1 Reyes 22:1-53; Hechos 13:16-41; Salmos 138; Proverbios 17:17-18 (Palabra de Dios para Todos (PDT))
1 Reyes 22 Palabra de Dios para Todos
(PDT)
Micaías
advierte a Acab
22
Durante los siguientes dos años hubo paz entre Israel y Siria. 2 Sin embargo,
durante el tercer año, el rey Josafat de Judá fue a visitar al rey Acab de
Israel.
3
Acab les preguntó a sus oficiales: «¿Se acuerdan ustedes que el rey de Siria
nos quitó Ramot de Galaad? ¡Y no hemos hecho nada para recuperarla!» 4 Así que
Acab le pidió al rey Josafat:
—¿Nos
ayudarás a luchar contra el ejército de Siria en Ramot de Galaad?
Josafat
le contestó:
—Por
supuesto que te ayudaré. Mis soldados y mis caballos están tan dispuestos como
los tuyos. 5 Pero primero consultemos al SEÑOR para ver lo que él dice.
6
Así que Acab llamó una reunión de los profetas. Había como cuatrocientos
profetas y Acab les preguntó:
—¿Debo
ir a la guerra contra el ejército de Siria y atacar a Ramot de Galaad o esperar
hasta otro momento?
Los
profetas contestaron:
—Ve
a luchar ahora, porque el Señor te va a entregar la ciudad.
7
Pero Josafat les dijo:
—¿Hay
otros profetas del SEÑOR por acá? Si hay, deberíamos preguntarles.
8
El rey Acab contestó:
—Hay
otro profeta, Micaías hijo de Imlá, pero lo detesto porque cuando él habla de
parte del SEÑOR nunca me dice nada agradable. Siempre dice lo que no me gusta.
Josafat
le dijo:
—El
rey no debería hablar así.
9
Así que el rey Acab le dijo a uno de sus oficiales que fueran rápido a buscar a
Micaías hijo de Imlá.
10
Los dos reyes estaba sentados cada uno en su trono y vestidos con sus trajes
reales. Estaban en los tribunales cerca de la puerta de Samaria y todos los
profetas estaban de pie delante de ellos. Mientras profetizaban, 11 Sedequías
hijo de Quenaná, uno de los profetas, hizo unos cuernos de hierro [a]. Entonces
él le dijo a Acab:
—El
SEÑOR dice: “Tú usarás estos cuernos para luchar en contra del ejército de
Siria, lo derrotarás y destruirás”.
12
Los demás profetas estuvieron de acuerdo con Sedequías, diciendo:
—Que
marche ya tu ejército a luchar contra el ejército de Siria en Ramot de Galaad.
Los vencerás porque el SEÑOR te dará la victoria.
13
Entretanto, un oficial fue a buscar a Micaías y le dijo:
—Todos
los profetas sin excepción están diciendo que el rey va a tener éxito. Así que
te conviene acomodar tu mensaje al de ellos.
14
Pero Micaías contestó:
—Nada
de eso. Te aseguro por el poder del SEÑOR que yo le diré al rey lo que el SEÑOR
me diga.
15
Entonces Micaías se presentó ante el rey Acab. El rey le dijo:
—Micaías,
¿debemos el rey Josafat y yo juntar fuerzas para luchar contra el ejército de
Siria en Ramot de Galaad o debemos esperar otro momento?
Micaías
le contestó:
—¡Ataca
ahora, porque el SEÑOR te permitirá vencerlos!
16
Pero Acab dijo:
—¿Cuántas
veces tengo que decirte que estás bajo juramento y que digas sólo lo que el
SEÑOR te dice?
17
Así que Micaías contestó:
—Esto
es lo que va a suceder: el ejército de Israel será dispersado por las colinas
como ovejas sin pastor. El SEÑOR dice: “Estos no tienen líderes, que se
devuelvan a casa y no hagan la guerra”.
18
Entonces Acab le dijo a Josafat:
—¿Ves?
¿No es como te dije? Este profeta no me dice nada bueno, sino que siempre me
dice lo que no quiero escuchar.
