Monday, July 29, 2019

DAB Español, Martes 30 de Julio

Día 211, DAB Español, Martes 30 de Julio

2 Crónicas 26:1-28:27; Romanos 13:1-14; Salmos 23; Proverbios 20:11 (La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH))






2 Crónicas 26-28 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Reinado de Ozías (2 Re 14,21-22; 15,1-3.5.7)
26 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Ozías que tenía dieciséis años, y lo proclamaron rey en sustitución de su padre Amasías. 2 Azarías reconstruyó Eilat y la devolvió a Judá, una vez que el rey, su padre, descansó con sus antepasados. 3 Ozías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante cincuenta y dos años. Su madre se llamaba Jecolías y era de Jerusalén. 4 Actuó correctamente ante el Señor, como su padre Amasías.

5 Recurrió a Dios mientras vivió Zacarías, que lo educó en el respeto a Dios; y mientras recurrió al Señor, Dios le dio prosperidad. 6 Salió a luchar contra los filisteos, derribó las murallas de Gat, Jabné y Asdod y edificó ciudades en la comarca de Asdod y en territorio filisteo. 7 Dios lo ayudó contra los filisteos, contra los árabes de Gur Baal y contra los meunitas. 8 Los amonitas le pagaban tributo y su fama se extendió hasta la frontera de Egipto, pues se había hecho muy poderoso.

9 Ozías construyó torres en Jerusalén: sobre la puerta de la esquina, sobre la puerta del valle, y sobre el ángulo, y las fortificó. 10 Construyó torres en el desierto y abrió muchos pozos, ya que tenía gran cantidad de ganado en la Sefela y en la llanura; también tenía agricultores y viñadores en los montes y en las huertas, pues le gustaba la agricultura. 11 Ozías tenía un ejército en pie de guerra, organizado en divisiones, según el censo elaborado por el escriba Jiel y el comisario Maseías, a las órdenes de Jananías, uno de los oficiales del rey. 12 El total de cabezas de familia era de dos mil seiscientos, guerreros valerosos 13 que tenían bajo su mando un ejército de trescientos siete mil quinientos guerreros esforzados, listos para socorrer al rey contra el enemigo. 14 Ozías armó a todo el ejército con escudos, lanzas, cascos, corazas, arcos y hondas. 15 En Jerusalén hizo construir catapultas inventadas por un experto para colocarlas sobre las torres y en los ángulos con capacidad para lanzar flechas y pedruscos. Su fama llegó lejos, pues recibió una ayuda portentosa hasta hacerse muy poderoso.

16 Pero en la plenitud de su poder el orgullo lo llevó a la perdición y se rebeló contra el Señor, su Dios, entrando al Templo del Señor para quemar incienso en el altar del incienso. 17 Tras él entró el sacerdote Azarías, acompañado de ochenta valerosos sacerdotes del Señor, 18 que se enfrentaron al rey Ozías y le dijeron:

— Ozías, no te corresponde a ti quemar incienso al Señor, sino a los sacerdotes descendientes de Aarón, consagrados para ello. Sal del santuario, porque has pecado y no mereces tal honor del Señor Dios.

19 Ozías con el incensario en la mano se encolerizó contra los sacerdotes y en ese momento le salió lepra en la frente allí mismo, ante los sacerdotes, en pleno Templo, junto al altar del incienso. 20 Cuando el sumo sacerdote Azarías y los demás sacerdotes lo miraron y se dieron cuenta de que tenía lepra en la frente, lo echaron inmediatamente de allí, y él mismo se apresuró a salir, consciente de que el Señor lo había castigado.

21 El rey Ozías siguió leproso hasta el día de su muerte, por lo que tuvo que vivir apartado en una casa, pues como leproso tenía prohibida la entrada en el Templo del Señor. Su hijo Jotán quedó al frente del palacio y gobernaba al pueblo. 22 El resto de la historia de Ozías, de principio a fin, fue escrita por el profeta Isaías, hijo de Amón. 23 Cuando Ozías murió fue enterrado con sus antepasados en un cementerio de propiedad real, por ser un leproso; su hijo Jotán le sucedió como rey.

