tu monte santo. Nosotros y nuestros padres
cometimos muchos pecados, por eso la gente de las naciones vecinas se burla de
tu pueblo.
17
»Dios nuestro Señor, te ruego que escuches esta oración de tu servidor. Por el
bien de tu pueblo y el de todos, te pido que nos ayudes y que tengas compasión
del dolor que ha causado la destrucción de tu templo. 18 ¡Dios mío, escúchame!
Mira las ruinas de la ciudad que lleva tu nombre. Estoy suplicando tu
misericordia porque sé que no nos hemos portado bien. Te suplico porque sé que
eres bondadoso y misericordioso. 19 Dios mío, escucha mi oración y perdónanos.
Dios mío, atiéndenos y no tardes en ayudarnos por amor a ti mismo, y por el
bien de tu pueblo y de la ciudad en la que invocamos tu nombre».
Visión
de las setenta semanas
20
Yo estaba orando y confesando mis pecados y los del pueblo de Israel. Estaba
pidiendo al SEÑOR mi Dios que ayudara a su monte santo. 21 Mientras yo oraba,
se acercó a mí el mismo Gabriel que se me apareció una vez en sueños. Vino
volando en el momento de la ofrenda de la tarde. 22 Gabriel me ayudó a entender
lo que no comprendía y me dijo:
«Daniel,
he venido acá para enseñarte y ayudarte a entender. 23 Cuando comenzaste tu
oración, Dios te contestó. He venido a decirte que Dios te ama y que vas a
entender tu visión porque eres un hombre inteligente. 24 Dios les ha dado a tu
pueblo y a la ciudad santa un plazo de setenta semanas [b]. Durante ese tiempo
hay que dejar la maldad y el pecado. Hay que buscar la purificación por los
errores cometidos. Deben promover una justicia que dure por siempre. Así la
visión profética será confirmada y será consagrado el lugar santísimo.
25
»Daniel, entiende muy bien lo que te voy a decir. Pasarán siete semanas desde
el momento en que se dio la orden de regresar y reconstruir Jerusalén hasta que
llegue el rey ungido [c]. Jerusalén tendrá de nuevo una plaza y un canal
alrededor para protegerla. La construcción durará sesenta y dos semanas pero
habrá mucha angustia en ese tiempo. 26 Cuando pasen las sesenta y dos semanas,
el ungido morirá y se quedará sin nada. Luego, el pueblo del siguiente
gobernante destruirá la ciudad y el santuario. El final llegará como una
inundación. Habrá guerra hasta el final y todo quedará totalmente destruido,
como Dios lo ha dispuesto. 27 Después, el gobernante hará un pacto con mucha
gente durante una semana. Las ofrendas se interrumpirán durante media semana.
En lugar de ellas, un hombre destructor pondrá ídolos abominables, [d] pero
Dios ha ordenado que el destructor sea completamente destruido».
Visión
en el río Tigris
10
Ciro llevaba tres años como rey de Persia, cuando Daniel, llamado también
Baltasar, recibió un mensaje verdadero pero muy difícil de entender. Daniel se
esforzó mucho para entenderlo y finalmente logró comprender todas las imágenes.
2
En ese tiempo, yo, Daniel, estuve muy triste durante tres semanas. 3 En esas
tres semanas no comí ningún plato exquisito, ni comí carne ni bebí vino, y
tampoco me puse aceite en la cabeza. 4 El día veinticuatro del primer mes
estaba a orillas del gran río Tigris. 5 En un momento levanté la mirada y vi a
un hombre vestido con una túnica de lino y un cinturón de oro. 6 Su cuerpo
parecía una piedra preciosa. Su rostro resplandecía como un relámpago, sus ojos
brillaban como llamaradas, sus brazos y piernas parecían bronce pulido y cuando
hablaba, su voz se oía como toda una multitud hablando.
7
Junto a mí había gente, pero sólo yo, Daniel, pude ver al hombre. Sin embargo,
los que estaban a mi lado se asustaron tanto que salieron corriendo a
esconderse. 8 Entonces yo me quedé solo mirando esa gran visión. El terror me
dejó sin fuerzas y perdí completamente mi vigor habitual. 9 El hombre empezó a
hablar y me desmayé de cara al suelo. 10 Enseguida sentí una mano que me tocó y
me sacudió poniéndome sobre mis manos y mis rodillas. 11 El hombre habló y me
dijo: «Estimado Daniel, presta atención a lo que te voy a decir. Levántate porque
he sido enviado hasta ti». Cuando dijo eso, yo me levanté temblando. 12 Él
dijo: «Daniel no tengas miedo. Dios escuchó tu oración desde el primer día en
que decidiste entender las cosas difíciles y humillarte con ayuno. Por eso
estoy aquí. 13 Miguel [e], uno de los príncipes más importantes, me ayudó;
porque yo estaba detenido allí junto a los reyes de Persia. 14 Vine para
ayudarte a comprender lo que le va a pasar a tu pueblo en los últimos días.
Pues esa visión que tuviste es sobre el futuro».
15
Mientras él decía eso yo permanecía con la cabeza agachada sin decir palabra.
16 En ese momento apareció alguien parecido a un ser humano y me tocó los
labios. Yo pude hablar de nuevo y le dije al que estaba frente a mí: «Señor,
apenas tuve esa visión sentí calambres y perdí el control de mi cuerpo. 17
Señor, soy Daniel tu servidor y siento vergüenza por lo que me ha pasado. ¿Cómo
crees que pueda seguir hablando contigo? En este momento todavía me falta la
respiración».
18
En ese instante, el que parecía un ser humano se acercó a mí, me tocó y me
sentí mejor. 19 Me dijo: «Daniel no tengas miedo. Dios te ama. Recupera tu
fuerza y ten valor».