19
Pero Micaías siguió hablando de parte de Dios y le dijo:
—Escucha
este mensaje que el SEÑOR tiene para ti: Vi al SEÑOR sentado en su trono en el
cielo. Todo el ejército del cielo estaba presente con él a su derecha y a su
izquierda. 20 El SEÑOR les dijo: “¿Quién engañará a Acab para que ataque a
Ramot de Galaad y muera ahí?” Los ángeles no estaban de acuerdo en cuanto a qué
hacer. 21 Entonces salió un espíritu y se puso delante del SEÑOR y le dijo:
“¡Yo lo engañaré!” El SEÑOR contestó: “¿Cómo engañarás al rey Acab?” 22 El
ángel dijo: “Confundiré a todos los profetas de Acab. Les diré mentiras a los
profetas para que engañen al rey Acab. Sus profecías serán mentiras”. Así que
el Señor dijo: “¡De acuerdo! Ve y hazlo, que tendrás éxito en engañar al rey
Acab”.
23
Micaías dijo:
—Efectivamente
es lo que ha ocurrido. El SEÑOR ha inspirado a todos tus profetas para que te
engañen. El SEÑOR decidió que todo te saldrá mal.
24
Entonces el profeta Sedequías hijo de Quenaná se acercó a Micaías y le dio una
bofetada. Sedequías le dijo:
—¿De
veras crees que el Espíritu del SEÑOR me ha dejado y ahora habla por ti?
25
Micaías contestó:
—Mira,
pronto verás el día en que tratarás de escapar yendo de cuarto en cuarto.
26
Entonces el rey Acab le ordenó a uno de sus oficiales que arrestara a Micaías.
El rey Acab le dijo:
—Agárrenlo
y llévenselo a Amón, el gobernador de la ciudad, y al príncipe Joás. 27 Diles
que el rey ordena que lo pongan en prisión y que sólo le den un poco de pan y
agua. Manténganlo ahí hasta que yo vuelva de la batalla.
28
Micaías dijo en voz alta:
—¡Escúchenme
todos! Si el rey Acab regresa sano y salvo de esta batalla, el SEÑOR no ha
hablado por mí.
29
Entonces el rey Acab y el rey Josafat fueron a pelear en contra del ejército de
Siria en Ramot de Galaad. 30 Acab le dijo a Josafat:
—Preparémonos
para la batalla. Me disfrazaré para ocultar que soy el rey. Pero tú vístete con
las vestimentas reales.
Así
que el rey de Israel empezó la batalla vestido como cualquiera que no es rey.
31
El rey de Siria tenía treinta y dos comandantes de carros de combate y les dijo
que nadie tenía tanta importancia para él como el rey de Israel. Por eso les
ordenó buscar al rey de Israel y matarlo sin preocuparse por el resto del
enemigo. 32 Así que durante la batalla, los comandantes de carruaje se fijaron
en el rey Josafat pensando que él era el rey de Israel. Cambiaron el rumbo para
atacarlo cuando Josafat comenzó a gritar. 33 Al ver que no era el rey Acab,
dejaron de perseguirlo. 34 Sin embargo, un soldado tiró una flecha al aire, sin
apuntar a nada en particular, la flecha entró por un pequeño espacio entre la
malla y la armadura de Acab, rey de Israel. Entonces Acab le dijo al conductor
del carro: «¡Me hirió una flecha! Sal del área y retirémonos de la batalla».
35
Los ejércitos continuaron en batalla aquel día, y el rey Acab se quedó de pie
en su carro frente al ejército de Siria. La sangre de la herida corría por el
piso del carro y por la tarde, el rey murió. 36 Cuando se ponía el sol,
gritaron en el campamento: «¡Vuelva cada uno a su ciudad y a su propia tierra!»
37 Así murió el rey Acab. Unos hombres llevaron su cuerpo a Samaria y ahí lo
sepultaron. 38 Los hombres limpiaron el carruaje de Acab en el estanque que
está en Samaria, y los perros lamieron la sangre del rey Acab. También las
prostitutas usaron el agua para lavarse. Todo ocurrió tal como el SEÑOR había
dicho.
39
Todo lo que hizo el rey Acab durante la época que gobernó en Israel está
escrito en Las crónicas de los reyes de Israel. Ahí también se comenta sobre el
palacio de marfil y todas las ciudades que el rey construyó. 40 Acab murió y
fue sepultado con sus antepasados. Su hijo Ocozías reinó en su lugar.
