Día 211, DAB Español, Martes 30 de Julio
2 Crónicas 26:1-28:27; Romanos 13:1-14; Salmos 23; Proverbios 20:11 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))
2
Crónicas 26-28 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Reinado de Ozías (2 Re 14,21-22; 15,1-3.5.7)
26 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Ozías que
tenía dieciséis años, y lo proclamaron rey en sustitución de su padre Amasías.
2 Azarías reconstruyó Eilat y la devolvió a Judá, una vez que el rey, su padre,
descansó con sus antepasados. 3 Ozías tenía dieciséis años cuando comenzó a
reinar, y reinó en Jerusalén durante cincuenta y dos años. Su madre se llamaba
Jecolías y era de Jerusalén. 4 Actuó correctamente ante el Señor, como su padre
Amasías.
5 Recurrió a Dios mientras vivió Zacarías, que lo
educó en el respeto a Dios; y mientras recurrió al Señor, Dios le dio
prosperidad. 6 Salió a luchar contra los filisteos, derribó las murallas de
Gat, Jabné y Asdod y edificó ciudades en la comarca de Asdod y en territorio
filisteo. 7 Dios lo ayudó contra los filisteos, contra los árabes de Gur Baal y
contra los meunitas. 8 Los amonitas le pagaban tributo y su fama se extendió
hasta la frontera de Egipto, pues se había hecho muy poderoso.
9 Ozías construyó torres en Jerusalén: sobre la puerta
de la esquina, sobre la puerta del valle, y sobre el ángulo, y las fortificó.
10 Construyó torres en el desierto y abrió muchos pozos, ya que tenía gran
cantidad de ganado en la Sefela y en la llanura; también tenía agricultores y
viñadores en los montes y en las huertas, pues le gustaba la agricultura. 11
Ozías tenía un ejército en pie de guerra, organizado en divisiones, según el
censo elaborado por el escriba Jiel y el comisario Maseías, a las órdenes de
Jananías, uno de los oficiales del rey. 12 El total de cabezas de familia era
de dos mil seiscientos, guerreros valerosos 13 que tenían bajo su mando un
ejército de trescientos siete mil quinientos guerreros esforzados, listos para
socorrer al rey contra el enemigo. 14 Ozías armó a todo el ejército con
escudos, lanzas, cascos, corazas, arcos y hondas. 15 En Jerusalén hizo
construir catapultas inventadas por un experto para colocarlas sobre las torres
y en los ángulos con capacidad para lanzar flechas y pedruscos. Su fama llegó
lejos, pues recibió una ayuda portentosa hasta hacerse muy poderoso.
16 Pero en la plenitud de su poder el orgullo lo llevó
a la perdición y se rebeló contra el Señor, su Dios, entrando al Templo del
Señor para quemar incienso en el altar del incienso. 17 Tras él entró el
sacerdote Azarías, acompañado de ochenta valerosos sacerdotes del Señor, 18 que
se enfrentaron al rey Ozías y le dijeron:
— Ozías, no te corresponde a ti quemar incienso al
Señor, sino a los sacerdotes descendientes de Aarón, consagrados para ello. Sal
del santuario, porque has pecado y no mereces tal honor del Señor Dios.
19 Ozías con el incensario en la mano se encolerizó
contra los sacerdotes y en ese momento le salió lepra en la frente allí mismo,
ante los sacerdotes, en pleno Templo, junto al altar del incienso. 20 Cuando el
sumo sacerdote Azarías y los demás sacerdotes lo miraron y se dieron cuenta de
que tenía lepra en la frente, lo echaron inmediatamente de allí, y él mismo se
apresuró a salir, consciente de que el Señor lo había castigado.
21 El rey Ozías siguió leproso hasta el día de su
muerte, por lo que tuvo que vivir apartado en una casa, pues como leproso tenía
prohibida la entrada en el Templo del Señor. Su hijo Jotán quedó al frente del
palacio y gobernaba al pueblo. 22 El resto de la historia de Ozías, de
principio a fin, fue escrita por el profeta Isaías, hijo de Amón. 23 Cuando
Ozías murió fue enterrado con sus antepasados en un cementerio de propiedad
real, por ser un leproso; su hijo Jotán le sucedió como rey.
Reinado de Jotán (2 Re 15,32-36.38)
27 Cuando comenzó a reinar Jotán tenía veinticinco
años, y reinó en Jerusalén durante dieciséis años. Su madre se llamaba Jerusá y
era hija de Sadoc. 2 Jotán actuó correctamente ante el Señor, como su padre
Ozías, sin profanar el Templo del Señor. Pero el pueblo seguía pervirtiéndose.