Reinado de Jotán (2 Re 15,32-36.38)
27 Cuando comenzó a reinar Jotán tenía veinticinco años, y reinó en Jerusalén durante dieciséis años. Su madre se llamaba Jerusá y era hija de Sadoc. 2 Jotán actuó correctamente ante el Señor, como su padre Ozías, sin profanar el Templo del Señor. Pero el pueblo seguía pervirtiéndose. 3 Construyó la puerta superior del Templo del Señor e hizo otras muchas obras en la muralla del Ófel 4 Edificó ciudades en la montaña de Judá, y fortalezas y torres en los bosques. 5 Luchó contra el rey de los amonitas y lo venció; y aquel mismo año los amonitas le pagaron cien talentos de plata, dos mil doscientas toneladas de trigo y diez mil de cebada, lo mismo que le pagaron los dos años siguientes. 6 Jotán se hizo poderoso, porque mantuvo una conducta correcta ante el Señor su Dios. 7 El resto de la historia de Jotán, con todas sus guerras y andanzas, está escrito en el libro de los Reyes de Israel y Judá. 8 Cuando comenzó a reinar tenía veinticinco años, y reinó en Jerusalén durante dieciséis años. 9 Cuando Jotán murió, fue enterrado con sus antepasados en la ciudad de David y su hijo Ajaz le sucedió como rey.

Reinado de Ajaz (2 Re 16,2-4.19-20)
28 Ajaz tenía veinte años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante dieciséis años. No actuó correctamente ante el Señor, su Dios, como su antepasado David, 2 sino que siguió los pasos de los reyes de Israel, llegando incluso a fundir estatuas de los baales. 3 Ofreció incienso en el valle de Ben Hinón y quemó a su hijo en sacrificio, imitando las perversas costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante los israelitas. 4 También ofreció sacrificios y quemó incienso en los santuarios de los altos, sobre las colinas y bajo cualquier árbol frondoso.

5 El Señor, su Dios, lo entregó en poder del rey de Siria que, después de derrotarlo, capturó un gran número de prisioneros, que se llevó a Damasco. También lo entregó en poder del rey de Israel, que le infligió una gran derrota. 6 Pecaj, el hijo de Remalías, mató en un solo día a ciento veinte mil judaítas, todos valerosos, por haber abandonado al Señor, Dios de sus antepasados. 7 Y Zicrí, guerrero efraimita, mató al príncipe Maasías, a Azricán, mayordomo de palacio, y a Elcaná, lugarteniente del rey. 8 Los israelitas tomaron de sus hermanos a doscientos mil prisioneros, contando mujeres, hijos e hijas, y se apoderaron también de un cuantioso botín, que se llevaron a Samaría. 9 Había allí un profeta del Señor, llamado Obed que salió al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaría, y les dijo:

— El Señor, Dios de sus antepasados, enfurecido contra Judá, los ha entregado en poder de ustedes. Pero ustedes los han matado con una saña que clama al cielo. 10 ¡Y encima pretenden convertir a los habitantes de Judá y Jerusalén en sus esclavos y esclavas! ¿Acaso ustedes mismos no han pecado contra el Señor su Dios? 11 Así que, háganme caso y devuelvan a los prisioneros que han tomado de entre sus hermanos, porque los amenaza la ardiente cólera del Señor.

12 Algunos jefes efraimitas, como Azarías, hijo de Yojanán, Berequías, hijo de Mesilemot, Ezequías, hijo de Salún, y Amasá, hijo de Jadlay, se enfrentaron con el ejército que volvía, 13 diciendo:

— No metan aquí a los prisioneros, porque nos harían culpables ante el Señor. ¿O es que piensan aumentar nuestros pecados y culpas, con lo grandes que son, y atraer la cólera ardiente del Señor contra Israel?

14 Entonces la tropa dejó los prisioneros y el botín ante las autoridades y ante toda la asamblea. 15 Hombres personalmente elegidos se dispusieron a hacerse cargo de los prisioneros: vistieron a todos los desnudos con material del botín, los vistieron y calzaron, les dieron de comer y de beber, los curaron, montaron en burros a los más débiles y los llevaron a Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Luego regresaron a Samaría.