Josafat,
rey de Judá
41
Durante el cuarto año del reinado de Acab en Israel, Josafat hijo de Asá llegó
a ser rey de Judá. 42 Josafat tenía treinta y cinco años cuando llegó al poder
y reinó en Jerusalén veinticinco años. Su mamá se llamaba Azuba hija de Siljí.
43 Josafat fue bueno como lo fue su papá antes de él e hizo todo lo que el SEÑOR
consideraba correcto, pero no destruyó los santuarios sobre las colinas. La
gente continuaba ofreciendo sacrificios y quemando incienso en esos lugares,
fuera del templo.
44
Josafat hizo las paces con el rey de Israel. 45 El resto de los hechos de Josafat,
incluso sus hazañas y sus guerras, está escrito en Las crónicas de los reyes de
Judá. 46 Josafat expulsó a los que quedaban de los que se dedicaban a vender
sexo en nombre de un dios. Algunos habían quedado desde el tiempo de su Asá, su
papá. 47 En esa época no había rey que gobernara Edom, y Josafat gobernaba como
rey de Edom.
Los
barcos de Josafat
48
El rey Josafat construyó barcos de carga para ir hasta Ofir a traer oro, pero
los barcos nunca salieron porque se destrozaron en el puerto de Ezión Guéber.
49 El rey de Israel, Ocozías hijo de Acab, se ofreció a ayudarle y le pidió a
Josafat que dejara que unos de sus marineros fueran en los barcos, pero Josafat
no quiso aceptar la ayuda de Ocozías.
50
Josafat murió y fue sepultado con sus antepasados en la Ciudad de David.
Entonces su hijo Jorán reinó en su lugar.
Ocozías,
rey de Israel
51
Ocozías hijo de Acab se convirtió en rey de Israel en el año diecisiete del
reinado de Josafat de Judá. Ocozías gobernó en Samaria por dos años. 52 Él pecó
en contra del SEÑOR y obró igual que su papá Acab, que su mamá Jezabel, y que
Jeroboán hijo de Nabat. Todos estos líderes llevaron a los israelitas a pecar
cada vez más. 53 Ocozías adoró y sirvió al dios falso Baal, como lo hizo su
papá antes de él, e hizo enojar mucho al SEÑOR, Dios de Israel, quien se enojó
con Ocozías igual que con su papá.
Footnotes:
1 Reyes 22:11 cuernos de hierro
Simbolizaban mucha fuerza.
Palabra
de Dios para Todos (PDT)
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Hechos 13:16-41 Palabra de Dios para
Todos (PDT)
16
Pablo se puso de pie y tomó la palabra:
—Israelitas
y también ustedes los que no son judíos y adoran al Dios verdadero, escúchenme.
17 El Dios de este pueblo de Israel eligió a nuestros antepasados, ayudó a
nuestro pueblo a salir adelante mientras vivieron en Egipto y los sacó de allí
con gran poder. 18 Dios tuvo paciencia con ellos durante los cuarenta años que
estuvieron en el desierto. 19 Él destruyó siete naciones en la tierra de Canaán
y les dio a los israelitas esa tierra como herencia. 20 Todo eso sucedió en más
o menos cuatrocientos cincuenta años.
»Después,
Dios les dio jueces hasta el tiempo del profeta Samuel. 21 Entonces el pueblo
pidió un rey. Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, que era de la tribu de
Benjamín, quien fue rey por cuarenta años. 22 Después de destituir a Saúl, Dios
nombró rey a David, de quien dio testimonio: “David, el hijo de Isaí, me agrada
porque está dispuesto a hacer todo lo que yo le diga”.
23
»Dios cumplió su promesa al enviar a Jesús, quien era descendiente de David,
para ser el Salvador. 24 Antes de que Jesús viniera, Juan anunció su mensaje al
pueblo de Israel. Juan les dijo que se bautizaran para demostrar que querían cambiar
su vida. 25 Cuando Juan estaba terminando su trabajo, dijo: “¿Quién creen
ustedes que soy? Yo no soy él, pues él viene después de mí, y no soy digno ni
de desatarle sus sandalias”.