3 Construyó la puerta superior del Templo del Señor e hizo otras muchas obras
en la muralla del Ófel 4 Edificó ciudades en la montaña de Judá, y fortalezas y
torres en los bosques. 5 Luchó contra el rey de los amonitas y lo venció; y
aquel mismo año los amonitas le pagaron cien talentos de plata, dos mil
doscientas toneladas de trigo y diez mil de cebada, lo mismo que le pagaron los
dos años siguientes. 6 Jotán se hizo poderoso, porque mantuvo una conducta
correcta ante el Señor su Dios. 7 El resto de la historia de Jotán, con todas
sus guerras y andanzas, está escrito en el libro de los Reyes de Israel y Judá.
8 Cuando comenzó a reinar tenía veinticinco años, y reinó en Jerusalén durante
dieciséis años. 9 Cuando Jotán murió, fue enterrado con sus antepasados en la
ciudad de David y su hijo Ajaz le sucedió como rey.
Reinado de Ajaz (2 Re 16,2-4.19-20)
28 Ajaz tenía veinte años cuando comenzó a reinar, y
reinó en Jerusalén durante dieciséis años. No actuó correctamente ante el
Señor, su Dios, como su antepasado David, 2 sino que siguió los pasos de los
reyes de Israel, llegando incluso a fundir estatuas de los baales. 3 Ofreció
incienso en el valle de Ben Hinón y quemó a su hijo en sacrificio, imitando las
perversas costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante los
israelitas. 4 También ofreció sacrificios y quemó incienso en los santuarios de
los altos, sobre las colinas y bajo cualquier árbol frondoso.
5 El Señor, su Dios, lo entregó en poder del rey de
Siria que, después de derrotarlo, capturó un gran número de prisioneros, que se
llevó a Damasco. También lo entregó en poder del rey de Israel, que le infligió
una gran derrota. 6 Pecaj, el hijo de Remalías, mató en un solo día a ciento
veinte mil judaítas, todos valerosos, por haber abandonado al Señor, Dios de
sus antepasados. 7 Y Zicrí, guerrero efraimita, mató al príncipe Maasías, a
Azricán, mayordomo de palacio, y a Elcaná, lugarteniente del rey. 8 Los
israelitas tomaron de sus hermanos a doscientos mil prisioneros, contando
mujeres, hijos e hijas, y se apoderaron también de un cuantioso botín, que se
llevaron a Samaría. 9 Había allí un profeta del Señor, llamado Obed que salió
al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaría, y les dijo:
— El Señor, Dios de sus antepasados, enfurecido contra
Judá, los ha entregado en poder de ustedes. Pero ustedes los han matado con una
saña que clama al cielo. 10 ¡Y encima pretenden convertir a los habitantes de
Judá y Jerusalén en sus esclavos y esclavas! ¿Acaso ustedes mismos no han
pecado contra el Señor su Dios? 11 Así que, háganme caso y devuelvan a los
prisioneros que han tomado de entre sus hermanos, porque los amenaza la
ardiente cólera del Señor.
12 Algunos jefes efraimitas, como Azarías, hijo de
Yojanán, Berequías, hijo de Mesilemot, Ezequías, hijo de Salún, y Amasá, hijo
de Jadlay, se enfrentaron con el ejército que volvía, 13 diciendo:
— No metan aquí a los prisioneros, porque nos harían
culpables ante el Señor. ¿O es que piensan aumentar nuestros pecados y culpas,
con lo grandes que son, y atraer la cólera ardiente del Señor contra Israel?
14 Entonces la tropa dejó los prisioneros y el botín
ante las autoridades y ante toda la asamblea. 15 Hombres personalmente elegidos
se dispusieron a hacerse cargo de los prisioneros: vistieron a todos los
desnudos con material del botín, los vistieron y calzaron, les dieron de comer
y de beber, los curaron, montaron en burros a los más débiles y los llevaron a
Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Luego regresaron a
Samaría.