16 Por entonces el rey Ajaz pidió ayuda a los reyes de Asiria, 17 pues los edomitas habían vuelto a atacar a Judá, llevándose prisioneros; 18 y los filisteos habían invadido las ciudades de la Sefela y del Négueb, pertenecientes a Judá, y se habían apoderado de Bet Semes, Ayalón y Guederón, así como de Socó, Timná, Guimzó y de sus aldeas respectivas, estableciéndose allí. 19 Y es que el Señor humillaba a Judá por culpa de su rey Ajaz, que había promovido el libertinaje en Judá y había sido absolutamente infiel al Señor. 20 Cuando llegó Tiglatpiléser, el rey de Asiria, lo asedió, en vez de ayudarlo. 21 Y aunque Ajaz despojó el Templo, el palacio real y las casas de las autoridades para pagar al rey de Asiria, no le sirvió de nada. 22 Incluso en los momentos del asedio el rey Ajaz aumentó su infidelidad al Señor, 23 pues ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que lo habían derrotado, pensando: “Puesto que los dioses de Aram ayudan a sus reyes, les ofreceré sacrificios y también me ayudarán a mí”. Sin embargo, fueron su perdición y la de todo Israel.

24 Ajaz reunió los objetos del Templo y los hizo añicos, cerró las puertas del Templo del Señor y se hizo altares en todos los rincones de Jerusalén. 25 Construyó también santuarios en cada ciudad de Judá para quemar incienso a los dioses ajenos, indignando con ello al Señor, Dios de sus antepasados.

26 El resto de la historia de Ajaz, y todas sus andanzas de principio a fin, está escrito en el libro de los Reyes de Judá e Israel. 27 Cuando Ajab murió, fue enterrado en la ciudad de Jerusalén, pero no lo llevaron al panteón real. Su hijo Ezequías le sucedió como rey.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Romanos 13 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
El cristiano y la autoridad civil
13 Todos deben acatar la autoridad que preside, pues toda autoridad procede de Dios y las autoridades que existen han sido establecidas por él. 2 Por tanto, los que se oponen a la autoridad se rebelan contra lo que Dios ha dispuesto y recibirán su merecido.

3 Los gobernantes, en efecto, no están para intimidar a los buenos, sino a los malos. ¿Aspiras a no tener miedo de la autoridad? Pues pórtate bien, y sólo elogios recibirás de ella, 4 ya que está al servicio de Dios para hacer el bien. Pero, si te portas mal, teme lo peor, pues no en vano está dotada de poderes eficaces al servicio de Dios para castigar severamente a los que hacen el mal. 5 Es preciso, por tanto, que ustedes acaten la autoridad, y no sólo por miedo al castigo, sino como un deber de conciencia. 6 Dígase lo mismo de los impuestos que pagan; quienes se los exigen son como representantes de Dios, dedicados precisamente a ese cometido. 7 Den a cada uno lo que le corresponda, lo mismo si se trata de impuestos que de contribuciones, de respeto que de honores.

Invitación al amor y a la buena conducta
8 Si con alguno tienen ustedes deudas, que sean de amor, pues quien ama al prójimo ha cumplido la ley. 9 Porque el no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás y cualquier otro posible mandamiento se resume en estas palabras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El que ama no hace daño al prójimo; o sea, que el amor constituye la plenitud de la ley.

11 Conocen ustedes, además, el momento especial en que vivimos: que ya es hora de despertar del sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando empezamos a creer. 12 La noche está avanzada, el día a punto de llegar. Así que renunciemos a las obras de las tinieblas y equipémonos con las armas de la luz. 13 Comportémonos con el decoro de quien vive en pleno día: nada de orgías ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de contiendas ni envidias. 14 Al contrario, revístanse de Jesucristo, el Señor, y no fomenten las desordenadas apetencias de la humana naturaleza.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Salmos 23 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Salmo 23 (22)
El Señor es mi pastor
23 Salmo de David.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
2 En verdes praderas me hace descansar,
junto a aguas tranquilas me lleva.
3 El Señor me reconforta,
me conduce por caminos rectos
haciendo honor a su nombre.
4 Aunque camine por valles sombríos
no temeré mal alguno,
porque tú estás conmigo,
tu vara y tu cayado me sosiegan.
5 Ante mí preparas una mesa
delante de mis enemigos,
unges mi cabeza con aceite
y mi copa rebosa.
6 El bien y la bondad estarán conmigo
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
durante días sin fin.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

Proverbios 20:11 La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
11 Ya en sus obras anticipa el muchacho
si será pura y recta su conducta.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España

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