Mientras
él me hablaba, yo empecé a sentirme mejor y dije: «Señor, háblame. Ya tengo
fuerzas».
20
Él dijo: «¿Sabes por qué estoy contigo? Pronto debo regresar a luchar contra el
príncipe de Persia. Cuando me vaya, el príncipe de Grecia llegará. 21 Pero te
diré lo que está escrito en el libro de la verdad. Nadie fue suficientemente
valiente para ayudarme contra los persas. Sólo Miguel, tuvo valor para
ayudarme. Miguel es el príncipe que gobierna a tu pueblo.
11
»Durante el primer año [f] del reinado de Darío de Media, yo ayudé y acompañé a
Miguel en su lucha contra el príncipe de Persia.
Footnotes:
Daniel 9:1 Asuero o Jerjes.
Daniel 9:24 setenta semanas Es decir,
setenta semanas de años, o sea cuatrocientos noventa años. Ver Lv 26:18–45.
Daniel 9:25 rey ungido Textualmente Mesías
Príncipe.
Daniel 9:27 En lugar […] abominables o
viene un destructor entre a las de abominación.
Daniel 10:13 Miguel Se trata del arcángel
Miguel.
Daniel 11:1 el primer año 521 a. C.
Palabra
de Dios para Todos (PDT)
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1 Juan 2:18-3:6 Palabra de Dios para
Todos (PDT)
No
sigan a los enemigos de Cristo
18
Hijos, el fin está cerca. Y así como han escuchado que el enemigo de Cristo va
a venir, han aparecido ahora muchos enemigos de Cristo; por esto sabemos que el
fin está cerca. 19 Los enemigos de Cristo estaban entre nosotros pero se
fueron, pues realmente no eran de los nuestros. Si ellos de verdad hubieran
sido de los nuestros, se habrían quedado, pero se fueron y así demostraron que
ninguno de ellos era realmente de los nuestros.
20
Cristo, el Santo, [a] les dio a todos ustedes el don [b] del Espíritu. Así que
todos conocen la verdad. 21 No les escribo porque no conozcan la verdad, sino
porque la conocen y porque saben que ninguna mentira viene de la verdad. 22
¿Quién es mentiroso? El que dice que Jesús no es el Cristo. El que dice eso es
el enemigo de Cristo, pues rechaza tanto al Padre como al Hijo. 23 El que
rechaza al Hijo, no tiene al Padre; pero el que acepta al Hijo, también tiene
al Padre.
24
Asegúrense de mantenerse en la enseñanza que se les dio desde el principio, y
de esa manera permanecerán en el Hijo y en el Padre. 25 El Hijo [c] nos ha
prometido la vida eterna.
26
Esto que les escribo tiene que ver con aquellos que los engañan. 27 En cuanto a
ustedes, tienen el Espíritu como un don que recibieron de Cristo. Ese don vive
en ustedes y por eso no necesitan que nadie les enseñe. Ese don les enseña todo
porque es verdad y no mentira. Ustedes permanezcan en Cristo, así como ese don
les enseñó.
28
Así que hijitos míos, continúen permaneciendo en Cristo para que cuando
aparezca estemos confiados y no sintamos vergüenza delante de él cuando
regrese. 29 Si ustedes saben que Jesucristo es el justo, sepan también que todo
aquel que practica la justicia es hijo de Dios.
Somos
hijos de Dios
3
Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a
hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad
somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a
Dios. 2 Mis estimados hermanos, ahora somos hijos de Dios pero todavía no
sabemos lo que seremos en el futuro. Lo que sí sabemos, es que cuando Cristo
regrese seremos como él, pues lo veremos tal y como él es. 3 Y todo el que
tenga esta esperanza puesta en él, se purifica a sí mismo, así como Cristo es
puro.
4
Todo el que peca viola la ley de Dios porque pecar es vivir en contra de la ley
de Dios. 5 Ustedes saben que Jesucristo vino para quitar nuestros pecados, y en
él no hay ningún pecado. 6 Todo el que permanece en él no sigue pecando. Todo
el que sigue pecando, nunca lo ha visto y ni siquiera lo ha conocido.
Footnotes:
1 Juan 2:20 Cristo, el Santo Textualmente
el Santo, se refiere a Cristo o Dios.
1 Juan 2:20 don Textualmente unción. Igual
en el versículo 27.
1 Juan 2:25 El Hijo o el Padre.
Textualmente él.
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Salmos 121 Palabra de Dios para Todos
(PDT)
El
Señor te protegerá
Canto
para los peregrinos.
121
Miro a lo alto de las montañas en busca de ayuda,
¿de dónde vendrá mi ayuda?
2
Mi
ayuda vendrá del SEÑOR,
el creador del cielo y de la tierra.
3
Dios
no te dejará caer;
tu protector nunca se dormirá.
4
El
protector de Israel nunca duerme
ni se deja rendir por el sueño.
5
El
SEÑOR es tu protector.
El SEÑOR siempre está a tu lado como una
sombra, para protegerte.
6
El
sol no te lastimará durante el día
ni la luna durante la noche.
7
El
SEÑOR te protegerá de todo mal,
protegerá tu vida.
8
El
SEÑOR protegerá tu ida y tu venida,
desde ahora y para siempre.
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Proverbios 28:27-28 Palabra de Dios
para Todos (PDT)
27
El
que ayude a los pobres siempre tendrá lo necesario;
el que se niegue a ayudarlos pasará muchas
dificultades.
28
Cuando
triunfan los malvados, todo el mundo se esconde;
pero cuando caen, los justos vuelven al
poder.
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