16 Por entonces el rey Ajaz pidió ayuda a los reyes de
Asiria, 17 pues los edomitas habían vuelto a atacar a Judá, llevándose
prisioneros; 18 y los filisteos habían invadido las ciudades de la Sefela y del
Négueb, pertenecientes a Judá, y se habían apoderado de Bet Semes, Ayalón y
Guederón, así como de Socó, Timná, Guimzó y de sus aldeas respectivas,
estableciéndose allí. 19 Y es que el Señor humillaba a Judá por culpa de su rey
Ajaz, que había promovido el libertinaje en Judá y había sido absolutamente
infiel al Señor. 20 Cuando llegó Tiglatpiléser, el rey de Asiria, lo asedió, en
vez de ayudarlo. 21 Y aunque Ajaz despojó el Templo, el palacio real y las
casas de las autoridades para pagar al rey de Asiria, no le sirvió de nada. 22
Incluso en los momentos del asedio el rey Ajaz aumentó su infidelidad al Señor,
23 pues ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que lo habían derrotado,
pensando: “Puesto que los dioses de Aram ayudan a sus reyes, les ofreceré
sacrificios y también me ayudarán a mí”. Sin embargo, fueron su perdición y la
de todo Israel.
24 Ajaz reunió los objetos del Templo y los hizo
añicos, cerró las puertas del Templo del Señor y se hizo altares en todos los
rincones de Jerusalén. 25 Construyó también santuarios en cada ciudad de Judá
para quemar incienso a los dioses ajenos, indignando con ello al Señor, Dios de
sus antepasados.
26 El resto de la historia de Ajaz, y todas sus
andanzas de principio a fin, está escrito en el libro de los Reyes de Judá e
Israel. 27 Cuando Ajab murió, fue enterrado en la ciudad de Jerusalén, pero no
lo llevaron al panteón real. Su hijo Ezequías le sucedió como rey.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Romanos
13 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
El cristiano y la autoridad civil
13 Todos deben acatar la autoridad que preside, pues
toda autoridad procede de Dios y las autoridades que existen han sido
establecidas por él. 2 Por tanto, los que se oponen a la autoridad se rebelan
contra lo que Dios ha dispuesto y recibirán su merecido.
3 Los gobernantes, en efecto, no están para intimidar
a los buenos, sino a los malos. ¿Aspiras a no tener miedo de la autoridad? Pues
pórtate bien, y sólo elogios recibirás de ella, 4 ya que está al servicio de
Dios para hacer el bien. Pero, si te portas mal, teme lo peor, pues no en vano
está dotada de poderes eficaces al servicio de Dios para castigar severamente a
los que hacen el mal. 5 Es preciso, por tanto, que ustedes acaten la autoridad,
y no sólo por miedo al castigo, sino como un deber de conciencia. 6 Dígase lo
mismo de los impuestos que pagan; quienes se los exigen son como representantes
de Dios, dedicados precisamente a ese cometido. 7 Den a cada uno lo que le
corresponda, lo mismo si se trata de impuestos que de contribuciones, de
respeto que de honores.
Invitación al amor y a la buena conducta
8 Si con alguno tienen ustedes deudas, que sean de
amor, pues quien ama al prójimo ha cumplido la ley. 9 Porque el no cometerás
adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás y cualquier otro posible mandamiento
se resume en estas palabras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El que ama
no hace daño al prójimo; o sea, que el amor constituye la plenitud de la ley.
11 Conocen ustedes, además, el momento especial en que
vivimos: que ya es hora de despertar del sueño, pues nuestra salvación está
ahora más cerca de nosotros que cuando empezamos a creer. 12 La noche está
avanzada, el día a punto de llegar. Así que renunciemos a las obras de las
tinieblas y equipémonos con las armas de la luz. 13 Comportémonos con el decoro
de quien vive en pleno día: nada de orgías ni borracheras, nada de lujuria ni
desenfreno, nada de contiendas ni envidias. 14 Al contrario, revístanse de
Jesucristo, el Señor, y no fomenten las desordenadas apetencias de la humana
naturaleza.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Salmos
23 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 23 (22)
El Señor es mi pastor
23 Salmo de David.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
2 En verdes praderas me hace descansar,
junto a aguas tranquilas me lleva.
3 El Señor me reconforta,
me conduce por caminos rectos
haciendo honor a su nombre.
4 Aunque camine por valles sombríos
no temeré mal alguno,
porque tú estás conmigo,
tu vara y tu cayado me sosiegan.
5 Ante mí preparas una mesa
delante de mis enemigos,
unges mi cabeza con aceite
y mi copa rebosa.
6 El bien y la bondad estarán conmigo
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
durante días sin fin.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
Proverbios
20:11 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
11 Ya en sus obras anticipa el muchacho
si será pura y recta su conducta.
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y
Edición, Sociedad Bíblica de España
No comments:
Post a Comment