26
»Hermanos, hijos de la familia de Abraham, y ustedes que adoran al Dios
verdadero, escuchen. Este mensaje de salvación ha llegado a nosotros. 27 Los
que viven en Jerusalén y sus líderes no reconocieron a Jesús, y al condenarlo
cumplieron las palabras de los profetas que se leen cada sábado. 28 Ellos no
pudieron encontrar una razón para matar a Jesús, pero le pidieron a Pilato que
lo matara. 29 Cuando ya habían cumplido todo lo que se dijo acerca de Jesús en
las Escrituras, lo bajaron de la cruz y lo pusieron en un sepulcro. 30 Pero
Dios lo resucitó. 31 Después, los que lo habían acompañado desde Galilea hasta
Jerusalén vieron a Jesús durante muchos días. Ahora ellos son sus testigos ante
el pueblo.
32
»Nosotros les anunciamos la buena noticia acerca de la promesa que Dios les
hizo a nuestros antepasados. 33 Como descendientes de ellos, recibimos de parte
de Dios el cumplimiento de la promesa cuando Jesús resucitó de la muerte. Como
dice en el segundo Salmo:
“Tú
eres mi Hijo,
hoy me he convertido en tu Padre” [a]. [b]
34
Dios resucitó a Jesús para que él nunca regrese a la tumba a descomponerse.
Entonces Dios dijo:
“Yo
les daré las promesas verdaderas
y santas que le hice a David”. [c]
35
Por eso dice en otro lugar:
“Tú
no dejarás que tu Santo se pudra en la tumba”. [d]
36
En vida, David hizo lo que Dios quería. Después murió y lo enterraron con sus
antepasados. Su cuerpo se pudrió en la tumba, 37 pero Jesús, al que Dios
resucitó de la muerte, no se pudrió en la tumba. 38-39 Entiendan esto,
hermanos: el perdón que ustedes no pudieron alcanzar por medio de la ley de
Moisés, lo reciben por medio de Jesús. Todo el que tiene fe en él es aprobado
por Dios. 40 Pero tengan cuidado, los profetas dijeron lo que pasaría. No dejen
que eso les pase a ustedes:
41
“¡Escuchen,
ustedes que dudan!
Asómbrense y desaparezcan.
Porque
en su tiempo,
yo haré algo que ustedes no creerán
aun cuando alguien se lo explique”». [e]
Footnotes:
Hechos 13:33 hoy […] tu Padre Textualmente
hoy te engendré.
Hechos 13:33 Cita de Sal 2:7.
Hechos 13:34 Cita de Is 55:3.
Hechos 13:35 Cita de Sal 16:10.
Hechos 13:41 Cita de Hab 1:5.
Palabra
de Dios para Todos (PDT)
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Salmos 138 Palabra de Dios para Todos
(PDT)
Te
alabo de todo corazón
Canción
de David.
138
Yo te alabo de todo corazón;
te entonaré canciones de alabanza delante
de los dioses.
2
Dios
mío, me inclinaré hacia tu santo templo y alabaré tu nombre,
tu fiel amor y tu lealtad.
Tu
nombre está por encima de todos,
porque tú cumples lo que prometes.
3
Dios
mío, cuando te pedí ayuda,
tú me respondiste;
le
diste fortaleza a mi alma
y renovaste mis fuerzas.
4
SEÑOR,
todos los reyes de la tierra te alabarán
cuando escuchen tus palabras.
5
Entonarán
canciones que hablarán de lo que hace el SEÑOR,
porque la gloria del SEÑOR es muy grande.
6
El
SEÑOR ocupa el lugar más alto por encima de todos los demás,
pero aun así, él nunca abandona a los
humildes.
Él
siempre sabe lo que hacen los soberbios
y se mantiene alejado de ellos.
7
Dios
mío, aunque esté angustiado por los problemas,
tú me salvarás;
me protegerás de la furia de mis enemigos.
8
SEÑOR,
tú cumplirás lo que has prometido hacer para mí.
SEÑOR, tu fiel amor es para siempre;
por eso sé que no abandonarás a quienes tú
mismo creaste.
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Proverbios 17:17-18 Palabra de Dios
para Todos (PDT)
17
El
amigo siempre lo estima a uno;
en tiempos difíciles es como un hermano.
18
Sólo
el torpe se compromete
a ser fiador de las deudas de otro.
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